Diferencia entre revisiones de «Real Sociedad Fotográfica»

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== NEORREALISMO HISPANO ==

1 NEORREALISMO HISPANO
2 LA ESCUELA DE MADRID
3 LA COLMENA
4 CONCLUSIÓN
5 BIBLIOGRAFÍA

1. NEORREALISMO HISPANO [editar]Se han editado muchos libros que reflejan la vida en imágenes de la España del siglo XX. Y se ha confundido la historia de España con la historia de la fotografía en España. Sin duda un país que en los últimos cien años ha sufrido tantos cambios de toda índole, proporciona mucha materia fotográfica para divulgar y perpetuar. Pero sobre todo en los últimos setenta años, el fotoperiodismo ha sido el fenómeno que sin duda se ha aprovechado más de las convulsiones sociales. Los historiadores fotográficos están obligados a pasar por los archivos de los periódicos, si desean encontrar los hechos históricos. Pero la asignatura pendiente es seleccionar, censar, datar y clasificar los diferentes movimientos fotográficos, desde el punto de vista creativo y documentalista. Mientras se desarrollaban las secuencias del fotoperiodismo de los años 50, 60 y 70 del siglo XX, se estaban gestando en el seno de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid y su homóloga en Cataluña, el movimiento del Neorrealismo Hispano, paralelo al desarrollado en el mismo periodo en Italia. La escuela de Madrid albergó una auténtica pléyade de fotógrafos que tenían en común el documentalismo y la fotografía creativa. La inmensa mayoría de los fotógrafos que constituían este movimiento, no están representados en los libros que reflejan la vida española en imágenes del siglo pasado. Los historiadores no se pueden molestar a la hora de denunciar este vacío. Italia no lo tiene. España dispone de ello pero de forma dispersa. Deslumbrados por el fotoperiodismo, carecemos de una colección que agrupe a todo este mester de la fotografía. Sin olvidar que el neorrealismo, también, albergó en su seno al mundo cinematográfico. El Neorrealismo Hispano existe pero está en la diáspora. Los responsables de las agrupaciones fotográficas, en cuyo seno surgieron los fotógrafos documentalistas, y las entidades públicas, más sensibles cada día hacia la fotografía, deben liderar iniciativas para recuperar este patrimonio que ya no es de los autores, sino del universo fotográfico. Más adelante se muestra la trayectoria de este movimiento a través de Madrid y Barcelona. Dentro de las agrupaciones fotográficas, no discrepaban sobre el objeto de sus asociaciones, que indiscutiblemente era, la fotografía. No obstante se impuso un liderazgo que mutiló y eclipsó a no pocos fotógrafos. No hay duda que ha contribuido a ello responsables de las propias agrupaciones, comisarios interesados y poco ilustrados, historiadores polarizados en el fotoperiodismo y entidades públicas políticamente contaminadas delegando en personas con escasa visión de los movimientos fotográficos. Quizás también cubiertos todos de un escaso interés por colocar a la fotografía de donde nunca debió bajar, aunque jamás estuvo allí. Es preciso seguir el ejemplo italiano. Dos muestras se han desarrollado en nuestro país.

La mayor parte de la historia de la fotografía de la capital de España de los años 50, 60 y 70, se escribe en el seno de la Real Sociedad Fotográfica. Allí se produce un movimiento fotográfico que tiene su referente en el neorrealismo italiano. La exposición que sobre esta corriente, tuvo en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, constata que este fenómeno fotográfico tuvo, también, su homólogo en Barcelona y en Madrid. Y en el mundo cinematográfico a nivel nacional. Se menciona aquí porque los cineastas fueron albergados en el seno de la Real Sociedad Fotográfica, junto a los fotógrafos. Así lo recogían sus estatutos.

Fotógrafos de Barcelona que constituyeron un movimiento similar al de Madrid. Predecesores o adelantados como Francesc Catalá Roca, sucesor de su padre Pere Catalá Pic y Joaquín Gomis. Sin olvidar Agustí Centelles y Emili Vilá. Y más contemporáneos con los madrileños son: Carlos Pérez Siquer, Josep Massó, Joan Colom, Oriol Maspons, Ticard Terré, Ramón Masats, éste se considera de La Escuela de Madrid. Leopoldo Pomés, Eugeni Forcano y Xavier Miserachs. Joan Colom se le concede el Premio Nacional de Fotografía 2002. Carlos Pérez Siquer obtiene también el Premio Nacional de Fotografía en 2003 y Ramón Masats recibe en 2004 el mismo Premio Nacional de Fotografía.

El cine español de los años 40 y 50, es un cine en blanco y negro que recogía la gris realidad española, pero toma parte de este neorrealismo, aunque ningún historiador se atreva a mencionarlo por temor a molestar a la más que discutible denominación de origen del neorrealismo italiano. Películas como: Bienvenido Mr. Marshall (1952) y Novia a la vista (1953) de Luis G. Berlanga. Cómicos (1953) y Muerte de un ciclista (1955) de Juan Antonio Bardem y El cochecito y El pisito (1958) de Marco Ferreri, son una muestra de esta realidad indivisible entre el cine y la fotografía.

Se pueden añadir sin reparos: Calle Mayor, El verdugo, La busca, La tía Tula, Tristana, Mi querida señorita, Surcos y Los olvidados. Sin omitir La vida por delante (1958) y La vida alrededor (1959) de Fernando Fernán Gómez. Todas estas películas ilustran la versión cinematográfica del neorrealismo español, pese a quien pese.

La historia de la fotografía en España ya está a buen recaudo en manos de los historiadores, siendo su máximo exponente el académico Publio López Mondéjar. No obstante, la intención de este trabajo es mostrar la génesis de La Escuela de Madrid, la creación de grupos de fotógrafos afines, la rivalidad ideológica, que no fotográfica, y el poder ejercido de unos sobre los otros. Cuya consecuencia fue la implantación de una cultura oficialista excluyente y discriminatoria, por razones que nada tenían que ver con el universo fotográfico.

Una muestra del Neorrealismo Hispano la tenemos, quizás, en la primera piedra que un grupo de fotógrafos españoles pone en París en el año 1962. Se trata de una docena de autores de Madrid y Barcelona teóricamente independientes pero que tenían un común denominador; El documentalismo, el reflejo humanístico de la España de los años 50 y 60 y la fotografía creativa. En suma el movimiento del neorrealismo hispano

Fotógrafos españoles en París durante el año 1962

Andrés Basté de Cataluña Xavier Miserachs de Cataluña Oriol Maspons de Cataluña Juan Cubaró de Cataluña Eugenio Forcano de Cataluña Joan Colom de Cataluña Ramón Masats de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid Francisco Ontañón de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid Gabriel Cualladó de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid Francisco Gómez de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid Leonardo Contero Rodríguez de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid Gerardo Vielba* de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid

(*) Según Vicente Nieto, miembro de La Real Sociedad Fotográfica, la obra de Gerardo Vielba, también, tomó parte de la Exposición de París, aunque no hay constancia de que viajara con el grupo.


Los historiadores, los museos y los comisarios, tienen una asignatura pendiente y una deuda contraída con el universo fotográfico de España. Hemos acogido en varias ocasiones en nuestras salas de exposición, con total entrega y entusiasmo al Neorrealismo Italiano. Es hora de despojarnos de temores, complejos y prejuicios. La magna obra de este colectivo dispersa en la actualidad, es preciso reagruparla en una sola unidad. Ya no les pertenece a los fotógrafos, es patrimonio de todos: Museos, escuelas y amantes de la fotografía.

La Escuela de Madrid y su correspondiente en Barcelona, fueron sin duda la piedra angular de este proyecto. Y la Real Sociedad Fotográfica que es la responsable histórica de la diáspora fotográfica de sus miembros, debe abrir sus puertas para facilitar toda la información que obre en su poder. Este ensayo está marcado a lo largo y ancho por una constante que discrimina, margina y excluye a una serie de autores, que perteneciendo al mismo movimiento fotográfico, no comulgaron con las pautas oficiales imperantes. Quien tuvo la oportunidad de vivir la España de los años sesenta, fecha de la invitación oficial de los fotógrafos españoles a París, tiene toda la información suficiente para entender que se quedaran en su casa aquellos fotógrafos críticos con el régimen.


2. LA ESCUELA DE MADRID , auténtico movimiento del neorrealismo español, surgió en el seno de la Real Sociedad Fotográfica, durante los años cincuenta, proyectándose hasta la década de 1970. Según el censo recogido en el catálogo que sirvió de apoyo a la exposición patrocinada por el Ministerio de Cultura en 1988, la pléyade de fotógrafos que integraron este auténtico mester de la imagen, se eleva a veintidós. De todas aquellas personas que se acerquen a este foro del bien hacer fotográfico, contemplado desde la atalaya del siglo XXI, que nadie cometa la osadía de hacer una crítica cualitativa de la obra de todos y cada uno de los autores. Toman parte de la historia fotográfica de España y son el reflejo fotográfico de su pueblo. Sin embargo, es preciso profundizar en sus raíces ancladas en la España de la dictadura, sin complejos y acercándose a su clandestina pluralidad. Inmersos en una sociedad viviendo casi de prestado y forzados al uniformismo, algunos huyeron de él y mostraron una riqueza fotográfica lejos de las pretendidas pautas oficiales, empeñadas en mantener que los fotógrafos de la época eran ajenos a los compromisos sociales. Abandonaron el estudio y el plató, las cámaras palaciegas, los salones burgueses y montaron marchas a los pueblos, donde cada uno se buscaba a sí mismo.

Avanzando en la génesis de la Escuela de Madrid, dos grupos sedimentaron y acrisolaron su singularidad. En principio surge el colectivo denominado La Palangana. Y más tarde otro con el apelativo de La Colmena. Hasta ahora ha predominado cierta timidez o pudor poco explicados, a la hora de marcar las variables que les hacían diferentes. El libro de la Historia de la Real Sociedad Fotográfica, dedica a este asunto un sólo título, aunque reconoce que los integrantes de La Palangana: “Son el germen de lo que después se conocería como la Escuela de Madrid” y a los de La Colmena les menciona como “un grupo más amplio y más abierto, como respuesta a La palangana, en el que sólo cabían cinco o seis”. Más abajo algunos cuadros presentan los colectivos que se organizaron, según consta en la Historia de la Real Sociedad Fotográfica. Escrita por Ana María Martín López y Manuel Muñoz García en 2004.


LA PALANGANA


1. Gabriel Cualladó (*) 2. Francisco Ontañón 3. Rubio Camín 4. Leonardo Cantero 5. Francisco Gómez 6. Ramón Masats (*) 7. Gerardo Vielba 8. Fernando Gordillo y 9. Juan Dolcet Santos

(*) Gabriel Cualladó recibiría el Premio Nacional de Fotografía en 1994. (*) Ramón Masats obtendría también en 2004 el Premio Nacional de Fotografía. Ramón Masats firma un artículo en el Boletín que dice: “Solamente quiero dar la voz de alarma, ¡Señores, que la hidra de la escisión asoma una de sus diez y seis orejas!”

La fiebre de los grupos continúa:


EL GRIFO


1. Jaime Fuentes, fotógrafo de modelos desnudas 2. Vicente Paniagua 3. Manuel P. de Aguilar 4. A.J. Biosca y 5. Francisco Matellanes



Ante el rumor de crear EL CANDIL y LA LECHUZA. “El resto de los socios decidían crear el avispero, para ver si salimos de él”.

LA COLMENA


1. Carlos Miguel Martínez 2. Rafael Sanz Lobato (*) 3. Donato de Blas 4. Sigfrido de Guzmán (*) 5. José Blanco Pernía 6. Evaristo Martínez Botella 7. Carlos Corcho 8. Serapio Carreño y 9. Vicente Nieto


(*) Rafael Sanz Lobato es Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2004. (*) Sigfrido de Guzmán es Premio Nacional de Fotografía en el año 1994. Otorgado por la Confederación Española de Fotografía.

“Se proclaman antiminoritarios y se autodenominan así por su carácter laborioso y su sentido comunitario”. Se funda por iniciativa de Carlos Miguel Martínez, como “un grupo más amplio y más abierto, como respuesta a La Palangana, en que ‘sólo cabían cinco o seis’.

No obstante, escudriñando las distintas corrientes y lejos de hacer un análisis simplista de las dos tendencias, es cierto que tenían diferencias encontradas; habiendo corrido el riesgo de ruptura. Nada de lo que sucedía en la Real, podía ser sorprendente, era fiel reflejo del tiempo que les tocó vivir. Su historia da cuenta de ello. Aristocracia, burguesía, sociedad con poder económico, guerra que desgarra, abandono del pictorialismo, popularización de la fotografía y unos fotografiaban aquello que eran y otros lo que les hubiera gustado ser. La España neorrealista y la España aparente. Los dos grupos miraban la misma realidad, pero cada uno la veía de diferente manera. Aunque a través de su obra sería una temeridad hacer una dicotomía de las intenciones. Las actitudes grupales, los liderazgos emergentes, las rupturas subyacentes, marcaron pautas que constataron que se trataba de dos tendencias claramente definidas y a veces encontradas. Conservadores y progresistas, vivo reflejo de la España de los vencedores y vencidos.

Depende de cómo se perciba una imagen, se puede intuir al autor. Cuando estos fotógrafos salieron de Madrid para tomar fotografías de lo feo, lo pobre, lo humilde, quizás, estaban sacando a la luz los trapos sucios que el sistema deseaba ocultar. Podemos admitir la inocencia o falta de intención de un fotógrafo cuando toma una foto a dos campesinos descalzos o cualquier otra característica de las carencias y el subdesarrollo, pero no podemos obviar, que todos fueran así. Tampoco se puede negar que en estos dos movimientos que integraron la Escuela de Madrid, hubiera intencionalidad política porque es consustancial al tejido social, al cual pertenecían los fotógrafos. Y analizando conductas globales, La Palangana y no hay que tener complejos en decirlo, era de rasgos más homologados con el régimen, que La Colmena.

El devenir de los años posteriores, vinieron a reconocer la preponderancia de un grupo sobre el otro. El catálogo del Ministerio de Cultura es suficientemente ilustrativo. De un censo de veintidós autores sólo nueve aparecen con biografía y su correspondiente galería, el resto una reseña que más tenía de epitafio que de biografía. El lector es legítimo que se pregunte dónde quiere llegar la intención de este artículo. Simplemente ejercer el derecho a discrepar de los exégetas oficiales de los fotógrafos de la Real Sociedad Fotográfica. El propósito es reivindicar el reconocimiento de la memoria histórica y creativa, sin prejuicios, de todos los autores que hicieron posible el movimiento fotográfico más importante del Neorrealismo Hispano en Madrid.

La Escuela de Madrid que se presentó en el año 2006 en el museo Conde Duque de Madrid, según la comisaria Mónica Carabias Álvaro, estaba constituida por un grupo de seis amigos. Así lo declaró a la cadena SER. Los seis fotógrafos que integran esta mini escuela, son los fundadores de la Palangana. Este artículo pretende que a la Escuela de Madrid se le reconozca la creatividad técnica y artística de todos los fotógrafos que desde sus puntos de vista, fueron capaces de fotografiar España a lo largo de tres décadas. Y recuperar la otra Escuela de Madrid que también es patrimonio de la Real Sociedad Fotográfica.

Es evidente que para adentrarse en este tema, ha sido necesario partiendo de las posturas mantenidas por la tradición, obtener más información. El libro de la Historia de la RSF, incluye desde el año 1953 una serie de obras correspondientes a treinta y tres fotógrafos. Cotejando esta relación con los fotógrafos de las dos formaciones dentro de la RSF, apenas hay tres de La Colmena. El contenido del propio libro atribuye su pertenencia a La Palangana a nueve fotógrafos, a El Grifo les concede cinco miembros y a La Colmena ocho fundadores. Un total de veintidós.

Al consultar el censo del catálogo de la Escuela de Madrid, editado por el Ministerio de Cultura, encontramos en la sección FOTOGRAFÍAS y BIOGRAFÍAS a nueve autores que podríamos llamar los fotógrafos mayores, cuya lista coincide con el mismo número de integrantes de La Palangana. Salvo un fotógrafo que consta en el libro de la Historia de la RSF, como perteneciente a La Colmena. El mencionado catálogo publica un resumen biográfico de cada uno de los nueve con su retrato correspondiente y un total de 171 fotografías. Exactamente 19 fotografías por fotógrafo. Bajo el título de OTROS AUTORES, relaciona trece fotógrafos que es evidente que les consideran como fotógrafos menores. Sin biografía, sin retrato y sin ilustraciones de su obra. Sólo menciona 27 obras pertenecientes a la totalidad. Para ser exactos algunas de estas imágenes se pierden en el largo introito redactado por uno de los fotógrafos mayores. Una muestra desproporcionada que sólo alcanza una media por autor de escasamente dos ilustraciones. Consultando esta lista de trece con los fundadores de La Colmena, tres de ellos constan como menores y otro integrante en La Palangana.

Siguiendo los pasos de los miembros que hicieron de La Escuela de Madrid, un movimiento creativo único, llegamos al año 2000. Una exposición itinerante de 25 fotógrafos de la Real presentan cerca de 100 obras y entre los autores hay dos de la Escuela de Madrid, uno procedente de La Palangana y otro de La Colmena. Bien es verdad que entre los fotógrafos se puede descubrir un apellido correspondiente a La Palangana, Vielba, pero se trata de Carmen, no de Gerardo. El nombre de este fotógrafo brilla con luz propia en muchos de los eventos y su protagonismo rebasa el hecho de que fuera presidente de la Real Sociedad Fotográfica.

Este artículo tendría suficiente rigor si sólo hablaran los datos, que más abajo se muestran. Más aún, la cultura imperante en la Real Sociedad Fotográfica, sobre todo en lo relativo a la divulgación de lo que fue La Escuela de Madrid, no ha dejado la misma huella de todos los fotógrafos que la integraron, así como de sus obras. Por este motivo ha sido preciso salir extramuros para buscar los testimonios de la otra Escuela de Madrid. Aquellos que se han caído de las listas de los fotógrafos considerados mayores y duermen en el más absoluto olvido.

Siguiendo y escuchando su paso por la Real, se descubre a los creadores y protagonistas de una obra que enriqueció con su saber hacer, la fotografía madrileña del siglo XX. Para apoyar, reforzar y demostrar lo hasta aquí expuesto, más adelante se muestran las relaciones que marcaron el protagonismo y la voluntad de integración de los diferentes grupos y subgrupos. Mientras en Barcelona se producía un movimiento similar, pero su consideración sería motivo de otro ensayo. En muchos casos no vivieron de espaldas, uno del otro, y forman una corriente fotográfica con infinidad de aspectos en común.

El libro de la Historia de la Real Sociedad Fotográfica: Voluntad de fotógrafos, ha sido muy importante para arrancar este ensayo. De igual forma, si su contenido pretende ser el vivo reflejo de lo que en verdad posee la Real en sus fondos fotográficos, documentales y bibliográficos, es posible que en el transcurrir del tiempo, parte de su legado se haya caído por el camino. No podemos olvidar que es público y notorio que la Real Sociedad Fotográfica, ha sido un punto referencial único, desde hace más de un siglo. Y además la gigantesca obra de los fotógrafos de la Escuela de Madrid, cualitativa y cuantitativamente, constituyen un patrimonio similar y proporcional al movimiento del llamado neorrealismo italiano.

El documento más recientemente consultado, pretendía ser una carta de presentación de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, ante la Exposición de la RSF en PHE07. Aunque tiene vocación informativa, no menciona que existió La Colmena. Sobre todo en el periodo comprendido entre los años 1950 y 1975. Se ignora el motivo por el cual el texto sólo menciona a La Palangana. Consultando autores fuera del perímetro de la RSF, se puede observar que los fotógrafos de la Escuela de Madrid, en general y La Palangana y la Colmena, en particular, consolidaron una forma común de entender la fotografía con fortísimas individualidades.

El grupo solía realizar excursiones de fin de semana por los pueblos de la región de Madrid, y en ellas la línea documental que se hacía en Europa, se canalizaba a través de estilos muy diferentes. El propio Cualladó cuenta que fueron bastantes criticados por intentar retratar “los mocos y la miseria” en sus fotografías. De nuevo, el hilo conductor de algunos de estos fotógrafos de la Escuela de Madrid es la insistente presencia humana que se desprende de sus obras. Siendo Gabriel Cualladó un miembro destacado de La Palangana, no podemos negarle una manifiesta intención de crítica y denuncia social. Fueron las conductas observables las que determinaron el factor diferencial, entre los homologados con el régimen triunfante y los perdedores pero discrepantes con la realidad impuesta.

Más adelante constataremos estas diferencias. Es de lamentar que en algunas ocasiones primara más la filiación ideológica, que la realidad que se estaba plasmando para asombro del mundo fotográfico. Para finalizar esta parte del artículo es preciso añadir que, entre la bibliografía consultada está el “Homenaje a Gerardo Vielba” organizado por “La Escuela de Madrid”. Noviembre 1993. Se editó un catálogo muy bien ilustrado con fotografías de 26 autores, de los cuales sólo uno pertenece a La Colmena. Siete integrantes de La Palangana y éstos, más dos, es decir nueve, son los considerados por el catálogo del Ministerio de Cultura como La Escuela de Madrid auténtica; dándoles el rango de fotógrafos mayores. Y hasta 26, un total de 16 no consta en ninguno de los documentos consultados como pertenecientes al grupo que organizaba el homenaje. Este catálogo es el epitafio a toda una época donde se constituyó una visión oficial y parcial del movimiento neorrealista español. Determinando quienes pertenecían y quienes no, a la Escuela de Madrid. Este homenaje en su mensaje inicial pretende presentar una confluencia de fotógrafos, rubricados por los FOTÓGRAFOS DE LAS ESCUELA DE MADRID. La confluencia es posible que la hayan logrado, pero no en torno a La Escuela de Madrid, porque “el haber reunido 26 fotógrafos vinculados a Madrid”, cuando sólo 9 pertenecían a la magistral escuela, es forzar la realidad. Este homenaje es el broche de oro que confirma la férrea voluntad de excluir a los fotógrafos por razones que en nada tenían relación con el universo fotográfico. A pesar de la persistencia en marginar La “otra” Escuela de Madrid, nunca es tarde y ahora más que nunca es preciso, reivindicar la Memoria Histórica de la fotografía del Neorrealismo Hispano.

A continuación una lista abierta de fotógrafos documentalistas y creativos, recuerdan que el Neorrealismo Hispano existió y que La Escuela de Madrid no comienza y termina en el acotado llevado a cabo por la Real Sociedad Fotográfica, pilotada por Gerardo Vielba, presidente casi vitalicio (28 años) y el grupo de La Palangana. La relación de fotógrafos postergados de La Escuela de Madrid, fueron discriminados por razones ideológicas. El grupo La Palangana, capitaneados por la presidencia de la Real Sociedad Fotográfica, determinó con criterios ajenos a la fotografía, que sólo este grupo era el representante de la genuina Escuela de Madrid. Este criterio se dilató a través de los años 50, 60 y 70. Y se ha proyectado hasta nuestros días. El reto es conseguir presentar una exposición sobre La “otra” Escuela de Madrid. Y reivindicar la Memoria Histórica de la Fotografía del Neorrealismo Hispano. El orden es aleatorio y no establece jerarquía de ningún tipo:


1. Felipe Fernández Taravillo (88)
2. Carlos Hernández Corcho (88)
3. Vicente Nieto Canedo (88)
4. Juan Antonio Oronoz (88)
5. Rafael Romero Urbistondo (88)
6. Joaquín Rubio Camín (88)
7. Rafael Sanz Lobato Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2004. (88)
8. José de Loygorri. Fue presidente de la RSF de 1954 a 1960. (88)
9. Sigfrido De Guzmán. Premio Nacional de Fotografía en el año 1994. Otorgado por la Confederación Española de Fotografía. Miembro de La Palangana en la Expo. 1988.
10. Donato de Blas. Miembro de La Colmena. Excluido Expo. 1988.
11. José Blanco Pernía. (**) Miembro de La Colmena. Excluido Expo. 1988.
12. Carlos Miguel Martínez. Fundador de La Colmena. Excluido Expo. 1988.
13. Evaristo Martínez Botella. Miembro de La Colmena. Excluido. Expo. 1988.
14. Serapio Carreño. Miembro de La Colmena. Excluido Expo. 1988.
15. Ignacio Barceló. Fue presidente de la RSF de 1960 a 1964. Excluido Expo. 1988.
16. Justo Navas. Miembro de la Escuela de Madrid. Excluido Expo. 1988.
17. Cristina García Rodero. Miembro de la Escuela de Madrid. Premio Nacional de Fotografía 1996. Miembro de la Agencia Magnum. Excluida Expo 1988.
18. Pablo Pérez Mínguez. Miembro de la Escuela de Madrid. Premio Nacional de Fotografía 2006. Excluido Expo 1988.
19. Juan Antonio Saéz López. Miembro de la Escuela de Madrid. Excluido Expo 1988.
20. Jorge Rueda (*). Miembro de la Escuela de Madrid. Excluido Expo 1988.
21. Ernesto Castillo Patón. Miembro de la Escuela de Madrid. Excluido Expo 1988.
22. Francisco Cruz Ávalos. Miembro de la Escuela de Madrid. Excluido Expo 1988.
23. José María Pueche. Miembro de la Escuela de Madrid. Excluido Expo 1988.
24. Fernando Herráez. No consta que estuviera integrado en la Escuela de Madrid. Sin embrago su obra de los Ritos Ibéricos, le sitúa en el documentalismo antropológico. Excluido Expo 1988.

Observaciones: (88) Miembros de La Escuela de Madrid participantes en la Expo. 1988, pero sin apenas relevancia. A excepción de Sigfrido de Guzmán, que procedía de La Colmena. Los nombres en negrita pertenecen al grupo de La Colmena.

(*) A Jorge Rueda. Se le considera como el primer fotógrafo POP español, anterior a la Movida Madrileña. (**) José Blanco Pernía, permaneció largas temporadas en París. Por este motivo no aparece según en qué hemerotecas y qué fechas se consulten.

No quiere esto decir que cuantitativamente hablando, sea un número clausus esta relación, sino todo lo contrario. El Neorrealismo Hispano lo integran todos aquellos fotógrafos que hayan desarrollado una obra documentalista, antropológica y creativa, en las épocas comprendidas entre los años 50 y 70 del siglo XX. En todo el territorio español.


3. LA COLMENA Partiendo de la base de que tanto La Colmena, como La Palangana, pertenecían a la Real Sociedad Fotográfica, el poder y las tomas de decisión priorizaban el protagonismo de La Palangana. Basta con hacer un recorrido por los eventos que tuvieron lugar a través del tiempo. Este análisis pretende reconstruir la otra Escuela de Madrid. Contribuyendo así al rescate de toda la memoria fotográfica española, siguiendo las huellas de Publio López Mondejar, que es tanto como decir “la memoria, sin más”.


PRESENCIA DE FOTÓGRAFOS ESPAÑOLES EN FRANCIA (1º Evento)


Fotógrafos españoles en París durante el año 1962. Según esta relación fueron doce fotógrafos. Todos ellos han podido ser identificados en una fotografía proporcionada por Caherine Coleman, Conservadora Jefa de Fotografía del Museo Reina Sofía.


1. Andrés Basté. Cataluña
2. Xavier Miserachs. Cataluña
3. Oriol Maspons. Cataluña
4. Juan Cubaró. Cataluña
5. Eugenio Forcano. Cataluña
6. Joan Colom Cataluña.
7. Ramón Masats.La Palangana. RSF Madrid
8. Francisco Ontañón Núñez. La Palangana. RSF Madrid
9. Gabriel Cualladó. La Palangana. RSF Madrid
10. Francisco Gómez. La Palangana. RSF Madrid
11. Leonardo Cantero Rodríguez. La Palangana. RSF Madrid
12. Gerardo Vielba. La Palangana. RSF Madrid

En este primer evento analizado, de los doce españoles, seis son de la escuela de Cataluña y los otros seis de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid y pertenecientes al grupo La Palangana. Discriminación absoluta del grupo La Colmena.


LA ESCUELA DE MADRID SEGÚN EL CATÁLOGO DEL MINISTERIO DE CULTURA. Año 1988 (2º Evento)

Fotógrafos considerados mayores:

1. Leonardo Cantero
2. Gabriel Cualladó
3. Juan Dolcet
4. Francisco Gómez
5. Fernando Gordillo
6. *Sigfrido de Guzmán
7. Ramón Masats
8. Francisco Ontañón y
9. Gerardo Vielba


• Sigfrido de Guzmán tomó parte de ambos colectivos, La Palangana y La Colmena.

Fotógrafos considerados menores:


1. Francisco Andrada
2. Manuel Fernández San Juan
3. Felipe Fernández Taravillo
4. Carlos Hernández Corcho
5. José de Loygorri
6. Nicolás Muller
7. Vicente Nieto Canedo
8. Juan Antonio Oronoz
9. Rafael Romero
10. Joaquín Rubio Camín
11. Rafael Sanz Lobato
12. Eduardo Susanna y
13. José Luis Vázquez


Los supervivientes de este grupo, son los que muestran su escándalo por la mutilación que hicieron de la Escuela de Madrid. La responsabilidad directa es del Ministerio de Cultura en la persona del comisario Rafael Levenfeld. Con la complicidad necesaria de los tres autores que presentaron el catálogo-libro de gran tamaño y 230 páginas.. Pero sobre todo de Gerardo Vielba, conocedor como pocos de la Real Sociedad Fotográfica, ya que fue su presidente durante 28 años. Se ha obtener de primera mano una valoración de algunos de ellos, considerados como grandes fotógrafos.


1. Carlos Hernández Corcho miembro de La Colmena.
2. José de Loygorri tomó parte de 50 AÑOS DE FOTOGRAFÍA ESPAÑOLA (1900 – 1950).
3. Nicolás Muller, húngaro afincado en España, analiza en diversas ocasiones la integración del hombre en el paisaje.
4. Vicente Nieto Canedo de La Colmena. Responsable de la edición del Boletín.
5. Juan Antonio Oronoz.
6. Rafael Romero Urbistondo. Premio Nacional de Bellas Artes
7. Rafael Sanz Lobato de la Colmena. Documentalista y Medalla de Oro de las Bellas Artes.
8. Eduardo Susanna, Este fotógrafo le catalogan como pictorialista y a falta de confirmar, la RSF conserva en sus fondos obras de él. En la exposición 50 AÑOS DE FOTOGRAFÍA ESPAÑOLA (1900 – 1950), presentó ocho obras.


LA ESCUELA DE MADRID VISTA POR MÓNICA CARABIAS ÁLVARO (3º Evento)

1. Leonardo Cantero
2. Juan Dolcet
3. Francisco Gómez
4. Gerardo Vielba
5. Gabriel Cualladó y
6. Fernando Gordillo


Mónica Carabias Álvaro, comisaria de la exposición en el MUSEO MUNICIPAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE MADRID, es la responsable de haber reducido a seis los miembros de La Escuela de Madrid. Por supuesto con la colaboración necesaria de Carmen Vielba, heredera de la cultura oficial marcada por los miembros de La Palangana. La Real Sociedad Fotográfica de Madrid, fue testigo mudo de este evento. “ALGO DE HISTORIA” es un artículo firmado por Carabias con el © de autor y disponible en Internet. La autora está muy acertada cuando expresa con valentía: “La fotografía pictorialista se torna trasnochada y se impone a imitación de las corrientes internacionales el Neorrealismo, conectando fundamentalmente con su versión italiana”. No tiene el mismo acierto al ratificarse una vez más en la mutilación interesada de la Escuela de Madrid. Ignorando a La Colmena y potenciando a La Palangana como única piedra angular de la neorrealista escuela.


LAS EXPOSICIONES EN ALMERÍA Y EN ZARAGOZA (4º Evento)


1. Plácido López Rodríguez
2. Isabel Munuera
3. *Fernando Gordillo
4. Alfonso Romo
5. Pedro Taracena
6. Santos Vicente
7. Pilar Pequeño
8. **Carlos Corcho
9. Eduardo Dea
10.Fernando Flores
11. Marta García Abós
12. Beatriz Romero
13. Paca Arceo
14. Julio López Sagüar
15. Carmen Vielba
16. Francisco Gavilán Pastor
17. Juan Manuel Castro Prieto
18. Aurelio Cuervo
19. Carlos Fernández
20. Juan Pedro Trejo
21. Raúl Montesano
22. María Dolores Vivar
23. Francisco González San Agustín
24. Manuel Lafuente Caloto
25. ***Rosario Gómez Mateos


(*) Fernando Gordillo estaba integrado en La Palangana.
(**) Carlos Corcho pertenecía a La Colmena.
(***) En el Boletín de la RSF que se ocupa de este evento, menciona que la fotógrafa es Margarita González.

Veinticinco autores pertenecientes a la Real Sociedad Fotográfica, participaron en las exposiciones de INDALO PHOTO en Almería y de ARTE IMAGEN en Zaragoza. Aunque este cuadro, tan sólo muestra que los dos grupos integrados en La Escuela de Madrid, llegaron a participar en la actividad de la Real hasta el año 2000, no se renuncia a mostrarlo porque revela, no solamente el cambio generacional, sino la participación de la mujer en la fotografía. Más de un 30%. Y esto demuestra, también, que La Real Sociedad Fotográfica y La Escuela de Madrid, han sido a lo largo de la historia, como es imposible que fuera de otro modo, el vivo reflejo de la realidad socio política de las décadas 50, 60 y 70. Antes de abordar otras conclusiones de este artículo, es preciso, abundar en anécdotas, relatos, actividad fotográfica, aportaciones técnicas y presencia en museos, fuera de la Real Sociedad Fotográfica. Es evidente que los protagonistas de la actividad de la Real, no han echado de menos a los socios, que siendo tan fotógrafos como ellos, se vieron forzados a dejar la Sociedad rechazados por la tendencia imperante.

En 1994 María Teresa G. Barranco escribía en el Boletín de la Real: “Miguel Ángel, por acudir al tópico del artista universal, nos ha dejado una obra y una herencia artística válida en sí mismo, sin que a nadie le preocupe su alianza o apoyo papal. Y si la autora de este trabajo se ha permitido esta breve aclaración, que a todas luces debería ser innecesaria, a tenor de un breve comentario que se suscitó dentro de las paredes de nuestra Sociedad, en el transcurso de una conferencia sobre la necesidad o no del compromiso político de los fotógrafos del tiempo que nos ocupa”. Siendo la presidenta de la Real, sus palabras nos abren un camino para entender su línea conductual, que nada tiene que ver con el arte. La obra del artista, en este caso el fotógrafo, no es el producto necesario de su compromiso político. Pero no hay duda de que en la intención del autor, sí hay una huella contundente. ¿Por qué la entonces presidenta se ve obligada a ejercer esta pedagogía aclaratoria que nada tiene que ver con la obra fotográfica? La respuesta la tenemos en el siguiente párrafo de su magistral lección, sobre La Escuela de Madrid: “He añadido estas líneas a mi escrito confeccionado en el mes de octubre con motivo de la presentación de la exposición “Gerardo Vielba, fotógrafo” (Aunque después no llegó a publicarse) para aclarar o reiterar que la denuncia social o su ausencia no determina absolutamente nada en la obra de estos autores cuya riqueza de planteamientos, sensibilidad, belleza y emoción les justifican como fotógrafos, creadores y artistas”. Es fácil polemizar sobre sus discutidas apreciaciones. Pero no pocos observadores están en condiciones de asegurar que, Gerardo Vielba y su entrono, no representan a toda La Escuela de Madrid.

Los miembros de la Escuela de Madrid salían a los pueblos, cercanos o no tan cercanos. Cuando elegían fotografiar los barrios más pobres, marginados e inclusive derruidos, en algunas ocasiones fueron interrogados por la Guardia Civil, ¿Porque quieren ustedes fotografiar estas casas tan miserables? Y esta pregunta debía de ser respondida en el cuartelillo de la Benemérita, para dar explicaciones de la intención en la toma fotográfica. La franja que cruzaba su carné de la Real con la bandera nacional, les salvó de mayores complicaciones.

Han irrumpido en procesiones y actos religiosos y populares, captando la España profunda en el más extenso sentido de la expresión, a donde precisamente no les conducía su fervor espiritual. Documentalismo antropológico y fotografía creativa. Se han traído en sus cámaras las eras, las casas y campos de labor, a campesinos reflejando en sus rostros el subdesarrollo. Escenas de mujeres confeccionando encajes y puntillas de bolillos en las puertas de la calle. Familias enjalbegando las fachadas de sus viejas casas, cansadas de tanta blancura por fuera y tan oscuras por dentro. Niños jugando al fútbol con porterías improvisadas con su propia ropa. Semblantes de niños y niñas que marcaban y definían a la clase social a la cual pertenecían. Documentaron una época en retratos que dejaron huella de una niñez inexistente y una juventud robada; Constancia del costumbrismo de la España que despertaba del hambre y el subdesarrollo y sufría la acomodación a una normalidad impuesta, no elegida. Miles y miles de fotografías testimonian el paso de creadores de un estilo, una escuela en suma. Pero nadie puede leer y mucho menos adivinar que su intención estaba ajena a toda denuncia social.

Sin embargo lo que sí se puede constatar, a través de la observación, es la homologación con las posturas políticamente correctas del momento. Testimonios de la época nos revelan los epítetos que abundaban a la hora de discrepar entre grupos rivales dentro de nuestra sociedad, ajenos al universo fotográfico. Autores de la diáspora que los hubo y aún viven, han trazado una carrera fotográfica dejando una estela de éxitos y sentando cátedra en técnica y estética, dignos de ser recuperados para el legado del cual nunca debían haber salido. Sus obras penden de museos públicos y colecciones privadas y hasta premios nacionales. Los historiadores recompusieron la historia de gráfica de España a través de los eventos fotografiados casi siempre por fotógrafos-periodistas o por periodistas gráficos. Hubo fotoperiodistas que fueron francotiradores en la guerra y en paz, a título personal. Y otro grupo lo forman los fotógrafos profesionales de la publicidad y de las ilustraciones editoriales. Y queda el grupo de fotógrafos amateur; amante de la fotografía creativa. Estos fotógrafos son los que se quedaron en tierra de nadie. En este estudio se levanta acta de los trofeos más importantes de algunos de ellos. Pero el reconocimiento colectivo queda pendiente; constituyendo el Neorrealismo Hispano. La influencia de los oficialistas conservadores, sobre los socios progresistas, han cerrado muchas puertas. Las fuentes de la Real Sociedad Fotográfica, han sido referencia obligada para acceder a la fotografía creativa de Madrid. Es evidente que aquellos que ostentaban el poder habiendo nacido en el seno del grupo La Palangana, frenaban a La Colmena frente a fotógrafos que venían del extranjero a buscar información. Existe información contrastada suficiente para hacer mucho más prolongado este ensayo y se podría, sin exagerar, elevar el tono de los vocablos que han utilizado los fotógrafos para expresar las desavenencias ideológicas que durante demasiado tiempo, han utilizado a la Real para disfrutar, los unos, del placer de la victoria y los otros, para degustar la hiel de la derrota.

MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA (5º Evento)

Inauguración de La Colección 27 de Mayo de 2009 con 38 Salas. Solamente una está dedicada a los siguientes fotógrafos del Neorrealismo Hispano:

1. Carlos Pérez Síquer Escuela de Cataluña
2. Gabriel Cualladó La Palangana Escuela de Madrid
3. Nicolás Müller Escuela de Madrid. Menor M. Cultura 1988
4. Leonardo Cantero La Palangana Escuela de Madrid
5. Fernando Gordillo La Palangana Escuela de Madrid
6. Francisco Ontañón La Palangana Escuela de Madrid
7. Francisco Gómez La Palangana Escuela de Madrid
8. Francesc Catalá Roca Escuela de Cataluña
9. Ramón Masats La Palangana Escuela de Madrid
10. Joan Colom Escuela de Cataluña
11. Gerardo Vielba La Palangana Escuela de Madrid

De los once fotógrafos que representan el Neorrealismo Hispano, siete pertenecen al grupo La Palangana, tres a la Escuela de Cataluña y uno a La Escuela de Madrid, pero no consta afiliación a ningún grupo. Allí se han exhibido un total de 33 fotografías, perteneciendo 17 de ellas al fotógrafo Catalá Roca. Expuestas en un mural. Este último evento ratifica reiteradamente la postergación de un grupo de fotógrafos marginados durante las tres décadas. Hemos reivindicado al director del museo la presencia de Cristina García Rodero y de Rafael Sanz Lobato, ambos en la línea documentalista y antropológica, así como numerosas fotografías de Sigfrido de Guzmán, que según sus familiares obran en poder del museo. Y su respuesta ha sido evasiva. Las fotografías de los dos primeros estaban datadas en los años 1970, 1971 y 1974 y no se incluían el Neorrealismo Hispano. Del resto no saben, no contestan.


4. CONCLUSIÓN [editar]NEORREALISMO HISPANO:

Real Sociedad Fotográfica de Madrid. Años 1950, 60 y 70.

La Escuela de Madrid. Dos grupos de trabajo: 1. La Palangana: Tendencia conservadora y afín a la cultura franquista imperante. Activamente de derechas. 2. La Colmena: Progresista y crítica con la dictadura. Manifiestamente de izquierdas.

Centros de poder, de criterio y de decisión en este periodo, en el mundo fotográfico:

1. Análisis de la publicación ARTE FOTOGRÁFICO desde el año 1952 hasta la década de los 70. Su director es Ignacio Barceló. En el año 1968 se publica un significativo Número 200. Y en el año 1976 se publica el número 300, también en la misma línea. En toda su trayectoria se ratifica su línea segregacionista de fotógrafos contrarios al régimen.

2. REAL SOCIEDAD FOTOGRÁFICA fundada en 1899. Sus presidentes en los años 50. 60 y 70, fueron los siguiente fotógrafos:

1953 – 1954 José Lozano López. Un año.
1954 – 1960 José Loygorri. Seis años.
1960 – 1964 Ignacio Barceló. Cuatro años.
1964 – 1992 Gerardo Vielba Veintiocho años.
1993 – 2001 María Teresa Guitiérrez Barranco. Ocho años.
2001 – 2006 José María Mellado. Cinco años.
2006 - Enrique Sanz

Análisis de los hechos objetivos: Ignacio Barceló y Gerardo Vielba ostentan el poder absoluto tanto en la revista Arte Fotográfico AF, como en la Real Sociedad Fotográfica RSF. Estilo homologado con el franquismo de mayor arraigo. Limitando las publicaciones y vetando a los fotógrafos de izquierdas. La identificación ideológica entre el grupo La Palangana y el presidente cuasi vitalicio de la RSF, establecen una marginación sistemática del grupo de La Colmena, estableciéndose como únicos integrantes de la Escuela de Madrid. Consultar en: www.rsf.es el apartado sobre La Escuela de Madrid. A partir de esta estrategia se cometen con total impunidad un sinfín de exclusiones:

1. En la revista AF mayormente se publican las obras de los fotógrafos de La Palangana. 2. En 1962, sólo se envían a París a los miembros de la Palangana, ante una invitación de la República Francesa. 3. En el año 1968 se publica el Número 200 de AF. Claramente discriminatorio con la Colmena. 4. En el año 1976 se publica el Número 300 de AF. Claramente discriminatorio con la Colmena 5. En 1988 se presentan los nueve de La Palangana como únicos representantes de la Escuela de Madrid. Museo Nacional de Arte Contemporáneo. El protagonismo de Vielba es definitivo con la complicidad imprescindible del Ministerio de Cultura. 6. En 1993 se hace un homenaje a Gerardo Vielba por la Escuela de Madrid y los integrantes son los mismos de siempre. La Palangana en su mayoría. 7. En 2006 se hace una exposición en el Conde Duque con seis de la Palangana como si fueran los únicos representantes de La Escuela de Madrid. 8. En 2009 se hace una exposición en el museo Reina Sofía y de 38 salas dedicadas al arte del siglo XX, sólo una se dedica a la fotografía y son todos los fotógrafos del grupo de la Palangana y de la Escuela Catalana. 9. Gerardo Vielba en una maniobra sin precedentes completó la Juna Directiva con fotógrafos de La Colmena. No era una postura integradora, era una manera de amordazadles.

La política seguida por Gerardo Vielba durante casi tres décadas con la complicidad necesaria de los miembros más conservadores de La Escuela de Madrid, no llegó a su final con su muerte. María Teresa Gutiérrez Barranco, presidenta de la RSF durante ocho años fue fiel seguidora del líder, después de su desaparición: Surgiendo el nombre de Carmen Vielba en algunos de los eventos. La primera presidenta en la historia de la RSF, lejos de reconducir el tema de los marginados, ensalzó la figura de Vielba hasta límites fetichistas. El concurso nacional, pasó a llamarse Trofeo Gerardo Vielba; Aquel que había marginado y postergado a los fotógrafos de La Colmena, surgía como un auténtico mito.

Con la presidencia de José María Mellado ya en la sede de Tres Peces, con él se frustro el hipotético acuerdo de compartir legado con el Museo Reina Sofía.

Y con el actual presidente se han cerrado las puertas a la Fototeca y la Biblioteca de la RSF. Tres miembros de la Junta Directiva discrepantes con esta política dictatorial, han sido cesados. Las esperanzas de reconstruirse La Escuela de Madrid con los fondos de los socios, es pura hipótesis. Y el prometido PROTOCOLO para acceder a la Fototeca y Biblioteca es una falacia.

Pero el primer responsable de recuperar La “otra” Escuela de Madrid, es el Ministerio de Cultura. Porque un gobierno democrático en el año 1988 colaboró con dinero público en llevar a cabo la mayor injusticia, en términos más populares cacicada, que se ha podido hacer con los fotógrafos disidentes. Ha llegado la hora de recuperar la Memoria Histórica de la fotografía.

El Ministerio debe de nombrar un comisario para conseguir la agrupación de La Escuela de Madrid completa, que es tanto como decir el movimiento del NEORREALISMO HISPANO.

No es la hora de acotar una escuela, un movimiento o de cuestionar su calidad. Es el tiempo de aglutinar a todos los fotógrafos que supieron mirar, y lograron ver la España que oficialmente nos negaron.

Por todo ello reivindicamos que la fotografía de las décadas 50. 60 y 70 del siglo XX, sea rehabilitada en toda España, bajo la denominación legítima del NEORREALISMO HISPANO.


5. BIBLIOGRAFÍA


Fuentes consultadas:

1. “Boletines de la RSF”. 2. “Historia de la Real Sociedad Fotográfica: Voluntad de fotógrafos”. 3. “FOTÓGRAFOS DE LA ESCUELA DE MADRID” Obra 1950 / 1975 Ministerio de Cultura. Año 1988. 4. “LA ESCUELA DE MADRID” 1950 – 1975 MUSEO MUNICIPAL DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE MADRID. Año 2006. 5. “A cerca de la FOTOGRAFÍA española moderna” de Juan Manuel Bonet. 6. “Los cincuenta olvidados” Mafalda Rodríguez. 7. Entrevistas con fotógrafos de la época. 8. Exposición “50 AÑOS DE FOTOGRAFÍA ESPAÑOLA (1900 – 1950)”. Año 1996. 9. “Homenaje a Gerardo Vielba”. Organizado por La escuela de Madrid. Noviembre 1993. 10. Publio López Mondéjar. Historiador fotográfico y académico de Bellas Artes de San Fernando. 11. Pep Nicolau. Publicista y Web Master de www.fotosyfotografos.com de Barcelona. 12. “imágenes fotografía catalana” Generalitat de Catalunya Departament de Cultura. 13. “Exposición de París 1962”. Fuente: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. 14. MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA. Mayo 2009 15. Revista “Arte Fotográfico”. Años 50, 60 y 70. Sobre todo los números 200, agosto 1968 y 300, diciembre 1976. 16. Entrevistas con 10 fotógrafos y personas directamente implicados en La Escuela de Madrid. 17. “L’ESPAGNE SOUS FRANCO”. Le Temps du silence. Le photografie espagnole des années 1950-1960

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Revisión del 16:56 30 dic 2009

Las primeras agrupaciones fotográficas aparecieron en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, con el objetivo de servir de punto de encuentro a los aficionados. En sus tertulias se ponían en común nuevas fórmulas químicas y procesos de sensibilización, desarrollo y acabado, mientras que sus concursos y exposiciones marcaban las tendencias estéticas imperantes. En estos primeros pasos de la fotografía, las sociedades servían de escuela, lugar de prácticas, galerías y, no menos importante, eran auténticos clubes sociales que actuaban como nexo de unión de todo aquel interesado en la práctica de este hobby que tenía, en esos momentos, más de experimento científico que de arte.

Durante los años setenta, la enorme crisis en la que se sumieron las sociedades fotográficas, hicieron que muchas de ellas desaparecieran. Aún así, en los años ochenta unas pocas sobrevivían mientras que asistíamos al nacimiento de otras y a las gestiones para la puesta en funcionamiento de la vieja idea de la Federación de Asociaciones Fotográficas. Todo ello, unido al esfuerzo de las más veteranas por la recuperación y difusión de su vasto patrimonio, sirve para que, si bien no forman parte destacada de la actualidad fotográfica, continúen uniendo a su alrededor a unos pocos románticos para los que la fotografía sigue siendo una afición.


Fundación e inicios

La Real Sociedad Fotográfica nace de las reuniones de unos pocos aficionados madrileños en la tienda de material fotográfico de Carlos Salvi. El primer paso lo dio Manuel Suárez Espada al proponer al Círculo de Bellas Artes la creación de una Sección de Fotografía, que quedó constituida por casi dos docenas de socios, en febrero de 1899. Poco después, en junio de 1900, los ya 70 socios abandonaron la tutela del Círculo de Bellas Artes para pasar a ser la Sociedad Fotográfica de Madrid que nacía así como agrupación independiente.

A su prosperidad económica había que añadir el prestigio que iba adquiriendo ya que, entre sus socios, se encontraban los más destacados aficionados y un importante número de aristócratas madrileños que podían permitirse este oneroso hobby así como el pago de las cuotas. La saneada economía de la joven sociedad permitió la adquisición de una carísima linterna de proyecciones que congregaba tanto a socios como a familiares en lo que se convirtió en todo un acontecimiento social.

Junto con las proyecciones, las actividades que gozaban de mayor éxito eran las conferencias artísticas o científicas –no en vano la técnica fotográfica estaba aún en pleno desarrollo- y las pequeñas excursiones por los alrededores de Madrid. Pero, sin duda, la actividad que tuvo mayor repercusión en estos primeros años fue la organización del Primer Concurso Nacional de Fotografía, en noviembre de 1901.

Los importantes premios y la excelente campaña de comunicación atrajeron 175 envíos procedentes de toda España, con un total de 1.667 fotografías. Bajo lemas más o menos ingeniosos, participaron desde modestos aficionados a conocidos fotógrafos, cuyas obras pudieron admirarse en la exposición que se realizó después. Ningún otro concurso había tenido tan amplia difusión y su influencia en los usos fotográficos de nuestro país es indiscutible.

La visita de Alfonso XIII, al que acompañaban la Reina Madre y sus hermanas, despertó una enorme expectación y supuso un importante impulso para la Sociedad Fotográfica de Madrid que se convertía así en un centro de reunión para los fotógrafos de la Corte así como de contacto con lo más destacado de la sociedad madrileña. Unos años después, en 1907, el Monarca –que había sido nombrado Socio Protector en el transcurso de esta visita- concedió a la entidad la gracia de ostentar el nombre de Real Sociedad Fotográfica, con el que aún hoy se la conoce. Junto con el Círculo de Bellas Artes y la Sociedad Peñalara, el I Salón Internacional de Fotografía se convirtió en realidad en 1921. Su éxito motivó que las tres entidades celebraran salones internacionales hasta 1925 y, si bien no fueron acontecimientos fotográficos de enorme repercusión en Europa, al menos ayudaron a la proyección y el reconocimiento de la agrupación madrileña.


Tiempos difíciles

En 1934 la agrupación tenía un importante reconocimiento gracias, tanto a las relaciones establecidas con entidades europeas e hispanoamericanas, como al momento de enorme actividad internacional también para el resto de las asociaciones fotográficas españolas. Sin embargo, las guerras que iban a producirse en España y Europa en los siguientes años impusieron un largo y forzoso paréntesis.

Con la proclamación de la República, la Real Sociedad Fotográfica pasó a convertirse, de nuevo, en la Sociedad Fotográfica de Madrid que continuaba organizando las actividades habituales. A los ya tradicionales salones se unen exposiciones con la obra de destacados autores, que daban pie al debate sobre tendencias fotográficas, centrados durante los primeros años treinta en el trabajo de las vanguardias, la fotografía publicitaria y el ya viejo tema de la fotografía como arte.

En la segunda mitad de los años 30 comenzó a vivirse un ambiente prebélico que afectó también a los miembros de la Real Sociedad Fotográfica. Sin embargo, por encima de otras disputas, prevaleció el interés común por preservar las pertenencias de la agrupación y garantizar su continuidad. Así, para evitar un asalto popular y la apropiación de sus bienes se produjo una incautación pactada con la que la Junta Directiva saliente entregaba todas las posesiones de la Real Sociedad Fotográfica a una nueva junta.

Casi tres años después, tras firmar un acta de restitución y hacerse cargo de la gestión de la entidad, los nuevos responsables de la misma reconocían la excelente gestión que, de modo tan eficaz, había preservado el patrimonio de la sociedad. A pesar de ello, se tuvo que hacer frente a una compleja situación económica: bajas de socios, recibos impagados, ausencia de subvenciones…. No es de extrañar que la Real Sociedad Fotográfica se sumiera en un largo período de estancamiento, a tono con la situación general del país, del que no le resultó fácil salir.


La época dorada de las asociaciones fotográficas

De forma paradójica, los años de la posguerra son los de mayor actividad expositora ya que todas las asociaciones organizan concursos o participan realizando envíos. Los salones fotográficos actúan como una auténtica red de exposiciones gracias a la cual los aficionados podían, no sólo contemplar el trabajo de otros fotógrafos, sino que su éxito o fracaso en estas convocatorias les servía para hacerse una idea del “lugar que ocupaban” dentro del panorama fotográfico de su entidad, a nivel nacional e, incluso, a nivel internacional. Sin embargo, no hay que olvidar que a finales de los años 40 y principios 50, el fotógrafo español más valorado y conocido fuera de nuestras fronteras era José Ortiz Echagüe con sus imágenes sobre tipos y paisajes realizadas al carbón directo sobre papel fresson. La imitación de su estilo junto con el enorme apoyo de las agrupaciones a este tipo de fotografía y el beneplácito oficial son los principales factores responsables de que, en España, se perpetúe la estética pictorialista cuando en otros lugares del mundo ya había sido superada y olvidada hacía décadas.

Pero también son años en los que una nueva generación se incorpora a la Real Sociedad Fotográfica y se comienza a solicitar una renovación de la fotografía. Los editoriales de Ignacio Barceló en las páginas de Arte Fotográfico generan un interesante intercambio de opiniones y no poca polémica respecto a lo que algunos llamaban ya fotografía moderna.

Un directivo de la Real Sociedad Fotográfica, con motivo de una exposición de autores noveles, decía entusiasmado que venían “pegando” aunque el verdadero impulso renovador vino en 1957 de la mano de la muestra de las imágenes de Terré, Masats y Miserachs en sus salones. Si bien algunos la entendieron como prescindible, para otros significó una auténtica inspiración marcando la ruta a jóvenes socios como Cuallado, Romero, Aguilar y Gómez.

La formación de un grupo dentro de la Real Sociedad Fotográfica, no fue demasiado bien acogida por algunos socios que veían planear la sombra de la escisión sobre la veterana agrupación. El detonante de ese malestar es La Palangana que, formado en un primer momento por Gabriel Cualladó, Francisco Ontañón, Rubio Camín, Leonardo Cantero, Paco Gómez y Ramón Masats, se ve aumentado después con las incorporaciones de Gerardo Vielba, Fernando Gordillo y Juan Dolcet, constituyendo todos ellos el embrión de lo que después sería conocido como Escuela de Madrid. Poco más tarde, se constituye La Colmena. Se proclaman antiminoritarios y se autodenominan así por su carácter laborioso y su sentido comunitario. Fundado por iniciativa de Carlos Miguel y compuesto por Lobato, Donato de Blas, Sigfrido de Guzmán, Evaristo Martínez Botella, Carlos Corcho, Serapio Carreño y Vicente Nieto.

Muchos de estos jóvenes aficionados llegan a la Junta Directiva de la Real Sociedad Fotográfica en 1964, con el ánimo de suscitar un cambio de actitud en los socios pero, a pesar de algunos momentos de mayor actividad y del reconocimiento nacional e internacional hacia el trabajo de algunos de sus integrantes, la agrupación madrileña sobrevive apática durante la década de los sesenta.

En 1971 aparece la revista Nueva Lente, que supuso una verdadera revolución en el mundo de la fotografía. Dirigida por Pablo Pérez-Mínguez, primero, y por Jorge Rueda, más tarde, muestra en sus páginas el trabajo de jóvenes fotógrafos catalanes y madrileños que fueron bautizados como La Quinta Generación. Si bien no se puede decir que la Real Sociedad Fotográfica compartiera al cien por cien las propuestas estéticas de Cristina García Rodero, Elías Dolcet o de sus propios directores, entre otros, sí es cierto que todos ellos se formaron en sus tertulias, participaron en sus concursos y se nutrieron de la fotografía que ofrecía la agrupación.

Aniversarios y camino al futuro

En 1975 la Real Sociedad Fotográfica celebró sus “bodas de brillantes” con la fotografía,con diversos homenajes y conferencias. Tampoco dejó de celebrarse el Concurso Social Anual y la decimonovena edición del Salón Nacional de Fotografía, iniciativas que, a pesar de continuar siendo populares en las asociaciones y buenas escuelas para los principiantes, habían entrado en crisis.

Cuando parecía que el interés por los colectivos ya había desaparecido, y después de algunas actividades de los grupos Zángano y Magenta a principios de los setenta, algunos de los socios más jóvenes constituyen el Grupo TAL cuya meta es proyectar la fotografía hacia otros ambientes distintos de las agrupaciones. Después vendrían el Grupo Cual o, más activos, Las Tejas cuya presencia e influencia se deja sentir en la vida social de la agrupación.

Pese a ello, en los años 80, hay que recurrir a la memoria de los socios para seguir unas actividades que se resumían en salones nacionales y concursos sociales. Sin embargo, a nivel general, éstos fueron años de reconocimiento e interés por la fotografía que cristalizaron en la celebración de exhibiciones consideradas ya como clásicas y vieron el resurgir de la vieja idea de la Federación Nacional de Asociaciones Fotográficas que daría lugar a la Confederación Española de Fotografía.

Tras fallecer Gerardo Vielba –el presidente que durante más años ha ocupado este cargo en la Real Sociedad Fotográfica- en 1992, la Junta Directiva de la Real Sociedad Fotográfica se renueva con la presidencia de María Teresa Gutiérrez Barranco –la única mujer que ha ostentado este cargo en su historia- quien concentra sus esfuerzos en tres frentes: la presencia de la entidad en los medios de comunicación, la recuperación de su historia y la catalogación de su ya más que interesante fototeca.

La exposición de sus fondos históricos a finales de 1993, junto al homenaje fotográfico que sus amigos de la Escuela de Madrid organizan a Gerardo Vielba, son objeto de actualidad en prensa, radio y televisión. De forma paralela, se había realizado un importante trabajo de catalogación de las imágenes depositadas en la fototeca desde sus primeros años de existencia. Gracias al patrocinio de la Fundación Banesto, se lograron ordenar 3.408 positivos, 207 placas estereoscópicas en papel positivo, 446 placas negativas y 7.317 placas positivas. Esas 11.778 imágenes constituían un patrimonio riquísimo al que, de forma inmediata, se le sacó partido con la organización de exhibiciones propias y su préstamo en las organizadas por otras entidades por no hablar de la importante fuente de documentación en la que se han convertido para los estudiosos e historiadores que han visitado, durante décadas, el local de la calle del Príncipe, en Madrid.

Precisamente, en 2001, la veterana agrupación madrileña debe abandonar la sede social que la había albergado durante ochenta y cinco años para encontrar acomodo en un céntrico local del madrileño barrio de Lavapiés donde se ubica su sede actual.

Enlaces externos