Masacre de Lucanamarca

La masacre de Lucanamarca Fue el salvaje asesinato de 69 campesinos en el pueblo de Lucanamarca y sus alrededores que tuvo lugar el 3 de abril de 1983 en la región de Ayacucho, Perú. La masacre fue perpetrada por Sendero Luminoso, la organización maoísta que inició el Conflicto armado interno en el Perú.

Antecedentes

El 17 de mayo de 1980, Sendero Luminoso inició una guerra contra el Estado peruano. En marzo de 1983, unos ronderos asesinaron a Olegario Curitomay, un comandante senderista, en Lucanamarca, un pequeño pueblo en la provincia de Huanca Sancos en Ayacucho. Lo llevaron a la plaza del pueblo, lo apedrearon, lo acuchillaron, le echaron fuego y finalmente le dispararon.​

La masacre

En abril de 1983, los militantes de Sendero Luminoso respondieron a la muerte de Olegario Curitomay entrando a la provincia de Huanca Sancos y a los pueblos de Yanaccollpa, Ataccara, Llacchua, Muylacruz y Lucamarca, donde mataron a 69 personas. De los asesinados por Sendero Luminoso, 18 eran niños, incluyendo uno que tenía solo seis meses de edad.​ También mataron a once mujeres, algunas de las cuales estaban embarazadas.​ Ocho de las víctimas tenían entre cincuenta y setenta años de edad.​ La mayoría de las víctimas murieron por heridas de machete y hacha, y algunos fueron disparados a corta distancia en la cabeza. Los miembros de Sendero Luminoso también quemaron a los pobladores con agua hirviendo.​ Esta fue la primera masacre de Sendero Luminoso a la comunidad campesina.

Abimael Guzmán, el fundador y líder de Sendero Luminoso, admitió que Sendero Luminoso llevó a cabo la masacre y explicó la racionalidad detrás de ello en una entrevista con El Diario, un periódico a favor de Sendero Luminoso con base en Lima. En la entrevista, dijo:

Frente a acciones militares reaccionarias... respondimos con una acción devastadora: Lucanarmarca. Ni ellos ni nosotros lo hemos olvidado, es seguro, porque obtuvieron una respuesta que no imaginaron posible. Más de 80 fueron aniquilados, esa es la verdad. Y decimos abiertamentamente que hubo excesos, como se analizó en 1983. Pero todo en la vida tiene dos aspectos. Nuestra tarea fue asestar un golpe devastador... para hacerlos entender que no iba a ser fácil. En algunas ocasiones, como esa, fue la jefatura central misma quien planeó la acción y dio las instrucciones. Así es como era. En ese caso, lo principal es que les asestamos un golpe devastador, los detuvimos y entendieron que estaban tratando con un tipo diferente de luchadores populares, que no eramos los mismos que aquellos con los que habían peleado antes. Esto fue lo que entendieron. Los excesos son el aspecto negativo... Si dieramos a las masas muchas restricciones, requerimientos y prohibiciones, no significaría que en el fondo no quisieron que las aguas se desbordaran. Y lo que necesitábamos era que las aguas se desbordaran... porque sabemos que cuando un río desborda sus orillas, causa devastación... El punto principal era hacerles entender que eramos una nuez dura de romper y que estabamos listos para todo.

Abimael Guzmán​

Secuelas

A la larga, la guerra de Sendero Luminoso contra el Estado peruano falló, Abimael Guzmán y varios miembros de la cúpula senderista fueron capturados en Lima en 1992. El 10 de setiembre de 2002, Abimael Guzmán dijo a la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación: "Nosotros, doctores, reiteramos que no evaderemos nuestra responsabilidad [por la masacre de Lucanamarca]. Yo tengo la mía, soy el primer responsable y nunca renunciaré a mi responsabilidad, pues no tendría sentido."​

El 13 de octubre de 2006, Guzmán y Elena Iparraguirre fueron sentenciados a cadena perpetua por varios cargos que incluyen ordenar la masacre de Lucanamarca.​ Además, a Guzmán se le ordenó pagar S./ 250000 a las víctimas.​ En enero de 2008, la Corte Suprema del Perú confirmó que Guzmán ordenó la matanza y mantuvo la cadena perpetua.​

Edmundo Camana Sumari

Fue uno de los siete sobrevivientes de la masacre de lucanamarca, su foto con una venda en la cabeza que le cubría uno de los ojos fue la imagen emblema de la exposición Yuyanapaq (Para Recordar) y de la publicación "Un pasado de violencia, un futuro de Paz", de la 'Comisión de la Verdad y Reconciliación' que actualmente se exhibe en el Museo Nacional del Perú; Oscar Medrano autor de la famosa foto lo identificó con el nombre de Celestino Ccente.

Edmundo Camana era un campesino de Huancasancos, Ayacucho. Aquel fatídico día, él bajaba a caballo desde su chacra en Condorhuachana y se topó con un grupo de senderistas, éstos bajaban con un guía desde las alturas de Llacchua, enterados de una faena comunal para dejar habilitada la trocha carrozable que une Lucanamarca con Sancos por la que debían transitar el ejército para socorrerlos. Pero los senderistas lo capturaron junto a doce personas más en Muylacruz, después de insultarlos y golperlos los obligaron a tenderse al suelo donde uno a uno les asestaron con hachas cortes en la cabeza, hombros y brazos. Edmundo Camana quedó tendido inconsciente y muy grave herido pero logró horas después incorporarse regresando luego a su estancia. Después de recibir alguna asistencia médica en Huancasancos con la ayuda de personas de buena fe, fue derivado al hospital de Ayacucho debido a las profundas heridas y contusiones que recibió en la cabeza y cuello. fue en el hospital de esa ciudad donde se le tomó la famosa foto que se describió líneas arriba, quizá ocultó su verdadera identidad con otro nombre debido al terror de que lo volvieran a capturar los senderistas.

Posiblemente debido al temor y desamparo de las autoridades cuando la Comisión de la Verdad y Razón solicitó su testimonio en las audiencias de Lucanamarca en el 2002, él no participó de dichas reuniones, posición que tenía derecho en asumir.

En abril del 2008 con la conmemoración del veinticinco aniversario de este sangriento episodio, se invitó a periodistas de la revista Caretas a las actividades en Lucanamarca, Óscar Medrano el único periodista que había subido a estas alturas hace veinticinco años con una foto en mano se propuso encontrar a aquel sufrido hombre con el nombre de Celestino Ccente, un lunamarquino sobreviviente también de la masacré relató que conocía a la persona que buscaba pero que su verdadero nombre era Edmundo Camana Sumari y que no nació allí sino en Huancasancos. Fueron a buscarlo pero no se encontraba ya que se estaba en una estancia ganadera de Condorhuachana.

Guiados por un familiar de Camana lo hallaron en una cueva postrado, no se podía mover, tenía las piernas casi paralizadas sólo podía desplazarse a caballo de donde lo ayudaban a subir y a bajar. Confirmaron que la foto correspondía a él, tomada hace veinticinco años. En setiembre de ese año equipos especializados realizaron el trabajo de recolección de información de los pobladores afectados por la matanza, sin embargo Camana no fue registrado como víctima.

En el año 2009 una congresista (Juana Huancahuari, Partido Nacionalista) encontró a Edmundo Camana en Ica en condiciones infrahumanas y le ofreció inscribirlo en el registro de víctimas de la masacre y trasladarlo a Lima para que se trate de sus dolencias. Fue internado en el Instituto de Ciencias Neurológicas de donde otro congresista (Édgar Núñez, APRA) lo sacó con la ayuda de un familiar, siendo trasladado a la clínica del Hospital Militar. En entrevistas ofrecidas por el propio Camana criticó el débil trabajo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Tres días después falleció de circunstancias extrañas, según el congresista que lo sacó fue de un paro cardíaco, posteriormente la necropsia demostró que murió de un edema cerebral y pulmonar. Es obvio que se requiere de una investigación seria para esclarecer las circunstancias de su muerte, está claro que fue víctima de utilización de algunos políticos en los últimos días de su trágica existencia.

Triste fin para una persona inocente que tuvo que ocultar su verdadera identidad durante muchos años por temor a que lo reconocieran los terroristas. El 25 de marzo, El Consejo de Reparaciones informó que aprobó la inscripción de Edmundo Camana Sumari al Registro Único de Víctimas. Ahora descansa en un cementerio de Villa María del Triunfo en Lima muy lejos de su natal Huancasancos.