Diferencia entre revisiones de «Mesa de Salomón»

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Hay tantas descripciones de la Mesa como cronistas del mito:
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*Según el [[Ajbar Machmua]], una crónica [[bereber]] del [[siglo XI]], es una mesa «''cuyos bordes y pies, en número de 365, eran de esmeralda verde''».
*[[Al-Macin]] asegura que estaba «''compuesta por una mezcla de oro y de plata con tres cenefas de perlas''».
*Según las órdenes de Yavhé, debería estar ''hecha de madera de [[acacia]] y cubierta de [[oro]] puro, sin [[plata]] ni [[perla]]s,''<ref>Éxodo, cap. 25, vers. 23 y ss.</ref> aunque en la descripción que hizo Salomón solo menciona que era de oro.<ref>I Reyes cap. 7 vers. 48</ref>

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== Historia ==
== Historia ==

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Plantilla:TOCD La Mesa de Salomón (rey de Israel, 978-931 a. C.), conocida también con los nombres de Tabla o Espejo de Salomón, es el motivo de una leyenda que cuenta que en ella el rey escribió todo el conocimiento del Universo, la fórmula de la creación y el nombre verdadero de Dios: el Shem Shemaforash, que no puede escribirse jamás y sólo debe pronunciarse para provocar el acto de crear. Según la tradición cabalística,

"Salomón lo confía a una forma jeroglífica de alfabeto sagrado que, aunque evita la escritura del Nombre, contiene las pistas necesarias para su deducción. Este jeroglífico tiene como soporte material un objeto: la llamada Mesa de Salomón".
Eslava Galán, op. cit.

Según esta leyenda, la trascendencia de la tabla está en que dará a su propietario el conocimiento absoluto (ya que el pronunciar el nombre de Dios significa abarcar a toda su creación), pero el día que sea encontrada el fin del mundo estará próximo.

Descripción

Hay tantas descripciones de la Mesa como cronistas del mito:

  • Según el Ajbar Machmua, una crónica bereber del siglo XI, es una mesa «cuyos bordes y pies, en número de 365, eran de esmeralda verde».
  • Al-Macin asegura que estaba «compuesta por una mezcla de oro y de plata con tres cenefas de perlas».
  • Según las órdenes de Yavhé, debería estar hecha de madera de acacia y cubierta de oro puro, sin plata ni perlas,[1]​ aunque en la descripción que hizo Salomón solo menciona que era de oro.[2]

Existe la teoría de que la Mesa de Salomón descrita por los musulmanes españoles era la Tabula Smaragdina, atribuida a Hermes Trismegisto:

«Esta Mesa de Esmeraldas se ha dicho que era la Tabla-Mesa de Salomón. Su nombre recuerda la Tabla Esmeraldina del hermetismo alquimista, que da título a uno de los textos herméticos atribuido a Hermes y grabado en una tabla de esmeralda de una sola pieza.»
Ángel Almazán[3]

Historia

Salvada por los sacerdotes cuando el saqueo y destrucción de tiempos de Nabucodonosor I, estaba depositada en el Templo de Jerusalén, y fue trasladada a Roma cuando Tito a su vez lo destruyó en el año 70, y guardada en el templo de Júpiter Capitolino primero, y más tarde en los palacios imperiales.

Todo lo que las naciones más venturosas habían podido acumular de precioso, de más maravilloso y de más caro con el paso de los siglos, quedaba reunido aquel día para dar a conocer al mundo hasta qué punto se elevaba la grandeza del Imperio. Entre la gran cantidad de botines, los que destacaban con dorado brillo eran los que habían sido capturados en el templo de Jerusalén, la mesa de oro que pesaba varios talentos y el candelabro de oro... (Flavio Josefo, Guerra de los judíos, VII, XVIII)

Cuando los godos saquearon Roma en el año 410, fue llevada a Carcasona, como parte del “Tesoro Antiguo”, y luego a Rávena para salvarla de los ataques francos. En 526 la reclamó el rey Amalarico, y Teodorico, rey de los ostrogodos, se la devuelve. Esta historia contada por Procopio de Cesarea[4]​ es la última noticia cierta que se tiene durante años: ni los francos ni los árabes lo mencionan entre el botín conseguido en sus sucesivas invasiones de la región.

Alarico II tuvo que abandonar Tolosa, la capital de los visigodos, en el año 507 perseguido por los francos, y se refugió en España. Se supone que tras el asesinato del rey en Barcelona la Mesa fue trasladada con el resto del tesoro, que se instaló en Toledo (nueva capital). Sin embargo, no se ha podido probar con certeza, la única cita es de Aben Adhari:

trasladaron tesoros y botines innumerables, entre los cuales se encontraban misteriosos amuletos mágicos, de cuya conservación y custodia dependía la suerte del Imperio fundado por Ataúlfo...

Cronología

Crónicas de Al-Ándalus

La leyenda musulmana más extendida defiende que la mayor parte del tesoro real que acompañaba a Alarico en su huida de las Galias fue guardado durante siglos en la "Cueva de Hércules" de Toledo. Cuando Táriq derrota a Rodrigo en la batalla de Guadalete (año 711) y avanza por el reino sin encontrar resistencia, la Mesa de Salomón se lleva a Medinaceli para salvarla, de ahí que fuese llamada Medina Talmeida ("Ciudad de la Mesa") y Medina al Shelim ("Ciudad de Salomón").

El Obispo don Rodrigo Ximénez de Rada, basándose en textos de al-Razi y de Ibn al Qutiyya, cuenta cómo Táriq atravesó unos montes llamados Gebelculema (Yabal-Sulayma, es decir, "Montaña de Salomón": Zulema) y llegó a Complutum (Alcalá), donde halló escondida la mesa, que según esta historia tenía 365 patas de oro con miles de esmeraldas engastadas.

En la crónica bereber Ajbar Machmua se relata que Muza, envidioso del éxito obtenido por su lugarteniente Táriq en Guadalete frente al rey visigodo, desembarcó en la península para enfrentarse con él por la posesión de una mesa que habría sido de Salomón y que estaba entre el tesoro real godo en Toledo. Ambos fueron a Damasco para que el Califa Suleimán I se pronunciara, y ninguno volvió a la península.

Más tarde, la Mesa vuelve a ser mencionada por dos cronistas árabes:

en el año 93 de la Héjira, Táriq conquistó Al-Ándalus y el reino de Toledo y le llevó a Walidi, hijo de Abd el-Malek, la mesa de Salomón, hijo de David, compuesta por una mezcla de oro y de plata con tres cenefas de perlas.
Al-Macin

Y Al-Makkara le responde en su Historia de las dinastías mahometanas:

La famosa mesa que Tárik encontró, no perteneció jamás a este profeta... que su origen es que en tiempos de los reyes cristianos había la costumbre de que cuando moría un señor rico dejase una manda a las iglesias, y con estos bienes hacían grandes utensilios de mesas y tronos, y otras cosas semejantes de oro y plata, en que sus sacerdotes y clérigos llevaban los libros de los Evangelios, cuando se enseñaban en sus ceremonias, y que las colocaban en los altares en los días de fiesta, para darles mayor esplendor con este aparato (o adorno). Esta mesa estaba en Toledo por tal motivo, y los reyes se esforzaban por enriquecerla a porfía, añadiendo cada uno alguna cosa a lo que su predecesor había hecho, hasta que llegó a exceder a todas las demás alhajas de este género, y llegó a ser muy famosa. Estaba hecha de oro puro, incrustado de perlas, rubíes y esmeraldas, de tal suerte que no se había visto otra semejante.
Al-Makkara

La leyenda en Jaén

En 1968, en los archivos diocesanos de Jaén se encontró entre los documentos sobre la catedral una lista de nombres titulada "los que buscaron la cava" (la cueva), entre los que figuran Alonso Suárez y Muñoz Garnica entre reyes y otros personajes:

  • Alonso Suárez de la Fuente del Sauce (obispo de Mondoñedo, Lugo y Jaén, inquisidor general y presidente del Consejo de Castilla) al llegar a Jaén en 1500 se dedicó a construir haciendo gala de gran riqueza de origen desconocido, y dejando en sus obras símbolos ajenos al catolicismo: En los restos de la Catedral, están el nudo de Salomón, el Bafomet (ídolo de la sabiduría también utilizado por los templarios) y marcas cabalísticas de las usadas por los Chaprut, los judíos de la ciudad.
  • El recuerdo de D. Alonso hizo que un grupo de ciudadanos, encabezados por el canónigo Muñoz Garnica, crearan en el siglo XIX una asociación para buscar la Tabla, convencidos de que era el origen de la riqueza de aquél: jamás publicaron ningún resultado, pero se hicieron con una fortuna inmensa.

El descubrimiento en 1924 del Tesoro de Torredonjimeno y el de los documentos sobre la cava han dado vida a la hipótesis de que se buscó la Tabla de Salomón en Jaén.

La Cueva de Hércules

Según la leyenda, Hércules edificó un palacio encantado cerca de Toledo, construido con jade y mármol, y ocultó en su interior las desgracias que amenazaban a España. Puso un candado en la puerta y ordenó que cada nuevo rey añadiera uno, ya que las amenazas se cumplirían el día en que uno de ellos fuera curioso y entrara. Don Rodrigo fue ese rey, y del palacio sólo queda la cueva que se supone oculta maravillosos tesoros. Según la leyenda, el rey visigodo abrió o rompió cada candado, llegó a una primera sala, que parecía un lugar de oración, avanzó y llegó a una segunda, supuestamente de ceremonias, llegó a una tercera que tenía un cofre, el rey lo hizo abrir: había un lienzo con dibujos de guerreros a caballo y espadas curvas, con una inscripción que dice "cuando ojos humanos vean este lienzo, estas criaturas dominarán la tierra santa" (supuestamente estos corresponderían a los musulmanes que invadieron el reino al año siguiente). Don Rodrigo no pasó a la cuarta sala, aunque se dice que vio el espejo o mesa de Salomón, porque había dos guardias de metal de varios metros de alto armados con mazos que se movían a la más mínima presencia que entrara en la sala.

En los últimos años, buscadores de tesoros investigan por las cuevas y subterráneos de Toledo, relanzando la teoría de la tabla frente a la de la mesa de las crónicas musulmanas, dando por hecho que el verdadero tesoro de los reyes visigodos nunca fue encontrado ni abandonó la capital.[5]

La leyenda en Francia

Ante la presión de los merovingios, los visigodos de Carcasona construyeron una fortaleza en la antigua ciudad de Rhedae, en el condado de Razés, donde ocultaron sus tesoros antes de ser expulsados definitivamente de las Galias por Clodoveo I.

En 1803 se investigó en Carcasona un pozo en el que, según la leyenda, había un gran tesoro godo. La búsqueda fue inútil, aunque se ha repetido en años posteriores.

A finales del siglo XIX, Berenguer Sauniére, párroco de Rennes le Chateau, se convierte de pronto en un hombre enormenente rico tras realizar unas obras en un altar visigótico de la ermita del pueblo. Descubre unos documentos antiguos y se dedica a partir de entonces a realizar excavaciones por toda la región, gastando grandes sumas y entrando en contacto con logias ocultistas, hasta el punto de ser amonestado por el Vaticano y suspendido "a divinis" en 1910. Tras su muerte en 1917, hubo tan gran número de personas buscando un supuesto tesoro visigodo más importante que el oro, que las autoridades han prohibido cavar en todo el término municipal. A raíz de nuevas modas, actualmente se relaciona su tesoro con el Santo Grial.[6]

Repercusión

Cine

Literatura

Referencias

Notas

  1. Éxodo, cap. 25, vers. 23 y ss.
  2. I Reyes cap. 7 vers. 48
  3. Almazán de Gracia, Ángel (1994). «De Numancia a Montségur». Revista de Soria (6). ISSN 0213-9731. 
  4. Procopio de Cesarea: Historia de la Guerra Gótica, escrita en griego en el siglo VI
  5. Leyendas de Toledo
  6. Sauniére y el Código Da Vinci

Bibliografía

Enlaces externos