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== Biografía ==
== Biografía ==
Al producirse el golpe militar del [[24 de marzo]] de [[1976]] que dio origen al llamado [[Proceso de Reorganización Nacional]] Alfredo Astiz fue asignado a la [[Escuela de Mecánica de la Armada]] (ESMA), bajo el mando del capitán de corbeta [[Jorge Eduardo Acosta]]. En la ESMA se organizó un [[centro clandestino de detención]] y un Grupo de Tareas para realizar operaciones ilegales encubiertas numerado como GT 332. A este último perteneció Alfredo Astiz.
Al producirse el golpe militar del [[24 de marzo]] de [[1976]] que dio origen al llamado [[Proceso de Reorganización Nacional]] Alfredo Astiz fue asignado a la [[Escuela de Mecánica de la Armada]] (ESMA), bajo el mando del capitán de corbeta [[Jorge Eduardo Acosta]]. En el marco de la [[Guerra sucia en Argentina]] en la ESMA se organizó un [[centro clandestino de detención]] y un Grupo de Tareas para realizar operaciones ilegales encubiertas numerado como GT 332. A este último perteneció Alfredo Astiz.


El Grupo de Tareas 332 realizó gran cantidad de secuestros ilegales, llevando a los detenidos-desparecidos a la ESMA, donde se estima fueron detenidos y secuestrados alrededor de 5.000 personas, de las cuales menos de un 5% sobrevivieron. Como fue contado en detalle por otro represor de la ESMA, [[Adolfo Scilingo]], el modo básico de hacer desaparecer definitivamente a los detenidos, era a través de los denominados ''[[vuelos de la muerte]]'', mediante los cuales se sedaba a los detenidos-desaparecidos y se los tiraba vivos al mar mediante aviones militares.
El Grupo de Tareas 332 realizó gran cantidad de secuestros ilegales, llevando a los detenidos-desparecidos a la ESMA, donde se estima fueron detenidos y secuestrados alrededor de 5.000 personas, de las cuales menos de un 5% sobrevivieron. Como fue contado en detalle por otro represor de la ESMA, [[Adolfo Scilingo]], el modo básico de hacer desaparecer definitivamente a los detenidos, era a través de los denominados ''[[vuelos de la muerte]]'', mediante los cuales se sedaba a los detenidos-desaparecidos y se los tiraba vivos al mar mediante aviones militares.

Revisión del 00:50 20 dic 2009

Alfredo Ignacio Astiz (8 de noviembre de 1951), conocido como el ángel rubio y el ángel de la muerte, es un ex capitán de fragata de la Armada Argentina, que durante el Proceso de Reorganización Nacional en la Argentina se infiltró en las organizaciones de derechos humanos como espía. Perteneció al GT (Grupo de Tareas) 332 que actuaba con base en la ESMA.

Entre los delitos de lesa humanidad que se le atribuyen se cuentan casos de gran resonancia internacional como el secuestro, tortura y desaparición de dos monjas francesas, Alice Domon y Léonie Duquet por los cuales fue condenado en ausencia en Francia a cadena perpetua, y la adolescente argentina-sueca, Dagmar Hagelin.

Biografía

Al producirse el golpe militar del 24 de marzo de 1976 que dio origen al llamado Proceso de Reorganización Nacional Alfredo Astiz fue asignado a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), bajo el mando del capitán de corbeta Jorge Eduardo Acosta. En el marco de la Guerra sucia en Argentina en la ESMA se organizó un centro clandestino de detención y un Grupo de Tareas para realizar operaciones ilegales encubiertas numerado como GT 332. A este último perteneció Alfredo Astiz.

El Grupo de Tareas 332 realizó gran cantidad de secuestros ilegales, llevando a los detenidos-desparecidos a la ESMA, donde se estima fueron detenidos y secuestrados alrededor de 5.000 personas, de las cuales menos de un 5% sobrevivieron. Como fue contado en detalle por otro represor de la ESMA, Adolfo Scilingo, el modo básico de hacer desaparecer definitivamente a los detenidos, era a través de los denominados vuelos de la muerte, mediante los cuales se sedaba a los detenidos-desaparecidos y se los tiraba vivos al mar mediante aviones militares.

El grupo de la iglesia Santa Cruz

A Alfredo Astiz se le encomendó la tarea especial de infiltrarse en las organizaciones de derechos humanos y en especial en la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Para ello adoptó el nombre falso de Gustavo Niño, simulando ser familiar de un detenido-desaparecido. Las madres solían referirse a él cariñosamente como "el rubito", debido al tono rubio de su cabello y sus ojos azules. En ese carácter Astiz se desempeñó activamente y su nombre supuesto llegó a figurar en la solicitada reclamando la libertad de una lista de detenidos-desaparecidos que las organizaciones de derechos humanos publicaron en el diario La Nación el 10 de diciembre de 1977. Astiz, bajo su nombre simulado de Gustavo Niño, solía acompañar a las madres y otros activistas de los derechos humanos, en sus reuniones y actividades en la iglesia Santa Cruz perteneciente a los padres pasionistas, en el barrio San Cristóbal de Buenos Aires y jugar con las niñas y niños que integraban la agrupación de boy scouts de la parroquia.

En diciembre de 1977 se tomó la decisión de hacer desaparecer al grupo de derechos humanos que se reunía en la iglesia Santa Cruz, en gran medida debido a que la exposición de Astiz había sido muy alta. Entre el 8 y el 10 de diciembre el Grupo de Tareas 332 secuestro y detuvo clandestinamente al grupo de Santa Cruz: Azucena Villaflor de Vicenti, Esther Ballestrino de Careaga, María Ponce de Bianco (las tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo), las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, y los activistas de derechos humanos Ángela Auad, Remo Berardo, Horacio Elbert, José Julio Fondevilla, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y Patricia Oviedo.

Durante el operativo Astiz siguió aparentando ser un familiar y fue señalando con un abrazo en el atrio de la iglesia a quienes debían ser secuestrados. Durante varios años se consideró que Gustavo Niño era un desaparecido y se lo incluyó en las listas por cuyas vidas se reclamaba.

Los doce miembros de la iglesia Santa Cruz fueron torturados y asesinados al ser arrojados al mar en un vuelo de la muerte. En 2005 algunos de sus cuerpos serían hallados enterrados como NN en el cementerio de General Lavalle, cercano a las playas a las que las corrientes marinas los habían arrojado en 1977.

Hasta en sus peores momentos de dolor, la Hermana Alice que estaba en "Capucha"- preguntaba por la suerte de sus compañeros y en el colmo de la ironía- en forma particular por el «muchachito rubio», que no era otro que el Teniente de Fragata Astiz... (Testimonio de Lisandro Raúl Cubas, Legajo N° 6974, Informe Nunca Más, CONADEP, 1985)[1]

Dagmar Hagelin

El 26 de enero de 1977 el Grupo de Tareas 332 de la ESMA detuvo a Norma Burgos, esposa de un alto dirigente de la organización guerrillera Montoneros. Un grupo, en el que se encontraba Astiz, permaneció en la casa de Norma Burgos con el fin de esperar la llegada, al día siguiente, de María Antonia Berger, otra alta dirigente de Montoneros.

El 27 de enero de 1977, a las 8:30 de la mañana, una joven de 17 años, rubia y de ojos celestes, llamada Dagmar Hagelin, amiga de Norma Burgos, llegó a su casa a saludarla. Debido al tipo nórdico de Dagmar Hagelin, el Grupo de Tareas pensó que era la dirigente montonera que esperaban, y en cuanto traspasó la puerta del jardín le apuntaron con las armas. Dagmar, que practicaba atletismo, respondió volviendo a salir a la calle para huir corriendo. Astiz y un cabo de apellido Peralta fueron tras ella. Astiz entonces le gritó dos veces que se detuviera y procedió a dispararle, acertándole en el lado izquierdo cerca del arco superciliar izquierdo, sin causarle una herida de mucha gravedad. A consecuencia del disparo Dagmar cayó boca abajo sobre la acera. Las fuerzas de seguridad detuvieron entonces un taxi Chevrolet, chapa-patente C-086838, conducido por Jorge Eles, donde la joven herida fue introducida en el baúl. Según los dichos de los numerosos testigos que presenciaron la acción Dagmar se encontraba viva y conciente pues intentó frenar con sus manos la tapa del baúl antes de cerrarse. Dagmar fue vista con vida en la ESMA, perdiéndose todo rastro luego de marzo de 1977.

Escándalo internacional

La desaparición de las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon y de la joven argentino-sueca Dagmar Hagelin produjo un involucramiento activo y directo de los gobiernos de Francia y de Suecia, respectivamente, para exigir al gobierno argentino información concreta sobre las tres mujeres desaparecidas. En el caso de Dagmar Hagelin incluso reclamaron enérgicamente el presidente de los Estados Unidos James Carter y el Papa Juan Pablo II.

En noviembre de 1979 la opinión pública mundial conoció por primera vez testimonios directos de los campos de concentración en la Argentina, a través de las declaraciones de tres liberadas que habían estado en la ESMA: Ana María Martí, Alicia Milia de Pirles y Sara Solarz de Osatinsky. La prensa sueca dijo entonces que "Dagmar fue arrojada al mar", pero ninguna de las tres conocía nada sobre la suerte de la joven. Sin embargo Pirles y Osatinsky dieron a conocer una información decisiva: que Norma Susana Burgos también había sido liberada y estaba en Madrid.

Las autoridades suecas tomaron entonces contacto con Norma Burgos, quién prestó un testimonio decisivo el 13 de diciembre de 1979. Contó que mientras estaba detenida en la ESMA, vio y habló con Dagmar Hagelin en tres oportunidades, el mismo 27 de enero en que la joven fue secuestrada y nuevamente, dos o tres días después y al finalizar la primera semana de febrero. En las dos primeras ocasiones Dagmar se encontraba consciente en una camilla en la enfermería del sótano. Presentaba una herida un poco más arriba del arco superciliar izquierdo, un derrame rojizo bajo sus ojos y no podía controlar esfínteres. Llegó a preguntarle como estaba y Dagmar contestó algo equivalente a "a pesar de todo me siento bien". La última vez que la vio fue en el tercer piso, levantándose la capucha por un pocos segundos: Dagmar estaba en una habitación sola, de pie y con un camisión o bata floreada. Aproximadamente el 10 de febrero, Burgos vio que la habitación en la que se encontraba Dagmar estaba vacía y logró que un custodio le informara que había sido trasladada individualmente. Burgos declaró también que:

...a diferencia de otros casos que solían ser referidos en los diálogos entre los captores y entre estos y sus prisioneros, nunca nadie más hizo mención a la suerte corrida por Dagmar Ingrid Hagelin.[2]

Norma Burgos incluso, tenía la blusa que Dagmar tenía puesta cuando fue secuestrada y llevada a la ESMA, y se la entregó al padre.

En su testimonio Burgos brindó otro dato fundamental, al individualizó a la persona que disparó contra Dagmar y conducía el grupo que la secuestró: Alfredo Astiz.

El 11 de abril de 1980 luego de años de intentar que el gobierno argentino colaborara para establecer lo que había sucedido con la adolescente, el gobierno sueco dio a conocer públicamente el testimonio de Norma Susana Burgos y entregó a la prensa europea una foto de Astíz diciendo:

Este es el secuestrador.[3]

Su participación en la Guerra de Malvinas

Poco tiempo después, el 2 de abril de 1982 la Argentina ocupó militarmente las Islas Malvinas dando origen a la Guerra de las Malvinas. Astiz en esa situación fue destinado a las Islas Georgias del Sur para dirigir un grupo comando llamado Los Lagartos. El 25 de abril las tropas británicas desembarcaron en las islas. Pocas horas después Astiz, ante tropas no muy superiores y al disparo del primer misil Carl Gustav de 84 mm británico, rindió incondicionalmente el pabellón argentino. Una histórica fotografía muestra el momento en el que Astiz, de barba, firma la rendición ante los capitanes Pentreath y Barker de las fuerzas armadas británicas (ver foto aquí).

Astiz quedó entonces detenido como prisionero de guerra. Francia y Suecia reclamaron entonces su extradición para juzgarlo por secuestro y asesinato. Pero Gran Bretaña, gobernada entonces por Margaret Thatcher, invocó la Convención de Ginebra, para negar la extradición y lo devolvió a la Argentina al finalizar la guerra.[4]

La vida de Astiz una vez finalizada la dictadura

Más allá de las contradictorias consecuencias que para su libertad han tenido los diferentes juicios por delitos de lesa humanidad que se le han seguido, una vez terminada la dictadura Alfredo Astiz ha simbolizado paradigmáticamente las aberraciones cometidas durante la guerra sucia en Argentina y suele sufrir agresiones de diverso tipo las pocas veces que aparece en lugares públicos.

La periodista argentina Gabriela Cerruti le realizó un histórico reportaje en el que dijo, entre otras cosas:

Yo digo que a mí la Armada me enseñó a destruir. No me enseñaron a construir, me enseñaron a destruir. Sé poner minas y bombas, sé infiltrarme, sé desarmar una organización, sé matar. Todo eso lo sé hacer bien. Yo digo siempre: soy bruto, pero tuve un solo acto de lucidez en mi vida, que fue meterme en la Armada.[5]

Juicios

La causa penal contra Astiz por la desaparición de Dagmar Hagelin fue cerrada en 1986 por considerar que la causa había prescrito.

Poco después, las presiones militares llevaron a sancionar las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que cancelaron la mayoría de los juicios por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la guerra sucia en Argentina.

Ante la impunidad establecida en la Argentina para juzgar a Astiz, Francia lo juzgó en ausencia en 1990 condenándolo a prisión perpetua, por el secuestro y el asesinato de Alice Domon y Léonie Duquet. A partir de ese momento Astiz nunca más pudo salir de la Argentina pues serían inmediatamente detenido y enviado a Francia para cumplir su condena.

En 1998 fue expulsado de la Marina y perdió su rango.

En 2003 el Congreso Nacional anuló las leyes de Punto Final y Obediencia Debida permitiendo la reapertura de varias causas con la que estaba vinculado, disponiéndose por tal motivo su prisión preventiva en la mega-causa ESMA.

En mayo de 2006 fue procesado con prisión preventiva por la desaparición del grupo de la Iglesia Santa Cruz y otros seis casos de secuestros y torturas.[6]​ En Francia ha sido condenado a cadena perpetua.

Poco después, el 18 de agosto de 2006 la Cámara de Casación Penal, hizo lugar al pedido de reapertura de la investigación de lo ocurrido con Dagmar Hagelin por considerarla delito de lesa humanidad y como tal imprescriptible.[7]

Por otra parte en 1997 el juez español Baltasar Garzón solicitó la detención y extradición de 45 militares argentinos y un civil a quienes procesó por genocidio, terrorismo de Estado y someter a torturas a presos políticos durante el régimen de facto que gobernó en Argentina entre 1976 y 1983. Entre ellos se encuentra Alfredo Astiz.[8]​ El pedido fue rechazado varias veces por el gobierno argentino alegando el principio de territorialidad.

El 27 de julio de 2003 el presidente Néstor Kirchner mediante el Decreto 420/03 modificó el criterio de rechazo de las extradiciones sustentado hasta ese momento ordenando "obligatoriedad del trámite judicial" solicitado por la Justicia española, y abriendo así el camino a la extradición efectiva de los militares requeridos.[9]

Simultáneamente, en agosto de 2003, el entonces Presidente de Gobierno de España, José María Aznar, ordenó no continuar con el proceso de extradición de los solicitados por crímenes durante el gobierno de facto en Argentina. Pero en 2005 esta decisión fue anulada por la Corte Suprema de España,[10]​ ordenando continuar adelante con las extradiciones solicitadas por Garzón.

En 2008 la Corte d'Assise d'Appello de Roma decidió la prisión perpetua para Astiz y otros cuatro militares Argentinos: Jorge Eduardo Acosta, Jorge Raúl Vildoza, Antonio Vañek e Héctor Antonio Febres responsables de l'ESMA y, en particular, de la desaparición, tortura, detención y muerte de tres inmigrantes calabreses (Angela Maria Aieta, Susanna e Giovanni Pegoraro).

En 2009 la Suprema Corte di Cassazione Italiana confirmó definitivamente la condena.

Actualmente, el militar y represor Alfredo Astiz padece de un cáncer de páncreas.

Curiosidades

  • Ignacio Copani le dedica la canción Angel rubio, donde le reprocha "haber asesinado a las monjas francesas", el haber besado "la bota del inglés sin haber disparado ni un tiro" y finaliza refiriéndose al mismo como «un canalla reventado que merece ser colgado del extremo de una cuerda»

Referencias

Bibliografía

Véase también