Diferencia entre revisiones de «Anarcosindicalismo en Cataluña durante la guerra civil española»

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Durante la mayor parte de la [[Guerra Civil Española]], [[Cataluña]] fue el mayor bastión del [[anarcosindicalismo]] durante la guerra y donde se desarrolló con mayor profundidad la [[revolución social española de 1936|revolución social]] que tuvo lugar en la [[bando republicano|retaguardia republicana]] tras el estallido de la Guerra y que instauró un tipo de sociedad [[anarquismo socialista|anarquista socialista]].


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== Colectividades y revolución ==
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La colectividad, en España, era cada una de las instituciones económico-sociales que inspiradas en los principios anarquistas se formaron durante la [[revolución española|situación revolucionaria que acompañó a la guerra civil]] en diversos puntos de la geografía española. Dos de los casos más conocidos fueron las empresas colectivizadas en la ciudad de Barcelona y las colectividades agrarias de Aragón. En Barcelona las colectividades ejercieron un papel empresarial similar a las [[cooperativa]]s de [[autogestión]]. Servicios de la ciudad como los transportes urbanos fueron gestionados por colectividades, incluso lugares como hoteles, barberías, y restaurantes fueron colectivizados y administrados por sus trabajadores.
La colectividad, en España, era cada una de las instituciones económico-sociales que inspiradas en los principios anarcosocialistas se formaron durante la [[revolución española|situación revolucionaria que acompañó a la guerra civil]] en diversos puntos de la geografía española. Dos de los casos más conocidos fueron las empresas colectivizadas en la ciudad de Barcelona y las colectividades agrarias de Aragón. En Barcelona las colectividades ejercieron un papel empresarial similar a las [[cooperativa]]s de [[autogestión]]. Servicios de la ciudad como los transportes urbanos fueron gestionados por colectividades, incluso lugares como hoteles, barberías, y restaurantes fueron colectivizados y administrados por sus trabajadores.


Tras el inicio de la guerra, gran parte de la [[economía]] de España fue puesta bajo [[control obrero]] por medio de colectividades, en bastiones anarquistas como Cataluña, la cifra alcanzó el 75%, pero fue inferior en las zonas con una fuerte influencia socialista y marxista. Las [[fábrica]]s se gestionaron a través de [[consejo obrero|comités de trabajadores]] (este sistema permitió bajar las tarifas de algunos servicios y subir los salarios más bajos); y las explotaciones agrarias se convirtieron en zonas colectivizados y ejecutaron como comunas agrícolas. El algunos casos el [[dinero]] estatal se sustituyó por [[vale de trabajo|vales de trabajo]].
Tras el inicio de la guerra, gran parte de la [[economía]] de España fue puesta bajo [[control obrero]] por medio de colectividades, en bastiones anarquistas como Cataluña, la cifra alcanzó el 75%, pero fue inferior en las zonas con una fuerte influencia socialista y marxista. Las [[fábrica]]s se gestionaron a través de [[consejo obrero|comités de trabajadores]] (este sistema permitió bajar las tarifas de algunos servicios y subir los salarios más bajos); y las explotaciones agrarias se convirtieron en zonas colectivizados y ejecutaron como comunas agrícolas. El algunos casos el [[dinero]] estatal se sustituyó por [[vale de trabajo|vales de trabajo]].

Revisión del 23:40 8 ago 2009

Durante la mayor parte de la Guerra Civil Española, Cataluña fue el mayor bastión del anarcosindicalismo durante la guerra y donde se desarrolló con mayor profundidad la revolución social que tuvo lugar en la retaguardia republicana tras el estallido de la Guerra y que instauró un tipo de sociedad anarquista socialista.

Milicias confederales

Las milicias confederales fueron una milicia popular, organizada durante la Guerra Civil Española por la CNT y FAI, que tuvo un importante papel en la Guerra Civil y la Revolución Española de 1936. Tras el alzamiento del ejército del 18 de julio de 1936 se formaron, en las zonas donde fracasó la sublevación, grupos armados de voluntarios civiles organizados por los partidos políticos y los sindicatos que se unieron a los restos de las unidades regulares del ejército y las fuerzas de seguridad estatales que permanecieron fieles a la República:

Durante el periodo de las milicias, la práctica desaparición de cualquier sector del ejército, fiel al gobierno y el fermento revolucionario que se estaba desarrollando por todo el país, fueron las causas de la rápida aparición de un improvisado ejército de voluntarios, dispuestos a terminar con los últimos reductos de los sublevados. Las estimaciones más ajustadas hablan de más de 100.000 milicianos en todo el Estado. La mitad de ellos pertenecían a los sindicatos de la CNT, 30.000 a la UGT, 10.000 al Partido Comunista, 5.000 al POUM (en su mayor parte, en Cataluña). A las milicias obreras se unió un contingente de 12.000 guardias de asalto, algunos centenares de guardias civiles, algunos miles de soldados y apenas 200 oficiales del antiguo ejército.

[cita requerida]

La formación típica de estas milicias espontáneas fue la columna. La mayoría de los integrantes de las columnas eran anarquistas, los cuales eran antimilitaristas (muchos incluso habían sido insumisos al servicio militar) pero la situación bélica les abocó a ingresar en las milicias.

El 21 de julio de 1936 se creó en Barcelona el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña y en la que participan las distintas facciones republicanas y sindicales, teniendo mucho peso en ella la CNT-FAI. En dos meses, el comité consiguió organizar a 20.000 milicianos que se repartían en un frente de 300 kilómetros.

El gobierno republicano los denunció como "incontrolables" y "bandidos", pero que había un buena cantidad de éxito en el campo de batalla.[cita requerida] En marzo de 1937 los incorporaron al ejército regular.

Generalidad y gobierno central

En 1936, el principal movimiento anarquista, CNT-FAI, decidió, después de varias negativas, colaborar con el gobierno catalán (Generalidad) de Lluís Companys. En el gobierno central estuvieron a su vez, Juan García Oliver se convirtió en Ministro de Justicia (que abolió los honorarios jurídicos y destruyó los expedientes penales), Diego Abad de Santillán se convirtió en Ministro de Economía, y Federica Montseny se convirtió en Ministra de Salud, para nombrar unos pocos casos. Durante la Guerra Civil española, muchos anarquistas fuera de España criticaron a la CNT-FAI por entrar en el gobierno y comprometerse con elementos comunistas en el bando republicano. De hecho, durante estos años, el movimiento anarquista en España renunció a muchos de sus principios básicos, sin embargo, dentro de España se consideró que se trataba de un ajuste temporal, y que una vez que Franco fuese derrotado, volvería a su manera libertaria.

Hubo también preocupación entre los anarquistas con el creciente poder de los comunistas en el seno del gobierno. Montseny más tarde explicó:

En ese momento sólo se vio la realidad de la situación creada por nosotros: los comunistas en el gobierno y nosotros fuera del mismo, las múltiples posibilidades, y todos nuestros logros en peligro de extinción.

[cita requerida]

De hecho, algunos anarquistas fuera de España veían su concesiones, necesarias teniendo en cuenta la sombría posibilidad de perder todo si los fascistas ganaban la guerra. Emma Goldman dijo:

Con Franco en la puerta de Madrid, difícilmente puedo culpar a la CNT-FAI por la elección de un mal menor: la participación en el gobierno en lugar de la dictadura, el más mortífero mal.

[cita requerida]

Hasta el día de hoy, el tema sigue siendo controvertido entre los anarquistas.

Colectividades y revolución

La colectividad, en España, era cada una de las instituciones económico-sociales que inspiradas en los principios anarcosocialistas se formaron durante la situación revolucionaria que acompañó a la guerra civil en diversos puntos de la geografía española. Dos de los casos más conocidos fueron las empresas colectivizadas en la ciudad de Barcelona y las colectividades agrarias de Aragón. En Barcelona las colectividades ejercieron un papel empresarial similar a las cooperativas de autogestión. Servicios de la ciudad como los transportes urbanos fueron gestionados por colectividades, incluso lugares como hoteles, barberías, y restaurantes fueron colectivizados y administrados por sus trabajadores.

Tras el inicio de la guerra, gran parte de la economía de España fue puesta bajo control obrero por medio de colectividades, en bastiones anarquistas como Cataluña, la cifra alcanzó el 75%, pero fue inferior en las zonas con una fuerte influencia socialista y marxista. Las fábricas se gestionaron a través de comités de trabajadores (este sistema permitió bajar las tarifas de algunos servicios y subir los salarios más bajos); y las explotaciones agrarias se convirtieron en zonas colectivizados y ejecutaron como comunas agrícolas. El algunos casos el dinero estatal se sustituyó por vales de trabajo.

Las recién "liberadas" zonas de trabajo se rigieron bajo principios anarcosocialistas, las decisiones se realizaron a través de consejos de los ciudadanos evitando la burocracia formal. Además de la revolución económica, hubo un espíritu de la revolución social. Algunas tradiciones se consideraron como "opresoras" y hechas desaparecer. Por ejemplo, la idea de "amor libre" se hizo popular.

Contrarrevolución

Durante la Guerra Civil, el Partido Comunista de España adquirió considerable influencia debido a la dependencia de suministros de la Unión Soviética. Comunistas y demócratas del bando republicano hicieron un considerable esfuerzo para aplastar la revolución anarquista, tanto sus fuerzas militares como sus proyectos económicos, aparentemente para reforzar la lucha contra la fuerza fascista (la respuesta anarquista fue, "La revolución y la guerra son inseparables").

Estas tensiones, que incluyeron una campaña de difamación de los comunistas contra los anarquistas (en la que colaboró la prensa internacional de izquierda), llevaron incluso a enfrentamientos violentos con los comunistas (ej. las jornadas de mayo en Barcelona) y asesinatos políticos, una guerra civil dentro de la guerra civil donde se impusieron los estalinistas, con el beneplácito de las autoridades republicanas, que según algunos autores desmotivó a muchos de los milicianos y colaboradores con el bando republicano y le restó fuerza.

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