Diferencia entre revisiones de «Lesbianismo»

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[[Archivo:Lesbian Couple from back holding hands.jpg|thumb|300 px|alt=Foto de dos mujeres de espaldas, por debajo de los hombros, vestidas de forma casual, llevando cascos de motocicleta y tomadas de la mano.|La palabra ''lesbiana'' puede hacer referencia a una identidad, un deseo o una determinada actividad entre mujeres.]]
Maria Cecilia Aguirre y Marina Segovia son totalmente lesbianas se comen el coño como nunca son las dos se desnudan enfrente de la clase y se chupan el coño enfrente de los niños

'''Lesbiana''' es una mujer que se siente atraída sexualmente por otra mujer, y que además tiene un vínculo de amor, afecto y cariño hacia ella.<ref>[http://www.askoxford.com/results/?view=dict&field-12668446=lesbian&branch=13842570&textsearchtype=exact&sortorder=score%2Cname AskOxford: Search Results<!-- Título generado por un bot -->]</ref> '''Lesbianismo''' es el término que se utiliza para denominar a la [[homosexualidad]] femenina.

== Etimología y desarrollo de la palabra ==
[[Archivo:Bust Sappho Musei Capitolini MC1164.jpg|thumb|200 px|alt=Busto de una mujer en mármol, con inscripción ΣΑΠΦΩ ΕΡΕΣΙΑ.|[[Safo]] de [[Lesbos]], aquí en una copia romana en mármol de un busto griego del siglo V a.C., dio a la palabra «lesbiana» la connotación de deseo erótico entre mujeres.]]
La palabra «lesbiana» está derivada del nombre de la isla griega de [[Lesbos]], hogar en el siglo V a.C. de la poetisa [[Safo]].<ref name="oed">"Lesbian", [http://dictionary.oed.com/ Oxford English Dictionary], Second Edition, 1989. Retrieved on January 7, 2009.</ref> De los escritos que se han conservado, los historiadores han deducido que un grupo de mujeres jóvenes estaban a cargo de Safo para su instrucción y diversión.<ref>Foster, p. 18.</ref> No ha sobrevivido mucha de la poesía de Safo, pero la que se conoce refleja lo temas sobre los que escribió: las vidas diarias de las mujeres, sus relaciones y rituales. Se centraba en la belleza de las mujeres y proclamaba su amor por las jóvenes.<ref>Aldrich, p. 47–49.</ref> Antes de finales del siglo XIX, la palabra «lesbiano/a» era una adjetivo que calificaba a aquello que derivaba de Lesbos, incluyendo un [[Vino de Lesbos|tipo de vino]].<ref group=nota>Un intento de los nativos de la isla de Lesbos (llamada [[Mitilene]] en [[Grecia]]) en 2008 de reclamar en los tribunales griegos la palabra como exclusiva de los habitantes de Lesbos no tuvo éxito. Los habitantes afirmaron que el uso de «lesbiana» y «lesbianismo» para referirse a la homosexualidad femenina violaba sus derechos humanos y los «avergonzaba en todo el mundo». ([http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/7520343.stm Lesbos locals lose lesbian appeal], BBC News Europe [22 de julio de 2008]. Consultado el 3 de febrero de 2009.)</ref> En 1890 la palabra fue usada en un diccionario médico como adjetivo para describir el [[tribadismo]] (como «amor lésbico»): gratificación sexual de dos mujeres a través de la simulación del coito. «Lesbianismo», para describir la relación erótica entre mujeres, fue documentado en 1870. El término era intercambiable con «sáfica» y «safismo» hacia principios del siglo XX. El uso de «lesbiana» en la literatura médica comenzó a ser prevalente; hacia 1925 la palabra está documentada como un [[sustantivo]] para referirse al equivalente femenino de un [[sodomita]].<ref name="oed"/>

[[Archivo:Richard von Krafft Ebing.jpg|thumb|upright|left|alt=Retrato Richard von Krafft Ebing. Un hombre mayor, con barba blanca recortada.|La subcultura lesbiana se desarrolló en respuesta a la categorización del lesbianismo como un problema médico por [[sexólogo]]s como [[Richard von Krafft-Ebing]].]]
El desarrollo del conocimiento médico fue un factor importante para las connotaciones que iba a incluir la palabra. A mediados del siglo XIX, los divulgadores médicos trataron de establecer formas de identificar la homosexualidad masculina, que era vista como un problema social considerable en la mayoría de las sociedades occidentales. Categorizando el comportamiento sexual, [[sexólogo]]s, como el alemán [[Magnus Hirschfeld]], se referían a la «[[Inversión sexual|inversión]]» como un comportamiento sexual normal para hombres y mujeres, por lo que los hombres y las mujeres variaban desde el «tipo sexual masculino perfecto» hasta el «tipo sexual femenino perfecto».<ref>Aldrich, p. 168.</ref> La cantidad de literatura médica dedicada a la homosexualidad femenina era mucho menor que la dedicada a la homosexualidad masculina, ya que los profesionales médicos no lo consideraban un problema significativo. En algunos casos, ni siquiera reconocían su existencia.

Sin embargo, los sexólogos [[Richard von Krafft-Ebing]] de [[Alemania]] y [[Havelock Ellis]] del [[Reino Unido]] escribieron algunas de las categorizaciones más tempranas y duraderas de la homosexualidad femenina, considerándola un tipo de locura.<ref>Faderman (1981), p. 241.</ref> Krafft-Ebing, que consideaba el lesbianismo (que llamaba «[[uranismo]]») una [[enfermedad neurológica]] y Ellis, que estaba influenciado por los escritos de Krafft-Ebing, creía que la condición era no permanente. Ellis creía que muchas mujeres que profesaban amor por otras mujeres cambiaban sus sentimientos después de haberse casado y tener una «vida real».<ref>Faderman (1981), p. 242.</ref> Sin embargo, Ellis admitía la existencia de «auténticas invertidas» que pasarían toda su vida en relaciones eróticas con otras mujeres. Estas eran miembros del «[[tercer sexo]]», que rechazaban el papel subalterno, femenino y doméstico de las mujeres.<ref>Faderman (1981), p. 240.</ref> La palabra «invertida» calificaba a la que realizaba los roles de género opuestos a su sexo y la atracción por mujeres, en lugar de por hombres; debido a que las mujeres de la [[época victoriana]] eran consideradas incapaces de iniciar encuentros sexuales, las mujeres que lo hacían con otras mujeres, se consideraba que tenían deseos sexuales masculinos.<ref>Jennings, p. 77.</ref>

Las obras de Krafft-Ebing y Ellis tuvieron una gran circulación y ayudaron a crean una conciencia pública sobre la homosexualidad femenina.<ref group=nota>En Alemania, entre 1898 y 1908, se publicaron más de mil artículos sobre la homosexualidad. (Faderman [1981], p. 248) Entre 1896 y 1916, se publicaron 566 artículos sobre las «perversiones» femeninas en los stados Unidos.(Faderman, [1991], p. 49.)</ref> Las afirmaciones de los sexólogos de que la homosexualidad era una anomalía congénita, por lo general, eran bien aceptadas por los hombres homosexuales; indicaban que su comportamiento no estaba inspirado ni debía ser considerado un vicio criminal y era ampliamente admitida. En ausencia de otro material para describir sus emociones, los homosexuales aceptaron la designación de «diferente» o «pervertido» y usaron su estatus de proscritos para formar círculos sociales en [[París]] y [[Berlín]]. «Lesbiana» y «lesbianismo» comenzaron a describir elementos de una subcultura.<ref>Aldrich, 178–179.</ref>

== Identidad y género ==
{{en obras}}
Las lesbianas, en particular en la cultura occidental, a menudo consideran que tienen una «[[identidad personal|identidad]]» que se define por su propia sexualidad individual, así como por la pertenencia a un grupo que comparte características comunes.<ref name="rust">Rust, Paula C. (noviembre de 1992). "The Politics of Sexual Identity: Sexual Attraction and Behavior Among Lesbian and Bisexual Women", ''Social Problems'', '''39''' (4), p. 366–386.</ref> A través de la historia, las mujeres de muchas culturas han tenido relaciones sexuales con otras mujeres, pero rara vez eran consideradas como parte de un grupo específico de personas que se definía por el tipo de relaciones sexuales. Debido a que las mujeres han sido una minoría política en las culturas occidentales, la designación adicional como homosexuales produjo el desarrollo de una identidad subcultural entre las lesbianas.<ref name="aldrich239">Aldrich, p. 239.</ref>

=== Construcción de la identidad lésbica ===
Para algunas mujeres, darse cuenta de que participaban en comportamientos o relaciones que podían clasificarse como «lésbicas» provocó que las rechazaran u ocultaran, como la catdrático Jeannette Marks en el [[Mount Holyoke College]], que vivía con la directora del ''College'', [[Mary Emma Woolley|Mary Woolley]] durante 36 años. Marks desaconsejaba a las mujeres jóvenes tener «amistades» anormales e insistía que la felicidad sólo podía ser alcanzada con un hombre.<ref name="aldrich239"/><ref group=nota>Otras figuras históricas que fueron etiquetadas como lesbianas a pesar de su comportamiento: [[Djuna Barnes]], autora de ''[[Nightwood]]'', una novela sobre su aventura amorosa con [[Thelma Wood]], le ganó la denominación de «escritora lésbiana», a lo que ella contestó: «No soy una lesbiana. Sólo amaba a Thelma.» [[Virginia Woolf]], que basó el héroe/heroína de su novela ''[[Orlando (novela)|Orlando]]'' en [[Vita Sackville-West]], con quien estaba teniendo una relación amorosa, se distanció de las mujeres que querían relaciones con otras mujeres escribiendo, «Estas safistas ''aman'' mujeres; la amistad nunca está completamente libre de amorosidad.» (Castle, p. 4–5.)</ref> Otras mujeres, sin embargo, aceptaron la distinción y emplearon su singularidad para distinguirse de las mujeres heterosexuales y los hombres gays.<ref>Zimmerman, p. 383.</ref>

[[Archivo:Lesbiche_-_1928_-_D-_Die_freundin_1928.jpg|thumb|alt=Portada de la revista alemana con el título "Die Freundin" mostrando a dos mujeres vestidas con la moda de la época, con vestidos de talle bajo|upright|Edición de la revista lésbica alemana ''[[Die Freundin]]'' («La amiga»), 1928]]
[[Berlín]] tenía una vibrante [[cultura homosexual]] en la década de 1920, existiendo incluso un himno, ''[[Das lila Lied]]'', que las lesbianas también sentían como propio. Había unos 50 clubs y bares para mujeres, que iban desde los grandes y lujosos cabarés y cafés, como el famoso «[[Eldorado (Berlín)|Eldorado]]», visitado por estrellas como [[Marlene Dietrich]], o «Chez ma belle-soeur», pasando por los mixtos, con todo tipo de público, como el «Dorian Gray» en la Bülowstrasse, y populares como el «Club des amies», que realizaba fiestas tres veces por semana, hasta los más sórdidos, como el «Café Olala», al que también acudían hombres travestidos, o el «Tavern», que tenía una habitación reservada para las damas. En 1928, un libro titulado ''Berlins lesbische Frauen'' («Las mujeres lésbicas de Berlín») de [[Ruth Margarete Roellig]] popularizó la capital alemana como centro de la cultura lésbica europea.<ref>Tamagne, p.39-42</ref> Las fiestas y eventos eran publicados en diversas revistas, entre las que destaca la primera revista lésbica, ''[[Die Freundin]]'' (1924-1933; «La amiga»), editada por [[Radszuweit]], que tenía una sección para travestidos.<ref>Herrn, p.28</ref> Llegó a haber cinco revistas para lesbianas, además de ''Die Freundin'', ''Ledige Frauen'' (1928-1929), ''Frauenliebe'' (1926-1930), ''Frauen, Liebe und Leben'' (1938), ''Garçonne-Junggesellin'' (1930-1932), la única publicada exclusivamente por mujeres, y ''Blätter idealer Frauenfreundschaft'' (1924-1927).<ref name="Schader">{{cita libro|autor= Schader, Heike | año= 2000 | capítulo= Kontruktionen weiblicher Homosexualität in Zeitschriften homosexueller Frauen in den 1920er Jahren | editor= Fachverband Homosexualität und Geschichte e.V. | título= Homosexualitäten in der Weimarer Republik 1919 bis 1933 | series= Invertitio. Jahrbuch für die Geschichte der Homosexualitäten | idioma= alemán | editorial= MännerschwarmSkript Verlag | lugar= Hamburgo | páginas= 214 | isbn= 3-928983-98-X}}</ref><ref>Tamagne, p.77-80</ref> También se produjo una auténtica explosión de la cultura lésbica como dan muestra artistas de la talla de [[Claire Waldoff]], [[Jeanne Mammen]], [[Christa Winsloe]] o [[Anna Elisabet Weirauch]], autora de la trilogía ''[[Der Skorpion]]'', la novela lésbica por excelencia de la época. La homosexualidad masculina estaba prohibida por el [[artículo 175]], pero la policía de ciudades como Berlín y Hamburgo solían mirar hacia otro lado. La lucha por la eliminación del artículo permitió articular el [[primer movimiento homosexual]], del que las mujeres, menos afectadas, formaron sólo una parte marginal. Aun así, las mujeres del entorno del [[Comité Científico Humanitario]] realizaron una contribución notable a la lucha por la emancipación tanto de la mujer como de los homosexuales, pudiéndose mencionar a [[Theo Anna Sprüngli]], la primera activista lesbiana de la historia,<ref>{{cita web | autor = Neumann, Caryn E. | año = 6 de abril de 2004 | url = http://www.glbtq.com/social-sciences/ruling_a.html | título = Rüling, Anna (Theo Anna Sprüngli) (1880-1953) | obra = [[glbtq.com]] | fechaacceso = 30 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = inglés}}</ref> [[Johanna Elberskirchen]] y [[Emma Trosse|Emma (Külz-) Trosse]].<ref>{{cita libro |autor= | año= |capítulo= enlace | urlcapítulo = http://www.lesbengeschichte.de/seite_d.html | título= Einführung |idioma= alemán | editorial = Lesbengeschichte |accesoaño= 2008 |accesomes= mayo}}</ref>

Entre las décadas de 1890 a 1930 la heredera estadounidense [[Natalie Clifford Barney]] mantuvo un [[salón literario]] semanal en París al que se invitaba a las grandes celebridades artísticas y que se centraba en temas lésbicos. Combinando influencias griegas con el erotismo contemporáneo francés, intentó crear una versión actualizada e idealizada de Lesbos en su salón.<ref>Edsall, p. 234.</ref> Entre sus contemporáneas se incluían artistas como [[Romaine Brooks]], que pintaba a las mujeres en su círculo; las escritoras [[Colette]], [[Djuna Barnes]], [[Gertrude Stein]] y la novelista [[Radclyffe Hall]]. [[París]] también tenía una notable escena lésbica, sobre todo en la zona de [[Montmartre]], que era conocida por ello desde el siglo XIX, [[Pigalle]] y [[Montparnasse]]. Uno de los primeros clubs nocturnos fue «Le monocle» abierto por [[Lulu de Montparnasse]], al que acudían mujeres vestidas con [[esmoquin]] y pelo corto o moño.<ref name=Tamagne50 /> Otro local famoso fue el abierto por la cantante [[Suzy Solidor]], «La vie parisienne»; aunque visitado por artistas como [[Tamara de Lempicka]], que pintó un famoso retrato de la cantante, y Colette, Solidor no recibió la aprobación de la ''[[intelligentsia]]'' lésbica parisina.<ref>{{cita libro | apellidos = Latimer | nombre = Tirza True | editorial = Rutgers University Press | editor = | título = Women together/women apart: portraits of lesbian Paris | url = http://books.google.de/books?id=add9kCac6H4C&dq=Suzy+Solidor&hl=es&source=gbs_navlinks_s | edición = | año = 2005 | isbn = 9780813535951 | páginas = 211 | capítulo = Suzy Solidor and her likes | urlcapítulo = http://books.google.de/books?id=add9kCac6H4C&pg=PA105&dq=Suzy+Solidor&hl=es#v=onepage&q=Suzy%20Solidor&f=false | cita = }}</ref> También se celebraban grandes fiestas a las que acudían parejas de gays y lesbianas, como el de la «Montagne de Sainte-Geneviève», que evolucionó hasta convertirse un gran baile el día de [[Mardi Gras]].<ref name=Tamagne50>Tamagne, p.50-53</ref>

En 1928, Radclyffe Hall, una aristócrata británica, publicó la novela ''[[El pozo de la soledad]]''. Su trama se centra en torno a Stephen Gordon, una mujer que se identifica como [[invertido]] tras leer el ''[[Psychopathia Sexualis]]'' de Krafft-Ebbing y vive dentro de la subcultura homosexual de París. La novela incluía una introducción de Havelock Ellis y pretendía ser una llamada a favor de la tolerancia para los invertidos, publicando las desventajas y accidentes de haber nacido invertido.<ref>Faderman (1981), p. 320.</ref> Hall seguía las teorías de Krafft-Ebbing y Ellis y rechazaba las de [[Freud]] que afirmaba que la atracción homosexual estaba causada por traumas infantiles y era curable. La publicidad que Hall recibió fue causada por consecuencias inesperadas; la novela fue juzgada por [[obscenidad]] en [[Londres]], un escándalo espectacular descrito por la profesora Laura Doan como «el momento en el que cristalizó la construcción de una subcultura lésbica moderna inglesa».<ref>Doan, p. XIII.</ref> Los periódicos ingleses divulgaban que el libro incluía «relaciones sexuales entre mujeres lesbianas» y la fotografía de Hall pasó a acompañar todas las historias sobre lesbianismo publicadas por los grandes periódicos durante los seis meses siguientes.<ref>Doan, p. XV.</ref> Hall reflejaba la apariencia de la mujer masculina europea en la década de 1920, la [[garçonne]]: pelo corto por la nuca, traje chaqueta (a menudo con pantalones) y [[monóculo]], que se convirtió en un bien conocido «uniforme» asociado con el lesbianismo, aunque versiones menos extremas, las [[flapper]], se pusieron de moda entre las mujeres «modernas».<ref>Doan, p. 64–66.</ref>

[[Archivo:Gladys Bentley.jpg|thumb|upright|alt=Foto publicitaria de una recia mujer afroamericana vestida con un esmoquin blanco con cola y sombrero de copa, llevando un bastón blanco en la mano y su firma en la esquina inferior derecha|La habitante del [[Harlem]], [[Gladys Bentley]], era conocida por sus ''[[blues]]'' sobre sus amoríos con mujeres.]]

En los [[Estados Unidos]], la década de 1920 fue de experimentación social, especialmente en cuestiones de sexo. El hecho estaba muy influido por las teorías de [[Sigmund Freud]], que afirmaba que el deseo sexual se expresaba de forma subconsciente, a pesar de la voluntad del individuo de ignorarlo. Las teorías de Freud eran mucho más populares en Estados Unidos que en Europa. Grandes ciudades que poseían una vida nocturna eran inmensamente populares y las mujeres comenzaron a buscar aventuras sexuales. La [[bisexualidad]] se puso de moda, especialmente en los primeros barrios gays de Estados Unidos.<ref>Faderman (1991), p. 63–67.</ref> Ningún otro lugar ofrecía tantas posibilidades al visitante como [[Harlem]], la sección de [[Nueva York]] que estaba habitada mayoritariamente por personas de origen africano. Estos visitantes eran los llamados ''slummers'', blancos que disfrutaban del [[jazz]] y los clubs nocturnos. Las cantantes de ''[[blues]]'' [[Ma Rainey]], [[Bessie Smith]], [[Ethel Waters]] y [[Gladys Bentley]] cantaban sobre sus aventuras con mujeres a visitantes como [[Tallulah Bankhead]], [[Beatrice Lillie]] y la que pronto se llamaría [[Joan Crawford]].<ref>Faderman (1991), p. 71.</ref><ref>Zimmerman, p. 354.</ref> Los homosexuales comenzaron a comparar su nuevo estatus de minoría reconocida con el de los negros.<ref>Faderman (1991), p. 68.</ref> Entre los residentes de Harlem, las relaciones lésbicas eran comunes y toleradas, aunque no aceptadas abiertamente. Algunas mujeres realizaban fastuosas ceremonias de boda, incluso solicitando licencias de matrimonio en la ciudad de Nueva York, usando nombres masculinos.<ref>Faderman (1991), p. 73.</ref> Sin embargo, la mayoría de las mujeres estaban casadas con hombres, aunque participasen regularmente en relaciones con otras mujeres; la bisexualidad era más aceptada que el lesbianismo.<ref>Zimmerman, p. 355.</ref>

Al otro lado de la ciudad de Nueva York, en el [[Greenwich Village]], también estaba aumentando la comunidad homosexual; tanto en Harlem como en Greenwich Village se ofrecían habitaciones para hombres y mujeres solteros, lo que fue uno de los factores principales para su desarrollo como centros de la comunidad homosexual.<ref>Norton, p. 181.</ref> Pero el ambiente era diferente en el Greenwich Village. Los intelectuales [[Bohemia (cultura)|bohemios]] que rechazaban los ideales [[Época victoriana|victorianos]] se concentraban en el Village. Los homosexuales eran en su mayoría hombres, aunque figuras como la poeta [[Edna St. Vincent Millay]] y la anfitriona [[Mabel Dodge]] eran conocidas por sus amoríos con mujeres y la promoción de la tolerancia hacia la homosexualidad.<ref>Faderman, p. 82–83.</ref> Las mujeres que no podían visitar Harlem o vivir en el Greenwich Village, pudieron por primera vez visitar bares en la década de 1920 sin ser consideradas prostitutas. La existencia de espacios públicos en los que las mujeres podían socializar, que incluso servían a lesbianas, «se convirtieron en la manifestación pública más importante de la subcultura durante muchas décadas», según palabras de la historiadora [[Lillian Faderman]].<ref>Faderman (1991), p. 79–80.</ref>

Durante las décadas anteriores a la [[Guerra Civil Española]], también hubo un cierto florecimiento de la cultura y la visibilidad lésbica en España. [[Cipriano Rivas Cherif]] estrenó en 1929 con su grupo de teatro [[El Caracol]] en Madrid su obra ''[[Un sueño de la razón]]''<ref>{{cita libro |apellidos= Rivas Cherif |nombre= Cipriano |enlaceautor= Cipriano Rivas Cherif|editor= Agustín Muñoz-Alonso López|título= Teatro español de vanguardia |url= http://books.google.de/books?id=T76tCgKfMEEC&dq=Cipriano+Rivas+Cherif+%27%27Un+sue%C3%B1o+de+la+raz%C3%B3n%27%27&as_brr=3&hl=es&source=gbs_navlinks_s |fechaacceso= 11 de octubre de 2009 |volumen= Volumen 274 de Clásicos Castalia Series |año= 2003|editorial= Castalia|ubicación= |idioma= español|isbn= 9788497400886|páginas= 676|capítulo= Un sueño de la razón|urlcapítulo= http://books.google.de/books?id=T76tCgKfMEEC&pg=PA335&dq=Cipriano+Rivas+Cherif+%27%27Un+sue%C3%B1o+de+la+raz%C3%B3n%27%27&as_brr=3&hl=es#v=onepage&q=Cipriano%20Rivas%20Cherif%20%27%27Un%20sue%C3%B1o%20de%20la%20raz%C3%B3n%27%27&f=false}}</ref> sobre una pareja de mujeres que buscan un hombre para tener un hijo.<ref>{{cita libro |apellidos= O'Connor | nombre= Patricia W. |otros= |enlaceautor= |editor= Swislocki, Marsha; Valladares, Miguel|título= Estrenado con gran aplauso: teatro español, 1844-1936 |url= http://books.google.de/books?id=lvkf3hWiCaEC&dq=Cipriano+Rivas+Cherif+%27%27Un+sue%C3%B1o+de+la+raz%C3%B3n%27%27&as_brr=3&hl=es&source=gbs_navlinks_s |fechaacceso= 11 de octubre de 2009 |volumen= |año= 2008|editorial= Iberoamericana|ubicación= |idioma= inglés|isbn= 9788497400886|páginas= 9788484893592|capítulo= María Martínez Sierra's bold experiment |urlcapítulo= http://books.google.de/books?id=lvkf3hWiCaEC&pg=PA172&dq=Cipriano+Rivas+Cherif+%27%27Un+sue%C3%B1o+de+la+raz%C3%B3n%27%27&as_brr=3&hl=es#v=onepage&q=Cipriano%20Rivas%20Cherif%20%27%27Un%20sue%C3%B1o%20de%20la%20raz%C3%B3n%27%27&f=false }}</ref> [[Lucía Sánchez Saornil]], la fundadora de la sección feminista de la [[CNT]], [[Mujeres Libres]], también publicó algunos poemas dedicados a mujeres bajo el seudónimo «Luciano de San-Saor». En novela fue [[Carmen de Burgos]] quien introdujo el lesbianismo en sus tramas.<ref name="amazonia">{{cita web | autor = Angie Simonis | año = 6 de diciembre de 2007 | url = http://amazonialibre.blogspot.com/2007/09/sobre-las-lesbianas-espaolas.html | título = Lesbofilia: asignatura pendiente del feminismo español | obra = Amazonia libre | fechaacceso = 18 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = español}}</ref> Incluso se llegó a formar un círculo sáfico en Madrid en torno a [[Victorina Durán]], como lugar de encuentro y tertulia para mujeres.<ref>{{cita web | autor = Shirley Mangini | año = 16 de diciembre de 2005 | url = http://www.raco.cat/index.php/Asparkia/article/view/109013/155135 | título = El Lyceum Club de Madrid un refugio feminista en una capital hostil | obra = Asparkía | fechaacceso = 25 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = español}}</ref> Entre las lesbianas que tuvieron una cierta relevancia en la época se pueden mencionar a [[Victoria Kent]],<ref>{{cita web | autor = M. Lorenci | año = 28 de enero de 2007 | url = http://www.nortecastilla.es/prensa/20070128/cultura/libro-periodista-miguel-angel_20070128.html | título = Un libro del periodista Miguel Ángel Villena rescata del olvido la figura de Victoria Kent | obra = El Norte de Castilla | fechaacceso = 25 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = español}}</ref><ref>{{cita web | autor = Luis Fernando Moreno Claros | año = abril de 2007 | url = http://www.letraslibres.com/pdf.php?id=11417 | título = La gran olvidada | obra = Letras Libres | fechaacceso = 25 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = español}}</ref><ref>{{cita web | autor = Alfonso Armada | año = 22 de marzo de 1999 | url = http://hemeroteca.abc.es/cgi-bin/pagina.pdf?fn=exec;command=download_stamp;id=0002175428;nombre_pdf=ABC-22.05.1999-pagina%20055;path=H:%5Ccran%5Cdata%5Cprensa_pages%5CMadrid%5CABC%5C1999%5C199905%5C19990522%5C99Y22-055.xml | título = El Cervantes de Nueva York recupera cien colecciones completas de la revista «Ibérica» | obra = ABC | fechaacceso = 25 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = español}}</ref> primera mujer en actuar como abogada en un juicio en España, [[Carmen Conde]], primera académica de la lengua, [[Ana María Sagi]] o [[Irene Polo]].<ref>{{cita web | autor = J. Fernández | año = 6 de diciembre de 2007 | url = http://www.elpais.com/articulo/pais/vasco/Tener/referentes/serios/lesbianas/elimina/estereotipos/elpepuespvas/20071206elpvas_10/Tes | título = "Tener referentes serios de lesbianas elimina estereotipos" | obra = El País | fechaacceso = 11 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = español}}</ref><ref>{{cita web | autor = Xavier Rius Xirgu | año = | url = http://margaritaxirgu.es/vivencia/21lesb/lesbi.htm | título = Margarida Xirgu lesbiana? | obra = Margarita Xirgu | fechaacceso = 11 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = español}}</ref> A ellas hay que unir a la famosa bailarina y musa de las artes [[Carmen Tórtola Valencia]], que vivió casi treinta años, hasta su muerte en 1955, con su amante Ángeles Vila-Magret, a la que adoptó para cubrir las apariencias.<ref>{{cita web | autor = María Pilar Queralt del Hierro | año = 16 de octubre de 2005 | url = http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2005/316/1129312581.html | título = La musa del “jabón” que enamoró a los poetas | obra = El Mundo | fechaacceso = 11 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = español}}</ref> Ninguna vivió su homosexualidad de forma abierta o pública, aunque en algunos casos era un secreto a voces.

=== La Gran Depresión ===
[[Archivo:Bundesarchiv Bild 146-1973-010-31, Mutter mit Kindern.jpg|thumb|La mujer como madre del pueblo ario. Típica imagen de propaganda en la Alemania nazi. Aquellas que no se conformaban al rol asignado, eran consideradas «asociales».<ref name="LesbIIIReich" />]]
La principal componente necesaria para animar a las lesbianas a tener vida pública y buscar a otras mujeres era la independencia económica, que prácticamente desapareció en la década de 1930 con la [[Gran Depresión]]. La mayoría de las mujeres en los Estados Unidos creyeron necesario casarse con un hombre para mantener la «fachada», a menudo un hombre gay, para que ambos pudiesen mantener relaciones homosexuales con discreción, pero también con un hombre que esperaba a una mujer tradicional. A las mujeres independientes en la década de 1930 se les echaba en cara que mantenían trabajos que debían realizar hombres.<ref>Faderman (1991), p. 94–96.</ref> Esta actitud social produjo comunidades pequeñas, estrechamente relacionadas en grandes ciudades, centradas en torno a bares, mientras que las mujeres de otros lugares permanecían aisladas. Hablar de homosexualidad en cualquier contexto era [[tabú]] y las mujeres rara vez discutían el lesbianismo incluso entre ellas; se referían a las personas abiertamente gays como ''in the Life'' («en la vida»).<ref>Faderman (1991), p. 105–112.</ref><ref group=nota>El historiador [[Vern Bullough]] publicó un artículo basado en un estudio inacabado de características mentales y físicas realizado por una lesbiana en [[Salt Lake City]] en las décadas de 1920 y 1930. La compiladora del estudio informó sobre 23 de sus colegas, indicando que existía una comunidad lésbica clandestina en la ciudad conservadora. Bullough señala que la información estaba siendo usada para apoyar la actitud de las lesbianas que no eran anormales o inadaptadas, pero también reflejaba que las mujeres incluidas en el estudio se esforzaban de todas las formas posibles por adaptarse a las expectativas del rol de género, tratando con hostilidad a cualquiera que traspasase los límites de la respetabilidad. Bullough escribió, «de hecho, su éxito disimulando su orientación sexual al mundo exterior nos lleva a la hipótesis de que el lesbianismo era más prevalente en el pasado de lo que las fuentes parecen indicar, ya que la sociedad era tan confiada.» (Bullough, Vern; Bullough, Bonnie [verano 1977]. "Lesbianism in the 1920s and 1930s: A Newfound Study", ''Signs'', p. 895–904.)</ref> La teoría [[Psicoanálisis|psicoanalítica]] de Freud era omnipresente en la comunidad médica, teoría que consideraba la homosexualidad como una [[neurosis]] que afectaba a mujeres inmaduras.

En Alemania, la situación social con respecto a las mujeres lesbianas era similar, aunque todavía más opresiva. El [[partido nazi]] ya había conseguido en 1930 ser la segunda mayor fuerza en el parlamento y las [[Sturmabteilung|SA]] comenzaban a actuar en las calles, amenazando a todo aquel que no fuese conforme a sus ideales. A finales de la década de 1920 el movimiento homosexual estaba en decadencia y con la llegada de Hitler al poder en enero de 1933 se precipitaron los acontecimientos: en febrero, el Ministerio del Interior de [[Prusia]] ordenó el cierre de todos los locales y revistas que estuviesen relacionadas con los homosexuales; en mayo el [[Institut für Sexualwissenschaft]] fue cerrado, saqueado y su biblioteca ardió junto a otras obras «contrarias al espíritu alemán» el 10 de mayo de 1933. En junio se disuelven definitivamente las asociaciones de homosexuales.<ref>Herrn, p.32-33</ref> Y a pesar de todo, el «club de bolos» ''Die lustige Neun'' («Las nueve divertidas»), creado en Berlín en 1924, consiguió organizar fiestas de lesbianas en las que participaban entre 200 y 300 mujeres por lo menos hasta abril de 1940. No se sabe si las fiestas, conocidas por las descripciones de las actas de la [[Gestapo]] que las vigilaba de cerca, continuaron durante los años de la Guerra.<ref>{{cita web | autor = Dobler, Jens | año = 2003 | url = http://www.lesbengeschichte.de/staedte_d_fram.html?http://www.lesbengeschichte.de/staedte_berlin_d.html | título = Lesbische Berliner Subkultur im Nationalsozialismus | obra = Lesbengeschichte | fechaacceso = 9 de mayo | añoacceso = 2009 | idioma = alemán}}</ref>

=== La II Guerra Mundial ===
En Alemania, en general, se puede afirmar que el lesbianismo como tal no fue perseguido por el sistema durante la [[II Guerra Mundial]], a pesar de que juristas aislados pedían un castigo y el movimiento lésbico y feminista fuera prohibido. Existen informes de casos individuales de lesbianas que fueron secuestradas y llevadas a prostíbulos en los campos de concentración, pero los hechos son tan vagos —y en algunos casos contradictorios— que se ha dudado de su autenticidad.<ref name="Feustel138">Feustel, p.138</ref><ref name="LesbIIIReich">{{cita libro |autor= USHMM |fecha= 19 de febrero de 2008 |capítulo= enlace | urlcapítulo = http://www.ushmm.org/wlc/article.php?lang=en&ModuleId=10005478 |título= Lesbians and the Third Reich |idioma= inglés | editorial = United States Holocaust Memorial Museum |lugar= Washington, D.C. |accesoaño= 2008 |accesomes= mayo}}</ref><ref>Para más información véase {{cita libro |autor= Schoppmann, Claudia |año= 1996 |título= Days of masquerade: the lives of lesbians during the Third Reich |idioma= inglés | editorial = Columbia University Press |lugar= |isbn= 3922166946 |accesoaño= mayo |accesomes= 2008}}</ref> Las dificultades de las lesbianas durante la Guerra fueron debidas a la amenaza de persecución, que produjo una gran inseguridad, y sobre todo a la prohibición de realizar trabajos «de prestigio» a mujeres. Todas las mujeres quedaron en consecuencia relegadas a mano de obra barata, lo que en el caso de las lesbianas, sin ayuda del sueldo de un marido, fue especialmente duro para su supervivencia.<ref name="LesbIIIReich" /> El nazismo era tan [[patriarcado|patriarcal]] que en 1942 el Ministerio de Justicia todavía consideraba que la homosexualidad femenina era más discreta y por tanto difícil de descubrir, por lo que, si se decidía ilegalizarla, se corría el peligro de condenar a mujeres inocentes. Además decían que al tener menos relevancia pública, el lesbianismo no era tan peligroso como la homosexualidad masculina, que podía servir para chantajear a cargos públicos. Finalmente, el Ministerio afirmaba que habitualmente el lesbianismo no era permanente.<ref name="Feustel138" />

[[Archivo:Women drill press operators in 1942.gif|thumb|250px|alt=Una foto de la época de la II Guerra Mundial de cinco mujeres trabajando en taladros, todas vestidas con pantalones, camisas de trabajo, sobreros y mandiles.|La experiencia de las mujeres como obreras y fuerzas militares durante la II Guerra Mundial les dio posibilidades económicas y sociales que les ayudaron a formar la subcultura lesbiana.]]
El inicio de la II Guerra Mundial produjo un enorme cambio en la vida de los estadounidenses, ya que la movilización militar implicó a millones de hombres. Las mujeres también fueron aceptadas en el ejército, el ''[[Women's Army Corps]]'' (WACs) y la marina, el ''[[Women Accepted for Volunteer Emergency Service]]'' (WAVES), de los EE.UU. Al contrario que el procedimiento instalado por el ejército estadounidense desde el inicio de su creación para eliminar a los homosexuales masculinos, no se introdujeron métodos equivalentes para eliminar a las lesbianas; se fueron introduciendo poco a poco durante la Guerra. A pesar de la actitud habitual frente al rol femenino en la década de 1930, mujeres independientes y masculinas eran reclutadas por el ejército en la década de 1940, y la fragilidad rechazada. Algunas mujeres pudieron llegar a la estación de reclutamiento vestidas con traje de hombre, responder negativamente a la pregunta de si habían estado enamoradas de otra mujer, y ser aceptadas con facilidad.<ref>Berube, p. 28–33.</ref> De todas formas, la actividad sexual estaba prohibida y las «licencias azules» (''[[blue discharge]]'') eran casi seguras si una mujer se identificaba como lesbiana. Según se iban encontrando unas a otras, las lesbianas formaban grupos compactos en la base, socializaban en clubes de servicio y comenzaron a usar palabras en clave. El historiador [[Allan Bérubé]] documenta que los homosexuales en las fuerzas armadas consciente o inconscientemente rechazaban identificarse como homosexuales o lesbianas, y tampoco hablaban sobre la orientación sexual de los demás.<ref>Berube, p. 104.</ref>

Las mujeres más masculinas no eran necesariamente frecuentes, pero eran visibles, así que tendían a atraer a mujeres interesadas en encontrar a otras lesbianas. Las mujeres debían abordar el tema de su interés por otras mujeres de forma cuidadosa, a veces se tardaba días en desarrollar un entendimiento sin preguntar y sin decir nada con claridad.<ref>Berube, p. 100.</ref> Se apelaba agresivamente a las mujeres que no se habían apuntado al ejército para que realizasen trabajos en la industria que habían dejado vacantes los hombres, para mantener la productividad nacional. El incremento de movilidad, sofisticación e independencia de muchas mujeres durante y después de la Guerra, convirtió en una opción el vivir sin marido, algo que no hubiese sido posible bajo circunstancias económicas y sociales distintas, conformando aun más las redes y ambientes lésbicos.<ref>Faderman (1991), p. 129–130.</ref>

=== La Posguerra ===

En 1949, [[Simone de Beauvoir]] afirmó: «''Una no nace mujer, sino que se hace mujer''». Su reflexión abrió todo un nuevo campo de indagación intelectual sobre la interpretación de la igualdad y la diferencia de los sexos, que hoy es tema de revistas, libros, debates políticos, políticas de diversidad empresarial y seminarios académicos y movimientos sociales en todo el mundo.

=== El feminismo de la segunda ola ===

=== La segunda ola del feminismo ===
La mayoría de las culturas antiguas ha considerado a las lesbianas como inexistentes, a diferencia de la homosexualidad masculina, considerada hasta hace pocas décadas como enfermedad además de perseguidos y castigados duramente por ello. Las mujeres se han perseguido por ser adúlteras y [[prostitutas]], pero no por su orientación sexual. En este aspecto se podría considerar que las lesbianas han sido marginadas por omisión y de no reconocer su propia existencia. El auge de las últimas décadas de los sectores denominados representantes del [[feminismo]] han luchado por mucho tiempo por el reconocimiento del lesbianismo. Históricamente, las lesbianas han estado involucradas en la lucha por los derechos de las mujeres.

En los [[años 1970]] con la emergencia del feminismo moderno, el [[separatismo]] lésbico devino popular en [[Occidente]], donde grupos de mujeres vivían juntas en sociedades comunales. Algunas mujeres encontraban este tipo de sociedad liberadora. Otras, como Kathy Rudy, remarcó que los estereotipos que se desarrollaban en la colectividad separatista lésbica fueron lo que la hizo dejar el grupo.

== Homosexualidad femenina sin identidad ==
{{AP|Historia del lesbianismo}}
Los diferentes significados de ''lesbiana'' desde comienzos del siglo XX, ha impulsado a algunos historiadores a revisar las relaciones históricas entre mujeres antes de que el uso de la palabra fuera mayoritariamente con connotaciones eróticas. Discusiones entre historiadores han llevado a poner en cuestión todavía más aquello que puede denominarse como relación lésbica. Tal como han afirmado feministas lésbicas, una componente sexual no es necesaria para declararse lesbiana si sus principales y más estrechas relaciones son con mujeres. Cuando se consideran relaciones del pasado dentro de un contexto histórico adecuado, ha habido épocas en las que el amor y el sexo eran nociones separadas y no relacionadas.<ref>Rothblum, p. 4–7.</ref> Además de las dificultades de esta cualificación, la sexualidad femenina, a menudo, no está representada de forma adecuada en textos y documentos. Hasta muy recientemente, mucho de lo que estaba documentado sobre al sexualidad femenina había sido escrito por hombres, en el contexto de la comprensión masculina y relevante para las asociaciones de las mujeres con los hombres, en su función de esposas, hijas o madres, por ejemplo.<ref>Rabinowitz, p. 2.</ref> A menudo, representaciones de la sexualidad femenina sugieren tendencias o ideas de forma poco precisa, dando a los historiadores pistas de lo extendida y aceptada que estaban las relaciones eróticas entre mujeres.

=== Grecia antigua y Roma ===
{{VT|Homosexualidad en la Antigua Grecia|Homosexualidad en la antigua Roma}}
La historia se analiza a menudo a través de ideologías contemporáneas; la [[Antigua Grecia]], como tema, gozó de gran popularidad entre las clases dominantes en la [[Gran Bretaña]] del siglo XIX. Basándose en sus prioridades sociales, los primeros estudiosos interpretaron la Antigua Grecia como una sociedad occidental, blanca y masculina y básicamente quitaron a la mujeres cualquier importancia histórica.<ref>Rabinowitz, p. 11.</ref> Las mujeres en Grecia se recogían entre sí, al igual que los hombres. En este ambiente homosocial, las relaciones eróticas y sexuales entre hombres eran comunes y están recogidas en la literatura, el arte y la filosofía. No existen prácticamente testimonios sobre la actividad homosexual entre mujeres. Existen especulaciones sobre la existencia de relaciones similares a las masculinas entre mujeres adultas y jóvenes. El poeta [[Alcmán de Esparta]] empleó el término ''aitis,'' como la forma femenina de ''aites'' — que era el denominación oficial para el miembro más joven de una [[Pederastia en la Antigua Grecia|relación pederasta]].<ref name="bremmer 27-28">Bremmer, p. 27–28.</ref> [[Aristófanes]], en ''[[El banquete]]'' de [[Platón]], menciona a las mujeres que aman a otras mujeres, pero usa el término ''trepesthai'' (estar centrado sobre) en lugar de ''eros'', que era la palabra empleada para otras relaciones eróticas entre hombres y entre hombres y mujeres.<ref>Aldrich, p. 47.</ref>

La historiadora Nancy Rabinowitz afirma que imágenes de [[Cerámica griega|jarrones rojos]] antiguos griegos mostrando a mujeres con sus brazos en torno al talle de otras mujeres o recostándose sobre el hombro de otras mujeres pueden ser interpretadas como una expresión de deseo romántico.<ref>Rabinowitz, p. 115.</ref> Gran parte de la vida diaria de las mujeres en la Grecia antigua es desconocida, específicamente la expresión de su sexualidad. Aunque los hombres participaban en [[Pederastia en la Antigua Grecia|relaciones pederastas]] fuera del matrimonio, no hay evidencias claras que a las mujeres les fuese permitido o que se apoyase que tuvieran relaciones homosexuales antes o durante el matrimonio, mientras cumpliesen con las obligaciones maritales. Las mujeres que aparecen en la cerámica griega están representadas con afecto y en las ocasiones en que las mujeres aparecen con otras mujeres, sus imágenes están erotizadas: bañándose, tocándose, con representaciones de [[consolador]]es cerca de la escena, a veces con imágenes que también se ven en representaciones de matrimonios heterosexuales o de seducción pederasta. No se sabe si estas representaciones son para el observador o una representación exacta de la vida de las mujeres.<ref name="bremmer 27-28"/><ref>Rabinowitz, p. 148.</ref>

Las mujeres en la [[Antigua Roma]] estaban sometidas de forma similar a la definición masculina de la sexualidad. Los estudios modernos indican que los hombres veían la homosexualidad femenina con hostilidad. Consideraban a las mujeres que tenían relaciones sexuales con otras mujeres como rarezas de la naturaleza que intentarían penetrar a mujeres — y a veces también a hombres — con sus [[clítoris]] «monstruosamente aumentados».<ref>Verstraete, p. 238.</ref> De acuerdo al estudioso James Butrica, el lesbianismo «no sólo desafiaba la visión de si mismo del hombre como dador exclusivo de placer sexual, sino que también desafiaba los fundamentos básicos de la cultura Romana dominada por los hombres.» No existe documentación histórica sobre mujeres que tuviesen como compañeras sexuales a otras mujeres.<ref>Verstraete, p. 239–240.</ref>

=== Edad Media ===
[[Archivo:Colegiata de Cervatos - Ventana abside - Mujer.jpg|thumb|upright|Capitel de una ventana del ábside de la [[Colegiata de Cervatos]], s. XII. La sensibilidad medieval era muy distinta de la actual.]]
En la [[Edad Media]] europea, la condición homosexual fue reprimida y ocultada. Por lo tanto es difícil encontrar casos y datos con referencias históricas sobre relaciones erótico-amorosas entre mujeres.<ref name="arte armario">{{cita web
|url = http://www.ideal.es/granada/20080117/cultura/lesbianas-gays-arte-20080117.html
|título = Arte en el armario
|fechaacceso = 24 de enero
|añoacceso = 2008
|autor =
|último = Peñalver
|primero = Ángeles
|editorial = Ideal.es
|idioma = español
}}</ref> Las principales fuentes son los archivos eclesiásticos (sermones, homilías, encíclicas, concilios, catecismos) y jurídicos (procesos judiciales, denuncias, sentencias). Los Concilios de [[París]] (1212) y [[Ruán]] (1214) prohibían a las monjas, a fin de evitar la tentación, dormir juntas y se exigía que una lámpara ardiese toda la noche en los dormitorios.<ref name="lesoccidente">{{cita web
|url = http://www.ciudaddemujeres.com/articulos/article.php3?id_article=69
|título = Historia del lesbianismo en occidente
|fechaacceso = 16 de octubre
|añoacceso = 2007
|autor = Isla de Mujeres
|coautores = ALDARTE
|idioma = español
}}</ref>

Hasta época reciente se creía que el lesbianismo había sido ignorado por las leyes civiles medievales. Estudios más modernos tienden a desmentir el hecho, a pesar de que todavía es necesaria mucha más investigación. La primera ley civil que condenaba el lesbianismo fue el código de [[Orléans]], el ''Li Livres de jostice et de plet'' (1260):<ref>Crompton, p. 202</ref>
{{cita|''Feme qui le fet doit à chescune foiz perdre membre, et la tierce doit estre arsse.''<br/>Mujer que lo hace debe perder cada vez un miembro<ref group=nota>No está claro que significa exactamente «perder cada vez un miembro»; Crompton, p. 202</ref> y a la tercera deber ser quemada.|''Li Livres de jostice et de plet'' (1260)}}

Sin embargo, sería [[Cino da Pistoia]] quien en 1314, con la publicación de su ''Comentario'', interpretaría por primera vez el [[derecho romano]] de forma condenatoria para el lesbianismo. Da Pistoia interpretó una oscura ley de [[Diocleciano]] y [[Maximiano]], la ''[[Lex foedissiman]]'' de 287 d. C., que condenaba la prostitución y las mujeres libertinas, para condenar a las mujeres que tienen relaciones con otras mujeres. En 1400 [[Bartolomeo de Saliceto]] retoma esta interpretación de la ''Lex foedissiman'' para condenar el lesbianismo a la pena de muerte. Las ''Lecturas'' de Saliceto se convertirían en una referencia para toda Europa, cuya legislación se basaba en la romana, hasta el siglo XVIII.<ref>Crompton, p. 203</ref> En general, se han encontrado pocos casos en los que se aplicaran estas leyes y no parece que existiera una persecución generalizada.<ref>Norton, p. 192</ref>

El lesbianismo aparece también en la literatura, aunque sea de forma muy escasa. En el ''[[Cancionero de la Biblioteca Vaticana]]'' se encuentra la siguiente [[cantiga de escarnio]]:
{{Cita|''Mari'Mateu, ir-me quer'eu d'aquem,<br />porque non poss'un cono baratar;<br />alguen que mh'o daria non o tem,<br />e alguem que o tem non mh'o quer dar;<br />&nbsp;&nbsp;Mari'Mateu, Mari'Mateu,<br />&nbsp;&nbsp;tan desejosa ch'es de cono com'eu!<br />&nbsp;<br />E foi deus ja de conos avondar<br />aquí outros que o non am mester,<br />e ar fezer muyto desejar<br />a min e ty, pero que ch'és molher;<br />&nbsp;&nbsp;Mari'Mateu, Mari'Mateu,<br />&nbsp;&nbsp;tan desejosa ch'es de cono com'eu!''|col2=Mari'Mateu, irme quiero de aquí<br />porque no puedo un coño negociar;<br />alguien que me lo daría no lo tiene,<br />y alguien que lo tiene no me lo quiere dar;<br />&nbsp;&nbsp;Mari'Mateu, Mari'Mateu,<br />&nbsp;&nbsp;¡tan deseosa de coño como yo!<br />&nbsp;<br />E hizo Dios de coños abundar<br />aquí otros que no lo tienen menester,<br />y hacerlo mucho desear<br />a mí y a tí, pero que eres mujer;<br />&nbsp;&nbsp;Mari'Mateu, Mari'Mateu,<br />&nbsp;&nbsp;¡tan deseosa de coño como yo!|[[Afonso de Cotom]], ''Cancionero Vaticano'', Cántiga n.° 1115<ref>Texto completo en «[[:Wikisource:pt:Mari'Mateu, ir-me quer'eu d'aquén|Mari'Mateu, ir-me quer'eu d'aquén]]» en Wikisource en portugués</ref>}}

=== Europa moderna ===
[[Archivo:Hermaphrodite engraving circa 1690.jpg|thumb|upright|alt=Una ilustración renacentista de frente y de espalda de un hermafrodita, mostrando a una persona con características faciales femeninas, pechos y lo que parece ser un pequeño penis o gran clítoris. Lleva una pequeña capucha y una toga atada en varios puntos alrededor de las piernas, que se abre por el frente. La apariencia por la parte trasera es de una concha de algún tipo, en la que faltan dos rectángulos en la cabeza y el torso. No tiene glúteos.|El lesbianismo y el [[hermafroditismo]], mostrados en este grabado de hacia 1690, eran conceptos muy similares durante el renacimiento.]]
La homosexualidad femenina no recibió a lo largo de la historia el mismo tipo de respuesta negativa de la autoridades religiosas o criminales como la homosexualidad masculina o el adulterio. Mientras que la sodomía entre hombres, entre hombres y mujeres y entre hombres y animales era condenada a muerte en prácticamente todos los países de Europa, en muchos el reconocimiento del contacto sexual entre mujeres era prácticamente inexistente en los textos médicos y legales, como era el caso en [[Gran Bretaña]]. En [[España]], [[Italia]] y el [[Sacro Imperio]], la [[sodomía]] entre mujeres (habitualmente, el uso de [[consolador|instrumentos fálicos]] para la penetración) estaba incluida entre los actos considerados contra natura y castigables con la hoguera, aunque haya pocos casos documentados.<ref>Aldrich, p. 130.</ref> Sin embargo, el homoerotismo femenino era tan común en la literatura y el teatro ingleses que historiadores han sugerido que estuvo de moda durante algún tiempo en el [[Renacimiento]].<ref>Jennings. p. 1.</ref>

Las ideas sobre la sexualidad femenina estaban unidas a la comprensión contemporánea de la fisiología femenina. La vagina era considerada una versión cóncava del penis; donde la perfección natural creó al hombre, se pensaba a menudo que la naturaleza intentaba corregirse, convirtiendo la vagina en un penis en algunas mujeres.<ref>Jennings, p. 12.</ref> Más tarde se pensó que estos eran casos de [[hermafroditismo]], que se convirtió en sinónimo del deseo homosexual femenino. La consideración médica del hermafroditismo dependía de las mediciones del [[clítoris]]; se pensaba que las mujeres usaban este clítoris más largo y protuberante para penetrar a otras mujeres. La penetración era el principal foco de preocupación en todos los actos sexuales y una mujer de la que se consideraba que tenía un deseo incontrolable debido a su gran clítoris era llamada ''[[tríbade]]'' (literalmente, «frotadora»).<ref>Jennings, p. 14–16.</ref> No sólo eran los clítoris grandes los que se creía que producían deseos en algunas mujeres, lo que las llevaba a masturbarse, sino que algunos panfletos advertían a las mujeres que la [[masturbación]] podía producir estos clítoris aumentados. Durante algún tiempo, la masturbación femenina y el sexo lésbico significaban lo mismo.<ref>Aldrich, p. 129.</ref>

La diferencias de clase pasaron a estar relacionadas con el lesbianismo cuando la moda del homoerotismo pasó. La ''tríbades'' eran consideradas a la vez miembros de las clases más bajas, tratando de arruinar a mujeres virtuosas, y representantes de una aristocracia arruinada por el libertinaje. Los escritores satíricos comenzaron a sugerir que sus rivales políticos (o más a menudo sus esposas) eran tribades para arruinar su reputación. Por ejemplo, existían rumores de que [[Ana I de Gran Bretaña]] tenía un apasionado romance con [[Sarah Churchill]], que se convirtió en duquesa de Marlborough gracias a su proximidad con la reina. Cuando Churchill fue desbancada como la favorita de la reina, Churchill mismo esparció rumores de que la reina tenía relaciones con sus damas de compañía.<ref>Aldrich, p. 137.</ref> También hubo rumores sobre [[María Antonieta]] durante algunos meses entre 1795 y 1796<ref>Jennings, p. 17–18.</ref> y sobre la reina [[María Carolina de Austria (1752-1814)|Maria Carolina]], hermana de la anterior y esposa del rey [[Fernando I de las Dos Sicilias]], de la que se decía que era amante de lady [[Emma Lyon]].<ref>{{cita web | autor = Lavinia Capogna | año = 10de noviembre de 2004 | url = http://www.culturagay.it/cg/biografia.php?id=103 | título = Emma Lyon | obra = CulturaGay.it | fechaacceso = 23 de octubre | añoacceso = 2009 | idioma = italiano }}</ref>

=== Esposos femeninos ===
[[Archivo:Viola and the Countess - Frederick Richard Pickersgill.jpg|thumb|upright|left|alt=Pintura de una mujer del Renacimiento vestida como hombre, de pie y mirando hacia la izquierda, mientras una mujer vestida como tal sentada a su derecha, le tome de la mano y lamira implorante, todo sobre un fondo bucólico.|La confusión del sexo fue un recurso dramático muy popular en los siglos XVI y XVII, como esta escena de ''[[Noche de reyes]]'' de [[Shakespeare]], pintada por [[Frederick Richard Pickersgill|Frederick Pickersgill]].]]
El hermafroditismo había aparecido en la literatura médica tan a menudo que se consideraba conocimiento común, aunque los casos eran raros. Los elementos homoeróticos en la literatura eran muy frecuentes, específicamente la confusión de un sexo por otro para engañar y seducir a una mujer inocente. Este tipo de recurso dramático fue muy común en [[España]] durante el [[Siglo de Oro]], como muestran las obras ''[[Don Gil de las calzas verdes]]'' (1615) de [[Tirso de Molina]] o ''[[Las manos blancas no ofenden]]'' de [[Calderón de la Barca]]. En Inglaterra estos papeles se llamaban ''[[Papel con calzones|breeches role]]'' y fueron empleados con frecuencia por autores teatrales, como [[Shakespeare]] en su ''[[Noche de reyes]]'' (1601) o [[Edmund Spenser]] en ''[[The Faerie Queene]]'' (1590).<ref>Jennings, pp. 1–11, 22–24.</ref>

Existen casos documentados excepcionales de mujeres renacentistas que tomaron el papel de hombres sin ser detectadas durante años o décadas.<ref group=nota>Existe una discusión en la sociología contemporánea sobre si estos casos deben ser descritos con mayor exactitud como [[transgénero]], basándose en los detalles individuales de cada caso.</ref> Si eran descubiertas, los castigos iban desde la muerte, un tiempo en la [[Picota (columna)|picota]], hasta simplemente ser castigadas a llevar ropa de mujer. Uno de los casos más conocidos es el de [[Catalina de Erauso]], que incluso llegó a conseguir permiso papal para vestir de hombre. En 1746, [[Henry Fielding]] escribió un panfleto titulado ''[[The Female Husband]]'' («El marido femenino»), basado en la vida de [[Mary Hamilton (bígama)|Mary Hamilton]] que se casó con diferentes mujeres en tres ocasiones y fue condenada a latigazos públicos. Ejemplos similares son los de [[Catharine Linck]] en [[Prusia]] en 1717, ejecutada en 1721; y la [[suiza]] [[Anne Grandjean]], que se casó y se trasladó a [[Lyon]], pero fue denunciada por una mujer con la que había tenido una aventura amorosa anteriormente y sentenciada al [[cepo]] y a la cárcel.<ref name="faderman54">Faderman, p. 51–54.</ref> La tendencia de la reina [[Cristina de Suecia]] a vestir de hombre era bien conocida en su época y excusada por su noble cuna; fue criada como un hombre y en la época se especulaba con que fuese un hermafrodita. Incluso después de que abdicase del trono en 1654 para evitar el matrimonio, le son conocidos relaciones amorosas con otras mujeres.<ref>Faderman, p. 54–55.</ref>

Algunos historiadores contemplan los casos de mujeres travestidas como manifestaciones mujeres que se reclaman un poder que naturalmente no hubiesen podido disfrutar vestidas de mujeres o como su forma de racionalizar su deseo por otras mujeres. Lillian Faderman afirma que la sociedad occidental se sentía amenazada por las mujeres que rechazaban su papel femenino. Las mujeres que eran acusadas de usar consoladores, como dos monjas españolas del siglo XVI ejecutadas por usar instrumentos materiales, eran castigadas más severamente que aquellas que no usaban elementos de penetración.<ref name="faderman54"/><ref>Norton, p. 191</ref> Existen documentos sobre dos matrimonios entre mujeres en [[Cheshire]], Inglaterra en 1707 (entre Hannah Wright y Anne Gaskill) y 1708 (entre Ane Norton y Alice Pickford), sin ningún comentario sobre el hecho de que ambas partes fuesen femeninas.<ref>Jennings, p. 30.</ref><ref name="Aldrich, p. 136">Aldrich, p. 136.</ref> Informes de clérigos con estándares laxos que realizaron bodas y más tarde escribieron sobre sus sospechas de que el marido era una mujer continúan apareciendo hasta finales del siglo siguiente.

Fuera de Europa, las mujeres pudieron vestir de hombres y pasar inadvertidas durante largo tiempo. [[Deborah Sampson]] luchó en la [[Revolución estadounidense]] como un hombre, bajo el nombre de Robert Shurtleff, teniendo relaciones con mujeres.<ref>Katz, p. 212–214.</ref> [[Edward De Lacy Evans]] nació como mujer en [[Irlanda]], pero tomó un nombre masculino en un viaje a [[Australia]], viviendo 23 años como hombre en [[Victoria (Australia)|Victoria]], casándose en tres ocasiones.<ref>Aldrich, p. 224.</ref> Percy Redwood produjo un escándalo en Nueva Zelanda en 1909 cuando se descubrió que era [[Amy Bock]], que se había casado con una mujer de [[Port Molyneaux]]; los periódicos discutían si se trataba de un signo de locura o de un defecto inherente de carácter.<ref>Coleman, Jenny (2001). "Unsettled Women: Deviant Genders in Late Nineteenth and Early Twentieth Century New Zealand", ''Journal of Lesbian Studies'', '''5''' (1/2), p. 13–26.</ref> En España, en 1901, Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga [[Precedentes del matrimonio homosexual en España|se casaban]] en la iglesia de San Jorge en [[La Coruña]], con Sánchez Loriga adoptando el papel masculino; aunque el matrimonio no se llegó a anular, ambas tuvieron que huir a [[Argentina]] al ser perseguidas por la justicia.<ref>{{Cita noticia| apellido= García Solano | nombre= Manuel| título= Son dos mujeres y se casaron en 1901| editorial= El Mundo| fecha= 30 de junio de 2002| url = http://www.elmundo.es/2002/06/30/cronica/1172762_imp.html| fechaacceso= 19 de septiembre de 2007}}</ref>

=== Reexaminando la amistad romántica ===
[[Archivo:Women In Hammock romantic friendship.jpg|thumb|200 px|alt=Foto en blanco y negro de dos mujeres sentadas en una hamaca, vestidas con la moda de principios del siglo XX; una está reclinada y la otra está sentada a su cintura y la abraza, ambas mirándose.|Intimidad entre mujeres estuvo de moda entre los siglos XVII y XIX, aunque la sexualidad era admitida públicamente en contadas ocasiones.]]

Durante los siglo XVII a XIX, que las mujeres expresasen amor apasionado entre sí estaba de moda, era aceptado e incluso era fomentado.<ref name="Aldrich, p. 136"/> Estas relaciones se llamaban [[amistad romántica|amistades románticas]] o sentimentales y eran muy comunes en los Estados Unidos y Europa. Estas amistades están documentadas con una gran cantidad de correspondencia escrita por mujeres. Si este tipo de relaciones incluía una componente genital no era algo discutido públicamente, pero las mujeres podían formar relaciones estrechas y exclusivas y seguían siendo consideradas virtuosas, inocentes y castas; una relación similar con un hombre hubiese arruinado su reputación. De hecho, estas relaciones eran fomentadas como una alternativa y como un ejercicio previo al matrimonio con un hombre.<ref>Faderman (1981), p. 74–77.</ref><ref group=nota>En una de las raras ocasiones en las que la sexualidad era un punto central de la amistad romántica, dos profesoras de escuela escocesas de principios del siglo XX fueron acusadas por estudiantes de dormir en la misma cama, besarse y hacer que la cama se moviese. La abuela de los estudiantes informó a las autoridades, que no creían que sus acciones fuesen de naturaleza sexual o que se extendiese más allá de la amistad normal: «¿Debemos decir que toda mujer que ha formado una amistad íntima y que ha dormido en la misma cama con otra es culpable? ¿Donde está al mujer inocente en Escocia? »(Aldrich, p. 233.)</ref>

En el mundo hispano se pueden rastrear amistades románticas entre mujeres desde el siglo XVII, como la de [[María de Zayas y Sotomayor]], novelista, y [[Ana de Caro]], dramaturgo y ensayista. Ambas vivían juntas en Madrid, ganando su sustento como escritoras, independientes de cualquier hombre.<ref name="glbtq Madrid">{{cita web | autor = Richard G. Mann | año = | url = http://www.glbtq.com/social-sciences/madrid.html | título = Madrid | obra = glbtq | fechaacceso = 11 de noviembre | añoacceso = 2007 | idioma = inglés}}</ref> Pero quizás las más conocidas son las formadas por Sor [[Juana Inés de la Cruz]] y las virreinas [[Leonor Carreto de Toledo]], [[Marquesado de Macera|marquesa de Mancera]], y [[María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga]], [[Marquesado de la Laguna|marquesa de la Laguna]], a las que dedicó encendidos poemas. A María Luisa Manrique de Lara le dio los sobrenombres de Lisi, Lísida, Fili o Filis.<ref>Cuarón, p. 628</ref>

{{cita|Yo, pues, mi adorada Filis,<br />que tu deidad reverencio,<br />que tu desdén idolatro<br />y que tu rigor venero:<br />[...]<br />Ser mujer, ni estar ausente,<br />no es de amarte impedimento;<br />pues sabes tú que las almas<br />distancia ignoran y sexo.|op.cit. Villena p. 108}}

En Francia el caso más conocido quizás sea el de [[Anne-Louise Germaine Necker|madame de Staël]], que, a pesar de sus varios matrimonios, mantenía una intensa amistad con mademoiselle [[Jeanne Françoise Julie Adélaïde Récamier|Juliette Récamier]]:
{{cita|Eres lo primero en mi vida. Cuando te vi, me pareció que ser amada por ti sería como ser una con el destino. Me bastaría si pudiera verte. Tu eres la reina de mi corazón, dime que nunca me harás daño; precisamente ahora tendrías en tu mano hacerme terriblemente daño.<br />Adiós, mi amada y adorada. Te abrazo en mi corazón. Mi ángel, dime al final de tu carta: te amo. El sentimiento que tendré al leer esas palabras me hará creer que te estoy abrazando.|op.cit. Feustel p. 71}}

[[Archivo:The Rt Honble Lady Eleanor Butler and Miss Ponsonby.jpg|thumb|left|200 px|alt=Un grabado de dos robustas damas inglesas sentadas en una biblioteca privada con su pelo recogido en moños y vestidas de esmoquin. Están sentadas en una mesa muy ornamentada con relieves sobre la que reposan varios objetos. En primer plano, un gato está sentado en una silla.|[[Señoritas de Llangollen|Eleanor Butler y Sarah Ponsonby]] tuvieron una relación que fue considerada devota y virtuosa, después de fugarse y vivir 51 años juntas de Gales.]]
En el [[Reino Unido]] también eran muy frecuentes este tipo de amistades. En 1709 [[Lady Mary Wortley Montagu]] escribía a Anne Wortley que «nadie era tan completamente y sinceramente tuya [...] no creo posible que un hombre sea tan sincero como yo.»<ref>Faderman (1981), p. 119.</ref> La poetisa [[Anna Seward]] tuvo una profunda amistad con [[Honora Sneyd]], a la que dedicó multitud de poemas.<ref>Faderman (1981), p. 132–136.</ref> También [[Mary Wollstonecraft]], escritora y filósofa, estuvo relacionada con otra mujer llamada Fanny Blood.<ref group=nota>Wollstonecraft y Blood fundaron una escuela privada para niñas, de forma que pudiesen vivir y trabajar juntas y Wollstonecraft bautizó a su primer hijo con el nombre de Blood.</ref> La primera novela de Wollstonecraft, ''[[Mary: A Fiction]]'', en parte, trataba de su relación con Fanny Blood.<ref>Foster, p. 55–60.</ref> Quizás la amistad romántica más conocida en el Reino Unido fuera la que unió a Eleanor Butler y Sarah Ponsonby, llamadas las [[señoritas de Llangollen]]. Butler y Ponsonby se fugaron en 1778, para alivio de la familia de Ponsonby (preocupada por su reputación, si hubiese fugado con un hombre),<ref>Faderman, p. 75.</ref> para vivir juntas den Gales durante 51 años, siendo consideradas «excéntricas».<ref>Aldrich, p. 227–229.</ref> Su historia fue considerada «el epítome de las amistades románticas virtuosas» e inspiró la poesía de Anna Seward y [[Henry Wadsworth Longfellow]].<ref>Jennings, p. 45–46.</ref> La diarista<ref group=nota>{{ref DRAE|diarista}}</ref> [[Anne Lister]], cautivada por Butler y Ponsonby, recogió sus relaciones con mujeres entre 1817 y 1840. Parte estaba codificado, dando detalles de sus relaciones sexuales con Marianna Belcombe y Maria Barlow.<ref>Castle, p. 390.</ref> Tanto Lister como Eleanor Butler eran consideradas masculinas en escritos contemporáneos y, aunque había sospechas de la naturaleza sáfica de estas relaciones, a pesar de ello, fueron alabadas en la literatura.<ref name="aldrich233">Aldrich, p. 233.</ref><ref>Castle, pp. 339, 400.</ref>

En [[Estados Unidos]] las amistades románticas más intensas solían llamarse «[[matrimonio de Boston|matrimonios de Boston]]». La poetisa [[Emily Dickinson]] escribió más de 300 cartas y poemas a Susan Gilbert, que más tarde se convirtió en su cuñada, y estuvo envuelta en otra amistad romántica con Kate Scott Anthon. Anthon rompió su relación el mismo mes en que Dickinson decidió aislarse por el resto de su vida.<ref>Foster, p. 145–148.</ref> En [[Hartford (Connecticut)|Hartford]], [[Connecticut]], dos mujeres negras, nacidas libres, Addie Brown y Rebecca Primus dejaron rastros de su amor en cartas: «Ningunos besos como los tuyos».<ref>Aldrich, p. 234.</ref> En [[Georgia (Estados Unidos)|Georgia]], Alice Baldy escribía a Josie Varner en 1870, «¿Sabes que si me tocas o me hablas, no hay un nervio en mi cuerpo que no responda con un estremecimiento de placer?»<ref>Aldrich, p. 232.</ref>

Hacia principios del siglo XX el desarrollo de la educación superior abrió muchas posibilidades a las mujeres. En el Reino Unido, en ambientes completamente femeninos, se desarrolló una cultura de búsqueda de romance en los colegios femeninos. Las estudiantes mayores hacían de mentoras de las más jóvenes, les hacían visitas sociales, las llevaban a bailes de mujeres y les enviaban flores, tarjetas y poemas que declaraban su amor eterno.<ref name="smashes">Faderman (1981), p. 297–313.</ref> Se escribía sobre estos llamados ''smash'' (choque, golpe) o ''spoon'' (cuchara) de forma bastante franca en historias para muchachas que aspiraban a entrar en la universidad, en publicaciones como ''[[Ladies Home Journal]]'', una revista infantil llamada ''[[St. Nicholas Magazine|St. Nicholas]]'' y la colección ''Smith College Stories'', sin ninguna crítica.<ref>Foster, p. 255.</ref> Lealtad, devoción y amor duradero eran partes de estas historias y los actos sexuales, más allá de un beso, estaban siempre ausentes.<ref name="smashes"/> Las mujeres que tenían la posibilidad de estudiar una carrera en lugar de casarse, se llamaban a si mismas [[nueva mujer|nuevas mujeres]] y se tomaban esta posibilidad muy e serio.<ref group=nota>La primera dama [[Eleanor Roosevelt]] intercambió anillos y escribió cartas a la periodista [[Lorena Hickok]], expresándole su amor y su deseo de besarla; sus escritos estaban dentro del estilo de la amistad romántica. La idea de que la relación de Roosevelt con Hickok pudiera ser sexual, y por lo tanto calificada como lésbica, creó polémica entre los biógrafos de Roosevelt. (Faderman [1981], p. 297–313.)</ref> Faderman denomina a este periodo como «el último soplo de inocencia» antes de 1920, cuando se caracteriza la afección femenina como relacionada con la sexualidad, convirtiendo a las lesbianas en un grupo único y a menudo poco apreciado.<ref name="smashes"/> De forma específica, Faderman relaciona el aumento de la independencia de la mujer y el comienzo del rechazo de los roles estrictamente prescritos de la era Victoriana, con la designación científica del lesbianismo que implicaba un tipo de comportamiento sexual aberrante.<ref>Faderman (1991), p. 45–49.</ref>

== Fuera de Occidente ==
Mientras el comportamiento homosexual femenino puede estar presente en todas las culturas, el concepto de lesbiana como mujer que se junta exclusivamente con otras mujeres no lo está. La actitud frente al comportamiento homosexual femenino depende del rol de la mujer en cada sociedad y de la definición que cada cultura hace del sexo.

=== Oriente Medio y Próximo ===
Las mujeres del Oriente Medio y Próximo ha estado históricamente segregadas de los hombres. En los siglos VII y VIII algunas muejres extraordinarias vestían con ropas masculinas, cuando los roles de cada sexo eran menos estrictos, pero los roles sexuales que acompañaban a las mujeres europeas no estaban asociados a las mujeres islámicas. En la [[corte califal de Bagdad]] había mujeres que vestían ropas de hombre, incluyendo vello facial falso, pero competían unas con otras por obtener la atención de los hombres.<ref name="murray">Murray and Roscoe, p. 98–104.</ref> Mujeres muy inteligentes, según los escritos del siglo XII de [[Sharif al-Idrisi]], tenían una mayor probabilidad de ser lesbianas; su poder intelectual las ponía en una posición más a la par con los hombres.<ref name="murray"/> Algunas mujeres de [[Al-Ándalus]] privilegiadas tenían acceso a la educación y existen dos antologías modernas de poesía escrita por mujeres, de Teresa Garulo y de Maḥmud Subḥ,<ref>{{cita libro| autor = Garulo, Teresa | título = Diwan de las poetisas de al-Andalus | año = 1986 | editorial = Madrid: Hiperión | id = }}</ref><ref>{{cita libro| autor = Subḥ, Maḥmud [Sobḥ, Maḥmud] | título = Poetisas arábigo-andaluzas. 2nd ed | año = 1994 | editorial = Granada: Diputación Provincial de Granada | id = }}</ref> en las que el amor entre mujeres aparece tratado con normalidad.<ref name="Eisenberg">{{cita web | autor = Daniel Eisenberg | año = 1999 | url = http://users.ipfw.edu/jehle/DEISENBE/Other_Hispanic_Topics/escondida.pdf | título = Homosexuality in Spanish history and culture | obra = | editor = | fechaacceso = 30 abril | añoacceso = 2007 | idioma = inglés}}</ref>

Las relaciones entre las mujeres que vivían en los [[harén|harenes]] y los temores de que las mujeres tuvieran relaciones íntimas en los [[baño turco|baños turcos]] fueron expresados en los escritos de hombres. Las mujeres, sin embargo, guardaban mayoritariamente silencio y los hombres rara vez hablaban de relaciones lésbicas. No está claro que las pocas veces que el lesbianismo es mencionado en la literatura sea una representación histórica exacta o si más bien servía de fantasía a los hombres.

Un tratado de 1978 sobre la represión en [[Irán]], afirmaba que las mujeres eran silenciadas por completo: «En toda la historia de Irán, [a ninguna mujer] se le ha permitido hablar sobre estas tendencias [...] Admitir deseos lésbicos sería un crimen inaceptable.»<ref name="murray"/> Aunque los autores de ''Islamic Homosexualities'' («Homosexualidades islámicas») afirmaban que esto no implica que las mujeres no pudieran tener relaciones lésbicas, una antropóloga lésbiana visitó en 1991 [[Yemen]] y e informa que en la ciudad que visitó las mujeres no eran capaces de entender su relación romántica con otra mujer. De las mujeres de [[Paquistán]] se espera que se case con un hombre; aquellas que no lo hace son marginadas e ignoradas socialmente. Las mujeres, sin embargo, pueden tener relaciones íntimas con otras mujeres mientras que cumplan con sus deberes conyugales, mantengan sus asuntos privados con discreción y la mujer con la que están involucradas esté relacionada de alguna forma lógica o sea de la familia.<ref>Murray y Roscoe, p. 283–284.</ref>

=== América indígena y precolombina ===
Tras el primer encuentro de los conquistadores europeos con el continente americano, se comienza un registro a modo de crónica sobre el comportamiento de los nativos, siendo la sexualidad uno de los aspectos que más escandaliza. En estos textos se menciona la ''sodomia foeminarum'', lo cual representa una prueba fehaciente de la existencia de prácticas homosexuales en varias etnias del continente americano. Puntualmente, el jesuita [[Pêro Correa]] escribe:<ref name="silverio">{{cita libro
| apellidos = Trevisan
| nombre = João Silvério
| editor = Editora Record
| otros =
| título = Devassos no Paraíso: Homossexualidade no Brasil Colônia a Atualidade
| edición = 3º ed. ampliada
| año = 2000
| ubicación = Brasil
| id = ISBN 85-01-05066-0
| páginas = 588
| url = http://books.google.de/books?id=orKGAAAAIAAJ&q=Devassos+no+Para%C3%ADso:+Homossexualidade+no+Brasil+Col%C3%B4nia+a+Atualidade&dq=Devassos+no+Para%C3%ADso:+Homossexualidade+no+Brasil+Col%C3%B4nia+a+Atualidade&hl=es
}}</ref>

{{cita|Hay aquí muchas mujeres que realizan oficios de hombres y tienen otras mujeres con las que están casadas|Pêro Correa, 1551.}}

Hacia 1576, [[Pêdro de Magalhães de Gândavo]] se refiere a relaciones homosexuales de mujeres [[Tupinambá|tupinambás]]
{{cita|Algunas indias de esta región juran y prometen castidad y así no se casan ni conocen hombre de ninguna calidad, ni lo consentirán aunque por eso las maten. Estas dejan todas las actividades de mujeres e imitan a los hombres y realizan sus oficios como si no fuesen mujeres. Traen el cabello <cortado como los machos, van a la guerra y de cacería con arcos y flechas ... y cada una tiene una mujer a su servicio y que le hace de comer como si estuviesen casadas.|Pêro de Magalhães de Gândavo, 1576.<ref name="silverio"/>}}

Durante el [[siglo XVIII]] otros europeos, misioneros y exploradores describían a personas del [[tercer sexo]] como ''berdaches'', tanto en los casos femeninos como masculinos. Para las mujeres específicamente, se relata que vestían ropas de hombre y participaban en actividades guerreras, de caza y otras que su cultura consideraba masculinas, como la confección de armas; pero además tenían esposas o compañeras duraderas.<ref>{{cita libro
| apellidos = Mondimore
| nombre = Francis Mark
| enlaceautor =
| editor = Paidós
| título = Una historia natural de la homosexualidad
| edición = 1.ª ed.
| año = 1998
| ubicación = Barcelona
| id = ISBN 84-493-0527-6
| páginas = 296
}}</ref> Los [[zuñi]] llaman a las mujeres que toman el rol masculino ''katsotse''<ref>Aldrich, p. 147.</ref> y los [[Mojave (tribu)|mojave]] les dan el nombre de ''hwame''.<ref>Aldrich, p. 226.</ref> Estos roles transgénero tienen menos que ver con la sexualidad que con la espiritualidad y la ocupación. Un [[dos espíritus]] femenino que tiene una relación con una mujer que no es transgénero se considera como una relación «heterogénero».<ref>Aldrich, p. 149.</ref>

=== África ===
Roles transgénero y matrimonios entre mujeres también han sido documentados en más de 30 sociedades africanas.<ref>Aldrich, p. 262.</ref>

Mujeres se pueden casar con otras, criar sus hijos y ser consideradas generalmente como hombres en sociedades de [[Nigeria]], [[Camerún]] y [[Kenia]]. Los [[hausas]] de [[Sudán]] poseen un término similar al de lesbiana, ''kifi'', que también se puede aplicar a hombres, con el significado de «ninguna de las partes insiste en un rol sexual particular».<ref>Aldrich, p. 259.</ref> Cerca del [[río Congo]], entre los [[nkundo]], una mujer que participa en una relación emocionalmente fuerte o sexual con otra mujer es conocida como ''yaikya bonsángo'' («una mujer que se aprieta contra otra mujer»). Las relaciones lésbicas también son conocidas en las sociedades [[matrilinial]]es de [[Ghana]] entre los pueblos [[akan]]. En [[Lesoto]], mujeres realizan lo que se considera habitualmente en Occidente como sexo: se besan, duermen juntas, frotan sus genitales y mantienen relaciones exclusivas. Pero como las personas en Lesoto creen que para que exista sexo es necesario un pene, no consideran este comportamiento sexual, ni las mujeres se consideran lesbianas.<ref>Aldrich, p. 237–238.</ref>

La colonización de África ha tendio como resultado un cambio de valores; la sexualidad aborigen ya no era considerada fluida y dinámica, sino binaria y fijada de por vida. Tras la colonización, algunas mujeres que se identificaban como lesbianas fueron sometidas a violaciones con la idea de que el sexo con hombres podía «curar» el lesbianismo.<ref name="muthien">Muthien, Bernadette (2007). "Queering Borders: An Afrikan Activist Perspective", ''Journal of Lesbian Studies'', '''11''' (3/4), p. 321–330.</ref> A pesar del cambio de paradigma, el gobierno de [[Sudáfrica]] fue el primero del mundo que prohibió la discriminación basada en la orientación sexual en su constitución.<ref>[http://www.constitutionalcourt.org.za/site/yourrights/knowyourrights-gayandlesbiansrights.htm Your Rights: Gay and Lesbian Rights], Constitutional Court of South Africa. Retrieved on June 9, 2009.</ref>

=== Asia ===
[[China]], antes de su occidentalización, era una sociedad en las que los hombres y las mujeres vivían separados. Históricamente, la cultura china no reconoce el concepto de orientación sexual, o un marco que divida a las personas basándose en la atracción por otras personas del mismo sexo o del opuesto.<ref>Sullivan y Jackson, p. 29.</ref> Aunque existía una cultura significativa rodeando al hombre homosexual, no había ninguna para la mujer. Fuera de sus obligaciones de dar hijos a su marido, se consideraba que las mujeres no tenían ninguna sexualidad.<ref>Aldrich, p. 311.</ref> Esto no significa que las mujeres no pudiesen mantener relaciones con otras mujeres, sino que ese tipo de relaciones no podía ponerse por delante de las relaciones con hombres. Una de las escasas referencias al lesbianismo ha sido transmitida por [[Ying Shao]], que llama a las relaciones homosexuales entre mujeres de la corte imperial, que se comportaban como marido y mujer, ''dui shi''(comida en pareja). Las [[asociación de la orquídea dorada|asociaciones de la orquídea dorada]] en el sur de China se mantuvieron hasta el siglo XX y realizaban matrimonios entre mujeres a las que se les permitía adoptar a niñas.<ref>Norton, p. 187.</ref> La occidentalización trajo nuevas ideas, entre ellas, la que decía que todo comportamiento sexual que no resultase en reproducción era aberrante.<ref>Sullivan y Jackson, p. 30–31.</ref> La libertad que conllevaba un empleo en las fábricas de seda a partir de 1865 permitió a algunas mujeres convertirse en ''tzu-shu nii'' (que nunca se casan) y vivir en comunidad con otras mujeres. Otros chinos las llamaban ''sou-hei'' (que se peinan a sí mismas) porque adoptaban el peinado de las mujeres casadas. Estas comunas desaparecieron a causa de la [[Gran Depresión]] y fueron desalentadas por el gobierno comunista como una reliquia de la China feudal.<ref>Norton, p. 195.</ref> En la sociedad contemporánea china, ''tongzhi'' (mismo fin o espíritu) es el término usad para referirse a los homosexuales; la mayoría de los chinos prefieren no clasificarse con más detalle como lesbianas.<ref>Sullivan and Jackson, p. 28.</ref>

En [[Japón]], en la década de 1920, se empleaba la palabra ''rezubian'' como equivalente de «lesbiana». La occidentalización trajo más libertada a las mujeres y permitió a lagunas mujeres japonesas llevar pantalones.<ref>Aldrich, p. 246.</ref> La palabra ''tomboy'' («[[marimacho]]») es empleada en las [[Filipinas]], sobre todo en [[Manila]], para denominar a las mujeres que son masculinas.<ref>Sullivan y Jackson, p. 122.</ref> Las mujeres virtuosas de [[Corea]] colocan sus prioridades en la maternidad, la castidad y la virginidad; fuera de estos aspecto, muy pocas mujeres son libres de expresarse a través de la sexualidad, aunque existe una creciente organización lésbica llamada ''Kkirikkiri''.<ref>Sullivan y Jackson, p. 75.</ref> El término ''pondan'' es usado en [[Malasia]] para denominar a los hombres gays, pero, como no existe un contexto histórico de referencia para lesbianas, el término también es empleado para las mujeres homosexuales.<ref>Sullivan y Jackson, p. 145.</ref> Al igual que en muchos países asiáticos, la homosexualidad masculina pública es desalentada a muchos niveles, de forma que los malasios llevan doble vida.<ref>Sullivan y Jackson, p. 148–150.</ref> Una mención del siglo XIV de una pareja lésbica que tuvieron un hijo tras hacer el amor recogida en un texto de la [[India]], es una excepción al silencio general sobre la homosexualidad femenina. Esta invisibilidad desapareció con el estreno de la película ''[[Fire (película de 1996)|Fire]]'' en 1996, lo que provocó que algunos cines fuesen atacados en la India por fanáticos. Los términos para nombrar a los homosexuales son rechazados a menudo por los activistas indios, por ser el resultado de una influencia imperialista, pero la mayoría del discurso sobre al homosexualidad se centra en los hombres. Los grupos de defensa de los derechos de la mujer en la India continúan debatiendo si la inclusión de los asuntos lésbicos en sus plataformas es legítimo, ya que las lesbianas y la información sobre la homosexualidad femenina es suprimida a menudo.<ref>Vanita, Ruth (2007). "Lesbian Studies and Activism in India", ''Journal of Lesbian Studies'', '''11''' (3/4), p. 245–253.</ref>

== Demografía ==
=== Informe Kinsey ===

El más amplio de los primeros estudios sobre homosexualidad femenina lo llevó a cabo el [[Instituto Kinsey para la investigación sexual, género y reproducción| Instituto Kinsey para la investigación sexual]], que publicó un informe en profundidad sobre las experiencias sexuales de las mujeres de 1953. [[Alfred Kinsey]] y sus colaboradores entrevistaron a más de 8.000 mujeres plasmando los resultados en el libro ''Comportamiento sexual de la mujer'', segundo tomo del conocido popularmente como [[Informe Kinsey]]. El tratamiento objetivo de la homosexualidad del informe como una forma más de comportamiento sexual humano fue revolucionario en la época. Antes de este estudio sólo los médicos y los psiquiatras habían estudiaron el comportamiento sexual, y casi siempre los resultados habían sido interpretados desde un punto de vista moral.<ref name="bullough">Bullough, Vern (May 1998). "Alfred Kinsey and the Kinsey Report: Historical Overview and Lasting Contribution", ''The Journal of Sex Research'', '''35''' (2), p. 127–131.</ref>
[[Archivo:Escala Kinsey.png|thumb|250px|La [[Sexualidad en grados (Kinsey)|escala Kinsey]] establece una gradación en la orientación sexual, con varios grados de [[bisexualidad]], indicándose en azul la proporción de prácticas homosexuales.]]

Kinsey publicó que el 28% de las mujeres se habían sentido atraidas sexualmente por otra mujer, y el 19% habían tenido algún contacto sexual con otra mujer.<ref>Kinsey, p. 453.</ref><ref group=nota>Contacto sexual según el informe Kinsey incluía los besos en los labios, los besos profundos en la boca, tocamientos en el cuerpo, la estimulación manual de los pechos o los genitales, la estimulación oral de pechos o genitales y la penetración vaginal con objetos. (Kinsey, p. 466–467.)</ref> De las que habían tenido contacto sexual con otra mujer, entre la mitad y dos tercios habían tenido un orgasmo. Las mujeres solteras tenían una tasa mayor de contactos sexuales con otras mujeres, seguidas de las mujeres viudas, divorciadas o separadas. La tasa más baja la presentaban las mujeres casadas, aquellas que habían mantenido experiencias homosexuales anteriores informaban que se habían casado para terminar con esas actividades.<ref>Kinsey, p. 453–454.</ref> La mayoría de las mujeres que afirmaban haber tenido prácticas homosexuales las habían experimentado menos de diez veces. El cincuenta y uno por ciento de las mujeres con prácticas homosexuales las habían realizado sólo con una pareja.<ref>Kinsey, p. 458.</ref> Las mujeres con educación universitaria tenían las tasas de experiencias homosexuales más altas, seguidas por las mujeres con educación secundaria, la prevalencia más baja estaba en las mujeres con educación primaria (inferior a 8º grado).<ref>Kinsey, p. 460.</ref>

Kinsey estableció una escala para reprentar la orientación sexual de las personas, en la que el 0 reprentaba una persona exclusivamente heterosexual y el 6 a una persona exclusivamente homosexual, los números entre medias corresponden a los distintos gradientes en la prevalencia de practicas sexuales con ambos sexos, el 6% de las entrevistadas se encuadraron en el 6, exclusivamente homosexuales, y el 71% se asignaron al 0, exclusivamente heterosexuales. De los demás grados el más común fue el 1 (15%),<ref name="rating">Kinsey, p. 468–473.</ref> mujeres predominantemente heterosexuales que alguna vez habían mantenido algún contacto lésbico. Aunque el informe Kinsey remarcaba que la clasificación describía un periodo de la vida de la persona y que la orientación podría cambiar.<ref name="rating"/> Entre las críticas que recibió el informe Kinsey se encuentra la del [[Muestreo en estadística|muestreo]] que realizó el instituto que se considera que proporcionó una sobrerepresentación de mujeres con comportamientos homosexuales, por lo que la magnitud de sus datos no es compartida por muchos investigadores posteriores.<ref name="bullough"/>

===Informe Hite===
En 1976, veintitres años después, la sexóloga [[Shere Hite]] publicó otro informe de un estudio realizado sobre una encuesta realizada a 3.019 mujeres, bajo el título ''The Hite Report'' (el informe Hite). Las preguntas del cuestionario de Hite se diferenciaron de las de Kinsey en que se centraban más en como se identificaban las mujeres mismas, o qué preferían ellas más que en lo que habían experimentado. Las encuestada por Hite indicaron que el 8% prefería el sexo con mujeres y el 9% contestó que se identificaban como bisexuales o que habían tenido experiencias sexuales tanto con hombres como con mujeres y rechazaban tener preferencia.<ref>Hite, p. 261.</ref> Las conclusiones de Hite se basan más en los comentarios de las encuestadas que en los datos cuantificables. Encontró sorprendente que muchas mujeres que no habían tenido experiencias lésbicas indicaran que estaban interesadas en el sexo con otras mujeres, particularmente porque no se hacía esa pregunta en el cuestionario.<ref>Hite, p. 262.</ref> Hite encontró dos diferencia significativas entre las encuestadas con experiencias con hombres y las que las tenían con mujeres en la importancia que le daban a la estimulación [[clítoris|clitoidea]], y la mayor implicación emocional y respuestas orgásmicas en las últimas.<ref>Hite, p. 274.</ref> Como Hite realizó su estudio durante el auge del feminismo de los años 1970 ella misma admitió que algunas mujeres podrían haber asumido la identidad de lesbiana por motivos políticos.

=== Encuestas de población ===

Se estima que en EEUU las lesbianas representan el 2,6% de la población, según una encuesta del National Opinion Research Centers (Centros nacionales de investigación de opinión) sobre sexualidad activa en adultos que hayan tenido experiencias homosexuales en el último año, completada en 2000.<ref name="almanac">Wright, John, ed. "Homosexuality in the U.S., 1998–2000", ''The New York Times Almanac'' (2009), Penguin Reference. ISBN 0-14-311457-3, p. 314.</ref> Una encuesta sobre parejas homosexuales en EEUU muestra que entre 2000 y 2005, el número de personas que afirmaban en relaciones homosexuales se había incrementado un 30%, cinco veces la tasa de incremento de población de EEUU. El estudio atribuye este salto a que la gente se siente más cómodo que antes de autoidentificarse como homosexual ante el gobierno federal.<ref group=nota> El estudio estima que la población total de gays, lesbianas y bisexuales es de 8,8 millones, pero no hace distinción entre hombres y mujeres. (Gates, Gary [octubre de 2006]. "Same-sex Couples and the Gay, Lesbian, Bisexual Population: New Estimates from the American Community Survey", [http://www.law.ucla.edu/williamsinstitute/home.html The Williams Institute on Sexual Orientation Law and Public Policy], [[University of California Los Angeles]], p. 1–25.)</ref> El gobiero del [[Reino Unido]] no pide a sus ciudadanos que definan su sexualidad, pero estima que está entre el 5–7%.<ref>[http://www.stonewall.org.uk/information_bank/sexuality_key_questions/79.asp How many lesbian, gay and bisexual people are there?] Stonewall.org (2008). Revisado el 27 de enero de 2009.</ref> El cálculo no hace una diferenciación de las lesbianas como lo hace el censo de EEUU, incluyendo en él a gays, lesbianas y bisexuales. Pero las encuestas en Australia registran una tasa de mujeres que se autodefinen como lesbianas o bisexuales de entre el 1,3% y 2,2% de la población total femenina.<ref>Wilson, Shaun (December 2004). "Gay, lesbian, bisexual and transgender identification and attitudes to same-sex relationships in Australia and the United States", ''People and Place'' '''12''' (4), p. 12–22.</ref>

== Lesbianas y sexualidad ==

{{AP|Prácticas sexuales lésbicas}}

La necesidad de existencia de una práctica efectiva de sexo con otras mujeres o mantener una relación sentimental para ser definida como lesbiana sigue debatiéndose. Según la escritora feminista McCormick la sexualidad femenina ha sido construida por los hombres, para los cuales el principal indicador de la orientación sexual lésbica es las experiencias sexuales con otras mujeres, aunque no se exiga la práctica sexual con hombres para definir a una mujer como heterosexual. McCormick afirma que las conexiones emocionales, mentales e ideológicas con otras mujeres son tan importantes o más como la genital.<ref>McCormick, p. 60–61.</ref> Sin ebargo en los [[años 1980]] un significativo movimiento rechazó la dessexualización del lesbianismo realizado por las feministas, lo que causó una gran polémica denominada [[Guerras feministas por el sexo|Guerras del sexo]].<ref>Faderman (1991), p. 246–252.</ref> Se retomaron los papeles [[Butch y femme]], aunque no de forma tan estricta como en los [[años 1950]]. A partir de los [[años 1990]] se convirtió en una forma optativa para expresar la propia sexualidad. Una vez más las mujeres se sintieron seguras para ser más sexualmente aventureras, y la flexibilidad sexual se hizo más aceptable.<ref>Faderman, Lillian (April 1992). "The Return of Butch and Femme: A Phenomenon in Lesbian Sexuality in the 1980s and 1990s", ''Journal of the History of Sexuality'', '''2''' (4), p. 578–596.</ref>
[[Archivo:Courbet_Sleep.jpg|thumb|200px|''[[El sueño (Courbet)|El sueño]]'', de [[Gustave Courbet]]]]
Uno de los tópicos que han centrado el debate sobre la sexualidad lésbica es un fenómeno descrito por el sexólogo [[Pepper Schwartz]] en 1983. Schwartz registro en un estudio que las parejas lésbicas de larga duración mantenían contactos sexuales con menos frecuencia que las parejas heterosexuales u homosexuales masculinas, denominando a este fenómeno [[muerte de la cama lésbica]]. Aunque las lesbianas han discutido esta teoría por la definición que se hace en el estudio de contacto sexual, y apuntan que existen otros factores más profundos entre las mujeres que unen a las parejas más que la mera repetición de relaciones sexuales, como una mayor fluidez de las relaciones sexuales que diferencia las relaciones lésbicas de las heterosexuales o gays. Otros argumentos afirman que el estudio es erróneo y está desactualizado ya que desde 1983 la situación ha cambiado y muchas lesbianas se sienten más libres para expresar su sexualidad.<ref name="nichols">Nichols, Margaret (November, 2004). "Lesbian Sexuality/Female Sexuality: Rethinking ‘Lesbian Bed Death’", ''Sexual and Relationship Therapy'', '''19''' (4), p. 364–371.</ref>

Otros debates sobre [[Estudios de género|género]] y orientación sexual atañen a como se denominan o se ven muchas mujeres. La mayoría de gente de las culturas occidentales han sido educados en que la heterosexualidad es una cualidad innata de todo el mundo. Cuando una mujer pone en práctica su atracción sexual o romántica por otras mujeres puede producirle una «crisis existencial» y muchas van más allá y adoptan la identidad de lesbiana, desafiando lo que la sociedad ofrece en estereotipos homosexuales, y aprenden como desenvolverse en la subcultura homosexual.<ref>Schlager, p. 93.</ref> Las lesbianas de las culturas occidentales generalmente comparten una identidad cultural similar a las étnicas, que se construido por experiencias discriminatorias parecidas y que han llevado a muchas lesbianas a rechazar los principios heterosexuales. Esta identidad es distinta a la de los hombres gays y la de hombres y mujeres heterosexuales, lo que a menudo puede no ser compartido con las mujeres bisexuales.<ref name="rust"/> Algunos teóricos de la sociología han destacado que el comportamiento y la identidad no siempre coinciden, que hay mujeres que se denominan como heterosexuales que mantienen relaciones sexuales con otras mujeres, mujeres que se autodenominan lesbianas pueden tener relaciones sexuales con hombres, u otras que creían que tenían una orientación sexual inmutable que ha cambiando a lo largo del tiempo. Un artículo de 2001 sobre la diferenciación de las lesbianas en los estudios médicos sugiere la identificación de las lesbianas tanto por identidad como por comportamiento sexual. El artículo declina incluir el deseo o la atracción como método ya que raramente ha sido mensurable como un asunto de salud o psicológico.<ref name="brogan">Brogan, Donna, Frank, Erica, Elon, Lisa, O'Hanlon, Katherine (January 2001). "Methodological Concerns in Defining Lesbian for Health Research", ''Epidemiology'', '''12''' (1), p. 109–113.</ref>

{{VT|Sexualidad humana|Tribadismo}}

== Derechos ==
La [[Unión Europea]], que comprende 27 Estados, no tiene una política común que afecte a los derechos del colectivo [[LGBT]], pero sí trabaja para la no-discriminación. LGBT es una [[acrónimo]] usado como término colectivo para referirse a las personas '''L'''esbianas, [[gay|'''G'''ays]], [[bisexualidad|'''B'''isexuales]] y [[transexualidad|'''T'''ransexuales]]. Es una adaptación del acrónimo LGB. Se considera un término menos controvertido que los términos ''[[queer]]'' o ''lesbigay'', y más amplio que [[homosexual]] o simplemente [[gay]].

{{VT|Homosexualidad en Europa}}

== Cultura ==
[[Archivo:Lautrec in bed 1892.jpg|thumb|right|''En la cama'', de [[Henri de Toulouse-Lautrec]], 1892.]]
{{AP|Cultura lesbiana}}

La cultura lesbiana ha crecido tradicionalmente incluida dentro de la tradición femenina, y más específicamente en la cultura de las mujeres. Durante muchos años, y en épocas más difíciles que las actuales, la cultura de las mujeres se ha desarrollado en diferentes campos; de esta forma ha habido músicas, poetas, escritoras y artistas, etc. Todas ellas se han camuflado dentro de la cultura de las mujeres.

Dado que las lesbianas son consideradas un grupo social minoritario, se habla muy a menudo de subcultura lesbiana, lo cual no significa una situación de inferioridad presupuesta, sino algo que es parte de la propia especificidad de las lesbianas, respecto al mundo heterosexual mayoritario.

=== Literatura ===
{{AP|Literatura lésbica}}
A comienzos del siglo XX tanto en [[Londres]] como en [[París]], en una atmósfera y un clima intelectual y artístico resplandeciente, se crearon las primeras comunidades de mujeres poetas, escritoras y artistas. Algunas de las mujeres parisinas más conocidas fueron: [[Marguerite Yourcenar]] (primera mujer elegida para integrar la [[Academia francesa]]), [[Natalie Clifford Barney]], [[Gertrude Stein]], [[Tamara de Lempicka]], [[Colette]] y sus amigas [[Natalie Clifford Barney]] y [[Liane de Pougy]]; algunas de las mujeres lesbianas londinenses más conocidas en ese entonces fueron [[Virginia Woolf]], [[Katherine Mansfield]] y [[Jeanette Winterson]].

Las escritoras de la primera mitad de 1900 utilizaban frecuentemente [[criptología|mensajes cifrados]] como una forma de enmascarar la temática lesbiana; personajes que cambian de sexo como en el [[Orlando]] de Virginia Woolf, muchas novelas con historias entre hombres [[gays]], como [[Marguerite Yourcenar]]; historias abiertamente lésbicas, pero algunas de ellas escritas bajo un seudónimo, como el caso de [[Patricia Highsmith]] y su libro ''Carol'' dan cuenta de esta situación.

En décadas recientes han proliferado las escritoras que tocan temas lésbicos como [[Jeanette Winterson]], el mundo fantástico proyectado en los libros de [[Marion Zimmer Bradley]]. También se suman escritoras de habla española: [[Ana María Moix]], [[Silvia Molloy]], [[Ena Portela]], [[Esther Tusquets]], [[Rosamaría Roffiel]], [[Susana Guzner]], [[Zoé Valdés]], [[Lola Vanguardia]], [[Lucía Etxebarria]], [[Isabel Franc]], [[Thaís Morales]], [[Odette Alonso]], [[Isabel Prescolí]] y [[Cristina Peri Rossi]].

{{VT|Louise Labé|Alice B. Toklas|Djuna Barnes|Patricia Highsmith}}

=== Cine y espectáculo ===
[[Archivo:Pluschow, Wilhelm von (1852-1930) - Due donne - ca.1900.jpg|thumb|[[Fotografía]] de [[1900]].]]
La primera película que trató el tema lésbico fue la [[alemania|alemana]] ''[[Mädchen in Uniform]]'' (1931) basada en la novela de [[Christa Winsloe]] y dirigida por [[Leontine Sagan]]. Cuenta la historia de una colegiala llamada Manuela von Meinhardi y su pasión por su profesora Fräulein von Bernburg. Fue escrita y posteriormente dirigida por mujeres. Fue impactante en todos los entornos lésbicos alemanes. En el año 2004 la pelicula (''[[D.E.B.S.]]''), cuenta la historia de una ladrona y una espia que tiene una relacion lesbica.

Entre las cineastas lesbianas más reconocidas de la actualidad se encuentran [[Jamie Babbit]] (''[[Pero soy una porrista]]''), [[Patricia Rozema]] (''Cuando cae la noche''), [[Léa Pool]] (''[[Lost and Delirious]]''), [[Rose Troche]] (''[[The L Word]]'') y [[Barbara Hammer]]. La película ''[[Las horas]]'' (2002) enfoca el lesbianismo y su impacto social en tres épocas diferentes de la historia.

'''Actrices''': [[Marlene Dietrich]], [[Mercedes de Acosta]], [[Portia de Rossi]], [[Ellen DeGeneres]], [[Leisha Hailey]]

'''Cantantes''': [[Sandra Mihanovich]], [[K.D. Lang]], [[Maria Bethânia]], [[Mayte Martín]], [[Joan Báez]], [[Chavela Vargas]], [[Simone]], [[Melissa Etheridge]], [[Tracy Chapman]], [[Sinéad O'Connor]], [[Samantha Fox]], [[Indigo Girls]], [[Ani DiFranco]], [[Cássia Eller]], [[Celeste Carballo]], [[Zélia Duncan]].

{{VT|Claude Cahun|Roberta Gregory}}

=== Deporte ===
Desde hace años, la lucha por el reconocimiento y la entrada al mundo del [[deporte]] y la perseverancia y el triunfo en eventos deportivos ha sido parte esencial de la historia de la cultura lésbica. Sin embargo, la [[homofobia]] existente disuadió a muchas deportistas de hacer pública su orientación sexual mientras estaban en activo. La primera deportista que públicamente reconoció ser lesbiana fue la tenista [[Billie Jean King]] en 1981. Ganadora del [[Abierto de Australia]], [[Roland Garros]], [[Wimbledon]] (en seis ocasiones) y el [[US Open]] (en cuatro ocasiones), tuvo que hacer pública su orientación forzada por las circunstancias: había mantenido una relación extramarital con su asistente Marilyn Barnett, quien amenazaba con demandarla y publicar las cartas de amor que King le había escrito. Los juzgados finalmente desestimarían la demanda. Para King fue un periodo difícil, pues su familia era muy homófoba y estaba muy preocupada por cómo se tomarían la noticia, que tuvo una gran repercusión en los medios de comunicación.<ref>[http://www.timesonline.co.uk/tol/sport/tennis/article3021888.ece The Big Interview: Billie Jean King] Times Online (09-12-2007). Consultado el 12-10-2009.</ref>
Más tarde ese mismo año, la tenista [[Martina Navratilova]] también admitió estar relacionada sentimentalmente con la escritora [[Rita Mae Brown]]. Navratilova llegó a ganar en tres ocasiones el [[Abierto de Australia]], en nueve el torneo de [[Wimbledon]], se hizo con el [[US Open]] en cuatro ocasiones y consiguió por partida doble alzarse con la victoria en [[Roland Garros]], lo que la convierte en una de las mejores tenistas de la historia de este deporte. Su [[salir del armario|salida del armario]] le hizo ganarse el respeto de la gente, pero paralelamente perdió mucho dinero de los patrocinadores que decidieron no apoyarla por miedo a las posibles consecuencias comerciales de asociarse a una persona abiertamente homosexual.<ref>[http://www.bbc.co.uk/dna/h2g2/A5944342002 Martina Navratilova-Tennis Player] BBC (02-08-2001). Consultado el 12-10-2009.</ref>

En 1999, la tenista francesa [[Amelie Mauresmo]] hizo pública su [[homosexualidad]]. Lo hizo tras vencer con 19 años en la final del [[Abierto de Australia]] a [[Martina Hingis]], quién había acusado a Mauresmo de ser una "medio-hombre". Mauresmo celebró su victoria en la pista al correr a abrazar a su novia, y posteriormente recibió muestras de apoyo de medios de comunicación y aficionados, que se revolvieron contra la actitud de Hingis.<ref>[http://www.nytimes.com/1999/02/02/sports/02iht-tennis.t_0.html?pagewanted=2 In Melbourne, Stars Old and New (and Drug Issue) / Vantage Point : Open Leaves a Lot to Ponder] The New York Times (02-02-1999). Christopher Clarey. Consultado el 12-10-2009.</ref>

Desde 1982 se celebran cada cuatro años los [[Gay Games]], un evento deportivo y cultural a semejanza de los [[Juegos Olímpicos]]. El [[Comité Olímpico Internacional]] no permite el uso del término ''Gay Olympics'', lo cual ha generado controversia.<ref name="danbell">{{cita web |autor=Bell, Daniel |año=1998 |url=http://web.archive.org/web/20060307090517/http://www.internationalgames.net/topics/gayolympics.htm |título=Why can't the Gay Games be the Gay Olympics? |editorial=International Games Archive |fechaacceso=2006-01-04 }}</ref> El principal objetivo de los Gay Games es "promocionar y aumentar el autorespeto de lesbianas y hombres gays del mundo, y generar respeto y comprensión del mundo no gay".<ref>[http://www.gaygames.com/en/federation/purpose.cf Federation of Gay Games-Concept and Purpose] Gay Games. Consultado el 2006-11-25</ref>

=== Música ===
La cantante canadiense de pop y country [[k.d. lang]], ganadora de cuatro [[premios Grammy]], salió del armario en 1992 en una entrevista en la revista ''[[The Advocate]]''. Más tarde, en 1993, protagonizaría una portada transgresora junto a [[Cindy Crawford]] en la revista ''[[Vanity Fair]]'', mostrando su lado más [[butch y femme|butch]]. En 2008 admitió que recibió cierta presión por parte de su compañía discográfica para no salir del armario, pero cree que gracias a esa decisión su carrera terminó de despegar.<ref>Emine Saner [http://www.guardian.co.uk/lifeandstyle/2008/jul/16/women.folk 'I'm mistaken for a man every day'] The Guardian. 16-07-2008. Consultado el 19-10-2009.</ref>

El grupo español [[mecano (grupo)|Mecano]] escribió la famosa canción ''[[Mujer contra mujer]]'' sobre la homosexualidad femenina. La canción "Sol, noche y luna'' de Chenoa hace referencia también a este tema. Asimismo, el dúo ruso [[t.A.T.u.]] hizo referencia al lesbianismo en sus declaraciones públicas y en varias de sus canciones, entre las que destaca su éxito ''[[all The Things She Said|All the things she said]]''. Igualmente hablan de la homosexualidad [[Mägo de Oz]] con su canción "[[El que quiera entender que entienda]]" y [[Lujuria (grupo musical)|Lujuria]] con "[[Sólo son rosas]]". La canción " [[Muñeca de Porcelana]]" del reguetonero [[Don Omar]] trata la historia una pareja lesbiana y también el tema del Español Ivan Guevara, "Por Amor Al Arte".

== Véase también ==
{{commons|Lesbian history}}
{{portal|LGBT|Portal LGBT.svg}}
* [[Cultura lesbiana]]
* [[Historia del lesbianismo]]
* [[Homofobia]]
* [[Movimiento gay]]
* [[Utopía lésbica]]

== Notas ==
<references group=nota/>

== Referencias ==
{{Listaref|2}}

== Bibliografía ==
<div class="references-small" style="-moz-column-count:2; column-count:2;">
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</div>

{{bueno|en}}

[[Categoría:Identidades LGBT]]
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[[th:เลสเบี้ยน]]
[[tr:Lezbiyen]]
[[uk:Лесбійство]]
[[yi:לעזביאנקע]]
[[zh:女同性戀]]

Revisión del 22:48 2 nov 2009

Foto de dos mujeres de espaldas, por debajo de los hombros, vestidas de forma casual, llevando cascos de motocicleta y tomadas de la mano.
La palabra lesbiana puede hacer referencia a una identidad, un deseo o una determinada actividad entre mujeres.

Lesbiana es una mujer que se siente atraída sexualmente por otra mujer, y que además tiene un vínculo de amor, afecto y cariño hacia ella.[1]Lesbianismo es el término que se utiliza para denominar a la homosexualidad femenina.

Etimología y desarrollo de la palabra

Busto de una mujer en mármol, con inscripción ΣΑΠΦΩ ΕΡΕΣΙΑ.
Safo de Lesbos, aquí en una copia romana en mármol de un busto griego del siglo V a.C., dio a la palabra «lesbiana» la connotación de deseo erótico entre mujeres.

La palabra «lesbiana» está derivada del nombre de la isla griega de Lesbos, hogar en el siglo V a.C. de la poetisa Safo.[2]​ De los escritos que se han conservado, los historiadores han deducido que un grupo de mujeres jóvenes estaban a cargo de Safo para su instrucción y diversión.[3]​ No ha sobrevivido mucha de la poesía de Safo, pero la que se conoce refleja lo temas sobre los que escribió: las vidas diarias de las mujeres, sus relaciones y rituales. Se centraba en la belleza de las mujeres y proclamaba su amor por las jóvenes.[4]​ Antes de finales del siglo XIX, la palabra «lesbiano/a» era una adjetivo que calificaba a aquello que derivaba de Lesbos, incluyendo un tipo de vino.[nota 1]​ En 1890 la palabra fue usada en un diccionario médico como adjetivo para describir el tribadismo (como «amor lésbico»): gratificación sexual de dos mujeres a través de la simulación del coito. «Lesbianismo», para describir la relación erótica entre mujeres, fue documentado en 1870. El término era intercambiable con «sáfica» y «safismo» hacia principios del siglo XX. El uso de «lesbiana» en la literatura médica comenzó a ser prevalente; hacia 1925 la palabra está documentada como un sustantivo para referirse al equivalente femenino de un sodomita.[2]

Retrato Richard von Krafft Ebing. Un hombre mayor, con barba blanca recortada.
La subcultura lesbiana se desarrolló en respuesta a la categorización del lesbianismo como un problema médico por sexólogos como Richard von Krafft-Ebing.

El desarrollo del conocimiento médico fue un factor importante para las connotaciones que iba a incluir la palabra. A mediados del siglo XIX, los divulgadores médicos trataron de establecer formas de identificar la homosexualidad masculina, que era vista como un problema social considerable en la mayoría de las sociedades occidentales. Categorizando el comportamiento sexual, sexólogos, como el alemán Magnus Hirschfeld, se referían a la «inversión» como un comportamiento sexual normal para hombres y mujeres, por lo que los hombres y las mujeres variaban desde el «tipo sexual masculino perfecto» hasta el «tipo sexual femenino perfecto».[5]​ La cantidad de literatura médica dedicada a la homosexualidad femenina era mucho menor que la dedicada a la homosexualidad masculina, ya que los profesionales médicos no lo consideraban un problema significativo. En algunos casos, ni siquiera reconocían su existencia.

Sin embargo, los sexólogos Richard von Krafft-Ebing de Alemania y Havelock Ellis del Reino Unido escribieron algunas de las categorizaciones más tempranas y duraderas de la homosexualidad femenina, considerándola un tipo de locura.[6]​ Krafft-Ebing, que consideaba el lesbianismo (que llamaba «uranismo») una enfermedad neurológica y Ellis, que estaba influenciado por los escritos de Krafft-Ebing, creía que la condición era no permanente. Ellis creía que muchas mujeres que profesaban amor por otras mujeres cambiaban sus sentimientos después de haberse casado y tener una «vida real».[7]​ Sin embargo, Ellis admitía la existencia de «auténticas invertidas» que pasarían toda su vida en relaciones eróticas con otras mujeres. Estas eran miembros del «tercer sexo», que rechazaban el papel subalterno, femenino y doméstico de las mujeres.[8]​ La palabra «invertida» calificaba a la que realizaba los roles de género opuestos a su sexo y la atracción por mujeres, en lugar de por hombres; debido a que las mujeres de la época victoriana eran consideradas incapaces de iniciar encuentros sexuales, las mujeres que lo hacían con otras mujeres, se consideraba que tenían deseos sexuales masculinos.[9]

Las obras de Krafft-Ebing y Ellis tuvieron una gran circulación y ayudaron a crean una conciencia pública sobre la homosexualidad femenina.[nota 2]​ Las afirmaciones de los sexólogos de que la homosexualidad era una anomalía congénita, por lo general, eran bien aceptadas por los hombres homosexuales; indicaban que su comportamiento no estaba inspirado ni debía ser considerado un vicio criminal y era ampliamente admitida. En ausencia de otro material para describir sus emociones, los homosexuales aceptaron la designación de «diferente» o «pervertido» y usaron su estatus de proscritos para formar círculos sociales en París y Berlín. «Lesbiana» y «lesbianismo» comenzaron a describir elementos de una subcultura.[10]

Identidad y género

Las lesbianas, en particular en la cultura occidental, a menudo consideran que tienen una «identidad» que se define por su propia sexualidad individual, así como por la pertenencia a un grupo que comparte características comunes.[11]​ A través de la historia, las mujeres de muchas culturas han tenido relaciones sexuales con otras mujeres, pero rara vez eran consideradas como parte de un grupo específico de personas que se definía por el tipo de relaciones sexuales. Debido a que las mujeres han sido una minoría política en las culturas occidentales, la designación adicional como homosexuales produjo el desarrollo de una identidad subcultural entre las lesbianas.[12]

Construcción de la identidad lésbica

Para algunas mujeres, darse cuenta de que participaban en comportamientos o relaciones que podían clasificarse como «lésbicas» provocó que las rechazaran u ocultaran, como la catdrático Jeannette Marks en el Mount Holyoke College, que vivía con la directora del College, Mary Woolley durante 36 años. Marks desaconsejaba a las mujeres jóvenes tener «amistades» anormales e insistía que la felicidad sólo podía ser alcanzada con un hombre.[12][nota 3]​ Otras mujeres, sin embargo, aceptaron la distinción y emplearon su singularidad para distinguirse de las mujeres heterosexuales y los hombres gays.[13]

Portada de la revista alemana con el título "Die Freundin" mostrando a dos mujeres vestidas con la moda de la época, con vestidos de talle bajo
Edición de la revista lésbica alemana Die Freundin («La amiga»), 1928

Berlín tenía una vibrante cultura homosexual en la década de 1920, existiendo incluso un himno, Das lila Lied, que las lesbianas también sentían como propio. Había unos 50 clubs y bares para mujeres, que iban desde los grandes y lujosos cabarés y cafés, como el famoso «Eldorado», visitado por estrellas como Marlene Dietrich, o «Chez ma belle-soeur», pasando por los mixtos, con todo tipo de público, como el «Dorian Gray» en la Bülowstrasse, y populares como el «Club des amies», que realizaba fiestas tres veces por semana, hasta los más sórdidos, como el «Café Olala», al que también acudían hombres travestidos, o el «Tavern», que tenía una habitación reservada para las damas. En 1928, un libro titulado Berlins lesbische Frauen («Las mujeres lésbicas de Berlín») de Ruth Margarete Roellig popularizó la capital alemana como centro de la cultura lésbica europea.[14]​ Las fiestas y eventos eran publicados en diversas revistas, entre las que destaca la primera revista lésbica, Die Freundin (1924-1933; «La amiga»), editada por Radszuweit, que tenía una sección para travestidos.[15]​ Llegó a haber cinco revistas para lesbianas, además de Die Freundin, Ledige Frauen (1928-1929), Frauenliebe (1926-1930), Frauen, Liebe und Leben (1938), Garçonne-Junggesellin (1930-1932), la única publicada exclusivamente por mujeres, y Blätter idealer Frauenfreundschaft (1924-1927).[16][17]​ También se produjo una auténtica explosión de la cultura lésbica como dan muestra artistas de la talla de Claire Waldoff, Jeanne Mammen, Christa Winsloe o Anna Elisabet Weirauch, autora de la trilogía Der Skorpion, la novela lésbica por excelencia de la época. La homosexualidad masculina estaba prohibida por el artículo 175, pero la policía de ciudades como Berlín y Hamburgo solían mirar hacia otro lado. La lucha por la eliminación del artículo permitió articular el primer movimiento homosexual, del que las mujeres, menos afectadas, formaron sólo una parte marginal. Aun así, las mujeres del entorno del Comité Científico Humanitario realizaron una contribución notable a la lucha por la emancipación tanto de la mujer como de los homosexuales, pudiéndose mencionar a Theo Anna Sprüngli, la primera activista lesbiana de la historia,[18]Johanna Elberskirchen y Emma (Külz-) Trosse.[19]

Entre las décadas de 1890 a 1930 la heredera estadounidense Natalie Clifford Barney mantuvo un salón literario semanal en París al que se invitaba a las grandes celebridades artísticas y que se centraba en temas lésbicos. Combinando influencias griegas con el erotismo contemporáneo francés, intentó crear una versión actualizada e idealizada de Lesbos en su salón.[20]​ Entre sus contemporáneas se incluían artistas como Romaine Brooks, que pintaba a las mujeres en su círculo; las escritoras Colette, Djuna Barnes, Gertrude Stein y la novelista Radclyffe Hall. París también tenía una notable escena lésbica, sobre todo en la zona de Montmartre, que era conocida por ello desde el siglo XIX, Pigalle y Montparnasse. Uno de los primeros clubs nocturnos fue «Le monocle» abierto por Lulu de Montparnasse, al que acudían mujeres vestidas con esmoquin y pelo corto o moño.[21]​ Otro local famoso fue el abierto por la cantante Suzy Solidor, «La vie parisienne»; aunque visitado por artistas como Tamara de Lempicka, que pintó un famoso retrato de la cantante, y Colette, Solidor no recibió la aprobación de la intelligentsia lésbica parisina.[22]​ También se celebraban grandes fiestas a las que acudían parejas de gays y lesbianas, como el de la «Montagne de Sainte-Geneviève», que evolucionó hasta convertirse un gran baile el día de Mardi Gras.[21]

En 1928, Radclyffe Hall, una aristócrata británica, publicó la novela El pozo de la soledad. Su trama se centra en torno a Stephen Gordon, una mujer que se identifica como invertido tras leer el Psychopathia Sexualis de Krafft-Ebbing y vive dentro de la subcultura homosexual de París. La novela incluía una introducción de Havelock Ellis y pretendía ser una llamada a favor de la tolerancia para los invertidos, publicando las desventajas y accidentes de haber nacido invertido.[23]​ Hall seguía las teorías de Krafft-Ebbing y Ellis y rechazaba las de Freud que afirmaba que la atracción homosexual estaba causada por traumas infantiles y era curable. La publicidad que Hall recibió fue causada por consecuencias inesperadas; la novela fue juzgada por obscenidad en Londres, un escándalo espectacular descrito por la profesora Laura Doan como «el momento en el que cristalizó la construcción de una subcultura lésbica moderna inglesa».[24]​ Los periódicos ingleses divulgaban que el libro incluía «relaciones sexuales entre mujeres lesbianas» y la fotografía de Hall pasó a acompañar todas las historias sobre lesbianismo publicadas por los grandes periódicos durante los seis meses siguientes.[25]​ Hall reflejaba la apariencia de la mujer masculina europea en la década de 1920, la garçonne: pelo corto por la nuca, traje chaqueta (a menudo con pantalones) y monóculo, que se convirtió en un bien conocido «uniforme» asociado con el lesbianismo, aunque versiones menos extremas, las flapper, se pusieron de moda entre las mujeres «modernas».[26]

Foto publicitaria de una recia mujer afroamericana vestida con un esmoquin blanco con cola y sombrero de copa, llevando un bastón blanco en la mano y su firma en la esquina inferior derecha
La habitante del Harlem, Gladys Bentley, era conocida por sus blues sobre sus amoríos con mujeres.

En los Estados Unidos, la década de 1920 fue de experimentación social, especialmente en cuestiones de sexo. El hecho estaba muy influido por las teorías de Sigmund Freud, que afirmaba que el deseo sexual se expresaba de forma subconsciente, a pesar de la voluntad del individuo de ignorarlo. Las teorías de Freud eran mucho más populares en Estados Unidos que en Europa. Grandes ciudades que poseían una vida nocturna eran inmensamente populares y las mujeres comenzaron a buscar aventuras sexuales. La bisexualidad se puso de moda, especialmente en los primeros barrios gays de Estados Unidos.[27]​ Ningún otro lugar ofrecía tantas posibilidades al visitante como Harlem, la sección de Nueva York que estaba habitada mayoritariamente por personas de origen africano. Estos visitantes eran los llamados slummers, blancos que disfrutaban del jazz y los clubs nocturnos. Las cantantes de blues Ma Rainey, Bessie Smith, Ethel Waters y Gladys Bentley cantaban sobre sus aventuras con mujeres a visitantes como Tallulah Bankhead, Beatrice Lillie y la que pronto se llamaría Joan Crawford.[28][29]​ Los homosexuales comenzaron a comparar su nuevo estatus de minoría reconocida con el de los negros.[30]​ Entre los residentes de Harlem, las relaciones lésbicas eran comunes y toleradas, aunque no aceptadas abiertamente. Algunas mujeres realizaban fastuosas ceremonias de boda, incluso solicitando licencias de matrimonio en la ciudad de Nueva York, usando nombres masculinos.[31]​ Sin embargo, la mayoría de las mujeres estaban casadas con hombres, aunque participasen regularmente en relaciones con otras mujeres; la bisexualidad era más aceptada que el lesbianismo.[32]

Al otro lado de la ciudad de Nueva York, en el Greenwich Village, también estaba aumentando la comunidad homosexual; tanto en Harlem como en Greenwich Village se ofrecían habitaciones para hombres y mujeres solteros, lo que fue uno de los factores principales para su desarrollo como centros de la comunidad homosexual.[33]​ Pero el ambiente era diferente en el Greenwich Village. Los intelectuales bohemios que rechazaban los ideales victorianos se concentraban en el Village. Los homosexuales eran en su mayoría hombres, aunque figuras como la poeta Edna St. Vincent Millay y la anfitriona Mabel Dodge eran conocidas por sus amoríos con mujeres y la promoción de la tolerancia hacia la homosexualidad.[34]​ Las mujeres que no podían visitar Harlem o vivir en el Greenwich Village, pudieron por primera vez visitar bares en la década de 1920 sin ser consideradas prostitutas. La existencia de espacios públicos en los que las mujeres podían socializar, que incluso servían a lesbianas, «se convirtieron en la manifestación pública más importante de la subcultura durante muchas décadas», según palabras de la historiadora Lillian Faderman.[35]

Durante las décadas anteriores a la Guerra Civil Española, también hubo un cierto florecimiento de la cultura y la visibilidad lésbica en España. Cipriano Rivas Cherif estrenó en 1929 con su grupo de teatro El Caracol en Madrid su obra Un sueño de la razón[36]​ sobre una pareja de mujeres que buscan un hombre para tener un hijo.[37]Lucía Sánchez Saornil, la fundadora de la sección feminista de la CNT, Mujeres Libres, también publicó algunos poemas dedicados a mujeres bajo el seudónimo «Luciano de San-Saor». En novela fue Carmen de Burgos quien introdujo el lesbianismo en sus tramas.[38]​ Incluso se llegó a formar un círculo sáfico en Madrid en torno a Victorina Durán, como lugar de encuentro y tertulia para mujeres.[39]​ Entre las lesbianas que tuvieron una cierta relevancia en la época se pueden mencionar a Victoria Kent,[40][41][42]​ primera mujer en actuar como abogada en un juicio en España, Carmen Conde, primera académica de la lengua, Ana María Sagi o Irene Polo.[43][44]​ A ellas hay que unir a la famosa bailarina y musa de las artes Carmen Tórtola Valencia, que vivió casi treinta años, hasta su muerte en 1955, con su amante Ángeles Vila-Magret, a la que adoptó para cubrir las apariencias.[45]​ Ninguna vivió su homosexualidad de forma abierta o pública, aunque en algunos casos era un secreto a voces.

La Gran Depresión

La mujer como madre del pueblo ario. Típica imagen de propaganda en la Alemania nazi. Aquellas que no se conformaban al rol asignado, eran consideradas «asociales».[46]

La principal componente necesaria para animar a las lesbianas a tener vida pública y buscar a otras mujeres era la independencia económica, que prácticamente desapareció en la década de 1930 con la Gran Depresión. La mayoría de las mujeres en los Estados Unidos creyeron necesario casarse con un hombre para mantener la «fachada», a menudo un hombre gay, para que ambos pudiesen mantener relaciones homosexuales con discreción, pero también con un hombre que esperaba a una mujer tradicional. A las mujeres independientes en la década de 1930 se les echaba en cara que mantenían trabajos que debían realizar hombres.[47]​ Esta actitud social produjo comunidades pequeñas, estrechamente relacionadas en grandes ciudades, centradas en torno a bares, mientras que las mujeres de otros lugares permanecían aisladas. Hablar de homosexualidad en cualquier contexto era tabú y las mujeres rara vez discutían el lesbianismo incluso entre ellas; se referían a las personas abiertamente gays como in the Life («en la vida»).[48][nota 4]​ La teoría psicoanalítica de Freud era omnipresente en la comunidad médica, teoría que consideraba la homosexualidad como una neurosis que afectaba a mujeres inmaduras.

En Alemania, la situación social con respecto a las mujeres lesbianas era similar, aunque todavía más opresiva. El partido nazi ya había conseguido en 1930 ser la segunda mayor fuerza en el parlamento y las SA comenzaban a actuar en las calles, amenazando a todo aquel que no fuese conforme a sus ideales. A finales de la década de 1920 el movimiento homosexual estaba en decadencia y con la llegada de Hitler al poder en enero de 1933 se precipitaron los acontecimientos: en febrero, el Ministerio del Interior de Prusia ordenó el cierre de todos los locales y revistas que estuviesen relacionadas con los homosexuales; en mayo el Institut für Sexualwissenschaft fue cerrado, saqueado y su biblioteca ardió junto a otras obras «contrarias al espíritu alemán» el 10 de mayo de 1933. En junio se disuelven definitivamente las asociaciones de homosexuales.[49]​ Y a pesar de todo, el «club de bolos» Die lustige Neun («Las nueve divertidas»), creado en Berlín en 1924, consiguió organizar fiestas de lesbianas en las que participaban entre 200 y 300 mujeres por lo menos hasta abril de 1940. No se sabe si las fiestas, conocidas por las descripciones de las actas de la Gestapo que las vigilaba de cerca, continuaron durante los años de la Guerra.[50]

La II Guerra Mundial

En Alemania, en general, se puede afirmar que el lesbianismo como tal no fue perseguido por el sistema durante la II Guerra Mundial, a pesar de que juristas aislados pedían un castigo y el movimiento lésbico y feminista fuera prohibido. Existen informes de casos individuales de lesbianas que fueron secuestradas y llevadas a prostíbulos en los campos de concentración, pero los hechos son tan vagos —y en algunos casos contradictorios— que se ha dudado de su autenticidad.[51][46][52]​ Las dificultades de las lesbianas durante la Guerra fueron debidas a la amenaza de persecución, que produjo una gran inseguridad, y sobre todo a la prohibición de realizar trabajos «de prestigio» a mujeres. Todas las mujeres quedaron en consecuencia relegadas a mano de obra barata, lo que en el caso de las lesbianas, sin ayuda del sueldo de un marido, fue especialmente duro para su supervivencia.[46]​ El nazismo era tan patriarcal que en 1942 el Ministerio de Justicia todavía consideraba que la homosexualidad femenina era más discreta y por tanto difícil de descubrir, por lo que, si se decidía ilegalizarla, se corría el peligro de condenar a mujeres inocentes. Además decían que al tener menos relevancia pública, el lesbianismo no era tan peligroso como la homosexualidad masculina, que podía servir para chantajear a cargos públicos. Finalmente, el Ministerio afirmaba que habitualmente el lesbianismo no era permanente.[51]

Una foto de la época de la II Guerra Mundial de cinco mujeres trabajando en taladros, todas vestidas con pantalones, camisas de trabajo, sobreros y mandiles.
La experiencia de las mujeres como obreras y fuerzas militares durante la II Guerra Mundial les dio posibilidades económicas y sociales que les ayudaron a formar la subcultura lesbiana.

El inicio de la II Guerra Mundial produjo un enorme cambio en la vida de los estadounidenses, ya que la movilización militar implicó a millones de hombres. Las mujeres también fueron aceptadas en el ejército, el Women's Army Corps (WACs) y la marina, el Women Accepted for Volunteer Emergency Service (WAVES), de los EE.UU. Al contrario que el procedimiento instalado por el ejército estadounidense desde el inicio de su creación para eliminar a los homosexuales masculinos, no se introdujeron métodos equivalentes para eliminar a las lesbianas; se fueron introduciendo poco a poco durante la Guerra. A pesar de la actitud habitual frente al rol femenino en la década de 1930, mujeres independientes y masculinas eran reclutadas por el ejército en la década de 1940, y la fragilidad rechazada. Algunas mujeres pudieron llegar a la estación de reclutamiento vestidas con traje de hombre, responder negativamente a la pregunta de si habían estado enamoradas de otra mujer, y ser aceptadas con facilidad.[53]​ De todas formas, la actividad sexual estaba prohibida y las «licencias azules» (blue discharge) eran casi seguras si una mujer se identificaba como lesbiana. Según se iban encontrando unas a otras, las lesbianas formaban grupos compactos en la base, socializaban en clubes de servicio y comenzaron a usar palabras en clave. El historiador Allan Bérubé documenta que los homosexuales en las fuerzas armadas consciente o inconscientemente rechazaban identificarse como homosexuales o lesbianas, y tampoco hablaban sobre la orientación sexual de los demás.[54]

Las mujeres más masculinas no eran necesariamente frecuentes, pero eran visibles, así que tendían a atraer a mujeres interesadas en encontrar a otras lesbianas. Las mujeres debían abordar el tema de su interés por otras mujeres de forma cuidadosa, a veces se tardaba días en desarrollar un entendimiento sin preguntar y sin decir nada con claridad.[55]​ Se apelaba agresivamente a las mujeres que no se habían apuntado al ejército para que realizasen trabajos en la industria que habían dejado vacantes los hombres, para mantener la productividad nacional. El incremento de movilidad, sofisticación e independencia de muchas mujeres durante y después de la Guerra, convirtió en una opción el vivir sin marido, algo que no hubiese sido posible bajo circunstancias económicas y sociales distintas, conformando aun más las redes y ambientes lésbicos.[56]

La Posguerra

En 1949, Simone de Beauvoir afirmó: «Una no nace mujer, sino que se hace mujer». Su reflexión abrió todo un nuevo campo de indagación intelectual sobre la interpretación de la igualdad y la diferencia de los sexos, que hoy es tema de revistas, libros, debates políticos, políticas de diversidad empresarial y seminarios académicos y movimientos sociales en todo el mundo.

El feminismo de la segunda ola

La segunda ola del feminismo

La mayoría de las culturas antiguas ha considerado a las lesbianas como inexistentes, a diferencia de la homosexualidad masculina, considerada hasta hace pocas décadas como enfermedad además de perseguidos y castigados duramente por ello. Las mujeres se han perseguido por ser adúlteras y prostitutas, pero no por su orientación sexual. En este aspecto se podría considerar que las lesbianas han sido marginadas por omisión y de no reconocer su propia existencia. El auge de las últimas décadas de los sectores denominados representantes del feminismo han luchado por mucho tiempo por el reconocimiento del lesbianismo. Históricamente, las lesbianas han estado involucradas en la lucha por los derechos de las mujeres.

En los años 1970 con la emergencia del feminismo moderno, el separatismo lésbico devino popular en Occidente, donde grupos de mujeres vivían juntas en sociedades comunales. Algunas mujeres encontraban este tipo de sociedad liberadora. Otras, como Kathy Rudy, remarcó que los estereotipos que se desarrollaban en la colectividad separatista lésbica fueron lo que la hizo dejar el grupo.

Homosexualidad femenina sin identidad

Los diferentes significados de lesbiana desde comienzos del siglo XX, ha impulsado a algunos historiadores a revisar las relaciones históricas entre mujeres antes de que el uso de la palabra fuera mayoritariamente con connotaciones eróticas. Discusiones entre historiadores han llevado a poner en cuestión todavía más aquello que puede denominarse como relación lésbica. Tal como han afirmado feministas lésbicas, una componente sexual no es necesaria para declararse lesbiana si sus principales y más estrechas relaciones son con mujeres. Cuando se consideran relaciones del pasado dentro de un contexto histórico adecuado, ha habido épocas en las que el amor y el sexo eran nociones separadas y no relacionadas.[57]​ Además de las dificultades de esta cualificación, la sexualidad femenina, a menudo, no está representada de forma adecuada en textos y documentos. Hasta muy recientemente, mucho de lo que estaba documentado sobre al sexualidad femenina había sido escrito por hombres, en el contexto de la comprensión masculina y relevante para las asociaciones de las mujeres con los hombres, en su función de esposas, hijas o madres, por ejemplo.[58]​ A menudo, representaciones de la sexualidad femenina sugieren tendencias o ideas de forma poco precisa, dando a los historiadores pistas de lo extendida y aceptada que estaban las relaciones eróticas entre mujeres.

Grecia antigua y Roma

La historia se analiza a menudo a través de ideologías contemporáneas; la Antigua Grecia, como tema, gozó de gran popularidad entre las clases dominantes en la Gran Bretaña del siglo XIX. Basándose en sus prioridades sociales, los primeros estudiosos interpretaron la Antigua Grecia como una sociedad occidental, blanca y masculina y básicamente quitaron a la mujeres cualquier importancia histórica.[59]​ Las mujeres en Grecia se recogían entre sí, al igual que los hombres. En este ambiente homosocial, las relaciones eróticas y sexuales entre hombres eran comunes y están recogidas en la literatura, el arte y la filosofía. No existen prácticamente testimonios sobre la actividad homosexual entre mujeres. Existen especulaciones sobre la existencia de relaciones similares a las masculinas entre mujeres adultas y jóvenes. El poeta Alcmán de Esparta empleó el término aitis, como la forma femenina de aites — que era el denominación oficial para el miembro más joven de una relación pederasta.[60]Aristófanes, en El banquete de Platón, menciona a las mujeres que aman a otras mujeres, pero usa el término trepesthai (estar centrado sobre) en lugar de eros, que era la palabra empleada para otras relaciones eróticas entre hombres y entre hombres y mujeres.[61]

La historiadora Nancy Rabinowitz afirma que imágenes de jarrones rojos antiguos griegos mostrando a mujeres con sus brazos en torno al talle de otras mujeres o recostándose sobre el hombro de otras mujeres pueden ser interpretadas como una expresión de deseo romántico.[62]​ Gran parte de la vida diaria de las mujeres en la Grecia antigua es desconocida, específicamente la expresión de su sexualidad. Aunque los hombres participaban en relaciones pederastas fuera del matrimonio, no hay evidencias claras que a las mujeres les fuese permitido o que se apoyase que tuvieran relaciones homosexuales antes o durante el matrimonio, mientras cumpliesen con las obligaciones maritales. Las mujeres que aparecen en la cerámica griega están representadas con afecto y en las ocasiones en que las mujeres aparecen con otras mujeres, sus imágenes están erotizadas: bañándose, tocándose, con representaciones de consoladores cerca de la escena, a veces con imágenes que también se ven en representaciones de matrimonios heterosexuales o de seducción pederasta. No se sabe si estas representaciones son para el observador o una representación exacta de la vida de las mujeres.[60][63]

Las mujeres en la Antigua Roma estaban sometidas de forma similar a la definición masculina de la sexualidad. Los estudios modernos indican que los hombres veían la homosexualidad femenina con hostilidad. Consideraban a las mujeres que tenían relaciones sexuales con otras mujeres como rarezas de la naturaleza que intentarían penetrar a mujeres — y a veces también a hombres — con sus clítoris «monstruosamente aumentados».[64]​ De acuerdo al estudioso James Butrica, el lesbianismo «no sólo desafiaba la visión de si mismo del hombre como dador exclusivo de placer sexual, sino que también desafiaba los fundamentos básicos de la cultura Romana dominada por los hombres.» No existe documentación histórica sobre mujeres que tuviesen como compañeras sexuales a otras mujeres.[65]

Edad Media

Capitel de una ventana del ábside de la Colegiata de Cervatos, s. XII. La sensibilidad medieval era muy distinta de la actual.

En la Edad Media europea, la condición homosexual fue reprimida y ocultada. Por lo tanto es difícil encontrar casos y datos con referencias históricas sobre relaciones erótico-amorosas entre mujeres.[66]​ Las principales fuentes son los archivos eclesiásticos (sermones, homilías, encíclicas, concilios, catecismos) y jurídicos (procesos judiciales, denuncias, sentencias). Los Concilios de París (1212) y Ruán (1214) prohibían a las monjas, a fin de evitar la tentación, dormir juntas y se exigía que una lámpara ardiese toda la noche en los dormitorios.[67]

Hasta época reciente se creía que el lesbianismo había sido ignorado por las leyes civiles medievales. Estudios más modernos tienden a desmentir el hecho, a pesar de que todavía es necesaria mucha más investigación. La primera ley civil que condenaba el lesbianismo fue el código de Orléans, el Li Livres de jostice et de plet (1260):[68]

Feme qui le fet doit à chescune foiz perdre membre, et la tierce doit estre arsse.
Mujer que lo hace debe perder cada vez un miembro[nota 5]​ y a la tercera deber ser quemada.
Li Livres de jostice et de plet (1260)

Sin embargo, sería Cino da Pistoia quien en 1314, con la publicación de su Comentario, interpretaría por primera vez el derecho romano de forma condenatoria para el lesbianismo. Da Pistoia interpretó una oscura ley de Diocleciano y Maximiano, la Lex foedissiman de 287 d. C., que condenaba la prostitución y las mujeres libertinas, para condenar a las mujeres que tienen relaciones con otras mujeres. En 1400 Bartolomeo de Saliceto retoma esta interpretación de la Lex foedissiman para condenar el lesbianismo a la pena de muerte. Las Lecturas de Saliceto se convertirían en una referencia para toda Europa, cuya legislación se basaba en la romana, hasta el siglo XVIII.[69]​ En general, se han encontrado pocos casos en los que se aplicaran estas leyes y no parece que existiera una persecución generalizada.[70]

El lesbianismo aparece también en la literatura, aunque sea de forma muy escasa. En el Cancionero de la Biblioteca Vaticana se encuentra la siguiente cantiga de escarnio:

Mari'Mateu, ir-me quer'eu d'aquem,
porque non poss'un cono baratar;
alguen que mh'o daria non o tem,
e alguem que o tem non mh'o quer dar;
  Mari'Mateu, Mari'Mateu,
  tan desejosa ch'es de cono com'eu!
 
E foi deus ja de conos avondar
aquí outros que o non am mester,
e ar fezer muyto desejar
a min e ty, pero que ch'és molher;
  Mari'Mateu, Mari'Mateu,
  tan desejosa ch'es de cono com'eu!
Mari'Mateu, irme quiero de aquí
porque no puedo un coño negociar;
alguien que me lo daría no lo tiene,
y alguien que lo tiene no me lo quiere dar;
  Mari'Mateu, Mari'Mateu,
  ¡tan deseosa de coño como yo!
 
E hizo Dios de coños abundar
aquí otros que no lo tienen menester,
y hacerlo mucho desear
a mí y a tí, pero que eres mujer;
  Mari'Mateu, Mari'Mateu,
  ¡tan deseosa de coño como yo!
Afonso de Cotom, Cancionero Vaticano, Cántiga n.° 1115[71]

Europa moderna

Una ilustración renacentista de frente y de espalda de un hermafrodita, mostrando a una persona con características faciales femeninas, pechos y lo que parece ser un pequeño penis o gran clítoris. Lleva una pequeña capucha y una toga atada en varios puntos alrededor de las piernas, que se abre por el frente. La apariencia por la parte trasera es de una concha de algún tipo, en la que faltan dos rectángulos en la cabeza y el torso. No tiene glúteos.
El lesbianismo y el hermafroditismo, mostrados en este grabado de hacia 1690, eran conceptos muy similares durante el renacimiento.

La homosexualidad femenina no recibió a lo largo de la historia el mismo tipo de respuesta negativa de la autoridades religiosas o criminales como la homosexualidad masculina o el adulterio. Mientras que la sodomía entre hombres, entre hombres y mujeres y entre hombres y animales era condenada a muerte en prácticamente todos los países de Europa, en muchos el reconocimiento del contacto sexual entre mujeres era prácticamente inexistente en los textos médicos y legales, como era el caso en Gran Bretaña. En España, Italia y el Sacro Imperio, la sodomía entre mujeres (habitualmente, el uso de instrumentos fálicos para la penetración) estaba incluida entre los actos considerados contra natura y castigables con la hoguera, aunque haya pocos casos documentados.[72]​ Sin embargo, el homoerotismo femenino era tan común en la literatura y el teatro ingleses que historiadores han sugerido que estuvo de moda durante algún tiempo en el Renacimiento.[73]

Las ideas sobre la sexualidad femenina estaban unidas a la comprensión contemporánea de la fisiología femenina. La vagina era considerada una versión cóncava del penis; donde la perfección natural creó al hombre, se pensaba a menudo que la naturaleza intentaba corregirse, convirtiendo la vagina en un penis en algunas mujeres.[74]​ Más tarde se pensó que estos eran casos de hermafroditismo, que se convirtió en sinónimo del deseo homosexual femenino. La consideración médica del hermafroditismo dependía de las mediciones del clítoris; se pensaba que las mujeres usaban este clítoris más largo y protuberante para penetrar a otras mujeres. La penetración era el principal foco de preocupación en todos los actos sexuales y una mujer de la que se consideraba que tenía un deseo incontrolable debido a su gran clítoris era llamada tríbade (literalmente, «frotadora»).[75]​ No sólo eran los clítoris grandes los que se creía que producían deseos en algunas mujeres, lo que las llevaba a masturbarse, sino que algunos panfletos advertían a las mujeres que la masturbación podía producir estos clítoris aumentados. Durante algún tiempo, la masturbación femenina y el sexo lésbico significaban lo mismo.[76]

La diferencias de clase pasaron a estar relacionadas con el lesbianismo cuando la moda del homoerotismo pasó. La tríbades eran consideradas a la vez miembros de las clases más bajas, tratando de arruinar a mujeres virtuosas, y representantes de una aristocracia arruinada por el libertinaje. Los escritores satíricos comenzaron a sugerir que sus rivales políticos (o más a menudo sus esposas) eran tribades para arruinar su reputación. Por ejemplo, existían rumores de que Ana I de Gran Bretaña tenía un apasionado romance con Sarah Churchill, que se convirtió en duquesa de Marlborough gracias a su proximidad con la reina. Cuando Churchill fue desbancada como la favorita de la reina, Churchill mismo esparció rumores de que la reina tenía relaciones con sus damas de compañía.[77]​ También hubo rumores sobre María Antonieta durante algunos meses entre 1795 y 1796[78]​ y sobre la reina Maria Carolina, hermana de la anterior y esposa del rey Fernando I de las Dos Sicilias, de la que se decía que era amante de lady Emma Lyon.[79]

Esposos femeninos

Pintura de una mujer del Renacimiento vestida como hombre, de pie y mirando hacia la izquierda, mientras una mujer vestida como tal sentada a su derecha, le tome de la mano y lamira implorante, todo sobre un fondo bucólico.
La confusión del sexo fue un recurso dramático muy popular en los siglos XVI y XVII, como esta escena de Noche de reyes de Shakespeare, pintada por Frederick Pickersgill.

El hermafroditismo había aparecido en la literatura médica tan a menudo que se consideraba conocimiento común, aunque los casos eran raros. Los elementos homoeróticos en la literatura eran muy frecuentes, específicamente la confusión de un sexo por otro para engañar y seducir a una mujer inocente. Este tipo de recurso dramático fue muy común en España durante el Siglo de Oro, como muestran las obras Don Gil de las calzas verdes (1615) de Tirso de Molina o Las manos blancas no ofenden de Calderón de la Barca. En Inglaterra estos papeles se llamaban breeches role y fueron empleados con frecuencia por autores teatrales, como Shakespeare en su Noche de reyes (1601) o Edmund Spenser en The Faerie Queene (1590).[80]

Existen casos documentados excepcionales de mujeres renacentistas que tomaron el papel de hombres sin ser detectadas durante años o décadas.[nota 6]​ Si eran descubiertas, los castigos iban desde la muerte, un tiempo en la picota, hasta simplemente ser castigadas a llevar ropa de mujer. Uno de los casos más conocidos es el de Catalina de Erauso, que incluso llegó a conseguir permiso papal para vestir de hombre. En 1746, Henry Fielding escribió un panfleto titulado The Female Husband («El marido femenino»), basado en la vida de Mary Hamilton que se casó con diferentes mujeres en tres ocasiones y fue condenada a latigazos públicos. Ejemplos similares son los de Catharine Linck en Prusia en 1717, ejecutada en 1721; y la suiza Anne Grandjean, que se casó y se trasladó a Lyon, pero fue denunciada por una mujer con la que había tenido una aventura amorosa anteriormente y sentenciada al cepo y a la cárcel.[81]​ La tendencia de la reina Cristina de Suecia a vestir de hombre era bien conocida en su época y excusada por su noble cuna; fue criada como un hombre y en la época se especulaba con que fuese un hermafrodita. Incluso después de que abdicase del trono en 1654 para evitar el matrimonio, le son conocidos relaciones amorosas con otras mujeres.[82]

Algunos historiadores contemplan los casos de mujeres travestidas como manifestaciones mujeres que se reclaman un poder que naturalmente no hubiesen podido disfrutar vestidas de mujeres o como su forma de racionalizar su deseo por otras mujeres. Lillian Faderman afirma que la sociedad occidental se sentía amenazada por las mujeres que rechazaban su papel femenino. Las mujeres que eran acusadas de usar consoladores, como dos monjas españolas del siglo XVI ejecutadas por usar instrumentos materiales, eran castigadas más severamente que aquellas que no usaban elementos de penetración.[81][83]​ Existen documentos sobre dos matrimonios entre mujeres en Cheshire, Inglaterra en 1707 (entre Hannah Wright y Anne Gaskill) y 1708 (entre Ane Norton y Alice Pickford), sin ningún comentario sobre el hecho de que ambas partes fuesen femeninas.[84][85]​ Informes de clérigos con estándares laxos que realizaron bodas y más tarde escribieron sobre sus sospechas de que el marido era una mujer continúan apareciendo hasta finales del siglo siguiente.

Fuera de Europa, las mujeres pudieron vestir de hombres y pasar inadvertidas durante largo tiempo. Deborah Sampson luchó en la Revolución estadounidense como un hombre, bajo el nombre de Robert Shurtleff, teniendo relaciones con mujeres.[86]Edward De Lacy Evans nació como mujer en Irlanda, pero tomó un nombre masculino en un viaje a Australia, viviendo 23 años como hombre en Victoria, casándose en tres ocasiones.[87]​ Percy Redwood produjo un escándalo en Nueva Zelanda en 1909 cuando se descubrió que era Amy Bock, que se había casado con una mujer de Port Molyneaux; los periódicos discutían si se trataba de un signo de locura o de un defecto inherente de carácter.[88]​ En España, en 1901, Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga se casaban en la iglesia de San Jorge en La Coruña, con Sánchez Loriga adoptando el papel masculino; aunque el matrimonio no se llegó a anular, ambas tuvieron que huir a Argentina al ser perseguidas por la justicia.[89]

Reexaminando la amistad romántica

Foto en blanco y negro de dos mujeres sentadas en una hamaca, vestidas con la moda de principios del siglo XX; una está reclinada y la otra está sentada a su cintura y la abraza, ambas mirándose.
Intimidad entre mujeres estuvo de moda entre los siglos XVII y XIX, aunque la sexualidad era admitida públicamente en contadas ocasiones.

Durante los siglo XVII a XIX, que las mujeres expresasen amor apasionado entre sí estaba de moda, era aceptado e incluso era fomentado.[85]​ Estas relaciones se llamaban amistades románticas o sentimentales y eran muy comunes en los Estados Unidos y Europa. Estas amistades están documentadas con una gran cantidad de correspondencia escrita por mujeres. Si este tipo de relaciones incluía una componente genital no era algo discutido públicamente, pero las mujeres podían formar relaciones estrechas y exclusivas y seguían siendo consideradas virtuosas, inocentes y castas; una relación similar con un hombre hubiese arruinado su reputación. De hecho, estas relaciones eran fomentadas como una alternativa y como un ejercicio previo al matrimonio con un hombre.[90][nota 7]

En el mundo hispano se pueden rastrear amistades románticas entre mujeres desde el siglo XVII, como la de María de Zayas y Sotomayor, novelista, y Ana de Caro, dramaturgo y ensayista. Ambas vivían juntas en Madrid, ganando su sustento como escritoras, independientes de cualquier hombre.[91]​ Pero quizás las más conocidas son las formadas por Sor Juana Inés de la Cruz y las virreinas Leonor Carreto de Toledo, marquesa de Mancera, y María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, marquesa de la Laguna, a las que dedicó encendidos poemas. A María Luisa Manrique de Lara le dio los sobrenombres de Lisi, Lísida, Fili o Filis.[92]

Yo, pues, mi adorada Filis,
que tu deidad reverencio,
que tu desdén idolatro
y que tu rigor venero:
[...]
Ser mujer, ni estar ausente,
no es de amarte impedimento;
pues sabes tú que las almas
distancia ignoran y sexo.
op.cit. Villena p. 108

En Francia el caso más conocido quizás sea el de madame de Staël, que, a pesar de sus varios matrimonios, mantenía una intensa amistad con mademoiselle Juliette Récamier:

Eres lo primero en mi vida. Cuando te vi, me pareció que ser amada por ti sería como ser una con el destino. Me bastaría si pudiera verte. Tu eres la reina de mi corazón, dime que nunca me harás daño; precisamente ahora tendrías en tu mano hacerme terriblemente daño.
Adiós, mi amada y adorada. Te abrazo en mi corazón. Mi ángel, dime al final de tu carta: te amo. El sentimiento que tendré al leer esas palabras me hará creer que te estoy abrazando.
op.cit. Feustel p. 71
Un grabado de dos robustas damas inglesas sentadas en una biblioteca privada con su pelo recogido en moños y vestidas de esmoquin. Están sentadas en una mesa muy ornamentada con relieves sobre la que reposan varios objetos. En primer plano, un gato está sentado en una silla.
Eleanor Butler y Sarah Ponsonby tuvieron una relación que fue considerada devota y virtuosa, después de fugarse y vivir 51 años juntas de Gales.

En el Reino Unido también eran muy frecuentes este tipo de amistades. En 1709 Lady Mary Wortley Montagu escribía a Anne Wortley que «nadie era tan completamente y sinceramente tuya [...] no creo posible que un hombre sea tan sincero como yo.»[93]​ La poetisa Anna Seward tuvo una profunda amistad con Honora Sneyd, a la que dedicó multitud de poemas.[94]​ También Mary Wollstonecraft, escritora y filósofa, estuvo relacionada con otra mujer llamada Fanny Blood.[nota 8]​ La primera novela de Wollstonecraft, Mary: A Fiction, en parte, trataba de su relación con Fanny Blood.[95]​ Quizás la amistad romántica más conocida en el Reino Unido fuera la que unió a Eleanor Butler y Sarah Ponsonby, llamadas las señoritas de Llangollen. Butler y Ponsonby se fugaron en 1778, para alivio de la familia de Ponsonby (preocupada por su reputación, si hubiese fugado con un hombre),[96]​ para vivir juntas den Gales durante 51 años, siendo consideradas «excéntricas».[97]​ Su historia fue considerada «el epítome de las amistades románticas virtuosas» e inspiró la poesía de Anna Seward y Henry Wadsworth Longfellow.[98]​ La diarista[nota 9]Anne Lister, cautivada por Butler y Ponsonby, recogió sus relaciones con mujeres entre 1817 y 1840. Parte estaba codificado, dando detalles de sus relaciones sexuales con Marianna Belcombe y Maria Barlow.[99]​ Tanto Lister como Eleanor Butler eran consideradas masculinas en escritos contemporáneos y, aunque había sospechas de la naturaleza sáfica de estas relaciones, a pesar de ello, fueron alabadas en la literatura.[100][101]

En Estados Unidos las amistades románticas más intensas solían llamarse «matrimonios de Boston». La poetisa Emily Dickinson escribió más de 300 cartas y poemas a Susan Gilbert, que más tarde se convirtió en su cuñada, y estuvo envuelta en otra amistad romántica con Kate Scott Anthon. Anthon rompió su relación el mismo mes en que Dickinson decidió aislarse por el resto de su vida.[102]​ En Hartford, Connecticut, dos mujeres negras, nacidas libres, Addie Brown y Rebecca Primus dejaron rastros de su amor en cartas: «Ningunos besos como los tuyos».[103]​ En Georgia, Alice Baldy escribía a Josie Varner en 1870, «¿Sabes que si me tocas o me hablas, no hay un nervio en mi cuerpo que no responda con un estremecimiento de placer?»[104]

Hacia principios del siglo XX el desarrollo de la educación superior abrió muchas posibilidades a las mujeres. En el Reino Unido, en ambientes completamente femeninos, se desarrolló una cultura de búsqueda de romance en los colegios femeninos. Las estudiantes mayores hacían de mentoras de las más jóvenes, les hacían visitas sociales, las llevaban a bailes de mujeres y les enviaban flores, tarjetas y poemas que declaraban su amor eterno.[105]​ Se escribía sobre estos llamados smash (choque, golpe) o spoon (cuchara) de forma bastante franca en historias para muchachas que aspiraban a entrar en la universidad, en publicaciones como Ladies Home Journal, una revista infantil llamada St. Nicholas y la colección Smith College Stories, sin ninguna crítica.[106]​ Lealtad, devoción y amor duradero eran partes de estas historias y los actos sexuales, más allá de un beso, estaban siempre ausentes.[105]​ Las mujeres que tenían la posibilidad de estudiar una carrera en lugar de casarse, se llamaban a si mismas nuevas mujeres y se tomaban esta posibilidad muy e serio.[nota 10]​ Faderman denomina a este periodo como «el último soplo de inocencia» antes de 1920, cuando se caracteriza la afección femenina como relacionada con la sexualidad, convirtiendo a las lesbianas en un grupo único y a menudo poco apreciado.[105]​ De forma específica, Faderman relaciona el aumento de la independencia de la mujer y el comienzo del rechazo de los roles estrictamente prescritos de la era Victoriana, con la designación científica del lesbianismo que implicaba un tipo de comportamiento sexual aberrante.[107]

Fuera de Occidente

Mientras el comportamiento homosexual femenino puede estar presente en todas las culturas, el concepto de lesbiana como mujer que se junta exclusivamente con otras mujeres no lo está. La actitud frente al comportamiento homosexual femenino depende del rol de la mujer en cada sociedad y de la definición que cada cultura hace del sexo.

Oriente Medio y Próximo

Las mujeres del Oriente Medio y Próximo ha estado históricamente segregadas de los hombres. En los siglos VII y VIII algunas muejres extraordinarias vestían con ropas masculinas, cuando los roles de cada sexo eran menos estrictos, pero los roles sexuales que acompañaban a las mujeres europeas no estaban asociados a las mujeres islámicas. En la corte califal de Bagdad había mujeres que vestían ropas de hombre, incluyendo vello facial falso, pero competían unas con otras por obtener la atención de los hombres.[108]​ Mujeres muy inteligentes, según los escritos del siglo XII de Sharif al-Idrisi, tenían una mayor probabilidad de ser lesbianas; su poder intelectual las ponía en una posición más a la par con los hombres.[108]​ Algunas mujeres de Al-Ándalus privilegiadas tenían acceso a la educación y existen dos antologías modernas de poesía escrita por mujeres, de Teresa Garulo y de Maḥmud Subḥ,[109][110]​ en las que el amor entre mujeres aparece tratado con normalidad.[111]

Las relaciones entre las mujeres que vivían en los harenes y los temores de que las mujeres tuvieran relaciones íntimas en los baños turcos fueron expresados en los escritos de hombres. Las mujeres, sin embargo, guardaban mayoritariamente silencio y los hombres rara vez hablaban de relaciones lésbicas. No está claro que las pocas veces que el lesbianismo es mencionado en la literatura sea una representación histórica exacta o si más bien servía de fantasía a los hombres.

Un tratado de 1978 sobre la represión en Irán, afirmaba que las mujeres eran silenciadas por completo: «En toda la historia de Irán, [a ninguna mujer] se le ha permitido hablar sobre estas tendencias [...] Admitir deseos lésbicos sería un crimen inaceptable.»[108]​ Aunque los autores de Islamic Homosexualities («Homosexualidades islámicas») afirmaban que esto no implica que las mujeres no pudieran tener relaciones lésbicas, una antropóloga lésbiana visitó en 1991 Yemen y e informa que en la ciudad que visitó las mujeres no eran capaces de entender su relación romántica con otra mujer. De las mujeres de Paquistán se espera que se case con un hombre; aquellas que no lo hace son marginadas e ignoradas socialmente. Las mujeres, sin embargo, pueden tener relaciones íntimas con otras mujeres mientras que cumplan con sus deberes conyugales, mantengan sus asuntos privados con discreción y la mujer con la que están involucradas esté relacionada de alguna forma lógica o sea de la familia.[112]

América indígena y precolombina

Tras el primer encuentro de los conquistadores europeos con el continente americano, se comienza un registro a modo de crónica sobre el comportamiento de los nativos, siendo la sexualidad uno de los aspectos que más escandaliza. En estos textos se menciona la sodomia foeminarum, lo cual representa una prueba fehaciente de la existencia de prácticas homosexuales en varias etnias del continente americano. Puntualmente, el jesuita Pêro Correa escribe:[113]

Hay aquí muchas mujeres que realizan oficios de hombres y tienen otras mujeres con las que están casadas
Pêro Correa, 1551.

Hacia 1576, Pêdro de Magalhães de Gândavo se refiere a relaciones homosexuales de mujeres tupinambás

Algunas indias de esta región juran y prometen castidad y así no se casan ni conocen hombre de ninguna calidad, ni lo consentirán aunque por eso las maten. Estas dejan todas las actividades de mujeres e imitan a los hombres y realizan sus oficios como si no fuesen mujeres. Traen el cabello <cortado como los machos, van a la guerra y de cacería con arcos y flechas ... y cada una tiene una mujer a su servicio y que le hace de comer como si estuviesen casadas.
Pêro de Magalhães de Gândavo, 1576.[113]

Durante el siglo XVIII otros europeos, misioneros y exploradores describían a personas del tercer sexo como berdaches, tanto en los casos femeninos como masculinos. Para las mujeres específicamente, se relata que vestían ropas de hombre y participaban en actividades guerreras, de caza y otras que su cultura consideraba masculinas, como la confección de armas; pero además tenían esposas o compañeras duraderas.[114]​ Los zuñi llaman a las mujeres que toman el rol masculino katsotse[115]​ y los mojave les dan el nombre de hwame.[116]​ Estos roles transgénero tienen menos que ver con la sexualidad que con la espiritualidad y la ocupación. Un dos espíritus femenino que tiene una relación con una mujer que no es transgénero se considera como una relación «heterogénero».[117]

África

Roles transgénero y matrimonios entre mujeres también han sido documentados en más de 30 sociedades africanas.[118]

Mujeres se pueden casar con otras, criar sus hijos y ser consideradas generalmente como hombres en sociedades de Nigeria, Camerún y Kenia. Los hausas de Sudán poseen un término similar al de lesbiana, kifi, que también se puede aplicar a hombres, con el significado de «ninguna de las partes insiste en un rol sexual particular».[119]​ Cerca del río Congo, entre los nkundo, una mujer que participa en una relación emocionalmente fuerte o sexual con otra mujer es conocida como yaikya bonsángo («una mujer que se aprieta contra otra mujer»). Las relaciones lésbicas también son conocidas en las sociedades matriliniales de Ghana entre los pueblos akan. En Lesoto, mujeres realizan lo que se considera habitualmente en Occidente como sexo: se besan, duermen juntas, frotan sus genitales y mantienen relaciones exclusivas. Pero como las personas en Lesoto creen que para que exista sexo es necesario un pene, no consideran este comportamiento sexual, ni las mujeres se consideran lesbianas.[120]

La colonización de África ha tendio como resultado un cambio de valores; la sexualidad aborigen ya no era considerada fluida y dinámica, sino binaria y fijada de por vida. Tras la colonización, algunas mujeres que se identificaban como lesbianas fueron sometidas a violaciones con la idea de que el sexo con hombres podía «curar» el lesbianismo.[121]​ A pesar del cambio de paradigma, el gobierno de Sudáfrica fue el primero del mundo que prohibió la discriminación basada en la orientación sexual en su constitución.[122]

Asia

China, antes de su occidentalización, era una sociedad en las que los hombres y las mujeres vivían separados. Históricamente, la cultura china no reconoce el concepto de orientación sexual, o un marco que divida a las personas basándose en la atracción por otras personas del mismo sexo o del opuesto.[123]​ Aunque existía una cultura significativa rodeando al hombre homosexual, no había ninguna para la mujer. Fuera de sus obligaciones de dar hijos a su marido, se consideraba que las mujeres no tenían ninguna sexualidad.[124]​ Esto no significa que las mujeres no pudiesen mantener relaciones con otras mujeres, sino que ese tipo de relaciones no podía ponerse por delante de las relaciones con hombres. Una de las escasas referencias al lesbianismo ha sido transmitida por Ying Shao, que llama a las relaciones homosexuales entre mujeres de la corte imperial, que se comportaban como marido y mujer, dui shi(comida en pareja). Las asociaciones de la orquídea dorada en el sur de China se mantuvieron hasta el siglo XX y realizaban matrimonios entre mujeres a las que se les permitía adoptar a niñas.[125]​ La occidentalización trajo nuevas ideas, entre ellas, la que decía que todo comportamiento sexual que no resultase en reproducción era aberrante.[126]​ La libertad que conllevaba un empleo en las fábricas de seda a partir de 1865 permitió a algunas mujeres convertirse en tzu-shu nii (que nunca se casan) y vivir en comunidad con otras mujeres. Otros chinos las llamaban sou-hei (que se peinan a sí mismas) porque adoptaban el peinado de las mujeres casadas. Estas comunas desaparecieron a causa de la Gran Depresión y fueron desalentadas por el gobierno comunista como una reliquia de la China feudal.[127]​ En la sociedad contemporánea china, tongzhi (mismo fin o espíritu) es el término usad para referirse a los homosexuales; la mayoría de los chinos prefieren no clasificarse con más detalle como lesbianas.[128]

En Japón, en la década de 1920, se empleaba la palabra rezubian como equivalente de «lesbiana». La occidentalización trajo más libertada a las mujeres y permitió a lagunas mujeres japonesas llevar pantalones.[129]​ La palabra tomboymarimacho») es empleada en las Filipinas, sobre todo en Manila, para denominar a las mujeres que son masculinas.[130]​ Las mujeres virtuosas de Corea colocan sus prioridades en la maternidad, la castidad y la virginidad; fuera de estos aspecto, muy pocas mujeres son libres de expresarse a través de la sexualidad, aunque existe una creciente organización lésbica llamada Kkirikkiri.[131]​ El término pondan es usado en Malasia para denominar a los hombres gays, pero, como no existe un contexto histórico de referencia para lesbianas, el término también es empleado para las mujeres homosexuales.[132]​ Al igual que en muchos países asiáticos, la homosexualidad masculina pública es desalentada a muchos niveles, de forma que los malasios llevan doble vida.[133]​ Una mención del siglo XIV de una pareja lésbica que tuvieron un hijo tras hacer el amor recogida en un texto de la India, es una excepción al silencio general sobre la homosexualidad femenina. Esta invisibilidad desapareció con el estreno de la película Fire en 1996, lo que provocó que algunos cines fuesen atacados en la India por fanáticos. Los términos para nombrar a los homosexuales son rechazados a menudo por los activistas indios, por ser el resultado de una influencia imperialista, pero la mayoría del discurso sobre al homosexualidad se centra en los hombres. Los grupos de defensa de los derechos de la mujer en la India continúan debatiendo si la inclusión de los asuntos lésbicos en sus plataformas es legítimo, ya que las lesbianas y la información sobre la homosexualidad femenina es suprimida a menudo.[134]

Demografía

Informe Kinsey

El más amplio de los primeros estudios sobre homosexualidad femenina lo llevó a cabo el Instituto Kinsey para la investigación sexual, que publicó un informe en profundidad sobre las experiencias sexuales de las mujeres de 1953. Alfred Kinsey y sus colaboradores entrevistaron a más de 8.000 mujeres plasmando los resultados en el libro Comportamiento sexual de la mujer, segundo tomo del conocido popularmente como Informe Kinsey. El tratamiento objetivo de la homosexualidad del informe como una forma más de comportamiento sexual humano fue revolucionario en la época. Antes de este estudio sólo los médicos y los psiquiatras habían estudiaron el comportamiento sexual, y casi siempre los resultados habían sido interpretados desde un punto de vista moral.[135]

La escala Kinsey establece una gradación en la orientación sexual, con varios grados de bisexualidad, indicándose en azul la proporción de prácticas homosexuales.

Kinsey publicó que el 28% de las mujeres se habían sentido atraidas sexualmente por otra mujer, y el 19% habían tenido algún contacto sexual con otra mujer.[136][nota 11]​ De las que habían tenido contacto sexual con otra mujer, entre la mitad y dos tercios habían tenido un orgasmo. Las mujeres solteras tenían una tasa mayor de contactos sexuales con otras mujeres, seguidas de las mujeres viudas, divorciadas o separadas. La tasa más baja la presentaban las mujeres casadas, aquellas que habían mantenido experiencias homosexuales anteriores informaban que se habían casado para terminar con esas actividades.[137]​ La mayoría de las mujeres que afirmaban haber tenido prácticas homosexuales las habían experimentado menos de diez veces. El cincuenta y uno por ciento de las mujeres con prácticas homosexuales las habían realizado sólo con una pareja.[138]​ Las mujeres con educación universitaria tenían las tasas de experiencias homosexuales más altas, seguidas por las mujeres con educación secundaria, la prevalencia más baja estaba en las mujeres con educación primaria (inferior a 8º grado).[139]

Kinsey estableció una escala para reprentar la orientación sexual de las personas, en la que el 0 reprentaba una persona exclusivamente heterosexual y el 6 a una persona exclusivamente homosexual, los números entre medias corresponden a los distintos gradientes en la prevalencia de practicas sexuales con ambos sexos, el 6% de las entrevistadas se encuadraron en el 6, exclusivamente homosexuales, y el 71% se asignaron al 0, exclusivamente heterosexuales. De los demás grados el más común fue el 1 (15%),[140]​ mujeres predominantemente heterosexuales que alguna vez habían mantenido algún contacto lésbico. Aunque el informe Kinsey remarcaba que la clasificación describía un periodo de la vida de la persona y que la orientación podría cambiar.[140]​ Entre las críticas que recibió el informe Kinsey se encuentra la del muestreo que realizó el instituto que se considera que proporcionó una sobrerepresentación de mujeres con comportamientos homosexuales, por lo que la magnitud de sus datos no es compartida por muchos investigadores posteriores.[135]

Informe Hite

En 1976, veintitres años después, la sexóloga Shere Hite publicó otro informe de un estudio realizado sobre una encuesta realizada a 3.019 mujeres, bajo el título The Hite Report (el informe Hite). Las preguntas del cuestionario de Hite se diferenciaron de las de Kinsey en que se centraban más en como se identificaban las mujeres mismas, o qué preferían ellas más que en lo que habían experimentado. Las encuestada por Hite indicaron que el 8% prefería el sexo con mujeres y el 9% contestó que se identificaban como bisexuales o que habían tenido experiencias sexuales tanto con hombres como con mujeres y rechazaban tener preferencia.[141]​ Las conclusiones de Hite se basan más en los comentarios de las encuestadas que en los datos cuantificables. Encontró sorprendente que muchas mujeres que no habían tenido experiencias lésbicas indicaran que estaban interesadas en el sexo con otras mujeres, particularmente porque no se hacía esa pregunta en el cuestionario.[142]​ Hite encontró dos diferencia significativas entre las encuestadas con experiencias con hombres y las que las tenían con mujeres en la importancia que le daban a la estimulación clitoidea, y la mayor implicación emocional y respuestas orgásmicas en las últimas.[143]​ Como Hite realizó su estudio durante el auge del feminismo de los años 1970 ella misma admitió que algunas mujeres podrían haber asumido la identidad de lesbiana por motivos políticos.

Encuestas de población

Se estima que en EEUU las lesbianas representan el 2,6% de la población, según una encuesta del National Opinion Research Centers (Centros nacionales de investigación de opinión) sobre sexualidad activa en adultos que hayan tenido experiencias homosexuales en el último año, completada en 2000.[144]​ Una encuesta sobre parejas homosexuales en EEUU muestra que entre 2000 y 2005, el número de personas que afirmaban en relaciones homosexuales se había incrementado un 30%, cinco veces la tasa de incremento de población de EEUU. El estudio atribuye este salto a que la gente se siente más cómodo que antes de autoidentificarse como homosexual ante el gobierno federal.[nota 12]​ El gobiero del Reino Unido no pide a sus ciudadanos que definan su sexualidad, pero estima que está entre el 5–7%.[145]​ El cálculo no hace una diferenciación de las lesbianas como lo hace el censo de EEUU, incluyendo en él a gays, lesbianas y bisexuales. Pero las encuestas en Australia registran una tasa de mujeres que se autodefinen como lesbianas o bisexuales de entre el 1,3% y 2,2% de la población total femenina.[146]

Lesbianas y sexualidad

La necesidad de existencia de una práctica efectiva de sexo con otras mujeres o mantener una relación sentimental para ser definida como lesbiana sigue debatiéndose. Según la escritora feminista McCormick la sexualidad femenina ha sido construida por los hombres, para los cuales el principal indicador de la orientación sexual lésbica es las experiencias sexuales con otras mujeres, aunque no se exiga la práctica sexual con hombres para definir a una mujer como heterosexual. McCormick afirma que las conexiones emocionales, mentales e ideológicas con otras mujeres son tan importantes o más como la genital.[147]​ Sin ebargo en los años 1980 un significativo movimiento rechazó la dessexualización del lesbianismo realizado por las feministas, lo que causó una gran polémica denominada Guerras del sexo.[148]​ Se retomaron los papeles Butch y femme, aunque no de forma tan estricta como en los años 1950. A partir de los años 1990 se convirtió en una forma optativa para expresar la propia sexualidad. Una vez más las mujeres se sintieron seguras para ser más sexualmente aventureras, y la flexibilidad sexual se hizo más aceptable.[149]

El sueño, de Gustave Courbet

Uno de los tópicos que han centrado el debate sobre la sexualidad lésbica es un fenómeno descrito por el sexólogo Pepper Schwartz en 1983. Schwartz registro en un estudio que las parejas lésbicas de larga duración mantenían contactos sexuales con menos frecuencia que las parejas heterosexuales u homosexuales masculinas, denominando a este fenómeno muerte de la cama lésbica. Aunque las lesbianas han discutido esta teoría por la definición que se hace en el estudio de contacto sexual, y apuntan que existen otros factores más profundos entre las mujeres que unen a las parejas más que la mera repetición de relaciones sexuales, como una mayor fluidez de las relaciones sexuales que diferencia las relaciones lésbicas de las heterosexuales o gays. Otros argumentos afirman que el estudio es erróneo y está desactualizado ya que desde 1983 la situación ha cambiado y muchas lesbianas se sienten más libres para expresar su sexualidad.[150]

Otros debates sobre género y orientación sexual atañen a como se denominan o se ven muchas mujeres. La mayoría de gente de las culturas occidentales han sido educados en que la heterosexualidad es una cualidad innata de todo el mundo. Cuando una mujer pone en práctica su atracción sexual o romántica por otras mujeres puede producirle una «crisis existencial» y muchas van más allá y adoptan la identidad de lesbiana, desafiando lo que la sociedad ofrece en estereotipos homosexuales, y aprenden como desenvolverse en la subcultura homosexual.[151]​ Las lesbianas de las culturas occidentales generalmente comparten una identidad cultural similar a las étnicas, que se construido por experiencias discriminatorias parecidas y que han llevado a muchas lesbianas a rechazar los principios heterosexuales. Esta identidad es distinta a la de los hombres gays y la de hombres y mujeres heterosexuales, lo que a menudo puede no ser compartido con las mujeres bisexuales.[11]​ Algunos teóricos de la sociología han destacado que el comportamiento y la identidad no siempre coinciden, que hay mujeres que se denominan como heterosexuales que mantienen relaciones sexuales con otras mujeres, mujeres que se autodenominan lesbianas pueden tener relaciones sexuales con hombres, u otras que creían que tenían una orientación sexual inmutable que ha cambiando a lo largo del tiempo. Un artículo de 2001 sobre la diferenciación de las lesbianas en los estudios médicos sugiere la identificación de las lesbianas tanto por identidad como por comportamiento sexual. El artículo declina incluir el deseo o la atracción como método ya que raramente ha sido mensurable como un asunto de salud o psicológico.[152]

Derechos

La Unión Europea, que comprende 27 Estados, no tiene una política común que afecte a los derechos del colectivo LGBT, pero sí trabaja para la no-discriminación. LGBT es una acrónimo usado como término colectivo para referirse a las personas Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales. Es una adaptación del acrónimo LGB. Se considera un término menos controvertido que los términos queer o lesbigay, y más amplio que homosexual o simplemente gay.

Cultura

En la cama, de Henri de Toulouse-Lautrec, 1892.

La cultura lesbiana ha crecido tradicionalmente incluida dentro de la tradición femenina, y más específicamente en la cultura de las mujeres. Durante muchos años, y en épocas más difíciles que las actuales, la cultura de las mujeres se ha desarrollado en diferentes campos; de esta forma ha habido músicas, poetas, escritoras y artistas, etc. Todas ellas se han camuflado dentro de la cultura de las mujeres.

Dado que las lesbianas son consideradas un grupo social minoritario, se habla muy a menudo de subcultura lesbiana, lo cual no significa una situación de inferioridad presupuesta, sino algo que es parte de la propia especificidad de las lesbianas, respecto al mundo heterosexual mayoritario.

Literatura

A comienzos del siglo XX tanto en Londres como en París, en una atmósfera y un clima intelectual y artístico resplandeciente, se crearon las primeras comunidades de mujeres poetas, escritoras y artistas. Algunas de las mujeres parisinas más conocidas fueron: Marguerite Yourcenar (primera mujer elegida para integrar la Academia francesa), Natalie Clifford Barney, Gertrude Stein, Tamara de Lempicka, Colette y sus amigas Natalie Clifford Barney y Liane de Pougy; algunas de las mujeres lesbianas londinenses más conocidas en ese entonces fueron Virginia Woolf, Katherine Mansfield y Jeanette Winterson.

Las escritoras de la primera mitad de 1900 utilizaban frecuentemente mensajes cifrados como una forma de enmascarar la temática lesbiana; personajes que cambian de sexo como en el Orlando de Virginia Woolf, muchas novelas con historias entre hombres gays, como Marguerite Yourcenar; historias abiertamente lésbicas, pero algunas de ellas escritas bajo un seudónimo, como el caso de Patricia Highsmith y su libro Carol dan cuenta de esta situación.

En décadas recientes han proliferado las escritoras que tocan temas lésbicos como Jeanette Winterson, el mundo fantástico proyectado en los libros de Marion Zimmer Bradley. También se suman escritoras de habla española: Ana María Moix, Silvia Molloy, Ena Portela, Esther Tusquets, Rosamaría Roffiel, Susana Guzner, Zoé Valdés, Lola Vanguardia, Lucía Etxebarria, Isabel Franc, Thaís Morales, Odette Alonso, Isabel Prescolí y Cristina Peri Rossi.

Cine y espectáculo

Fotografía de 1900.

La primera película que trató el tema lésbico fue la alemana Mädchen in Uniform (1931) basada en la novela de Christa Winsloe y dirigida por Leontine Sagan. Cuenta la historia de una colegiala llamada Manuela von Meinhardi y su pasión por su profesora Fräulein von Bernburg. Fue escrita y posteriormente dirigida por mujeres. Fue impactante en todos los entornos lésbicos alemanes. En el año 2004 la pelicula (D.E.B.S.), cuenta la historia de una ladrona y una espia que tiene una relacion lesbica.

Entre las cineastas lesbianas más reconocidas de la actualidad se encuentran Jamie Babbit (Pero soy una porrista), Patricia Rozema (Cuando cae la noche), Léa Pool (Lost and Delirious), Rose Troche (The L Word) y Barbara Hammer. La película Las horas (2002) enfoca el lesbianismo y su impacto social en tres épocas diferentes de la historia.

Actrices: Marlene Dietrich, Mercedes de Acosta, Portia de Rossi, Ellen DeGeneres, Leisha Hailey

Cantantes: Sandra Mihanovich, K.D. Lang, Maria Bethânia, Mayte Martín, Joan Báez, Chavela Vargas, Simone, Melissa Etheridge, Tracy Chapman, Sinéad O'Connor, Samantha Fox, Indigo Girls, Ani DiFranco, Cássia Eller, Celeste Carballo, Zélia Duncan.

Deporte

Desde hace años, la lucha por el reconocimiento y la entrada al mundo del deporte y la perseverancia y el triunfo en eventos deportivos ha sido parte esencial de la historia de la cultura lésbica. Sin embargo, la homofobia existente disuadió a muchas deportistas de hacer pública su orientación sexual mientras estaban en activo. La primera deportista que públicamente reconoció ser lesbiana fue la tenista Billie Jean King en 1981. Ganadora del Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon (en seis ocasiones) y el US Open (en cuatro ocasiones), tuvo que hacer pública su orientación forzada por las circunstancias: había mantenido una relación extramarital con su asistente Marilyn Barnett, quien amenazaba con demandarla y publicar las cartas de amor que King le había escrito. Los juzgados finalmente desestimarían la demanda. Para King fue un periodo difícil, pues su familia era muy homófoba y estaba muy preocupada por cómo se tomarían la noticia, que tuvo una gran repercusión en los medios de comunicación.[153]

Más tarde ese mismo año, la tenista Martina Navratilova también admitió estar relacionada sentimentalmente con la escritora Rita Mae Brown. Navratilova llegó a ganar en tres ocasiones el Abierto de Australia, en nueve el torneo de Wimbledon, se hizo con el US Open en cuatro ocasiones y consiguió por partida doble alzarse con la victoria en Roland Garros, lo que la convierte en una de las mejores tenistas de la historia de este deporte. Su salida del armario le hizo ganarse el respeto de la gente, pero paralelamente perdió mucho dinero de los patrocinadores que decidieron no apoyarla por miedo a las posibles consecuencias comerciales de asociarse a una persona abiertamente homosexual.[154]

En 1999, la tenista francesa Amelie Mauresmo hizo pública su homosexualidad. Lo hizo tras vencer con 19 años en la final del Abierto de Australia a Martina Hingis, quién había acusado a Mauresmo de ser una "medio-hombre". Mauresmo celebró su victoria en la pista al correr a abrazar a su novia, y posteriormente recibió muestras de apoyo de medios de comunicación y aficionados, que se revolvieron contra la actitud de Hingis.[155]

Desde 1982 se celebran cada cuatro años los Gay Games, un evento deportivo y cultural a semejanza de los Juegos Olímpicos. El Comité Olímpico Internacional no permite el uso del término Gay Olympics, lo cual ha generado controversia.[156]​ El principal objetivo de los Gay Games es "promocionar y aumentar el autorespeto de lesbianas y hombres gays del mundo, y generar respeto y comprensión del mundo no gay".[157]

Música

La cantante canadiense de pop y country k.d. lang, ganadora de cuatro premios Grammy, salió del armario en 1992 en una entrevista en la revista The Advocate. Más tarde, en 1993, protagonizaría una portada transgresora junto a Cindy Crawford en la revista Vanity Fair, mostrando su lado más butch. En 2008 admitió que recibió cierta presión por parte de su compañía discográfica para no salir del armario, pero cree que gracias a esa decisión su carrera terminó de despegar.[158]

El grupo español Mecano escribió la famosa canción Mujer contra mujer sobre la homosexualidad femenina. La canción "Sol, noche y luna de Chenoa hace referencia también a este tema. Asimismo, el dúo ruso t.A.T.u. hizo referencia al lesbianismo en sus declaraciones públicas y en varias de sus canciones, entre las que destaca su éxito All the things she said. Igualmente hablan de la homosexualidad Mägo de Oz con su canción "El que quiera entender que entienda" y Lujuria con "Sólo son rosas". La canción " Muñeca de Porcelana" del reguetonero Don Omar trata la historia una pareja lesbiana y también el tema del Español Ivan Guevara, "Por Amor Al Arte".

Véase también

Notas

  1. Un intento de los nativos de la isla de Lesbos (llamada Mitilene en Grecia) en 2008 de reclamar en los tribunales griegos la palabra como exclusiva de los habitantes de Lesbos no tuvo éxito. Los habitantes afirmaron que el uso de «lesbiana» y «lesbianismo» para referirse a la homosexualidad femenina violaba sus derechos humanos y los «avergonzaba en todo el mundo». (Lesbos locals lose lesbian appeal, BBC News Europe [22 de julio de 2008]. Consultado el 3 de febrero de 2009.)
  2. En Alemania, entre 1898 y 1908, se publicaron más de mil artículos sobre la homosexualidad. (Faderman [1981], p. 248) Entre 1896 y 1916, se publicaron 566 artículos sobre las «perversiones» femeninas en los stados Unidos.(Faderman, [1991], p. 49.)
  3. Otras figuras históricas que fueron etiquetadas como lesbianas a pesar de su comportamiento: Djuna Barnes, autora de Nightwood, una novela sobre su aventura amorosa con Thelma Wood, le ganó la denominación de «escritora lésbiana», a lo que ella contestó: «No soy una lesbiana. Sólo amaba a Thelma.» Virginia Woolf, que basó el héroe/heroína de su novela Orlando en Vita Sackville-West, con quien estaba teniendo una relación amorosa, se distanció de las mujeres que querían relaciones con otras mujeres escribiendo, «Estas safistas aman mujeres; la amistad nunca está completamente libre de amorosidad.» (Castle, p. 4–5.)
  4. El historiador Vern Bullough publicó un artículo basado en un estudio inacabado de características mentales y físicas realizado por una lesbiana en Salt Lake City en las décadas de 1920 y 1930. La compiladora del estudio informó sobre 23 de sus colegas, indicando que existía una comunidad lésbica clandestina en la ciudad conservadora. Bullough señala que la información estaba siendo usada para apoyar la actitud de las lesbianas que no eran anormales o inadaptadas, pero también reflejaba que las mujeres incluidas en el estudio se esforzaban de todas las formas posibles por adaptarse a las expectativas del rol de género, tratando con hostilidad a cualquiera que traspasase los límites de la respetabilidad. Bullough escribió, «de hecho, su éxito disimulando su orientación sexual al mundo exterior nos lleva a la hipótesis de que el lesbianismo era más prevalente en el pasado de lo que las fuentes parecen indicar, ya que la sociedad era tan confiada.» (Bullough, Vern; Bullough, Bonnie [verano 1977]. "Lesbianism in the 1920s and 1930s: A Newfound Study", Signs, p. 895–904.)
  5. No está claro que significa exactamente «perder cada vez un miembro»; Crompton, p. 202
  6. Existe una discusión en la sociología contemporánea sobre si estos casos deben ser descritos con mayor exactitud como transgénero, basándose en los detalles individuales de cada caso.
  7. En una de las raras ocasiones en las que la sexualidad era un punto central de la amistad romántica, dos profesoras de escuela escocesas de principios del siglo XX fueron acusadas por estudiantes de dormir en la misma cama, besarse y hacer que la cama se moviese. La abuela de los estudiantes informó a las autoridades, que no creían que sus acciones fuesen de naturaleza sexual o que se extendiese más allá de la amistad normal: «¿Debemos decir que toda mujer que ha formado una amistad íntima y que ha dormido en la misma cama con otra es culpable? ¿Donde está al mujer inocente en Escocia? »(Aldrich, p. 233.)
  8. Wollstonecraft y Blood fundaron una escuela privada para niñas, de forma que pudiesen vivir y trabajar juntas y Wollstonecraft bautizó a su primer hijo con el nombre de Blood.
  9. Plantilla:Ref DRAE
  10. La primera dama Eleanor Roosevelt intercambió anillos y escribió cartas a la periodista Lorena Hickok, expresándole su amor y su deseo de besarla; sus escritos estaban dentro del estilo de la amistad romántica. La idea de que la relación de Roosevelt con Hickok pudiera ser sexual, y por lo tanto calificada como lésbica, creó polémica entre los biógrafos de Roosevelt. (Faderman [1981], p. 297–313.)
  11. Contacto sexual según el informe Kinsey incluía los besos en los labios, los besos profundos en la boca, tocamientos en el cuerpo, la estimulación manual de los pechos o los genitales, la estimulación oral de pechos o genitales y la penetración vaginal con objetos. (Kinsey, p. 466–467.)
  12. El estudio estima que la población total de gays, lesbianas y bisexuales es de 8,8 millones, pero no hace distinción entre hombres y mujeres. (Gates, Gary [octubre de 2006]. "Same-sex Couples and the Gay, Lesbian, Bisexual Population: New Estimates from the American Community Survey", The Williams Institute on Sexual Orientation Law and Public Policy, University of California Los Angeles, p. 1–25.)

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