Diferencia entre revisiones de «Shejiná»

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* [http://www.pantheon.org/articles/s/shekhina.html Artículo] de la Encyclopedia Mythica, que describe el rol del Shekhiná como una diosa conectada con el judaísmo (inglés)
* [http://www.pantheon.org/articles/s/shekhina.html Artículo] de la Encyclopedia Mythica, que describe el rol del Shekhiná como una diosa conectada con el judaísmo (inglés)
* [http://www.wheeloftheyear.com/reference/matronit.htm Artículo] sobre el Matronit/Maggid como un aspecto del Shekhiná (inglés)
* [http://www.wheeloftheyear.com/reference/matronit.htm Artículo] sobre el Matronit/Maggid como un aspecto del Shekhiná (inglés)

GLORIA
La palabra que con más frecuencia se traduce por “gloria” en las Escrituras Hebreas es ka·vóhdh, cuyo sentido primario es “peso”. (Compárese con Na 2:9, donde la palabra ka·vóhdh se traduce “pesada cantidad”, y 1Sa 4:18, donde la forma adjetiva ka·védh se traduce “pesado”.) Por consiguiente, la palabra gloria puede usarse con referencia a aquello que puede hacer que una persona parezca más importante o influyente, como riquezas (Sl 49:16), posición o reputación. (Gé 45:13.) El vocablo griego correspondiente es dó·xa, cuyo significado primario era “opinión; reputación”, pero en las Escrituras Griegas Cristianas adquirió el sentido de “gloria”. Entre los diversos sentidos que el término comunica están: fama u “honra” (Lu 14:10), resplandor (Lu 2:9; 1Co 15:40) y aquello que honra a su dueño o hacedor. (1Co 11:7.)
En las Escrituras se emplea con cierta frecuencia la palabra gloria en relación con Jehová Dios. Respecto al significado que la palabra adquiere en estos casos, el Theological Dictionary of the New Testament dice: “Si en lo que respecta al hombre, [ka·vóhdh] se refiere a aquello que lo hace importante y reclama reconocimiento, bien por cuanto posee o por lo llamativo de su persona [por su dignidad o relevancia], en lo que respecta a Dios, tiene que ver con aquello que le hace impresionante para el hombre” (edición de G. Kittel, traducción de G. Bromiley, 1971, vol. 2, pág. 238). Por ello, el uso del término con relación a Dios bien pudiera referirse a una manifestación impresionante de su fuerza todopoderosa. De ahí que pueda decirse que los cuerpos celestes “están declarando la gloria de Dios”. (Sl 19:1.) En el monte Sinaí, “la gloria de Jehová” se manifestó mediante fenómenos sobrecogedores, como el de un “fuego devorador”. (Éx 24:16-18; compárese con 16:7, 10; 40:34.)
La Biblia dice con respecto al primer milagro de Jesús que él “puso de manifiesto su gloria” (Jn 2:11), gloria que en este caso se refiere al impresionante testimonio del poder milagroso que identificó a Jesús como el esperado Mesías. (Compárese con Jn 11:40-44.) En otra ocasión, Jesús oró: “Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuera”. (Jn 17:5.) Empleó aquí este término para referirse a la posición exaltada que tuvo en los cielos, antes de venir a la Tierra. En respuesta a su oración, Jehová ‘glorificó a su Siervo, Jesús’, resucitándolo y llevándolo nuevamente a los cielos. (Hch 3:13-15.) Cuando Jesús se transfiguró, los apóstoles que estaban con él pudieron ‘ver su gloria’ (Lu 9:29-32), que en este caso tenía que ver con la “magnificencia” real que recibiría al tiempo de su “presencia” en el poder del Reino. (2Pe 1:16.)
A los siervos de Dios se les aconseja que “hagan todas las cosas para la gloria de Dios”. (1Co 10:31.) La gloria de Dios se hace manifiesta por la honra y la alabanza que sus siervos le dan. El comportamiento del cristiano puede hacer que otras personas ‘den gloria a Dios’. (Mt 5:16; 1Pe 2:12.) Los cristianos que responden a la dirección de Jehová son “transformados [...] de gloria en gloria”, es decir, progresan de continuo en su empeño por reflejar la gloria de Dios. (2Co 3:18.) No obstante, los cristianos deben guardarse de buscar la gloria que proviene de los hombres como hicieron algunos en el primer siglo. (Jn 12:42, 43.) Tanto Jesús como el apóstol Pablo pusieron un sobresaliente ejemplo al no buscar ni aceptar la gloria de los hombres. (Jn 5:41; 8:50; 1Te 2:5, 6.)

Kindom Hall
Yaqui # 118 Fracc. Azteca
entre Av. Azteca y Tarahumara
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== Notas ==
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[[pt:Shekhinah]]
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lo que aqui se ha escrito es basado a un testigo de jehova.

Revisión del 17:52 4 may 2010

Shekhiná (שכינה - transliteraciones alternativas Shejiná, Shekinah, Shechinah, Shekina, Shechina, Schechinah) es la palabra en español para la traducción del hebreo que significa la gloria o radiancia de Dios o presencia de Dios. Es derivado del verbo Hebreo 'sakan' o 'shachan' - que significa morar o residir, y se usa para denotar la habitación o morada de Dios, especialmente en el Templo de Jerusalén.

Etimología

Shejiná se deriva del verbo hebreo Shakan (שכן). En el idioma hebreo bíblico, la palabra Shakan significa literalmente habitar o morar, y es usada con frecuencia en la biblia hebrea (Tanaj, Antiguo Testamento).

En hebreo rabínico antiguo, la palabra se usa con frecuencia para referirse a los nidos y a la costumbre de las aves de habitar en ellos. De la misma manera, en el pensamiento judío clásico la Shejiná se refiere a a la habitación o morada de la presencia divina, hasta el punto de que en la proximidad a la Shejiná se percibe con mayor fuerza la comunión con Dios.

La traducción hebrea de Tabernáculo, mishcán, se deriva de la mencionada raíz Shakan.

También se usaba como la bendición de Shabat en el Templo de Jerusalén.

Se cree que la palabra griega skene (habitar) se deriva también de Shejiná y sakan.

El concepto Shejiná, la presencia divina de Dios, ha cambiado con los siglos. Su origen se remonta a las tradiciones orales que se transmitían de generación en generación refiriéndose a luz del lucero de la mañana y que ahora conocemos como el planeta Venus. Así como en Egipto la estrella más brillante del firmamento, la estrella Sirius, era considerada como la presencia del dios Osiris, en varias regiones del medio oriente la luz del planeta Venus se consideraba la presencia de Yahveh. La misma que en Canaán se llamaba Ashera. Sin embargo, el nombre Shejiná parece haberse utilizado cuando la luz del planeta Venus estaba en su mayor esplendor en particular durante el solsticio de invierno, lo que ahora es el 21 de diciembre. En tiempos pre-cristianos los que conocían las posiciones y los movimientos de las estrellas eran considerados conocedores de los dioses y por tanto sacerdotes, y como tal eran entrenados. Ellos eran los encargados de investigar y anunciar, por ejemplo, en que posición en el zodiaco se encontraba el sol. Para tal efecto estaban pendientes en observar las estrellas antes del amanecer. Entre los luceros que se veían antes de salir el sol estaba el planeta Venus y el planeta Mercurio, estos con la cualidad de estar siempre cerca al sol tanto en la mañana como al anochecer. Cuando está a un lado del sol se ve en la Mañana y cuando está al otro lado se ve al anochecer. La aparición de Venus en el oriente era la anunciación de días especiales, en particular si había una conjunción con el planeta Mercurio. Si el evento se realizaba en uno de los equinocios o de los solsticios este adquiría mayor relevancia. Para los sacerdotes del antiguo pueblo Judío era en el equinoccio de Invierno cada 40 años, como parece demostrarlo Chris Knight y Robert Lomas en su libro "Unlocking the Secrets of the Hiram Key".

Los sacerdotes establecían sus oráculos de forma que la luz de Venus, es decir la Shejiná, radiara sobre ellos antes del amanecer. Más tarde los templos se construían de forma que esta luz penetrara por alguna ventana oriental hecha para tal efecto. La consagración de los reyes se realizaba durante este evento especial, era quizá única forma para que un rey fuera considerado como legítimo representante de Dios en la tierra, pues la luz de Dios debía brillar sobre ellos. Es posible que haya habido el requisito, o al menos el deseo, de que el candidato a monarca hubiera nacido en el solsticio de Invierno y que para tal efecto los reyes trataban de concebir sus hijos nueve meses antes de este solsticio, es decir en el equinoccio de Verano, en Marzo. Cuando la Shejiná no se hacía presente no se podía celebrar un evento especial. La Shejiná podría estar cubierta por un día nublado, podría no presentarse en la mañana por estar al occidente del sol, o algunas veces no se hacía presente como se esperaba cada cuarenta años debido a que la conjunción de Mercurio y Venus no sucede siempre con la regularidad esperada de 40 años, en tal caso su "alejamiento" era considerado como consecuencia de un pueblo pecador.

Siguiendo esta línea de pensamiento, cuando la luz Shejiná brillaba con todo su esplendor en el solsticio de invierno, algunos afirman que los sacerdotes astrólogos esperaba el nacimiento de un nuevo rey.

En tiempos actuales la asociación de la Shejiná con el planeta Venus ha desaparecido pero se ha mantenido sus atributos como conceptos espirituales.

Referencias en el Antiguo Testamento

(Exodo 40:35) -Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo del testimonio, porque la nube estaba [shakhan] sobre él, y la gloria de Jehová lo tenía lleno. Ver también Génesis 9:27, Génesis 14:13, Salmos 37:3, Jeremías 33:16.

(Salmos 132:5): Hasta que halle lugar para Jehová, moradas [mishcanot] para el Fuerte de Jacob.

Significado en el Judaísmo

Muchos sostienen que la Shejiná representa los atributos femeninos de la presencia de Dios (donde Shejiná es una palabra femenina en hebreo), con base especialmente en el Talmud.[1]

Significado en el Cristianismo

Además de las diferentes indicaciones de la presencia o gloria de Dios registradas en la Biblia Hebrea, muchos cristianos consideran que la Shejiná también se manifiesta en diferentes lugares del Nuevo Testamento.

El Diccionario Bíblico Easton, publicado en 1897, presenta la siguiente definición:

Shejiná – Una palabra Caldea que significa lugar de descanso, no encontrada en las Escrituras pero usada por los Judíos tardíos para denominar el símbolo presenta de la presencia de Dios en el Tabernáculo, y después en el Templo de Salomón. Cuando el Señor sacó a Israel de Egipto, fue delante de ellos en una "Columna de nube" y en una "Columna de Fuego" (Exodo 13:21); éste era el símbolo de su presencia entre su gente. Dios también habló a Moisés a través de la Shejiná en una Zarza ardiente. Ver otras referencias a la Shejiná en Exodo 14:20; Exodo 40:34-38; Levitico 9:23,24; Numeros 14:10; Numeros 16:19,42.
Es probable que después de la entrada en Canaán, esta nube de gloria se estableció en el interior del tabernáculo, sobre el arca de la alianza, en el lugar más santo. Sin embargo, no tenemos referencia especial a ésta, hasta la consagración del templo por parte de Salomón, cuando llenó todo el templo con su gloria, de tal manera que los sacerdotes ya no podían quedarse adentro para ministrar por causa de la nube (1-Reyes 8:10-13; 2-Cronicas 5:13,14;7:1-3). Probablemente permaneció en el primer templo en el más santo de los lugares como el símbolo de la presencia de Jehová durante todo el tiempo que el templo permaneció de pie. Después de ello, la nube desapareció.

El Espíritu de Dios

En el Nuevo Testamento se asemeja con frecuencia la Shejiná a la presencia o habitación del Espíritu Santo en el creyente, constituyendo un paralelo a la presencia de Dios en el Templo de Salomón. La Shejiná está vinculado a la profecía en el cristianismo de la misma manera que en el judaísmo:

Porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo. (2-Pedro 1:21)

En una minoría de sectas cristianas, la Shejiná es identificada con Sofía, el aspecto femenino de Dios.

La Gloria de Dios

Existen diferentes referencias a la Shejiná en el Cristianismo donde se manifiestan la presencia y la gloria de Dios como sinónimos,[2]​ como se ilustra en el siguiente ejemplo del libro del Éxodo:

Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte. Y la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días: y al séptimo día llamó á Moisés de en medio de la nube. Y el parecer de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, á los ojos de los hijos de Israel. (Exodo 24:15-17)

También se encuentran numerosas referencias en el Nuevo Testamento, tanto en forma literal como espiritual (Ver por ejemplo Juan 17:22, donde Jesús dice: Y yo, la gloria que me diste les he dado; para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa.)

La presencia divina

Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego para alumbrarles; á fin de que anduviesen de día y de noche. (Exodo 13:21)

Otras concepciones de Shejiná

Raphael Patai[3]​ establece que Shejiná se refiere a una diosa, al comparar y contrastar documentos judíos cabalísticos y de las Escrituras. Se hace una distinción histórica entre Shejiná y Matronit.

El poeta norteamericano Gustav Davidson[4]​ definió Shejiná como la encarnación femenina de Metatrón.

El Corán menciona el Sakina o tranquilidad, refiriéndose a las bendiciones del consuelo y la ayuda sobre los hijos de Israel y Mahoma. Notablemente, Sakina o Sakina binte Hussain, fue también el nombre de la hija más joven de Husayn ibn Ali, quien es la primera mujer en la historia registrada a la que se le ha dado este nombre.

Algunos religiosos comparativos han sugerido una comparación de Shejiná con Śakti, la energía femenina de los dioses hindúes.[cita requerida]

Referencias

Enlaces externos

  • The Shekhinah in Judaism (Inglés)
  • Artículo de la Encyclopedia Mythica, que describe el rol del Shekhiná como una diosa conectada con el judaísmo (inglés)
  • Artículo sobre el Matronit/Maggid como un aspecto del Shekhiná (inglés)

Notas

  1. Eisenberg, Ronald L. The JPS Guide to Jewish Traditions. The Jewish Publication Society, 2004. ISBN 0-8276-0760-1
  2. Fred P. Miller, Zechariah and Jewish Renewal (Inglés)
  3. Raphael Patai, The Hebrew Goddess, Wayne State University Press (Inglés).
  4. Gustav Davidson, A Dictionary of Angels (Inglés).