Los contendientes fueron la tropa española mandada por el gobernador Pedro de Villagra, compuesta de 150 soldados y 700 indios de guerra, y las fuerzas araucanas comandadas por el cacique Loble, que acudía a auxiliar a los indios de Reinogüelén, sin saber que habían sido derrotados. Ambos contendientes se encontraron de sorpresa. Los indios se escondieron en los matorrales para poder atacar a los españoles. Estos arremetieron y Loble, cercado, envió un parlamentario a Villagra, para que le perdonara la vida. Villagra aceptó y los indios se rindieron.