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== Obras ==
== Obras ==
[[Image:Casita del Príncipe 1.jpg|right|thumb|225px|[[Casita de Abajo]], en [[El Escorial]].]]
[[Image:PlazaMayorMadrid.JPG|thumb|225px|right|[[Plaza Mayor de Madrid]], reconstruida por Villanueva.]]


* Casa de los Infantes y de la Reina, San Lorenzo de El Escorial (1769)
* Casita de los Infantes, Aranjuez (1771)
* [[Casita de Arriba]], San Lorenzo de El Escorial (1773)
* [[Casita de Abajo]], El Escorial (1773)
* [[Real Jardín Botánico]], Madrid (1774-1781)
* [[Casita del Príncipe (El Pardo)|Casita del Príncipe]], El Pardo (1784)
* Tercera Casa de Oficios, San Lorenzo de El Escorial (1785)
* [[Museo del Prado]], Madrid (1785)
* [[Academia de la Historia]], Madrid (1788)
* [[Oratorio del Caballero de Gracia]], Madrid (1789)
* [[Oratorio del Caballero de Gracia]], Madrid (1789)
* Escuela de Guardiamarinas, Cartagena (1789-1810)
]
* Galería de columnas toscanas de la Casa de la Villa, sede del [[Ayuntamiento de Madrid]] (1789)
* [[Observatorio Astronómico Nacional de España|Observatorio Astronómico]], Madrid (1790)
* [[Jardines del Retiro]], Madrid

* Reconstrucción de la [[Plaza Mayor de Madrid|Plaza Mayor]], Madrid (1791)
El Oratorio de Caballero de Gracia es una iglesia ubicada en Madrid entre las calles Gran Vía nº 17 y Caballero de Gracia nº 5, tiene entrada por las dos calles. Es Oratorio de la Congregación Eucarística Caballero de Gracia, fundada por el célebre sacerdote italiano [[Jacobo Trenci]], apodado “Caballero de Gracia”, fue tan popular en su tiempo que hasta en las letras de zarzuela aparece. El edificio toma su denominación del fundador de la Congregación. Actualmente el Oratorio está regido por el [[Opus Dei]].
* [[Teatro del Príncipe]], Madrid (1804)

* Cementerio general del Norte, Madrid (1804)
Historia del edificio
* Gruta del [[Campo del Moro]], Madrid (1810)

* Se le atribuye el Palacio de las Columnas, sede de la [[Facultad de Traducción e Interpretación de Granada]]
El Oratorio fue construida originariamente en 1.654 por la Asociación, pero a mediado del siglo XVIII el edificio estaba arruinado, y la Asociación se propone rehabilitar el edificio. El entonces arquitecto [[Juan de Villanueva]] en 1782 presenta dos plantas a la congregación; una, ampliando lo existente como se le pedía, "recomponiendo toda la nave con la formación de unas pilastras y capillas, afín de unirla al carácter de la nueva capilla mayor o crucero que propongo hacer"; otra, de esquema basilical, para un oratorio totalmente nuevo "que haría en obra mejor efecto, con más variedad y novedad a causa de no hallarse en esta Corte alguna otra de tal idea". Esta versión es la elegida para su construcción y para que Villanueva complete el proyecto con los alzados interiores, que el arquitecto entrega en junio del mismo año.
Entre noviembre de 1782 y febrero de 1795 se realiza la obra interior del oratorio. El largo periodo de tiempo que se tarda en construir el Oratorio es debido a razones económicas, [[Carlos III]] tuvo que prestarle ayuda con parte de los ingresos de la nueva Real Lotería Nacional. En 1.794 las deudas y la imposibilidad de terminarlo apremiaban tanto que un benefactor se comprometió con los gastos finales de obra si se terminaba para la Octava. Villanueva por aquellas fecha había ordenado derribar una cornisa, entendiendo la Congregación que aquello retrasaba la obra y podía impedir la recepción del donativo, se producen un intercambio de cartas entre Villanueva y la Congregación, el arquitecto consideraba que sus ordenes y dirección debían prevalecer sobre la premura de tiempo, y la Asociación veía peligrar el importante donativo si no finalizaba la obra en la Octava, el resultado final fue el despido de Villanueva y nuevo encargo al arquitecto [[Pedro Arnal ]] que termino la obra en 1.795.
La fachada de la calle Caballero de Gracia, proyectada en 1789, no se construyó hasta 1830, con alteraciones y bajo la dirección de [[Custodio Moreno]]. La obra era obligada porque al faltar la fachada la lluvia perjudicaba grandemente al edificio.
Entre 1.911 y 1.916 la alineación del edifico con la nueva Gran Vía obliga a destruir la casa de los capellanes y otras dependencias y se construye la nueva fachada norte del oratorio, obra del arquitecto [[Carlos de Luque]].
Posteriormente el edificio fue restaurado por [[Fernando Chueca Goitia]], y en 2003 se ha realizado una rehabilitación de luces, cuadros y vidriera del presbiterio.

El Oratorio del Caballero de Gracia no era una obra importante, porque no era una obra regía y además correspondía a una Asociación sin medios económicos, pero el entusiasmo que puso Villanueva para convencer de su proyecto a los miembros de aquella congregación, de un iglesia de nueva planta “ de esquema basilical, para un oratorio totalmente nuevo "que haría en obra mejor efecto, con más variedad y novedad a causa de no hallarse en esta Corte alguna otra de tal idea", logró realizar una de las iglesias más bellas de Madrid, como un gran salón corintio.
ARQUITECTURA

Tipología


En un boceto de la época ya se muestra los planes de Villanueva de realizar una iglesia de tipo basilical, con inicio de cruz latina recortada, ábside presbiterial y cúpula; este es el único elemento que rompe con la tipología de basílica, pero esta era una petición expresa de la Congregación que consideraba que la cúpula le daba prestancia al Oratorio a similitud de las mejores iglesias de la Corte. Además del Oratorio, detrás del ábside se incluían una serie de dependencias, como sala de juntas, sacristía y casa del capellán que han desaparecido al abrirse la Gran Vía al inicio del siglo XX.
En los planos del Oratorio se refleja tal como quedó: coro, nave basilical, unas falsas naves laterales delimitadas por columnas( en realidad son meros pasillos), crucero recortado con cúpula, ábside y dependencias anexas: sacristía, cuartos de capellanes y sala de juntas. El oratorio se construye como un gran salón corintio en el que solamente el coro alto, el crucero y el presbiterio permiten asociarlo a un destino religioso. En su efectismo espacial, el que mejor anticipa lo que hubiera sido el resultado del proyecto definitivo del Salón de Juntas del [[Museo del Prado]]. Una obra en la que la focalidad perspectiva, la pérdida aparente de los límites laterales de la nave -y aquí también del crucero- o la virtual regularidad del trazado dominan al observador, allí y aquí, como ilusiones perceptivas.


Materiales y aspectos técnicos

Villanueva utilizo como en la mayoría de sus construcciones la cantería de “colmenar”, el ladrillo y en la cúpula usó plomo “700 arrobas”, que se lo pidió a Carlos III.

Ante la imposibilidad de llevar directamente la dirección de la obra por los múltiples viajes que tenía que realizar para supervisar las obras regías, solicitó a la Congregación que se la encargase al profesor D. Antonio Abajo que era hombre de su total confianza y buena interpretación de sus planes.

El edificio y el entorno urbano

El edificio en aquella época se ubicaba en las afueras de la ciudad, por la parte este y oeste estaba limitados por medianías de edificios de casas, y por la parte norte limitaba con la calle San Miguel, hoy desaparecida. El lugar ayer y hoy, aunque actualmente es céntrico, no es de relevancia, por las calles estrechas que se ubicaba. La fachada sur la principal y la más esbelta, diseñada por Villanueva, da a la calle del mismo nombre Caballero de Gracia. El edificio aunque muy bello especialmente por dentro, está encajonado entre otras construcciones, no es de dimensiones lo suficientemente grandes, ni tiene la visibilidad desde el exterior como para dar relevancia de por sí misma a la zona. Es un edificio muy admirado entre especialistas y aficionados a la Historia del Arte, pero para el pueblo madrileño pasa desapercibido, incluso la fachada norte que da a la Gran Vía, por la que tiene actualmente una entrada, pero desconocida para el gran público.

Aspectos constitutivos y formales en relación con el espacio

La planta del edificio, responde al tipo basilical, que habían relanzado los arquitectos neoclásicos.
La basílica se construyó en un espacio estrecho y alargado, acomodándose al espacio entre las viviendas colindantes. Esto condicionó la obra, ya que de los dos proyectos originales, se llevó a cabo el que planteó la construcción de una obra totalmente nueva, derribando el antiguo Oratorio.
Ante estas pequeñas dimensiones, Juan de Villanueva quiso realizar una basílica que en cierto modo resucitara las de las antigüedades.
La planta del Oratorio, tiene el mismo espíritu romano que la rotonda y la galería central del Museo del Prado.
El solar donde se construyo es de forma trapezoidal con una dimensión de 72 y 76 pies los lados mayores y de 55 y 56 pies los menores.
En la planta del edificio podemos observar que la nave única es un rectángulo y cabe destacar aquí, el excelente trabajo que supuso para Villanueva el hecho de crear en este espacio el efecto de un transepto.
Además, al añadir las dos columnas de fondo (tras el crucero) consigue producir con un cambio de “ritmo” y un efecto de profundidad, prolongando y dilatando el espacio.
También destacar la oblicuidad de la fachada sur con respecto al eje longitudinal del edificio, con objeto de alinearse a las fachadas anejas y disponerse ortogonalmente a la dirección de la calle Caballero de Gracia.

Organización de las fachadas

Las fachadas laterales se acomodaron a las medianeras de los edificios colaterales; por otro lado, los planos originales de la fachada Sur (la que da a la actual Calle del Caballero de Gracia) años después de su construcción fueron ligeramente alterados al llevar la obra a efecto el arquitecto Custodio Moreno entre 1826 y 1832 y es oblicua al eje longitudinal del Oratorio (según autores, es una traducción pétrea del “Cenácolo” de [[Leonardo da Vinci]])

La restauración de la fachada actual es obra de Chueca Goitia.

En la fachada principal (sur) coronada por un frontón cuyos vértices reposan sobre dos grandes pilastras (cada una de las cuales alberga un nicho actualmente vacío) que enmarcan el pórtico sobre el cual se encuentra un ventanal de arco rebajado, se presenta de modo imponente confiriendo firmeza a través de dos columnas exentas de orden jónico con marco superior adintelado.

La fachada norte da a la “Gran Vía” y ha estado condicionada por la construcción de esta gran avenida. En la cabecera, el ábside aunque poco, se recortó y se modificó; ésta adaptación fue llevada a cabo por Carlos de Luque entre 1911 y 1916. Posteriormente fue [[Javier Feduchi Benlliure]] quien entre 1989 y 1991 quien rehízo la fachada norte, creando un Arco triunfal sobre el ábside que ahora queda al descubierto y también la cúpula.

En la apertura de la Gran Vía, desapareció la sacristía, la sala de juntas y viviendas de los sacerdotes que daban a la calle San Miguel (desaparecida también) además de cercenarse el edificio por su cabecera por tan magna obra urbana.

La fachada principal es pequeña pero bien compuesta, ya que Villanueva utiliza el esquema del templo dístilo con un frontis de solo dos columnas.
En su esquema compositivo pueden intuirse similitudes con la Capilla de Versalles ([[Jules Hardouin Mansart]]) y con la basílica parisina de [[Jean Chalgrian]].

Elementos constitutivos y distribución de los interiores

Los elementos constructivos utilizados fundamentalmente por Villanueva son la piedra blanca y el granito.
El interior es de nave única, dado que no podemos hablar de naves laterales debido al estrecho pasillo que queda entre la fila de columnas y los paramentos laterales; podríamos decir que es como una columnata ligeramente separada de la pared. Por tanto aunque parezca que tiene tres naves en realidad es una.
A las doce columnas exentas que acotan la nave “central” que son monolíticas de granito con capiteles de orden corintio, hay que añadirle las dos semiempotradas en el ábside, que sostienen una gran bóveda de cañón decorada con casetones que dan al interior una magnificencia romana, al estilo de las basílicas romanas del siglo de Constantino.
Sobre el pequeño crucero de planta elíptica (dado el carácter oblongo de la basílica y por tanto sus brazos laterales muy cortos) se alza la cúpula (sobre pechinas) de gran tambor y de forma ovoide con cuatro claraboyas o ventanales circulares dispuestos ortogonalmente, sobre la que culmina la linterna, permitiendo una aporte de luz natural cenital importante al crucero y al altar principalmente.

Los brazos laterales con bóvedas de cañón también están decorados con casetones y toda la perspectiva de la gran nave termina en un ábside semicircular cubierto con una bóveda de cuarto de esfera encasetonada.

Delante de la nave principal hay un pequeño nártex al que da la fachada principal, en el que se encuentra un pequeño coro.





Valoración expresiva y simbólica del espacio

El interior es de una belleza y elegancia suprema dado que la línea de construcción del Oratorio casi convierte el interior del templo en un salón propio de palacio neoclásico interiormente períptero, anulando las naves laterales como ánditos de paso.

Son por el contrario, el coro, el crucero y el presbiterio, lo que nos recuerda que estamos ante lugar sagrado.
El conjunto es admirable en todas sus partes: proporciones, detalles, formas y disposición.

La solemnidad que confiere la columnata sobre la que descansa el entablamento bien definido y la perspectiva de dirección, que como si de una flecha se tratara nos marca el camino al altar con esas dos líneas laterales bien marcadas que parecen converger en él es producto de un dominio técnico propio de un gran observador aparte de su dominio técnico.

No hay que olvidar que Villanueva se convirtió en un “stylófilo” (amante de las columnas) y es por ello que en casi todos sus edificios, exalta la columna clásica.
La cúpula oval además de ahorrar espacio produce un efecto perspectivo.

Se juega mucho con la perspectiva y más aún en una construcción condicionada por el espacio.
Su efectismo espacial muestra lo que hubiera sido su proyecto de Salón de Juntas del Museo del Prado que no se llevó a cabo.

El simbolismo según el espacio y la luz

A esto anterior hay que añadir el efecto lumínico que gradualmente difumina la luz longitudinalmente, produciendo un gran contraste entre la “penumbra” de los pies de la nave y la luminiscencia del lado opuesto.
No rompe con la continuidad del esquema basilical y sin embargo lo anima y le da una posibilidad de iluminación muy interesante.

El orden aparente, proporciona ilusiones espaciales, haciendo que tan reducido espacio se prolongue sin límites.
La forma oval de la cúpula que se interpone entre la bóveda de cañón del eje mayor y la exedra absidal del presbiterio producen un efectismo de continuidad (dada la pequeña longitud del eje mayor) que no se ve bruscamente interrumpido por el crucero; de este modo se conserva el impacto visual de las naves basilicales.
Otro juego de perspectivas magistral es resultado del gran trabajo técnico que supone el hecho de que con pequeño retranqueo de las paredes laterales se produzca el efecto ilusorio de un transepto y crucero en toda regla.
La pérdida aparente de los límites laterales de la nave y del crucero es el efecto que se produce en el espectador. Este efectismo espacial lo encontramos en la [[Scala Regia]] que el arquitecto [[Gian Lorenzo Bernini]] construyó en el Vaticano.

Aspectos contextuales
Villanueva recibió el encargo por parte del rey Carlos III en el momento culminante de su carrera.
Esta obra es el máximo ejemplo en Madrid de la arquitectura neoclásica aplicada al ámbito religioso.
Villanueva se formó en la [[Real Academia de Bellas Artes de San Fernando]] donde su hermano impartía clase y en la que obtuvo los primeros premios de alumno destacado. Consiguió ir a Roma a formarse tras ser beneficiario de las primeras “Pensiones de Roma” y esa estancia fue decisiva en su preparación, formación y en su ideario arquitectónico.
Roma era en el siglo XVIII el lugar de encuentro de los artistas y allí se debatían las nuevas ideas estéticas y se preparaban los dibujos que constituirían el material gráfico de los más importantes libros de arquitectura.
[[Giovanni Battista Piranesi]], [[Johann Joachim Winckelmann]] y [[Anton Raphael Mengs]] fundamentalmente, estaban formando un nuevo movimiento artístico; una vuelta a la antigüedad entendida como un modelo repetible.
Villanueva llegó a Roma en 1759, donde se consolidaba el esquema teórico del [[Neoclasicismo]].
Juan de Villanueva, podríamos decir que fue el arquitecto segundón (no por calidad sino por razón de cargo) mientras estuvo [[Francesco Sabatini]]. A la muerte de este último, pasó a ser Arquitecto Mayor de las Obras Reales y es en este momento cuando recibe el encargo.

Significación de la obra en la producción del artista

La arquitectura religiosa es siempre ocasión máxima para que se advierta el genio creador de un artista.
Hasta este momento Juan de Villanueva, había realizado obras vinculadas a la realeza como La Casita del Príncipe en el Escorial y el Pardo, además obras magníficas como el [[Observatorio Astronómico]] y el actual Museo del Prado.
La obra supuso un hito en su creación artística por lo que antes comentábamos y además por el hecho de encontrarse con no pocas dificultades en su proyección y ejecución, debido en parte a las desavenencias con la “Congregación” del Caballero de Gracia y al condicionamiento económico y espacial.
En ella plasmó seguramente la idea del proyecto inicial del Salón de Juntas del Museo del Prado, recurriendo a una transposición de ideas de un espacio a otro.

URBANISMO

La idea de trazar una Guía transversal, se retomó en los últimos años del siglo XIX, favorecida por la aprobación en 1895 de la “Ley de Saneamientos, Mejora y Reforma o Ensanche Interior de las Grandes poblaciones” promovida por [[Alberto Aguilera]].
La construcción de la “Gran Vía” se llevo a cabo en tres fases o tres tramos; el primero de ellos desde la calle Alcalá hasta la Red de San Luis (se corresponde con la Avd. “B” del proyecto original, bautizada como Avd. “Conde de Peñalver” que cambió posteriormente de nombre a Avd. de Rusia y después a Avd. Jose Antonio) que fue el que afectó directamente al Oratorio, aunque sus planos se hubieron de plegar al deseo de salvarlo (en el sentido de tratar de evitar cualquier deterioro o irrupción) las obras tocaron la fachada norte.
Este primer tramo se abrió en 1905 y posteriormente se fue ampliando hasta doce años más tarde. Las obras que duraron hasta 1917 supusieron una reestructuración urbana importante; se derribaron multitud de edificios, desaparecieron calles como la extinta calle San Miguel y a su vez se fueron construyendo otros edificios de importancia, que hoy en día enmarcan la Gran Vía.


== Enlaces externos ==
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Revisión del 14:56 31 may 2009

Retrato de Juan de Villanueva. Grabado de 1835 de Federico de Madrazo y Kuntz, (1815-1894), Biblioteca Nacional de España.

Juan de Villanueva (Madrid, 15 de septiembre de 1739 - id., 22 de agosto de 1811). Arquitecto español. Máximo exponente de la arquitectura neoclásica en España.

Vida

Hijo del escultor Juan de Villanueva y hermano del arquitecto Diego de Villanueva, quien fue además de su maestro, su protector.

Así, con tan sólo 11 años ingresó como alumno de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1758 se trasladó a Roma, donde permaneció siete años como pensionista de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para completar su formación, volviendo en 1765 a España.

Un año después realizó un viaje por Córdoba y Granada, junto con José de Hermosilla y Juan Pedro Arnal, para dibujar las "antigüedades árabes" (los dibujos de este viaje se publicaron en 1804).

Instalado en Madrid, fue nombrado académico de Mérito de la Academia de San Fernando.

En 1768, fue nombrado arquitecto de la comunidad de monjes jerónimos del Monasterio de El Escorial, donde completó el cierre de la Lonja, un espacio que bordea el citado edificio por sus lados norte y oeste. Su primera gran obra de envergadura, la Casa de los Infantes y de la Reina (situada junto a la fachada septentrional del monasterio), la acometió en 1769. Dieciséis años más tarde, en 1785, diseñó la Tercera Casa de Oficios, en la que mantuvo la línea austera de Juan de Herrera, autor de la Primera y Segunda Casa de Oficios (1587).

Su estilo, de gran severidad y sentido de las proporciones, se caracteriza como una síntesis entre el estilo herreriano y el neoclasicismo. En efecto, se considera que sus máximas influencias son Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera, artífices del Monasterio de El Escorial.

En 1777, Carlos III lo nombró arquitecto del príncipe y los infantes. En lo sucesivo trabajaría casi en exclusiva para la casa real. Desde 1781 fue arquitecto encargado del Real Sitio de El Escorial; Carlos IV le nombró arquitecto mayor. En 1771 construye la Casa de Infantes en el Real Sitio de Aranjuez; en 1772, la Casita del Príncipe en El Pardo; en 1773, la Casita de Arriba (con una organización palladiana y una acentuada plasticidad en el tratamiento del pórtico de acceso), para su uso por el infante don Gabriel, y la Casita de Abajo (o del Príncipe), ambas en el Real Sitio de El Escorial.

Aspecto de la fachada de Goya del Museo del Prado, según proyecto de Villanueva. Se trata de su obra maestra.
Observatorio Astronómico de Madrid.

Sin embargo, su obra maestra es el edificio del Museo del Prado (con proyectos en 1785 y 1787). Concebido como Museo de Historia Natural y convertido en Museo de Arte en 1814, es uno de los más bellos edificios del neoclásico español. El ahora conocido como Edificio Villanueva resume a la perfección el estilo de Villanueva: predominio de las líneas rectas y disposición rigurosamente simétrica de los elementos arquitectónicos. Se trata de un edificio de trazas monumentales organizado en cinco cuerpos, dos de ellos como nexos de unión del cuerpo central (rematado con una sala basilical) y los laterales extremos. Sus materiales preferidos fueron el granito y la piedra blanca, con los que construyó edificios de enorme austeridad ornamental, en los que la armonía proviene en exclusiva de la combinación de las formas arquitectónicas (columnas, frontones, ventanas).

Fue un arquitecto prolífico, al que se deben también el edificio de la Real Academia de la Historia, el Oratorio del Caballero de Gracia (un templo neoclásico de planta basilical, ajustado a un solar estrechísimo, rematado por un ábside semicircular y una cúpula oval sobre el crucero;) y el Observatorio Astronómico (un edificio de planta central con un gran pórtico de acceso y un característico templete circular jónico como coronación) situado en los Jardines del Retiro, todos en la capital. También es en gran parte obra suya la imagen actual de la Plaza Mayor madrileña, que reconstruyó después del incendio de 1790, cerrando el viejo recinto urbano a través de grandes arcadas y homogeneizando la altura del caserío. A raíz de estas obras surgirán el Arco de Cuchilleros y el portal de Cofreros.

En 1810, un año antes de su muerte, fue excavada la Gruta del Campo del Moro, uno de sus últimos diseños. Se trata de un pasadizo subterráneo, que se conserva parcialmente, mediante el cual se comunicaba la fachada occidental del Palacio Real de Madrid con los jardines de la Casa de Campo.

En definitiva, Villanueva tuvo una intensa actividad arquitectónica en Madrid, ciudad a la que contribuyó a dar el nuevo aspecto de urbe moderna y monumental que deseaba Carlos III para su capital. Fue el arquitecto que, con su estilo personal no exento de influencias locales, mejor supo trasladar a España los postulados teóricos del neoclasicismo europeo.

Obras

Casita de Abajo, en El Escorial.
Plaza Mayor de Madrid, reconstruida por Villanueva.

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