Diferencia entre revisiones de «Empédocles»

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'''Empédocles de [[Agrigento]]''' ([[Sicilia]], [[Magna Grecia|Magna Grecia]]), [[filósofo griego|filósofo]] y [[político]] [[democracia|democrático]] [[Antigua Grecia|griego]] que vivió aproximadamente desde el -490 al -430.Es conocido por su famosa teoría de las cuatro raíces a las que Aristóteles mas tarde llamó elementos, juntando el agua de Tales, el fuego de Heráclito, el aire de Anaxímenes y la tierra de Jenófanes, las cuales se mezclan en los distintos entes del cosmos. También sostiene una curiosa teoría sobre la evolución orgánica.
'''Empédocles de Agrigento''' (en griego Εμπεδοκλής) ([[Agrigento]], h.495/490 - h.435/430 a. C.), fue un [[filósofo griego|filósofo]] y [[político]] [[democracia|democrático]] [[Grecia|griego]]. Cuando perdió las [[elecciones]] fue [[destierro|desterrado]] y se dedicó al saber.
Postuló la ''teoría de las cuatro raíces'', a las que [[Aristóteles]] más tarde llamó [[Elementos de la antigüedad|elementos]], juntando el agua de [[Tales de Mileto]], el fuego de [[Heráclito]], el aire de [[Anaxímenes]] y la tierra de [[Jenófanes]] las cuales se mezclan en los distintos entes sobre la tierra. Estas ''raíces'' están sometidas a dos fuerzas, que pretenden explicar el movimiento (generación y corrupción) en el mundo: el Amor, que las une, y el Odio, que las separa. Estamos, por tanto, en la actualidad, en un equilibrio. Esta teoría explica el cambio y a la vez la permanencia de los seres del mundo. Posteriormente [[Demócrito]] postularía que estos elementos están hechos de [[átomos]].


Sostiene una curiosa teoría sobre la evolución orgánica por su teoría de las ''raíces''. Suponía que en un principio habría numerosas partes de hombres y animales distribuidas por azar: piernas, ojos, etc. Se formarían combinaciones aleatorias por atracción o Amor, dando lugar a criaturas aberrantes e inviables que no habrían sobrevivido:{{cita|''Muchas especies de criaturas vivas tienen que haber sido incapaces de propagar su linaje, ya que en cada una de las especies hoy día existentes o la industria o el valor o la velocidad ha protegido desde el principio su existencia, conservándola.'' (Empédocles citado por [[Stephen F. Mason]], ''Historia de las ciencias'')}}
== Biografía ==


[[Aristóteles]] le atribuye un experimento para demostrar la presión del [[aire]] como sustancia independiente usando una [[clepsidra]]. También descubrió la fuerza centrífuga y el sexo de las plantas.
Realmente no se sabe mucho a cerca de la personalidad de Empédocles dado que esta se halla envuelta en leyenda que lo hace aparecer como mago y profeta, autor de milagros y revelador de verdades ocultas y misterios escondidos. La leyenda cuenta que por donde iba le acompañaban por doquier miles de discípulos y miles de personas le suplicaban que les curara de sus enfermedades y les vaticinara el porvenir. Sin embargo, sí se comprobó que era un hombre de elevada alcurnia que rehusó la corona real que le ofreció su pueblo después de una rebelión política.


En astronomía identificó correctamente que la luz de la [[Luna]] procedía del [[Sol]] reflejado y que la [[Tierra]] era una esfera.
Llegó a ser jefe de la facción democrática de su ciudad natal, gracias a su fama como científico y médico y su posición social, también ocupó importantes cargos en la vida pública.


Una leyenda afirma que murió lanzándose al [[Etna]] para tener un final digno de su divinidad, aunque parece más probable que muriese en el [[Peloponeso]].
El final de su vida lo pasó exiliado en el Peloponeso. Se forjaron varias versiones entorno a su muerte, la más conocida de todas es aquella según la cual se habría arrojado al volcán Etna para ser venerado por sus conciudadanos.


Escribió los poemas ''[[De la naturaleza]]'' (''Peri physeos'') y ''[[Las purificaciones]]'', de los cuales se conservan fragmentos. Fuentes verificables afirman que Empédocles fue un filosofo de gran envergadura también entre los egipcios.
== Hipótesis ==


Natural de Agrigento, en Sicilia. Una leyenda cuenta que se arrojó al Etna con el fin de que, desaparecido, sus paisanos lo tuvieran por un dios inmortal, y que fue descubierta la superchería cuando se encontró a los pocos días una sandalia del filósofo en la boca del volcán. Una leyenda más benigna dice que se arrojó al Etna para conocer el interior de la Tierra y del fuego. De acuerdo con lo que hemos dicho del pluralismo, la física de Empédocles trata de compaginar el carácter inmutable del ser parmenídeo con la constatación de la generación y la corrupción. El resultado es que no existen generación y corrupción en sentido absoluto, sino sólo mezcla y separación de elementos inmutables. Los elementos para Empédocles son cuatro: agua, aire, tierra y fuego, como afirmaban respectivamente Tales, Anaxímenes, Jenófanes (que suele contarse entre los eléatas) y Heráclito. A estas sustancias hay que añadir dos fuerzas, encargadas de realizar la mezcla y la separación: el amor y el odio. El amor une y el odio separa. Al principio reina en soledad el amor y todo es una esfera: el Uno, eterno e inmóvil, en el que los cuatro elementos están mezclados. Luego sobreviene el odio, y, así, la separación. El mundo es una sucesión de ciclos unión-separación. El hombre es también un compuesto de los cuatro elementos. La salud consiste en cierto equilibrio entre ellos. El conocimiento es posible porque lo semejante conoce lo semejante: por el fuego conocemos el fuego, por el odio, el odio, por el amor, el amor.
Empédocles sintetizo las teorías de Tales, Anaxímenes y Heráclito, que hacían, respectivamente, del agua, el aire y el fuego el principio originario, añadiendo un cuarto elemento: la tierra. A Empédocles debemos, pues, la celebre teoría de los cuatro elementos. Afirmó que objetos y organismos nacen de la combinación de tales elementos, según diversas proporciones y cuando ellos se separan lo que los hombres llaman muerte. Cada nacimiento no es, en realidad, si no una mezcla de los cuatro elementos, y cada muerte o desapariciones es la segregación de lo que estuvo unido por un tiempo.


== Biografía ==
Ahora bien, como no habría motivo para que las raíces cambiaran de una disposición concreta por otra, Empédocles recurre para explicar esta movilidad de las combinaciones a otro par necesario como motor de los cambios: Amor y Odio.
Y ambas son los principios básicos de todo cuanto se forma y desarrolla la Tierra. De acuerdo con Empédocles, la realidad es cíclica. Al comenzar un ciclo, los cuatro elementos se encuentran unidos por el principio del Amor. Cuando el Odio penetra en el círculo, los elementos empiezan a separarse. El Amor une todas las cosas; entonces el Odio reemprende el proceso. El mundo se haya en equilibrio, es decir, a medio camino entre la esfera primaria y el estado de total dispersión entre los elementos. Los cuatro elementos y las dos fuerzas que los mueven explican así mismo el conocimiento, según el principio de que lo semejante se conoce con lo semejante. Las cosas emanan flujos que pasan a través de los poros de los elementos, determinan el contacto y el reconocimiento.

Él llama a estos cuatro elementos raíces. No es nueva en la filosofía la separación de una serie de contrarios de cuya interacción dependen los demás seres, lo que sí es nuevo es que estos son igualmente imperecederos. Él les atribuye nombres divinos, por lo que explica que estos sean eternos. Al fuego le da el nombre de: Zeus, Sol, Hefesto, Llama. Al aire: Hera, Luz, Cielo, Éter, Calor. Al agua: Nestis, Lluvia, Mar, Ponto. A la tierra: Aidoneo.

Sobre estas bases, Empédocles dedicó gran interés a la observación de la naturaleza (botánica, zoología y fisiología), y expuso originales concepciones sobre los seres vivos. Creía que no es posible que ningún cambio conlleve la creación de nueva materia; solo puede ocurrir un cambio en las combinaciones de los cuatro elementos ya existentes. De esta manera formuló una primitiva teoría de la evolución en la que declaraba que las personas y los animales evolucionaban a partir de formas precedentes. También expuso una teoría para la circulación de la sangre y la cede del pensamiento en el corazón, hipótesis acogida durante mucho tiempo por la medicina.

También descubrió la ciencia centrífuga y el sexo de las plantas. En astronomía identificó correctamente que la luz de la luna procedía del Sol reflejado y que la tierra era una esfera.

Algunos puntos de su doctrina corresponden a la de Pitágoras. Así, dice que la causa de los sufrimientos de los hombres surge de los pecados.

== Obras ==

Literariamente, Empédocles es un poeta que domina las fórmulas y los recursos homéricos, a la vez demuestra una serie de aspectos nuevos, como el gusto por la palabra rica, el término raro y por la ambigüedad buscada como efecto. Para la época de Empédocles, las fronteras entre lo racional y lo poético, lo místico y lo filosófico no se habían tratado aún con nitidez. También empleaba la repetición y la recurrencia para hacer más claras sus ideas. Las repeticiones de segmentos o de versos enteros no obedecen a un uso formal, sino un deliberado intento de mostrar las íntimas relaciones entre unos aspectos y otros de su doctrina, y de insistir en las cuestiones fundamentales.

=== Acerca de la Naturaleza ===

Adopta esta obra la forma de un poema didáctico en el que el autor se dirige a una persona y le instruye sobre determinados aspectos de la realidad. En su inicio, el poema insistía en el viejo tópico arcaico de la ignorancia humana, que aquí se achaca a la incapacidad de los hombres para conocer la realidad sólo a través de los sentidos. Frente a ellos, Empédocles posee conocimientos superiores que le han sido revelados, ya que la Musa habla por su boca, por lo que muestra un religioso respeto para no mancillar el ámbito de lo divino.

Empédocles muestra con respecto a Parménides una actitud de conciliación de los datos de los sentidos con las premisas eleáticas. Así, niega que pueda haber crecimiento o disminución de lo que existe y la posibilidad de nacimiento o muerte de lo que es. En esto último hay una innovación. Como parte de un ser múltiple, explica lo que la gente común denomina “nacimiento” y “muerte”, como pura mezcla y disociación de varios elementos. Son perecederos los seres resultantes de la mezcla de los elementos originarios, pero no esos mismos elementos, que son ingénitos e imperecederos.

Llegamos con ello al punto central y más novedoso de la física empedóclea: la teoría de los elementos, o mejor, como él los llama, “raíces”. No es nueva en la filosofía la separación de una serie de contrarios de cuya interacción dependen los demás seres. Lo que es nuevo en Empédocles es que, mientras para todos sus antecesores estos contrarios eran resultado de la evolución de un solo elemento originario, para él los cuatro, aire, tierra, agua y fuego, son igualmente originarios, ingénitos e imperecederos.

No obstante, incluso con la aceptación de la multiplicidad originaria subsiste el problema de explicar los motivos del cambio. Para explicarlo, Empédocles acepta en primer lugar la posibilidad de que se produzcan mezclas. No existe el vacío, pero las raíces son susceptibles de desplazarse porque se recorren mutuamente. Ello supone que las concibe como divisibles en partículas. Como las proporciones en que pueden combinarse los cuatro elementos son múltiples, también lo son los resultados posibles de tales combinaciones.

Ahora bien, como no habría motivo para que las raíces cambiaran una disposición concreta por otra, Empédocles recurre para explicar esta movilidad de las combinaciones a otro par necesario como motor de los cambios, Amor y Odio. Ambos son eternos y necesarios. Lo que los diferencia es que Amor propicia la atracción entre desemejantes mientras que Odio propicia la atracción entre semejantes. Los dos son necesarios y permanecen siempre activos, pero su predominio es alternativo. Su capacidad eficiente se produce por su inserción en los elementos instándolos a que se unan o se separen. Con ello abre Empédocles camino a la distinción entre causa material y causa eficiente y propugna por primera vez la existencia de fuerzas que actúan sobre la materia. Ahora bien, hay que hacer alguna precisión. La primera, que las raíces no son inertes. La actuación de Amor y Odio las mueve a amarse o a odiarse entre sí, lo que implica que son capaces de concebir determinados sentimientos. El segundo es que estas fuerzas no parecen ser inmateriales: la impresión es que Empédocles las considera corpóreas y susceptibles de mezclarse con las raíces.

Asimismo se percibe en él un notable avance en la precisión lingüística. Frente a la única posibilidad de elegir entre “es” y “no es” planteada por Parménides, Empédocles admite que una afirmación es verdad en un sentido y no lo es en otro. Los seres nacen y perecen, en la medida en que una mezcla determinada de los elementos es susceptible de producirse y disociarse; pero si partimos de las raíces no hay nacimiento ni muerte, porque ellas son inmortales.

La propuesta de Empédocles es que uno y múltiple son dos momentos cíclicos asociados respectivamente al predominio absoluto de Amor y al de Odio. Frente a las cosmogonías habituales, en que lo uno es originario y lo múltiple el resultado de la evolución de lo uno, Empédocles propone una cosmogonía reversible, en que ambas situaciones son alternativas y en la que es ocioso discutir cuál es la originaria por dónde empezó el proceso. Las duraciones temporales de los diversos estadios han sido en todo caso prefijadas.

Para insistir en su idea básica, repite los conceptos con alguna variación en que los elementos aparecen en su forma más visualizable y se recurre a la afirmación taxativa de que no hay nada fuera de las cuatro raíces como constitutivos de los seres existentes.

En otras recurrencias se hace una afirmación nueva: la de que las raíces se amenguan y se acrecientan. Con ello se quiere señalar sin duda que, según la mayor o menor incidencia de Amor o de Odio, las masas de partículas de un mismo elemento serán mayores o menores. Todas estas repeticiones son conscientes, como se comprueba en su propia declaración acerca del método expositivo que emplea.

Comenzando por el reinado de Amor, se trata de un estado de unidad, probablemente producto de una mezcla absoluta de todos los elementos en pequeñas cantidades; es el descrito por el poeta como “concurriendo en unidad todos ellos”. En esta mezcla no es posible discernir las raíces, porque se trata de una combinación inextricable entre ellas. Mientras, el Odio se halla relegado a los confines.

La mezcla que caracteriza el momento en que Amor impera de modo absoluto es descrita como un ser esfero, en cuyo carácter no antropomórfico insiste. Los modelos de este ser en último término derivan del dios de Jenófanes y en forma más inmediata, del ser esférico de Parménides. Con todo, hay dos diferencias fundamentales entre el esfero de Empédocles y el ser parmenídeo: la primera es que el filósofo de Agrigento concibe a su esfero como ilimitado; la segunda es que el ser de Parménides es eterno, mientras que el esfero de Empédocles es sólo un estado transitorio dentro del ciclo.

En efecto inicia Odio su avance estremeciendo la quietud de Esfero.

En este proceso se produce el origen de nuestro mundo en la etapa del progresivo avance de Odio hacia la primacía. Empédocles desea en este punto dejar bien sentados algunos principios; el primero de ellos es que los elementos que se separarán no dejan de ser lo mismo que aquellas partes de ellos que configuran seres mortales, seres de los que unos están mejor dotados que otros para unirse con otros determinados. El segundo principio es que la situación general del cosmos se refleja en los seres mortales cuya composición deriva también de los mismos elementos. Sobre estas bases, anuncia que va a desarrollar su relato sobre una cosmogonía. Parece claro que, como la acción de Odio va en el sentido de unir lo semejante con lo semejante, dará lugar a concentraciones de cada uno de los elementos por separado, y, como los elementos tienen un peso diferente, su respectiva concentración produce un desequilibrio: el más liviano, el aire, se expande primero, y luego el fuego, y este desequilibrio genera un movimiento de rotación; como resultado del cual la tierra se ve comprimida y el agua brota de ella. En cuanto a la parte exterior del aire se solidifica por la acción del fuego.

Empédocles concibe el cosmos resultante de este proceso como una especie de huevo, con una cáscara de aire sólido, con la tierra en el centro y masas de fuego y aire a guisa de clara. Se ha querido ver en ello un influjo de las cosmogonías órficas pero no hay que olvidar tampoco que para Empédocles el mundo orgánico y el cosmos se hallan íntimamente relacionados, lo que implica que para él los procesos del cosmos y los del microcosmos son esencialmente los mismos. No es extraño por ello que su imagen del mundo pueda ser comparable a la de seres orgánicos.

El fragmento 30 alude a movimientos ascendentes del fuego que llevan al aire a ocupar su lugar a ras de la tierra, mientras que en el 33 se niega la hipótesis de que el éter es infinito hacia arriba y de que la tierra lo es hacia abajo. En cuanto al 32, señala que en el momento presente quedan todavía masas de fuego no liberadas bajo la tierra. Para Empédocles la erupción de un volcán no sería sino la liberación de estas masas de fuego.

En cuanto a los astros, los concibe como fuego residual en el interior del aire, que se ha visto exprimido. Marchan sueltos por oposición a las estrellas fijas, que se hallan prendidas a la parte exterior solidificada del aire. Más extraña resulta su explicación del Sol, confusamente transmitida por la doxografía. Para el poeta el Sol parece una reflexión del hemisferio que contiene fuego y que desde la Tierra vuelve hacia él. Pero para entender esta afirmación correctamente hay que comprender que para Empédocles las reflexiones no son otra cosa que el efecto de la emisión de partículas ígneas. El Sol es fruto de una concentración de tales partículas. La luna es asimismo producto de una concentración de aire, por lo que su luz es reflejo de la del Sol.

Lo más interesante de todo ello es que parece haber dado con la solución correcta acerca de la causa de los eclipses como interposición de la luna entre el Sol y la Tierra.

Menos claridad tienen los fragmentos 44 y 45; el primero presenta la aparición del viento y de las nubes de lluvia venidas del mar; el 45 sería una parte de la descripción del efecto que el Sol produce sobre la tierra solidificando parte de ella en rocas.

Acabado el excursus cosmogónico, retomamos la continuación del inexorable ciclo cósmico. Odio acaba sin duda por llegar a dominar completamente, con la consiguiente separación absoluta entre los elementos. En este momento no existen los seres mortales, que son mixtos de unos elementos y otros. Empédocles describe cómo Amor, situada en el centro del torbellino, inicia su expansión, que conlleva la acción de combinar los elementos entre sí. Cerrando el ciclo, el resultado final de este proceso volverá a ser el pleno predominio de Amor, con la consiguiente configuración de esfero, y así sucesivamente.


Empédocles nació en [[Agrigento]] ([[Sicilia]]), el año 495 a. C.(?) y murió probablemente en 435 a. C. Fue un destacado filósofo y poeta griego.
Lo más curioso es que esta conformación de estirpes de mortales se va a narrar en un extraño proceso, según el cual primero aparecen miembros sueltos y luego seres completos. Como punto de partida, las diferentes materias orgánicas son fruto de diferentes mezclas de las "raíces" originales. El primer estadio del proceso descrito por Empédocles es la configuración azarosa de miembros dispersos. Estos se van juntando, pero en las primeras uniones los resultados no son los seres que conocemos, sino unas criaturas monstruosas. La razón por la que sólo sobrevivieron unas combinaciones y no otras nos ha llegado al hilo de una mención según la cual las combinaciones adecuadas a su fin propio se conservaron y en cambio se perdieron las que eran inadecuadas para la consecución de tales fines, todo lo cual constituye un clarísimo precedente de la teoría darwinista de la perduración de las especies adaptadas al medio, pero al mismo tiempo hay que resaltar el hecho de que con esta explicación Empédocles consigue aunar una teoría científica con un elemento tradicional de las cosmogonías más arcaicas: la descripción de una fase primitiva de la historia del mundo caracterizada por el nacimiento de seres primigenios monstruosos.


Realmente se conoce muy poco de la biografía de Empédocles; su personalidad está envuelta en la leyenda, que lo hace aparecer como mago y profeta, autor de milagros y revelador de verdades ocultas y misterios escondidos.
Los estadios hasta ahora descritos se corresponderían sin duda en el cielo cósmico con las fases de tránsito del reino de Odio al de Amor, por lo que abría que concebirlos como una disgregación en el poema debida a la necesidad del poeta de unir en la exposición todo lo referente a los seres mortales. Pero está claro que la frase "el fuego al separarse" se refiere ya a un estadio posterior al reinado de Amor. En este estadio de la evolución de los seres vivos descritos por el poeta se trata de unos curiosos seres hechos de tierra, agua y fuego, crecidos por completo sin distinción de órganos, miembros que están poco divididos. Sigue una cuarta fase, que es aquella en la que vivimos, con las combinaciones de los elementos que nos son conocidas.


Se sabe, no obstante, que Empédocles nació en el seno de una familia ilustre, y llegó a ser jefe de la facción democrática de su ciudad natal. Su fama como científico y médico-taumaturgo, unida a su posición social, le permitió ocupar importantes cargos en la vida pública. El final de su vida lo pasó exiliado en el Peloponeso. Se forjaron varias versiones en torno a su muerte, la más conocida de todas es aquella según la cual se habría arrojado al volcán Etna para ser venerado como un dios por sus conciudadanos.
Dentro de la narración del estado actual de la evolución de los seres, Empédocles se ocupaba de diferentes aspectos relacionados con la procreación. En el fragmento 53 sabemos que se aludía a la forma en que la visión de la hembra por el macho provocaba en él el recuerdo de la unión sexual y el deseo de repetirla. En el fragmento 56 se refiere la creencia de Empédocles de que la hembra y el macho producían semen, de cuya mezcla adecuada surgía la generación de un nuevo ser. El sexo de la criatura dependía de la mayor o menor calidez del ámbito en que era concebida; si éste era frío, el nuevo ser sería una mujer; si era caliente un varón.


De sus escritos se conservan únicamente ''Los Políticos'', el tratado ''Sobre la medicina'', el ''Proemio a Apolo'', ''Sobre la naturaleza'' (sólo se conservan unos 450 versos de los 5.000 de que constaba la obra) y ''Las Purificaciones'' (de argumento místico e inspirado en el orfismo). Parece que hay que considerar espurias las tragedias que se le atribuyen. Escribió sus obras en forma de poemas. Su doctrina parece depender en muchos puntos de Parménides, a quien se supone que conoció en un viaje a Elea.
Otros fragmentos se ocupan de la creación de diversos seres vivos por obra de Amor. Así, en el fragmento 60 vuelve a aparecer, dando lugar a las variadas formas de los seres vivos a partir de las cuatro raíces y sirviendo de contrapeso al efecto disgregador de Odio. Resultado de su obra es el nacimiento de animales y vegetales.


'''En sus obras Empédocles comienza, como Parménides, estableciendo la necesidad y perennidad del ser'''. Pero '''su originalidad consiste en conciliar dicha necesidad con el devenir''', con el transcurrir de todo. '''Intentando responder a esta cuestión, nos habla de cuatro "raíces" ''(rhicómata)'' eternas''', los cuatro elementos naturales: '''fuego''', '''agua''', '''aire''' y '''tierra'''. (en realidad esto lo dijo Aristóteles)
Empédocles parece haber observado con interés una serie de cuestiones botánicas y haber ofrecido sus puntos de vista sobre ellas, como la relación que establece entre la temperatura ambiente y la cantidad de jugo en los frutos: los tardíos, como la granada, tienen menos jugo porque se dan en época ya más fría, mientras que los tempranos, como la manzana, son mucho más jugosos. Su interpretación sobre los árboles como formas primitivas de vida nos ha llegado de una manera bastante fiel, y alude a la fermentación del zumo de la uva para convertirse en vino. Particularmente interesante es su visión de los procesos biológicos como correlativos entre sí: los frutos de los árboles son como sus huevos, y los cabellos en los animales, las espinas de los erizos y las hojas de los árboles son análogas en su función.


Estas raíces corresponden a los principios (''arjé'') de los jónicos, mas, a diferencia de éstos, -que se transforman cualitativamente y se convierten en todas las cosas-, las raíces de Empédocles permanecen cualitativamente inalteradas: son originarias e inmutables (se prepara así la noción de "elementos"). Lo que provoca el cambio son dos fuerzas cósmicas que él llama Amor y Odio. (También en esto Empédocles prepara el camino para la causa o fuerza natural).
También los animales fueron objeto de su estudio. Conocemos su idea de la relación existente entre la configuración de los elementos en los animales y su hábitat, sobre la base de que los animales más cálidos se hacen acuáticos para equilibrar su exceso de calor.


Para Empédocles, el '''Amor tiende a unir los cuatro elementos, como atracción de lo diferente'''; el '''Odio actúa como separación de lo semejante'''. Cuando predomina totalmente el Amor, se genera una pura y perfecta esfera toda ella igual e infinita, que goza de su envolvente soledad. El Odio comienza entonces su obra, deshaciendo toda la armonía hasta la separación completa del caos. De nuevo al Amor interviene para volver a unir lo que el odio ha separado, y así, las dos fuerzas, en sus cíclicas contiendas, dan vida a las diversas manifestaciones del cosmos.
Los problemas relacionados con la percepción, los sentidos y el pensamiento parece que ocupaba un lugar importante en su obra. Las bases sobre las que edifica sus ideas sobre la percepción son, de un lado, la aceptación del principio de atracción de lo semejante por lo semejante; de otro, la creencia de que todos los objetos emiten efluvios consistentes en pequeñas partículas materiales, que son las percibidas. La forma en que lo son es asimismo curiosa. Los órganos de percepción ofrecen lugares propicios al paso de estos efluvios; los de cada órgano, adecuados a los efluvios que va a percibir, de forma que cuando los efluvios son más pequeños que el paso cruzan por él sin ser percibidos y cuando son más grandes no pasan, y tampoco lo son. Sólo cada sentido percibe su sensible, porque los efluvios ajustan en los poros. Consecuencia de esta idea es que la percepción no es otra cosa que una pura mezcla entre los elementos que perciben y los percibidos, los efluvios de las cosas.


Los cuatro elementos y las dos fuerzas que lo mueven explican asimismo el conocimiento, según el principio de que lo semejante se conoce con lo semejante. Las cosas emanan flujos que, pasando a través de los poros de los elementos, determinan el contacto y el reconocimiento.
También la nutrición se concibe como un proceso de atracción de lo semejante por lo semejante. La propia inteligencia obedece a este mismo principio y por ello se acrecienta por lo semejante. Por este motivo varía de acuerdo a los cambios de condición corporal. Considerado el pensamiento como una interacción de los elementos, es fácil concluir que todos los entes físicos pueden pensar, en mayor o menor grado. Sentimientos como placer y dolor, y estados como la sabiduría y la ignorancia son consecuentemente concebidos por Empédocles como meras reacciones de lo semejante o lo desemejante a la mezcla. Todo ello sobre la base de que los elementos que componen el cuerpo humano son los de toda la realidad, combinados azarosamente.


Sobre estas bases Empédocles dedicó gran interés a la observación de la naturaleza (botánica, zoología y fisiología), y expuso originales concepciones sobre la evolución de los organismos vivos, la circulación de la sangre, y la sede del pensamiento en el corazón, tesis acogida durante mucho tiempo por la medicina.
En cuanto a la visión, la explica como efecto de la luz que sale del ojo. Compara la acción de la luz de parte de los ojos a la que emite una linterna a través de una pantalla que no deja pasar el agua, pero sí el fuego, es decir, la luz. Sin embargo, Empédocles debió combinar esta salida de fuego del ojo con la entrada de los efluvios de las cosas en él. Debió tratar asimismo otros aspectos de la cuestión, como la relación de los elementos y el color; para Empédocles el agua es negra, y así la vemos cuando no le llega la luz del Sol, que es blanca.


Esta doctrina de la evolución y transformación de todos los seres le da pie para la teoría de la metempsícosis: por ley necesaria los seres expían sus delitos a través de una serie de reencarnaciones. "Yo he sido ya, anteriormente, muchacho y muchacha, arbusto, pájaro y pez habitante del mar". Solamente los hombres que logren purificarse podrán escapar por completo del círculo de los nacimientos y volver a morar entre los dioses.
Respecto del oído conservamos explicaciones según las cuales los efluvios que son percibidos por el oído, en este caso el aire puesto en movimiento, impactan la membrana cartilaginosa y la hacen sonar como una campana.


== Empédocles y su visión del hombre ==
El olfato es el efecto de partículas residuales, cuya penetración va unida a la respiración.


La teoría de los cuatro elementos que han de estar en armonía, permite elaborar una concepción de salud, que tendrá amplia repercusión en la medicina griega posterior.
En cuanto al entendimiento, Empédocles le confiere una localización y una entidad totalmente físicas: para él es la sangre en torno al corazón, ya que contiene la proporción más equilibrada de los elementos. Es la aproximación a la divinidad por medio de su conocimiento lo que constituye el saber más importante y el que conduce a la felicidad. Sin embargo, los seres humanos se ven obligados a conocer por medio de los sentidos de forma imperfecta, frente a la divinidad, que tiene un conocimiento perfecto porque no precisa de los sentidos. De esta forma la imagen de lo divino presentada por Empédocles es la de pura inteligencia. En dos fragmentos más se alude a temas relacionados con la sabiduría; en uno se alude probablemente al equilibrio propio del hombre sabio y en el otro se habla de un hombre "de saber poco corriente" que probablemente es Pitágoras, paradigma del sabio para Empédocles. Esta forma de sabiduría se contrapone a la búsqueda de otros placeres humanos que provocan su pérdida.


Utilizando otros términos Empédocles considera al hombre un microcosmos (El hombre, concebido como resumen completo del universo o macrocosmos), una suerte de mundo microscópico (dado que contiene los mismos elementos) y ello le permite formular una explicación de conocimiento por "simpatía": "lo semejante conoce a lo semejante". Así, las emanaciones que proceden de las cosas entran por los poros del cuerpo humano, yendo a encontrar lo semejante que en éste hay:
=== Purificaciones ===


"Vemos la tierra por la tierra, el agua por el agua, el aire divino por el aire y el fuego destructor por el fuego. Comprendemos el amor por el amor y el odio por el odio." Fr. 109
De acuerdo a las doctrinas religiosas griegas, la purificación era un procedimiento ritual para liberarse de un pecado por medio de una serie de prácticas. Empédocles se presenta en este poema como portador de un mensaje de purificación y salvación. Este mensaje va dirigido a los agrigentinos. Este punto de partida del "hombre providencial" que va a narrar la suerte de las almas sitúa a Empédocles en una tradición muy próxima a los movimientos órficos y al pitagorismo primitivo.


Es decir un elemento lleva al otro y es necesaria la existencia de uno para la existencia del otro
Aunque está convencido de la verdad de su mensaje, es consciente de las dificultades que entraña convencer de él a sus conciudadanos. Su argumentación comienza por reiterar los principios básicos de que "nacimiento" y "muerte" son conceptos vulgares y falsos.


Para Empédocles, la realidad es concebida como una esfera, lo cual sugiere que parte de la concepción de Parménides. La esfera de Empédocles equivale al Ser de Parménides, aunque a diferencia de éste último, no niega el valor de las apariencias porque para él, hay movimiento y hay pluralidad de seres. Lo que hace es introducir dentro de la esfera a la variedad: en su interior se encuentran los cuatro elementos.
El tema central del poema rige la suerte de los démones perjuros: verse desterrados de los dioses, condenados a transmigrar en diferentes cuerpos. Todo parece indicar que estos démones no son seres independientes de los postulados en el poema físico, sino puras combinaciones armónicas de los elementos, que serían felices en la época del reinado de Amor, pero que al irrumpir el Odio, se vieron separados e introducidos en formas de vida mortal. El propio poeta se menciona como ejemplo de esta ley universal de la transmigración a vegetales, animales y a seres humanos diferentes.


Podría decirse pues, que inspirándose en Tales, Anaxímenes, Heráclito y Jenófanes, aúna de todos ellos sus elementos primigenios. Cada uno de estos elementos es eterno e imperecedero, pero al mezclarse entre sí dan lugar a la diversidad de seres y cambios que se observan en el mundo.
Estos fragmentos de combinaciones perfectas vienen así a parar como componentes de un cuerpo, que de su primitivo estado de felicidad y honra viene a caer en un lugar en que se siente desdichado, lugar que no es otro que nuestro propio mundo, en que los embates de Odio se dejan sentir ya con enorme fuerza, y que es por ello descrito en términos siniestros. Esta nostalgia por la pérdida de la vida anterior lleva a una visión muy negativa de la raza humana y a la consideración de nuestro mundo como una cueva, en comparación al anterior esplendor.


La mezcla de los elementos es producido por dos fuerzas cósmicas: el amor y el odio. Son fuerzas que también se encuentran en el hombre y que al explicar en su lucha todo cuanto sucede, determinan la visión trágica que Empédocles tiene de la existencia:
A continuación se nos describe un proceso sumamente interesante: la degeneración de la raza humana desde una época original más próxima al primitivo dominio de Amor y más armónica, hasta su caída en una situación más lamentable. En el fragmento 118 se presenta un cuadro de los sacrificios originales en que no había dioses sanguinarios, ni siquiera dioses como Zeus, Crono o Posidón, sino que reinaba Cipris, es decir, Amor. Las ofrendas eran puras y los sacrificios cruentos, inexistentes. Toda la Naturaleza era entonces armónica y animales y hombres vivían sin derramar los unos la sangre de los otros. Se trata de una versión del viejo mito de la "Edad de Oro".


Estos elementos no cesan nunca su continuo cambio. En ocasiones se unen bajo la influencia del Amor, y de este modo todo devinen lo Uno; otras veces se disgregan por la fuerza hostil del Odio (...) y tienen una vida inestable (...)
Pero la devoración de carne produce la ruptura de esta armonía, por haberse violado la ley universal de no matar animal alguno. De ahí que el poeta exhorte a los demás hombres a no perpetuar esta práctica funesta, que es el motivo de todas sus desdichas. Las razones de esta prohibición se explican vívidamente en el fragmento 124: un animal puede albergar un alma humana transmigrada.


Este mismo combate de dos fuerzas se ve claramente en la masa de los miembros mortales. A veces, por efecto del amor, todos los miembros que posee el cuerpo se reúnen en unidad, en la cima de la vida floreciente. Pero otras veces, separados por el odio cruel, vagan por su lado a través de los escollos de la existencia." Fr. 17-20.
No era ésta la única prohibición ritual que se manifestaba en el poema, sino que se enunciaban otras prohibiciones: el laurel y las habas. La observancia de estos preceptos y la abstención en general del mal conducen al perfeccionamiento del alma y su eventual paso a una situación superior. Y es que Empédocles creía en la existencia de una jerarquía de seres vivos sobre la base de que el alma transmigraba de uno a otro, a mejor o a peor, según se hubiera mantenido más o menos pura en sus diversas existencias, hasta el retorno a la felicidad original. El ascenso es de las formas vegetales a las animales, pero entre las vegetales las hay superiores, como el laurel, igual que entre los animales las hay, como el león. De ellas la ascensión llega a los seres humanos, entre los que hay también gradaciones, en la cima de las cuales se hallan los augures, poetas, médicos y dirigentes. Es de suponer que Empédocles se consideraba a sí mismo como todo eso, por lo que entendía que se hallaba a punto de alcanzar la liberación definitiva y la unión con lo divino, que es el último escalón que puede alcanzarse.
Para Empédocles, la vida del hombre es unánime.


== Bibliografía ==
== '''Bibliografía''' ==
*Kingsley, Peter, ''Filosofía antigua, misterios y magia. Empédocles y la tradición pitagórica''. Traducción: Alejandro Coroleu. 568 páginas. Vilaür: Ediciones Atalanta, 2008. ISBN 978-84-935763-8-7
*Kingsley, Peter, ''Filosofía antigua, misterios y magia. Empédocles y la tradición pitagórica''. Traducción: Alejandro Coroleu. 568 páginas. Vilaür: Ediciones Atalanta, 2008. ISBN 978-84-935763-8-7
*''Historia Universal de Carl Grimberg''. Producciones García Ferré S. A., págs. 49-50.
*''Grandes Obras del Pensamiento. Filósofos Presocráticos (De Tales a Demócrito)''. Editorial Altaya, págs. 189-250.
*''Biblioteca de Consulta Encarta 2005''.


== Véase también ==
== Véase también ==

Revisión del 19:44 30 may 2009

Plantilla:Ficha de filósofo Empédocles de Agrigento (en griego Εμπεδοκλής) (Agrigento, h.495/490 - h.435/430 a. C.), fue un filósofo y político democrático griego. Cuando perdió las elecciones fue desterrado y se dedicó al saber. Postuló la teoría de las cuatro raíces, a las que Aristóteles más tarde llamó elementos, juntando el agua de Tales de Mileto, el fuego de Heráclito, el aire de Anaxímenes y la tierra de Jenófanes las cuales se mezclan en los distintos entes sobre la tierra. Estas raíces están sometidas a dos fuerzas, que pretenden explicar el movimiento (generación y corrupción) en el mundo: el Amor, que las une, y el Odio, que las separa. Estamos, por tanto, en la actualidad, en un equilibrio. Esta teoría explica el cambio y a la vez la permanencia de los seres del mundo. Posteriormente Demócrito postularía que estos elementos están hechos de átomos.

Sostiene una curiosa teoría sobre la evolución orgánica por su teoría de las raíces. Suponía que en un principio habría numerosas partes de hombres y animales distribuidas por azar: piernas, ojos, etc. Se formarían combinaciones aleatorias por atracción o Amor, dando lugar a criaturas aberrantes e inviables que no habrían sobrevivido:

Muchas especies de criaturas vivas tienen que haber sido incapaces de propagar su linaje, ya que en cada una de las especies hoy día existentes o la industria o el valor o la velocidad ha protegido desde el principio su existencia, conservándola. (Empédocles citado por Stephen F. Mason, Historia de las ciencias)

Aristóteles le atribuye un experimento para demostrar la presión del aire como sustancia independiente usando una clepsidra. También descubrió la fuerza centrífuga y el sexo de las plantas.

En astronomía identificó correctamente que la luz de la Luna procedía del Sol reflejado y que la Tierra era una esfera.

Una leyenda afirma que murió lanzándose al Etna para tener un final digno de su divinidad, aunque parece más probable que muriese en el Peloponeso.

Escribió los poemas De la naturaleza (Peri physeos) y Las purificaciones, de los cuales se conservan fragmentos. Fuentes verificables afirman que Empédocles fue un filosofo de gran envergadura también entre los egipcios.

Natural de Agrigento, en Sicilia. Una leyenda cuenta que se arrojó al Etna con el fin de que, desaparecido, sus paisanos lo tuvieran por un dios inmortal, y que fue descubierta la superchería cuando se encontró a los pocos días una sandalia del filósofo en la boca del volcán. Una leyenda más benigna dice que se arrojó al Etna para conocer el interior de la Tierra y del fuego. De acuerdo con lo que hemos dicho del pluralismo, la física de Empédocles trata de compaginar el carácter inmutable del ser parmenídeo con la constatación de la generación y la corrupción. El resultado es que no existen generación y corrupción en sentido absoluto, sino sólo mezcla y separación de elementos inmutables. Los elementos para Empédocles son cuatro: agua, aire, tierra y fuego, como afirmaban respectivamente Tales, Anaxímenes, Jenófanes (que suele contarse entre los eléatas) y Heráclito. A estas sustancias hay que añadir dos fuerzas, encargadas de realizar la mezcla y la separación: el amor y el odio. El amor une y el odio separa. Al principio reina en soledad el amor y todo es una esfera: el Uno, eterno e inmóvil, en el que los cuatro elementos están mezclados. Luego sobreviene el odio, y, así, la separación. El mundo es una sucesión de ciclos unión-separación. El hombre es también un compuesto de los cuatro elementos. La salud consiste en cierto equilibrio entre ellos. El conocimiento es posible porque lo semejante conoce lo semejante: por el fuego conocemos el fuego, por el odio, el odio, por el amor, el amor.

Biografía

Empédocles nació en Agrigento (Sicilia), el año 495 a. C.(?) y murió probablemente en 435 a. C. Fue un destacado filósofo y poeta griego.

Realmente se conoce muy poco de la biografía de Empédocles; su personalidad está envuelta en la leyenda, que lo hace aparecer como mago y profeta, autor de milagros y revelador de verdades ocultas y misterios escondidos.

Se sabe, no obstante, que Empédocles nació en el seno de una familia ilustre, y llegó a ser jefe de la facción democrática de su ciudad natal. Su fama como científico y médico-taumaturgo, unida a su posición social, le permitió ocupar importantes cargos en la vida pública. El final de su vida lo pasó exiliado en el Peloponeso. Se forjaron varias versiones en torno a su muerte, la más conocida de todas es aquella según la cual se habría arrojado al volcán Etna para ser venerado como un dios por sus conciudadanos.

De sus escritos se conservan únicamente Los Políticos, el tratado Sobre la medicina, el Proemio a Apolo, Sobre la naturaleza (sólo se conservan unos 450 versos de los 5.000 de que constaba la obra) y Las Purificaciones (de argumento místico e inspirado en el orfismo). Parece que hay que considerar espurias las tragedias que se le atribuyen. Escribió sus obras en forma de poemas. Su doctrina parece depender en muchos puntos de Parménides, a quien se supone que conoció en un viaje a Elea.

En sus obras Empédocles comienza, como Parménides, estableciendo la necesidad y perennidad del ser. Pero su originalidad consiste en conciliar dicha necesidad con el devenir, con el transcurrir de todo. Intentando responder a esta cuestión, nos habla de cuatro "raíces" (rhicómata) eternas, los cuatro elementos naturales: fuego, agua, aire y tierra. (en realidad esto lo dijo Aristóteles)

Estas raíces corresponden a los principios (arjé) de los jónicos, mas, a diferencia de éstos, -que se transforman cualitativamente y se convierten en todas las cosas-, las raíces de Empédocles permanecen cualitativamente inalteradas: son originarias e inmutables (se prepara así la noción de "elementos"). Lo que provoca el cambio son dos fuerzas cósmicas que él llama Amor y Odio. (También en esto Empédocles prepara el camino para la causa o fuerza natural).

Para Empédocles, el Amor tiende a unir los cuatro elementos, como atracción de lo diferente; el Odio actúa como separación de lo semejante. Cuando predomina totalmente el Amor, se genera una pura y perfecta esfera toda ella igual e infinita, que goza de su envolvente soledad. El Odio comienza entonces su obra, deshaciendo toda la armonía hasta la separación completa del caos. De nuevo al Amor interviene para volver a unir lo que el odio ha separado, y así, las dos fuerzas, en sus cíclicas contiendas, dan vida a las diversas manifestaciones del cosmos.

Los cuatro elementos y las dos fuerzas que lo mueven explican asimismo el conocimiento, según el principio de que lo semejante se conoce con lo semejante. Las cosas emanan flujos que, pasando a través de los poros de los elementos, determinan el contacto y el reconocimiento.

Sobre estas bases Empédocles dedicó gran interés a la observación de la naturaleza (botánica, zoología y fisiología), y expuso originales concepciones sobre la evolución de los organismos vivos, la circulación de la sangre, y la sede del pensamiento en el corazón, tesis acogida durante mucho tiempo por la medicina.

Esta doctrina de la evolución y transformación de todos los seres le da pie para la teoría de la metempsícosis: por ley necesaria los seres expían sus delitos a través de una serie de reencarnaciones. "Yo he sido ya, anteriormente, muchacho y muchacha, arbusto, pájaro y pez habitante del mar". Solamente los hombres que logren purificarse podrán escapar por completo del círculo de los nacimientos y volver a morar entre los dioses.

Empédocles y su visión del hombre

La teoría de los cuatro elementos que han de estar en armonía, permite elaborar una concepción de salud, que tendrá amplia repercusión en la medicina griega posterior.

Utilizando otros términos Empédocles considera al hombre un microcosmos (El hombre, concebido como resumen completo del universo o macrocosmos), una suerte de mundo microscópico (dado que contiene los mismos elementos) y ello le permite formular una explicación de conocimiento por "simpatía": "lo semejante conoce a lo semejante". Así, las emanaciones que proceden de las cosas entran por los poros del cuerpo humano, yendo a encontrar lo semejante que en éste hay:

"Vemos la tierra por la tierra, el agua por el agua, el aire divino por el aire y el fuego destructor por el fuego. Comprendemos el amor por el amor y el odio por el odio." Fr. 109

Es decir un elemento lleva al otro y es necesaria la existencia de uno para la existencia del otro

Para Empédocles, la realidad es concebida como una esfera, lo cual sugiere que parte de la concepción de Parménides. La esfera de Empédocles equivale al Ser de Parménides, aunque a diferencia de éste último, no niega el valor de las apariencias porque para él, hay movimiento y hay pluralidad de seres. Lo que hace es introducir dentro de la esfera a la variedad: en su interior se encuentran los cuatro elementos.

Podría decirse pues, que inspirándose en Tales, Anaxímenes, Heráclito y Jenófanes, aúna de todos ellos sus elementos primigenios. Cada uno de estos elementos es eterno e imperecedero, pero al mezclarse entre sí dan lugar a la diversidad de seres y cambios que se observan en el mundo.

La mezcla de los elementos es producido por dos fuerzas cósmicas: el amor y el odio. Son fuerzas que también se encuentran en el hombre y que al explicar en su lucha todo cuanto sucede, determinan la visión trágica que Empédocles tiene de la existencia:

Estos elementos no cesan nunca su continuo cambio. En ocasiones se unen bajo la influencia del Amor, y de este modo todo devinen lo Uno; otras veces se disgregan por la fuerza hostil del Odio (...) y tienen una vida inestable (...)

Este mismo combate de dos fuerzas se ve claramente en la masa de los miembros mortales. A veces, por efecto del amor, todos los miembros que posee el cuerpo se reúnen en unidad, en la cima de la vida floreciente. Pero otras veces, separados por el odio cruel, vagan por su lado a través de los escollos de la existencia." Fr. 17-20. Para Empédocles, la vida del hombre es unánime.

Bibliografía

  • Kingsley, Peter, Filosofía antigua, misterios y magia. Empédocles y la tradición pitagórica. Traducción: Alejandro Coroleu. 568 páginas. Vilaür: Ediciones Atalanta, 2008. ISBN 978-84-935763-8-7

Véase también

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