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Expansión utoazteca

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Expansión de las lenguas yuto-aztecas hacia el sur.

La expansión utoazteca designa el proceso histórico-cultural y demográfico de difusión y migración de pueblos y culturas que hablaban lenguas yuto-aztecas, desde el área de Oasisamérica hacia Mesoamérica (Sur de México y parte de Centroamérica) a través de Aridoamérica (Norte de México).

Este artículo resume la prehistoria reconstruida de los pueblos yutoaztecas durante el período en que todavía se estaban diferenciando unos de otros, entre el III milenio a. C. y el II milenio a. C., y el siglo XIII, período para el cual existen materiales escritos.

Fuentes sobre la expansión

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La expansión yuto-azteca puede reconstruirse de modo aproximado a partir de:

  • Lingüística comparativa o histórica, que a partir del estudio de la diversificación de la familia y el agrupamiento de las lenguas según sus similitudes nos da pistas sobre las rutas y los periodos de separación de los diversos grupos.
  • Estimaciones glotocronológicas, que a partir de la comparación de listas de vocabulario postulan tiempos de separación entre las diversas familias en términos del porcentaje de vocabulario básico compartido.
  • Evidencias arqueológicas o materiales sobre las fechas de ocupación de territorios, las migraciones y los cambios culturales abruptos materialmente documentables.
  • Relatos y documentos precolombinos, además para el último periodo reciente los documentos y tradiciones de la civilización azteca aportan datos complementarios sobre la expansión nahua en Mesoamérica.

Fases de la expansión

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Las lenguas yuto-aztecas se dividen habitualmente en ocho subfamilias principales, estas subfamilias se dividen en dos grupos: el grupo yuto (4 subfamilias) y el grupo sonorense o mexicano (4 subfamilias).

Los cálculos glotocronológicos de Morris Swadesh, sugieren que el período de separación de las lenguas de la familia es de unos 4800 años, asumiendo esa cifra como correcta el proto-yutoazteca se habría hablado durante el III milenio a. C.

Primera fase: período común

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El patrón de diferenciación de las lenguas yuto-aztecas sugiere que la expansión ocurrió de norte a sur. El foco originario de expansión se sitúa en el sur de California, Arizona o tal vez Nuevo México. Además la región norte es la que presenta más diferenciación lingüísitica y con períodos de separación mayores, lo cual apoya la idea de que es en esa región donde las lenguas han estado presentes por más tiempo.

De acuerdo con las estimaciones de fechas de la glotocronología, en la región del foco originario, hacia el 2800 a. C. existía un grupo humano que hablaba una lengua o un conjunto dialectos estrechamente relacionados más o menos cercanos al proto-yutoazteca reconstruido a partir de la evidencia de las lenguas modernas.

A partir de esa fecha, por factores demográficos o ambientales no enteramente conocidos esos pueblos se expandieron hacia el sur dando lugar a toda la variedad de lenguas yuto-aztecas modernas. En la actualidad sobreviven 20 lenguas yuto-aztecas (aunque tenemos constancia de la existencia de 59 lenguas),[1]​ habladas por poco más de millón y medio de personas (correspondiendo la inmensa mayoría a los dialectos del moderno náhuatl que suma alrededor de 1,2 millones de hablantes).

Segunda fase: Primeras migraciones hacia el sur

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La primera gran división entre las lenguas del grupo yuto y el grupo mexicano o sonorense, se ha estimado estaba consumada hacia el 1900 a. C. Antes de esa fecha la diferenciación dialectal ya debía estar consumada. Los pueblos yuto-aztecas que se desplazaron hacia el sur, habrían ocupado por esa época los estados mexicanos de Sonora y Chihuahua y hablarían un grupo de dialectos más o menos cercanos a una lengua que se ha llamado proto-sonorense, que con el tiempo daría lugar a las lenguas yuto-aztecas de México. El resto de pueblos más al norte tal vez habrían dado lugar con el tiempo a las lenguas del grupo yuto. El proto-sonorense se ha datado muy aproximadamente hacia el 1900 a. C. y el proto-yuto hacia el 1400 a. C.

Aunque las razones de este desplazamiento de parte de los hablantes de lenguas yuto-aztecas hacia el sur son desconocidas, sería interesante comparar las fechas glotocronológicas con las de los cambios climáticos, demográficos y arqueológicos acaecidos en la región en el tránsito del III al II milenio a. C..

Tercera fase: Diversificación

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Grupo mexicano

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Este grupo se divide en 4 subgrupos principales:

  • Grupo taracahíta, formado por unas ocho lenguas, fue el primero en formarse. Según las estimaciones el antecesor común de estas lenguas existía hacia el siglo III a. C. y subsiguientemente se dividió en grupo tarahumara-guarijío (que actualmente se extiende por Sonora y Chihuahua) y el grupo cahíta (que se exstiende por el sur de Sonora y norte de Sinaloa). Este último grupo incluye a las lenguas yaqui, los mayo aún habladas en Sonora, así como las lenguas de algunos otros grupos como los ópatas, los jova y los eudeve, que fueron extinguidos durante los siglos XVII a XIX por parte de los conquistadores europeos.
  • Grupo cora-huichol o corachol, que se extiende por el occidente de México, y cuyo antecesor común se habría existido hacia el siglo V d. C. Estas lenguas se hablan en los estados de Nayarit y Jalisco.
  • Grupo nahua, formado por el pochuteco, la lengua más cercana al náhuatl y las lenguas propiamente nahuas. El proto-pochuteco-náhuatl habría existido hacia el siglo siglo V d. C., y la diferenciación del proto-náhuatl habría empezado hacia el siglo X. Este grupo es el que tuvo una importancia desproporcionadamente más destacada en la historia de Mesoamérica, ya que las clases dominantes de las civilizaciones tolteca y azteca eran hablantes de náhuatl.
  • Grupo pima-tepehuán el tiempo de separación de estas lenguas es de hace unos ocho siglos.

Grupo yuto

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Este grupo se divide también 4 subgrupos principales, dos de los cuales están formados por dos lenguas poco diversificadas:

  • Grupo númico, en el cual se distinguen tres complejos dialectales o lenguas diferentes: Paiute del norte o mono, Shoshoni gosihute-comanche y paiute del sur o chemehuevi. El proto-númico se habría hablado hacia el 200 d. C.
  • Grupo tákico o californiano meridional, que es el grupo más numeroso y más diverso, formado por al menos seis lenguas conocidas. El proto-tákico habría existido hasta más o menos el 400 a. C.
  • Grupo tübatulabal, formado solo por la lengua tübatulabal.
  • Grupo hopi, formado solo por la lengua hopi.

Cuarta fase: Periodos protohistórico e histórico

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La mayor parte de lenguas mesoamericanas muestran préstamos de origen mixe-zoqueano, como resultado de los puestos avanzados olmecas en el México central y occidental en el periodo que va desde el 1000 a. C. al 400 a. C.

En los últimos 1500 años se han producido varios desplazamientos hacia el sur como resultado de las incursiones nahuas, hacia el 500 d. C., al centro de México, el surgimiento y expansión de los tōltēcas c. 800-900, la expansión totonaca al centro de la costa del Golfo c. 1100-1200, y el declive tōltēca c. 1150-1200. El cuadro se podría esquematizar de esta manera:

  • c. 500. El chinanteco se desplaza de Matlatzinca y Tlapaneco al norte de Oaxaca.
  • c. 500-700. El chiapaneco-mangue se desplaza de Otomí y Chocho al oeste de Chiapas.
  • c. 700. El mangue se desplaza hacia Honduras y Nicaragua.
  • 800-900. El náhuatl septentrional coloniza el centro y sur de la costa del Golfo como náhuatl oriental.
  • c. 900. El pipil deja la costa meridional y se establecen colonias en Chiapas, Guatemala, El Salvador y Honduras.
  • c. 1100. El kabil se desplaza del sur de huasteco al Valle de Grijalva de Chiapas.
  • c. 1200. El subtiaba se separa del tlapaneco y se mueve hacia Nicaragua.

Expansión de los pueblos nahuas

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La presencia nahua (posteriormente aztecas) en Mesoamérica es relativamente reciente, comenzando hacia el 500 d. C.[2]​ o incluso después. De acuerdo con las leyendas mexicas, que se remontan a hechos sucedidos entre los siglos XI y XIII, los mexicas eran originarios de una tierra pantanosa llamada Āztlán (= 'Tierra de garzas'). Este nombre es la base del nombre de la historiografía moderna āztēca (= '[habitante] de Aztlán') para referirse a los mexicas de Tenochtitlán, los acohluas de Texcoco y los tepanecas de Tlacopan. También por esta leyenda cual varios arqueólogos norteamericanos del siglo XIX dieron el nombre Aztlán a varios yacimientos arqueológicos del suroeste de los Estados Unidos.

Aunque tal vez Aztlán no existió nunca, en la forma descrita por las leyendas mexicas; podemos señalar tentativamente un foco desde el que se difundieron los pueblos nahuas y sus lenguas. La glotocronología sugiere que las lenguas nahuas (las diversas variedades de náhuatl y el pochuteco, considerado a veces un dialecto náhuatl divergente) empezaron a separarse entre sí hace unos 1500 años. Con lo cual hacia el 500 d. C., podemos considerar la fecha final para el proto-náhuatl, protolengua común de la que derivarían estas lenguas desde una región situada hacia al norte en los estados mexicanos de Durango, Zacatecas o San Luis Potosí, en algún punto entre Cora-Huichol-Caxcán-Tecuexe en el oeste y huasteco en el este. El proto-náhuatl fue brillantemente reconstruido en los '70 por la lingüista norteamericana Karen Dakin. Éste proto-náhuatl debió ser contemporáneo de latín tardío, obviamente no tenemos ningún testimonio escrito de esta lengua, solo podemos hacernos una idea de la misma a través de las reconstrucciones lingüísticas como las de Dakin.

Las migraciones de los pueblos nahuas entre el siglo V y el siglo XIII establecieron la lengua desde el occidente y centro de Mesoamérica, hasta tan al sur como Veracruz, Chiapas, el estrecho de Tehuantepec, Guatemala,Honduras, Cuzcatlán (El Salvador) y Ometepe (Nicaragua). Las leyendas mexicas hablan de escasez de alimentos lo que sugiere que ese pudo ser el desencadenante de las migraciones hacia el sur. Los pochutecos se instalaron al sur Oaxaca, la fecha de separación entre el pochuteco y el resto de lenguas náhuatl se sitúa en torno al 800 d. C. (justo cuando la civilización maya clásica tocaba a su fin). Puede suponerse razonablemente que hacia el 750 d. C. los pueblos nahuas o proto-aztecas ya ocupaban la región central de México, posiblemente estos pueblos se habrían instalado en la región al norte del valle de México hacia el 800 d. C.

El náhuatl septentrional, entrando desde el centro de México cuando aún no había huellas de dialectos locales desarrollados, ya había echado raíces, siendo el origen de la forma nawa usada por los toltecas. Para el 800 el náhuatl oriental y el pipil comienzan a ser colonizados por el náhuatl septentrional. Hacia el 1000 el nawa occidental comienza ser colonizado por el náhuatl central. Hacia el 1400 se ha completado la distribución del náhuatl.

En cada región que el náhuatl se expande entra en contacto con otras lenguas que ya estaban allí desde hacía tiempo y experimenta algo de influencia de las lenguas locales. Mientras tanto fuera de Mesoamérica el proto-náhuatl tomó un número de préstamos locales del huasteco y sufrió influencia fonológica de las lenguas corachol.

Cultura tōltēca

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La cultura tōltēca es la primera cultura históricamente documentada, sobre la que existen abundantes tradiciones orales sobre personajes y mitos que nos hacen pensar que se trató del primer reino histórico de lengua predominantemente nahua. El nombre de la cultura proviene de la tradición de los āztēcas, de acuerdo con la cual la capital de los tōltēca, se habría llamado Tōllan (hoy llamada Tula), de hecho tōltēcatl significa precisamente '[habitante] de Tōllan'.

Previamente a la aparición de los toltecas, el centro de México había estado dominado por la cultura de Teotihuacán (200 a. C. – 800 d. C.), que a pesar de su nombre náhuatl, seguramente no fue una ciudad de habla náhuatl. Tal vez fue la llegada masiva de pueblos nahuas al centro de México lo que provocó el colapso de Teotihuacán, ciudad que muestra signos de haber sido destruida por el fuego asociado a algún tipo de conflicto bélico o social.

Cultura āztēca

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Los pueblos nahuas llegaron tardíamente al Valle de México que habría estado ocupado previamente por pueblos que hablaban algunas lenguas no yutoaztecas, que ejercieron cierta influencia substrato sobre el náhuatl clásico. Así la civilización azteca se formó como el resultado de la interacción histórica entre grupos nahua parlantes que llegaron a ser preponderantes y pueblos de otro origen que hablaban lenguas no yutoaztecas. La evidencia de esto es en parte lingüística:

El idioma huichol tiene un orden sintáctico básico SOV (Sujeto-Objeto-Verbo), mientras que el náhuatl clásico tiende al orden VSO, aunque conserva indicios de haber tenido previamente un orden SOV: ese es el orden de los pronombres clíticos y además las lenguas de núcleo final mucho más frecuentemente son o han tenido una etapa de desarrollo con orden básico SOV. Tanto el orden VSO como la ocurrencia del fonema /tl/ (que no aparece en todas las variedades de náhuatl) sugieren el contacto con lenguas otomangueanas o lenguas totonacas, del totonaca además procede el sufijo reverencial-diminutivo /-tzīn/. Gradualmente los totonacos fueron expulsados de las tierras altas centrales mexicanas. Todas las formas de náhuatl muestran tratos huastecos y totonacos. Otras lenguas que fueron solapadas por la náhuatl fueron la matlatzinca, chocho, tlapaneco, cuitlateco, soteapaneco, popoluca, xinca, lenca y cora.

Finalmente, hacia el 1200 d. C., algunos años después de la caída del reino tōltēca ya tenemos crónicas aztecas fiables y la historia narrada por la tradición āztēca deja de considerarse leyenda y puede considerarse historia. El origen del poderío āztēca se remonta a la fundación de Tenochtitlan sobre un islote en el lago Texcoco durante el siglo XIII. Y aunque la historia de estos hechos es bien conocida, sin embargo, existen algunos hechos que las crónicas aztecas no recogen y que necesitarían cierto esclarecimiento adicional.

Migraciones nahuas más al sur

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La historia de los otros pueblos, reinos y grupos nahuas diferentes de los tōltēcas y āztēcas no es tan bien conocida, como la de los nahuas del centro de México. Bastante más al sur del Valle de México encontramos variedades náhuatl. Solo algunos de ellos son reminiscencias de la expansión del Imperio Azteca entre los siglos XII y XVI d. C. Sin embargo en regiones tan lejanas como El Salvador, encontramos el idioma náhuat o pipil, cuyo origen no está claro ya que el imperio azteca nunca llegó a esas tierras. Obviamente el náhuat o pipil es la lengua nahua más divergente que existe con lo cual su presencia en esas tierras debe ser antigua, la glotocronología sugiere la presencia de ese idioma allí hacia el 800 d. C., aunque otras estimaciones sitúan su llegada hacia el 900 d. C. Con el tiempo en esa región surgió un señorío importante llamado Señorío de Cuzcatlán, que de acuerdo con la tradición legendaria fue fundada por el rey tolteca exiliado Cē Ácatl Tōpīltzin llamado Quetzalcōātl alrededor del año 1054. Los cronistas españoles como Juarros, Palacios y Lozano explican que alguna vez existieron códices pipil, además escribieron lo que decían y todo eso lo compararon con las otras naciones nahuas del posclásico, revelando que este señorío recibió gran influencia de los tōltēcas y āztēcas, permitiendo conocer mejor este Señorío.

Más intrigante es un grupo nahua que se desplazó aún más al sur, a otros 700 km al sur de los pipiles. Este otro grupo llamado nicaraos por el nombre del soberano que los gobernaba en tiempos de la llegada de los españoles, vivía en las inmediaciones del lago Cocibolca, y con el tiempo la región de Nicaragua fue llamada así por la presencia de este grupo. En el propio lago de Nicaragua varios de los topónimos son reconociblemente nahuas como el de la mayor isla Ometepe (del náhuatl *ōme-tēpe-t 'dos montañas') ya que la isla está formada por dos elevaciones en forma de cerro. Estos topónimos son algunos de los topónimos nahuas más antiguos (este punto está a unos 6000 km de lugar originario de las lenguas yutoaztecas, lo cual muestra la enorme difusión geográfica que alcanzó esta familia de lenguas). El dialecto náhuatl del lago Nicaragua se extinguió en el siglo XVI, aunque curiosamente fue en esta región fue donde por primera vez vieron los europeos libros indígenas en papel de āmatl en el Nuevo Mundo. De acuerdo con los cronistas en esta región también existieron libros pintados al modo de los que más tarde serían vistos más al norte.

Expansión yutoazteca en el norte de México

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En el norte de México están testimoniadas arqueológicamente dos culturas interesantes, la cultura hohokam y la cultura mogollón. Los pueblos pertenecientes a ambas probablemente eran pueblos que hablaban lenguas yutoaztecas.

La extensión de la cultura hohokam coincide muy aproximadamente con la extensión moderna de los pueblos pima-pápago, por lo que probablemente dicha cultura sea atribuible a pueblos de dichas etnias.

La identificación étnica de la cultura mogollón es más problemática porque su extensión coincide con diversos grupos yutoaztecas diferentes, por lo que en realidad esa cultura podría corresponder a pueblos que hablaban diferentes lenguas yutoaztecas, algunos de ellos posiblemente taracahítas o incluso utes, paiutes o shoshonis.

Véase también

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Referencias

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Notas

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  1. Karen Dakin, 1982, pp. 359-360
  2. Kaufman, 2001, pp. 3

Bibliografía

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  • "Languages of the World", Macropædia, Encyclopædia Britannica, 1987.
  • Karen Dakin: La Evolución Fonológica del Protonáhuatl, Universidad Autónoma de México, México DF , 1981, ISBN 968-5802-92-0.
  • Terrence Kaufman: "The history of the Nawa language group from the earliest times to the sixteenth century: some initial results", 2001 [1] Archivado el 19 de enero de 2020 en Wayback Machine.
  • Wick R. Miller: Uto-aztecan cognate sets, UCLA plublications in Linguistics, Volume 48, 1967.