Diferencia entre revisiones de «Códices prehispánicos de Mesoamérica»

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Los códices mayas prehispánicos que se conocen proceden de la península de Yucatán y tienen una temática esencialmente calendárica. En la imagen, la lámina 9 del Códice de Dresde, cultura maya, Período Posclásico mesoamericano (ss. X-XVI).

Los códices prehispánicos de Mesoamérica son un conjunto de documentos realizados por miembros de los pueblos indígenas de Mesoamérica antes de la Conquista española de sus territorios. Estos documentos constituyen un testimonio del modo en que los indígenas mesoamericanos concebían el tiempo y la historia. También constituyen algunos de los principales ejemplos de los sistemas de escritura que se emplearon en la América Media a lo largo de milenios.

Tras la Conquista de México, los códices fueron destruidos en grandes cantidades en actos como el Auto de Maní —realizado el 12 de julio de 1562 en Maní (Yucatán), donde Diego de Landa ordenó la incineración de varios de estos documentos, obra de los mayas, por considerarlos muestra de la idolatría de los indígenas—. Otros más se extraviaron o no sobrevivieron al paso del tiempo. En la actualidad se conserva sólo un puñado de ellos, todos resguardados por museos y bibliotecas de Europa, con excepción del Códice Colombino, que obra en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia de México (BNAH). Este pequeño grupo está compuesto por cuatro códices mixtecos, tres códices mayas y los siete códices del grupo Borgia. A ellos se suman otros que fueron realizados o concluidos durante la Colonia, aunque su temática y estilo presentan escasa o ninguna influencia europea. Dichos documentos son los tres códices mexicas y el Códice Selden, de origen mixteco. Un códice más, el Fragmento de Grolier, de origen maya, es controvertido porque se discute su autenticidad.

Soportes

Los soportes empleados para la realización de los documentos son variables. Los mesoamericanos desarrollaron una técnica para realizar una especie de papel con la fibra cocida del jonote o amate. Estas láminas son conocidas como papel amate y su fabricación y uso sobrevive en algunas zonas de la Sierra Norte de Puebla y el estado de Guerrero. La preparación del papel amate implicaba el cocimiento de la corteza del amate (Ficus glabrata) en una solución de cal. La fibra, cocida y escurrida, era colocada sobre una lámina de madera en forma de cuadrícula. Para consolidar una lámina de amate se golpeaba con piedras lisas la retícula hasta formar el papel, que se dejaba secar al sol sobre la lámina de madera. Otro tipo de soporte era la piel de los animales, especialmente la del venado o berrendo. La piel de venado era elegida por su resistencia y durabilidad. La piel se curtía y adelgazaba mediante raspamiento, de modo que se transformaba en un soporte muy parecido a la gamuza.

Tanto las láminas de amate como las de pieles animales eran recubiertas con una capa de estuco blanco a base de yeso, sobre las que se aplicaban las pictografías con pinturas de origen diverso. Algunas pinturas se obtenían de tierras o minerales molidos, otras eran preparadas a partir de colorantes o tintes naturales obtenidos de insectos, como el rojo de la cochinilla, o de plantas, como el azul del añil.

Formato

Los códices mesoamericanos eran grandes biombos de amate o piel. En la imagen, una copia del Códice Nuttall, expuesta en el Museo Británico, permite ver el formato de los códices precolombinos. Códice Nuttall, procede de la Mixteca Alta, Período Posclásico (ss. X-XVI).

Los códices prehispánicos se presentan en un formato único. Se trata de largas tiras de papel amate o de piel que fueron dobladas a manera de biombo. Debieron tener cubiertas, posiblemente de madera forrada de piel de animales. El tamaño de cada una de las láminas es variable, lo mismo que el número de hojas que componía cada biombo. Por ejemplo, todos los códices mayas poseen un formato rectangular, cuya anchura es considerablemente menor a la longitud de las páginas. Por otro lado, los códices mixtecos, mexicas y del grupo Borgia tienen dimensiones que se aproximan bastante a un cuadrado.

La mayoría de los códices que se conocen en la actualidad fueron pintados en ambas caras. Los más largos de ellos, como el Vindobonensis o el Dresde poseen más de 50 hojas. El estado de conservación de los diversos códices es variable. Algunos, como el Nuttall o el Fejérváry-Mayer se encuentran en excelentes condiciones. Otros, como el Colombino-Becker, fueron mutilados desde la época colonial.

Temática

Las temáticas de los códices precolombinos mesoamericanos se centran en dos cuestiones. Por un lado, una gran vertiente está relacionada con la astronomía. A esta categoría pertenecen todos los códices mayas y el grupo Borgia, amén del Códice Borbónico. Son propiamente lo que los antiguos nahuas llamaron tonalámatl o libro de los días. En ellos se describe las relaciones entre los días del calendario ritual de 260 días y las deidades patronas de cada una de las trecenas, de cada signo de los días. Además, en el caso de los códices del grupo Borgia, parece muy probable que las láminas de algunos de ellos sean descripciones muy minuciosas del tipo de ofrendas que se tenían que presentar en cada día con el propósito de obtener el favor de los dioses.

Otra gran vertiente está compuesta por los códices históricos. En esta categoría entran todos los códices mixtecos y la Tira de la Peregrinación mexica. Los códices históricos conservan relatos sobre sucesos importantes que ocurrieron en el devenir de los pueblos que los crearon. Por ejemplo, la Tira de la Peregrinación narra la travesía de los mexicas desde Aztlán hasta Culhuacan, detallando el número de años que pasaron en su larga migración. Los códices mixtecos que se conservan giran todos en torno a la figura de Ocho Venado, señor de Tututepec. En todos estos documentos se narra la historia del ascenso del poderío de Ocho Venado, aunque cada uno de ellos pone énfasis especial en los asuntos que fueron de importancia para la comunidad en la que fueron confeccionados. Además, los códices mixtecos proveen genealogías muy detalladas de señoríos tan importantes como Tilantongo, Zaachila y Teozacoalco.

La Matrícula de los Tributos es especial porque sus secciones combinan información sobre el tipo de contribuciones que los sujetos de México-Tenochtitlan debían pagar a la capital tenochca. Además incorpora numerosos datos sobre la historia de la Gran Tenochtitlan. Por su parte, el Códice Vindobonensis proporciona una detallada relación de los mitos mixtecos de la Creación, el acomodo de los días y el origen del pueblo de la lluvia.

Lista de códices mesoamericanos de la época prehispánica

Códices mixtecos

Códices mayas

Códices mexicas

Códices del grupo Borgia

Véase también

Fuentes

  • Galarza, Joaquín (1997), "Los códices mexicanos" en Arqueología Mexicana, IV (23): 6-15, enero-febrero de 1997, México.
  • Gutiérrez Solana, Nelly (1992), Códices de México. Historia e interpretación de los grandes libros pintados prehispánicos, Panorama, México.