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Por eso en chile y en mchas partes mas fue famoso por
casi todo el mundo , por sus poemas

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Horacio

Reproducción de un retrato imaginario de Horacio
Información personal
Nombre en latín Q. Horatius Flaccus Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 8 de diciembre de 65 a. C.jul. Ver y modificar los datos en Wikidata
Venosa (Italia) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 27 de noviembre de 8 a. C.jul. Ver y modificar los datos en Wikidata
Roma (Imperio romano) Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Roma Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Alumno de Cratipo de Pérgamo Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Poesía
Seudónimo Horacio
Obras notables

Quinto Horacio Flaco (en latín Quintus Horatius Flaccus) (Venusia, hoy Venosa, Apulia, 8 de diciembre del 65 a. C.Roma, 27 de noviembre del 8 a. C.), es el principal poeta lírico y satírico en lengua latina.

Es un poeta reflexivo, que expresa aquello que desea con una perfección casi absoluta. Los principales temas que trata en su poesía son el elogio de una vida retirada («beatus ille») y la invitación de gozar de la juventud («carpe diem»), temas retomados posteriormente por poetas españoles como Garcilaso de la Vega y Fray Luis León. Escribió, además, epístolas (cartas), la últimas de las cuales, dirigida «A los Pisones», es conocida como Arte poética.

Biografía

Era hijo de un esclavo liberto, si bien nació cuando su padre ya gozaba de la libertad. Su padre, aunque pobre, invirtió mucho dinero en la educación de su hijo, acompañándolo a Roma donde inició sus estudios de Gramática con Orbilio y, probablemente, los de retórica con Heliodoro. A los 20 años de edad se trasladó a Atenas para estudiar griego y Filosofía en la Academia con Teomnesto, donde tomó contacto por vez primera con el epicureísmo. Horacio siempre reconoció los cuidados y el gran sacrificio que su padre hizo por él, siendo la relación con su progenitor uno de los más bellos episodios de amor filial que sobreviven del periodo clásico.

Tras el asesinato de Julio César, se unió al partido republicano, formando parte del ejército que Marco Junio Bruto preparaba en Grecia para oponerse a los triunviros Octavio y Marco Antonio, siendo nombrado tribuno militar. El ejército republicano fue derrotado en la doble batalla de Filipos (42 a. C.), en la cual, dadas sus escasas aptitudes militares, hubo de escapar para salvar así su vida. Cuando Octavio decretó una amnistía a favor de aquellos que habían luchado en su contra, Horacio decidió volver a Roma, conociendo entonces la noticia de la muerte de su padre y la confiscación de sus propiedades. Sumido en la pobreza, consiguió no obstante trabajo como escribano de cuestor, un puesto que le permitió practicar su arte poético.

Con el tiempo, Horacio fue ganando el respeto y la admiración de los círculos literarios romanos, al que pertenecían Virgilio y Lucio Vario Rufo, quienes le presentaron a Cayo Mecenas (38 a. C.), amigo y consejero de César Augusto. El emperador le brindó su protección, llegándole a ofrecer un puesto como secretario personal, si bien Horacio declinó la oferta debido a sus principios epicúreos. Mecenas llegó a convertirse en su protector y amigo personal, y obsequió a Horacio con una finca en Tiber, en las montañas Sabinas (33 a. C.), donde el poeta se retiró a redactar sus obras. Su amistad fue tal que incluso fueron enterrados el uno junto al otro.

Obra

Su obra poética no se redujo al subgénero de la lírica, sino que también tocó otros. Los críticos proponen dos periodos de su producción.

Un primer período en el que compuso Sátiras, poesía crítica con abundantes elementos autobiográficos que persigue un fin moral y Epodos, composiciones de carácter lírico en las que tampoco está ausente la crítica social. El epodo es una composición de origen griego destinada al insulto y al improperio. Alguno de los epodos de Horacio conservan este carácter, pero otros son de carácter eminentemente lírico. Destaca aquel cuyo comienzo, Beatus ille, ha dado nombre a un tema literario, la alabanza de la vida en el campo.

En el segundo periodo escribiría Odas y Epístolas. Las odas son composiciones de carácter lírico que constituyen la obra cumbre de la lírica latina. Son cuatro libros con un total de 104 odas. En ella se jacta de haber sido el primero en transplantar al latín la lírica eolia en su conjunto, imitando los temas y los metros líricos griegos, sobre todo de Alceo, Safo y Anacreonte. Horacio tiene conciencia de que sus odas son lo mejor de su obra y afirma que serán más duraderas que el bronce. En las Odas el componente fundamental es el lírico. Podemos agrupar las odas en varios grupos temáticos: alabanza de Augusto, elogio de la amistad, tema filosófico y moral, el amor, y finalmente el campo y la naturaleza. Expone el poeta su filosofía de la vida: hay que saber hacer uso de las riquezas y ser generoso; no hay que dejarse abatir por la adversidad y debe uno gozar de los bienes presentes, que son precarios; lo mejor para ser feliz es la “dorada medianía” (aurea mediocritas). Hay una invitación a gozar del momento presente, ya que el día de mañana es incierto: carpe diem. Este tema tendrá gran fortuna en la literatura universal.

Las Epístolas es la poesía de la reflexión moral y filosófica. Entre éstas últimas destaca Epistola ad Pisones, más conocida como Arte Poética, en la que sienta principios de preceptiva literaria que han tenido durante siglos pervivencia en nuestra cultura.

Influencia en la literatura posterior

Estatua de Horacio en Venosa.

Los temas y tópicos creados por Horacio gozarán de un respaldo universal a lo largo de la literatura posterior a su fallecimiento. Esencialmente partiendo desde el Renacimiento es difícil no hallar una sola composición influida por los tópicos o las formas horacianas. Así, destacan poetas como Ronsard, Petrarca o Garcilaso, que se vieron envueltos por la dulzura y las reflexiones horacianas. En España podemos encontrar grandes influencias horacianas en José Cadalso o Leandro Fernández de Moratín e incluso otros autores que seguirán el camino labrado por el poeta romano. Otros poetas ingleses se verán también influidos por Horacio como John Keats o John Milton. Más adelante, en la Generación del 27, también encontraremos influencias horacianas en poetas como en el vallisoletano Jorge Guillén. No obstante, con el paso del tiempo la admiración a este gran poeta se va a convertir en un auge de sus tópicos en detrimento del mismo autor. Este va a ser engullido por sus propios temas y por el desfase de la cultura a finales del siglo XX y comienzos del XXI. Su “Carpe diem” termina por convertirse prácticamente en un dicho universal en el cual, la identidad del autor queda relegada casi al olvido. Así, Horacio, se irá olvidando y este olvido reforzará la importancia de la vulgarización de sus tópicos.

Realmente el escritor latino ha cosechado pocas críticas que se fundamenten en el vacío existencial de sus reflexiones o de sus formas poéticas, no obstante, es cierto que recibió críticas del sector literario más suspicaz. A medida que avanzaron los siglos las críticas a esta figura de la poesía universal terminan por apagarse dejando el camino libre a la lista interminable de adulaciones que desde el Renacimiento se va a practicar con respecto a Horacio. En el siglo XXI se hace casi imposible encontrar una sola crítica a una figura tan relevante como Horacio, pero de esta misma manera es difícil encontrar un cántico a su persona y a su labor. La única crítica conocida hasta ahora con cierta relevancia es el «A ti, Horacio», del ceutí Hugo de Lara López, obra en la cual se ataca a Horacio por su supuesta doble moral (acusación que la antigüedad nunca le hizo) y en la cual se da una importancia desmedida al hecho de no respetar sus verdaderas creencias y por ofender y condenar, de manera metafórica, al pueblo llano, al que siempre rehuyó. Curiosamente, el objetivo de la crítica, extendida en dos sonetos, hace referencia al famoso «Aurea mediocritas» del poeta latino, uno de los tópicos que hicieron grande a Horacio, para la posteridad, junto al «Carpe diem» y al «Beatus Ille».

Cronología

Carpe diem.

Véase también

Bibliografía

Enlaces externos