Diferencia entre revisiones de «Purgatorio»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
m Revertidos los cambios de 190.39.170.117 (disc.) a la última edición de 189.132.230.251
Línea 1: Línea 1:
{{otros usos|Cascadas del Purgatorio|el artículo sobre las cascadas}}
{{otPUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBRE
[[Archivo:Folio 113v - Purgatory.jpg|thumb|240px|Representación artística del purgatorio]]
[[Archivo:V.Carmen de Beniajan-general.jpg|thumb|right|240px|[[Virgen del Carmen]] rodeada de ángeles que rescatan a las almas del Purgatorio. Escultura barroca de [[Antonio Dupar|Dupar]], [[Beniaján]] (España)]]
En la [[teología católica]], el '''purgatorio''' es el lugar de limpieza y expiación donde, después de su muerte, las personas que han muerto sin [[pecado mortal]], pero que han cometido pecados leves en su vida, tienen que limpiar esas culpas para poder alcanzar el cielo.
Debido a que todo aquél que entra en el Purgatorio terminará llegando al [[Cielo]] tarde o temprano, el purgatorio no es una forma del [[Infierno]]. Las plegarias por los muertos y las [[indulgencia]]s pueden acortar la estadía de uno o varios de los seres queridos que estén en dicho lugar.


El tipo de penas que se padecen son equivalentes a las del infierno, pero no son eternas y purifican porque la persona no está empedernida en una opción por el mal. Por eso el Purgatorio es la purificación final de los elegidos, la última etapa de la santificación.
PUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBREPUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBRE


La [[Iglesia Ortodoxa|Iglesia Ortodoxa de Oriente]] no acepta la existencia del purgatorio, pero tradicionalmente se ofrecen rezos a los muertos, pidiendo a Dios que les muestre su misericordia y amor.
PUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBREPUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBRE


La mayoría de las iglesias [[protestante]]s rechazan la creencia en el purgatorio; de hecho, la [[Reforma Protestante|Reforma luterana]] se inició precisamente con la denuncia que Lutero hizo contra la venta de [[indulgencias]] (dispensas eclesiásticas que liberaban a las almas del purgatorio a cambio de dinero) para financiar la construcción de la [[Basílica de San Pedro]]. Con ellas se le pagó su trabajo a [[Miguel Ángel]] y muchos otros artistas. [[Lutero]], monje apóstata, describe el purgatorio como una invención malintencionada del anticristo para confundir al hombre y hacerle creer que hay perdón después de la muerte por medio de la compra de indulgencias y otros mecanismos. Sin embargo, aquella época no era la misma de ahora y las cosas han cambiado, la Iglesia Católica no acepta la visión de Lutero, ya que ella considera que es preciso distinguir entre la remisión de la pena temporal y el perdón de los pecados propiamente dichos. Al estar el purgatorio basado en los libros que la Iglesia Católica Romana denomina con el nombre de [[deuterocanónicos]], los protestantes decidieron rechazar la doctrina del purgatorio al considerar que dichos libros, propios del canon griego de la [[Septuaginta]], sólo son lectura edificante, pero no son palabra inspirada por Dios, por lo que los han calificado como [[texto apócrifo|apócrifos]]; pero no sólo la Iglesia Católica se basa en dichos libros para comprobar la existencia del purgatorio, otros de los libros en los que se basa es el [[Apocalipsis]] y el [[Evangelio de San Mateo]], entre otros.
PUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBREPUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBRE

PUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBREPUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBRE

PUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBREPUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBRE

PUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBREPUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBRE

PUTA MADRID, VISCA BARSA, CATALUÑA LIBRE Lutero, ya que ella considera que es preciso distinguir entre la remisión de la pena temporal y el perdón de los pecados propiamente dichos. Al estar el purgatorio basado en los libros que la Iglesia Católica Romana denomina con el nombre de [[deuterocanónicos]], los protestantes decidieron rechazar la doctrina del purgatorio al considerar que dichos libros, propios del canon griego de la [[Septuaginta]], sólo son lectura edificante, pero no son palabra inspirada por Dios, por lo que los han calificado como [[texto apócrifo|apócrifos]]; pero no sólo la Iglesia Católica se basa en dichos libros para comprobar la existencia del purgatorio, otros de los libros en los que se basa es el [[Apocalipsis]] y el [[Evangelio de San Mateo]], entre otros.


En el [[Islam]] existen conceptos similares o compatibles con el católico romano, como el [[Barzaj]], el lugar, período o secuencia de trámites por los que el alma espera el [[Juicio Final]] en lo que [[Mahoma]] describe como «las peores horas de la vida de un hombre». La idea de que las almas que van al infierno pueden sufrir allí la purificación y alcanzar el cielo, permite a algunos opinar que el infierno de los musulmanes es más parecido al purgatorio de los católicos que al infierno cristiano. Existe también el [[Araf]], un alto muro o barrera en el que esperan los que han conseguido escapar del infierno, pero no han sido autorizados aún a entrar en el cielo. También se encuentran en ese lugar fronterizo las almas de los naturalmente inocentes, como los niños o los locos incapaces de distinguir el bien del mal.
En el [[Islam]] existen conceptos similares o compatibles con el católico romano, como el [[Barzaj]], el lugar, período o secuencia de trámites por los que el alma espera el [[Juicio Final]] en lo que [[Mahoma]] describe como «las peores horas de la vida de un hombre». La idea de que las almas que van al infierno pueden sufrir allí la purificación y alcanzar el cielo, permite a algunos opinar que el infierno de los musulmanes es más parecido al purgatorio de los católicos que al infierno cristiano. Existe también el [[Araf]], un alto muro o barrera en el que esperan los que han conseguido escapar del infierno, pero no han sido autorizados aún a entrar en el cielo. También se encuentran en ese lugar fronterizo las almas de los naturalmente inocentes, como los niños o los locos incapaces de distinguir el bien del mal.

Revisión del 00:16 25 jun 2009

Representación artística del purgatorio
Virgen del Carmen rodeada de ángeles que rescatan a las almas del Purgatorio. Escultura barroca de Dupar, Beniaján (España)

En la teología católica, el purgatorio es el lugar de limpieza y expiación donde, después de su muerte, las personas que han muerto sin pecado mortal, pero que han cometido pecados leves en su vida, tienen que limpiar esas culpas para poder alcanzar el cielo. Debido a que todo aquél que entra en el Purgatorio terminará llegando al Cielo tarde o temprano, el purgatorio no es una forma del Infierno. Las plegarias por los muertos y las indulgencias pueden acortar la estadía de uno o varios de los seres queridos que estén en dicho lugar.

El tipo de penas que se padecen son equivalentes a las del infierno, pero no son eternas y purifican porque la persona no está empedernida en una opción por el mal. Por eso el Purgatorio es la purificación final de los elegidos, la última etapa de la santificación.

La Iglesia Ortodoxa de Oriente no acepta la existencia del purgatorio, pero tradicionalmente se ofrecen rezos a los muertos, pidiendo a Dios que les muestre su misericordia y amor.

La mayoría de las iglesias protestantes rechazan la creencia en el purgatorio; de hecho, la Reforma luterana se inició precisamente con la denuncia que Lutero hizo contra la venta de indulgencias (dispensas eclesiásticas que liberaban a las almas del purgatorio a cambio de dinero) para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro. Con ellas se le pagó su trabajo a Miguel Ángel y muchos otros artistas. Lutero, monje apóstata, describe el purgatorio como una invención malintencionada del anticristo para confundir al hombre y hacerle creer que hay perdón después de la muerte por medio de la compra de indulgencias y otros mecanismos. Sin embargo, aquella época no era la misma de ahora y las cosas han cambiado, la Iglesia Católica no acepta la visión de Lutero, ya que ella considera que es preciso distinguir entre la remisión de la pena temporal y el perdón de los pecados propiamente dichos. Al estar el purgatorio basado en los libros que la Iglesia Católica Romana denomina con el nombre de deuterocanónicos, los protestantes decidieron rechazar la doctrina del purgatorio al considerar que dichos libros, propios del canon griego de la Septuaginta, sólo son lectura edificante, pero no son palabra inspirada por Dios, por lo que los han calificado como apócrifos; pero no sólo la Iglesia Católica se basa en dichos libros para comprobar la existencia del purgatorio, otros de los libros en los que se basa es el Apocalipsis y el Evangelio de San Mateo, entre otros.

En el Islam existen conceptos similares o compatibles con el católico romano, como el Barzaj, el lugar, período o secuencia de trámites por los que el alma espera el Juicio Final en lo que Mahoma describe como «las peores horas de la vida de un hombre». La idea de que las almas que van al infierno pueden sufrir allí la purificación y alcanzar el cielo, permite a algunos opinar que el infierno de los musulmanes es más parecido al purgatorio de los católicos que al infierno cristiano. Existe también el Araf, un alto muro o barrera en el que esperan los que han conseguido escapar del infierno, pero no han sido autorizados aún a entrar en el cielo. También se encuentran en ese lugar fronterizo las almas de los naturalmente inocentes, como los niños o los locos incapaces de distinguir el bien del mal.

Otro lugar que responde al mismo concepto es el Hamistagan o Hamestagan del zoroastrismo, donde las almas de los que presentan un balance equilibrado entre sus buenas y sus malas obras, encuentran la oportunidad que necesitan para ganar un sitio en el cielo. Algunos apologetas protestantes aprovechan esta coincidencia para hacer uno de sus frecuentes reproches de paganismo en las tradiciones católicas.

El purgatorio en la Biblia

La existencia del purgatorio, junto a otras mansiones de ultratumba distintas del infierno y el cielo, forma parte de la doctrina católica romana. En el caso del purgatorio, el Antiguo Testamento únicamente se refiere al concepto de manera inequívoca en el libro segundo deuterocanónico de los Macabeos (12, 41-46), pero su existencia también se puede intuir en varios pasajes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, aunque es más evidente en el Nuevo. Aunque hay evidencia histórica y neotestamentaria de que los libros deuterocanónicos eran usados por la Iglesia Cristiana Primitiva, siglos más tarde, Lutero reparó en ellos precisamente por su referencia al purgatorio, a cuya existencia se oponía. Lutero afirmó en su proposición 37 que la existencia del purgatorio no se apoya en ninguna escritura canónica. Los libros de los Macabeos, como otros que la Iglesia Católica Romana llama actualmente deuterocanónicos y siempre han estado en su canon, fueron incorporados en la traducción al griego de la Septuaginta, una versión de la biblia hebrea que ha tenido una posición dominante en las iglesias ortodoxas y, en menor medida, en la católica. Según los protestantes es un canon que prácticamente ninguna tradición hebrea acepta, pero fueron los usados en tiempos apostólicos y se hace referencia a ellos en varios pasajes del Nuevo Testamento. Hay evidencia de que el canon amplio de los judíos alejandrinos comprendía los libros Deuterocanónicos. También hay algunas evidencias de que entre los judíos palestinos pudieron haber circulado los libros Deuterocanónicos: En Qumrán, la evidencia bíblica/arqueológica más antigua, se han encontrado algunos fragmentos de tres libros Deuterocanónicos: del Eclesiástico (gruta 2), de Tobías (gruta 4) y de Baruc (gruta 7).

Entre los lugares del Antiguo Testamento canónico que la Iglesia Católica interpreta como relacionados con la expiación tras la muerte en un purgatorio, están:

"Muchos serán purificados, emblanquecidos y refinados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos comprenderá, pero los entendidos comprenderán".
Daniel 12,10
"A este tercio lo meteré en el fuego, lo fundiré como se funde la plata, lo probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo lo oiré. Yo diré: 'Pueblo mío'. Él dirá: 'Yahveh es mi Dios'".
Zacarías 13,9 (Reina-Valera 1995)

Desde la perspectiva católica romana, se piensa que los pasajes anteriores dan a entender que en el "otro mundo" las almas podrán ser purificadas (limpiadas) de la mancha de ciertos pecados, ya perdonados en cuanto a culpa; ese otro mundo no puede ser el infierno, pues en él ya se está condenado; tampoco el cielo pues nada que tenga mancha entrará ahí, por lo que este lugar debe ser una residencia intermedia.

Desde la perspectiva protestante, estos pasajes se refieren a la purificación de la fe de los verdaderos cristianos mediante las pruebas de este mundo, ya que una vez terminada esta vida, ya no hay fe, sino conocimiento real de la existencia de Dios, y certeza del cielo y del infierno, puesto que Cristo habría hecho propiciación por todos aquellos que lo aceptan y los habría limpiado completamente de todo pecado, santificándolos en sí mismo para su acceso al cielo.

La principal cita del Nuevo Testamento con que los católicos romanos explican la existencia de un purgatorio es la de Mateo 12, 31-32.

"A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.".
Mateo 12,32 (Nueva versión internacional)

Otra versión:

"Cualquiera que diga alguna palabra contra el Hijo del hombre, será perdonado; pero el que hable contra el Espíritu Santo, no será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.".
Mateo 12,32 (Reina-Valera 1995)

La anterior cita se refiera a que no hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios, mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo. Al señalar que el pecado contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en esta vida ni en la otra, se entendería que Dios (Jesús) se está refiriendo a ese pecado específicamente, y que por lo tanto, de ello se entendería que existen pecados (veniales) que sí podrían ser perdonados en la otra vida. De lo contrario hubiera dicho simplemente “El pecado contra el espíritu Santo no será perdonado” o “no será perdonado en esta vida”.

Un pasaje en el que se ven implícitas no las penas infinitas del infierno, sino penas finitas de donde sí se saldrá:

"Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo."
Mateo 5, 5-26

Y donde se observa que Cristo explícitamente mostró que para diferentes grados de pecados hay diferentes sanciones:

"Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego."
Mateo 5,22

También pueden ser citadas las siguientes:

"Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más."
"la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por el fuego. Y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego. Aquél, cuya obra, construida sobre el cimiento, resista, recibirá la recompensa. Mas aquél, cuya obra quede abrasada, sufrirá el daño. El, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego."
"Que el Señor conceda misericordia a la familia de Onesíforo, pues me alivió muchas veces y no se avergonzó de mis cadenas, sino que, en cuanto llegó a Roma, me buscó solícitamente y me encontró. Concédale el Señor encontrar misericordia ante el Señor aquel Día. Además, cuántos buenos servicios me prestó en Éfeso, tú lo sabes mejor."


Desde la perspectiva protestante, las citas anteriores solamente confirman que no hay perdón de pecados después de la muerte, ya que no existe ninguna cita Bíblica que explícitamente confirme la existencia de algún estado intermedio, sino que sólo hay dos estados posibles para el alma después de la separación del alma y el cuerpo: el Cielo para aquellos que tuvieron en vida fe en el perdón total de los pecados a través del sacrificio de Cristo, y el infierno para los que no tuvieron fe o la perdieron durante las pruebas de la vida.

La idea del purgatorio es rechazada por los cristianos evangélicos, ya que dicha idea contradice el siguiente versículo:

"Entonces, tal como está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio,."
([Hebreos] 9-27. Biblia de Jerusalén)

El purgatorio en el Magisterio

Además de la Sagrada Escritura, la Iglesia se apoya en la Tradición para definir una doctrina. En el caso del Purgatorio, el Catecismo cita a san Gregorio Magno y a san Juan Crisóstomo.

La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cf. DS 1304) y de Trento (cf. DS 1820: 1580).

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica[1]​ dedica un par de puntos que resumen esta doctrina:

El purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios pero, aunque están seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para entrar en la eterna bienaventuranza.
Compendio, n. 210
En virtud de la comunión de los santos, los fieles que peregrinan aún en la tierra pueden ayudar a las almas del purgatorio ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular el sacrificio de la Eucaristía, pero también limosnas, indulgencias y obras de penitencia.
Compendio, n. 211

Penas del purgatorio

Según la doctrina católica hay una diferencia sustancial entre infierno y purgatorio, y éste no es un infierno temporal. Propiamente hablando, sólo en el infierno se da una verdadera pena de daño, ya que ella es el castigo ultraterreno a la aversión actual de Dios, que no se da en las almas del purgatorio. Sin embargo pueden distinguirse:

  • Dilación de la Gloria. Tratada por la tradición teológica como pena de daño, es sin embargo cualitativamente distinta de la que se da en el infierno, y consiste en el aplazamiento del cielo. El alma queda privada de la visión beatífica (visión de Dios) mientras purga sus pecados. Esta pena implica que la presencia en el purgatorio no puede prolongarse en el tiempo hasta más allá del Juicio Final.
  • Pena de sentido. La tradición de los Padres latinos es casi unánime en favor del fuego real y corpóreo, semejante al del infierno, pero no ha sido necesaria todavía una declaración dogmática al respecto. Sí hay argumentos en la tradición, como el cuestionario de Clemente VI a los armenios, donde expresamente se pregunta «...si crees que son atormentados con fuego temporalmente...». En cuanto a si Dios se vale de los demonios para la administración de las penas del purgatorio, Santo Tomás (De purgatorio, Suppl. a.5) explica que no.

El Purgatorio en la cultura

Dante Alighieri menciona al Purgatorio en su obra máxima La Divina Comedia, es una de las tres partes de su obra, y lo imagina como una montaña, dividida en siete rellanos donde la ánimas purgan un pecado distinto; y en la cima se encuentra el Paraíso Terrenal.

Notas

Bibliografía

  • Vallejo Nájera, María (2007). Entre el cielo y la tierra. Historias curiosas sobre el purgatorio. Planeta. ISBN 978-84-08-07107-5. 

Enlaces externos