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El '''Balneario''' y los '''jardines de Jabalcuz''' fueron un complejo de baños termales y [[Jardín botánico|jardines]] situados en el [[Jabalcuz (cerro)|cerro de Jabalcuz]], a unos 6 [[kilómetro|kilómetros]] de la ciudad de [[Jaén]] ([[Andalucía]], [[España]]), y documentados desde inicios del [[Siglo XVII|siglo XVII]].
El '''Balneario''' y los '''jardines de Jabalcuz''' fueron un complejo de baños termales y [[Jardín botánico|jardines]] situados en el [[Jabalcuz (cerro)|cerro de Jabalcuz]], a unos 6 [[kilómetro|kilómetros]] de la ciudad de [[Jaén]] ([[Andalucía]], [[España]]), y documentados desde inicios del [[Siglo XVII|siglo XVII]].

Revisión del 06:54 18 jul 2008

Plantilla:Infobox bic-esp El Balneario y los jardines de Jabalcuz fueron un complejo de baños termales y jardines situados en el cerro de Jabalcuz, a unos 6 kilómetros de la ciudad de Jaén (Andalucía, España), y documentados desde inicios del siglo XVII.

En 1781 el consistorio decidió enlazarlos con la ciudad mediante un camino carretero, y que supuso el inicio de numerosas actuaciones por parte de los cabildos municipal y catedralicio. El deán José Martínez de Mazas, principal impulsor de la urbanización de la zona, ordenó la construcción de una plazoleta con casas para los bañistas y una ermita dedicada a los santos Cosme y Damián.

La época de máximo esplendor del balneario se ubicó entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, extendiéndose la actividad hasta 1972, año en el que se inició su completo abandono.

Datos históricos

Primeros hechos documentales

Según el conocimiento que tenemos en la actualidad, las primeras noticias de las aguas termales de Jabalcuz se remontan a un acta capitular fechada el 13 de julio de 1594, en la que el cabildo municipal solicitó que fuera estudiado el proyecto para la construcción de unos baños. En 1600 se redactó una nueva acta en la que se asignaron importantes partidas económicas para la compra de terrenos, que desde entonces fueron de propiedad municipal, y para levantar en el mismo "un baño de lo grande que sea necesario”.

Siglo XVIII: el proyecto del Deán Mazas

No obstante, la historia del desarrollo urbano de la zona como lugar de esparcimiento de la ciudad de Jaén, se inició en 1781 cuando el Ayuntamiento construyó un amplio camino carretero que une la ciudad al paraje desde el Puente de Santa Ana (en la actual Glorieta Lola Torres). Dentro de la misma iniciativa, la administración local ampliaría los antiguos baños con un edificio independiente para mujeres, quedando el primitivo, que los textos citan como de mampostería de buena fábrica y cubierta abovedada, para los hombres.

Plano de situación del balneario (Serafín de Alcázar, finales del siglo XVIII).

El cabildo catedralicio, auspiciado por el deán Martínez de Mazas, aprovechó la construcción de este camino para ejecutar un importante proyecto con la pretensión de ennoblecer los baños de Jabalcuz. Una extensa heredad de propiedad eclesiástica, que fuera adquirida en 1653 por el canónigo Francisco Jerez, se convirtió en el principal escenario de las actuaciones, la citada en los textos como Casería de Jerez, topónimo que persiste en la actualidad. Así, levantó una hilera de seis casas bien equipadas para los bañistas más pudientes junto a una ermita dedicada a los santos Cosme y Damián. Los edificios, ofreciendo fachada a una plazoleta, formaban una estructura en escuadra orientada hacia los baños. El deán Mazas, que sufragó el edifico y mobiliario de la ermita, describió el inicio de las obras en su Retrato al Natural de la Ciudad y Término de Jaén de 1794. El mismo autor, en una misiva de 2 de marzo de 1797, describió el espacio junto a la ermita de la siguiente manera: "hay una plaza o lonja bastante espaciosa [...] de modo que entran coches con toda comodidad, y caben seis u ocho en la referida lonja cercada de asientos de piedra". También cita en dicha carta: "al lado del camino [que dirige desde la ermita al edificio de los baños] he plantado árboles y rosales para hacerle más delicioso". El deán mostró también su temor a que se conservasen y valorasen las obras del cabildo, pues denunció "la malignidad de los pastores y muchachos que andan por aquel cerro", a la vez que manifestó su descontento con las "seis chozas o más" junto a los baños, que arrendaba un numerario del Ayuntamiento a los bañistas y que "sólo para cerdos pudieran servir". Otro documento de finales del siglo XVIII, un plano elaborado por el médico local Serafín de Alcázar (quien es citado por el deán Mazas en su Retrato al Natural), representa con bastante precisión la distribución de la totalidad del conjunto y su acceso desde la ciudad de Jaén.

Siglo XIX: ampliación y reforma

Lo cierto es que, a pesar de estas actuaciones, la estación termal de Jabalcuz siguió presentando un estado bastante precario a juzgar por los textos de la época. A mediados del XIX se inició otra profunda transformación: en 1843 Rafael de Ocaña erigió dos nuevas casas en la agrupación junto a la ermita a la vez que sembró calles de álamos; y un año después, Francisco Berges reunió la propiedad de seis de las siete partes en las que quedó dividida la Casería de Jerez. Pero, fuera de las compraventas privadas, el cambio decisivo ocurrió a partir de 1846, cuando el municipio, propietario del baño y edificios de la plaza principal, dotó al balneario de dirección médica y se adaptó dos años después al régimen sanitario nacional gracias al esfuerzo del médico Juan Miguel Nieto del Castillo, que permanecería como director de las termas hasta 1889. Debiendo ser adaptadas sus instalaciones, los nuevos proyectos fueron planteados según el gusto del romanticismo decimonónico, levantándose un templete octogonal en la plaza, nuevas salas templadas previas a las balsas de agua caliente, escaleras de piedra y entarimados de madera en aquellas, además de un vestuario de planta circular y bóveda esférica para las mujeres. También en esta década de 1840 se erigió una residencia para médico y bañero en la plaza principal y, junto al camino a su paso por la Casería de Jerez, una hilera de casas para bañistas y un nuevo baño que van a recibir la misma denominación que la histórica heredad.

Estado actual de la ermita de los santos Cosme y Damián (siglo XVIII).

En 1847, Pascual Madoz describió minuciosamente las diversas construcciones, que "componen un pueblo dividido en tres grupos": la Casería de Jerez (donde fluía otro ramal de aguas termales), la plazoleta junto a la ermita de los santos Cosme y Damián, y la plaza principal en la que tradicionalmente se habían y han situado los baños principales. El mismo autor concluye:

El sitio de los baños es sumamente alegre y divertido, contribuyendo mucho a amenizarlo la diversidad de ángulos que forman las colinas y caídas del cerro Jabalcuz, y más todavía la frondosidad que se descubre por todas partes [...] y por las casas de campo que se ven salpicadas en aquellos alrededores.

En 1849 los baños fueron ampliados con salas y hospedería exclusivas para enfermos, lo que permitió iniciar la trayectoria del balneario como terma medicinal. No obstante, muchos proyectos de iniciativa privada fueron sucesivamente desestimados, y la necesidad de reparaciones fue constante en las actas del consistorio. De hecho, el templete en 1861 presentaba un estado ruinoso y, aunque se redactó un proyecto de café en su interior, el cabildo municipal lo rechazó al creer que éste seguía suponiendo un desahogo para los visitantes y un lugar de refugio para los días de lluvia. El Ayuntamiento de este modo inició su restauración, pero parte del mismo se derrumbó durante ésta y se hizo necesaria su completa demolición. De igual modo, en 1868, las casas junto a la ermita se encuentraban o bien destruidas o amenazando desplomo.

Finalmente, en 1870, el balneario se subastó públicamente, describiéndose que contaba con dos edificios: "el de los baños propiamente dichos, y el de la casa del médico-director y el bañero". A pesar de la venta, el nuevo director, Juan Miguel Nieto del Castillo, no dejó de denunciar en sus memorias anuales el abandono en que se encontraba el conjunto por parte de sus nuevos propietarios. En 1883, Pablo Riera y Sans en su diccionario menciona que "este establecimiento es de lo más abandonado que en España existe, en lo referente a su régimen y organización".

Las críticas motivaron que en 1884 se reformase y acondicionase en su totalidad el balneario, ejecución impulsada por el entonces propietario de las instalaciones, Manuel Fernández Villalta, bajo la dirección del arquitecto provincial Justino Flórez. La nueva imagen que ofrecía el conjunto permitió que en la Exposición Universal de Barcelona de 1888, sus aguas mineromedicinales recibieran la medalla de plata. Aunque elementos como las bóvedas de piedra de los baños se mantuvieron por su capacidad de conservar el calor, estas obras son las que ofrecen en buena medida la imagen actual. También se erigió una fonda propia junto al balneario, la cual vino a complementar la estancia que ofrecían las viviendas por entonces denominadas de Pestaña −junto a la ermita−, de Jerez y de Buenavista, estas últimas en una elevación del cerro al este del conjunto termal.

Pero el gusto por el lujo burgués de finales del XIX no encontró respuesta en la empresa de Fernández Villalta. El director médico Luis Ramón Gómez Torres lo justificaría en su memoria de 1893:

(...) no es allí necesario porque la concurrencia de estos baños no lo exige ni estaría propicia a pagarlo porque la mayoría de concurrentes se compone de labradores de escasa o mediana fortuna de todos los pueblos de esta provincia y de las provincias más próximas.

Si bien ese mismo año se ejecutó un "bonito lago con un islote en el centro de un sitio próximo al balneario, conocido como el chilanco, sitio por demás pintoresco rodeado de una vegetación exuberante y resguardado de las calores del estío por árboles que le rodean". En 1898 se instaló un piano en el recibidor y dos retretes en la fonda, aunque las quejas en las memorias sucesivas se centraron en la dejadez en el mobiliario, e incluso por la falta de telégrafo, periódicos o juegos. Ello no evitó que Jabalcuz fuera un centro sociocultural de primer orden para los jienenses y visitantes de la ciudad, en el que los merenderos dispersos por todo el conjunto atraían a toda clase de paseantes, bañistas o no, y que entre el 25 y 27 de septiembre cerraba la temporada con una verbena popular bajo el patronazgo de los santos Cosme y Damián amenizada con conciertos, bailes y fuegos de artificio.

Además, se ampliaron las Casas de Jerez, dispuestas en torno a la carretera. A un lado se presentaban ocho casas de dos plantas y una sola crujía con corral trasero destinadas a ser arrendadas. Al otro, los denominados baños de Jerez, con dos piscinas diferenciadas por sexos y que competían directamente en la oferta disponible para los bañistas. Dicho baño se completaba con un edificio anexo, las denominadas Casas Gemelas: pequeños apartamentos distribuidos en dos plantas unidas por una escalera. Se trataba de unas instalaciones exclusivas y diferenciadas del resto del conjunto balneario; de hecho, la dirección médica de Jabalcuz no les afectaba.

Siglo XX: diseño de los jardines y abandono progresivo

Conforme fue avanzando el siglo XX, Jabalcuz presenció la cancelación de importantes proyectos, lo cual originaría su paulatino abandono. Entre ellos destacaba la construcción de un tranvía eléctrico que lo uniría con la ciudad en 1912, o el gran proyecto de reforma de 1925, que planeaba reconvertir el conjunto con la construcción de numerosas viviendas y servicios bajo el emblema del señorial Gran Hotel Alfonso XIII y la ampliación de los baños. Ambos cayeron en el olvido, el segundo, por la prematura muerte en 1926 de su promotor, el ministro José del Prado y Palacio, fundador de la sociedad Aguas de Jabalcuz. Sin embargo, de este gran proyecto urbanístico trazado por Antonio Flórez, llegó a ejecutarse la reforma de los jardines de Jerez y la construcción de un restaurante junto a ellos obra del arquitecto Alberto López de Asiaín.

El jardín, diseñado por el jardinero de la Rosaleda del Retiro de Madrid, Cecilio Rodríguez, quedó estrechamente ligado al balneario como lugar de paseo y de encuentro. Organizado en cuatro terrazas, su naturaleza artificial (gruta, glorieta con fuente, estanque, cascada, escalinata y macetones de piedra), su urbanismo (laberinto de setos, kioscos revestidos de hiedra, caminos entoldados de vegetación) y su importante diversidad botánica (que se disponía entre parterres con ostentosas flores y tortuosos senderos entre tupida vegetación), cumplían a la perfección el propósito de ennoblecer el conjunto para atraer a los clientes más pudientes.

Durante estos años, el balneario volvió a consolidarse como lugar de recreo y descanso de la capital y las caserías fueron en aumento. De esta próspera década de 1920 proceden ejemplos notables como la casería de Nuestro Padre Jesús, junto a la popular y desaparecida Venta de María ‘La Guarra’. También en estos años, a pesar de los proyectos frustrados, el conjunto se amplió con la oficina postal y albergue para la Guardia Civil, lo cual evidencia el aumento de habitantes y la afluencia de público.

En el transcurso de la Guerra Civil se convirtió en una colonia refugio para escolares y en diciembre de 1937 se habilitó una escuela rural. Además, parte de las instalaciones fueron ocupadas por refugiados del frente de Córdoba, a la vez que se utilizaron como centro de detención relacionado con el Servicio de Información Militar (SIM).

El abandono progresivo se fue produciendo en las décadas siguientes, reflejo de la depresión económica de los años centrales del siglo XX, si bien hasta el fallecimiento en 1972 de la marquesa de Blanco-Hermoso, Ana Josefa Mariscal y Tirado, residente en la casería de Nuestro Padre Jesús, se sucedieron algunos proyectos de reforma que, aunque escasos, alargaron durante años la vida del balneario. En 1982, sus herederos, conscientes del evidente declive, definitivamente procedieron a su venta a una empresa promotora.

Estado actual

Desde finales de la década de 1990 hasta la actualidad, se han ido ejecutando diversos proyectos que han transformado profundamente la visión del conjunto, erigiendo numerosos apartamentos y viviendas adosadas −algunas en sitios históricos como Buenavista o Casas de Jerez−, siendo desviada la carretera de Los Villares −que ya no cruza la plaza principal−, o habiendo reformado con diferentes grados de fortuna importantes edificios como el casino-restaurante, casería de Nuestro Padre Jesús, casas gemelas, y baños y jardines de Jerez.

Bien de interés cultural

En febrero de 2008, la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía ha comenzado el procedimiento para la inscripción en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de sitio histórico, del Balneario y Jardines de Jabalcuz.

En un comunicado, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Jaén indicó que a partir de ahora se hará saber a los titulares de derechos y simples poseedores de bienes, entre los que se encuentra el Consistorio, que tienen el deber de conservarlos, mantenerlos y custodiarlos, de manera que se garantice la salvaguarda de sus valores. Asimismo, deberán permitir su inspección por las personas y órganos competentes de la Junta de Andalucía así como su estudio por los investigadores. Por su parte, el Ayuntamiento de la capital debe proceder a la suspensión de las correspondientes licencias municipales de parcelación, edificación y demolición de las zonas afectadas y las obras con carácter inaplazable deberán contar con autorización previa.[1][2]

Referencias

  1. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas BOJA
  2. Cultura inicia el procedimiento para declarar al balneario y los jardines de Jabalcuz en Jaén Bien de Interés Cultural Noticiascadadía, 23 de abril de 2008. Accedido el 16 de julio de 2008.

Bibliografía

  • (2006): Balneario y jardines de Jabalcuz. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, Delegación Provincial de Jaén (documentación técnica sin publicar)
  • BERGES ROLDÁN, L. y LÓPEZ PÉREZ, M. (1997): Caserías de Jaén. Arquitectura del olivar. Pp. 224-225. Estudio Tría. Jaén
  • HIGUERAS MALDONADO, J. (Coord). (1985): Catálogo monumental de la ciudad de Jaén y su término. Pp. 387-388. Instituto de Estudios Giennenses. Jaén
  • LÓPEZ ARANDIA, M. T. (2005): Los baños de Jabalcuz: un paraíso perdido. Ayuntamiento de Jaén. Jaén
  • MADOZ, P. (1988): Diccionario geográfico estadístico histórico de España y sus posesiones de ultramar. Pp. 166-168. Ed. Facsímil (1845-1850). Ámbito Ediciones. Valladolid
  • MARTÍNEZ DE MAZAS, J. (1978): Retrato al natural de la ciudad y término de Jaén. Ed. Facsímil (1794). Pp. 408-416. Biblioteca de Historia Hispánica. Ediciones El Albir. Barcelona
  • RIERA Y SANS, P. (1881-1887): Diccionario geográfico, estadístico, histórico, biográfico, postal, municipal, militar, marítimo y eclesiástico de España y sus posesiones de ultramar. 12 volúmenes. Imprenta y librería religiosa y científica del heredero de D. Pablo Riera. Barcelona

Enlaces externos

Enlaces bibliográficos

Información adicional

  • Plataforma ciudadana de Jabalcuz Página web de la agrupación vecinal en defensa del paraje. Ofrece numerosas fotografías históricas de los jardines y del balneario, además de facilitar la descarga de artículos y de noticias publicadas en la prensa local.