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Teresa Carreño
Información personal
Nombre en español María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 22 de diciembre de 1853
VenezuelaBandera de Venezuela Venezuela, Caracas
Fallecimiento 12 de junio de 1917 63 años
Bandera de Estados Unidos Estados Unidos, Nueva York
Sepultura Panteón Nacional de Venezuela Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad venezolana
Familia
Padre Manuel Antonio Carreño Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge Giovanni Tagliapietra
Hijos Lulú, Teresita y Giovanni
Educación
Alumna de Louis Moreau Gottschalk Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Música, Cantante, Compositora, Pianista
Años activa desde 1863
Género Música clásica Ver y modificar los datos en Wikidata
Instrumento Piano Ver y modificar los datos en Wikidata
Tipo de voz Soprano Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

María Teresa Gertrudis de Jesús CARREÑO GARCÍA, fue una pianista, cantante y compositora venezolana nacida en Caracas el 22 de diciembre de 1853 y fallecida en Nueva York el 12 de junio de 1917.

Primeros años

Más conocida como Teresa Carreño, a lo largo de su vida se presentó en los mejores teatros de ciudades como Nueva York, México, París, Berlín y Milán, y muchas otras ciudades de Europa, América, África y Australia, realizando interpretaciones apasionadas y fulgurantes de Beethoven, Liszt, Chopin, Schumann, Brahms, Grieg, Rubinstein, Paganini, Weber y Tchaikovski, entre otros. Por más de medio siglo estuvo en contacto con los músicos y personalidades más importantes de su época y recorrió el mundo con su piano.

Fue hija de Manuel Antonio Carreño, sobrino de Simón Rodríguez, y Clorinda García Sena y Toro, sobrina de la esposa del Libertador Simón Bolívar. Teresa Carreño comenzó sus estudios musicales desde muy temprana edad. A los cinco años practicaba con los más de 500 ejercicios compuestos por su padre y que se paseaban por las dificultades rítmicas y técnicas más importantes. A los seis años vio publicada su primera obra dedicada a su maestro Gottschalk, agotada en tres ediciones sucesivas en un sólo año.

El año 1862 la familia Carreño debe abandonar Venezuela por la difícil situación política y económica que atravesaba el país. El 1 de agosto de 1862 la familia parte a Nueva York dejando a Emilia, quien se queda para contraer nupcias. Llegan a la ciudad estadounidense el 23 de agosto, e inmediatamente Teresita comienza a dar pequeños conciertos privados a amigos de la familia, dando a conocer sus progresos con el piano y acrecentando su fama entre las elites.

A los 10 años debuta como solista con la Orquesta Filarmónica de Boston. A los 13 años, Teresita se encuentra con su familia en París, donde conoce a celebridades como Rossini, Gounod y Vivier. En el salón de madame Erard tiene la oportunidad de tocar con Franz Liszt, quien queda asombrado con las facultades interpretativas de la niña. Desde esa corta edad realizó giras en Cuba presentándose en La Habana, Matanza y Cárdenas. También se presentó en Filadelfia y Baltimore, entre otras ciudades. Con el mismo éxito debutó en París el 3 de mayo de 1866, y a esta le siguieron varias presentaciones que le permitieron introducirse en el medio musical de la capital francesa. En uno de estos conciertos conoce al compositor italiano Gioacchino Rossini y la cantante de ópera Adelina mezzosoprano en su debut de la opera Los hugonotes de Giacomo Meyerbeer.

En 1866 muere su madre por epidemia de cólera; sin embargo, esto no la detiene y viaja a España donde ofrece conciertos en diversas ciudades, y posteriormente se traslada para volver a Estados Unidos y continuar su gira de conciertos.

En 1862, a sus 19 años, contrae matrimonio con Emile Sauret, violinista hábil pero irresponsable y débil de carácter. El 23 de marzo del año siguiente nace Emilia Sauret Carreño, producto de ese matrimonio. Teresa se ve obligada a dejar a su hija al cuidado de la señora Bichoff, una amiga alemana, lo que le permite iniciar su gira con su esposo. Dicha gira resultó un fracaso, y eso aunado a la pérdida del segundo hijo de Teresa, lleva a la separación irreparable del matrimonio. Por estos días también fallece su padre don Manuel Antonio Carreño, que sume a Teresa en una fuerte crisis económica, que no permite cubrir los gastos que implica la crianza de su hija. Le explica esta situación a su «amiga» la alemana Bichoff; y ésta le propone adoptar a la niña con la condición de que Teresa no la viese más; la pianista no tuvo otra opción que aceptar la propuesta.

Segundas nupcias

En 1876 Teresa viaja a Boston presentándose como cantante, y conoce al barítono italiano Giovanni Tagliapietra, integrante de la compañía con la que estaba de gira. Se casan el mismo año. De este matrimonio Teresa da a luz a 3 hijos: Lulú (1878), Teresita (1882) y Giovanni (1885) a quienes Teresa dedicó buena parte de su vida y cuya crianza alternó con sus giras y conciertos por los Estados Unidos y Canadá.

Su segunda visita a Venezuela se produce en febrero de 1887, atendiendo a requerimientos artísticos del presidente Guzmán Blanco, que por cierto no tuvieron los resultados esperados por el público caraqueño de la época. Este segundo viaje fue enturbiado por el rotundo fracaso de la compañía de ópera que trajo consigo y por el comportamiento un tanto silencioso de su esposo. Dicha compañía estaba compuesta por 49 músicos que viajaron con la artista para interpretar una ópera italiana financiada por el gobierno de Guzmán Blanco. La noche de la primera función, el director no se presentó y fue cuando Teresa, obligada por las circunstancias, debuta como directora para no suspender la función de la noche de estreno. Aun así, la mediocridad de la compañía y la poca popularidad del gobierno, produjeron el rechazo masivo de esta empresa. Teresa es obligada a mantenerse en Venezuela por una decisión del Tribunal de Comercio del Distrito Federal, consecuencia de una demanda de incumplimiento de pagos a uno de los miembros de la compañía. Finalmente, con ayuda del presidente Guzmán Blanco, Teresa parte a Nueva York el 23 de agosto de 1887.

En ambos viajes a Venezuela Teresa tuvo una permanencia de cerca de un año: de modo que en sus 64 años de agitada vida, solo 10 transcurrieron en su país natal. Sin embargo, conservó hasta el final de su vida su identidad venezolana. Venezolana fue en sus costumbres y gustos domésticos, en muchos rasgos de su temperamento y aún en ciertos toques de su inspiración como compositora, en los que se advierten claras reminiscencias del merengue característico de la patria.

En 1889 Teresa se separa de Giovanni Tagliapietra y viaja con sus hijos a Alemania, donde realizó diferentes conciertos y logró ganar la aprobación de tan difícil escenario, lugar donde se consagra como concertista de fama internacional.

Legado

Se puede afirmar que Teresa Carreño desempeñó una importante labor como cantante de ópera y calor de sus consejos y su magisterio. Para Teresa, lo principal era el culto a la específica a su propia naturaleza formativa. La Carreño señalaba que la cultura general de un artista era indispensable para la proyección específica de su arte particular. Por ello se complacía en señalar en sus clases la importancia de la simple observación de la [naturaleza], del estudio de los seres humanos como hombres y como creadores, del conocimiento de la arquitectura, de la narrativa y de la poesía. En cuanto al piano en sí mismo, como instrumento físico de apoyo, conocía las cualidades técnicas y sensitivas del ejecutante.

Obra

Entre las piezas más conocidas compuestas por la pianista, se encuentran:

  • El vals de Teresita, dedicada a una de sus hijas
  • La cesta de flores, op. 9
  • Marcha fúnebre op. 11
  • La oración, op. 12, en consecuencia con la muerte de su madre
  • Himno a Bolívar
  • Saludo a Caracas
  • Himno al ilustre americano
  • Mazurca de salón
  • Une revue à Prague
  • La nota falsa
  • Balada op. 15
  • Danza venezolana.

Fin de su vida

Placa conmemorativa a Teresa Carreño en el lugar de su muerte

En 1917, poco antes de su muerte, prepara una gira por Sudamérica y antes de iniciar el recorrido sale para Cuba, donde sufre serios quebrantos de salud por lo que el médico le aconseja que cancele su compromiso artístico y retorne a Nueva York. Allí le diagnostican parálisis parcial del nervio óptico que amenaza con extenderse al cerebro. Le prescriben un reposo absoluto y una dieta. Pero a pesar de haber tomado las precauciones pertinentes, falleció el 12 de junio de 1917. Durante el funeral, el doctor Anspacher, decano de la Universidad de Columbia, dirigió con gran elegía la ceremonia episcopal por la muerte de la gran artista. Durante el sepelio fueron interpretadas varias obras de Fanny Mendelssohn: Mi Dios, acércate a él, Dios secará las lágrimas de mis ojos y ¡Oh!, descansa en Dios. El ataúd fue llevado en andas por el pianista polaco Ignacy Jan Paderewski (quien más tarde sería primer ministro), Mishaec Elman, Albert Spalding, C. Stenwa y otras grandes personalidades. Sus restos fueron incinerados, ya que esa fue su última voluntad.

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