Diferencia entre revisiones de «Expiación (religión)»

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Cristo con carácter expiatorio fue previsto ya desde la eternidad, anunciado proféticamente para nosotros en el culto ritual del AT y consumado en la [[cruz]] del Calvario.
Cristo con carácter expiatorio fue previsto ya desde la eternidad, anunciado proféticamente para nosotros en el culto ritual del AT y consumado en la [[cruz]] del Calvario.


El HIJO DE JEHOVA Jesucristo era consciente de que su sufrimiento y muerte final eran parte de su llamado. Muchas veces durante el curso de su ministerio el Señor se refirió en forma velada y figurada a la forma de su muerte futura, pero poco a poco les fue manifestando a sus discípulos con toda claridad que debía sufrir y morir.<ref>[[Evangelio de Marcos]] 9:12 y 10:32-34</ref>
El Señor Jesucristo era consciente de que su sufrimiento y muerte final eran parte de su llamado. Muchas veces durante el curso de su ministerio el Señor se refirió en forma velada y figurada a la forma de su muerte futura, pero poco a poco les fue manifestando a sus discípulos con toda claridad que debía sufrir y morir.<ref>[[Evangelio de Marcos]] 9:12 y 10:32-34</ref>


Es necesaria la expiación porque:
Es necesaria la expiación porque:

Revisión del 16:37 13 jun 2009

La expiación es aquella forma de satisfacción por la culpa del pecado en la que el culpable queda absuelto al cargar con su pena . La palabra viene del hebreo kipper,equivalente al arameo de borrar o la raíz de cubrir . El concepto básico parece ser el de eliminar el obstáculo que impide la bendición de Dios.

El medio de expiación variaba; podía muy bien ser una ofrenda en efectivo. Principalmente la expiación se hacía mediante la muerte de una víctima, y por la sangre como símbolo de su vida derramada.[1]​A veces el culpable mismo debía morir, pero en la mayoría de los casos se ofrecía un animal como sustituto. La expiación se fundamenta en el pecado como algo que contamina al hombre y que interrumpe su relación con Dios. Indica que es Dios mismo el que brinda el medio para restablecer la relación rota por el pecado, ya que el hombre no puede hacerlo por sí mismo. Demuestra la justicia de Dios, porque Él demanda un castigo por el pecado. También demuestra su amor, porque Él provee un sustituto para el pecador. Por último, demuestra los beneficios para aquel que acepta la provisión expiatoria de Dios. Hay limpieza de la contaminación, perdón de la culpa y liberación del castigo merecido. Las ofrendas expiatorias del Antiguo Testamento no podían en sí quitar el pecado,sino que prefiguraban a Jesucristo, el sacrificio perfecto provisto por Dios mismo. Él quitó los pecados del mundo y ofreció la base para el perdón y la Justificación del pecador.

Antiguo Testamento

Las impurezas ceremoniales o morales hacían necesaria la expiación en el Antiguo Testamento. Los motivos de expiación ceremonial incluían el flujo de sangre femenino,[2]​ la contaminación al tocar o manipular un muerto. También ciertos objetos materiales considerados sagrados, como el altar y el tabernáculo, podían potencialmente contaminarse, y era necesario hacer expiación por ellos. Sin embargo, básicamente la expiación se hace por el pecado que contamina tanto al hombre como a las cosas, y del cual la impureza ceremonial es sólo una ilustración de una real impureza espiritual.


Nuevo Testamento

Cristo con carácter expiatorio fue previsto ya desde la eternidad, anunciado proféticamente para nosotros en el culto ritual del AT y consumado en la cruz del Calvario.

El Señor Jesucristo era consciente de que su sufrimiento y muerte final eran parte de su llamado. Muchas veces durante el curso de su ministerio el Señor se refirió en forma velada y figurada a la forma de su muerte futura, pero poco a poco les fue manifestando a sus discípulos con toda claridad que debía sufrir y morir.[3]

Es necesaria la expiación porque:

  1. La santidad del Dios demanda santidad del hombre.
  2. El carácter pecaminoso del hombre incapaz de ser justo.

La reacción de la santidad de Dios contra el carácter pecaminoso del hombre es conocida como ira de Dios la cual se aplaca por el sacrificio expiatorio. Así, los puntos básicos de nuestra exposición serán los siguientes: Santidad, pecado, ira y expiación. De este modo ya estaremos en el umbral mismo del tema de la salvación, pues hemos de tener en cuenta que el tema de la expiación es preparación para el de la salvación.

Santidad

Dios es santo, lo que implica que como ser personal no sólo es moral, sino la moralidad misma. Y él quiere para el hombre que también se ajuste a las leyes de la moralidad para hacer posible su relación con Dios.

Pecado

La relación entre el hombre y Dios está rota por el pecado. La expiación de Jesucristo pretende justificar al hombre y acercarlo a Él, porque por sus fuerzas no puede hacerlo.

Ira

El pecado es esencialmente un ataque contra el honor y la santidad de Dios: Epístola a los Romanos 1:18. La ira de Dios no es injusta ni sin razón: porque es santo, está en contra de todo tipo de pecado; porque es bueno, se opone al mal.

Expiación

Un Dios justo y bueno ofrece a sus criaturas la recompensa que merecen por lo que hacen: es el principio de la retribución que opera en el mundo moral. Las buenas obras son recompensadas, las malas, castigadas. La primera parte de la epístola a los romanos expone la necesidad universal de la justicia de Dios, pues todos son pecadores y están sujetos a la separación de Dios y a la condenación (sus malas obras son castigadas). Surge el siguiente interrogante: si somos pecadores, ¿cómo, pues, podremos ser declarados inocentes y ser librados del castigo eterno? ¿Cómo puede Dios perdonar a los pecadores cuando la justicia pide su castigo? Por ser Dios santo debe condenar al pecador; pero por ser misericordioso debe perdonarlo y traerlo a su amistad porque no quiere que sus criaturas sean destruidas: tal es el dilema que presenta Pablo y cuya resolución ofrece en Epístola a los Romanos 3:24-26.

El porqué de la Expiación

Que Cristo murió en la cruz expresa la verdad histórica de la crucifixión; que lo fue para perdonar nuestros pecados, la verdad teológica y fundamento de la expiación. El sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz provee al hombre de las condiciones legales a las que acogerse para ser justificado. Previamente, el Espíritu Santo realiza la obra de la convicción de manera que el hombre se convenza de que es pecador y crea que acogerse al instrumento legal que Dios mismo le ofrece va a cambiar su vida.

Referencias

  1. Levítico 17:11
  2. Levítico 12:6
  3. Evangelio de Marcos 9:12 y 10:32-34