Alvito de León

De Wikipedia, la enciclopedia libre

San Alvito, Albito, Aloito o Aloyto Aloítez de Saavedra (? - Sevilla, 1063) fue obispo de León entre 1057 y 1063.

Fue hijo de Aloito Fernández de Saavedra, que fue ricohombre y mayordomo mayor del rey Bermudo II de León, y de Urraca López de Lemos; su hermano mayor Arias Aloitiz heredó los estados de su padre, que incluían el castillo de Arias y el territorio de Parga, Villalba y Mondoñedo.[1][2]

Algunos autores lo mencionan como confesor del rey Fernando I de León,[3]​ monje y abad benedictino del monasterio de Sahagún[4][5][6]​ o del de Samos,[7][8]​ quizás confundiéndolo con otro prelado del mismo nombre.[9]​ Consta su presencia al frente de la diócesis en varios documentos desde mayo del año 1057, después de la renuncia de su antecesor Cipriano.[10][11]

En el año 1063 el rey Fernando organizó una expedición contra las taifas del sur peninsular, y tras sus éxitos militares envió a Sevilla a Albito y al obispo de Astorga Ordoño con la misión de recuperar el cuerpo de Santa Justa; no consiguieron encontrar los restos de esta, pero sí los de San Isidoro, quien revelándose a Albito le comunicó el lugar de su sepultura, anunciándole también su próxima muerte. Efectivamente, el obispo leonés murió una semana después de hallar el sepulcro del santo, y Ordoño regresó a León con los cuerpos de ambos.[12]​ En presencia del abad de Silos Santo Domingo, San Isidoro fue depositado en la iglesia de San Juan y Albito en la iglesia de Santa María de Regla;[13]​ según la tradición, antes de que Albito fuese sepultado, San Isidoro se apareció al rey Fernando reclamando que su cuerpo estuviera presente en el entierro del de Albito, como finalmente se hizo.[14]

Aunque no fue canonizado ni tuvo rezo oficial, fue venerado como santo en la iglesia de León. En el santoral español aparece el 5 de septiembre[15]​ o el 8 de noviembre.[16]

Referencias[editar]

Al grande Alvito este sepulcro encierra,
Prelado venturoso:
A quien el trono episcopal dio Cristo,
Mirándole amoroso.
Los que a Cristo adorais, decid: "perdónale
¡Oh monarca del cielo!
Otórgale el gozar de eterna vida
Y el ver tu faz sin velo"
.[17]
  1. Luis Vilar y Pascual: Diccionario histórico, genealógico y heráldico de las familias ilustres de la monarquía española, tomo II, p. 388.
  2. Francisco Piferrer: Nobiliario de los reinos y señoríos de España, tomo II, pp. 181-182.
  3. Gil González Dávila: Teatro eclesiástico de las iglesias metropolitanas y catedrales de los reinos de las dos Castillas, pp. 395-398.
  4. Prudencio de Sandoval: Fundaciones de los monasterios del glorioso Padre San Benito, p. 86.
  5. Antonio de Yepes: Coronica general de la Orden de San Benito, a. 1063.
  6. José Pérez, Romualdo Escalona: Historia del Real Monasterio de Sahagún, libro II, cap. III.
  7. Enrique Flórez: España sagrada, vol. XVI, pp. 180-181.
  8. Manuel Risco: España sagrada, vol. XXXV, pp. 72-97.
  9. M. Risco: España sagrada vol. XXXVI, en contestación a la refutación de Escalona a Flórez.
  10. Juan de Dios Posadilla: Episcopologio legionense, tomo I, pp. 163-173.
  11. Francisco Trujillo García: La Iglesia de León, pp. 149-154.
  12. Enrique Flórez: España sagrada, vol. IX, pp. 206-212.
  13. Todavía no estaba consagrada como catedral.
  14. Lo relata Lucas de Tuy: Libro de los miraglos de Sant Isidro arçobispo de Sevilla, cap. IX, traducción al castellano de Juan de Robles (1525).
  15. Eustaquio María de Nenclares: Santoral español, pp. 238-246.
  16. Joaquín Lorenzo Villanueva: Año christiano de España, vol. XI, pp. 128-130.
  17. Epitafio de San Alvito, reproducido por Fidel Fita y Aureliano Fernández-Guerra: Reciente hallazgo del primitivo sepulcro de San Alvito (1866).