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Días antes de la celebración, decenas de feligreses se dedican a resaltar la imagen de esta representación del Hijo de Dios. En medio de una íntima ceremonia, los creyentes adornan la talla de madera con cinco mil orquídeas y la engalanan con una túnica bordada con hilo de oro.
Días antes de la celebración, decenas de feligreses se dedican a resaltar la imagen de esta representación del Hijo de Dios. En medio de una íntima ceremonia, los creyentes adornan la talla de madera con cinco mil orquídeas y la engalanan con una túnica bordada con hilo de oro.
El manto que cubre al Nazareno de San Pablo muestra los símbolos de la pasión y muerte: la cruz, la copa, la corona de espinas, los tres clavos, el látigo con que fue azotado, la lanza que traspasó su costado y hasta el hisopo con el que le dieron vinagre. La túnica además está adornada con docenas de perlas ofrecidas por sus fieles, así como sortijas y zarcillos. Mientras que sobre su cabeza, reposa una representación de las tres potencias con esmeraldas y rubíes.
El manto que cubre al Nazareno de San Pablo muestra los símbolos de la pasión y muerte: la cruz, la copa, la corona de espinas, los tres clavos, el látigo con que fue azotado, la lanza que traspasó su costado y hasta el hisopo con el que le dieron vinagre. La túnica además está adornada con docenas de perlas ofrecidas por sus fieles, así como sortijas y zarcillos. Mientras que sobre su cabeza, reposa una representación de las tres potencias con esmeraldas y rubíes.


== Nazareno de San Pablo ==

Cuenta la historia que en tiempos remotos, quizás para el siglo [[XVII]], [[Caracas]] fue azotada por la peste del vómito negro. En esta época, los Caraqueños y Caraqueñas solían visitar la iglesia de San Pablo el Ermitaño para congraciarse con el mártir, '''Nuestro Nazareno de San Pablo''' y pedir por sus necesidades, tristezas o mas anhelados sueños.

Ya en aquel tiempo muy cerca de la hoy basílica de Santa Teresa sus devotos solían sacarlo en procesión por las muy antiguas empedradas calles de Caracas, muchos de ellos exhibiendo el atuendo color violeta oscuro (color de la mutación, o sea de la transformación revolucionaria) o como sucede hoy en día llevando además miles de violetas a su santuario, signo de que se estaba en presencia de un fiel que pagaba una promesa por favores concedidos.

En ese entonces y en medio de tal mortandad producto de la peste, el Nazareno tropieza en el camino de la procesión a la altura de la hoy bien conocida esquina de Miracielos, con un Limonero que en ese lugar se encontraba, enredando sus ramas con la cruz y cayendo a la postre cierta cantidad de limones, “Milagro, ¡Milagro!”, gritaron las Caraqueñas y Caraqueños, tomando dichos limones y comenzando a partir de allí una tercera tradición, la referida a las propiedades curativas del limón… Decimos la tercera tradición porque la segunda será aquella donde dicen
los cuentos de calles y caminos,
que en una procesión el Nazareno obró un milagro en ese lugar
y al todos los presentes mirar al cielo,
la cura de un mal les fue a presentar
y Miracielos fue entonces el nombre que al lugar se vio dar…

La Esquina de Miracielos que hoy existe, no es ni la sombra de lo que antaño fue. El limonero desapareció con el tiempo seguro de tanto dar salud a la creciente Caracas, Miracielos vivió su ultima transformación hace no mucho gracias a la nueva línea del [[Metro de Caracas]]. Otro dato curioso del tiempo y asociada a la geografía del lugar es la frase: “¡Y se armó la san pablera!” debido seguramente a las continuas refriegas casi siempre de orden político que en la esquina de San Pablo se daban. La Iglesia de San Pablo el Ermitaño dejó de existir en manos de Guzmán Blanco, quien no creyendo en el clero católico lo demostró tumbando dicha iglesia y construyendo en su lugar el Teatro Municipal, sin embargo dicen por allí que la Iglesia pidió a su esposa Ana Teresa que intercediera ante Antonio, y este último por amor a su amada esposa, mandó a construir la magnifica obra arquitectónica conocida como la Basílica de Santa Ana y Santa Teresa, que tiene la peculiaridad única de poseer dos entradas principales, siendo hoy además el centro del Culto a Nuestro Nazareno del Señor. Y parafraseando al párroco de la Iglesia Santa Teresa, “que caraqueño y caraqueña no se sentiría identificado con el Cristo de tez morena, que en una san pablera le robaron sus trajes, en otra recibió un tiro y hasta vivió arrimado en casa de una señora antes de que le construyeran su actual aposento”.





Revisión del 18:09 20 jul 2009


La imagen del Nazareno de San Pablo, es la de devocion de todo hijo de Caracas. Es una talla en madera de pino flandes de Sevilla, España, posiblemente de Felipe de Ribas en el siglo XVII. Dice la tradición que el escultor, después de terminar de tallar la imagen, el Nazareno se le aparece y le dice: "Donde me has visto que tan perfecto me has hecho".

Traída a Caracas (Venezuela), a la Capilla de San Pablo el Ermitaño (de ahí viene el nombre de Nazareno de San Pablo). Consagrada el 4 de julio de 1674 por Fray González de Acuña. La obra de arte contempla la representación de Cristo cargando la cruz vestido de color morado en su calvario camino a su crucifixión.

En 1597 una epidemia de viruela afectó a la ciudad de Caracas. En ese entonces la población dedicaba gran parte de su tiempo a labores religiosas de rezos para el Nazareno de San Pablo. Cuenta la leyenda del limonero del Señor que en el lugar cercano al templo de San Pablo existía una huerta plantada de limones cuyos azahares perfumaban el ambiente. En una ocasion una epidemia azotaba a los Caraqueños, por ello, el nazareno fue sacado en procesión a petición de los feligreses. Al pasar la imagen por la huerta, un racimo de limones quedó enredado entre la corona de espinas del Nazareno, cayendo al suelo algunos. Los devotos los recogieron, dándolos como medicina a los enfermos, quienes sanaron prontamente.

En 1880, el anticlerical Guzmán Blanco mandó destruir el templo de San Pablo. Esto fue porque tenía problemas con los sectores católicos del país y con el clero de la Iglesia. Y en ese mismo sitio se levantó el Teatro Municipal que fue inaugurado en 1881. Una de las leyendas más curiosas del Nazareno es que se dice que cuando Guzmán Blanco inauguró el teatro, estando en su palco presidencial vio al Nazareno quien le preguntó ¿Dónde está mi iglesia?, y dicen que él le contó lo sucedido a su señora y de allí nació la construcción de la iglesia de Santa Teresa. Pero en realidad el Presidente Guzmán Blanco, en honor a su esposa Ana Teresa Ibarra, mandó construir la Basílica de Santa Teresa y Santa Ana, lo que nosotros llamamos la Basílica de Santa Teresa y allí fue llevado el Nazareno de San Pablo, donde se encuentra hoy.


Hoy, la rememoración del Nazareno tiene la particularidad de movilizar a los venezolanos desde grandes distancias, hacia las principales iglesias del país donde la tradición ha alcanzado un prestigio notable. Los devotos le pagan penitencia al Nazareno, acompañándolo en una procesión que dura 3 ó 4 horas, todos los miércoles santos. Días antes de la celebración, decenas de feligreses se dedican a resaltar la imagen de esta representación del Hijo de Dios. En medio de una íntima ceremonia, los creyentes adornan la talla de madera con cinco mil orquídeas y la engalanan con una túnica bordada con hilo de oro. El manto que cubre al Nazareno de San Pablo muestra los símbolos de la pasión y muerte: la cruz, la copa, la corona de espinas, los tres clavos, el látigo con que fue azotado, la lanza que traspasó su costado y hasta el hisopo con el que le dieron vinagre. La túnica además está adornada con docenas de perlas ofrecidas por sus fieles, así como sortijas y zarcillos. Mientras que sobre su cabeza, reposa una representación de las tres potencias con esmeraldas y rubíes.


Nazareno de San Pablo

Cuenta la historia que en tiempos remotos, quizás para el siglo XVII, Caracas fue azotada por la peste del vómito negro. En esta época, los Caraqueños y Caraqueñas solían visitar la iglesia de San Pablo el Ermitaño para congraciarse con el mártir, Nuestro Nazareno de San Pablo y pedir por sus necesidades, tristezas o mas anhelados sueños.

Ya en aquel tiempo muy cerca de la hoy basílica de Santa Teresa sus devotos solían sacarlo en procesión por las muy antiguas empedradas calles de Caracas, muchos de ellos exhibiendo el atuendo color violeta oscuro (color de la mutación, o sea de la transformación revolucionaria) o como sucede hoy en día llevando además miles de violetas a su santuario, signo de que se estaba en presencia de un fiel que pagaba una promesa por favores concedidos.

En ese entonces y en medio de tal mortandad producto de la peste, el Nazareno tropieza en el camino de la procesión a la altura de la hoy bien conocida esquina de Miracielos, con un Limonero que en ese lugar se encontraba, enredando sus ramas con la cruz y cayendo a la postre cierta cantidad de limones, “Milagro, ¡Milagro!”, gritaron las Caraqueñas y Caraqueños, tomando dichos limones y comenzando a partir de allí una tercera tradición, la referida a las propiedades curativas del limón… Decimos la tercera tradición porque la segunda será aquella donde dicen los cuentos de calles y caminos, que en una procesión el Nazareno obró un milagro en ese lugar y al todos los presentes mirar al cielo, la cura de un mal les fue a presentar y Miracielos fue entonces el nombre que al lugar se vio dar…

La Esquina de Miracielos que hoy existe, no es ni la sombra de lo que antaño fue. El limonero desapareció con el tiempo seguro de tanto dar salud a la creciente Caracas, Miracielos vivió su ultima transformación hace no mucho gracias a la nueva línea del Metro de Caracas. Otro dato curioso del tiempo y asociada a la geografía del lugar es la frase: “¡Y se armó la san pablera!” debido seguramente a las continuas refriegas casi siempre de orden político que en la esquina de San Pablo se daban. La Iglesia de San Pablo el Ermitaño dejó de existir en manos de Guzmán Blanco, quien no creyendo en el clero católico lo demostró tumbando dicha iglesia y construyendo en su lugar el Teatro Municipal, sin embargo dicen por allí que la Iglesia pidió a su esposa Ana Teresa que intercediera ante Antonio, y este último por amor a su amada esposa, mandó a construir la magnifica obra arquitectónica conocida como la Basílica de Santa Ana y Santa Teresa, que tiene la peculiaridad única de poseer dos entradas principales, siendo hoy además el centro del Culto a Nuestro Nazareno del Señor. Y parafraseando al párroco de la Iglesia Santa Teresa, “que caraqueño y caraqueña no se sentiría identificado con el Cristo de tez morena, que en una san pablera le robaron sus trajes, en otra recibió un tiro y hasta vivió arrimado en casa de una señora antes de que le construyeran su actual aposento”.



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