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Revisión del 04:45 31 may 2009

Cadete del Heroico Colegio Militar de México.

Las Fuerzas Armadas de México están integradas por tres ramas militares agrupadas en dos dependencias gubernamentales que son:

Los principales roles de las Fuerzas Armadas son la defensa de la soberanía del territorio nacional, el combate al tráfico de drogas, búsqueda y rescate y protección civil en los casos de desastre. Todos los ciudadanos mexicanos varones tienen obligación legal de prestar un año de Servicio Militar Obligatorio al cumplir los 18 años de edad, que es la mayoría de edad en México, este servicio se hace mediante sorteo de los conscriptos, sin embargo se puede ingresar voluntariamente en las Fuerzas Armadas desde los 16 años de edad, con consentimiento de los tutores legales.

Historia

Del estilo pretoriano a la seguridad pública

Según algunos analistas, sería durante los sexenios de José López Portillo y Miguel de la Madrid cuando se trastocaría la función que dentro del sistema habían asumido las Fuerzas Armadas (FF. AA.), herederas de una revolución popular y, por ende, sin el estilo pretoriano que comparten sus pares en América del Sur, agregando a sus labores de contención para con las protestas sociales, donde la masacre del 2 de octubre de 1968 viene a ser emblemática, el trabajo de eliminar la crítica y legalizar la exclusión de la representación política de una parte de la ciudadanía.

Pero será en el salinismo, donde los juristas al servicio del Estado se encargarían de volver sinónimos conceptos como Seguridad Nacional y Seguridad Pública o Interior, de modo que la presencia del Ejército afuera de sus cuarteles pudiera legalizarse o, más aún, irse legitimando. Y, ya con Ernesto Zedillo en la Presidencia, le tocaría su turno a las reformas en artículos como el 21º y el 73º constitucionales, que serían la piedra angular para que en octubre de 1995 el Senado aprobara la Ley General que Establece las Bases de Coordinación del Sistema Nacional de Seguridad Pública[2], integrando en tareas de policía política lo mismo a las secretarías de Gobernación, Defensa Nacional, Marina y Comunicaciones y Transportes, que a los gobiernos de los 31 estados y del Distrito Federal y la Procuraduría General de la República (PGR).

Aumento considerable de presupuesto

Paralelamente, las FF. AA. dispondrían también de más recursos para modernizarse, a razón de un incremento que iba de los 10 mil 352 millones de pesos presupuestado en 1995, a los 23 mil 200.5 millones en 1999, y que para el año 2000 alcanzaría los 28 mil 334.5 millones. Esto repercutió en que el mapa de la militarización se extendería entonces por todo el país, originando una reorganización de las instituciones castrenses en 12 regiones, 41 zonas y 23 guarniciones militares a nivel nacional; implicando con ello la creación de cuatro zonas militares más a las que había en 1994, cuando la irrupción zapatista.

Allí no acabó todo: la llamada modernización de las FF. AA. incluyó la creación de escuadrones de fuerzas especiales, tipo rangers y boinas verdes estadounidenses, llamados Grupos Aeromóviles de Fuerzas Especiales (GAFE's) que, de uno existente en 1998, para 2000 sumaban ya 70; más 36 Grupos Anfibios de Fuerzas Especiales (GANFE's), 3 Brigadas de Infantería, 1 Brigada de Policía Militar, 2 Batallones de Infantería, 1 Regimiento de Caballería Motorizado, 8 Regimientos Mecanizados y 24 Compañías de Infantería no encuadradas nuevas. Al tiempo que la Procuraduría General de la República (PGR) pondría en marcha desde noviembre de 1995 un programa que supuestamente mejoraría el trabajo de la dependencia con la participación activa de militares en todas sus delegaciones estatales y regionales, mismo que llegaría a su punto más alto cuando en diciembre de 1996 1,493 soldados serían comisionados en varios estados de la República para su apoyo.[1]

Transferencia de elementos a la PFP

Sin embargo, 1999 vendría a ser el año cúspide en la escalada de un fenómeno que parecía tener como punto de partida la incursión de grupos guerrillero como el EZLN, al que ya se le había sumado el Ejército Popular Revolucionario (EPR): el mes de julio, 4 mil 988 elementos de la Tercera Brigada de la Policía Militar, apoyados con 65 vehículos militares, 99 perros y mil 862 armas de fuego, serían transferidos a la entonces recién creada Policía Federal Preventiva (PFP), pilar del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en lo que para muchos investigadores vendría a ser la muestra más evidente de militarización del país.

Calificados por el entonces secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco Altamirano, como elementos “altamente especializados”, los nuevos “policías” habían sido los mismos que patrullaron las calles de la delegación Iztapalapa del Distrito Federal, entre 1996 y 1997: cuando los militares se hicieron cargo de la policía, en la ciudad de México se denunciaban 679 delitos al día, al regresar a sus cuarteles la cifra había aumentado a 701 cada 24 horas.[2]

Ayuda del Pentágono

Aprovechando la coyuntura originada por estos y otros resultados, el Pentágono, que había venido estrechando las relaciones bilaterales con México en materia de seguridad hemisférica desde julio de 1995 con la Cumbre de Williamsburg, Virginia, y con la posterior visita del secretario de Defensa estadounidense, William J. Perry, a tierras mexicanas, empezó a manejar oficialmente la posibilidad de llevar a cabo maniobras conjuntas entre las que se contemplaba la expansión del programa International Military Education and Training (IMET) para México, con un costo de 500 mil a un millón de dólares.[3]​ Dicha cifra pronto se vería rebasada, cuando el IMET alcanzara los 3 millones de dólares y, en 1997, la administración Clinton destinara otros 83 millones en ayuda militar a México; sin contar los 27 millones 466 mil dólares entregados en 1998 y los 24 millones 799 mil que otorgó el Congreso estadounidense para 1999, año en que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional celebraba su Consulta por el Reconocimiento de los Derechos de los Pueblos Indios y contra la Guerra de Exterminio.

Entrenamiento en el extranjero

Finalmente, no sólo los presupuestos militares en México registraron aumentos; también el número de militares mexicanos recibiendo entrenamiento en el extranjero crecería considerablemente. Países como Rusia, Ucrania, Guatemala, Israel, España, Alemania, China, Francia, Inglaterra, Argentina, Bélgica, Chile, Japón, Panamá, El Salvador, Canadá, Venezuela, Italia, Perú, Bolivia, Brasil y Estados Unidos alojarían en sus instalaciones castrenses a por lo menos 4 mil 173 oficiales, desde 1978 a 1999; de los cuales, a decir del propio Pentágono, 3 mil lo harían en bases y cuarteles estadounidenses, sólo desde 1996. Una de las instalaciones preferidas por el gobierno mexicano de Ernesto Zedillo para el adiestramiento de sus soldados serían las de Fort Benning, Georgia, sede de la entonces llamada United State Army School of Americas (USARSA), mejor conocida como la Escuela de las Américas.

La Escuela de las Américas

Responsable de la formación militar de diez dictadores latinoamericanos de la talla de Hugo Banzer, en Bolivia o Fernando Romeo Lucas García, en Guatemala, la USARSA es conocida también por haber entrenado a soldados del Ejército salvadoreño involucrados en asesinatos como el de monseñor Óscar Romero, seis jesuitas de San Salvador o la masacre del Mozote, donde perdieron la vida cientos de civiles desarmados.

Los primeros oficiales mexicanos que cursaron en la USARSA (rebautizada en febrero de 2001 como WHINSEC)[4]​ llegaron hacia el año de 1953, cuando ésta se llamaba Escuela del Caribe del Ejército de los Estados Unidos y se encontraba en Fort Gulick, Panamá.

De 1953 a 1960, un total de 96 soldados del Ejército mexicano participaron en cursos de la USARSA, siendo uno de los más notables el entonces teniente Juan López Ortiz, quien años después, ascendido a general, sería el encargado de combatir al Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Ocosingo, en cuyo mercado público serían ejecutados sumariamente cinco zapatistas prisioneros a principios de enero de 1994.

Entre 1961 y 1990, 723 oficiales mexicanos asistieron a la USARSA para tomar, entre otros, los cursos de “Adiestramiento”, “Operaciones de Selva, “Contrainsurrección”, “Guerra irregular”, “Operaciones antidrogas”, “Operaciones psicológicas”, “Contrainsurgencia urbana” y “Contrainteligencia”. Algunos de ellos llegarían a ocupar posiciones importantes al interior de las Fuerzas Armadas durante la década de los noventa: Gastón Menchaca Arias, sería comandante de la 31ª Zona Militar, con sede en Rancho Nuevo, Chiapas; Miguel Leyva García, estaría al mando del 83º Batallón de Infantería, también de la 31ª Zona Militar, y se haría “famoso” en informes sobre violaciones de los derechos humanos en Guerrero durante las acciones en contra del Ejército Popular Revolucionario (EPR); José Luis Ruvalcaba, llegaría a ser comandante de la Base de Operaciones Mixtas de la VII Región Militar en Chiapas; Edmundo E. Leyva Galindo, se convertiría en comandante de la 27ª Zona Militar, en Acapulco, Guerrero; Adrián Maldonado Ramírez, comandaría la 33ª Zona Militar, en Chilpancingo, y sería destituido un mes después de la masacre de Aguas Blancas, en 1995; Mario Delfino Palmerín Cordero, señalado como participante de la llamada guerra sucia por ex miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre, sería comandante tanto de zona como de región en Oaxaca; Luis Montiel López, acusado por uno de los capos del llamado Cártel del Golfo de ser su cómplice “al más alto nivel”, sería comandante de la Zona Militar de Chihuahua cuando, siendo gobernador del estado el panista Francisco Barrio, se encontraron los primeros cuerpos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez; José Domingo Ramírez Garrido Abreu, llegaría a ser comandante de la XII Región Militar, en Guanajuato, y jefe de la Región Militar con sede en Tapachula, Chiapas, cuando el EZLN salió a la luz pública. Unos años después, estos tres hombres figurarían junto con Mario Renán Castillo Fernández, comandante de la VII Región Militar en Chiapas entre 1994 y 1997, en la lista de posibles secretarios de Defensa Nacional del llamado “gobierno del cambio”, el de Vicente Fox Quesada.

Pero antes, el gobierno de Ernesto Zedillo, a pesar de todos estos antecedentes, haría de México el país con más miembros de sus fuerzas armadas en el mundo recibiendo adiestramiento por parte de militares estadounidenses hacia finales del siglo XX. Únicamente de 1991 a 1997, 957 oficiales mexicanos cursaron en USARSA; de ellos, 839 lo harían durante el sexenio zedillista, y se estimaba que al terminar 1999 unos 3 mil 200 soldados que integraban los GAFE's y los GANFE's habían recibido instrucción castrense en Estados Unidos.[5]

Sin embargo, eso no sería todo. A principios de febrero de 1998, William S. Cohen, entonces jefe del Pentágono, informaría al Congreso de su país que “en septiembre de 1997, el cuadro de Distribución y Subvenciones nombró a 74 instructores [de los cuales] 2 son parte del Personal Exchange Program (PEP), un programa de intercambio ‘uno por uno’ de personal de los EE. UU. con personal de otro país. El PEP proporcionó dos instructores de América Latina a USARSA en reciprocidad con dos personas de los Estados Unidos, quienes enseñan en Honduras y México”.

¿Qué enseñaban los instructores de la otrora Escuela de las Américas a los militares mexicanos? El 20 de septiembre de 1994, las Fuerzas Especiales de Estados Unidos habían publicado el Manual de Campo 31-20-3: defensa interna extranjera, tácticas, técnicas y procedimientos para fuerzas especiales; editado en Fort Bragg. El manual tomaba como punto de partida un “análisis histórico, sociológico, económico, político y religioso” elaborado por otro mexicano egresado de USARSA, el general José Rubén Rivas Peña, que serviría de directriz para la creación del Plan de Campaña Chiapas 94. Entre sus disposiciones, el Chiapas 94 prescribe la cooptación secreta de ciertos sectores de la población civil para la creación de fuerzas de autodefensa, conocidas también como grupos paramilitares. Precisamente, al general Mario Renán Castillo se le señalaría como “padrino” de uno de esos grupos.

Comandante Supremo

El Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas es el Presidente de México, sin embargo su comando está limitado al territorio nacional, para enviar fuerzas militares fuera de él, es requerida la autorización del Senado de la República. La Constitución Mexicana establece que el Presidente de México, es el único General de cinco estrellas en el país. El Presidente nombra y remueve libremente a los titulares de las Secretaría de la Defensa Nacional que comanda el ejército y la fuerza aérea y de la Secretaría de Marina que comanda la armada y que forman ambos parte de su Gabinete, pero los ascensos de Generales y Almirantes deben de ser ratificados por el Senado de la República.

Niveles jerárquicos

El escalafón jerárquico y sus equivalentes según cada una de las fuerzas, es como sigue:

Ejército Mexicano Fuerza Aérea Mexicana Armada de México
Generales Generales Almirantes
General de División General de División Almirante
General de Brigada General de Ala Vicealmirante
General Brigadier General de Grupo Contraalmirante
Jefes Jefes Capitanes
Coronel Coronel Capitán de Navío
Teniente Coronel Teniente Coronel Capitán de Fragata
Mayor Mayor Capitán de Corbeta
Oficiales Oficiales Oficiales
Capitán Primero Capitán Primero Teniente de Navío
Capitán Segundo Capitán Segundo Teniente de Fragata
Teniente Teniente Teniente de Corbeta
Subteniente Subteniente Guardiamarina
Primer Maestre
Clase Clase Tripulación
Sargento Primero Sargento Primero Segundo Maestre
Sargento Segundo Sargento Segundo Tercer Maestre
Cabo Cabo Cabo
Tropa Tropa Marinería
Soldado Soldado Marinero

Número de elementos

Comparada con otros ejércitos de Latinoamérica, las Fuerzas Armadas de México son una de las más grandes y a las que mayor cantidad del Producto Interno Bruto se dedica, a últimas fechas esto se ha visto incrementado, principalmente para reforzar el combate al tráfico de drogas.

Según cálculos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en 2007 México podría movilizar a unos 38,257,000 elementos al ejército, formados por todos los varones de 18 a 49 años de edad que legalmente están en edad militar y formarían parte de las reservas de las Fuerzas Armadas, de los cuales estarían en condiciones de ser aptos para el servicio militar 19,058,337 elementos y 1,063,233 elementos, en edad de servicio militar cada año.

Actualmente las Fuerzas Armadas cuenta con alrededor de 237,000 tropas activas, más una reserva estimada de 500,000 elementos. Tres cuartas partes pertenecerían al Ejército y la otra cuarta parte se encontraría entre la fuerza aérea y la marina. Después de Brasil, las Fuerzas Armadas de México ocupan el segundo lugar, por tamaño, en América Latina.

Planes operativos

Desde 1985 las Fuerzas Armadas de México cuentan con tres planes de defensa para casos específicos, que son:

  • Plan de Defensa Nacional I (DN-I): Preparación de las fuerzas militares para repeler una agresión extranjera. Nunca se ha puesto en práctica debido a que la última vez que México fue invadido por un ejército extranjero fue en 1915, cuando el ejército de Estados Unidos ocupó los puertos de Veracruz y Tampico; y a que ninguna fuerza militar mexicana puede dejar el territorio nacional sin la autorización del Senado de la República y sin previa declaración de guerra, la última vez que México declaró la guerra a una nación extranjera fue en 1942 al declararse a Alemania, Italia y Japón y enviarse el Escuadrón 201 al combate en el pacífico.
  • Plan de Defensa Nacional II (DN-II): Preparación de las fuerzas militares para proteger la seguridad interior o combatir la insurgencia interna. Ha sido utilizado en una sola ocasión, en enero de 1994 para combatir a los rebeldes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, sin embargo desde la declaración de alta al fuego unilateral por parte del gobierno dos semanas después de iniciado el conflicto no se ha vuelto a poner en practica oficialmente. Durante los años 60's y 70's se ha denunciado que el ejército fue utilizado por el poder político como represor de movimientos opositores y subersivos contra el gobierno en turno, destacando la acusación por la Matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968.
  • Plan de Defensa Nacional III (DN-III): Defensa en situación de desastre. Es el plan más comúnmente utilizado por el ejército, fuerza aérea y armada, su primera actuación -muy controvertida- fue durante el Terremoto de 1985 en la Ciudad de México, a lo largo de los años se ha convertido en el principal y más valioso de los trabajos de las fuerzas armadas, durante 2005 fueron especialmente valiosos sus esfuerzos tras los pasos del Huracán Stan y el Huracán Wilma y por primera vez en la historia un cuerpo militar mexicano salió del territorio nacional e ingreso a Estados Unidos para apoyar a los daminificados por el Huracán Katrina y el Huracán Rita.

Servicio Militar Nacional

Todos los ciudadanos mexicanos varones tienen la obligación legal de prestar un año de Servicio Militar Obligatorio. El procedimiento por el que se realiza es mediante un sorteo, que funciona de la siguiente manera:

Si se obtiene bola blanca corresponde al conscripto realizar el Servicio Militar Nacional en las Unidades del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

Si el conscripto obtiene la bola azul le corresponderá hacerlo en en las Unidades de la Armada (Marina de Guerra) de México.

En ambos casos, se considera que el conscripto cumple encuadrado y tiene la obligación de asistir a su adiestramiento todos los sábados a partir del mes de febrero y hasta el primer sábado del mes de diciembre del año que le corresponda. Existe la posibilidad de cumplir mediante programas de servicio civil como la alfabetización o el entrenamiento deportivo.

Si el conscripto obtiene la bola negra cumple a disponibilidad, lo que significa que queda bajo el control de la Secretaría de la Defensa Nacional, a través de las comandancias de Regiones y Zonas Militares, pero sin tener que someterse al entrenamiento militar o a sus opciones civiles.

Desde 2000 las mujeres también pueden prestar el Servicio Militar Nacional, pero de forma voluntaria.

Al concluir el servicio militar en cualquiera de sus modalidades se expide una Hoja de Liberación que se anexa la Cartilla de Identidad Militar, la cual acredita el cumplimiento del Servicio Militar Nacional. Este documento es el que se conoce como Cartilla del Servicio Militar Nacional que es el documento de identidad que demuestra el haber cumplido con esta obligación legal. Constituye, además, uno de los documentos básicos para los ciudadanos mexicanos varones y en algunos casos es obligatorio presentarlo para ciertos trámites públicos y privados. La entrega se hace normalmente al cumplir los diecinueve años de edad. En caso de incumplimiento, la entrega se retrasa y se considera que el conscripto es remiso.

Véase también

Referencias

  1. Benítez Manaut, Raúl. Las Fuerzas Armadas a Fin de Siglo: Su Relación con el Estado, el Sistema Político y la Sociedad. Universidad Autónoma Metropolitana, 1994.
  2. Duque, Rocío. La vida no vale nada… crimen y violencia en el México de hoy. Convergencia Socialista, 1999.
  3. Fazio, Carlos. El tercer vínculo. De la teoría del caos a la teoría de la militarización. Joaquín Mortiz, 1996.
  4. El 17 de febrero de 2001, tras fuertes presiones de organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos entre las que destaca la estadounidense SOA Watch, la Escuela de las Américas (llamada por éstas mismas organizaciones como la Escuela de Asesinos) cambió de nombre para llamarse Western Hemisphere Institute for Security Cooperation (WHINSEC); algo así como Instituto para la Cooperación de la Seguridad del Hemisferio Oeste.
  5. Según el periodista español Ignacio Escolar, a finales de la década de los noventa un comando perteneciente a los GAFE´s desertaron para convertirse en "el grupo de sicarios más violento y peligroso de la historia del narcotráfico": Los Zetas, bajo el mando de Osiel Cárdenas, jefe del cartel del Golfo [1]

Enlaces externos