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D. B. Cooper

Secuestro de un Boeing 727

Información personal
Nacimiento 27 de abril de 1933 Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 24 de noviembre de 1971 Ver y modificar los datos en Wikidata (38 años)
Información profesional
Ocupación Desconocida
Seudónimo Dan Cooper Ver y modificar los datos en Wikidata

D. B. Cooper es el nombre atribuido a un hombre que secuestró un avión Boeing 727 en los Estados Unidos el 24 de noviembre de 1971, recibió US$200.000 en rescate y saltó en paracaídas desde el avión.[1]​ Aunque el nombre que usó para abordar el avión fue Dan Cooper, un comunicado de prensa reportó erróneamente el nombre del secuestrador como "D.B. Cooper". A pesar del gran número de pistas que se han encontrado con el paso de los años, no existe evidencia concluyente sobre su identidad y sus paraderos. El dinero del rescate nunca fue recuperado. Existen múltiples teorías de lo que pudo haber sucedido luego del salto, pero el FBI cree que Cooper no sobrevivió.[2]

La naturaleza del escape de Cooper así como la incertidumbre sobre su paradero continúan intrigando al público. El caso de Cooper (cuyo código es "Norjak" en el FBI)[3]​ es el único caso de piratería aérea sin resolver en los Estados Unidos[4]​ y es uno de los pocos casos de ese tipo en el mundo junto al vuelo 653 de Malaysia Airlines.

A pesar de la escasez de evidencia sobre el caso, varias pistas han aparecido con el paso de los años. A finales de 1978, se descubrió un cartel cerca del área donde se supone que aterrizó Cooper. En el cartel había indicaciones para abrir las compuertas traseras de un Boeing 727. Asimismo, en febrero de 1980, en los bancos del río Columbia, un niño de ocho años encontró $5.880 en billetes de $20, los cuales resultaron ser parte del rescate pagado.[5]

En octubre de 2007, el FBI declaró que había obtenido un perfil parcial de ADN de Cooper a partir de la corbata que había dejado en el avión.[6]​ En diciembre de 2007, el FBI reabrió el caso publicando nueva información y varios retratos nunca antes vistos con el objetivo de tratar de recolectar nueva evidencia que llevara a la identificación de Cooper. En la rueda de prensa, el FBI reiteró que creen que Cooper murió luego del salto, pero que desean descubrir su identidad.[6]

Secuestro

El miércoles 24 de noviembre de 1971, el día antes de Acción de Gracias en Estados Unidos, un hombre viajando bajo el nombre de Dan Cooper abordó un Boeing 727-100 para el vuelo 305 (número de registro de la FAA N467US) de Northwest Orient (posteriormente la aerolínea pasó a ser Northwest Airlines) saliendo del Aeropuerto Internacional de Portland con destino a Seattle (Washington).[7]​ Cooper fue descrito como un hombre de cerca de 45 años, con una altura entre 1,78 y 1,83 metros. Ese día llevaba una gabardina negra, mocasines, un traje oscuro, una camisa blanca, una corbata negra, gafas de sol oscuras y un alfiler de corbata hecho de madreperla.[8]​ Cooper se sentó en la parte trasera del avión en el asiento 18C. Después de que la nave despegara, le entregó una nota a la azafata Florence Schaffner,[9]​ quien estaba sentada en un asiento plegable cerca de la salida trasera, justa a la derecha del asiento de Cooper. Ella pensó que se trataba de su número de teléfono, por lo que guardó la nota, sin abrirla, en su bolsillo.[10]​ Sin embargo, Cooper se le acercó y le dijo: "Señorita, mejor lea lo que hay en esa nota. Tengo una bomba."[11]​ En la nota decía: "Tengo una bomba en mi maletín. La usaré si es necesario. Quiero que se siente junto a mí."[12]

La nota también pedía US$200.000 en billetes sin marcar y dos sets de paracaídas (dos paracaídas de espalda y dos paracaídas de emergencia)[13]​ y explicaba detalladamente cómo se deberían entregar estos objetos una vez que el avión aterrizara en el Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma; si las demandas no eran cumplidas, Cooper haría estallar el avión.[14]​ Cuando la azafata informó a la cabina de vuelo sobre Cooper y sus demandas, el piloto, William Scott, contactó el control del tráfico aéreo de Seattle-Tacoma, quienes se pusieron en contacto con la policía de Seattle y el FBI. El FBI se comunicó con el presidente de Northwest Orient, Donald Nyrop, quien solicitó a Scott cooperar con el secuestrador.[13]​ El piloto ordenó a Schaffner volver a la parte trasera del avión y sentarse junto a Cooper para tratar de averiguar si la bomba era real. El secuestrador, descubriendo las intenciones de la azafata, abrió su maletín momentáneamente, lo suficiente para que Schaffner viera varios cilindros rojos, una gran batería y cables, convenciéndola de que la bomba era verdadera.[15]​ Cooper le ordenó que le dijera al piloto que no aterrizara hasta que el dinero y los paracaídas estuvieran listos en el aeropuerto y Schaffner regresó a la cabina para entregar las instrucciones del secuestrador.[13]

Intercambio de pasajeros

Póster editado por el FBI para la captura de D. B. Cooper.

Después de que las demandas de Cooper fueran comunicadas a las autoridades, el avión empezó a sobrevolar el Puget Sound, un estrecho marítimo cerca de Seattle mientras se cumplían las órdenes del secuestrador. Mientras recolectaban el dinero, los agentes del FBI siguieron las instrucciones de usar sólo billetes sin marcar, pero decidieron usar billetes impresos en 1969 (aunque algunos eran más viejos y otro más nuevos) y con números de serie empezando con la letra L, los cuales son emitidos por el Banco de la Reserva Federal de San Francisco.[16]​ Asimismo, los agentes pasaron rápidamente los 10.000 billetes de $20 por un dispositivo Recordak para crear una fotografía en microfilm de cada billete y así grabar cada uno de los números de serie.[14][17]​ Las autoridades inicialmente pretendían usar paracaídas militares de la Base de la Fuerza Aérea McChord, pero Cooper especificó que quería paracaídas civiles que tuvieran cordones de apertura manuales. La policía de Seattle encontró paracaídas como los que quería el secuestrador en una escuela local de paracaidismo.[16]

Mientras tanto, Cooper permaneció sentado en el avión bebiendo un cóctel de bourbon whisky con soda de limón por el cual ofreció pagar. Tina Mucklow, una azafata quien permaneció junto al secuestrador la mayor parte del tiempo, lo describió como una persona agradable y lo suficientemente considerada para pedir que le dieran comida a la tripulación después del aterrizaje en Seattle.[16]​ Sin embargo, los investigadores del FBI afirmaron que el secuestrador era obsceno y que usaba "malas palabras."[16]​ A las 17:24, el control de tráfico del aeropuerto le comunicaron a Scott que las demandas de Cooper habían sido cumplidas. Entonces el secuestrador dio permiso al piloto para aterrizar. El avión tocó tierra a las 17:39.[18]​ Cooper ordenó a Scott que llevara la aeronave a una sección remota de la pista y que atenuara las luces en la cabina para evitar los francotiradores de la policía. Asimismo, pidió al control de tráfico que enviara a una persona a entregar los $200.000 y los paracaídas.[18]​ La persona elegida, un empleado de Northwest Orient, manejo hasta el avión y entregó los objetos a la azafata Mucklow a través de las escaleras traseras. Pocos minutos después, Cooper liberó a los 36 pasajeros y a la azafata Schaffner, pero retuvo al piloto Scott, la azafata Mucklow, el primer oficial Bob Rataczak y al ingeniero de vuelo H.E. Anderson.[18]

En ese entonces, los agentes del FBI desconocían las intenciones de Cooper y estaban perplejos con su demanda por cuatro paracaídas. Los agentes se preguntaban si Cooper tendría un cómplice abordo o si los paracaídas eran para los cuatro miembros de la tripulación que permanecían con él.[16]​ Nunca antes nadie había tratado de saltar en paracaídas desde un avión comercial secuestrado. Mientras la aeronave era reabastecida, un oficial de la Administración Federal de Aviación, quien quería explicar al secuestrador las implicaciones legales de la piratería aérea caminó hasta la puerta del avión y le pidió permiso a Cooper para abordar el avión. Sin embargo, el permiso fue negado rápidamente.[19]​ Una bolsa de vapor en el motor del camión de gasolina atrasó el proceso de reabastecimiento y Cooper empezó a sospechar cuando después de 15 minutos no habían acabado. El secuestrador amenazó nuevamente que haría estallar el avión, por lo que los encargados del abastecimiento aceleraron el proceso hasta terminarlo.[18]

De vuelta en los aires

Después del reabastecimiento, de una inspección detallada del dinero y los paracaídas y de negociaciones sobre el patrón del vuelo, Cooper ordenó a la tripulación despegar nuevamente a las 19:40. El secuestrador ordenó que volaran a México, D. F., a una velocidad relativamente baja de 170 nudos (320 km/h), a una altitud de 3.000 m (la altitud normal de crucero es entre 7.600 y 11.000 m), con los trenes de aterrizaje desplegados y con 15 grados de flaps.[20]​ Sin embargo, el primer oficial Rataczak le dijo que el avión sólo podría volar 1.600 km bajo esas condiciones, por lo que Cooper y la tripulación discutieron otras rutas antes de decidir volar hasta Reno (Nevada), en donde se reabastecerían nuevamente.[18]​ También decidieron volar en la ruta Victor 23, una ruta aérea federal que pasaba al oeste de la cordillera de las Cascadas. Asimismo, Cooper ordenó a Scott que dejar la despresurizada, ya esto evitaría que a 3.000 m hubiera una salida violenta de aire y facilitaría la apertura de cualquier puerta para saltar en paracaídas.[18]

Inmediatamente después del despegue, Cooper pidió a Mucklow, quien había estado sentada junto a él, que volviera a la cabina y que permaneciera allí.[21]​ Antes de que pasara tras las cortinas que separaban primera clase de clase económica, la azafata vio al secuestrador atando algo a su cintura. Momentos más tarde en la cabina, la tripulación observó una luz intermitente indicando que Cooper intentaba abrir la puerta trasera de la aeronave. A través del interfón, Scott le preguntó si había algo que pudieran hacer por él, a lo que el secuestrador respondió: "¡No!"[21]

Boeing 727 con la puerta trasera abierta.

La tripulación empezó a notar un cambio de presión en la cabina: Cooper había abierto la puerta trasera y había saltado del avión.[22]​ Esta fue la última vez que se supo que seguía con vida. El FBI cree que el salto fue realizado a las 20:13 sobre el suroeste del estado de Washington ya que a esta hora las escaleras traseras se sacudieron, posiblemente en el momento en que Cooper abandonó la aeronave. En el momento en que el secuestrador saltó, el avión estaba volando a través de una tormenta y la nubosidad impedía ver la tierra.[6]​ Debido a la mala visibilidad, los aviones de caza F-106 que seguían la aeronave no se dieron cuenta del salto del secuestrador.[23]​ Inicialmente se creyó que el secuestrador había aterrizado al sureste del área no incorporada de Ariel (Washington), cerca del lago Merwin, 48 km al norte de Portland (Oregón).[24]​ Teorías posteriores, basadas en varias fuentes tales como el testimonio del piloto de Continental Airlines Tom Bohan, quien estaba volando 4 minutos detrás y 1,200 metros sobre el vuelo 305, ubican la zona del aterrizaje de Cooper 32 km al este, pero la ubicación exacta sigue siendo desconocida.[25]

Después de 2 horas y media del despegue en Seattle, el avión, con la compuerta trasera abierta, aterrizó en Reno a las 22:15.[21]​ El aeropuerto y la pista fueron rodeadas por agentes del FBI y la polícía local. Tras comunicarse con el capitán Scott, se determinó que Cooper había abandonado la aeronave y los agentes abordaron el avión para buscar cualquier evidencia que el secuestrador hubiera dejado, encontrando varias huellas digitales, una corbata con un alfiler de madreperla, dos de los cuatro paracaídas y ocho colillas de cigarrillo.[26]​ Sin embargo, no había rastros del maletín del secuestrador, el dinero y la bolsa que lo contenía y los dos paracaídas restantes. Las personas que habían interactuado con Cooper a bordo del avión y mientras estaban en tierra fueron interrogados para crear un retrato robot. Casi todos dieron la misma descripción, dando como resultado un retrato, el cual ha sido usado por el FBI en todos sus pósters, los cuales describen a Cooper como de apariencia latina.[27]​ El FBI sostiene que el retrato es una imagen fiel de Cooper ya que todos los individuos entrevistados dieron descripciones casi idénticas a pesar de haber estado en lugares diferentes.[6]

Desaparición

Animación del salto de Cooper desde la puerta trasera del Boeing 727. La puerta no había sido diseñada para ser abierta durante el vuelo y era operada por gravedad, por lo que permaneció abierta hasta que el avión aterrizó.

Aunque a finales de 1971 y a principios de 1972 se realizaron varias búsquedas aéreas y terrestres en un área de 73 km2 en donde se creía que Cooper había aterrizado, no se encontró rastro del secuestrador o de su paracaídas. La velocidad del avión (91 metros por segundo), las diferencias de altitud y la incertidumbre del momento del salto dificultaron la determinación un punto exacto de aterrizaje. Debido a esto, el FBI cree que Cooper no sabía dónde iba a aterrizar, por lo que probablemente no había un cómplice en tierra para ayudarlo a escapar.[6]​ Inicialmente, el FBI trabajó junto a los policías de los condados de Clark y Cowlitz, quienes realizaban búsqueda a pie y en helicóptero. Otros patrullaban el Lago Merwin y el Lago Yale en botes.[28]​ Con el paso de los meses no se encontraron pistas que ayudaran a esclarecer el crimen, por lo que la llegada del deshielo con la primavera boreal provocó que se realizara una búsqueda terrestre extensiva, llevada a cabo por el FBI y más de 200 miembros del Ejército de los Estados Unidos, quienes estaban estacionados en el Fort Lewis. La expedición examinó metro por metro del área estimada de aterrizaje durante 18 días seguidos en marzo y por otros 18 días en abril de 1972. Después de seis semanas, la búsqueda no reveló ninguna evidencia relacionada con el secuestro.[29]​ Como resultado, todavía no se sabe si Cooper aterrizó realmente en esa área o si sobrevivió el salto. Poco después del secuestro, el FBI interrogó a un hombre de Portland llamado D. B. Cooper, quien nunca fue considerado un sospecho importante. Sin embargo, debido a un error de comunicación con la prensa, las iniciales "D. B." se asociaron permanentemente con el secuestrador.[22]

Mientras tanto, el FBI empezó a rastrear los 10.000 billetes de $20 usados para el rescate, dando a conocer los números de serie a bancos, compañías financieras y otros negocios. Asimismo, varias agencias policiacas alrededor del mundo, incluyendo Scotland Yard, recibieron información sobre Cooper y los números de serie de los billetes. Durante los meses que siguieron al secuestro, Northwest Airlines ofreció una recompensa de 15 por ciento del dinero que se recuperara hasta un máximo de $25.000, pero la aerolínea retiró la oferta luego de que no apareciera nueva evidencia.[30]​ En noviembre de 1973, The Oregon Journal, un periódico de Portland, publicó con permiso del FBI por primera vez los números de serie y ofreció $1.000 a la primera persona que encontrara uno de los billetes de $20.[30]​ Posteriormente, el Seattle Post-Intelligencer ofreció una recompensa de $5.000 por uno de los billetes.[31]​ A pesar del interés desatado por estas recompensas, los periódicos nunca recibieron ninguno de los billetes del rescate. Durante la década que precedió el secuestro, la policía local y el FBI habían resuelto dos crímenes importantes en noroeste de los Estados Unidos (un robo de banco y una extorsión) rastreando los números de serie de los billetes. En ambos casos sólo tomo varias semanas para que las autoridades atraparan a los criminales, quienes usaron el dinero en un área cercana pocos días después del crimen.[32]​ Sin embargo, estas circunstancias no fueron las del caso de Cooper.

Con el paso de los años, nueva evidencia fue apareciendo. A finales de 1978, un cazador que se encontraba al norte del área estimada de aterrizaje encontró una pancarta con instrucciones para abrir la puerta trasera de un Boeing 727. Después de ser analizada, se determinó que pertenecía a la puerta del avión secuestrado.[33]​ El 10 de febrero de 1980, Brian Ingram, un niño de ocho años que estaba de pic-nic con su familia, encontró $5.880 en billetes semidestruidos (un total de 294 billetes de $20 todavía atados en bandas elásticas) aproximadamente a 12 metros de la orilla del río Columbia a 8 km al noroeste de Vancouver (Washington).[34]​ Después de comparar los números de serie de estos billetes con los de billetes entregados a Cooper, se determinó que el dinero encontrado por Ingram era parte del rescate pagado nueve años atrás.[33]​ Luego del descubrimiento, varios científicos locales reclutados por el FBI declararon que el dinero llegó al área como resultado de una operación de dragado del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos en 1974. Algunos de los científicos estimaron que el dinero llegó al lugar después de que el drenaje hubiera finalizado. Por ejemplo, el geólogo Leonard Palmer de la Portland State University concluyó que el dinero no pudo haber llegado a los bancos del río Columbia como resultado de la operación de dragado porque Ingram encontró los billetes sobre depósitos de arcilla, los cuales habían sido removidos del río por la draga.[35]​ El FBI cree que el dinero llegó a los bancos del río después de 1974. Varios Investigadores e hidrólogos creen que los billetes llegaron al río Columbia a través de uno de sus tributarios, tales como el río Washougal, el cual nace en el área donde se cree que aterrizó Cooper.

El descubrimiento de los $5.880 respaldó la teoría del FBI de que Cooper no sobrevivió el salto ya que era improbable que un criminal dejara atrás parte de un botín por el cual arriesgó su vida. Las autoridades permitieron que Ingram conservara un estimado (el deterioro de los billetes impedía determinar un monto exacto) de $2.860 del dinero recuperado. El 13 de junio de 2008, de acuerdo con los deseos de Ingram, la casa de subastas Heritage Auctions vendió 15 de los billetes en Dallas (Texas) a varios compradores por un total de más de $37.000.[36]​ El resto del dinero del rescate continúa desaparecido. Los números de serie de los 9.998 billetes entregados al secuestrador se encuentran en una base de datos, la cual puede ser consultada por el público a través de un motor de búsqueda.[37]

Sospechosos

Retrato de Cooper por el FBI con progresión de edad.

El FBI ha investigado más de 1.000 "sospechosos serios" y ha descartado casi todos (pero no todos) como el verdadero secuestrador.[4]​ El FBI cree que Cooper conocía el área de Seattle, ya que reconoció Tacoma (Washington) desde el aire mientras el avión sobrevolaba el Puget Sound. También le comentó a la asistente de vuelo Mucklow que la Base de la Fuerza Aérea McChord estaba aproximadamente a 20 minutos del Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma. Aunque inicialmente el FBI creía que Cooper podría haber sido un miembro activo o retirado de la Fuerza Aérea debido a sus conocimientos de aerodinámica y paracaidismo,[16]​ esta hipótesis fue descartada posteriormente ya que ningún paracaidista experimentado hubiera intentado un salto tan arriesgado.[6]

John List

En 1971, el asesino en masa John List fue considerado como sospecho del secuestro, el cual ocurrió sólo quince días después de que matara a su familia en Westfield (Nueva Jersey). Su edad, rasgos faciales y complexión física eran similares a los de Cooper.[38]​ El agente del FBI Ralph Himmelsbach declaró que List era un "sospechoso viable" en el caso.[33]​ Cooper había solicitado $200.000 como rescate, el mismo monto que List había sustraído de la cuenta bancaria de su madre días antes de los asesinatos.[39]​ Después de su captura en 1989, List negó vehementemente haber secuestrado el avión. Actualmente, el FBI no lo considera un sospechoso.[33]​ List murió en prisión el 21 de marzo de 2008.[40]

Richard McCoy, Jr.

El 7 de abril de 1972, sólo cuatro meses después del secuestro de Cooper, Richard McCoy, Jr., usando el alias "James Johnson," abordó el vuelo 855 de United Airlines durante una escala en Denver (Colorado). McCoy le entregó a la asistente de vuelo un sobre con una etiqueta que decía "Instrucciones de secuestro," en el cual demandaba cuatro paracaídas y $500.000.[33]​ Asimismo, ordenó al piloto aterrizar en el Aeropuerto Internacional de San Francisco para reabastecer el avión.[41]​ El avión secuestrado era un Boeing 727 con escaleras traseras, las cuales fueron usadas por McCoy para escapar. El secuestrador portaba una granada ligera y una pistola sin balas. El FBI encontró un mensaje escrito a mano por McCoy así como sus huellas digitales en una revista que había estado leyendo, las cuales fueron usadas posteriormente para identificarlo.

La policía empezó a investigar a McCoy después de recibir un aviso del patrullero Robert Van Ieperen, quien era amigo del secuestrador.[42]​ Al parecer, después del secuestro perpetrado por Cooper, McCoy dijo que Cooper debería haber pedido por $500.000 en lugar de $200.000. Cuando se dio el secuestro del vuelo 855, Van Ieperen reportó el comentario al FBI. McCoy estaba casado, tenía dos hijos, trabajó como maestro en una escuela dominical mormona y estudiaba administración judicial en la Universidad Brigham Young. Asimismo, era un veterano de la Guerra de Vietnam, tenía experiencia como piloto de helicóptero y era un ávido paracaidista.[43]

El 9 de abril de 1972, McCoy fue arrestado por el secuestro del vuelo 885 después de que su escritura y huellas digitales fueron comparadas con las que se encontraron en el avión.[41]​ Casualmente, McCoy estaba de servicio en uno de los helicópteros de la Guardia Nacional de los Estados Unidos que participó en la búsqueda del secuestrador. El FBI encontró dentro de su casa un overol de paracaidista y una bolsa de lona con $499.970 en efectivo.[43]​ McCoy se declaró inocente, pero fue condenado a 45 años de prisión de todas formas. Estando encarcelado, fabricó una pistola falsa usando relleno dental, la cual obtuvo gracias a su acceso a la oficina dental de la prisión. McCoy junto a un grupo de convictos escapara en agosto de 1974 robando un camión de basura y estrellándolo contra las puertas de la prisión. El FBI logró localizar al secuestrador tres meses más tarde en Virginia. McCoy les disparó a los agentes del FBI que los esperaban en su casa y el agente Nicholas O'Hara respondió disparándole con una escopeta acabando así con su vida.[41]

En 1991, Bernie Rhodes y el ex-agente del FBI Russell Calame publicaron el libro D.B. Cooper: The Real McCoy, en el cual afirmaban que Cooper y McCoy eran en realidad la misma persona debido a las similitudes de sus modi operandi. Asimismo, la corbata que Cooper dejó en el avión era similar a la que usaban los estudiantes de la Universidad Brigham Young y McCoy poseía un alfiler de corbata idéntico al que usó Cooper.[41]​ Rhodes y Calame nunca participaron en la investigación del secuestro de Cooper, pero Calame era el jefe de la división del FBI en Utah que investigó y capturó a McCoy en 1972. Los autores dicen que McCoy "nunca admitió ni negó que fuera Cooper."[44]​ Cuando se le preguntó directamente a McCoy si era Cooper, el secuestrador respondió "No quiero hablar sobre eso."[41]​ La viuda de McCoy, Karen Burns McCoy llegó a un acuerdo legal de $120.000 con los autores del libro,[41]​ después de demandarlos por distorsionar su participación el secuestro y los eventos posteriores con base en entrevistas que mantuvo con su abogado a finales de los años 1970.[45]

Duane Weber

En julio de 2000, U.S. News & World Report publicó un artículo sobre una viuda en Pace (Florida), Jo Weber, quien afirmaba que su esposo, Duane L. Weber (nacido en Ohio en 1924), le había dicho que él era Dan Cooper antes de su muerte el 28 de marzo de 1995.[4]​ Jo empezó a sospechar y decidió investigar el pasado de su esposo. Weber había estado en el Ejército durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente estuvo recluido en una prisión cerca del aeropuerto de Portland. Weber declaró que su esposo en una ocasión, mientras tenía una pesadilla, habló sobre saltar de un avión y de dejar sus huellas digitales en las escaleras traseras.[46]​ Asimismo, Jo recuerda que poco antes de su muerte Duane le había revelado que una vieja lesión en su rodilla había sido causada por un salto desde un avión."[4]

Weber también narró como durante unas vacaciones en 1979 ambos viajaron a Seattle ("un viaje sentimental," de acuerdo con Duane) y también visitaron el río Columbia.[4]​ Ella recuerda como Duane fue a caminar sólo por los bancos del río cerca del área en donde Brian Ingram había encontrado los billetes de Cooper unos meses antes. Jo obtuvo un libro sobre Cooper de la biblioteca local y descubrió que la escritura en la notas del secuestrador era igual que la de su marido. Después de esto, empezó a mantener correspondencia con Himmelsbach, el agente que solía estar a cargo del caso de Cooper, quien aceptó que parte de la evidencia circunstancial sobre Weber calzaba en el perfil del secuestrador. Sin embargo, el FBI dejó de investigar a Weber en julio de 1998 debido a la falta de evidencia concluyente.[4]

El FBI comparó las huellas de Weber con las que se encontraron en el avión secuestrado, pero ninguna concordó.[46]​ En octubre de 2007, el FBI declaró que una muestra parcial de ADN tomada de la corbata que Cooper dejó en el avión no pertenecía a Weber.[6]

Kenneth Christiansen

En el número del 29 de octubre de 2007, la revista New York publicó una historia sobre como Kenneth P. Christiansen había sido identificado por la firma de investigadores Sherlock Investigations como un sospechoso en el caso de Cooper. Christiansen era un ex-paracaidista militar y también había trabajado con una aerolínea. Asimismo, había vivido en Washington cerca del sitio del secuestro, por lo que conocía el terreno. También bebía bourbon whisky y fumaba al igual que Cooper y su apariencia física era similar a la del retrato robot. Un año después del secuestro, Christiansen había comprado con efectivo una propiedad.[9]​ Sin embargo, el FBI descargó a Christiansen como sospechoso ya que su complexión, altura, peso y color de ojos no coincidían con las descripciones dadas por los pasajeros del vuelo 305.[47]

William Gossett

El 4 de agosto de 2008, The Canadian Press reportó que un abogado de Spokane (Washington) creía que el dinero del rescate estaba guardado en una caja de seguridad en un banco de Vancouver (Columbia Británica) bajo el nombre de William Gossett, un profesor universitario de Ogden (Utah), quien había muerto en 2003. El abogado Galen Cook dijo que la apariencia Gossett coincidía con la de los retratos de Cooper. Asimismo, Gossett supuestamente presumió a sus hijos sobre el secuestro y les mostró una llave para una caja de seguridad.[48]​ Aparentemente, Gossett confesó el crimen a dos personas (un juez y un abogado) y su hijo también cree firmemente que su padre era el secuestrador.[49]

Repercusiones

Efecto en las aerolíneas

El secuestro provocó que se dieran grandes cambios en la seguridad de los vuelos comerciales, principalmente en la adición de detectores de metal a los aeropuertos, nuevas reglas de seguridad de vuelo instauradas por la FAA y modificaciones hechas a los Boeing 727. Después de tres secuestros similares en 1972, la Administración Federal de Aviación exigió que todos los Boeing 727 estuvieran equipados con un mecanismo conocido como el "Cooper vane," una cuña aerodinámica que impide que las escaleras traseras de un avión sean abiertas durante el vuelo.[15]

Nueva evidencia y esfuerzos recientes del FBI

El 1 de noviembre de 2007, el FBI publicó información sobre la evidencia del caso que no había sido revelada al público anteriormente.[50]​ El FBI exhibió el tiquete aéreo de Cooper, el cual había costado $18.52. También reveló que el secuestrador había solicitado dos paracaídas de espalda y dos paracaídas de emergencia. Las autoridades le habían entregado inadvertidamente un paracaídas falso, el cual era usado para dar demonstraciones en clase. Este paracaídas se encontró en el avión después del secuestro y algunos piensan que Cooper no se dio cuenta de que no funcionaba. El otro paracaídas de emergencia, el cual si funcionaba adecuadamente, se encontró abierto en el avión con la cubierta cortada, por lo que se cree que Cooper lo usó para asegurar la bolsa del dinero.

El 31 de diciembre de 2007, el FBI publicó un comunicado de prensa en Internet, el cual contenía fotografías inéditas y nueva información del caso, con la intención de encontrar nueva evidencia sobre el secuestro y la identidad de Cooper. En el comunicado de prensa, el FBI descartó la teoría de que Cooper era un paracaidista experimentado.[51]​ Aunque inicialmente habían creído que Cooper debería haber tenido entrenamiento para lograr el secuestro, un análisis detallado de los eventos hizo que el FBI modificara su teoría. Los investigadores comentaron que ningún paracaidista con experiencia intentaría saltar en medio de una tormenta y sin una fuente de luz.[51]​ Asimismo, los investigadores creen que, aunque Cooper estaba apresurado por escapar, un paracaidista experimentado se hubiera detenido a examinar su equipo.[6]

El 24 de marzo de 2008, el FBI anunció que tenían un paracaídas que había sido recuperado en un campo al norte del condado de Clark, cerca del pueblo de Amboy. Un terrateniente estaba construyendo un camino privado con una topadora, cuando la hoja del aparato atrapó un pedazo de tela. Cuando los hijos del terrateniente tiraron de la tela descubrieron que se trataba de un paracaídas. El 1 de abril de 2008, Earl Cossey, el hombre que proporcionó los cuatro paracaídas que fueron entregados a Cooper, examinó el paracaídas recuperado y dijo que estaba absolutamente seguro de que no era uno de los cuatro que había proporcionada en 1971. Los paracaídas de Cooper estaban hechos de nailon, mientras que el paracaídas recuperado estaba hecho de seda.[52]​ Poco después, el FBI hizo un comunicado de prensa confirmando el descubrimiento de Cossey.[53]​ Durante excavaciones posteriores en el suroeste de Washington no se encontró evidencia de que el paracaídas fuera de Cooper.[53]

El agente especial Larry Carr propuso la teoría de que Cooper tomó su nombre de Dan Cooper, un héroe de tiras cómicas francocanadienses, quien es miembro de la Real Fuerza Aérea Canadiense y aparece saltando de un avión en la portada de una revista.[54]

Fenómeno cultural

El escape sin precedentes de Cooper impactó considerablemente la cultura popular. Se han creado canciones, obras literarias y películas basadas o inspiradas por el famoso secuestrador. Entre las novelas basadas en el secuestro están Free Fall (1990) de J.D. Reed, D.B.: a novel de Elwood Reid[55]​ y Sasquatch de Roland Smith. Asimismo, se han filmado varias películas y programas televisivos inspirados en Cooper. En 1981, se estrenó The Pursuit of D. B. Cooper, con Treat Williams como el secuestrador y Robert Duvall como el investigador de seguros que lo persigue. Durante la quinta temporada de la serie NewsRadio hubo tres episodios dedicados al misterio detrás del secuestro. En la serie Prison Break, el personaje Charles Westmoreland (interpretado por Muse Watson), quien inicialmente niega ser D. B. Cooper, admite ser el secuestrador al final de la primera temporada. Igualmente, se han escrito numerosas canciones sobre el secuestrador, incluyendo ""D. B. Cooper" de Todd Snider, "The Ballad of D. B. Cooper" de Chuck Brodsky[56]​ y "Bag Full of Money" de Roger McGuinn.

Referencias

  1. Ajustado para inflación, US200.000 en 1971 tenían el poder adquisitivo de más de US$1.000.000 en 2009. «CPI Inflation Calculator» (en inglés). Departamento de Trabajo de los Estados Unidos. Consultado el 13 de noviembre de 2009. 
  2. «FBI Makes New Bid to Find 1971 Skyjacker» (en inglés). San Francisco Chronicle. 2-1-2008. Consultado el 13 de noviembre de 2009. 
  3. Himmelsbac y Worcester, p. 135.
  4. a b c d e f Pasternak, Douglas (24 de julio de 2000). «Skyjacker at large» (en inglés). U.S. News & World Report. Consultado el 29 de noviembre de 2009. 
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Bibliografía

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