Diferencia entre revisiones de «Coronación de la Virgen (Velázquez)»

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La composición de las figuras es [[triángulo|triangular]], con el vértice invertido, siguiendo la moda de la época, dando la sensación de un gran equilibrio y armonía de líneas. El protagonismo es para la imagen de María cuyo rostro se presenta con los ojos bajos, la nariz recta y los labios perfilados. La expresión es de modestia, de reverencia y emoción. La composicion del cuadro en conjunto, tanto por el color como por la forma, te recuerda un corazon. La actitud de la Virgen, senalando con su mano derecha su propio corazon, refuerza esta idea y mueve a la piedad.
La composición de las figuras es [[triángulo|triangular]], con el vértice invertido, siguiendo la moda de la época, dando la sensación de un gran equilibrio y armonía de líneas. El protagonismo es para la imagen de María cuyo rostro se presenta con los ojos bajos, la nariz recta y los labios perfilados. La expresión es de modestia, de reverencia y emoción. La composicion del cuadro en conjunto, tanto por el color como por la forma, te recuerda un corazon. La actitud de la Virgen, senalando con su mano derecha su propio corazon, refuerza esta idea y mueve a la piedad.


A la derecha del espectador está Dios Padre, representado con gran dignidad como un viejo bondadoso. No debemos perder de vista, sin embargo, que Dios no tiene sexo, es decir, no es varón ni mujer. A la izquierda está [[Jesucristo]], con largos cabellos, en actitud de coronar la cabeza de la Virgen. Y en el centro, la representación del Espíritu Santo, bajo la forma de una paloma blanca. Estas tres Personas, a la misma altura, a lo lago de una hipotética línea que define la base del triángulo (representando el mismo rango de supremacía en la Divinidad).
A la derecha del espectador está Dios Padre, representado con gran dignidad como un viejo bondadoso. A la izquierda está [[Jesucristo]], con largos cabellos, en actitud de coronar la cabeza de la Virgen. Y en el centro, la representación del Espíritu Santo, bajo la forma de una paloma blanca. Estas tres Personas, a la misma altura, a lo lago de una hipotética línea que define la base del triángulo (representando el mismo rango de supremacía en la Divinidad).


Los tonos empleados por Velázquez son los azules, violetas, carmines (carmín veneciano). No emplea los rojos tradicionales. Sigue los consejos de su maestro Pacheco, escritos en el libro ''Arte de la Pintura'', pese a que en estos momentos Velázquez es ya un autor consagrado y está muy lejos del alumno que fue.
Los tonos empleados por Velázquez son los azules, violetas, carmines (carmín veneciano). No emplea los rojos tradicionales. Sigue los consejos de su maestro Pacheco, escritos en el libro ''Arte de la Pintura'', pese a que en estos momentos Velázquez es ya un autor consagrado y está muy lejos del alumno que fue.

Revisión del 17:42 23 dic 2009

La coronación de la Virgen
Año 1641-1644
Autor Diego Velázquez
Técnica Óleo sobre lienzo
Estilo Barroco
Tamaño 176 cm × 124 cm
Localización Museo del Prado, Madrid, España
País de origen España

La coronación de la Virgen es un lienzo de Diego Velázquez conservado en el Museo del Prado.

Historia del cuadro

Este cuadro fue realizado por Velázquez, probablemente para el oratorio del cuarto de la reina Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, en el antiguo Real Alcázar de Madrid. Es una pintura excepcional, en primer lugar por el tema ya que lo más frecuente en Velázquez eran los retratos, y en segundo lugar por la manera que tiene de abordarlo, con un cierto aire de naturalidad y sobriedad que no se daba en otros autores de temas religiosos del barroco. La pintura vino a sumarse a otras tantas realizadas en Nápoles por el pintor Andrea Vaccaro, y que fueron traídas a Madrid por el cardenal Gaspar de Borja, cuyos temas eran las distintas festividades de la Virgen.

Descripción del cuadro

La composición de las figuras es triangular, con el vértice invertido, siguiendo la moda de la época, dando la sensación de un gran equilibrio y armonía de líneas. El protagonismo es para la imagen de María cuyo rostro se presenta con los ojos bajos, la nariz recta y los labios perfilados. La expresión es de modestia, de reverencia y emoción. La composicion del cuadro en conjunto, tanto por el color como por la forma, te recuerda un corazon. La actitud de la Virgen, senalando con su mano derecha su propio corazon, refuerza esta idea y mueve a la piedad.

A la derecha del espectador está Dios Padre, representado con gran dignidad como un viejo bondadoso. A la izquierda está Jesucristo, con largos cabellos, en actitud de coronar la cabeza de la Virgen. Y en el centro, la representación del Espíritu Santo, bajo la forma de una paloma blanca. Estas tres Personas, a la misma altura, a lo lago de una hipotética línea que define la base del triángulo (representando el mismo rango de supremacía en la Divinidad).

Los tonos empleados por Velázquez son los azules, violetas, carmines (carmín veneciano). No emplea los rojos tradicionales. Sigue los consejos de su maestro Pacheco, escritos en el libro Arte de la Pintura, pese a que en estos momentos Velázquez es ya un autor consagrado y está muy lejos del alumno que fue.

Son dignos de destacar los angelitos que rodean a la Virgen por la parte de abajo del cuadro. Representan a cuatro tronos sujetando la tribuna de la Virgen, y 2 querubines que la rodean y la sirven, como al mismo Dios. La calidad pictórica de estos angelitos nada tienen nada que envidiar a los pintados por Murillo y que le hicieron tan famoso en ese tema.