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''Don Felipe de Yturbe y del Villar'', deja la propiedad a su primogénito ''Don Francisco-Sergio de Yturbe e Idaroff'', éste realiza los trabajos de rehadaptación del inmueble durante la apertura de la [[Calle cinco de mayo (Ciudad de México)|Calle Cinco de Mayo]], por lo cual la parte Norte del edificio se reduce en unos veinte metros, y en el trabajo de sus respectivas fachadas se ordena cubrir con azulejos y labrado de cantera en las molduras de las ventanas, imitando el diseño original de la [[Calle Francisco I. Madero]].
''Don Felipe de Yturbe y del Villar'', deja la propiedad a su primogénito ''Don Francisco-Sergio de Yturbe e Idaroff'', éste realiza los trabajos de rehadaptación del inmueble durante la apertura de la [[Calle cinco de mayo (Ciudad de México)|Calle Cinco de Mayo]], por lo cual la parte Norte del edificio se reduce en unos veinte metros, y en el trabajo de sus respectivas fachadas se ordena cubrir con azulejos y labrado de cantera en las molduras de las ventanas, imitando el diseño original de la [[Calle Francisco I. Madero]].


El palacio perteneció a la familia Yturbe hasta el año de [[1978]], pero lo habitó sólo hasta [[1881]], cuando la ofrecieron en renta, pasando a formar la sede del ''Jockey Club de México'', uno de los varios centros de reunión más exclusivos de la élite porfiriana, quien decidio ocupar tan imponente palacio en una de las avenidas más afrancesadas de la capital, que también comenzaba a transformarse. Este centro de reunión fue inmortalizado en la obra de [[Manuel Gutiérrez Nájera]], y en uno de sus más conocidos poemas, titulado ''La duquesa Job'', del cual se refiere uno de los fragmentos:
El palacio perteneció a la familia Yturbe hasta el año de [[1878]], pero lo habitó hasta [[1881]], cuando la ofrecieron en renta, pasando a formar la sede del ''Jockey Club de México'', uno de los varios centros de reunión más exclusivos de la élite porfiriana, quien decidio ocupar tan imponente palacio en una de las avenidas más afrancesadas de la capital, que también comenzaba a transformarse. Este centro de reunión fue inmortalizado en la obra de [[Manuel Gutiérrez Nájera]], y en uno de sus más conocidos poemas, titulado ''La duquesa Job'', del cual se refiere uno de los fragmentos:


{{cita|"...Desde las puertas de la Sorpresa<br />Hasta la esquina del Jockey Club,<br />No hay española, yanqui o francesa,<br />Ni mas bonita, ni más francesa.<br />Que la Duquesa del Duque Job..."|<ref>Gutiérez Nájera, Manuel (1998),''Cuentos y cuaresmas del Duque Job'', Editorial Porrúa.. Colección "Sepan cuantos..."</ref>}}
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Revisión del 13:28 17 nov 2009

Vista de la fachada Sur (original) de la Casa de los azulejos, una de las más bellas obras civiles del barroco novohispano.

La Casa de los Azulejos es un hermoso palacio que data del periodo colonial; es conocido por éste nombre debido a su hermosa cubierta de azulejos de manufactura poblana que recubren completamente las fachadas del edificio, haciendo de esta obra una de las más bellas joyas del arte barroco novohispano.

Durante el periodo colonial fue la residencia de los Condes del Valle de Orizaba , cuyo aspecto actual fue ordenado por uno de los descendientes. Fue habitado por la familia del Conde del Valle de Orizaba hasta recién consumada la Independencia de México, cuando la propiedad es adquirida por varios dueños hasta cambiar de uso residencial, siendo entre éstos nuevos usos la sede del conocido Jockey Club de México, así como de la Casa del Obrero Mundial y actualmente es ocupada por una cadena de restaurantes mexicanos.

El edificio se encuentra ubicado entre las Calle Francisco I. Madero y la Calle Cinco de Mayo en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Historia del edificio

Se sabe que el edificio original ya existía desde el siglo XVI, que se encuentra conformado por la unión de dos casonas y que la que se ubicaba hacia el sur, en un principio pertenecía junto a la llamada Plazuela de Guardiola a un señor de nombre Damián Martínez, dichas propiedades se ubicaban en la Calle de Plateros una frente al Convento de San Francisco el Grande de la Ciudad de México[1]​, y la otra daba hacia el Callejón de la Condesa. de la historia de la primer casa, a falta de dinero, Don Damián se ven en la necesidad de vender ésta y plazuela anexa a otro señor de nombre Diego Suárez de Peredo en el año de 1596. Éste señor al enviudar, se retiró a la orden religiosa de los franciscanos quienes tenían convento en la ciudad de Zacatecas, dejando la propiedad en manos de si hija, quien se casó con el Segundo Conde del Valle de Orizaba de nombre Luis de Vivero[2]​.

Fachada Norte de La casa de los Azulejos, la cual fue realizada en el año de 1903 con la ampliación de la Calle Cinco de Mayo.

Don Luis era hijo del Primer Conde del Valle de Orizaba, Don Rodrigo de Vivero y Aberrucia, personaje destacado en el virreinato por su talento e instrucción, llegando a ocupar cargos importantes en el gobierno de la Nueva España, entre los que destaca el de Gobernador de la Nueva Vizcaya y el de Gobernador y Capitán General de las Islas Filipinas. Don Rodrigo hereda una propiedad anexa a la casa a su hijo (la casa Norte), por lo que Don Luis fue el primero de los condes en habitar las casas, las cuales unió[3]​ y mandó a reparar, aunque no le dió el aspecto que actualmente posé el inmueble.

El aspecto actual del palacio se le debe a Doña Graciana Suárez de Peredo, la Quinta Condesa del Valle de Orizaba[4]​, quien vivió en la ciudad de Puebla desde su casamiento hasta la muerte de su esposo, en el año de 1708, cuando toma la decisión de regresar a la capital del Virreinato de la Nueva España y decide hacer uso del inmueble. Para el año de 1737, viendo la Condesa el estado de deterioro que tenía el palacio y otras propiedades que poseía en la ciudad, se ve en la necesidad de solicitar la reperación de éstas, especialmente en la que residía en la Calle de Plateros, para la cual desea embellecer recubriéndo la fachada totalmente con azulejos poblanos, cuya tarea encarga al maestro Diego Durán. Éste no solamente lleva a cabo la labor solicitada, sino que realiza también los trabajos realizados en cantera labrada de los arcos, columnas, rodapies y cornisas de puertas y ventanas, así como balaustradas, resaltando aún más la belleza de los azulejos en el edificio.

Recién consumada la Independencia de México, los títulos Condales así como otros que fueron otorgados por el Rey de España fueron suprimidos, por lo cual los escudos nobiliarios fueron borrados de las fachas de los palacios y las casonas señoriales de México, y en el caso de la Casa de los Azulejos no es la ecepción.

Uno de los sucesos que acontecieron en ésta casa y marcó una tragedia en sus habitantes, fue el asesinato del ex-Conde Andrés Diego Suárez de Peredo, descendiente de Don Rodrigo de Vivero a manos del Oficial Manuel Palacios, ocurrido al bajar las escaleras del patio del palacio. Tal crimen sucedió durante el motín de la Acordada, cuando se desató el saqueo en la ciudad. Los hechos refieren a una venganza por parte de Manuel Palacios en contra del ex-Conde, quien se oponía a que Palacios tuviera relaciones con una joven de la familia. El Oficial, una vez encontrado culpable del crímen fue sentenciado a garrote vil[5]​, ejecutandose frente a la llamada Plaza de Guardiola.

La casa continuó en manos de los descendientes del Conde hasta el año de 1871, que fue habitada por la última descendiente del título del Condado del Valle de orizaba, también en ese año se decide ponerla en venta, siendo adquirida por un abogado de apellido Martínez de la Torre, el cual fue el dueño de la propiedad tan solo por seis años debido a su muerte, por lo cual el palacio es puesto en venta de nuevo pasando a manos de la familia Yturbe Idaroff[3]​, quienes fueron los últimos habitantes en darle un uso residencial al palacio.

Don Felipe de Yturbe y del Villar, deja la propiedad a su primogénito Don Francisco-Sergio de Yturbe e Idaroff, éste realiza los trabajos de rehadaptación del inmueble durante la apertura de la Calle Cinco de Mayo, por lo cual la parte Norte del edificio se reduce en unos veinte metros, y en el trabajo de sus respectivas fachadas se ordena cubrir con azulejos y labrado de cantera en las molduras de las ventanas, imitando el diseño original de la Calle Francisco I. Madero.

El palacio perteneció a la familia Yturbe hasta el año de 1878, pero lo habitó hasta 1881, cuando la ofrecieron en renta, pasando a formar la sede del Jockey Club de México, uno de los varios centros de reunión más exclusivos de la élite porfiriana, quien decidio ocupar tan imponente palacio en una de las avenidas más afrancesadas de la capital, que también comenzaba a transformarse. Este centro de reunión fue inmortalizado en la obra de Manuel Gutiérrez Nájera, y en uno de sus más conocidos poemas, titulado La duquesa Job, del cual se refiere uno de los fragmentos:

"...Desde las puertas de la Sorpresa
Hasta la esquina del Jockey Club,
No hay española, yanqui o francesa,
Ni mas bonita, ni más francesa.
Que la Duquesa del Duque Job..."
[6]
Mural titulado Omnisciencia" en la pared Norte de las escaleras del palacio, realizado por el pintor José Clemente Orozco.

Durante la Revolución mexicana, en el año de 1915 se destina uno de los pisos del inmueble como la sede de la Casa del Obrero Mundial uso que se le dió por poco tiempo ya que Francisco Yturbe recuperó la propiedad a fin de no fuera dañada al darle dicho uso[3]​.

Para el año de 1917 el palacio es rentado a los hermanos Walter y Frank Sanborn para establecer en este lugar una de las caferterías más concurridas de la ciudad en ese entonces, la cual se instaló originalmente en la calle de Filomeno Mata con un concepto inovador en la ciudad, el de una fuente de sodas y una farmacia, con el nombre de Sanborns American Pharmacy[7]​. Se le realiza entonces al palacio una readecuación de casi 2 años para adaptarlo al concepto que intordujeron a México los hermanos Sanborn y le agregan aparte un restaurante, tienda de regalos y revistas, así como una tabaquería, haciendo que desde su inauguración en el año de 1919, se convirtiera en todo un exito y, hasta finales del siglo XX fuera uno de los restaurantes y cafés más concurridos de la ciudad.

Entre las obras de arte que alberga el palacio en su interior, destacan el mural titulado "Omnisciencia" del pintor José Clemente Orozco, que abarca la pared Norte de las escaleras principales de acceso al segundo nivel; el mural fue solicitado por orden de su amigo y mecenas, Don Francisco-Sergio de Yturbe e Idaroff (quién fue uno de los grandes impulsores del muralismo mexicano de su época). Dicho mural muestra a una sacerdotisa arrodillada, y junto a ella se encuentran hombres alegóricos a la Voluntad y la Virtud.

Otro de los murales que sobresalen es el que se pintó en las paredes del primer nivel, que corresponden a las paredes del patio principal, y lleva el título de Pavorreales, el cual fue realizado por el artista húngaro Pacologue[7]​, que se encontraba ex-profeso en Nueva York cuando se le informó del encargo solicitado, por parte de los Hermanos Sanborn.

para el 9 de febrero de 1931 el edifico es declarado como monumento nacional de México[8]​. Asegurando preservar el inmueble como una hermosa muestra del patromonio de México.

Finalmente, en los años setentas el edificio fue adquirido por la cadena Sanborn's a la entonces dueña, la señora Corina de Yturbe[3]​. por lo que se decide que el palacio recibiera una reestructuración, ya que el inmueble había sido dañado por los sismos y por el asentamiento de los edificios circundantes. En años pasados se logró restaurar en el segundo nivel el salón original del Jockey Club, rescatando sus colores originales.

Descripción del inmueble

Como se mencionó anteriormente, se sabe que la obra fue levantada en el siglo XVI y que se conforma por dos casas unificadas por acuerdo matrimonial. El aspecto actual de su fachada Sur y gran parte del patio interior se le debe al encargo de una de las descendientes del Conde del Valle de Orizaba, Doña Graciana Suárez de Peredo, Quinta Condesa, quien decide reparar la casa para poder habitarla, pero principalemte desea ver la fachada del palacio cubierta de azulejos.

Se trata de una residencia señorial, que originalmente constaba de planta baja y dos niveles, con un amplio patio central, éste último modificado de su aspecto original por las adecuaciones del siglo XIX, y también para su uso actual.

La fachada principal, que da hacia la Calle Francisco I. Madero se compone de un enorme portón enmarcado por columnas y molduras trabajadas en cantera labrada con imitación de follaje, cuya pared se encuentra revestida de azulejos; dicho portón se encuentra rematado por un balcón, de dimensiones mayores a los laterales, cuyas columnas y molduras se encuentran trabajadas también en cantera, de igual forma con imitación de follaje; consta el balcón de un barandal de hierro forjado sujetado al remate en cantera de las columnas que enmarca el portón, y de igual forma las paredes se encuentran revestidas de azulejos. El remate del balcón lo conforma un nicho coronado por un pequeño frontón triangular, también trabajado en cantera con imitación de follaje, con roleos y molduras curvas a los lados que descansan en pinaculos que se encuentran realizados en talavera, el pretil que sirve como remate se haya cubierto por azulejos[9]​.

El interior a pesar de haber sufrido varias modificaciones para adaptarlo a variados usos, no es por tal motivo menos digno de admirarse. Destaca principalmente el gran patio central, de influencia mudéjar[9]​ que, como ya se hizo mención, fu adaptado para su uso como patio del restaurante, destacando sus esbeltas y grandes columnas estriadas intercalando un saliente de follaje trabajo en la cantera, que sostienen las vigas de madera de los corredores y columnas del segundo piso. Dichos corredores conservan una reja de hierro forjado que se dice procede de China[9]​.

Otro de los elementos que destaca es la escalera, de la cual los guardapolvos, tableros y lambrines se encuentran también recubiertos de azulejos, así como el techo de la misma, en la que destacan los azulejos entre las pesadas viguerías.

No menos dignos de atención, son los salones ubicados en el primer nivel, uno de ellos, el que corresponde al salón principal del Jockey Club, el cual fué restaurado, recobrando los trabajos de las molduras y yeserías tanto de las paredes como del techo. Así también, destaca el elevador, uno de los primeros en la ciudad.

Leyendas

Existe otra versión popular sobre la construcción de la 'Casa de los azulejos. Dicha conseja señala, según la versión de Luis González Obregón, que uno de los descendientes del Conde de orizaba, joven confiado en sus riquezas heredadas y dedicado al despilfarro y a la vida mundana, en lugar del trabajo y los negocios de la familia, fue reprendido por su padre, el cual desesperado ante varias reprendas solo le bastó decirle al joven:

"Hijo, así nunca llegarás lejos, ni harás casa de azulejos..."
[1]

Parece que tal frase acentó en la mente del joven heredero, quien cambió su modo de vida hacia uno más responsable, y para demostrar a su padre su madurez y esfuerzo, reparó y levantó la propiedad recubriendo la fachada completa en azulejos.

Otra leyenda no acaecida dentro del palacio, sino en el callejón contiguo, nombrado De la Condesa, hace referencia a dos personajes, ambos Hidalgos y ambos habían entrado por cada extremo de dicho callejón en sus respectivos carruajes, que una vez encontrándose ahí ninguno quiso retreoceder, argumentando el título que poseían y el desagravio que cada uno causaría a sí mismo si fuese a retroceder. Los dos pasaron dentro de sus carruajes sin alimento y sin moverse 3 días y tes noches, afortunadamente el supuesto desagravio no llegó a duelo alguno entre los dos, pero sí a oídos del virrey en turno, quien dispuso que cada Hidalgo retrocediera con su respectivo carruaje hasta las entradas del callejón, uno hasta la entonces Plazuela de Guardiola y el otro hasta la Calle de San Andrés[10]​.

Notas

  1. a b Luis Gonzáles Obregón (1996). Las Calles de México. Editorial Porrúa. Colección "Sepan cuántos...". pág 19.
  2. Luis Gonzáles Obregón (1996). Las Calles de México. Editorial Porrúa. Colección "Sepan cuántos...". pág 20.
  3. a b c d "Casa de los Azulejos. Edificios de México". Consultado el 4 de mayo de 2009.
  4. "Historia de la Casa de los Azulejos". De la web de sanborns.com.mx Consultado el 4 de mayo de 2009.
  5. "Casa de los Condes del Valle de orizaba" Reportaje e imágenes de la web wordpress.com Consultado el 4 de mayo de 2009.
  6. Gutiérez Nájera, Manuel (1998),Cuentos y cuaresmas del Duque Job, Editorial Porrúa.. Colección "Sepan cuantos..."
  7. a b "Palacio de los zulejos" Reportaje y descripción del edificio. Consultado el 4 de mayo de 2009.
  8. "Casa de los Azulejos" Historia del edificio. Consultado el 4 de mayo de 2009.
  9. a b c "La Casa de los Azulejos (Distrito Federal)". Descripción arquitectónica e histórica del edificio. Consultado el 4 de mayo de 2009.
  10. "Leyenda del Callejón de la Condesa". Consultado el 4 de mayo de 2009.

Bibliografía

  • Luis González Obregón (1996). Las calles de México. Porrúa. Colección "Sepan Cuántos...". ISBN-9684522991. 

Enlaces externos