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Diferencia entre revisiones de «Hispania visigoda»

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== La sociedad de la Hispania Visigoda ==
== La sociedad de la Hispania Visigoda ==
[[Archivo:Tesoro de Guarrazar (M.A.N. Madrid) 01.jpg|thumb|170px|right|Corona votiva de [[Recesvinto]] ([[Tesoro de Guarrazar]], [[Museo Arqueológico Nacional de España|M.A.N.]], [[Madrid]]).]]
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[[E. A. Thompson]] afirma en su obra fundamental ''[[Los godos en Hispania]]'' (1969) que «''la única fuente continua de información sobre los reinados de los reyes de la [[Península Ibérica]] desde [[Gesaleico]] a [[Liuva I]] ([[507]]–[[568]]) es la ''[[Historia de los godos]]'' de [[San Isidoro de Sevilla]]''».

=== Aspectos demográficos ===
En cualquier caso, los godos debieron formar una minoría que se supone que empezaría a estar integrada en la sociedad hispanorromana. Su número no ha sido precisado con exactitud por historiador alguno, pero los cálculos más fiables hablan de entre 150.000 y 200.000 visigodos instalados en la península, sobre una población que no llegaba al millón. Otras fuentes hablan de 80.000–100.000 visigodos sobre una población de cuatro millones de hispanorromanos.<ref>''Geografía e historia de España y de los países hispánicos''.</ref>

Los [[visigodos]] se asentaron sobre todo por la zona de la [[Meseta Norte]], especialmente en el centro de la cuenca del río [[Duero]], zona poco poblada y con escasa [[urbanización]].

Éste es el tiempo en el que se produce la reutilización de los materiales de construcción romanos para [[basílica]]s, [[iglesia (edificio)|iglesias]] y otras construcciones civiles (véase [[Arte visigodo]]).

Se trata de una sociedad que se ha considerado prefeudal o de transición al [[feudalismo]], por concurrir en la misma una serie de características que serían propias de etapas posteriores de la [[Edad Media]] y que la diferencian de la Hispania romana. En primer lugar, se produce una paulatina ruralización social, abandonándose las grandes ciudades en algunos puntos y creándose en torno a las villas romanas núcleos de población más reducidos. Por otro lado, se tiende al [[autoconsumo]] y se desarrollan lazos de dependencia personal que anticipan el [[feudalismo]]. Así, de los reyes dependían como clientes los [[Maiores visigodos#Los gardingos|gardingos]]. Los nobles, a su vez, tenían a los [[bucelarios]]. Y de los grandes propietarios de la tierra dependían los colonos.

Se produjo en esta época una sustitución de la [[esclavitud]] por el [[colonato]], como forma de relación en cuanto a la explotación de la tierra, lo cual se había iniciado ya en el Bajo Imperio. Los colonos formaban la amplia masa social. Los ''humildes'', pequeños propietarios libres, eran una clase social en decadencia. La clase alta estaba formada por los ''potentados'', los grandes terratenientes nobles, tanto godos como hispanorromanos. La dureza de las condiciones de vida de las clases bajas acabaron produciendo en alguna ocasión revueltas campesinas, las cuales a veces eran confundidas con [[herejía]]s, como el [[priscilianismo]].

Se diferencia dentro de la sociedad entre los visigodos y los hispanorromanos, cada uno de ellos regido por sus propias leyes. No obstante, con el paso de los siglos se tendió a la fusión de ambos grupos sociales, permitiéndose los matrimonios mixtos. Un intento de acabar con la diversidad jurídica fue el ''[[Código de Recesvinto|Liber Iudiciorum]]'' (publicado en [[654]]), en el que se trata de recoger el [[derecho romano]] junto a las prácticas, ya señoriales, que se habían ido imponiendo en la península en torno al derecho de propiedad.

=== Arrianos, ortodoxos y judíos ===
En cuanto a la [[religión]], los visigodos siguen el [[arrianismo]] que se había extendido en el Imperio Romano en el siglo IV, aunque no existen enfrentamientos significativos con los denominados «[[cristiano]]s ortodoxos»; la mayoría de la población, hispanorromanos, era [[Catolicismo|católica]]. En los [[Concilios de Toledo]], en especial durante el tercero celebrado en el [[589]], se solventa la división provocada por el arrianismo, pero sobre todo gracias a la conversión de [[Recaredo]] en el [[587]]. Este proceso, no sin altibajos, lleva a una unificación de ambas confesiones. La situación favorece tres cuestiones que serán fundamentales: primero, la plena integración entre las comunidades godas y las hispanorromanas; segundo, el ascenso de la sociedad tímidamente [[feudalismo|feudal]] católica a las estructuras de poder visigodas, y tercero, la aparición de figuras fundamentales de la nueva cultura como [[Isidoro de Sevilla]], [[obispo]], y cuyas ''[[Etimologías]]'' son consideradas por algunos como la primera gran obra de la [[Edad Media]]. La iglesia gana gran influencia social, legitima a los reyes a partir del [[672]] y el obispado de [[Toledo]] se convertirá en el más importante de todos los peninsulares.

La relación con los [[judío]]s fue siempre tensa. Aunque al inicio del periodo visigodo los problemas eran menores, la unificación con los arrianos llevaría a una mayor discriminación contra la amenaza judía, por lo que muchos de ellos se convirtieron falsamente. Especialmente estrictos fueron [[Sisebuto]] y [[Égica]], que confiscaron sus propiedades acusándoles de conspirar contra la corona. Las medidas más comunes eran la prohibición de los matrimonios mixtos, aun en caso de judíos conversos; la prohibición de que los judíos tuvieran [[esclavo]]s cristianos y las constantes reparaciones económicas a que eran sometidos sin motivo alguno.


== Economía ==
== Economía ==

Revisión del 13:30 29 abr 2009

Fíbula aquiliforme visigótica de bronce y pasta vítrea del siglo VI, procedente de Alovera (Guadalajara). Realizada mediante la técnica del alveolado o tabicado (cloisonné). Museo Arqueológico Nacional de España.

La Hispania visigoda es la denominación del período histórico que abarca el asentamiento del pueblo visigodo en la Península Ibérica, entre finales del siglo V y comienzos del siglo VIII.

Historia

Las invasiones germánicas en Hispania

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La sociedad de la Hispania Visigoda

Corona votiva de Recesvinto (Tesoro de Guarrazar, M.A.N., Madrid).

E. A. Thompson afirma en su obra fundamental Los godos en Hispania (1969) que «la única fuente continua de información sobre los reinados de los reyes de la Península Ibérica desde Gesaleico a Liuva I (507568) es la Historia de los godos de San Isidoro de Sevilla».

Aspectos demográficos

En cualquier caso, los godos debieron formar una minoría que se supone que empezaría a estar integrada en la sociedad hispanorromana. Su número no ha sido precisado con exactitud por historiador alguno, pero los cálculos más fiables hablan de entre 150.000 y 200.000 visigodos instalados en la península, sobre una población que no llegaba al millón. Otras fuentes hablan de 80.000–100.000 visigodos sobre una población de cuatro millones de hispanorromanos.[1]

Los visigodos se asentaron sobre todo por la zona de la Meseta Norte, especialmente en el centro de la cuenca del río Duero, zona poco poblada y con escasa urbanización.

Éste es el tiempo en el que se produce la reutilización de los materiales de construcción romanos para basílicas, iglesias y otras construcciones civiles (véase Arte visigodo).

Se trata de una sociedad que se ha considerado prefeudal o de transición al feudalismo, por concurrir en la misma una serie de características que serían propias de etapas posteriores de la Edad Media y que la diferencian de la Hispania romana. En primer lugar, se produce una paulatina ruralización social, abandonándose las grandes ciudades en algunos puntos y creándose en torno a las villas romanas núcleos de población más reducidos. Por otro lado, se tiende al autoconsumo y se desarrollan lazos de dependencia personal que anticipan el feudalismo. Así, de los reyes dependían como clientes los gardingos. Los nobles, a su vez, tenían a los bucelarios. Y de los grandes propietarios de la tierra dependían los colonos.

Se produjo en esta época una sustitución de la esclavitud por el colonato, como forma de relación en cuanto a la explotación de la tierra, lo cual se había iniciado ya en el Bajo Imperio. Los colonos formaban la amplia masa social. Los humildes, pequeños propietarios libres, eran una clase social en decadencia. La clase alta estaba formada por los potentados, los grandes terratenientes nobles, tanto godos como hispanorromanos. La dureza de las condiciones de vida de las clases bajas acabaron produciendo en alguna ocasión revueltas campesinas, las cuales a veces eran confundidas con herejías, como el priscilianismo.

Se diferencia dentro de la sociedad entre los visigodos y los hispanorromanos, cada uno de ellos regido por sus propias leyes. No obstante, con el paso de los siglos se tendió a la fusión de ambos grupos sociales, permitiéndose los matrimonios mixtos. Un intento de acabar con la diversidad jurídica fue el Liber Iudiciorum (publicado en 654), en el que se trata de recoger el derecho romano junto a las prácticas, ya señoriales, que se habían ido imponiendo en la península en torno al derecho de propiedad.

Arrianos, ortodoxos y judíos

En cuanto a la religión, los visigodos siguen el arrianismo que se había extendido en el Imperio Romano en el siglo IV, aunque no existen enfrentamientos significativos con los denominados «cristianos ortodoxos»; la mayoría de la población, hispanorromanos, era católica. En los Concilios de Toledo, en especial durante el tercero celebrado en el 589, se solventa la división provocada por el arrianismo, pero sobre todo gracias a la conversión de Recaredo en el 587. Este proceso, no sin altibajos, lleva a una unificación de ambas confesiones. La situación favorece tres cuestiones que serán fundamentales: primero, la plena integración entre las comunidades godas y las hispanorromanas; segundo, el ascenso de la sociedad tímidamente feudal católica a las estructuras de poder visigodas, y tercero, la aparición de figuras fundamentales de la nueva cultura como Isidoro de Sevilla, obispo, y cuyas Etimologías son consideradas por algunos como la primera gran obra de la Edad Media. La iglesia gana gran influencia social, legitima a los reyes a partir del 672 y el obispado de Toledo se convertirá en el más importante de todos los peninsulares.

La relación con los judíos fue siempre tensa. Aunque al inicio del periodo visigodo los problemas eran menores, la unificación con los arrianos llevaría a una mayor discriminación contra la amenaza judía, por lo que muchos de ellos se convirtieron falsamente. Especialmente estrictos fueron Sisebuto y Égica, que confiscaron sus propiedades acusándoles de conspirar contra la corona. Las medidas más comunes eran la prohibición de los matrimonios mixtos, aun en caso de judíos conversos; la prohibición de que los judíos tuvieran esclavos cristianos y las constantes reparaciones económicas a que eran sometidos sin motivo alguno.

Economía

La sociedad visigoda estaba dominada por las actividades de carácter agrícola y ganadero. En este punto continuaron la misma actividad económica de la Hispania romana, con los mismos cultivos, introduciendo alguno nuevo, como el de las espinacas o la alcachofa. La explotación de la tierra seguía organizada en torno a grandes villae. Una villa estaba dividida en reserva y mansos. No obstante, la mano de obra no era ya esclava, sino que se trataba de colonos, lo cual se había iniciado en la época del Bajo Imperio.

Sin embargo, otros rasgos de la época romana cambiaron. Así, desaparece la importancia de las grandes ciudades, del comercio o la minería. La circulación de moneda era escasa. El único comercio de cierta importancia era el de productos de lujo que provenían del Mediterráneo, y que era gestionado por mercaderes internacionales.

Instituciones políticas

La monarquía

El rey era el jefe supremo de la comunidad. La institución monárquica llevaba largo tiempo afianzada en el pueblo visigodo cuando éste llegó a la Península. Los reyes debían ser de condición noble y accedían al trono mediante un sistema electivo en el que intervenían los obispos y los magnates palatinos. Pero con ese sistema sólo se entronaron tres reyes (Chintila, Wamba y Rodrigo). La asociación al trono era, en la práctica, la forma más común, junto con las usurpaciones, de tomar el poder. El monarca estaba ungido por Dios y a éste debía su legitimidad; la realeza poseía así un carácter sagrado, que se supone debía de disuadir cualquier intento de atentar contra el rey. Pero eso no bastaba y los asesinatos de monarcas, rebeliones, conjuras y usurpaciones eran moneda de cambio en el reino visigodo.

Junto al rey estaba el Aula Regia, consejo asesor que estaba formado por nobles.

La administración territorial

Los visigodos aceptaron la división provincial de la Hispania Romana. Al frente de las provincias nombraron a duces (singular, dux; en español, duques). Crearon otras circunscripciones que dirigían comites (comes, 'condes').

Las instituciones municipales, en cambio, entraron en decadencia. Los curiales municipales, encargados de recaudar los impuestos en las ciudades, continúan y acentúan su caída. Son despojados de su poder tributario y éste recae en manos de los duces y los comes. Éstos asumirán gran parte de la labor administrativa del reino y gobernarán provincias o regiones con plenas competencias en la administración y justicia. Iniciándose un proceso de protofeudalización.

La hacienda pública

Estaba formada por el Tesoro Regio, el patrimonio de la corona y los ingresos por impuestos.

El Tesoro Regio lo constituían las grandes cantidades de oro, plata y joyas que los visigodos habían conseguido con los saqueos a lo largo de su historia. El encargado de su custodia era el comes thesauri y pasó por diversas vicisitudes. Tras la derrota de Alarico II en la batalla de Vouillé en el 507, el tesoro pasó a Rávena bajo custodia de los ostrogodos y fue reinstaurado en el 526 tras la muerte del rey ostrogodo Teodorico el Grande.

Estaba dividido en dos grupos claramente diferenciados (distintas ubicaciones):

  • Tesoro nuevo: monedas de oro y plata con las que pagaban al ejército, administración, etc.
  • Tesoro antiguo: con las joyas almacenadas de los saqueos. Entre estas piezas estaba con seguridad la «Mesa de Salomón» y se especula con que también estuviese el «Candelabro de los Siete Brazos», ambos objetos capturados en el saqueo a Roma por Alarico.

El Tesoro Regio constituía una reserva muy importante para el reino visigodo y sus monarcas no dudaron en utilizarlo para pagar aliados en sus luchas internas.

El patrimonio de la corona era inmenso y lo componía sobre todo la gran cantidad de tierras que los monarcas amasaban. Éstas provenían de varias fuentes: las expropiadas por las constantes purgas que se realizaban en la nobleza, las tierras desiertas o deshabitadas y las tierras provenientes del fisco romano. Estas tierras se arrendaban a siervos que las cultivaban y pagaban una renta. Todas eran administradas por el conde del patrimonio. En el VIII Concilio de Toledo bajo reinado de Recesvinto se establece una separación entre el patrimonio del monarca y el del Estado.

Los impuestos en el reino visigodo no es una cuestión clara. Se sabe que los pequeños propietarios y los siervos que cultivaban las tierras reales pagaban un tributo. Parece que también existió un impuesto al clero, pero no tuvo continuidad en el tiempo. Los judíos fueron sometidos a un impuesto especial. Obispos y numerarii establecían el cambio de dinero a especie y funcionarios de la administración central se encargaban de su recaudación; al frente de la organización fiscal se encontraba el conde del patrimonio.

Los Concilios de Toledo

Entre los años 400 y 702 se celebraron en Toledo dieciocho concilios en los que, reunidos en asamblea, los obispos de todas las diócesis de Hispania sometían a consideración asuntos de naturaleza tanto política como religiosa, con independencia del poder al que estuvieran sometidos (suevo, visigodo o bizantino).

Entre estas cuestiones no estrictamente religiosa estuvieron las normas para la elección de los reyes, la aprobación de los destronamientos o la condena a los rebeldes. Era en los concilios, además, donde se decidía sobre la persecución de los judíos.

La influencia visigoda lingüística sobre la lengua castellana

Para los visigodos en la Península Ibérica la lengua no era un factor distintivo entre ellos y los hispano-romanos (que vivían en el territorio antes de su llegada); ambos grupos hablaban la misma lengua, el latín vulgar. A pesar de eso, la lengua gótica original y otros aspectos de la cultura de los visigodos tuvieron un impacto lingüístico sobre algunos aspectos del castellano en la actualidad. En otras palabras, hay reflejos lingüísticos del contacto social entre los romanos y los visigodos en la lengua castellana hoy en día.

En cuanto a la fonética, no hay huellas del los visigodos. No obstante, hay rastros de su lengua en la morfología y lexicología del castellano. Por ejemplo, ciertas palabras conservan el sufijo gótico -ing, que se convertiría en -engo. Podemos ver ejemplos de eso en las palabras «abolengo» y «realengo».

Ciertos tipos de palabras reflejan las dos culturas y sus propias lenguas; podemos ver influencia lingüística de los visigodos en el español en palabras relacionadas con el comercio, la agricultura, la industria, la vivienda, y el derecho. En principio, es probable que las palabras fuesen palabras prestadas de la lengua gótica, pero gradualmente se desarrollaron para ser más parecidas al español y más fáciles de pronunciar para un hablante de latín vernáculo y eventualmente, un hispanohablante.

También los hispano-romanos tomaron palabras de los góticos para conceptos que ya conocían y los adaptaban a su lengua vernácula; por ejemplo, la palabra jabón se deriva de una palabra gótico: saiposapone → jabón. Los visigodos introducían un concepto para los hispanorromanos (en este caso, el concepto nuevo de jabón) y adaptaban la palabra gótica original (de saipo) para que fuera más fácil de pronunciar y más parecido a una lengua romance.

Más ejemplos de palabras españolas con orígenes góticos.

Otras palabras en la lengua castellana reflejan palabras góticas relacionadas con lo militar o diplomático. La palabra «guerra» reemplazó la palabra latina bellum. «Guerra» se deriva de la lengua gótica como sigue: werraguerre → guerra. Además, la palabra «tregua» se deriva de triggwa, de la lengua gótica.

De interés particular es el impacto de los visigodos en la antroponimia, que es una rama de la onomástica que estudia los nombres propios. De hecho, muchos nombres españoles comunes tienen sus orígenes en la lengua gótica a causa de la ocupación de los visigodos en la península Ibérica. Por ejemplo, el nombre «Fernando» se deriva de una combinación de dos palabras góticas: frithu ('paz') y nanth ('atrevido'). Gradualmente los hispanorromanos los adaptaban hasta formar un nombre nuevo, Fridenandus, y finalmente se convertían en «Fernando». También podemos ver este proceso en el nombre «Álvaro», que deriva de las palabras all y wars, que significan respectivamente 'todo' y 'prevenido'. «Alfonso» está compuesto de una combinación de all y funs ('preparado'). Más antropónimos de origen gótico son Rodrigo, Rosendo, Argimiro, Elvira, Gonzalo y Alberto.

Bibliografía

  • CAEROLS, José Joaquín. El encuentro entre godos e hispanorromanos (un análisis filológico), Roma, 2001, pp. 199–238. Encuentro, 2002.
  • GONZÁLEZ, A. y GARCÍA MORENO, L. Los visigodos. Historia y civilización, Murcia, 1986.
  • LIVERMORE, Harold. Orígenes de España y Portugal. Barcelona 1988.
  • FONTAINE, J. Isidoro de Sevilla. Génesis y originalidad de la cultura hispánica en tiempos de los visigodos, Madrid.
  • SÁNCHEZ ALBORNOZ, Claudio. Estudios visigodos. Roma, 1971.
  • THOMPSON, E. A. Los godos en España, Madrid, 1971.
  • ORLANDIS, José. Historia del reino visigodo español, Madrid, 2003.

Notas

  1. Geografía e historia de España y de los países hispánicos.

Véase también

Enlaces externos

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