Tramoya

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Bóveda de la parrilla del torreón de tramoya en el Teatro Katona József, en Kecskemét, Hungría.

La tramoya es el conjunto de máquinas e instrumentos con los que se efectúan, durante la representación teatral, los cambios de decorado y los efectos especiales. En su origen, designaba a una sola máquina empleada para las transformaciones mágicas de los actores y del decorado[1]​ Coloquialmente ha llegado a usarse como sinónimo de teatro o mundo del teatro.

Se llama tramoyista o "maquinista" al especialista que atiende las tareas y el manejo de tramoyas en el espacio escénico.

Evolución histórica[editar]

En Grecia[editar]

Los prismas triangulares («Periaktoi», "periaktas") de la tramoya griega.

En los teatros de la Grecia Antigua la maquinaria se ocultaba en las alas de la skené, entre el pórtico y la orchesta. Entre los recursos de tramoya estaban: las "periaktas" (pequeñas pirámides decoradas que giraban sobre un eje); primitivos sistemas de grúa para hacer descender y ascender a los dioses; plataformas de madera móviles, para transportar decorados; máquinas de truenos; telones pintados para crear diferentes fondos de escenario; estatuas de atrezzo y juegos de antorchas para simular rayos y otros fenómenos.[2]

En Roma[editar]

Los romanos, infatigables ingenieros, desarrollaron todo tipo de recursos de tramoya con un realismo muy superior al del teatro griego y mayor juego de elementos tridimensionales. Incorporaron al espectáculo distintas fantasías acuáticas, desde simples fuentes a piscinas donde se desarrollaban combates con naves y otras 'maravillas'.[3]

En la Edad Media[editar]

Con la Edad Media, los efectos de tramoya alcanzaron verdadero protagonismo en las representaciones: complicados juegos con poleas, plataformas movibles, trucos y estructuras (como monstruos y demonios que abrían y cerraban sus fauces), admiraban al público no sólo en los misterios religiosos, sino también en puestas en escena de diversos temas profanos.

En el Renacimiento y el Barroco[editar]

Los humanistas italianos incorporaron los juegos de perspectiva y profundidad con decorados pintados en fuga, aumentando el número de bastidores ("aforando") e inclinando el suelo del escenario; también introdujeron el "telón de boca" (ese gran lienzo que en el teatro tradicional cae y se levanta y se cierra y se abre separando al público del desarrollo del espectáculo sobre el escenario).

El teatro del Siglo de Oro reforzó tímidamente los juegos de poleas y el sistema de escotillones (para hacer aparecer y desaparecer a los actores). Entre los curiosos objetos empleados como escenografía había montañas y rocas, grandes "carras", proas o popas, y una estructura giratoria llamada "bofetón".[4]

Pero la gran aportación del teatro a la italiana al espacio escénico llegó con el torreón de tramoya o Torre de Escenario, una estructura diáfana capaz de albergar galerías de trabajo en distintos niveles, y zonas reservadas a la maquinaria del "telar" y el "peine". Otra de las ventajas del torreón de tramoya fue el aprovechamiento combinado de los recursos del suelo del escenario, el foso y el contrafoso.[5][6]

Comedias de magia y comedias heroicas[editar]

En el siglo XVIII, la tramoya fue esencial en subgéneros teatrales tan populares como las comedias de magia, usándose complicadas maquinarias de poleas, grúas y trampas para hacer flotar, volar o desaparecer a los actores de la trama.[7]​ Otro paraíso de los tramoyistas fueron las comedias heroicas, y su aparatosa tramoya y escenografía (edificios trucados que se derrumban, incendios, desfiles, batallas, cañonazos, heridas, bombas, pólvora, duelos a espada).

Los efectos ópticos[editar]

En la segunda mitad del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX, se amplían las posibilidades de los tramoyistas gracias al aprovechamiento y desarrollo teatral de las sombras chinescas y a inventos como la linterna mágica y otros recursos de efectos ópticos.[8]

Siglos XX y XXI[editar]

"Jardín de fuego" en el Royal National Theatre, para recibir a la Antorcha Olímpica en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Los avances técnicos, la robótica y la revolución cibernética han distorsionado el objetivo original de la tramoya, sin dejar de alimentarlo: los escenarios múltiples sincronizados y giratorios, el uso de pantallas móviles, las sofisticadas innovaciones en efectos de sonido e iluminación, la aplicación de recursos escenográficos derivados de otras artes como el vídeo, el cine y la televisión, han convertido el arte de la tramoya en un inmenso holograma, que continúa creciendo. Quizá el ejemplo más plástico y universal de la puesta en práctica de la suma de los nuevos recursos escénicos son las ceremonias de apertura y clausura de unos juegos olímpicos.

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Gómez García, Manuel (1997). Diccionario del teatro. Madrid, Ediciones Akal. pp. 842 - 843. ISBN 8446008270. 
  2. López de Guereñu, Javier (1998). Decorado y Tramoya. Ciudad Real, Ñaque Editora. pp. 15 - 22. ISBN 8489987068. 
  3. Javier López de Guereñu, "Decorado y Tramoya", p. 16
  4. Javier López de Guereñu, "Decorado y Tramoya", p. 18
  5. Javier López de Guereñu, "Decorado y Tramoya", pp. 19 - 21
  6. "Torreón de tramoya", estudio en el sitio auladelasartes Archivado el 7 de abril de 2010 en Wayback Machine. Consultado en diciembre de 2013
  7. Rafael Gómez Alonso, "La comedia de magia como precedente del espectáculo fílmico", en Historia y Comunicación Social, vol. 7 (2002) pp. 89-107.
  8. Los ecos de una lámpara maravillosa: la linterna mágica en su contexto mediático, por Francisco Javier Frutos Esteban Consultado en diciembre de 2013

Enlaces externos[editar]