Diferencia entre revisiones de «Rogelio de Íllora»

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'''San Rogelio''' ([[Illora]], [[Provincia de Granada|Granada]] - [[Córdoba (España)|Córdoba]]) fue un monje mártir, con nombre de origen [[germánico]], que se piensa que proviene de los vocablos Hrodgaer (Victorioso y despierto) o Hrod-gair (Famoso por la lanza).


'''San Rogelio''' es el patrón de Íllora. Cuenta la historia de la localidad que fue un monje mártir, con nombre de origen [[germánico]], que se piensa que proviene de los vocablos Hrodgaer (Victorioso y despierto) o Hrod-gair (Famoso por la lanza) patrón del municipio de [[Íllora]] ([[Granada]]).
== Vida ==
Vivió en el [[siglo IX]], en la [[sierra de Parapanda]], rodeado de [[cristianos]] que se ha habían convertido a la nueva religión ([[el islam]]) y núcleos [[mozárabes]] que mantenían el cristianismo, situación que a finales de siglo empezaba a ser más complicada de mantener. Esta situación provocaba continuas conversiones de cristianos a la nueva religión, con esto conseguían pagar menos impuestos, y dejar de estar perseguidos, de alguna forma.


Vivió en el siglo IX, en la [[sierra de Parapanda]], rodeado de [[cristianos]] que se ha habían convertido a la nueva religión ([[el islam]]) y núcleos [[mozárabes]] que mantenían el cristianismo, situación que a finales de siglo empezaba a ser más complicada de mantener.
Así en el año [[852]], junto con monje sirio llamado [[Servideo]], se animaron a visitar la [[mezquita de Córdoba]], y dice la leyenda que un viernes (día sagrado para los musulmanes) entraron en la [[mezquita]] y comenzaron a predicar el evangelio, situación que no debió hacer mucha gracia, porque cientos de [[musulmanes]] encolerizados, le agredieron y los llevaron a prision.
Esta situación provocaba continuas conversiones de cristianos a la nueva religión, con esto conseguían pagar menos impuestos, y dejar de estar perseguidos, de alguna forma.

Así en el año 852, junto con monje sirio llamado [[Servideo]], se animaron a visitar la [[mezquita de Córdoba]], y dice la leyenda que un viernes (día sagrado para los musulmanes) entraron en la [[mezquita]] y comenzaron a predicar el evangelio, situación que no debió hacer mucha gracia, porque cientos de [[musulmanes]] encolerizados, le agredieron y los llevaron a prision.


== Martirio ==
Después de estos incidentes, ya en prisión donde no se retractaron de nada de lo hecho, y fueron condenados a muerte el [[16 de septiembre]]. Día donde se celebra la [[onomástica]] este santo. Aun así, la fiesta oficial en honor a este santo, se celebra el [[16 de agosto]], porque por razones históricas, el [[16 de septiembre]], la mayoría del pueblo migraba a la [[vendimia]], y se busco una fecha donde todo el mundo pudiese rendir homenaje a este personaje, el [[patrón]] del pueblo.
Después de estos incidentes, ya en prisión donde no se retractaron de nada de lo hecho, y fueron condenados a muerte el [[16 de septiembre]]. Día donde se celebra la [[onomástica]] este santo. Aun así, la fiesta oficial en honor a este santo, se celebra el [[16 de agosto]], porque por razones históricas, el [[16 de septiembre]], la mayoría del pueblo migraba a la [[vendimia]], y se busco una fecha donde todo el mundo pudiese rendir homenaje a este personaje, el [[patrón]] del pueblo.


Pocos años bastaron para que los seguidores del nazareno ajusticiado por los romanos en Judea arribaran a Hispania a finales del s. I. Ignorándose las circunstancias de su llegada, sólo se constata una fuerte consolidación de aquella fe a finales del s. III. La semilla esparcida en Illiberis se extendió veloz arraigando con fuerza en Ilurco y Parapanda; se robusteció hasta obtener en el s. IV una proyección que desbordó el ámbito local en fenómenos como el Concilio de Elvira o la figura de Gregorio Bético.
== Patronazgo en Illora ==
Hundido el Imperio, los pueblos procedentes del norte asumieron gran parte de su herencia hasta el zarpazo que supuso en el siglo VIII la llegada de los nuevos invasores del sur. Impulsados éstos por la necesidad de controlar territorios tan extensos, sólo tolerarán a los cristianos como estrategia útil y rentable. De este modo en pocas décadas el esquema de relaciones sociales se fue alterando, dejándose notar con vigor la impronta del vencedor, cada vez más absorbente con la diferencia.
Mil ciento cincuenta y cuatro años después de su muerte, el pueblo de [[Illora]], Granada (España) se vistió de fiesta para evocar el recuerdo de su paisano Rogelio. Con la colaboración generosa de un amplio sector de la ciudadanía, el apoyo de instituciones locales y el buen hacer del artista Venancio Sánchez, los ilurquenses inauguraron en un significativo espacio público de la localidad el 16 de septiembre de 2006 una bella escultura en bronce como auténtico ejercicio de memoria histórica y expresión viva de agradecimiento a uno de sus antepasados más ilustres.

La progresiva presión fiscal, religiosa y cultural convirtió gradualmente a los cristianos en un grupo marginal mientras el número de musulmanes se incrementaba hasta alcanzar hacia el año mil al 80% de la población. Despreciados, ultrajados y en ocasiones perseguidos, su existencia se tornó asfixiante. Los templos fueron sustituidos, el mensaje reemplazado y sus estructuras organizativas paulatinamente desdibujadas.
Ello generó desde mediados del s. IX varios estallidos violentos, en los que se produjo una curiosa simbiosis entre elementos políticos y religiosos, que catalizaron el descontento, no sólo de los mozárabes, sino también de beréberes, muladíes y judíos que ansiaban recuperar parte del protagonismo perdido. La necesidad de hacer valer su identidad, el rechazo hacia una colonización cultural de cuño árabe y orientalizante, en detrimento de la anterior elite cultural cristiana, unido a la nostalgia de una sociedad más tolerante, suponían grandes inquietudes para muchos cristianos.
Poco a poco el silencio cedió a los hechos y la acción al asentimiento pues, para algunos, resultaba necesario recordar a muchos creyentes, ambiguos y temerosos, que la apatía constituía un síntoma de tibieza e incoherencia. Asimismo consideraban inevitable reclamar a los opresores el derecho y la libertad para vivir su fe sin restricciones.

El conflicto estalló en Córdoba, confluyendo allí una gran oleada de protestas que provocó la ejecución de laicos, monjes y sacerdotes de toda procedencia y condición social. Testigos voluntarios acusados de blasfemia y creyentes clandestinos, descubiertos o denunciados, derramaron su sangre como testimonio de fe inconmovible. Según las pocas fuentes históricas existentes, que encierran no pocos problemas de fiabilidad, sería un sacerdote cordobés, Perfecto, uno de los primeros en perder la vida en el año 850 tras juicio sumarísimo.
Cincuenta muertes más, varias torturas y algunos procesos judiciales habían tenido ya lugar cuando en el verano del año 852, Rogelio de Parapanda, acompañado del joven sirio Servideo, decidió abandonar la quietud de su retiro montañés para dirigirse a Córdoba. Con espíritu firme, turbado por las conversiones al Islam de antiguos cristianos de su tierra y herido por las tribulaciones de los paisanos que aún perseveraban en la fe, encaminó sus pasos hacia la capital evocando tiempos benevolentes de los que apenas quedaba memoria.
El inquieto Rogelio, inmerso en una honda agonía que le situaba alternativamente entre la tibieza y la provocación, y consciente del clima de exaltación social reinante, fue acogido por los cristianos cordobeses. Mientras muchos llegaban a aquel lugar para renegar de su Fe, él peregrinaba para confirmarla poniendo por garantía su propia vida.

Desgraciadamente pronto sucedió lo inevitable. Impulsado por deseos de verdad, y tras resonar la llamada a la oración de un viernes de septiembre, penetró en el recinto de la aljama mayor dando vigoroso testimonio de su fe y recordando a los cristianos vueltos al Islam quienes eran y de donde venían.
Decenas de musulmanes ofendidos se lanzaron violentamente contra Rogelio y Servideo que a punto estuvieron de morir allí mismo si las autoridades no lo hubieran evitado. Heridos, apresados y encarcelados predicaron hasta la extenuación. Así permanecieron hasta el 16 de septiembre del año 852 en que resultaron condenados y ejecutados. Amputados pies y manos, degollados y colgados de un madero, quedaron expuestos al desprecio público hasta que al cuarto día fueron descolgados y quemados. Recogidos sus restos por algunos fieles, quedó memoria de Rogelio de Parapanda como testigo fiel de una verdad en la que creyó y por la que entregó su vida.
Mil ciento cincuenta y cuatro años después, el pueblo de Illora, Granada (España) se vistió de fiesta para evocar el recuerdo de su paisano Rogelio. Con la colaboración generosa de un amplio sector de la ciudadanía, el apoyo de instituciones locales y el buen hacer del artista Venancio Sánchez, los ilurquenses inauguraron en un significativo espacio público de la localidad el 16 de septiembre de 2006 una bella escultura en bronce como auténtico ejercicio de memoria histórica y expresión viva de agradecimiento a uno de sus antepasados más ilustres.


== Enlaces externos ==
== Enlaces externos ==
*[http://wikanda.cordobapedia.es/wiki/San_Rogelio San Rogelio]
*[http://wikanda.cordobapedia.es/wiki/San_Rogelio San Rogelio]
*[http://www.turgranada.es/cultural-monumental/cultural-monumental-detalle.php? Página de turismo granadino]
*[http://www.turgranada.es/cultural-monumental/cultural-monumental-detalle.php? Página de turismo granadino]
*[http://www.bibliotecaspublicas.es/illora/imagenes/contenido_9982.pdf SAN ROGELIO A MEDIADOS DEL SIGLO IX]
*[http://www.bibliotecaspublicas.es/illora/imagenes/contenido_9982.pdf www.bibliotecaspublicas.es]
*[http://www.bibliotecaspublicas.es/illora/imagenes/contenido14523_5.pdf La cofradía de San Rogelio]
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Revisión del 13:12 25 feb 2010

San Rogelio
Información personal
Nacimiento Íllora (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento Córdoba (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Información religiosa
Festividad 16 de septiembre Ver y modificar los datos en Wikidata


San Rogelio es el patrón de Íllora. Cuenta la historia de la localidad que fue un monje mártir, con nombre de origen germánico, que se piensa que proviene de los vocablos Hrodgaer (Victorioso y despierto) o Hrod-gair (Famoso por la lanza) patrón del municipio de Íllora (Granada).

Vivió en el siglo IX, en la sierra de Parapanda, rodeado de cristianos que se ha habían convertido a la nueva religión (el islam) y núcleos mozárabes que mantenían el cristianismo, situación que a finales de siglo empezaba a ser más complicada de mantener. Esta situación provocaba continuas conversiones de cristianos a la nueva religión, con esto conseguían pagar menos impuestos, y dejar de estar perseguidos, de alguna forma.

Así en el año 852, junto con monje sirio llamado Servideo, se animaron a visitar la mezquita de Córdoba, y dice la leyenda que un viernes (día sagrado para los musulmanes) entraron en la mezquita y comenzaron a predicar el evangelio, situación que no debió hacer mucha gracia, porque cientos de musulmanes encolerizados, le agredieron y los llevaron a prision.

Después de estos incidentes, ya en prisión donde no se retractaron de nada de lo hecho, y fueron condenados a muerte el 16 de septiembre. Día donde se celebra la onomástica este santo. Aun así, la fiesta oficial en honor a este santo, se celebra el 16 de agosto, porque por razones históricas, el 16 de septiembre, la mayoría del pueblo migraba a la vendimia, y se busco una fecha donde todo el mundo pudiese rendir homenaje a este personaje, el patrón del pueblo.

Pocos años bastaron para que los seguidores del nazareno ajusticiado por los romanos en Judea arribaran a Hispania a finales del s. I. Ignorándose las circunstancias de su llegada, sólo se constata una fuerte consolidación de aquella fe a finales del s. III. La semilla esparcida en Illiberis se extendió veloz arraigando con fuerza en Ilurco y Parapanda; se robusteció hasta obtener en el s. IV una proyección que desbordó el ámbito local en fenómenos como el Concilio de Elvira o la figura de Gregorio Bético. Hundido el Imperio, los pueblos procedentes del norte asumieron gran parte de su herencia hasta el zarpazo que supuso en el siglo VIII la llegada de los nuevos invasores del sur. Impulsados éstos por la necesidad de controlar territorios tan extensos, sólo tolerarán a los cristianos como estrategia útil y rentable. De este modo en pocas décadas el esquema de relaciones sociales se fue alterando, dejándose notar con vigor la impronta del vencedor, cada vez más absorbente con la diferencia.

La progresiva presión fiscal, religiosa y cultural convirtió gradualmente a los cristianos en un grupo marginal mientras el número de musulmanes se incrementaba hasta alcanzar hacia el año mil al 80% de la población. Despreciados, ultrajados y en ocasiones perseguidos, su existencia se tornó asfixiante. Los templos fueron sustituidos, el mensaje reemplazado y sus estructuras organizativas paulatinamente desdibujadas. Ello generó desde mediados del s. IX varios estallidos violentos, en los que se produjo una curiosa simbiosis entre elementos políticos y religiosos, que catalizaron el descontento, no sólo de los mozárabes, sino también de beréberes, muladíes y judíos que ansiaban recuperar parte del protagonismo perdido. La necesidad de hacer valer su identidad, el rechazo hacia una colonización cultural de cuño árabe y orientalizante, en detrimento de la anterior elite cultural cristiana, unido a la nostalgia de una sociedad más tolerante, suponían grandes inquietudes para muchos cristianos. Poco a poco el silencio cedió a los hechos y la acción al asentimiento pues, para algunos, resultaba necesario recordar a muchos creyentes, ambiguos y temerosos, que la apatía constituía un síntoma de tibieza e incoherencia. Asimismo consideraban inevitable reclamar a los opresores el derecho y la libertad para vivir su fe sin restricciones.

El conflicto estalló en Córdoba, confluyendo allí una gran oleada de protestas que provocó la ejecución de laicos, monjes y sacerdotes de toda procedencia y condición social. Testigos voluntarios acusados de blasfemia y creyentes clandestinos, descubiertos o denunciados, derramaron su sangre como testimonio de fe inconmovible. Según las pocas fuentes históricas existentes, que encierran no pocos problemas de fiabilidad, sería un sacerdote cordobés, Perfecto, uno de los primeros en perder la vida en el año 850 tras juicio sumarísimo. Cincuenta muertes más, varias torturas y algunos procesos judiciales habían tenido ya lugar cuando en el verano del año 852, Rogelio de Parapanda, acompañado del joven sirio Servideo, decidió abandonar la quietud de su retiro montañés para dirigirse a Córdoba. Con espíritu firme, turbado por las conversiones al Islam de antiguos cristianos de su tierra y herido por las tribulaciones de los paisanos que aún perseveraban en la fe, encaminó sus pasos hacia la capital evocando tiempos benevolentes de los que apenas quedaba memoria. El inquieto Rogelio, inmerso en una honda agonía que le situaba alternativamente entre la tibieza y la provocación, y consciente del clima de exaltación social reinante, fue acogido por los cristianos cordobeses. Mientras muchos llegaban a aquel lugar para renegar de su Fe, él peregrinaba para confirmarla poniendo por garantía su propia vida.

Desgraciadamente pronto sucedió lo inevitable. Impulsado por deseos de verdad, y tras resonar la llamada a la oración de un viernes de septiembre, penetró en el recinto de la aljama mayor dando vigoroso testimonio de su fe y recordando a los cristianos vueltos al Islam quienes eran y de donde venían. Decenas de musulmanes ofendidos se lanzaron violentamente contra Rogelio y Servideo que a punto estuvieron de morir allí mismo si las autoridades no lo hubieran evitado. Heridos, apresados y encarcelados predicaron hasta la extenuación. Así permanecieron hasta el 16 de septiembre del año 852 en que resultaron condenados y ejecutados. Amputados pies y manos, degollados y colgados de un madero, quedaron expuestos al desprecio público hasta que al cuarto día fueron descolgados y quemados. Recogidos sus restos por algunos fieles, quedó memoria de Rogelio de Parapanda como testigo fiel de una verdad en la que creyó y por la que entregó su vida.

Mil ciento cincuenta y cuatro años después, el pueblo de Illora, Granada (España) se vistió de fiesta para evocar el recuerdo de su paisano Rogelio. Con la colaboración generosa de un amplio sector de la ciudadanía, el apoyo de instituciones locales y el buen hacer del artista Venancio Sánchez, los ilurquenses inauguraron en un significativo espacio público de la localidad el 16 de septiembre de 2006 una bella escultura en bronce como auténtico ejercicio de memoria histórica y expresión viva de agradecimiento a uno de sus antepasados más ilustres.

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