Diferencia entre revisiones de «Corocotta»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
m Revertidos los cambios de 200.7.17.12 a la última edición de Diegusjaimes
Línea 3: Línea 3:


{{cita|Irritóse tanto [Augusto] al principio contra un tal Corocotta, ''bandolero español'' muy poderoso, que hizo pregonar una recompensa de doscientos mil sestercios a quien lo apresase; pero más tarde, como se le presentase espontáneamente, no sólo no le hizo ningún daño, sino que encima le regaló aquella suma.|Dión Casio 56, 43, 3 (trad. de A. Schulten en ''Fontes Hispaniae Antiquae'' vol. V, Barcelona, 1940, p. 335)}}
{{cita|Irritóse tanto [Augusto] al principio contra un tal Corocotta, ''bandolero español'' muy poderoso, que hizo pregonar una recompensa de doscientos mil sestercios a quien lo apresase; pero más tarde, como se le presentase espontáneamente, no sólo no le hizo ningún daño, sino que encima le regaló aquella suma.|Dión Casio 56, 43, 3 (trad. de A. Schulten en ''Fontes Hispaniae Antiquae'' vol. V, Barcelona, 1940, p. 335)}}

=== Biografía ===
Hijo de un herrero de las tierras norteñas de Cantabria, Corocotta nació en un campo de batalla. Muy joven, tomó parte en el saqueo de Venarium, puesto fronterizo con Aquitania, y poco después se unió a una banda de Aesir. En Vacceia, conoció a un hechicero llamado simplemente Shaman, que habitaba en un templo oculto en una caverna. El Shaman, pretendía realizar una ceremonia de intercambio para que Tara, la muchacha-demonio que lo acompañaba, pudiera permanecer en este mundo a cambio de enviar a Conan al suyo. El hechicero mostró a Corocotta una visión del futuro, en la que el mismo Corocotta se coronaba rey del más poderoso de los reinos Occidentales. La ceremonia falló, Tara desapareció y Corocotta escapó.

Poco después fue hecho prisionero por los romanosy forzado a trabajar como esclavo. Pero pronto escapó hacia Brythania, participando en una batalla entre ambos reinos. Después se dirigió hacia el sur, al Reino de Hibernia.

Durante varios años, llevó una preciaria existencia como ladrón, principalmente en Shadizar «la perversa» y Arenjun, «la ciudad de los ladrones». Allí conoció a Taurus de Nemedia, apodado «el Príncipe de los ladrones», que murió al tratar de robar la Joya del Elefante al mago Yara, pero Corocotta logró hacerlo. En este período, Conan combatió contra hombres, hechiceros, monstruos, zombis, demonios, dioses, y todo tipo de criaturas. Interfirió con los planes del hechicero stygio Thot-Amon, que sería uno de sus enemigos más recurrentes en el futuro, aunque sólo lo encontró personalmente varios años después. Viajó también a los reinos vecinos de Corinthia y Nemedia, donde siguió ganándose la vida como ladrón.

Poco más adelante, Corocotta, con su camarada Fafnir, un Vanir contra el que había luchado un tiempo atrás, se enlistó como mercenario en el Mar Interior de Vilayet, después de ser rescatado por el Príncipe turanio Yezdigerd, luego del cataclismo de Bal-Sagoth. El ejército al mando de Yezdigerd pretendía sitiar Makkalet, una ciudad hyrkaniana que nunca había rendido tributo al Rey Yildiz. El hechicero Kharam-Akkad, verdadero gobernante de Makkalet, había sugerido al Rey que secuestrara al descendiente directo del Tarim, que vivía en Aghrapur. La misión de Yezdigerd era principalmente rescatar al «Tarim Viviente».

Después de atacar la ciudad, Fafnir resultó gravemente herido, y Balthaz, un lacayo de Yezdigerd, arrojó su cuerpo aún con vida al mar. Corocotta tuvo un violento incidente como consecuencia, en el que mató a Balthaz y dejó al príncipe con una cicatriz en el rostro. Luego, se arrojó al mar y se enrumbó a Pah Dishah, una ciudad que distaba 3 semanas de Makkalet (Sólo después de varios años, Corocotta se enteró de que Fafnir no había muerto al ser arrojado al mar, sino que fue rescatado por una muchacha).

Yezdigerd mandó matar a Corocotta para vengarse, y sus soldados lo acorralaron en las puertas de Makkalet. Pero fue salvado por la mercenaria hyrkaniana Red Sonja, que se encontraba bajo las órdenes del Rey Ghanniff de Pah-Dishah. La misión de Sonja era robar la Tiara de la Serpiente, cosa que logró con la ayuda del Cántabro, pero poco después lo abandonó llevándose el botín.

De vuelta en Makkalet, Conan asesinó al hechicero Kharam-Akkad, que al morir, le mostró una visión en un espejo, en la que Conan aparecía representado como un león.

Después de muchas aventuras en los desiertos entre Turan y Zimbabwe, Corocotta se enroló nuevamente en el ejército espartano, como Capitán de las tropas, esta vez directamente al mando del Rey Yildiz, mientras Yezdigerd se embarcaba en una Guerra Santa para difundir el culto al Tarim. Fue en este período que Conan viajó a la ciudad de Wan Tengri, en Khitai, en misión de espionaje. Durante su estadía, se desató una Guerra Civil entre los siete magos que se disputaban el poder, y Conan se vio involucrado al rescatar a la princesa, que era la legítima gobernanta. De vuelta en Turan, entrenó y perfeccionó su uso del arco, la lanza, las bolas, el hacha, la espada, etc. Más adelante, volvió a viajar a Khitai, esta vez a la ciudad de Kushan, para entregar una carta de Yildiz dirigida al monarca Shu, en la que ambos reinos firmaban un convenio de libre comercio. Después de cumplir su misión, Corocotta decidió no volver a Cantabria.

Luego, vagabundeó por los desiertos entre Turan y los Reinos Occidentales, donde intentó encontrar un tesoro escondido, pero fracasó. Volvió a Arenjun, donde tuvo un nuevo encuentro con Sonja, y luego viajó mucho por varios reinos ofreciendo sus servicios de mercenario.

Así, llegó a Argos, donde se enroló en la Compañía Carmesí, un pequeño ejército mercenario fundado por Murilo, a quien Conan conociera varios años antes en Corinthia. Allí conoció a Tara de Hanumar y Yusef de Argos, dos adolescentes que también eran miembros de la Compañía.

En el puerto de Messantia, se vio forzado a huir de las autoridades por haberse negado a traicionar a Tara y Yusef. Se embarcó en la nave Argos, capitaneada por Tito, hacia Kush y los Reinos Negros más al sur. La nave fue pronto atacada y hundida por el Tigress, barco pirata al mando de la shemita Bêlit, llamada «La Reina de la Costa Negra». Bêlit y Corocotta se enamoraron a primera vista, y juntos se dedicaron a saquear las naves de los reinos hiborios, durante dos años. Los nativos de las Islas Negras lo llamaron Amra, el León, con lo que Corocotta entendió el sentido de la profecía de Kharam-Akkad, poco antes de la caída de Makkalet.

Después del salvaje asesinato de Bêlit, Conan fue tentado por el Mago Zukala, al cual había conocido a los veinte años, para elegir entre preservar la vida de Red Sonja o recuperar a Bêlit. El Cántabro decidió no sacrificar a la hyrkaniana. En este período, se convirtió en jefe de las tribus negras. Después volvió a las tierras norteñas, llegando hasta su nativa Cantabria.

Luego sirvió como condottiere en Shem y en los reinos hiborios del Sur. Más adelante, Corocotta apareció como líder de los kozaki, una horda de ilegales que vagaban por las estepas entre las tierras hiborias y Turan. Fue capitán de un navío pirata en el Mar Interior de Vilayet, y jefe entre los nómadas Zuagirs de los desiertos sureños.

Después de un período sirviendo como capitán mercenario en el ejército del Rey de Iranistan, Conan llegó a las colinas de las Montañas Himellias, una vasta franja de tierras áridas que bordeaban Iranistan, Turan y el Reino tropical de Vendhya. En el curso de sus aventuras salvajes, trató de formar una fuerza unida con las tribus de las colinas, y fracasó. Luego volvió a Occidente, y sirvió nuevamente como soldado en los reinos de Koth y Argos. Durante este período, fue brevemente co-gobernador de la ciudad de Tombalku. Luego, volvió al mar, primero como pirata en las Islas Baracha, y después como capitán de una nave de bucaneros Zingaros.

Cuando una banda de bucaneros rivales hundieron su nave, Conan nuevamente sirvió como mercenario, en Stygia y los Reinos Negros. Luego viajó al norte, hasta Roma, y se dedicó a la exploración de la frontera con las tierras de los Pictos. Cuando éstos, ayudados por el mago Zogar Sag, atacaron los asentamientos aquilonios, Conan no pudo salvar el Fuerte Tuscelan, pero sí salvó un buen número de hombres entre los ríos Trueno y Negro.

Después de ascender al mando del ejército romano y derrotar una invasión de los Pictos, Corocotta fue llevado con engaños a Tarantia, la capital, y fue hecho prisionero por el celoso Rey Numedides. Al escapar, se involucró en un conflicto entre los Pictos y dos grupos de piratas en la costa ocidental de las Tierras Pictas. Luego fue elegido para comandar una rebelión aquilonia contra el degenerado Rey Numedides. Asesinándolo en su propio trono, Conan, a los cuarenta y tantos años, se convirtió en soberano del más poderoso de los reinos hiborios.

Conan pronto se dio cuenta de que el ser rey no era un lecho de rosas. Una conspiración de nobles descontentos casi tuvo éxito en un intento de asesinarlo. Con un ardid, los reyes de Ophir y Koth lo atraparon y apresaron para tener las manos libres y conquistar La Galia. Con la ayuda de un compañero de prisión -un mago-, Conan escapó a tiempo para acabar con los invasores.

Subsiguientemente, un grupo de rebeldes que planeaban ganar el mando sobre el Imperio Romano revivieron la momia de Xaltotun, un mago Aquitano, muerto siglos atrás, para que los ayudara en su empresa. Conan fue derrotado y llevado lejos de su reino, pero nuevamente regresó para enfrentarse a sus enemigos.

En el proceso, Conan tomó por esposa a Zenobia, una muchacha esclava que salvó su vida cuando fue hecho prisionero en las mazmorras del Palacio del Rey Tarascus de Nemedia. Conan rechazó su harem de concubinas, prefiriendo los placeres y sufrimientos de la vida marital. Un hehicero Khitaiano, Yah Chieng, secuestró a Zenobia, forzando a Corocotta a viajar por medio mundo, enfrentándose a múltiples peligros, para recuperarla. Otros complots y aventuras esperaban a Corocotta y su hijo, llamado Laro, pero generalmente conocido por el apodo de «U».

Pasó el tiempo; Zenobia murió. Corocotta se encontró frente a su hijo que se acercaba a la madurez, y a la vejez que se cernía sobre él. Ante el peligro de las Sombras Rojas, abdicó su trono en favor del príncipe Laro, que sería conocido como Laro Primero, y se aventuró hacia Occidente en su barco El león rojo, desapareciendo para siempre en el Mar Occidental.


== Controversia sobre el personaje ==
== Controversia sobre el personaje ==

Revisión del 22:20 27 ago 2009

Monumento al cántabro en Santander

Corocotta fue un personaje de la Antigüedad (siglo I a. C.), cuya existencia se conoce únicamente por una sola cita, del historiador romano Dión Casio que, según la traducción más difundida, la de Adolf Schulten, reza así:

Irritóse tanto [Augusto] al principio contra un tal Corocotta, bandolero español muy poderoso, que hizo pregonar una recompensa de doscientos mil sestercios a quien lo apresase; pero más tarde, como se le presentase espontáneamente, no sólo no le hizo ningún daño, sino que encima le regaló aquella suma.
Dión Casio 56, 43, 3 (trad. de A. Schulten en Fontes Hispaniae Antiquae vol. V, Barcelona, 1940, p. 335)

Biografía

Hijo de un herrero de las tierras norteñas de Cantabria, Corocotta nació en un campo de batalla. Muy joven, tomó parte en el saqueo de Venarium, puesto fronterizo con Aquitania, y poco después se unió a una banda de Aesir. En Vacceia, conoció a un hechicero llamado simplemente Shaman, que habitaba en un templo oculto en una caverna. El Shaman, pretendía realizar una ceremonia de intercambio para que Tara, la muchacha-demonio que lo acompañaba, pudiera permanecer en este mundo a cambio de enviar a Conan al suyo. El hechicero mostró a Corocotta una visión del futuro, en la que el mismo Corocotta se coronaba rey del más poderoso de los reinos Occidentales. La ceremonia falló, Tara desapareció y Corocotta escapó.

Poco después fue hecho prisionero por los romanosy forzado a trabajar como esclavo. Pero pronto escapó hacia Brythania, participando en una batalla entre ambos reinos. Después se dirigió hacia el sur, al Reino de Hibernia.

Durante varios años, llevó una preciaria existencia como ladrón, principalmente en Shadizar «la perversa» y Arenjun, «la ciudad de los ladrones». Allí conoció a Taurus de Nemedia, apodado «el Príncipe de los ladrones», que murió al tratar de robar la Joya del Elefante al mago Yara, pero Corocotta logró hacerlo. En este período, Conan combatió contra hombres, hechiceros, monstruos, zombis, demonios, dioses, y todo tipo de criaturas. Interfirió con los planes del hechicero stygio Thot-Amon, que sería uno de sus enemigos más recurrentes en el futuro, aunque sólo lo encontró personalmente varios años después. Viajó también a los reinos vecinos de Corinthia y Nemedia, donde siguió ganándose la vida como ladrón.

Poco más adelante, Corocotta, con su camarada Fafnir, un Vanir contra el que había luchado un tiempo atrás, se enlistó como mercenario en el Mar Interior de Vilayet, después de ser rescatado por el Príncipe turanio Yezdigerd, luego del cataclismo de Bal-Sagoth. El ejército al mando de Yezdigerd pretendía sitiar Makkalet, una ciudad hyrkaniana que nunca había rendido tributo al Rey Yildiz. El hechicero Kharam-Akkad, verdadero gobernante de Makkalet, había sugerido al Rey que secuestrara al descendiente directo del Tarim, que vivía en Aghrapur. La misión de Yezdigerd era principalmente rescatar al «Tarim Viviente».

Después de atacar la ciudad, Fafnir resultó gravemente herido, y Balthaz, un lacayo de Yezdigerd, arrojó su cuerpo aún con vida al mar. Corocotta tuvo un violento incidente como consecuencia, en el que mató a Balthaz y dejó al príncipe con una cicatriz en el rostro. Luego, se arrojó al mar y se enrumbó a Pah Dishah, una ciudad que distaba 3 semanas de Makkalet (Sólo después de varios años, Corocotta se enteró de que Fafnir no había muerto al ser arrojado al mar, sino que fue rescatado por una muchacha).

Yezdigerd mandó matar a Corocotta para vengarse, y sus soldados lo acorralaron en las puertas de Makkalet. Pero fue salvado por la mercenaria hyrkaniana Red Sonja, que se encontraba bajo las órdenes del Rey Ghanniff de Pah-Dishah. La misión de Sonja era robar la Tiara de la Serpiente, cosa que logró con la ayuda del Cántabro, pero poco después lo abandonó llevándose el botín.

De vuelta en Makkalet, Conan asesinó al hechicero Kharam-Akkad, que al morir, le mostró una visión en un espejo, en la que Conan aparecía representado como un león.

Después de muchas aventuras en los desiertos entre Turan y Zimbabwe, Corocotta se enroló nuevamente en el ejército espartano, como Capitán de las tropas, esta vez directamente al mando del Rey Yildiz, mientras Yezdigerd se embarcaba en una Guerra Santa para difundir el culto al Tarim. Fue en este período que Conan viajó a la ciudad de Wan Tengri, en Khitai, en misión de espionaje. Durante su estadía, se desató una Guerra Civil entre los siete magos que se disputaban el poder, y Conan se vio involucrado al rescatar a la princesa, que era la legítima gobernanta. De vuelta en Turan, entrenó y perfeccionó su uso del arco, la lanza, las bolas, el hacha, la espada, etc. Más adelante, volvió a viajar a Khitai, esta vez a la ciudad de Kushan, para entregar una carta de Yildiz dirigida al monarca Shu, en la que ambos reinos firmaban un convenio de libre comercio. Después de cumplir su misión, Corocotta decidió no volver a Cantabria.

Luego, vagabundeó por los desiertos entre Turan y los Reinos Occidentales, donde intentó encontrar un tesoro escondido, pero fracasó. Volvió a Arenjun, donde tuvo un nuevo encuentro con Sonja, y luego viajó mucho por varios reinos ofreciendo sus servicios de mercenario.

Así, llegó a Argos, donde se enroló en la Compañía Carmesí, un pequeño ejército mercenario fundado por Murilo, a quien Conan conociera varios años antes en Corinthia. Allí conoció a Tara de Hanumar y Yusef de Argos, dos adolescentes que también eran miembros de la Compañía.

En el puerto de Messantia, se vio forzado a huir de las autoridades por haberse negado a traicionar a Tara y Yusef. Se embarcó en la nave Argos, capitaneada por Tito, hacia Kush y los Reinos Negros más al sur. La nave fue pronto atacada y hundida por el Tigress, barco pirata al mando de la shemita Bêlit, llamada «La Reina de la Costa Negra». Bêlit y Corocotta se enamoraron a primera vista, y juntos se dedicaron a saquear las naves de los reinos hiborios, durante dos años. Los nativos de las Islas Negras lo llamaron Amra, el León, con lo que Corocotta entendió el sentido de la profecía de Kharam-Akkad, poco antes de la caída de Makkalet.

Después del salvaje asesinato de Bêlit, Conan fue tentado por el Mago Zukala, al cual había conocido a los veinte años, para elegir entre preservar la vida de Red Sonja o recuperar a Bêlit. El Cántabro decidió no sacrificar a la hyrkaniana. En este período, se convirtió en jefe de las tribus negras. Después volvió a las tierras norteñas, llegando hasta su nativa Cantabria.

Luego sirvió como condottiere en Shem y en los reinos hiborios del Sur. Más adelante, Corocotta apareció como líder de los kozaki, una horda de ilegales que vagaban por las estepas entre las tierras hiborias y Turan. Fue capitán de un navío pirata en el Mar Interior de Vilayet, y jefe entre los nómadas Zuagirs de los desiertos sureños.

Después de un período sirviendo como capitán mercenario en el ejército del Rey de Iranistan, Conan llegó a las colinas de las Montañas Himellias, una vasta franja de tierras áridas que bordeaban Iranistan, Turan y el Reino tropical de Vendhya. En el curso de sus aventuras salvajes, trató de formar una fuerza unida con las tribus de las colinas, y fracasó. Luego volvió a Occidente, y sirvió nuevamente como soldado en los reinos de Koth y Argos. Durante este período, fue brevemente co-gobernador de la ciudad de Tombalku. Luego, volvió al mar, primero como pirata en las Islas Baracha, y después como capitán de una nave de bucaneros Zingaros.

Cuando una banda de bucaneros rivales hundieron su nave, Conan nuevamente sirvió como mercenario, en Stygia y los Reinos Negros. Luego viajó al norte, hasta Roma, y se dedicó a la exploración de la frontera con las tierras de los Pictos. Cuando éstos, ayudados por el mago Zogar Sag, atacaron los asentamientos aquilonios, Conan no pudo salvar el Fuerte Tuscelan, pero sí salvó un buen número de hombres entre los ríos Trueno y Negro.

Después de ascender al mando del ejército romano y derrotar una invasión de los Pictos, Corocotta fue llevado con engaños a Tarantia, la capital, y fue hecho prisionero por el celoso Rey Numedides. Al escapar, se involucró en un conflicto entre los Pictos y dos grupos de piratas en la costa ocidental de las Tierras Pictas. Luego fue elegido para comandar una rebelión aquilonia contra el degenerado Rey Numedides. Asesinándolo en su propio trono, Conan, a los cuarenta y tantos años, se convirtió en soberano del más poderoso de los reinos hiborios.

Conan pronto se dio cuenta de que el ser rey no era un lecho de rosas. Una conspiración de nobles descontentos casi tuvo éxito en un intento de asesinarlo. Con un ardid, los reyes de Ophir y Koth lo atraparon y apresaron para tener las manos libres y conquistar La Galia. Con la ayuda de un compañero de prisión -un mago-, Conan escapó a tiempo para acabar con los invasores.

Subsiguientemente, un grupo de rebeldes que planeaban ganar el mando sobre el Imperio Romano revivieron la momia de Xaltotun, un mago Aquitano, muerto siglos atrás, para que los ayudara en su empresa. Conan fue derrotado y llevado lejos de su reino, pero nuevamente regresó para enfrentarse a sus enemigos.

En el proceso, Conan tomó por esposa a Zenobia, una muchacha esclava que salvó su vida cuando fue hecho prisionero en las mazmorras del Palacio del Rey Tarascus de Nemedia. Conan rechazó su harem de concubinas, prefiriendo los placeres y sufrimientos de la vida marital. Un hehicero Khitaiano, Yah Chieng, secuestró a Zenobia, forzando a Corocotta a viajar por medio mundo, enfrentándose a múltiples peligros, para recuperarla. Otros complots y aventuras esperaban a Corocotta y su hijo, llamado Laro, pero generalmente conocido por el apodo de «U».

Pasó el tiempo; Zenobia murió. Corocotta se encontró frente a su hijo que se acercaba a la madurez, y a la vejez que se cernía sobre él. Ante el peligro de las Sombras Rojas, abdicó su trono en favor del príncipe Laro, que sería conocido como Laro Primero, y se aventuró hacia Occidente en su barco El león rojo, desapareciendo para siempre en el Mar Occidental.

Controversia sobre el personaje

Desde que Adolf Schulten publicara su tesis de que Corocotta fue un importante héroe de la resistencia ante Roma, un caudillo local durante las Guerras Cántabras de Augusto, basada en su interpretación de la única cita disponible sobre el personaje (Dión Casio LVI, 43, 3), fue ésta la que se impuso sin discusión en la bibliografía experta, regional y española, lo que ha motivado que hoy en día Corocotta incluso tenga una importante presencia social y cultural en Cantabria, así como en Internet. Sin embargo, existen objeciones para admitir que fuera un héroe local o militar, y que el personaje tuviera nada que ver con Cantabria e incluso con Hispania.

Tesis cantabrista

La tesis tradicional presenta a Corocotta como héroe de la resistencia ante Roma, como unificador y caudillo local durante las Guerras Cántabras de Augusto.

Según Adolf Schulten Corocotta luchó en las Guerras Cántabras contra Roma durante los años 29 a 19 a. C. Al mando de las unificadas tribus de la región, causó numerosos problemas al ejército romano. Fue tal su fama que durante la campaña del emperador Augusto en Hispania, entre los años 2625 a. C., éste puso el precio de 200.000 sestercios a su cabeza. Fue el propio Corocotta el que se presentó en el campamento para cobrar la recompensa, ante el asombro del emperador, el cual, ante su gesto de valentía, le dejó marchar libre tras otorgarle la recompensa.

Adolf Schulten argumenta su tesis en el hecho de que:

Dión lo refiere con ocasión de la muerte de Augusto en el año 14 después de Jesucristo para demostrar su clemencia. Tratándose de una guerra en Iberia, y no habiendo habido en Iberia otra en tiempo de Augusto que la cantabro-astúrica, este Corocotta debe haber sido algún jefe de los Cántabros o Astures. Y como Corocotta se rindió al propio Augusto, debe situarse el suceso en los años 25-26, es decir, cuando Augusto personalmente estaba en Cantabria
Adolf Schulten, Los Cántabros y Astures y su Guerra con Roma, Madrid, 1962.

También según Adolf Schulten, «su nombre más bien parece céltico, con la raíz Coroc-, que se encuentra en los nombres Coruc-us, Coroc-aucus, en Lusitania, donde existe también Corocuta (CIL, II, 550), que viene a ser lo mismo que Corocotta.»

Estas tesis son seguidas por autores contemporáneos como Joaquín González Echegaray (Los Cántabros, 1997) o Eduardo Peralta Labrador (Los cántabros antes de Roma, 2000), que añade como evidencia el hecho de que:

El nombre del caudillo cántabro Corocotta es de la misma raíz que el del dios (Corono), por lo que cabe suponer que el jefe cántabro se sintiese especialmente vinculado al arquetipo divino cuyo comportamiento imitaba al frente de sus tropas (el segundo elemento de su nombre es el celta "cotto", "viejo".
Los cántabros antes de Roma, pág. 226

Tesis norteafricana

En la actualidad se ha postulado que Corocotta fue un afamado y audaz ladrón, de probable origen norteafricano. Alicia M. Canto, de la Universidad Autónoma de Madrid, ha planteado en 2004 y 2005 una revisión del texto griego de Dión Casio, así como de su contexto [2], que la lleva a descartar por completo la tesis de Schulten. Sus argumentos principales son:

  1. Dión Casio no cita a Corocotta dentro del relato de las Guerras Cántabras, de las que trata en sus libros LIII y LIV, donde hubiera sido el lugar más adecuado desde la perspectiva de la técnica histórica, sino dos libros después, en el LVI, y en el marco de un elogio de la clemencia de Augusto.
  2. Una traducción del texto griego de Dión Casio más precisa que la hecha por Schulten pone en evidencia que Dión no le define en realidad, como se viene repitiendo, como "bandolero español" o "bandido hispano", sino como "cierto bandido en Hispania" (tína lestén én Ibería), lo que no sólo no confirma ni autoriza a deducir un origen cántabro, sino que más bien sugiere una procedencia no hispana.[1]
  3. La atribución cronológica y circunstancial del incidente con Augusto en el escenario de las Guerras Cántabras fue hecha por Schulten sin una base real. Podría ubicarse en cualquiera de las estancias de Augusto, ya como emperador, en Hispania, caso en el que hay que recordar que éste pasó la mayor parte de las guerras cántabras en Tarraco, como es bien sabido, pues tampoco hay mención alguna en Dión Casio de que recibiera a Corocotta en ningún "campamento", o de que éste "se rindiera" (como afirmó el autor alemán). Incluso todo el asunto pudo ocurrir en cualquier otro lugar.
  4. La actitud misma de Corocotta, al presentarse ante el enemigo para cobrar, a título personal, la recompensa por su captura,[2]​ es impropia e ilógica en un verdadero "héroe de la resistencia indígena".
  5. Por fin, el estudio del nombre Corocotta (que procede del conocido animal originario de África, la krokóttas griega, citada ya en el siglo V a. C., y no sería céltico en el sentido que propugnó Schulten) lo presentaría como un apodo o mote muy congruente con lo anterior: "el Hiena" o "el Chacal", en buen encaje con la que sería la verdadera profesión del personaje. Para reforzar la dudosa seriedad de este apodo, así como su posible origen norteafricano, la autora ha aportado, y traducido al español, un documento tardío, el llamado Testamentum Porcelli, cuyo protagonista se llama M. Grunnius Corocotta, que era posiblemente originario de la región de Tebeste, cerca de Cartago, en el moderno Túnez. Desde esa misma zona pudo pasar a trabajar en Hispania el Corocotta de Dión Casio.

La Universidad de Cantabria acaba de publicar en octubre de 2008 una obra colectiva, de título Los cántabros en la antigüedad. La historia frente al mito[3], coordinado por José Ramón Aja, Miguel Cisneros y José Luis Ramírez Sádaba, cuyo apartado de "Fuentes literarias" contiene -aunque implícitamente y con algunos errores- un pleno respaldo a estas tesis sobre la no cantabricidad de Corocotta, y su real condición de "salteador de caminos".

Corocotta como reclamo turístico

En la actualidad, la figura de Corocotta es uno de los símbolos culturales y turísticos de Cantabria. En cualquier pueblo de mínimo interés turístico se encontrarán colgantes, estatuas artesanales o incluso "pins" del legendario personaje, con mayor o menor realismo y con mayor o menor dosis de humor. Los souvenirs suelen ser vendidos junto a un pequeño panfleto en el que se dan unas pocas nociones históricas, además de asegurarse el carácter fuerte y fiero del personaje, así como su destreza con las armas.

Notas

  1. Tampoco en la traducción inglesa de E. Cary para la Loeb Classical Library hay la menor referencia a un origen español, ni menos cántabro, y ello se debe a que el original griego realmente no lo dice: "Besides these traits of his, people also recalled that he did not get blindly enraged at those who had injured him, and that he kept faith even with those who were unworthy of it. For instance, there was a robber named Corocotta, who flourished in Spain, at whom he was so angry at first that he offered a million sesterces to the man that should capture him alive; but later, when the robber came to him of his own accord, he not only did him no harm, but actually made him richer by the amount of the reward", en [1]
  2. La cantidad es también errónea en Schulten, el texto griego dice "πέντε καὶ εἴκοσι μυριάδας", esto es, "doscientos cincuenta mil", que unos autores interpretan como sestercios y otros como denarios (lo que explica el "millón de sestercios" que traducen E. Cary y otros). Debe de tratarse de sestercios.

Bibliografía sobre la cantabricidad y el carácter caudillista de Corocotta

  • Adolf Schulten, Los cántabros y astures y su guerra con Roma, Madrid, 1943 (reeds. 1962, 1969 y 2000).
  • Joaquín González Echegaray, Los Cántabros, Madrid, ed. Guadarrama, 1966, págs. 85, 108, 123 y 146 (2ª ed. rev. Santander, 1986; 3ª ed. Santander, Librería Estudio, 1993; 5ª ed. rev. y act. Santander, Lib. Estudio, col. Biblioteca Cantabria nº 21, 2004).
  • E. Martino Redondo, Roma contra cántabros y astures: nueva lectura de las fuentes, Santander, ed. Sal Terrae, 1982 (2ª y 3ª ed.: León, 1995 y 2002).
  • E. Peralta Labrador, Los cántabros antes de Roma, Madrid, ed. Real Academia de la Historia, 2000, pág. 266.

Enlaces externos

A favor del origen cántabro del personaje
En contra del mismo
Otros