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La situación financiera era igualmente preocupante: los bancos se encontraban desamparados frente a las numerosas demandas de los ahorradores. Las quiebras de las entidades bancarias comenzaron entonces a multiplicarse. Por otra parte, los fondos de los bancos, invertidos en la [[especulación]], disminuyeron progresivamente.<ref name="Grande Dépression" /> Debido al contagio financiero y a las tensiones [[Deflación|deflacionistas]] que se apoyaban en los productos agrícolas, los agricultores comenzaron a pasar dificultades: 15 millones de campesinos estaban al borde de la ruina.<ref name="Grande Dépression" /> En el campo de la industria, la crisis se manifestó por una sobreproducción y la quiebra de empresas.<ref name="Grande Dépression" />
La situación financiera era igualmente preocupante: los bancos se encontraban desamparados frente a las numerosas demandas de los ahorradores. Las quiebras de las entidades bancarias comenzaron entonces a multiplicarse. Por otra parte, los fondos de los bancos, invertidos en la [[especulación]], disminuyeron progresivamente.<ref name="Grande Dépression" /> Debido al contagio financiero y a las tensiones [[Deflación|deflacionistas]] que se apoyaban en los productos agrícolas, los agricultores comenzaron a pasar dificultades: 15 millones de campesinos estaban al borde de la ruina.<ref name="Grande Dépression" /> En el campo de la industria, la crisis se manifestó por una sobreproducción y la quiebra de empresas.<ref name="Grande Dépression" />


PRICILA MIGUEL MAX


=== La debacle de Hoover ===
=== La debacle de Hoover ===

Revisión del 17:50 4 mar 2010

Franklin D. Roosevelt, promotor del New Deal, transformó considerablemente la economía estadounidense para salir de la Gran Depresión.

New Deal (literalmente en castellano: "Nuevo trato") es el nombre dado por el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt a su política intervencionista puesta en marcha para luchar contra los efectos de la Gran Depresión en Estados Unidos. Este programa se desarrolló entre 1933 y 1938, con el objetivo de mantener a las capas más pobres de la población, de reformar los mercados financieros y de redinamizar una economía estadounidense herida desde el crack del 29 por el desempleo y las quiebras en cadena.

Comúnmente, se distinguen dos New Deals:[nota 1]​ un primero, marcado particularmente por los "Cien Días de Roosevelt" en 1933[1]​ apuntaba a un mejoramiento de la situación a corto plazo. Se pueden encontrar, pues, leyes de reforma de los bancos, programas de asistencia social urgente, programas de ayuda para el trabajo, o todavía programas agrícolas. El gobierno realizó así inversiones importantes y permitió el acceso a recursos financieros a través de las diversas agencias gubernamentales. Los resultados económicos fueron moderados, pero la situación mejoró.[2]​ El "Segundo New Deal" se extendió entre 1935[3]​ y 1938, poniendo por delante una nueva distribución de los recursos y del poder en una escala más amplia, con las leyes sindicales de protección,[3]​ la Social Security Act,[3]​ así como programas de ayuda para agricultores y trabajadores ambulantes.[nota 2]​ Sin embargo, la Corte Suprema juzgó numerosas reformas como anticonstitucionales, pero, algunas partes de los programas fueron reemplazadas rápidamente, a excepción de la National Recovery Administration. El segundo New Deal fue mucho más costoso que el primero, y aumentó el déficit público. Por otro lado, a pesar de programas como la Public Works Administration, el desempleo todavía alcanzaba a 11 millones de estadounidenses en 1938.[4]

Numerosos programas del New Deal todavía permanecen activos, entre los que están algunos de los que han mantenido su nombre original: la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), la Federal Housing Administration (FHA), la Tennessee Valley Authority (TVA), pero también el Social Security System, la primera experiencia de Estado del bienestar en Estados Unidos así como la Securities and Exchange Commission en el ámbito de la regulación financiera.

Orígenes del New Deal

La Gran Depresión y el Crack del 29

Evolución del Producto Interno Bruto de los Estados Unidos entre 1920 y 1940. Se aprecia claramente el punto mínimo de la crisis en 1932.[5]
Una multitud de inversores agolpada a las puertas de la Bolsa de Nueva York el Jueves Negro, inicio del Crack del 29.

La Gran Depresión, considerada una de las crisis económicas más grandes del siglo XX,[6]​ comenzó el jueves 24 de octubre de 1929 con el crack de la Bolsa de Nueva York, hundiendo a esta para expandirse progresivamente por todos los sectores económicos y posteriormente por la totalidad de los países industrializados, con la excepción de la Unión Soviética de Iósif Stalin. Estados Unidos, "país de origen" de la crisis, fue lógicamente el primer afectado tras el crack, hasta que esta tocó fondo en 1932, con una tasa de desempleo del 25%[7]​ Lo cierto es que la economía estadounidense sufría diversos desequilibrios, principalmente en el reparto de la riqueza y los recursos:[7]​ se estima que treinta y seis familias ricas poseían unos ingresos equivalentes a los del 42% de la población. Igualmente, de 27,5 millones de familias, 21,5 no poseían ninguna clase de ahorros.[7]

La situación financiera era igualmente preocupante: los bancos se encontraban desamparados frente a las numerosas demandas de los ahorradores. Las quiebras de las entidades bancarias comenzaron entonces a multiplicarse. Por otra parte, los fondos de los bancos, invertidos en la especulación, disminuyeron progresivamente.[7]​ Debido al contagio financiero y a las tensiones deflacionistas que se apoyaban en los productos agrícolas, los agricultores comenzaron a pasar dificultades: 15 millones de campesinos estaban al borde de la ruina.[7]​ En el campo de la industria, la crisis se manifestó por una sobreproducción y la quiebra de empresas.[7]

La debacle de Hoover

En el momento del estallido de la crisis, Herbert Hoover ocupaba la presidencia de los Estados Unidos. Contrariamente a lo que se dijo, en particular por su rival, Franklin D. Roosevelt, Hoover no fue inoperante, sino que trató de encauzar la crisis.[8]​ Sin embargo, la política llevada a cabo por Hoover fue un fracaso, como lo demuestran las consecuencias de la adopción de la ley proteccionista Hawley-Smoot, que provocó una recesión. Su voluntad de animar los negocios también fue un fiasco: el país se hundió en la recesión y las quiebras se multiplicaron. En 1932, ambos candidatos a la presidencia organizaron su campaña: Hoover, republicano, se enfrentó al demócrata Roosevelt, quien había ganado notoriedad como gobernador del Estado de Nueva York. Roosevelt, que inspiraba confianza al electorado, ganó de manera amplia las elecciones con el 57,4% de los votos y el 89% de los votos electorales.[9]​ Sus promesas de reactivar la economía seducieron a los estadounidenses: cuatro meses después de su elección, el New Deal echó a andar.

Un nuevo presidente audaz

Harry Hopkins fue uno de los consejeros más próximos de Roosevelt en la elaboración de su New Deal.

El 2 de julio de 1932, Roosevelt prometió en un discurso de su campaña electoral "un nuevo trato para el pueblo estadounidense": pronunció por primera vez la expresión New Deal en el transcurso de su discurso a la Convención Demócrata de Chicago en 1932.[nota 3][10]​ Treinta años antes, Theodore Roosevelt, su primo lejano, había iniciado el "Square Deal", programa nacional que pretendía sostener a la clase media.[nota 4][11]​ Este "Square Deal" era entonces el nombre dado por Roosevelt y sus socios a las políticas de su administración.[12]​ En esto, habría inspirado a Franklin D. Roosevelt. De hecho, a este le había interesado el contraste entre Theodore Roosevelt y Woodrow Wilson:

"Theodore Roosevelt no fue atraído como Woodrow Wilson por los problemas de fondo y no supo, como este último, estimular las convicciones sociales y morales profundas, escribió un día. Wilson, en cambio, no sabía, contrariamente a Theodore Roosevelt, suscitar el entusiasmo acerca de acontecimientos individuales precisos aunque podían parecer superficiales comparados con los principios fundamentales"
[13]

En 1927, un cierto número de liberales estadounidenses,[nota 5][14]John Dewey, Stuart Chase y Rexford Tugwell, visitaron la Unión Soviética de Stalin.[15]​ Tugwell[16]​ quien posteriormente debía ser miembro del "Brain Trust" de Franklin D. Roosevelt tras el adjunto de Henry Wallace en agricultura, se vio interesado por la planificación como instrumento de regulación económica. En realidad, si la Unión Soviética se vio poco afectada por la crisis, es porque no había conocido el boom de los años 1920 y porque sus intercambios comerciales con Occidente fueron reducidos.[17]

Roosevelt considerado como un progresista y un reformista[18]​ fue elegido con una mayoría amplia con la esperanza de que supiera hacer frente a la crisis económica allí donde Herbert Hoover había fracasado. Sin embargo, llegó al poder sin tener un plan preconcebido para salvar la economía de su país. Su "New Deal" no era ideológico, sino más bien pragmático, lo que condujo a algunas contradicciones. Aplicó ideas experimentadas durante el período progresista de Wilson y se valió de su experiencia políticas adquirida durante los años 1920. La idea central de Roosevelt era la experimentación:[19]​ estaba persuadido de la necesidad de llevar a cabo una política audaz e innovadora.

También observó que una de las principales prioridades era levantar el ánimo de los estadounidenses, presas de la duda frente a la generalización de la crisis en toda la economía. El 4 de marzo de 1933, su discurso de investidura quedó impregnado de tópicos comunes, contentándose con advertir a los estadounidenses contra un exceso de pesimismo. Pronunció así una frase célebre: "The only thing we have to fear is fear itself" ("de lo único que tenemos que tener miedo es del propio miedo")[20][21][22][19]​ Para llevar a cabo su política, se rodeó de consejeros brillantes e imaginativos que le siguieron en Washington. Puede citarse a Raymond Moley, Adolf Berle, Cordell Hull (Asuntos Exteriores), Henry Wallace (Agricultura), Frances Perkins (Trabajo), primera mujer que accedió a un puesto ministerial. Harry Hopkins, uno de sus consejeros más próximos, fue por otra parte uno de los arquitectos del "New Deal". Él mismo fue considerado consecuentemente una eminencia gris.[23]

Las grandes líneas del New Deal

Archivo:TVA Act Signing.jpg
Acto de firma del Tennessee Valley Authority Act por Roosevelt y sus consejeros en 1933.

Algunos historiadores[24]​ distinguen dos o tres New Deals.[25]​ El análisis que privilegia a dos tipos de New Deals considera que el primero corresponde al primer mandato de Roosevelt (lo que incluye "Cien Días" en el primer New Deal) y que el segundo corresponde al período 1936-1938, durante el segundo mandato. En el segundo análisis que distingue tres tipos de New Deals, el primero correspondería a los "Cien Días" (entre el 9 de marzo y 16 de junio de 1933) y comprende un gran número de medidas en favor de la moneda y del sistema bancario en general, de la agricultura, de la industria y de la lucha contra el desempleo.[26]​ El segundo New Deal se presentó en noviembre de 1934 y correspondería al período 1936-1937.[25]​ El tercero, que no siempre se considera como tal (se incluye a veces simplemente en el segundo) se aplicó en 1937 y 1938. Sin embargo, la política de Roosevelt en los años 1930 se caracterizó por más continuidad que rupturas radicales.[25]

Voluntarismo e intervencionismo

Roosevelt se alzó con la victoria en las elecciones gracias a sus promesas de cambio que se apoyaban en una política voluntarista e intervencionista. Así, el Estado federal desempeñó un papel esencial en el New Deal, poniendo a disposición de los estadounidenses numerosas agencias relacionadas en su mayoría con programas naturales y de funciones variadas: los agricultores gozaron de ayudas y de subvenciones condicionadas por una disminución de su producción; las empresas fueron conminadas a adoptar un "código de buena competencia" con el fin de redinamizar la red industrial y de reducir la "competencia destructora".[18]​ Por último, el Estado también atacó a los problemas de orden social con la cuestión de las jubilaciones, los sindicatos y sobre todo del desempleo que fue a lo largo de los años 1930 uno de los indicadores más visibles de la crisis. Los numerosos programas que pretendían crear empleo se lanzaron en 1933, y las reformas se encadenaron rápidamente. El New Deal también presenció la aparición de las primeras formas de Estado del bienestar en los Estados Unidos.[27]

¿Cómo regular la economía?

En el entorno de Roosevelt se confrontaron, en parte, dos modos de regular la economía.

Por un lado la "economía brandeisiana"[28]​ en honor a los juristas e intelectuales del Este. Junto a Louis Brandeis, Felix Frankfurter, un jurista formado en Harvard, eran los más eminentes representantes del entorno de Roosevelt. La economía brandeisiana desconfiaba de los "proyectos grandiosos de los planificadores"[29]​ y preconizaba "una estrategia rápida y flexible que permita al gobierno federal usar su autoridad para reformar las prácticas de la libre competencia".[30]​ Louis Brandeis, su fundador, había sido consejero de Woodrow Wilson y ambos se habían puesto de acuerdo sobre el hecho de que "la competencia podía y debía ser mantenida en todas las ramas de la industria privada".[31]​ Para Brandeis, las reglamentaciones debían pretender mantener la competencia limitando el tamaño de las empresas.[32]​ De manera general según Schlesinger, para Brandeis "la centralización debilitaba la sociedad asfixiando la experiencia y concentrando en un punto los talentos necesarios para las comunidades".[33]

Rexford Tugwell, Adolf Augustus Berle, Hugh Samuel Johnson y Raymond Moley se situaban en contra de la corriente precedente. Inspiraron parte de la doctrina del primer New Deal, la cual insistía en el hecho de que "no se podía confiar más en la libre competencia para salvaguardar los intereses de los grupos sociales" y que "la estabilidad residía en la fusión de las empresas y en la cooperación bajo control federal".[34]​ Se puso un mayor énfasis sobre la administración de la economía que sobre la producción.[35]​ Si Moley había sido influido por Theodore Roosevelt, Tugwell lo había sido por el institucionalismo de Simon Patten,[36]​ quien había sido su profesor en Wharton School. Para él el dirigismo gubernamental debía impulsarse más que para Raymond Moley.[32]​ Esta corriente fue particularmente influyente en la Agricultural Adjustment Administration (AAA) con Rexford Tugwell y en la National Recovery Administration (NRA) que administró Hugh Samuel Johnson.[37]​ Estos programas, además de que a menudo eran contrarios a la visión de la corriente brandeisiana, también implicaban un cierto matiz proteccionista lo que trajo la oposición de Cordell Hull, quien había sido siempre partidario de la apertura económica y del librecambismo.[38]​ La influencia de los miembros claves de esta corriente decayó de manera bastante acelerada. Raymond Moley dejó las esferas de influencia hacia mediados de 1933, Hugh Samuel Johnson abandonó la NRA en septiembre de 1934 para ingresar en la Works Progress Administration (WPA), Rexford Tugwell fue nombrado en 1934 jefe de la Resettlement Administration, para dejar en 1937 la esfera gubernamental. Ocupará más tarde diversos puestos, como el de gobernador de Puerto Rico de 1942 a 1946.

Los "Cien Primeros Días"

Las reformas de urgencia

Roosevelt, y su mujer, Eleanor, el día de la investidura de Franklin D. Roosevelt como presidente. Las reformas comenzaron el día siguiente, el 5 de marzo de 1933.

A menudo se hace referencia, para hablar del período inicial de New Deal, a los "Cien Días" que correspondieron a la adopción de numerosas leyes vinculadas a campos diversos de la economía estadounidense. Conforme al método empírico de Roosevelt, basado en las 3 erres: "Relief, Recovery and Reform" (Asistencia social, Recuperación y Reforma), la inmensa mayoría de las medidas se tomaron rápidamente, para solucionar así lo más urgente. Así, al día siguiente de su investidura presidencial, celebrada el 4 de marzo de 1933, Roosevelt lanzó su primera medida, y decidió un cierre excepcional de todos los bancos del país, la conocida como United States bank holiday. El 9 de marzo, el Congreso fue llamado a sesión: la primera ley propuesta por su administración concernía a los establecimientos bancarios: redactada durante la noche, se presentó al Congreso a mediodía y se ratificó aquella misma tarde.[19]​ El 12 de marzo, Roosevelt se dirigió a la nación por radio, con el objetivo de explicar su política y sus objetivos.[19]

A partir de ahí, otras quince leyes se votaron en el transcurso de los "Cien Días" que constituyeron el episodio más importante del primer New Deal. Se trataba ante todo de proyectos más o menos improvisados[19]​ enfocados a la mejora de la situación a corto plazo. Las reformas concernieron a todos los sectores, de la agricultura a la industria, particularmente por el sesgo de programas de grandes trabajos. Al mismo tiempo, vieron la luz proyectos de lucha contra el desempleo, como Civilian Conservation Corps que movilizó a 250.000 jóvenes. En definitiva, dos millones de personas fueron contratadas.[19]

Las reformas estructurales

Una reforma profunda del sistema bancario y monetario

Su aplastante victoria en las elecciones presidenciales de 1932, unida a la del Partido Demócrata en las elecciones al Senado y en la de la Cámara de Representantes del mismo año, así como la gravedad de la crisis, permitieron a Roosevelt y a su administración ejercer una gran influencia sobre el Congreso durante los primeros meses de su mandato. Esto hizo fácil y rápida la adopción de una serie de medidas destinadas a restablecer el equilibrio del sistema bancario y del mercado financiero y a ayudar a los parados.

La Federal Deposit Insurance Corporation permitía asegurar los depósitos de hasta 5.000 dólares de los ahorradores en los bancos.

De golpe, Roosevelt acusó las prácticas de los hombres de negocios y los banqueros en una frase que se convirtió en célebre: "Practices of the unscrupulous money changers stand indicted in the court of public opinion" ("Las prácticas de los cambistas sin escrúpulos son acusadas en la corte de la opinión pública").[39]​ La medida del United States bank holiday pretendía restablecer la confianza hasta la ratificación de una nueva ley, el Emergency Banking Act, votado el 9 de marzo. Esta última impuso que solamente se abrieran los bancos que hubieran pasado con éxito un examen de su solvencia bajo el control del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Tres cuartos de los bancos reabrieron en los tres días que siguieron la adopción de la ley. Mil millones de dólares en moneda y oro retenidos hasta entonces regresaron a los bancos, permitiendo una estabilización del sistema bancario. Durante todo 1933, varios miles de bancos cerraron sus puertas, otros se fusionaron para dar origen a establecimientos más grandes (los depositarios cobraron así aproximadamente un 85% por cada dólar ahorrado). Con el fin de prevenir crisis futuras, el gobierno creó la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) en junio, lo que permitió asegurar los depósitos de hasta 5.000 dólares. El primer New Deal asistió también al nacimiento de la Securities and Exchange Commission (SEC), creada por la Securities Exchange Act, iniciada durante los "Cien Días". Para apaciguar en parte al mundo de las finanzas, Roosevelt puso al frente de la SEC a Joseph Kennedy, un hombre que conocía los entresijos de Wall Sreet.[40]

En marzo y abril, en una serie de leyes y de decretos ley, Roosevelt y el Congreso hicieron salir al dólar del patrón oro, que imponía que el Sistema de Reserva Federal no disminuyera las tasas de interés, y realizando lo contrario al aumentarlas con el fin de proteger al dólar.[41]​ Tres textos fundadores participaron en este movimiento: la Emergency Banking Act, la Executive Order 6102 y la Glass-Steagall Act. Estos tres textos son considerados por los conservadores como un atentado al derecho de propiedad y como ataques importantes contra la constitución:[42][43]​ toda persona que guardaba una suma importante de oro fue obligada a cambiarlo así por dólares a un índice fijado.[44]​ Pasado un cierto plazo, el gobierno pudo exigir la restitución del oro sin contrapartida. Además, el oro perdió su curso legal en el pago de los créditos y de las deudas en la misma época. Los contraventores se vieron incluso sancionados por multas.[45]​ Desde entonces, el dólar pudo fluctuar libremente en el mercado de divisas, sin contrapartida de oro. Solo en 1934 el oro volvió a ser convertible, a un precio netamente inferior al precedente. Globalmente, los mercados reaccionaron bien al abandono del patrón oro, aunque en un comienzo era solamente provisional.[46]

El punto álgido económico de la crisis se alcanzó en marzo de 1933. El historiador Broadus Mitchell anota así que la inmensa mayoría de los indicios indican un empeoramiento de la situación hasta el verano de 1932, que puede considerarse el punto álgido de la crisis, tanto en el plano económico como psicológico.[47]​ Los indicadores económicos indican un punto mínimo en el transcurso de los primeros días de marzo de 1933, antes de que se presentara una recuperación rápida.

La Ley de Ajuste Agrícola (A. A. A.)

Bajo las recomendaciones de Henry Wallace, la administración Roosevelt buscó igualmente proteger a los agricultores de los riesgos del mercado distribuyendo subvenciones federales y controlando la producción mediante la Ley de Ajuste Agrícola (en inglés: Agricultural Adjustment Act, A. A. A.), destacando Rexford Tugwell entre sus redactores. El 12 de mayo de 1933, la ley entró en vigor.[48]​ Se decidió reducir la producción para reanimar el sector agrícola según los simples pretextos de la ley de oferta y demanda. Por ello, una gran parte de las cosechas y de las reservas fueron destruidas y las tierras se dejaron en baldío, y mediante una política de indemnización se fomentó la reducción de las superficies cultivadas, algo financiado de manera especial mediante el añadido de tasas aplicadas a la cadena de producción de alimentos.[49]​ Los primeros resultados, apreciables al cabo de tres años, fueron alentadores, ya que el beneficio de los agricultores aumentó. Asimismo, se inició el intervencionismo estatal en el sector primario. A pesar de estas medidas, los precios agrícolas apenas aumentaron ligeramente, y el alza constatada de los ingresos de los agricultores fue en gran parte resultado de las subvenciones acordadas por el gobierno federal.[50]​ En paralelo, Roosevelt atacó al problema del endeudamiento en un momento en el que 15 millones de agricultores estadounidenses estaban próximos a la ruina.[3]​ Las deudas de los agricultores fueron así renegociadas mediante la Farm Credit Act, del 16 de junio de 1933, lo que permitió devolver cierto poder adquisitivo a cerca de 30 millones de estadounidenses.[51]

La base sólida de este tipo de política, que iba incluso a subvencionar a los agricultores que aceptaran quemar toda o parte de sus cosechas, fue cuestionada sin embargo por algunos economistas liberales, que consideraban que con el fin de alcanzar un objetivo en términos de empleo y de precio, el gobierno efectuaba una destrucción efectiva de riqueza, cuyas contrapartidas, bajo su punto de vista, fueron insuficientes para justificarla. Ciertos historiadores como Cushing Barry aseguraron posteriormente que los consumidores no habían apoyado el alza de los precios y la política de limitación de producción forzada.[52]​ Un sondeo de The Washington Post llegó a afirmar que la mayoría de los estadounidenses estaban en contra de la Ley de Ajuste Agrícola.[53]

La National Industrial Recovery Act (NIRA)

El águila azul (Blue Eagle), símbolo de las empresas adheridas a la National Recovery Administration (NRA), creada con la National Industrial Recovery Act (NIRA).

En materia industrial, la National Industrial Recovery Act ("Ley de Rescate Industrial Nacional") fue aprobada por el Congreso en 1933, para instaurar dos tipos de reformas. Por un lado, animó a los industriales a firmar códigos de competencia leal, y por otra parte, les concedió a los obreros la libertad de sindicarse y de negociar convenios colectivos.[54]​ La ley creó a la vez un organismo de regulación, la National Recovery Administration (NRA), que fomentó la adhesión de las sociedades. Las empresas que voluntariamente siguieron este código tenían la posibilidad de fijar un logotipo en forma de águila azul (Blue Eagle), símbolo de su adhesión al programa. La NRA también contribuyó creando puestos de trabajo con el fin de luchar contra el desempleo.

La NIRA fue principalmente realizada por numerosos hombres de negocios de primer plano, que llegaron incluso a participar en algunos puntos de su redacción. Gerald Swope, dueño de General Electric, fue por otra parte uno de los primeros defensores de la ley, que legalizaba los cárteles y alentaba al gobierno a que emprendiera numerosas obras públicas. Este incremento en los gastos lo veía como un regreso de la prosperidad y de los beneficios tanto como para General Electric como para otras empresas. Harry Harriman, presidente de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos y ferviente partidario de la medida, explicó que se trataba de uno de los pasos más importantes hacia la rehabilitación de los negocios. Por el contrario, la Asociación Nacional de Fabricantes (National Association of Manufacturers) se opuso duramente al proyecto. Henry Ford se convirtió así en uno de sus principales detractores.[55]

La National Recovery Administration tenía como misión propia estabilizar los precios y los salarios cooperando con las empresas y los sindicatos. Fue administrada primeramente por Hugh Samuel Johnson. Luego, creó la Public Works Administration (PWA), que debía controlar la puesta en marcha de la política de grandes obras públicas. Todas estas disposiciones fueron aclamadas por el empresariado y los sindicatos y fueron populares para el conjunto de los estadounidenses.

La política de reactivación y de ayudas sociales

La acción presupuestaria

Otras dos iniciativas legislativas principales fueron llevadas a cabo por Roosevelt en el transcurso de los "Cien Días". La primera fue una ley, la Economy Act, concebida por el secretario de Presupuestos, Lewis Douglas. Fue aprobada el 14 de marzo de 1933.[25]​ La ley consideraba dos presupuestos diferentes: el presupuesto regular y el presupuesto de urgencia para equilibrar el regular, reduciendo notablemente el salario de los funcionarios y disminuyendo las pensiones de los veteranos en un 40%. La segunda iniciativa fue una revisión constitucional, relativa a la Ley seca, impuesta en Estados Unidos por la XVIII Enmienda en 1919. El 22 de marzo de 1933, la Ley Volstead (Volstead Act) sobre la prohibición del alcohol fue derogada: la XXI Enmienda a la Constitución anuló pues la Ley seca.

Los primeros programas de lucha contra el paro

Logo del Civilian Conservation Corps, una de las primeras medidas de la administración Roosevelt y que dio trabajo a miles de jóvenes estadounidenses.

La lucha contra el desempleo también movilizó a la administración Roosevelt desde los meses que siguieron a su toma de posesión. Roosevelt se interesó primeramente por la cuestión de los parados más necesitados: creó así la Federal Emergency Relief Administración (FERA) que permitió sostener financieramente los programas de ayuda a los parados de los diversos Estados.[56]​ Pero Roosevelt pensaba que para devolver la confianza a los estadounidenses, no había que contentarse con simples ayudas sin contrapartidas sino conseguirles un trabajo.[57]

Varios programas vieron la luz rápidamente. Consciente del hecho de que los jóvenes representaban de manera potencial a futuros propietarios y que su propensión a caer en la delincuencia o la pobreza era más elevada,[58]​ Roosevelt creó el Civilian Conservation Corps ("Cuerpo Civil de Protección Medioambiental"), financiado con bonos del tesoro, el 31 de marzo de 1933.[25][59]​ Permitió, gracias a trabajos de repoblación forestal, de lucha contra la erosión y las inundaciones, la contratación de miles de jóvenes parados en todo el país: 250.000 empleos fueron creados para personas entre los 18 y 25 años, y en ocho años, el CCC garantizó un salario de 30 dólares mensuales a cerca de dos millones de hombres jóvenes.[60]

Igualmente, los primeros programas de grandes trabajos también recibieron luz verde en 1933. El más célebre, el de la Tennessee Valley Authority (TVA), se ocupó de la construcción de presas con vistas a acondicionar el territorio del valle del Tennessee, a limitar las inundaciones y a aumentar la producción hidroeléctrica, otorgando empleo a los parados con todas estas acciones. También pretendía hacer más atractiva esta zona de los Estados Unidos totalmente deprimida. Este programa afectó a finalmente siete Estados.[61]

El balance de los Cien Días

Los "Cien Días" se caracterizaron por los importantes gastos presupuestarios comprometidos en los diversos programas gubernamentales. Desde 1931, el presupuesto federal era deficitario a causa de las reformas de Herbert Hoover. Sin embargo, no recobró el equilibrio durante el periodo completo de aplicación del New Deal. En 1933, el presupuesto fijó así un déficit de 1,3 millones de dólares.[62]​ En resumen, el primer New Deal no fue el más costoso: en 1936, el déficit alcanzó los 3,5 millones de dólares.

Los Cien Días se apoyaron esencialmente en medidas urgentes, pretendiendo realizar dos objetivos ambiciosos: la recuperación económica y el retorno a la confianza de la población estadounidense. El objetivo de la recuperación económica solo se alcanzó muy sumariamente. De hecho, debido a la numerosa resistencia de una parte del empresariado así como de ciertos agricultores, a pesar de las medidas que les habían sido concedidas, la recuperación fue muy lenta. Por otra parte, el paro se mantuvo a un nivel muy elevado y afectaba al 24,9 % de la población en 1933.[63]​ En cambio, este primer New Deal fue un éxito en el plano popular y para el retorno de la confianza: el saneamiento de la situación bancaria permitió a los estadounidenses depositar de nuevo sus ahorros en los bancos. De igual modo, Roosevelt gozó de un verdadero "estado de gracia", tanto en el Congreso como en la prensa, que apoyaron sus medidas.[64]

Este balance provocó a pesar de todo descontentos, sobre todo algunos meses después del fin del primer bloque de reformas, a principios de 1934.[19]​ La polémica llegó incluso a las filas demócratas, donde los partidarios originales del New Deal mostraron signos de impaciencia. Así, el senador demócrata por Luisiana, Huey Long, agrupó a los descontentos del Sur y del Medio Oeste y lanzó el movimiento Share Our Wealth para oponerse a Roosevelt. En un suburbio de Detroit, Charles Coughlin, sacerdote católico, conocido por su influencia en la radio con 40 millones de oyentes,[19]​ utilizó un discurso demagógico y fundó su propio movimiento político, profundamente anti New Deal y xenófobo.[19]​ Fueron luego los círculos de negocios, formados por industriales capitalistas y demócratas de tendencia más conservadora, quienes acusaron a Roosevelt de defender un programa socialista.[19]

El presidente no cedió. Las elecciones legislativas de 1934, por el contrario, reforzaron la mayoría demócrata, y lo animaron en sus opciones políticas.[19]​ El acento se puso esta vez en la satisfacción de los descontentos, pero la voluntad de buscar soluciones permanecía. Como consecuencia, el segundo New Deal puso un mayor énfasis en el aspecto social.

De la política económica a la social: de un New Deal a otro

Mientras que los cien primeros días vieron la aplicación de medidas que apuntaban hacia la estabilización de la economía estadounidense, que tocó fondo en 1932, las diversas medidas llevadas a cabo en el transcurso del fin del primer New Deal (de finales de junio de 1933 a 1934) y en el segundo New Deal correspondieron más a la voluntad de devolver la confianza al pueblo estadounidense, golpeado particularmente por el paro. Es pues a partir de este momento cuando aparecieron los primeros programas nacionales de lucha contra el paro, que apuntalaban las bases del intervencionismo del Estado, principalmente en materia de jubilaciones, de condiciones de trabajo en particular con la ampliación de las prerrogativas sindicales, y finalmente en materia de asistencia social, para ayudar a los más desprovistos. El aspecto económico del New Deal cedió así de forma progresiva su protagonismo a los aspectos sociales.[65]

Sin embargo, esta nueva prioridad consagrada a la población estadounidense víctima de la crisis fue acompañada de una voluntad por estabilizar y consolidar los sistemas bancarios (depósitos y créditos) y monetarios mediante la prolongación de las profundas reformas que se emprendieron durante los "Cien Días".[65]​ Los medios empleados para cumplir este objetivo desempeñaron un papel esencial en el fin de la Gran Depresión.[66]

Los grandes programas de lucha contra el paro

La Works Progress Administration, creada en 1935, se convirtió rapidamente en una de las principales agencias del New Deal en materia de empleo.

Los Cien Días ya presenciaron la puesta en marcha de los primeros programas en favor del empleo y con vistas a reducir las tasas de desempleo. Así, la Federal Emergency Relief Administration nacida de la Reconstruction Finance Corporation o los Civilian Conservation Corps permitieron la creación de puestos de trabajo, pero en proporciones limitadas debido al reducido número de personas a las que se dirigían estos programas, como la franja de edad entre los 18-25 años hacia la que se enfocaban los CCC.

Pero ya desde el inicio de esta política de lucha contra el paro aparecieron los problemas. El primero concernía al presupuesto concedido a las diferentes instituciones gubernamentales dedicadas al empleo, como el de la Federal Emergency Relief Administration, dirigida por Harry Hopkins.[67]​ En efecto, mientras que el presupuesto de la Public Works Administration de Harold Ickes, destinada a la renovación industrial, ascendía 3,3 millones de dólares (el 5,9 % del PIB estadounidense de la época),[67]​ el de la agencia de Hopkins era mucho más reducido, a pesar de que los objetivos eran de importancia similar. Hopkins incitó entonces a Roosevelt a que creara una agencia que permitiera contratar directamente a parados. Fue en este contexto cuando nació la Civil Works Administration el 8 de noviembre de 1933,[67]​ con el objetivo de proporcionar empleo a cuatro millones de estadounidenses. El objetivo se alcanzó en enero de 1934. Hopkins realizó así su deseo de devolver su valor a la asistencia social por el trabajo.[67]

A pesar de los muy positivos resultados de estos programas, el presidente Roosevelt se inquietó por los crecientes gastos de los Estados y los gobiernos locales, por lo que decidió desmantelar progresivamente la Civil Works Administration.[68]​ Pero no renunció por ello al papel del trabajo en la distribución de la asistencia social, sobre todo de cara a las críticas de la población, según las cuales una asistencia social limitada en el tiempo era aun peor que ninguna.[69]​ Viendo a finales de 1934 que el espectro de la depresión estaba todavía presente, Roosevelt pidió a su administración concebir un nuevo plan de asistencia social por el trabajo.[68]​ En la primavera de 1935, la Emergency Relief Apropiación Act concedió 5 millones de dólares al gobierno para ejecutar nuevos proyectos. Así es como nació el 6 de mayo la Works Progress Administration, que tomó el relevo de la Federal Emergency Relief Administration y sucedió con éxito a la Civil Works Administration, convirtiéndose pues en una de las agencias clave del New Deal.[68]

Dos novedades: las libertades sindicales y el reconocimiento del consumidor

Robert F. Wagner fue uno de los más importantes defensores de las libertades sindicales. Dio su nombre a la célebre Wagner Act, firmada en julio de 1935.

La legalización de los sindicatos se topó con la reticencia de los círculos de negocios y de los empresarios. Por esta razón, en 1934 estallaron huelgas en numerosas empresas para protestar contra la negativa de los patrones a reconocer los sindicatos, disminuyendo así la actividad en las ciudades. Las empresas utilizaron medios diversos para intimidar a sus empleados, como el espionaje o las amenazas sobre sus empleos.[70]​ Con el propósito de regular los litigios, Roosevelt decidió en 1934 crear la National Labor Relations Board, consecuencia de la adopción de la National Labor Relación Act.[70]

Desde 1934, líderes sindicales de primer plano como John L. Lewis, presidente del United Mine Workers of America no vacilaron en anunciar: "El presidente quiere que usted se afilie a un sindicato".[71]​ Sin embargo, Roosevelt no apreció el ser visto como un enemigo de los empresarios, quienes debían permitir la reconstrucción del país.[70]​ El senador Robert F. Wagner se manifestó como un pionero de las libertades sindicales en los Estados Unidos en el momento de la redacción de una ley que declaraba permanente la actividad del National Labor Relation Board, considerado como impedimento a las intimidaciones de una parte, y a los sindicatos de empresa por otra.[70]​ Así fue como en julio de 1935, poco tiempo después de la derogación por parte de la Corte Suprema de la National Industrial Recovery Act, se aprobó la Wagner Act, que repetía parte del texto de la NIRA, y alcanzaba el objetivo de la administración Roosevelt de contrarrestar fuerzas entre empleados y empresarios.[70]

A partir de entonces, Roosevelt deseó que los empleados se afiliaran a un sindicato. Rápidamente, los índices de sindicalización aumentaron: pasaron del 9% en 1930 a más del 33% en 1940 en la industria manufacturera, y del 51% en 1930 a más del 75% en 1940 en las industrias mineras. En otros sectores, las cifras fueron similares.[72]

Las políticas federales también estudiaron la situación del consumidor, con la creación del Consumers Advisory Board, encargado de recoger las quejas de los consumidores contra los precios elevados. Un "Guía del consumidor" (Consumer's Guide) fija un precio teórico de los bienes de consumo de base, y permite a los compradores señalar las desviaciones del precio entre el teórico y el real.[70]​ El movimiento de los consumidores contribuyó también en menor medida a contrarrestar la influencia del empresariado.[73]Rexford Tugwell influenció en la adopción de normas sanitarias y en la lucha contra los productos peligrosos.

Notas

  1. La inmensa mayoría de los análisis tienen en cuenta dos tipos de New Deal, sin embargo, ciertos críticos de Roosevelt como John T. Flynn en The Roosevelt Myth (Chapter Eight - The Shock Troops of the Third New Deal), y algunos historiadores como Barry D. Karl de la Universidad de Chicago (The Supreme Court Review, 1988, p. 163-201; The Third New Deal revisited) hablan de tres New Deals.
  2. Generalmente, de un Estado a otro, es decir, en función de las leyes interestatales.
  3. El discurso original de Roosevelt fue el siguiente: « I pledge you, I pledge myself, to a new deal for the American people », es decir « Yo os prometo que me comprometo a realizar un nuevo trato para el pueblo estadounidense. » (Fuente: http://www.u-s-history.com)
  4. Se trataba de una política de lucha contra la plutocracia y los trusts, y al mismo tiempo de un programa de protección de las empresas frente a las exigencias extremas de los sindicatos no organizados.
  5. En lo concerniente al liberalismo estadounidense de aquellos años, Schlesinger anota:
    El instrumentalismo de Dewey dio a la síntesis liberal su filosofía, el institucionalismo de Veblen su doctrina económica y el análisis histórico de Beard su comprensión del pasado y sus certezas de futuro.

Referencias

  1. Albert Desbiens, Histoire des États-Unis : De la folle prospérité au New Deal, Collection Nouveau Monde, p. 254
  2. Albert Desbiens, Histoire des États-Unis : De la folle prospérité au New Deal, Collection Nouveau Monde, p. 255
  3. a b c d Robert Calvet, Les États-Unis en fiches : le New Deal, Ellipses, p. 18.
  4. Robert Calvet, Les États-Unis en fiches : le New Deal, Ellipses, p. 20
  5. Historical Statistics of the US: Millennial Edition de Susan Carter, série Ca9.
  6. John Kenneth Galbraith, La Crise économique de 1929, Payot, 1989.
  7. a b c d e f Albert Desbiens, Histoire des États-Unis : la Grande Dépression, Collection Nouveau Monde, p.250-253
  8. Robert Calvet, Les États-Unis en fiches : le New Deal, Ellipses, p.17
  9. Información en www.uselectionatlas.org
  10. A. Kaspi, Franklin Roosevelt, Paris, Fayard, 1988, p.202
  11. Harbaugh, William Henry. The Life and Times of Theodore Roosevelt. (1963)
  12. Harbaugh, William Henry. The Life and Times of Theodore Roosevelt. 1963
  13. Schlesinger, 1971a, p.520
  14. Schlesinger (1971a, p.151)
  15. Schlesinger, 1971a, p.163
  16. Schlesinger, 1971a, p.51
  17. Información publicada por Cégep du Vieux Montréal, cf. sección « Pour sortir de la crise; la réponse de la gauche » (consultado el 8 de septiembre de 2008)
  18. a b Albert Desbiens, Histoire des États-Unis : de la folle prospérité au New Deal, Collection Nouveau Monde, p.253
  19. a b c d e f g h i j k Albert Desbiens, Histoire des États-Unis : De la folle prospérité au New Deal, Collection Nouveau Monde, p.254
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  21. A. Kaspi, Franklin Roosevelt, Fayard, 1988, p.29
  22. D. Artaud, L'Amérique en crise. [...], 1987, p.60
  23. Adams, Henry Hitch. Harry Hopkins: A Biography (1977)
  24. Barry D. Karl de la Universidad de Chicago (The Supreme Court Review, 1988, p 163-201; The third New Deal revisited)
  25. a b c d e A. Kaspi, Franklin Roosevelt, Fayard, 1988, p.230
  26. Bernard Vincent (dir.), Histoire des États-Unis, Paris, Champs Flammarion, 1997, ISBN 2080813765, p.200
  27. Eric Rauchway, The Great Depression and The New Deal: A Very Short Introduction, p. 97
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  29. Schlesinger, 1971a, p.455
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  32. a b Schlesinger, 1971b, p.206
  33. Schlesinger, 1971a, p.38
  34. Schlesinger, 1971b, p.203
  35. En uno de sus discursos, Roosevelt había introducido la idea de Adolf Augustus Berle según la cual Estados Unidos no necesitaba más constructores y pioneros: en el futuro, la economía se preocuparía menos de producir que de administrar lo que ya había.
    (Schlesinger, 1971b, p.205)
  36. Schlesinger, 1971b, p.204
  37. Schlesinger, 1971a, p.119
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  39. Time Magazine (en inglés) (consultado el 29 de julio de 2008)
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  44. The Gold Confiscation Of April 5, 1933 (en inglés) (consultado el 21 de julio de 2008)
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  52. Cushman, Barry (1998). Rethinking the New Deal Court. Oxford University Press. p. 34
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  64. Información del sitio oficial del Gobierno de los Estados Unidos First Hundred Days, (en inglés) Consultado el 29 de julio de 2008
  65. a b Eric Rauchway, The Great Depression and the New Deal, Oxford Press, Reflation and Relief, p.57.
  66. Eric Rauchway, The Great Depression and the New Deal, Oxford Press, Introduction. (Eric Rauchway es profesor del departamiento de historia de la universidad de California en Davis y conferenciante en la universidad de Oxford)
  67. a b c d Eric Rauchway, The Great Depression and the New Deal, Oxford Press, Reflation and Relief, p.65.
  68. a b c Eric Rauchway, The Great Depression and the New Deal, Oxford Press, Reflation and Relief, p.66.
  69. Ibid, A public work half done is worse than one never begun.
  70. a b c d e f Eric Rauchway, The Great Depression and the New Deal, Oxford Press, Countervailing Power, p.96
  71. Ibid, The President wants you to join a Union.
  72. Irving L. Bernstein, Turbulent Years: A History of The American Worker, p.70.
  73. Eric Rauchway, The Great Depression and the New Deal, Oxford Press, Countervailing Power, p.97

Bibliografía

Enlaces externos