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Colegio de la Compañía

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Ruinas del Colegio de San Pablo de Goa (India portuguesa) el primero de los colegios jesuitas dedicado a la enseñanza (1543, Francisco Javier).
Universidad de Gandía (reino de Valencia, España), que inicialmente fue el primer colegio jesuita con fines docentes fundado en Europa (1544-1546, Francisco de Borja -obtuvo los privilegios papal e imperial para su consideración como universidad en 1548-).
La Jesuitenkirche de Viena, levantada en 1623-1627 sobre la antigua capilla del colegio jesuita, que en ese momento se había fusionado con las facultades de teología y filosofía de la Universidad de Viena. La iglesia se dedicó a Ignacio de Loyola y a Francisco Javier, ya declarados santos.
Aula de la Universidad de Évora (Portugal). La cátedra y los azulejos son originales de la época jesuítica.
Capilla de Novicios del Colegio jesuita de Tepotzotlán (México).[1]
Las instalaciones del observatorio astronómico del Collegio Romano en 1852.

Colegio de la Compañía, colegio jesuita, colegio jesuítico, colegio de los jesuitas, de los padres jesuitas o expresiones similares, son denominaciones que se aplican a instituciones educativas, de muy distinto tipo, regentadas por la Compañía de Jesús; tanto las destinadas a la educación de seglares en todos los niveles de la enseñanza (enseñanza primaria, enseñanza media o enseñanza superior -Categoría:Universidades jesuitas, Categoría:Colegios jesuitas, instituciones educativas jesuitas-), como las destinadas a la formación de los propios jesuitas (noviciado, juniorado, tercera probación).[2]​ En el Antiguo Régimen los colegios jesuíticos funcionaron con criterios institucionales y educativos diferentes a los colegios universitarios de tradición medieval vinculados a otras órdenes religiosas, y más similares a los colegios humanistas de los siglos XV y XVI (conocimiento de los autores antiguos, respeto a la personalidad del niño, diálogo continuo entre maestro y alumno, espíritu de emulación, búsqueda del equilibrio entre cuerpo y mente y apertura al mundo).[3]​ Desde mediados del siglo XVI se fueron fundando en las principales ciudades europeas, y en colonias americanas y asiáticas, como uno de los principales instrumentos de la Contrarreforma. Fue muy significativa su arquitectura, especialmente notable en las iglesias anejas (iglesia de la Compañía). El documento Ratio Studiorum (1599) estableció el plan general de la "educación jesuita". Algunos de los colegios jesuitas más destacados llevaban la denominación de Collegium Maximum ("Colegio Máximo" -la denominación Collegium Minimorum -"Colegio de Mínimos"- correspondía a la Orden de los Mínimos-).[4]​ un colegio desconocido SU

Historia

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Expansión

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Inicialmente los colegios jesuitas fueron simplemente residencias cercanas a universidades (París -1540-, Padua -1542-, Coímbra -1542-, Valencia -1544-, Valladolid -1545-, Alcalá -1545-, Bolonia -1546-, Barcelona -1546-, Colonia -1546- y Salamanca -1547-),[5]​ pues era en ellas donde los jesuitas se formaban y captaban vocaciones; pero muy pronto se dedicaron estos colegios a la docencia, primero entre los propios jesuitas y luego a todo tipo de alumnos.[6]​ El primero desvinculado de cualquier universidad fue el colegio de Gandía (sede ducal de Francisco de Borja, en el reino de Valencia, desde 1544-1546); aunque desde 1543, y más formalmente desde 1548, los jesuitas de la ciudad india de Goa ya impartían clases de distintas disciplinas a cientos de estudiantes locales.[7]Francisco Javier había llegado a Goa en 1542, y los portugueses de la localidad, que ya habían fundado una cofradía en 1541, le pidieron ayuda para sus proyectos educativos, petición que éste trasladó en carta a Europa, solicitando a Ignacio de Loyola que enviara profesores jesuitas. La iglesia y el Colegio de San Pablo de Goa fueron inaugurados en la festividad de la conversión de San Pablo (25 de enero) de 1543. Las noticias de Goa hicieron reflexionar profundamente a Ignacio acerca de la dimensión educativa que convenía a la Compañía, contra su inicial recelo ("no estudios ni lecciones", se ordenaba en la primera versión de las Constituciones, 1541);[5]​ y el año 1544 consintió que Claude Le Jay aceptara una cátedra en la Universidad de Ingolstadt, lo que le convirtió en el primer "profesor jesuita". Una generación más tarde, Roberto Belarmino fue el primer profesor jesuita en Lovaina (1570).[8]​ A finales del siglo XVI se había desplegado una red de dimensión mundial de colegios jesuitas; y la presencia de profesores jesuitas en las universidades era notoria.

El primer colegio que desde sus principios tuvo esa triple finalidad conjunta -ser residencia de jóvenes jesuitas estudiantes; enseñarles a ellos, total o parcialmente, las humanidades, las artes o filosofía y la teología; admitir en sus clases alumnos externos- fue el de Gandía, fundado por el duque San Francisco de Borja en 1545 y elevado al grado de universidad pontificia por Paulo III y de real universidad por el emperador Carlos. El duque intentaba, lo primero, preparar sacerdotes de lengua árabe, que luego trabajasen apostólicamente con los moriscos y musulmanes de sus estados; Ignacio, en cambio, pretendía asegurar económicamente la formación de nuevos jesuitas, si bien poco después tal fin lo asumió en gran parte el vecino Colegio de Valencia, fundado el año anterior. ... Entre 1548 y 1554 se fueron erigiendo numerosos colegios en los que, en mayor o menor grado, aquella triple finalidad era explícitamente perseguida: los de Mesina (1548) y Palermo (1549) en Sicilia, bajo la protección y con la ayuda del virrey Don Juan de Vega, íntimo amigo de Ignacio desde que era embajador imperial en Roma; en la Italia continental, los de Tívoli (1550), Venecia y Ferrara (1551); Nápoles, Perusa, Florencia y Módena, en cuatro estados diferentes, en el año 1552, y los de Argenta y Génova en 1554. En aquel mismo periodo crecieron los de España, con los de Burgos (1550), Medina del Campo[9]​ y Oñate, en 1551, y Córdoba el año siguiente.... a fines del siglo [XVI], sin contar los colegios puramente residenciales, los dedicados a la enseñanza media o a la media y superior, eran nueve en la Italia central, entre los que descollaba el Romano, con su aneja Universidad Gregoriana... Los de Liguria, Piamonte y Lombardía eran ocho; diez los de la República de Venecia, Romaña y Emilia, en donde descollaba el de Bolonia; once los del reino de Nápoles, y trece los de Sicilia, incluido el de Malta. Los de Cerdeña, más algunas residencias, constituían una viceprovincia dependiente de la de Aragón. ... El primero en fundarse, en tiempos de Laínez, fue el de Sácer, que en el reinado de Felipe III llegará a ser universidad pontificia y regia; a él se sumaron pronto los de Cáller, Alguer e Iglesias. En los dominios portugueses, además de los ocho de la metrópoli ... [y el] de Coímbra (el Colegio-Universidad de Évora), había otros tantos en la India oriental, dos en Japón y tres en las principales ciudades del Brasil: Bahía, Río de Janeiro y Pernambuco. En las tierras del Imperio... Viena, Graz (luego universidad), y los de Praga y Olomouc en el reino de Bohemia. En los Países Bajos [de los Habsburgo]... de sus 15 colegios, se distinguieron el de Lovaina en lo cultural, el de Amberes por su irradiación social y el de Saint Omer[10]​ como enclave de ingleses católicos. En Francia, tras duros enfrentamientos entre el Parlamento de París, profundamente galicano, y la Compañía de Jesús, fundacionalmente filopontificia, se llegó con Enrique IV a un florecimiento estable y creciente de sus colegios. De los cuatro de la zona norte (los de Francia, en terminología de la época), destacaban los de París (primero llamado de Clermont, por el obispado de su fundador Guillaume du Pradt, y mucho más tarde, de Louis-le-Grand) y el de Port-à-Mousson, que fue la universidad del ducado de Lorena... el de Lyon comenzó como un centro de resistencia católica... el de Tournon... el de Aviñón, ciudad pontificia... y el de Chambéry, capital del antiguo ducado de Saboya, mientras los colegios de los demás estados del duque, en Piamonte, dependían del provincial de Milán... De los nueve colegios de Aquitania... predominaron los de Tolosa y Burdeos. Los de Polonia-Lituania, iniciados por el catalán Francisco Sunyer, [no comenzaron por los de Cracovia[11]​ y Varsovia, sino por los de] Braunsber y Poznan hacia Prusia, el de Vilnius en Lituania y el de Riga en la antigua Livonia.... La pedagogía de todos estos colegios y universidades estaba inspirada en la cuarta parte de las Constituciones de San Ignacio, que luego será comentada, ampliada y aplicada en las sucesivas Rationes studiorum, que... fueron evolucionando desde el carácter humanístico que les dieran Ignacio y Nadal a la tardo-renacentista Ratio de 1586, hasta la definitiva e inmovilista de 1598-1599.[5]

El número de escuelas fundadas era de 444 en 1639 (cien años después de la fundación de la Compañía), llegando a 669 en 1739.[12]

Resistencias

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Los enfrentamientos intelectuales, políticos y sociales de los jesuitas con otras instituciones, incluyendo otras órdenes religiosas, fueron numerosos. La Pragmática de 22 de noviembre de 1559, por la que Felipe II prohíbe a los estudiantes españoles salir a otras universidades (con unas significativas excepciones), y que tradicionalmente se interpretaba como una reacción católica contra la influencia protestante, pudo ser más bien una reacción antijesuítica, dado el ascendiente que la Compañía estaba alcanzando en Lovaina y otras universidades católicas. En Francia, donde el Parlamento de París expulsó a los jesuitas en 1594 (por el atentado de Jean Châtel, alumno del colegio de Clermont, contra Enrique IV -el mismo rey los readmitió en 1603-), la enseñanza jesuita se vio criticada no solo por los hugonotes (protestantes), sino por el galicanismo católico, y especialmente por los jansenistas (conventos y escuelas cistercienses de Port Royal des Champs desde 1634, Lettres provinciales de Blaise Pascal, 1656-1657). Las acusaciones que se hacían a las prácticas y teorías sostenidas por los jesuitas en sus enseñanzas, identificaron como "jesuitismo" un difuso conjunto de vicios morales e intelectuales vinculados al maquiavelismo, el tacitismo, el practicismo, el laxismo y el casuismo.[13]

Los colegios jesuitas sufrieron una radical discontinuidad a mediados del siglo XVIII con la expulsión de las principales monarquías católicas (Portugal en 1759, Francia en 1762 y España en 1767), culminando con la supresión de la Compañía por el Papa (1773), que fue ignorada en las monarquías no católicas (Prusia y Rusia). La reinstauración de la Compañía de Jesús en 1814 no significó la reocupación por los jesuitas de muchos de los antiguos edificios, a los que se había ido dando otros usos a cargo de otras instituciones, fueran o no educativas o religiosas. En España (donde volvió a expulsarse a la Compañía entre 1835 y el Concordato de 1851),[14]​ el antijesuitismo, como expresión de un anticlericalismo genérico o particularizado en los jesuitas, tuvo un especial campo de desarrollo en las críticas a los colegios jesuitas, habitualmente por antiguos alumnos, como en los libros de Gabriel Miró (A. M. D. G., 1910), Joaquín Belda (Los nietos de San Ignacio, 1916) o Luis Astrana Marín (Memorias de un colegial, 1915), ejemplos de lo que se ha denominado "género narrativo antijesuítico"; habiendo también defensores de los colegios jesuitas, como Rafael Pérez y Pérez (Los caballeros de Loyola, 1919)[15]​ y, paradójicamente, Leopoldo Alas (que, a pesar de hacer provenir de un colegio jesuita al sombrío magistral de La Regenta, recordaba con nostalgia "la infancia, aquellos plácidos días en que yo merendaba con los jesuitas en San Marcos de Keón: con aquellos padres que me daban recetas para ganar el cielo, guindas con aguardiente y muchos pellizcos en las rosadas y mofletudas mejillas").[16]​ Los colegios de la Compañía de Jesús volvieron a ser suprimidos en España como consecuencia de la Constitución de 1931, y reimplantados de nuevo con el nacionalcatolicismo franquista.[17]

Despliegue territorial de los colegios en el Antiguo Régimen

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Italia

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  • Colegios jesuitas en Italia. En la época de la fundación de la Compañía, se había establecido el dominio español sobre buena parte de Italia; fuera de él únicamente destacaban los Estados Pontificios y la República de Venecia. A mediados del siglo XVIII se habían llegado a fundar veintiséis colegios "completos" (es decir, con clases "de letras", filosofía, teología escolástica y moral), tres de los cuales tenían privilegio de universidad (Parma, Sassari y Génova).[18]

Península ibérica

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... en el curso 1586-1587 se inicia un pleito entre la Universidad y la Compañía de Jesús que habría de durar la friolera de diecisiete años. El motivo fue la lectura de dos "lecciones" de Teología que los jesuitas tenían en su propio colegio a "puertas abiertas" a unas horas en que también se "leía" Teología en la Universidad. Esta entendía que de la lectura de Teología en los colegios particulares a estudiantes universitarios se seguían muchos inconvenientes, por lo que si los jesuitas deseaban leer Teología, debían hacerlo públicamente, es decir, en la Universidad o bajo su control. Universidad y jesuitas acudieron al Consejo Real de Castilla, donde se fueron dictando sucesivos autos que, si complacían a una de las partes, disgustaban a la otra, razón por la que el pleito se fue alargando con sucesivos recursos... no encontraría solución definitiva hasta el 1 de septiembre de 1603, en que por sentencia del Consejo... los jesuitas se salían con su pretensión, pues se les concedían dos lecciones de Teología: una de escolástica y otra de Sagrada Escritura, que debían leer en las Escuelas Menores, aunque la Universidad todos los años tenía que señalarles aula, hora y materia.[54]

América

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Una carta de Nóbrega al general Diego Laínez (12 junio 1561) presentó nítidamente el dilema: «El P. Luis de Gra ... quiere edificar a la gente portoguesa destas partes por vía de pobreza... la cual quería ver en no poseer nosotros nada, ni haber granjerías, ni esclavos, pues éramos pocos, y sin eso, con las limosnas mendigadas nos podíamos sunstentar repartidos por muchas partes, y deseaba casas pobrecitas... yo soy de opinión ... de todo lo contrario, y me parece que la Compañía debe tener y adquirir justamente, por medios que las Constituciones permiten, quanto pudiere para nuestros Colegios y Casas de mochachos, y, por mucho que tengan, harta pobreza quedará para los que discorrieren por diversas partes, y no debemos de querer que siempre el Rey nos provea, que no sabemos quánto esto durará, mas por todas vías se perpetúe la Compañía en estas partes, de tal manera que los obreros crezcan y no mengüen.» Fue la tesis de Nóbrega la que triunfó, como era inevitable. Para levantar colegios, formar profesores, construir bibliotecas, etc., era necesario mucho dinero, con bases ciertas y ampliables indefinidamente. El primer paso y fundamental en este camino fue la fundación regia de los tres colegios: Bahía (1564), Río de Janeiro (1566) y Pernambuco[60]​ (1574). Colegio, en este caso, no significa una casa de enseñanza, sino la dotación para un número de misioneros que trabajasen en esa región. La fundación era de 20.000 reis por año apara 40 religiosos en el colegio de Bahía y 30 en los de Río y Pernambuco. Estos tres colegios, aunque en virtud de la fundación no se obligasen a la enseñanza, pasaron a funcionar como los primeros centros docentes del Brasil: la CJ había abierto en todas sus casas, hasta entonces, en las diversas capitanías, escuelas de primeras letras. El colegio de Bahía... antes de final de siglo, ya tenía el curso de humanidades, con dos niveles, el de filosofía en tres años y el de teología en cuatro, compuesto de dogma y moral. Hasta pidió a Roma licencia para otorgar el título de doctor, cosa que no le fue concedida.[61]
El catálogo, pues, de los colegios y casas que tiene la Compañía, pondré aquí... y comenzará por la casa profesa de México, que aunque no es la primera en tiempo de su fundación, lo es por ser cabeza de toda la provincia mexicana. El colegio de esta ciudad es el principal de toda ella, y en el cual nuestros hermanos estudiantes se forman en virtud y letras para después ser repartidos a los demás colegios de la provincia. En la misma ciudad de México hay casa de probación o noviciado aparte, como se usa en la Compañía, y además de él un colegio seminario de colegiales seglares, algunos de ellos de becas reales, en cuya compañía viven algunos religiosos nuestros, que son necesarios para su gobierno.En la ciudad de los Ángeles (que después de la de México es la mayor de la Nueva España [es la ciudad de Puebla, no debe confundirse con la ciudad californiana de Los Ángeles]) hay dos colegios, uno donde se leen estudios y facultades mayores; otro de gramática y estudios menores, a que se añade un seminario de colegiales con advocación de san Jerónimo, en el que se crían en virtud y letra en la forma y gobierno que el de san Ildefonso de México. En la ciudad de Guatemala hay otro colegio donde se enseñan unas y otras letras. En los que se siguen, tiene la Compañía escuelas de gramática, y en algunos de ellos se añaden escuelas de escribir y leer para los niños y para enseñarles la doctrina cristiana... Estos son: colegio de Oaxaca; colegio y casa de probación de Tepotzotlán; colegio de Mérida en Campeche, donde también se lee cátedra de moral; colegio de Nueva Veracruz; colegio de Querétaro; colegio de Valladolid; colegio de Pátzcuaro; colegio de Guadalajara; colegio de San Luis Potosí; colegio de Zacatecas; colegio de Guadiana; colegio de Sinaloa, que es el más remoto, y al cual tienen por cabeza sus misiones. Que por todos son estos colegios diez y seis. ... Demás de ellos tiene esta provincia de la Compañía en varios puestos y lugares las casas que llamamos residencias. Y para los que no tienen tanta noticia de la diferencia que según nuestro instituto hay entre los que son colegios y las que se llaman casas o residencias, se explicará aquí para mayor claridad de la historia. Colegios de la Compañía son aquellos en los cuales se abren escuelas para enseñar letras y virtud a la juventud de la república y de los pueblos donde se fundan... Casas profesas de la Compañía se llaman aquellas que están dedicadas para los ministerios que generalmente profesa la Compañía, fuera de las letras, que este ministerio pertenece a los colegiales; y los que en las casas profesas viven ordinariamente son profesos de cuatro votos, que se emplean en predicar, confesar, responder a casos, acudir a confesiones de enfermos, visitar cárceles y hospitales, con todos los demás ejercicios que pueden ser de provecho espiritual de las almas. Y aunque es verdad que en los lugares y pueblos donde no hay casa profesa los padres que viven en los colegios acuden a todos estos ministerios, pero donde la hay, en ella principalmente se practican y ejercitan ordinariamente; otra diferencia también hay entre los colegios y casa profesa: ésta es que por ningún caso puede tener renta ni bienes raíces esta casa, ni en común, ni en particular, ni aun para la sacristía, sino que se ha de sustentar de sola limosna. Y la misma ley corre en las casas de residencia...[64]
Antequera, en el valle de Oaxaca, fue la tercera ciudad novohispana que tuvo colegio de la Compañía. Semejante a Pátzcuaro en cuanto a la presencia de numerosos indígenas, contrastaba con aquella por la alta proporción de familias españolas, que para 1575 era de unas trescientas familias. Recibidos con recelo, porque sus privilegios chocaban con los de la orden de predicadores, evangelizadores exclusivos de la región hasta el momento, finalmente los jesuitas también fueron aceptados por la población. Establecieron clases de gramática latina, que se interrumpieron durante largos periodos, y de primeras letras, que se mantuvieron ininterrumpidamente y a las que asistían, junto con los españoles algunos pequeños "naturales". En el colegio de Oaxaca residían habitualmente diez o quince socios, entre los que uno o dos se ocupaban de predicar y confesar a los indios, con la debida separación de los españoles, para lo que erigieron una iglesia auxiliar a cierta distancia del centro, en el barrio de Jalatlaco.[67]

Norte de Europa

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Lo "nórdico" en la Europa del Renacimiento se refería a los territorios al norte de los Alpes y los Pirineos.

Los liceos de Napoleón, desde muchos puntos de vista, no han hecho sino reproducir los colegios jesuitas del siglo XVIII.[73]

El sistema francés... [perpetúa] la tradición de la competición por la competición, heredada de los colegios jesuitas del siglo XVIII, que hacían de la emulación el instrumento privilegiado de una enseñanza destinada a la juventud aristocrática.[74]

  • Colegios jesuitas en Europa central. La mayor parte en territorios de lengua alemana (Jesuitenkolleg, Jesuitenschule o Jesuitengymnasium de los distintos Estados del Sacro Imperio y en los Estados de los Habsburgo), aunque muchos profesores sólo podían comunicarse en latín, por provenir de otros países europeos. Lo mismo ocurría en los territorios de lenguas eslavas.

Notas

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  1. a b Jesuitas de Tepozotlan
  2. «Proceso de formación del jesuita». Archivado desde el original el 2 de abril de 2015. Consultado el 17 de marzo de 2015. 
  3. * "... el modelo institucional de la escuela secundaria tradicional era el de los antiguos colegios humanistas. Estas instituciones se originan con los colegios Humanistas creados entre los siglos XV y XVI. En la Europa católica y en América la Compañía de Jesús expande de manera notable este tipo de institución escolar –aunque hubo colegios jesuitas en Inglaterra-. Durante el siglo XIX se acentuaron algunos de los rasgos del modelo institucional del colegio Humanista o del colegio Jesuita –el concepto de colegio como institución total y el curriculum humanista- mientras que otros se fueron dejando de lado –en especial el contacto cercano con el joven-." (Felicitas Acosta, LA ESCUELA SECUNDARIA ARGENTINA EN PERSPECTIVA HISTÓRICA Y COMPARADA: MODELOS INSTITUCIONALES Y DESGRANAMIENTO DURANTE EL SIGLO XX, Cadernos de História da Educação – v. 11, n. 1 – jan./jun. 2012.
    • Le nouveau discours pédagogique humaniste, que les Jésuites mettront en pratique dans leurs collèges à partir du milieu du XVIe siècle, a comme principes: -La connaissance des auteurs anciens; -Le respect de la personnalité de l'enfant; -Un dialogue continu entre le maître et l'élève; -L'esprit d'émulation entre les jeunes; -Un dosage équilibré entre l'effort intellectuel et l'exercice du corps; -L'ouverture sur le monde (L'éducation humaniste Archivado el 2 de octubre de 2015 en Wayback Machine., Département de philosophie, UQÀM, 2010).
    • The bilingual school manuals, known as the Hermeneumata Pseudodositheana, contain, for instance, a columnar layout of Greek words side by side with their Latin equivalents, an arrangement frequently adopted in Medieval and Renaissance grammars. Accordingly, translation in humanist school programs comes to serve the empirical purposes of grammar, deriving the forms of classical language from the concrete observable functions of the vernacular. ... The humanist belief in a trascendent world of essence sustained by these vord-objets naturally finds itself at home whith the related view that they are subject to semantic shifts and displacements, quite literally, acts of translatio. (Glyn P. Norton, The Ideology and Language of Translation in Renaissance France and Their Humanist Antecedents, 1984).
    • Originating as a reform movement in education within the fourteenth-century Italian Renaissance revival of antique arts and letters, humanism ... was originally allied with the concept of education itself. Among the ancient Greeks, humanism was associated with paideia-the "culture" of mind shared in common by all educated persons. For Cicero, Varro, and other classical Roman authors, humanitas meant simply the state or condition of being "human". By extension, it meant the process of acquiring human characteristics through larning and instruction. To educate oneself therefore was to claim one's birthright as a human being. The individual's most important life work was often claimed to be one of self-definition, the shaping of one's self in the world. As revived among Italian Renaissance writers in the 1400s and 1500s, classical or literary humanism sometimes took on an intense emotional coloration and a heightened emphasis upon individuality as well, partly in reaction to the corporate communalism of the Middel Ages. The term humanista (umanista in Italian) was reportedly coined by fifteenth-century university students to designate a teacher of the new studia humanitatis-literally, "studies of humanity"-following the precedent of words such as canonista and legista, the names given to professors of canon and civil law. Hence, a humanist was, simply, one who professed "humanism". When fifteenth-century humanists embarked on their reform of learning, what they envisaged above all else was a rebirth of the Roman ideal in education, as outlined in Cicero's De oratore. That is, the goal was to produce articulate and cultured individuals who were prepared for active service in civic life. It meant that students were to be provided with a broad general training, coupled with intensive training in those skills appropriate for forensic debating, of for legal pleading ... an individual possessed of such important qualities as verbal fluency, erudition, political and legal expertise, discretion, integrity, nobility of spirit, humility, and oratorical or rhetorical eloquene. Whereas early Renaissance humanists endorsed this Ciceronian model more or less intact, later humanist writers tenden to downplay the civic function of the orator as an educational ideal. Instead, they began to emphasize arts and letters as intrinsically valuable ends in themselves, largely detached from the public and civic applications. An example of early humanist education is the school of the teacher Guarino Guarini da Verona (1374-1460). In 1229 he established a school at Ferrara at the request of the local ruling lord, Niccolo Este. Guarino's humanist school eventually provided the model for dozens of others that sprang up across Italy, all of whose masters looked back to him as their mentor an chief source of inspiration In common with his contemporary Vittorino da Feltre (1378-1446), founder of a famous school of his own, Fuarino's aim always was not so much to train professional scholars as active people of affairs, people destined to exercise political and moral leadership within the various Italian city-states. The regimen of studies prescribed included virtually all of the elements of the classical education. It was intended to produce a nobility of character presumably unatteined since the ... ancient times. The means to that ends, Guarino was convinced, was thorough and systematic absorption of the moral philosophy, poetry, literature, and history of classical antiquity. ... Humanism in education traditionally has referred to a broad, diffuse outlook emphasizing human freedom, dignity, autonomy, and individualism. Among those humanist educators who have valued spontaneity and freedom in learning, and who in some sense have been called educational humanists, ... François Fenelon (1651-1715); the great Moravian reformer Johann Amos Comenius (1592-1670); Jean-Jacques Rousseau (1742-1778), author of the well-known Emile; Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827), Rousseau's interpreter and disciple; Maria Montessori (1870-1952); and John Dewey (1859-1952), among many others. (Christopher J. Lucas, Humanism en Philosophy of Education: An Encyclopedia, Routledge, 2013).
    • "El modelo humanista tiene en su base una teoría del valor y del hombre como ser libre que tiene que decidir sobre el destino de su existencia; y de esa decisión dependerá el que quede degradado al nivel de las bestias y sea dominado por su naturaleza animal; o se eleve a la dignidad de la humanitas. Esta idea de la humanitas es el centro mismo del pensamiento de Erasmo, que entiende como algo que no es inherente a la naturaleza del hombre, y que el hombre tiene que conseguir como resultado de su esfuerzo. El hombre no nace hombre, sino que deviene hombre a lo largo de su existencia. La peculiaridad más característica del hombre es la de estar dotado de ese esfuerzo, que le permite constituirse como hombre, dándose su lugar de ser intermedio entre Dios y los animales. Para esta autoconstrucción del hombre por sí mismo es fundamental la educación, que es la que le enseña al hombre cómo ir tallando la humanitas en su propia existencia; enseñanza que se cumple a través del preceptor o a través de los libros, que para Erasmo son un elemento fundamental. Es en los libros recomendados por el preceptor y a través de los ejemplos presentes en ellos como el discípulo va descubriendo la humanitas, que se nos presenta como algo figurado por la escritura después de haber sido vivido." (Enrique Bonete (coord.), La política desde la ética, vol. 1, pg. 44).
    • ... the bookshop's offerings reflect connections with the world of the schools... Above all, it offered a good assortment of Latin classics with commentary, a genre whose production was at a peak in the 1490's. The stock inventoried in Ugoleti 1491, the largest inventory known to us from the fifteenth century... includes some 240 editions for a total of 2,183 copies... as school text made up more than half of the books listed. Their value in monetary terms was limited. Excluding all the schoolbooks, the shop's offerings amounted to something over nine hundred books. ... [nota 29] Schoolbooks acount for 62 percent of the bookshop's stock, but their price represented only 14 percent of the overall value. The inventory includes 220 Doctrinali (Alexander of Villedieu, first edition in Italy...); 300 Donati da puti (Aelius Donatus, Ars minor); 82 Regule di Guarino (Guarino Veronese, Regulae grammaticales); 575 Salteri da puti (ABCs); and 100 Vite scholasci (probably Bonvesin de la Riva, Vita scholastica...). For grammars in this period, see Grendler, Schooling, 162-202 and Robert Black, Humanism and Education in Medieval and Renaissance Italy: Tradition and Innovation in Latin Schools from the Twelfth to the Fifteenth Century (Cambridge:Cambridge University Press, 2001). (Angela Nuovo, The Book Trade in the Italian Renaissance, pg. 360).
    • "... el senequismo es... una de las fuentes del pensamiento moral y vital vigente en el contrarreformista catolicismo español en la época de los Austrias... en España y en Francia los jesuitas emprenden una labor de cristianizar mitos paganos (el de Hércules, por ejemplo) lo que repercutirá en la producción dramática de Calderón, Lope de Vega y Corneille. ... Esta búsqueda de un significado común para fábulas muy diferentes... ya había sido iniciada por los jesuitas, que, quizá por hacerles una jugada a luteranos y calvinistas, buscaban el anuncio de la Encarnación en la sabiduría pagana más que en el Antiguo Testamento." (José Berbel, Orígenes de la tragedia neoclásica española, pg. 118 -la última frase es cita de Charles V. Aubrun, La comedia española (1600-1680)-).
    • "Él no sólo conoce por su praesciencia lo que cada creatura actualmente existente hará dada la circunstancia en que actualmente se encuentra, sino que por su scientia media, Dios también conoce infaliblemente lo que cada creatura actual o posible haría libremente en el orden infinito de circunstancias en que ellas puedan ser puestas. Son palabras de Antonio Núñez de Miranda..., sacerdote jesuita, profesor de prima de teología en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo en la ciudad de México, escritas entre los años 1667-1669. Reflexión de un teólogo que, preocupado por establecer la libertad del hombre, discurre a la vez sobre el contexto de la scientia media jesuita en sus disputas con la escuela tomista y escotista... La doctrina de la ciencia media arrastraba tras de sí una reciente historia en Europa, historia que representaba un auténtico programa y una inquebrantable lucha por ubicar, por un lado, la libertad del hombre en su relación con la gracia divina, y, por el otro, la posibilidad de la acción del hombre en la historia (la teoría filosófica de los mundos posibles como teoría sui generis de la ciencia media)... esta teología de la ciencia media... por fuerza de la Teoría Compatibilista (concordar la libertad del hombre y la gracia...), interpreta la forma cristiana de la revelación, como el conjunto de los signos históricos y modos de manifestación del Dios que actúa. El Dios que descubre San Ignacio en los Ejercicios espirituales no es un Dios resguardado en el cielo y en el templo, sino u Dios de acción, al que hay que descubrir en todos los acontecimientos uniéndose a él." (Ramón Kuri Camacho, La Compañía de Jesús, imágenes e ideas: scientia conditionata, tradición barroca y modernidad en la Nueva España, 2000, pg. 5).
    Véase Humanismo, Humanismo renacentista (Kallendorf, Craig W, editor. Humanist Educational Treatises. Cambridge, Mass.: The I Tatti Renaissance Library, 2002), New Learning (Thomas Howard, III duque de Norfolk) y Educación y Humanismo (Speilvogel). No debe confundirse con la denominada "educación humanista" o "educación humanística" (Power), una de las modalidades de pedagogía progresista, relacionada con la denominada "psicología humanista". Entre los humanistas del primer Renacimiento con interés en la pedagogía o la educación destacan Guarino Guarini da Verona (o Guarino Veronese, no confundir con Guarino Guarini -Rosmini-) Guarino Veronese y Vittorino da Feltre (Ca' Gioiosa, Mantua, 1423). Véase también educación clásica (Petrus Ramus; Douglas), cultura clásica, estudios clásicos, historia de la educación, academia, escuela de latinidad (studia humanitatis), reforma cisneriana, Juan Luis Vives (Introductio ad sapientiam, 1524, De disciplinis libri XX, 1531), Clenardo, François Rabelais (Gargantúa y Pantagruel, 1532-1564), Michel de Montaigne (Essais, 1572-1592), Comenio (Didactica Magna, 1633-1638), etc. (PEDAGOGÍA HUMANISTA Y REPRESENTANTES en alumnoantesquemaestro). "Rasgos renacentistas en el pensamiento pedagógico. Los teóricos y los prácticos: Del Prato [?], Bruni [ Leonardo Bruni ], de Feltre [ Vittorino da Feltre ]. El humanismo griego y la actitud crítica: Crysoloras [ Manuel Crisoloras ]. Academias florentina, romana, napolitana y veneciana. Mecenas: Cosme y Lorenzo de Medici. Las bibliotecas. Humanismo francés: Rabelais, Montaigne. Humanismo inglés: Grey [ William Grey -Grey -Gray-, William (c.1414–1478), bishop of Ely, en Oxford Dictionary of National Biography-, Fryde], Free [ John Free The Cambridge Companion to Renaissance Humanism ], Flemming [ Robert Flemmying Companion, op. cit., Clough]. Humanismo español: Nebrija, Vives, los reyes católicos. Humanismo germano: Erasmo" (La educación en tiempos del humanismo y el renacimiento Archivado el 2 de abril de 2015 en Wayback Machine. en docentesinnovadores). Education Act 1496 (Parlamento de Escocia -Barclay-). Educación en Escocia en la Edad Moderna (Murdoch). The Protestant education in the XVIth century - Secular and religious education was a priority for Reformers - All over Europe new schools and catechisms appeared in the wake of the Reformation, en Virtual Museum of Protestantism. Private Education from the Sixteenth Century: Developments from the 16th to the early 19th century en British History Online.
  4. Al menos dos colegios con ese nombre, en Lovaina y Calabria.
  5. a b c Fundación Santa María, Historia de la educación en España y América, Volumen 2, pg. 58-64.
  6. Francesc Gómez Morales, Cómo los jesuitas inundaron Europa de científicos - Jesuitas como Cristóforo Clavio, Scheiner, Kirchner, Boscovich, fueron geniales científicos y maestros de varias generaciones de hombres de ciencia en Forum Libertas, 31/05/2006.
  7. John W. O'Malley, Los primeros jesuitas, pg. 252
  8. Robert Bellarmine en Rosemary Guiley, The Encyclopedia of Saints, pg. 296.
  9. a b Parroquia de Santiago Apóstol el Real
  10. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas OMER
  11. La Academia Ignatianum se fundó en 1932 -ignatianum.edu.pl-
  12. Moss, Jean Dietz and William A. Wallace. Rhetoric & Dialectic in the Time of Galileo. Washington, D.C.: Catholic UP, 2003. Print. p. 118
  13. "... el maquiavelismo, y su hijuela, el jesuitismo, se reducen a la justificación moral de todo sofisma o falacia pragmáticos al servicio de la fuena fe... practicismo maquiavélico, practicismo jesuítico; por eso a la casuística los jesuitas la llaman praxis, práctica..." (Josse de Kock y otros, Gramática española, enseñanza e investigación, pg. 215.) Enrique Tierno Galván, El tacitismo en las doctrinas políticas del siglo de oro español Archivado el 4 de marzo de 2016 en Wayback Machine.. La teoría de la simulación de Pedro de Ribadeneyra y el “maquiavelismo de los antimaquiavélicos”, INGENIUM. Revista de historia del pensamiento moderno, Nº5, enero-junio, 2011, 133-165, ISSN 1989-3663
  14. Fundación Santa María, Historia de la educación en España y América, pg. 291.
  15. Fermín Ezpeleta Aguilar, El jardín de los frailes de Azaña en la novelística de internados religiosos, en Revista de Literatura, 2012, julio-diciembre, vol. LXXIV, nº 148, págs. 497-516, ISSN 0034-849X doi: 103989/revliteratura.2012.02.305
  16. Manuel Revuelta, La Compañía de Jesús en la España contemporánea: Supresión y reinstalación, pg. 87
  17. Para distintas épocas históricas:
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  28. Javier Burrieza Sánchez, Valladolid, capital jesuítica de Castilla Archivado el 4 de agosto de 2016 en Wayback Machine.
  29. "... pone especial insistencia en Alcalá, donde los viajeros se detuvieron durante 10 días. Al parecer, Le Fèvre se dirigió sin pérdida de tiempo al doctor Sánchez, canónigo de Santiuste y personaje importante en el mundo de la Facultad de Teología. Este doctor Sánchez había formado parte, en 1529, de la comisión encargada de examinar el Diálogo de doctrina cristiana de Juan de Valdés y a continuación, cuando ya Valdés había partido para Italia y estaba sometido a investigación inquisitorial, había hecho su declaración ante la Inquisición en el asunto del Diálogo... quiso visitar también a las primeras discípulas de Íñigo, a Beatriz Ramírez y Mencía de Benavente, mientras que María, «conocida destas dos» -se refiere sin duda a María de la Flor-, estaba ausente. ... Funcionaron maravillosamente bien las relaciones con el vicario general [Quiroga], sucesor del que 15 años antes había encarcelado a Íñigo... [también se entrevistó con el arzobispo de Toledo]... Cuando Le Fèvre abandonó definitivamente Alcalá para dirigirse a Madrid... dejaba dos teólogos de la universidad invadidos por el más impaciente deseo... de hacer los ejercicios." (Marcel Bataillon, Los jesuitas en la España del siglo XVI, pg. 196).
  30. Véase Historia de Alcalá de Henares
  31. Reseñado entre los "Maestros... de Theología y Philosophia... hijos naturales de Valencia": "El padre Gaspar de Valpedrosa, que fue primero Religioso de la Compañía de Jesús, y después monge Bernardo en nuestra Señora de Poblete" (Decada primera de la historia de la insigne y coronada ciudad y reyno de Valencia, por el licenciado Gaspar Escolano, pg. 1132).
  32. Ignacio Vila Despujol, La Compañía de Jesús en Barcelona en el Siglo XVI: El Colegio de Nuestra Señora de Belén, Universidad Pontificia de Comillas, 2010, pg. 433.
  33. San Pedro Claver en El santo del día, pg. 388.
  34. a b c Javier Ibáñez y Jesús Criado, La arquitectura jesuítica en Aragón
  35. Jesuitas Zaragoza
  36. "... en 1554 se fundaban los colegios de Cuenca y de Ávila. ... La presencia de los jesuitas en Ávila atrajo la atención de [Teresa de Jesús]... los padres de la Compañía fueron sus más habituales directores espirituales." (Los Jesuitas en España y en el mundo hispánico, Volumen 1, pg. 53)
  37. Las tres Grandas. Archivado el 25 de junio de 2016 en Wayback Machine., del 10 de abril al 13 de julio de 2014.
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  47. José Ramón Barreiro, Historia de la Universidad de Santiago de Compostela, pg. 218.
  48. "... el «legado» que la Compañía de Jesús dejó a la Universidad fue la Biblioteca, la Iglesia y la casa de Ejercitantes, además del solar del colegio. La Iglesia fue construida entre 1648 y 1673, pues los jesuitas desde su llegada a Compostela en 1578, habían utilizado para sus cultos la iglesia de Santa María a Nova... junto con el convento..." (Dolores Vila, El patrimonio histórico de la Universidad de Santiago de Compostela, pg. 44)
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  53. Muerto en 1673 Selectarum Philosophiae et Medicinae difficultattum (Los jesuitas como transmisores..., op. cit., pg. 426
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  79. a b O'Malley, op. cit., pg. 338