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Batalla de Baecula

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Batalla de Baecula
Parte de Segunda guerra púnica

Busto de Escipión el Africano en su época de senador.
Fecha 208 a. C.
Lugar Baecula, última sugerencia en el cerro de las Albahacas, en el término municipal de Santo Tomé, Jaén España.[nota 1]
Coordenadas 38°01′00″N 3°06′00″O / 38.016667, -3.1
Resultado Victoria romana
Beligerantes
República cartaginesa República romana
Comandantes
Asdrúbal Barca Publio Cornelio Escipión
Cayo Lelio
Marco Junio Silano
Fuerzas en combate
20 000[1]​-30 000[2]​ (estimación moderna) 4[3]​-6[4]legiones romanas, alas itálicas y auxiliares
Bajas
8000 muertos[5]​ y 10 000 infantes y 2000 jinetes capturados[6][7] Desconocidas

La batalla de Baecula fue un enfrentamiento armado librado en el 208 a. C., en el contexto de la segunda guerra púnica, entre el ejército de la República cartaginesa, liderado por Asdrúbal Barca, y las legiones de la República romana, a las órdenes de Publio Cornelio Escipión.

Fue la primera gran batalla de Escipión después que tomara el mando del ejército en la península ibérica. Terminó en una victoria para Roma, aunque no impidió a Asdrúbal escapar con rumbo a la península itálica, donde encontraría su final un año después, en Metauro.

Antecedentes

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Hispania púnica

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En 237 a. C. Amílcar Barca desembarcó en Gades (Cádiz) bajo iniciativa propia y contra la voluntad del Sufete (Senado cartaginés),[8][9]​ fundando sin consultar la colonia de Akra Leuké (Alicante).[10][11]​ y conquistando gran parte de la península ibérica.[12]​ Enriqueció a su tierra natal enviando grandes cantidades de caballos, armas, mercenarios y dinero.[13]​ Tras su muerte en combate en 228 a. C.,[14]​ su yerno, Asdrúbal el Bello, fundó Qart Hadasht (Cartagena)[11][15]​ y otra colonia de nombre desconocido,[16]​ ganándose el apoyo de los locales mediante la diplomacia más que la fuerza,[17]​ llegando a casarse con una princesa ibera,[18]​ «una sabia medida política para independizarse de Cartago y vincularse a la Península».[19]​ Murió en combate en 221 a. C.,[18]​ asumiendo el mando del ejército púnico en la península ibérica el hijo mayor de Amílcar, Aníbal Barca, quien también se casó con una princesa nativa y tras tomar Sagunto, la reconstruyó como una colonia africana.[20]

Según historiadores modernos: «Los Bárcidas fundaron en la Península una verdadera monarquía y gobernaron como auténticos monarcas helenísticos»,[21]​ llegando a fundar personalmente colonias de gente de su país de origen en los territorios conquistados, tal como los Argéadas, Lágidas y Seléucidas. Al parecer, Amílcar habría organizado este reino, que ocupaba la Turdetania y el Levante.[19]​ Debe mencionarse que producto de las guerras sicilianas, desde inicios del siglo IV a. C., los púnicos estaban muy helenizados, especialmente su panteón religioso.[22]

Sin embargo, tanto Amílcar como Aníbal nunca quisieron romper con Cartago, posiblemente por sentimentalismo,[21]​ al contrario de Asdrúbal, que fue acusado de querer formalizar un reino independiente en la península[23][24]​ pero nunca dejando de estar pendientes del Sufete.[25][26]​ Pero tanto este último como Aníbal fueron «verdaderos caudillos hispanos» y considerados como reyes por los nativos al casarse con hijas de[21]reguli, «régulos», reyezuelos que gobernaban grupos de poblados, la forma de monarquía más frecuente de la península.[27]​ Esto explica por qué ambos fueron elegidos comandantes del ejército púnico en Hispania por los soldados, principalmente nativos, y luego ratificados por el Sufete.[19]

Pero esta no es una opinión unánime entre los historiadores, ya que algunos creen que en realidad, los Bárcidas seguían una política orquestada por el Sufete de expandirse por la cuenca del Betis (Guadalquivir) y la costa desde el cabo de la Nao.[28]​ Asimismo, afirman que: «aunque el hecho de que llamara también Cartago [Qart Hadasht] a su fundación parece sugerir que, más que un reino independiente, pretendía que fuera una ciudad hermana de la metrópoli».[29]

Guerra en Hispania

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Mapa de la guerra en la península hasta la derrota y muerte de los dos Escipiones en 211 a. C..

En 218 a. C., mientras Aníbal estaba en la península itálica, los hermanos Publio y Cneo Cornelio Escipión Calvo fueron enviados a Hispania para impedir a las fuerzas cartaginesas ahí enviar refuerzos al Barca. Estos generales romanos estuvieron en operaciones hasta su muerte en batalla en el 211 a. C..

Cuando desembarcó en la península el joven procónsul[nota 2]Publio Cornelio Escipión ningún ejército cartaginés estaba cerca de Qart Hadasht,[32]​ lo que aprovechó para tomarla en 209 a. C. y renombrarla Cartago Nova.[33]​ Ahí permaneció un tiempo[34]​ hasta que resolvió avanzar hacia Tarraco (Tarragona).[35]

Campaña

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Escipión pasó el invierno en Tarraco aprovechando para ganarse el apoyo de los jefes locales liberando a sus familiares que tenía como rehenes.[36]​ Para ello tuvo la ayuda de Edeco (Edetón), régulo de los edetanos, cuya familia había sido capturada por las legiones en Cartago Nova[37]​ y deseaba obtener beneficios de una alianza con Roma.[38]​ El edetano se presentó en Tarraco con sus parientes y aliados[39]​ pidiendo una reunión con el general.[40]​ Este último, entendiendo la oportunidad, le concedió lo que pedía y aseguró su alianza.[41][42]​ Luego lo envió de vuelta a su país, donde convenció a los suyos de favorecer a los romanos.[43]​ Pronto, los africanos perdieron el apoyo de la mayoría de los iberos.[44]

Mapa ilustrativo de las campañas hispánicas de Escipión.

Dos grandes régulos molestos con Cartago, Andobales y Mandobio, porque Asdrúbal les había exigido rehenes[45]​ (tratándolos como esclavos)[46]​ y fuertes contribuciones económicas[45]​ ya que tras vencer y matar al padre y el tío de Escipión, creyeron que la península era suya y trataron muy mal a los nativos.[47]​ Una noche abandonaron el campamento púnico rumbo a un fuerte.[48]

Estas revueltas y la llegada de los romanos preocupó de sobremanera a Asdrúbal.[49]​ Quien se decidió a presentar batalla,[50]​ en caso de vencer no sabía qué haría aún pero si era vencido cruzaría a la Galia, reclutaría locales y se uniría a su hermano mayor.[51]​ Sabedor de esto, Escipión escuchó los consejos del legado Cayo Lelio y las órdenes del Senado antes de marchar contra el africano, sumando en el camino numerosos iberos.[52]​ Fue entonces cuando se reunió con Andobales, con quien llevaba mucho tiempo comunicándose.[53]​ El general le prometió a este y otros jefes que no les exigiría rehenes[54]​ con lo que fue aclamado como un rey[55]​ y juraron obedecerlo.[56]​ Tras esto, los jefes fueron a sus tierras por sus huestes y las sumaron a las legiones.[57]

Localización

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Tradicionalmente el escenario de la batalla se ha ubicado en las cercanías de Bailén, no tanto por cierta similitud fonética (que algunos autores han alegado) como por la posición estratégica de este enclave,[58][59][60]​ y también por un texto de Polibio donde se menciona Cástulo como cercana a Baecula.[nota 3]

Pero recientes hallazgos de investigadores de la Universidad de Jaén terminan por concluir que el escenario de la batalla se sitúa en las cercanías de la población actual de Santo Tomé, a unos 60 km al este de Cástulo, identificando el oppidum de Turruñuelos con la población de Baecula que citan las fuentes clásicas;[61]​ próximo a este oppidum se encuentra el Cerro de las Albahacas, estratégicamente rodeado en un flanco por un río. Allí, según estos investigadores, habría estado el campamento de Asdrúbal Barca, mientras que a cuatro kilómetros se habría situado el de Escipión. Casi mil quinientos objetos encontrados relacionados con impedimenta militar de ambos ejércitos avalan estas conclusiones.[nota 4]​ Las campañas de prospección arqueológica realizadas en 2006 y 2007 por el Centro Andaluz de Arqueología Ibérica han aportado hallazgos que confirmarían esta posibilidad, como restos de armas y monedas púnicas que datan de la época de la batalla. Por otro lado, Alicia María Canto (UAM), cuestiona desde 2004 dicha localización por diferentes motivos (que incluyen las fuentes antiguas), y sigue prefiriendo ubicar Baecula en el triángulo de Bailén-Linares-La Carolina.[nota 5]​ Posteriormente, la misma autora volvería a negar la posibilidad que la batalla sucediera en el actual Santo Tomé.[62]

Entre el 24 y el 26 de noviembre de 2011 se celebró en la Universidad de Jaén un congreso internacional de título “La Segunda Guerra Púnica en la península ibérica”, donde, además de estudiar el tema propuesto, se presentó el "Proyecto Baecula"; sus ponencias serán publicadas en el futuro.[nota 6]

El debate entre ambas posiciones continúa siendo periódicamente objeto de interés de la prensa nacional.[nota 7]

Por el continuo estudio de la zona donde ocurrió la batalla, Baecula ha sido comparada con otros centros arqueológicos donde ocurrieron grandes enfrentamientos, como Kalkriese y Harzhorn. La diferencia está en que sólo Baecula fue una batalla campal según terminología militar actual.[63]

Fuerzas enfrentadas

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Cartagineses

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Durante el gobierno de Asdrúbal el Bello el ejército creció a 60 000 infantes, 8000 jinetes y 200 elefantes de guerra,[18]​ principalmente turdetanos e iberos.[19]​ Mientras que al momento del asedio de Sagunto había crecido a 150 000 efectivos,[64]​ de los que 90 000 infantes, 12 000 jinetes[65]​ y 37 elefantes[66]​ partieron con Aníbal rumbo a Italia, aunque sólo 50 000 guerreros de a pie y 9000 montados lo acompañaron hasta los Pirineos.[67]​ De las tropas que permanecieron en Hispania, al momento de desembarcar Escipión, estaban divididas en tres ejércitos separados:[68]​ según Polibio Magón Barca estaba cerca las Columnas de Hércules, Asdrúbal Barca, estaba en la Carpetania y Asdrúbal Giscón cerca de la desembocadura del Tagus (Tajo), en la Lusitania;[32]​ en cambio, Tito Livio dice que Magón estaba en Cástulo (Linares), Asdrúbal Barca en las cercanías de Sagunto, en la cuenca del Iber (Ebro) y Giscón entre Gades y el Océano Atlántico.[69]

Respecto a la fuerza de Asdrúbal Barca, Duncan Head cree que probablemente contara con 25 000 a 30 000 combatientes.[2]​ El historiador canadiense Richard A. Gabriel cree que Asdrúbal debía contar con 20 000 a 25 000 combatientes, los que unidos a los demás generales llegaban a 70 000 efectivos.[1]​ El Barca debió salvar dos tercios de su ejército al retirarse y que las bajas cartaginesas en la batalla fueron mucho menos que 10 000. Según él, después del combate Asdrúbal aún contaba con 14 000 a 16 000 hombres, los que sumados a los otros dos ejércitos púnicos sumaban más de 60 000 soldados.[70]

Romanos

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Escipión desembarcó en la península con apenas dos legiones romanas, es decir,[3]​ según Livio 10 000 infantes, 1000 jinetes[71]​ y 30 quinquerremes,[72]​ o según Apiano 10 000 infantes y 500 jinetes, porque con Aníbal en Italia era imposible enviar un contingente mayor.[73]​ Se sumaron los restos del ejército de su padre y su tío, las tropas traídas por Cayo Claudio Nerón desde Puteoli (Pozzuoli)[71]​ y contingentes de guerreros aliados.[74]​ Nerón fue reemplazado por el propretor Marco Junio Silano.[75]​ Es posible que contara con unos 35 000 a 40 000 romanos y nativos.[2]​ Gabriel cree que Escipión disponía de 28 000 infantes y 1600 jinetes al tomar Cartago Nova, con bajas mínimas, y pasó los siguientes meses recibiendo refuerzos hasta completar una fuerza equivalente a seis legiones, unos 34 000 romanos y aliados. A este contingente se le habrían sumado hasta 6000 a 12 000 íberos durante su marcha al sur, pasando los 40 000 hombres.[4]

Batalla

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Escaramuza

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Al llegar Escipión esperó pues, aunque deseoso de atacar, temía la solidez de la posición enemiga,[76]​ pero tras dos días decidió que debía luchar antes de que llegaran los otros dos ejércitos púnicos.[77]​ Los puestos de avanzadillas de la caballería púnica estaban por delante del campamento y sufrieron el primer embate de los vélites al arribar los romanos a la zona.[78]​ Los jinetes africanos volvieron a su campamento y los vélites se aproximaron mucho al recinto.[79]​ Este éxito dio ánimos a los romanos, que empezaron a construir su castra (campamento).[80]

Ataque de los vélites

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El lugar del enfrentamiento fue elegido por Asdrúbal,[81]​ quien tenía un río en retaguardia[82][83]​ y su campamento construido sobre la cresta de una colina[83]​ que formaba una amplia meseta,[84]​ al frente estaban las llanuras donde desplegar sus fuerzas,[83]​ las laderas de ambos lados eran muy escarpadas pero un tramo bajo la cresta había una planicie ligeramente inclinada, luego volvía a haber una ladera escarpada.[82]

Escipión preparó sus vélites y una tropa de infantería al pie de la colina y les ordenó cargar hacia la cresta,[85]​ cabalgando entre soldados señalando al enemigo diciendo que este había abandonado toda esperanza de victoria en la planicie y buscaba refugio en las alturas,[86]​ pero que ellos ya habían conquistado Cartago Nova sin que los muros, la colina ni el mar pudieran detenerlos.[87]​ Finalmente, anunció que de nada servirían esos acantilados para los africanos salvo para obligarlos a saltarlos cuando las legiones tomaran la posición. Dos cohortes fueron a defender la entrada del valle por donde pasaba el río y a bloquear el camino que llevaba desde la Baecula hasta la colina.[88]

Estas tropas ligeras avanzaron, inicialmente sin mayor dificultad que la escarpada pendiente, hasta que chocaron con la infantería púnica[89]​ y sirvientes civiles que defendían la planicie inferior y que les arrojaba todo tipo de proyectiles, a lo que respondieron lanzándoles piedras.[90]​ A pesar de la lluvia de misiles siguieron subiendo por su determinación y entrenamiento.[91]​ Finalmente alcanzaron la segunda planicie y ahí pudieron demostrar sus superiores habilidades para el combate cuerpo a cuerpo. Las tropas cartaginesas en la zona, acostumbradas a luchar a distancia, fueron forzadas a retroceder con grandes pérdidas hacia la meseta superior donde estaba el campamento.[92]

Flanqueo

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Asdrúbal permaneció a la espera hasta cuando entendió que los romanos estaban teniendo éxito en su ataque, así decidió enviar refuerzos a defender la posición.[93]​ El general romano respondió enviando al resto de sus tropas ligeras en apoyo de su vanguardia para un ataque frontal mientras, con la mitad de la caballería y legionarios flanqueaba a los púnicos por la izquierda[94][95]​ y Lelio hacia lo mismo por la derecha con la otra mitad.[94][96]

Entre tanto, Asdrúbal intentaba organizar y sacar al resto de sus fuerzas del campamento, había esperado demasiado y no alcanzaron a desplegarse.[97]​ Los púnicos intentaron girar sus alas para enfrentar el flanqueo pero, ante los gritos que provenían de todas partes, sólo se desordenaron.[98]​ Las alas romanas ya habían subido las laderas y aprovechando el desorden, cayeron sobre los flancos africanos con el enemigo aún en desorden, haciéndolo huir.[99]​ Los cartagineses intentaron retroceder para evitar que los flancos romanos pudieron rodearlos y atacarlos por la retaguardia, pero al intentarlo su frente simplemente se rompió y el centro romano cargo con todo para conquistar la primera meseta,[100]​ algo que jamás hubiera ocurrido si la línea cartaginesa hubiera aguantado con los elefantes en la línea de combate.[101]

Finalmente, los flancos romanos lograron cortar la retirada del enemigo al rodearlo.[102]​ Se desplegaron destacamentos en todas partes para bloquear todos las posibles rutas de huida. Asdrúbal y sus oficiales cerraron las puertas del campamento, dejando a fuera a muchos hombres. Dentro del lugar, los elefantes, asustados, aumentaban el caos.[5]​ Según Polibio, Barca nunca tuvo la intención de luchar hasta el final;[103]​ y probablemente su objetivo siempre fue retirarse y salvar a su ejército de un enemigo numéricamente superior, y en cuanto vio a los romanos haciendo dos grandes movimientos de flanqueo decidió enviar a su infantería menos valiosa a sostener el frente y enviar a parte de su infantería pesada a proteger las alas.[104]​ Luego, tomó su dinero, los elefantes y los fugitivos que pudo reunir y se retiró.[105]​ Escipión se dedicó a saquear su campamento.[106]

Consecuencias

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Trato a los prisioneros

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Los romanos hicieron prisioneros a 2000 jinetes y 10 000 infantes.[6][7]​ Fueron presentándose uno por uno ante Escipión y le juraron personalmente lealtad (devotio ibérica), llamándole rex, «rey»,[107][108][109]​ empezando Edeco y Andobales con tal reverencia sin que el general lo notara.[110]​ Probablemente régulos como Edeco e Índibil eran conscientes de que juraban lealtad a un general con un mandato cívico-militar que representaba a una república, pero para los guerreros comunes era la clásica devotio ibérica ante sus régulos o caudillos.[27]

Poco después se enteró de tal trato[111]​ e hizo reunir a todos los iberos y les anunció que él no era un rey y no deseaba que nadie lo llamara así sino que «general»,[112][113]imperator.[114]​ Según Polibio, demostraba que, aunque joven, pensaba con la cabeza fría y se negaba a intentar coronarse a pesar de su juventud y éxitos.[115]​ Actitud que mantuvo aún de mayor, cuando había vencido a Cartago en Hispania y África y derrocado a muchos reyes asiáticos, jamás intento ceñirse la púrpura.[116]​ La reacción de Escipión que relata Polibio puede interpretarse como un deseo de enaltecer a dicha figura (los descendientes del general eran mecenas del historiador), el desprestigio que tenía la monarquía entre los romanos[27]​ y lo peligroso que resultaba para un ciudadano ser acusado de ambicionar el título de rey.[114]

Para ganarse a los locales, le regaló 300 caballos a Índibil[117]​ y liberó a un prisionero númida reconocido por un cuestor, el joven príncipe Masinisa.[118]​ Luego les permitió a los locales volver a sus tierras salvo algunos que seleccionó como escoltas.[119]

Decisiones estratégicas

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Según Polibio, Escipión hizo construir su campamento donde había estado el del enemigo.[120]​ Tito Livio menciona que se celebró un consejo de guerra en que algunos oficiales instaron a Escipión a perseguir al ejército vencido, pero se optó por la prudencia, pues los ejércitos de Magón Barca y Asdrúbal Giscón estaban cerca y podían unirse a su enemigo.[121]​ El general victorioso envió tropas a vigilar los Pirineos[120]​ y dedicó el verano a recibir la sumisión de las tribus locales.[122]

Días después de la batalla, cuando Escipión había abandonado Cátulo y se dirigía a Tarraco, llegaron desde el oeste los ejércitos de Magón Barca y Asdrúbal Giscón. Muy tarde para impedir la derrota de Asdrúbal Barca, los tres generales púnicos se reunieron para acordar la nueva estrategia.[123]​ Como la región al oeste de Gades aún no había sido afectada por la guerra, era obvio que aún era fiel a los cartagineses,[124]​ pero el trato generoso de Escipión a los prisioneros estaba haciendo que toda la población de la zona se cambiara de bando, de ahí que lo mejor era alejar a los guerreros íberos lo más lejos de sus tierras. Sin esperar permiso del Sufete, decidieron que Asdrúbal Barca se llevará a los íberos en un ataque a Italia, el campo de batalla decisivo de la guerra,[125]​ alejándolos de la influencia de Escipión.[126]Dion Casio insinúa que el Sufete le había encargado esa misión desde antes de la batalla.[107]

Así, mientras Escipión fue a pasar el invierno en Tarraco,[127]​ Asdrúbal Barca subió por la cuenca del Tagus hasta llegar a los Pirineos, pasando a la Galia, donde empezó a reclutar locales[105]​ y recuperando fuerzas, pues las deserciones y su derrota le habían debilitado.[126]​ Los romanos no lo siguieron porque aún debían enfrentar a los otros dos ejércitos.[106]​ Magón entregó su fuerza a Asdrúbal Giscón y fue a contratar mercenarios en las islas Baleares.[128]​ Por último, se seleccionó una fuerza de 3000 jinetes al mando de Masinisa para atacar y devastar las tierras y ciudades que apoyaran a los romanos.[129]

La cercanía de Magón Barca y Asdrúbal Giscón podría explicar tres aspectos de la campaña. Primero, la agresividad de Escipión, quien buscó dar batalla antes que sus enemigos unieran fuerzas y lo rodearan.[1]​ Segundo, por qué no persiguió a los vencidos después del combate, para hacerlo debía entrar en planicies donde la superior caballería cartaginesa tendría la ventaja si se encontraba con los otros generales. Y tercero, por qué no intentó bloquear el paso de Asdrúbal Barca por los Pirineos, pues para hacerlo debía despachar muchos soldados y sería vulnerable a un ataque desde el oeste.[130]

Gabriel también se pregunta por qué los generales cartagineses no atacaron juntos a Escipión.[4]​ No podían hacerlo mientras las legiones estuvieran en Baecula, pues el terreno montañoso sólo permitiría un combate de infantería donde los legionarios tendrían toda la ventaja.[131]​ Magón Barca y Asdrúbal Giscón llegaron pocos días después de la batalla, eso significaba que los romanos debían a unas decenas de kilómetros y los púnicos debían tener ventaja numérica.[4]​ Polibio indica que la rivalidad entre Asdrúbal Barca y los otros generales impidió toda acción conjunta,[132]​ pero seguramente se debió a las deserciones entre los íberos. Asdrúbal Barca se vio obligado a dar batalla porque su ejército estaba sufriendo tantas que pronto no podría ser operativo. Gabriel cree que después de correrse la voz del trato de Escipión a los prisioneros debió correrse la voz y las deserciones se multiplicaron.[133]​ Esto explicaría porque Asdrúbal Barca marchó a Italia, para impedir a sus íberos a desertar, Asdrúbal Giscón se retiró a las tierras leales del oeste, Magón Barca tuvo que ir a reclutar mercenarios en las Baleares y Masinisa quedó a cargo de simplemente ataques de guerrilla.[1]

Análisis

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El escritor David Casado Rabanal señala que Baecula era clave para dominar la cuenca del Betis y las minas de cobre y plata de la vecina Cástulo, de ahí que los cartagineses la defendieran ferozmente y que consideré a la batalla como decisiva.[134]​ En cambio, Gabriel cree que el Barca decidió dar batalla en Baecula con un ejército menor en número para tender una trampa a Escipión, esperando retener a los romanos lo suficiente para que llegaran los otros ejércitos púnicos y juntos aplastar a sus enemigos.[1]​ La posición era fuerte, probablemente Escipión se consideró afortunado de tomarla tan rápido y no dudo en ocuparla ante la proximidad de los otros generales cartagineses.[131]

Acorde al historiador británico Greg Fisher, en Baecula e Ilipa Escipión introdujo exitosamente el uso del engaño y las maniobras de envolvimiento en las tácticas romanas. Antes de él, los ejércitos romanos sólo hacían un ataque frontal generalizado, como en Trebia y Cannas; de hecho, es probable que se inspirara en Aníbal para estas innovaciones. Para realizar dichos cambios, Escipión también fue pionero en constituir un ejército fuertemente leal a su general, bien entrenado y equipado, capaces de movimientos elásticos por los flancos antes considerados imposibles.[135]

Su colega y compatriota, Howard Hayes Scullard, afirmaba: «Baecula supuso una ruptura total con los movimientos tradicionales de un ejército romano y marcó un verdadero punto de inflexión en el desarrollo militar».[136]​ Las legiones sufrían de dos debilidades. Primero, dependían demasiado de su masa, lo que le permitía atacar de frente con gran potencia, o retirarse, pero le era muy difícil girar y un enemigo más móvil podía rodearlo por los flancos, como en Cannas. Segundo, el entrenamiento inadecuado forzaba a cada unidad a atacar en la misma dirección, impidiendo que hicieran movimientos independientes y complejos.[137]​ En esta batalla, el orden tradicional de tres líneas,[138]​ donde las posteriores rellenaban los agujeros causados por las bajas en el frente,[139]​ en cambio, mando a sus vélites a distraer al enemigo en el centro mientras que sus legionarios hacían ataques independientes por las alas. El error de Escipión fue que sus vélites no fijaron a la mayoría de los púnicos, lo que permitió a Asdrúbal retirarse al sacrificar a su infantería ligera. Según Scullard, «Aún no había aprendido completamente la lección de Cannas», donde los cartagineses atacaron por los flancos sólo cuando todo el ejército romano estaba fijado luchando en el frente, por lo que no pudo retirarse ni repeler el envolvimiento. Por dicho error, el británico creía que la batalla fue una victoria táctica, pero no una estratégica, ya que el ejército de Asdrúbal siguió existiendo. Para él, mejor hubiera sido atacar por un solo flanco con el doble de fuerza, como sucedería en Magnesia o Tigranocerta. Por ejemplo, si se hubiera concentrado en atacar sólo con su flanco derecho, Escipión hubiera atrapado a Asdrúbal contra el río y dificultado su retirada.[140]

Gabriel concuerda con que Escipión se inspiró en Cannas y Baecula fue cuando se introdujeron importantes cambios en el ejército romano. El ataque frontal dejó de ser la principal táctica y se convirtió en una maniobra para fijar a las fuerzas enemigas, mientras las mejores unidades atacaban por los flancos para envolver.[130]

Notas

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  1. Según un estudio de la Universidad de Jaén, en que se utilizó un Sistema de Información Geográfica (SIG) para reconstruir la batalla. Véase: Nieves, José Manuel. “El principio del fin de Cartago fue en Santo Tomé (Jaén)”. Diario ABC. Publicado el 8 de abril de 2014.
  2. Según Livio XXVI.18.4 (Yardley, 1943, pp. 69, 71) llegó al rango de procónsul. En cambio, Apiano VI.4.18 (White, 1912, p. 165) sostiene que fue electo general, a pesar de su juventud gracias a un brillante discurso, algo en lo que concuerda Zonaras IX.23.25-30 (Dindorf, 1869, p. 240). Historiadores modernos interpretan que los comicios centuriados (comitia centuriata) votaron para que Escipión recibiera el mando o summum imperium como pro consule.[30]​ Sin embargo, al volver a Italia en 206 a. C., su ejército pasó al mando de dos propretores.[31]
  3. Polibio X.38.7 (Paton, 1925, p. 195): «El general cartaginés [Asdrúbal] recorría entonces los parajes de Cástulo, alrededor de la ciudad de Baécula, no lejos de sus minas de plata».
  4. Rivera, Alicia. "Roma contra Cartago, arqueología de una batalla". El País. Publicado el 17 de marzo de 2013.
  5. Véase: Ser El Condado (6 de octubre de 2010). Cadena Ser El Condado (Hoy por Hoy), ed. «Entrevista a la Doctora Alicia M. Canto en la Cadena SER sobre la Batalla de Baécula». Consultado el 15 de octubre de 2010.  Canto, Alicia María (14 de mayo de 2011). noticierodebailen.com, ed. «Sólo el entorno de Bailén cumple cinco de las seis condiciones para localizar la ciudad de Baecula». Consultado el 7 de junio de 2011.  (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última)..
  6. Congreso sobre la Segunda Guerra Púnica (Jaén, 24-26 de noviembre 2011). Anuncio y programa.
  7. Nieves Mira, M. "La batalla de Baecula continúa dos mil años después, ¿dónde situarla?". ABC. Publicado el 25 de julio de 2014.

Referencias

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  1. a b c d e Gabriel, 2008, p. 106.
  2. a b c Head, 2012, p. 174.
  3. a b Marín Díaz, 1988, p. 50.
  4. a b c d Gabriel, 2008, p. 105.
  5. a b Livio XXVII.18.20 (Baker, 1834, p. 36).
  6. a b Polibio X.40.1 (Paton, 1925, p. 199)
  7. a b Livio XXVII.19.2 (Baker, 1834, p. 36).
  8. Diodoro XXV.10.1 (Walton, 1957, p. 155).
  9. Polibio III.8.2 (Paton, 1922b, p. 21).
  10. Diodoro XXV.10.3 (Walton, 1957, p. 155).
  11. a b Polibio II.13.1 (Paton, 1922a, p. 271).
  12. Polibio III.13.2 (Paton, 1922b, p. 33).
  13. Nepote 22.3.2 (Fleckeisen, 1890, p. 89).
  14. Nepote 22.4.2-3 (Fleckeisen, 1890, p. 89).
  15. Diodoro XXV.12.1 (Walton, 1957, p. 159).
  16. Diodoro XXV.10.4 (Walton, 1957, p. 157)
  17. Livio XXI.2.5 (Foster, 1929, p. 23).
  18. a b c Diodoro XXV.12.1 (Walton, 1957, p. 157).
  19. a b c d Blázquez, 1977, p. 37.
  20. Diodoro XXV.15.1 (Walton, 1957, p. 161).
  21. a b c Blázquez, 1977, p. 36.
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Bibliografía

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Clásicas

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Los libros son citados en números romanos y capítulos y párrafos en números arábigos. Entre paréntesis aparecen los apellidos de los traductores y/o editores de las ediciones usadas con el año correspondiente y las páginas citadas.

Modernas

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Enlaces externos

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