Diferencia entre revisiones de «Eternidad»

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{{cita|El presente es perpetuo<br />Llueve sobre mi infancia<br />sobre al jardín de la fiebre<br />flores de sílex árboles de humo<br />|poema ''Viento entero''}}
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== Notas ==
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== Referencias ==
== Referencias ==

Revisión del 13:08 19 mar 2010

Uróboros, la "serpiente alquímica".
.

La eternidad (del latín aeternitas) se relaciona generalmente con la inmortalidad[1]​. Se refiere popularmente, unas veces a una duración infinita y otras designa una existencia sin tiempo o fuera del tiempo[2]​. La primera definición corresponde a lo sempiterno o perpetuo, que teniendo un principio en el tiempo o más bien con el tiempo no tiene fin, esto es, el universo o creación, en términos cristianos, o también existencia, en términos más filosóficos y la segunda corresponde mejor a lo que se ha dado en llamar eternidad, origen del tiempo (de lo sempiterno) y atributo de Dios.

Eternidad como lo Sin-tiempo

El Padre de la Iglesia cristiana Agustín de Hipona escribió que el tiempo existe sólo dentro del universo creado, de manera que Dios existirá fuera del tiempo, ya que para Dios no existe pasado ni futuro, sino únicamente un eterno presente.

Se puede decir que los animales viven en un eterno presente. Para la tradición judeo-cristiana, la misma condición detentaba el ser humano hasta que cometió el Pecado Original, por lo que fue expulsado del Paraíso, perdiendo el "sentido de la eternidad", que es simbolizado por una copa en la leyenda del Santo Grial. De aquí se desprende también el tópico literario de la infancia perdida, y de la nostalgia por el pasado.

Suponiendo que estamos en la eternidad, una persona no podría romper un lápiz en dos, o caminar de un lugar a otro, ya que dichas acciones tienen un antes y un después: un momento en el que el lápiz está entero y otro en que ya no lo está. Estos cambios corresponden a lo temporal, y la eternidad es atemporal, por lo que básicamente nada puede ocurrir en la eternidad de forma sucesiva. Para que estas cosas sucedan, debe haber un tiempo que corresponda a una continuidad, un tiempo en el cual pasado, presente y futuro se combinen para formar un continuo. Uno no rompe el lápiz: lo rompió, lo rompe y lo romperá, y todo, de algún modo, simultáneamente, en un sólo instante. La oración católica "Gloria" dice "...como era en un principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos...", en honor a Dios, pues se le considera eterno e inmutable. Platón dice al respecto: "pues nosotros decimos que la Eternidad "es", que "era" y que "será", aunque, según la verdad del lenguaje, solo el "es" es apropiado, mientras que el "era" y el "será" sólo se aplican propiamente al devenir que procede en el tiempo, puesto que ambos son movimientos; pero no pertenece a eso que es siempre auto-conforme y sin moción, devenir más viejo ni más joven por la vía del tiempo, ni "haber devenido así", ni "ser" así ahora, ni estar "a punto de ser así" en el futuro, ni, en general estar sujeto a ninguna de las condiciones que se asocian con lo que es sensible a causa de su "devenir"".[3]

Eternidad y Dios

Desde un punto de vista literalista, el tiempo se considera como habiendo tenido un comienzo y como procediendo hacia un final, y así en contraste con la eternidad como una duración que dura siempre, sin comienzo ni fin. Desde el punto de vista judeo-cristiano, la absurdidad de estas proposiciones se hace evidente si preguntamos con San Agustín, "¿Qué estaba haciendo Dios (lo Eterno) antes de hacer el mundo?", pregunta cuya respuesta es, por supuesto, que puesto que el tiempo y el mundo se presuponen entre sí, y puesto que en los términos de la "creación" son "con-creados", la palabra "antes" en una pregunta tal no tiene ningún significado. De aquí que en la exégesis cristiana se argumente que in principio, no implica un "comienzo en el tiempo" sino un origen en el Primer Principio (Big bang)[4]​; y de esto se sigue la deducción lógica de que Dios (lo Eterno) está creando el mundo ahora lo mismo que siempre.[5]

Lo eterno es inconmensurable, no se puede medir. Si no lo podemos medir ¿lo podemos conocer? Podemos concebirlo negativamente considerando que es el origen del tiempo, de lo creado. Entonces no sería nada de lo que encontramos en la esfera temporal (lo sometido a la duración, lo finito) ni el tiempo mismo. ¿Qué es lo eterno, entonces?

Hablar de eternidad es hablar de Dios, pero qué podemos decir de Dios. Cuando Moisés le preguntó su nombre, en la zarza ardiente (Ex 3, 14), este respondió: Yo soy el que soy (Eheieh asher Eheieh, en hebreo). Es lo que podemos saber de El, que Es, no que existe. El es el origen de lo existente. Pero entonces ¿El es algo distinto de lo existente, de lo que conocemos y lo que podemos conocer? Si tenemos origen en El, deberíamos conservar algunos de sus rasgos. El cristianismo con Platón dice que somos su imagen[6]​, su imitación. Por lo tanto podríamos deducir de lo que existe qué es la eternidad. En razón de esto se formulan analogías como la de “inmortalidad”. Es más fácil para el ser humano concebir algo que no tiene fin a algo que no tiene principio, pues él mismo sólo puede conocer porque ha nacido. La eternidad en cambio no tiene ni principio ni fin. Se puede decir, metafóricamente, que el mundo tiene una duración infinita, ya que no conocemos exactamente su origen, aunque sabemos que lo tiene y no sabemos cuando será su final, aunque sólo es pertinente hablar de duración para las cosas finitas. Se nos presenta aquí el problema en toda su magnitud: El lenguaje mismo esta hecho para referirse a las cosas finitas, para describir las cosas de este mundo. No se puede dar una definición de lo que es la eternidad, ya que definir es poner un límite, por lo que una definición esta condenada al fracaso en el caso de lo que carece de limites. Si bien es imposible una definición, no es imposible conocer lo que es la eternidad. Por eso se habla de misterio en las religiones, porque hay cosas que son inexpresables. En este sentido se habla también de secreto, que no es algo que se deba ocultar, sino algo inexpresable en su ser más verdadero.

Eternidad y ciencia

Para el físico Isaac Newton, el tiempo es absoluto, verdadero y matemático, y fluye con independencia de todo otro fenómeno. Newton relaciona la eternidad con Dios:

Él es eterno e infinito, omnipotente y omnisciente; esto es, su duración se extiende desde la eternidad a la eternidad y su presencia del infinito al infinito.

La moderna teoría de la relatividad aporta una descripción física del universo y del tiempo, en la cual éste es relativo al marco de referencia de la observación; asimismo, pasado y futuro podrían de alguna manera coexistir con el presente.

La teoría presentista describe el universo en relación con la llamada invariancia galileana, en la cual solamente existe la duración presente. Este concepto, el presentismo, se halla muy extendido en la actualidad. La postura contraria (no existen límites entre pasado, presente y futuro) viene representada por el llamado eternalismo.

La física moderna, de tendencia más bien eternalista, describe el comienzo físico del universo como una gran explosión, o Big Bang. La NASA ha sido capaz de verificar la época del origen del universo a partir de la reciente detección de la radiación de fondo emanada por el Big Bang. El tiempo, el espacio y la materia surgieron hace alrededor de 13 mil millones de años (otras fuentes lo sitúan entre 10.000 y 15.000 millones de años).

La ciencia determina que, desde su origen, el tiempo se ha movido en una única dirección, o flecha del tiempo. En este modelo, el pasado precede al presente, que a su vez precede al futuro.

Eternidad y simbolismo

La eternidad es simbolizada a menudo por la imagen de una serpiente que se come su propia cola, conocida como Ouroboros (o Uroboros), aunque el símbolo también puede tener otras significaciones.

También se usa el círculo como signo de eternidad. El concepto relacionado, el de infinito, se simboliza por el signo matemático .

Dentro de la mitología griega, las desgraciadas leyendas de Prometeo por un lado, y de Sísifo por otro, suponen sendas metáforas negativas de la eternidad.

También imagen negativa de la eternidad es la larga y truculenta descripción del infierno desarrollada por el novelista irlandés James Joyce, en su novela Retrato del artista adolescente (1916):

La última tortura, la que sirve de remate a todas las otras del infierno, es su eternidad. ¡Eternidad! ¡Oh, tremenda y espantosa palabra! ¿Qué mente humana podrá comprenderla? Y tened presente que se trata de una eternidad de sufrimiento.
Capítulo 3

Otras formas de eternidad

En religión

  • Para el budismo y doctrinas relacionadas, la eternidad aparece bajo la especie del samsara, el ciclo interminable de nacimiento, muerte y renacimiento en la naturaleza, constituyendo uno de los fundamentos de sus creencias.
  • Según se refleja en el Libro de los Muertos, para los antiguos egipcios la eternidad venía representada por los campos de Aaru, el paraíso donde reinaba el dios Osiris, que se situaba hacia el levante, por donde se eleva el Sol. Era descrito como un campo eternamente fértil, similar al delta del Nilo: una zona de caza y pesca ideal. Solamente a los espíritus cuyos actos pasados terrenales (conciencia y moralidad, representados por el corazón) pesaban igual que el Maat (la armonía cósmica, representada simbólicamente por una pluma), les era permitido comenzar el largo y peligroso viaje al Aaru, para disfrutar allí de sus placeres por toda la eternidad.
  • Dentro del zoroastrismo, en sus escrituras más tardías (Avesta), se contempla una creación doble gobernada por dos deidades distintas e independientes, al frente de sus respectivos ejércitos hostiles. El demonio (Ahriman) era igual a Dios (Ahura Mazda) en poderío y eternidad. Más modernamente (siglo IX dC), la doctrina zoroástrica de las postrimerías calcula la duración total del tiempo en 12.000 años, divididos en periodos de 3.000. Al finalizar dichos períodos se instaurará en el mundo un nuevo orden glorioso, resucitarán los muertos y serán separados los buenos de los réprobos (E. O. James: Historia de las religiones, 1956).
El alma de los elegidos va a un paraíso ideado sobre el modelo de la existencia terrenal, para gozar de sus deleites, que comprenden banquetes, música y el disfrute de hermosas mujeres, así como la contemplación del rostro de Dios de día y de noche (...) se le contrapone el infierno, con siete divisiones asignadas a los musulmanes infieles, judíos, cristianos, sabeos, magos, idólatras e hipócritas, respectivamente. El destino humano está prefijado y escrito en las tablas eternas de la fe.
Historia de las religiones (1956)

En filosofía

  • El filósofo presocrático Parménides de Elea entendía la eternidad, no como duración infinita, sino como negación del tiempo:
El ser nunca ha sido ni será, porque es ahora todo él, uno y continuo.
  • El filósofo griego Platón, en el comienzo de su diálogo Timeo, distingue el mundo físico del mundo eterno. El primero está sujeto al cambio y a la muerte, y es objeto de la opinión irracional, mientras que el mundo eterno nunca cambia y puede ser aprehendido por la razón.
la posesión total, simultánea y perfecta de una vida interminable.
  • Para el filósofo aristotélico andalusí Averroes, la creación es emanación de la divinidad, que es eterna; por lo tanto, la materia y el mundo son eternos.
  • El filósofo alemán Friedrich Nietzsche con su idea del eterno retorno de lo idéntico, y el italiano Giambattista Vico, con su teoría de los ciclos, defienden una visión circular e interminable de la existencia y de los hechos históricos, lo que supone nuevos vislumbres de eternidad.
El hombre puede vivir sin creer en la eternidad, pero es conveniente que uno crea en ella, por sí mismo y por su circunstancia.
Si por eternidad se entiende no una duración temporal infinita, sino la intemporalidad, entonces vive eternamente quien vive en el presente. Nuestra vida es tan infinita como ilimitado nuestro campo visual.
  • El filósofo alemán Martin Heidegger, en su conferencia El concepto del tiempo (1924), que en muchos aspectos prefigura su obra central de 1927, Ser y tiempo, vincula los conceptos de eternidad y tiempo:
Si el tiempo encuentra su sentido en la eternidad, entonces habrá que comprenderlo a partir de ésta. (...) Este modo de plantear la cuestión es correcto en el supuesto de que dispongamos del mencionado punto de partida (...) si Dios fuera la eternidad, entonces la manera de considerar el tiempo inicialmente propuesta habría de mantenerse en un estado de perplejidad mientras no se conozca a Dios. (...) El filósofo no cree. Cuando el filósofo plantea la cuestión del tiempo, entonces está dispuesto a comprender el tiempo a partir del tiempo, concretamente a partir del ἀεί (siempre), concepto que se presenta como eternidad, pero que en el fondo constituye un mero derivado de la esfera temporal.

En literatura

Ésta es la nostalgia: habitar en la onda
y no tener patria en el tiempo.
Y éstos son los deseos: quedos diálogos
de las horas cotidianas con la eternidad.
De Poemas tempranos (1899)
Extraño no seguir deseando los deseos. Extraño
ver todo aquello que nos concernía como flotando
suelto en el espacio. Y penosa la tarea de estar muerto,
penoso ese recobrarse plenamente, hasta llegar a sentir poco a poco
la huella de la eternidad (...)
Los ángeles -se dice- no saben a menudo si se mueven
entre los vivos o entre los muertos. La eterna corriente
arrastra consigo todas las edades, a través de los dos reinos,
y sobre ambos se extiende, acallándolos, el poderío de su voz.
De Elegías duinesas. I (1923)
  • El poeta anglo-estadounidense T. S. Eliot, principia su obra más importante, Cuatro cuartetos (1943), con una disquisición sobre la eternidad vinculada a la salvación:
Tiempo presente y tiempo pasado
se hallan quizá presentes en el tiempo futuro
y el tiempo futuro dentro del tiempo pasado.
Si todo tiempo es eternamente presente
todo tiempo es irredimible.
Burnt Norton
El movimiento, ocupación de sitios distintos en instantes distintos, es inconcebible sin tiempo; asimismo lo es la inmovilidad, ocupación de un mismo lugar en distintos puntos del tiempo. ¿Cómo pude no sentir que la eternidad, anhelada con amor por tantos poetas, es un artificio espléndido que nos libra, siquiera de manera fugaz, de la intolerable opresión de lo sucesivo?
  • A lo largo de todo el poema Viento entero del poeta mexicano Octavio Paz (dentro del libro Hacia el comienzo, 1968), encontramos el leitmotiv: "El presente es perpetuo", tal como evidencia la siguiente estrofa:
El presente es perpetuo
Llueve sobre mi infancia
sobre al jardín de la fiebre
flores de sílex árboles de humo
poema Viento entero

Referencias

  • Versión ampliada de en:wik [1]

Véase también

  1. El ser humano sometido a la condición temporal utiliza la analogía de la inmortalidad para intentar concebir la eternidad. La diferencia entre estos dos términos radica en que lo eterno no nace, no tiene principio, por lo que difícilmente podría llegar a morir. Lo que no tiene fin también puede ser llamado perpetuo.
  2. En realidad, hablar de "existencia sin tiempo" es contradictorio, pues la existencia presupone el tiempo y el espacio en que se desarrolla y no hace más que demostrar la dificultad que conlleva intentar definir lo ilimitado. Lo mismo cuenta para la expresión "duración infinita"
  3. Timeo 29 A,B, y 37 D-38 C
  4. Michio Kaku ha señalado cierta paradoja en la denominación big bang (gran explosión): en cierto modo no puede haber sido grande ya que se produjo exactamente antes del surgimiento del espacio-tiempo, habría sido el mismo big bang lo que habría generado las dimensiones desde una singularidad; tampoco es exactamente una explosión en el sentido propio del término ya que no se propagó fuera de sí mismo.
  5. Ananda Coomaraswamy, El tiempo y la eternidad, p.5.
  6. Para Platón, el mundo lo hizo Zeus segçun un paradigma auto=mismado, estable, vivo, y no generado, sino eterno; y como habrçia sido imposible dar entera la cualidad de Eternidad a lo que era generado, "quiso hacer de la Eternidad un algo mçovil;y asçi, cuando estaba ordenando la totalidad del Cielo (Universo), hizom de esa Eternidad que siempre permanece en su propia unidad, una imagen sempiternal, que se mueve de acuerdo con el nçumero, es decir, eso que nosotros hemos llamado "tiempo". (Ananda Coomaraswamy, El tiempo y la eternidad, P. 53.)