Diferencia entre revisiones de «Hundimiento del Belgrano»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Diegusjaimes (discusión · contribs.)
m Revertidos los cambios de 186.125.179.3 (disc.) a la última edición de CommonsDelinker
Línea 211: Línea 211:
El [[2 de julio]] de [[2000]], siempre los familiares de los caídos, denunciaron a [[Margaret Thatcher|Thatcher]] por el [[Hundimiento del ARA General Belgrano|hundimiento del Belgrano]]. La ex primer ministro del [[Reino Unido]] fue acusada de "homicidio calificado" ante el Tribunal Internacional de Derechos Humanos de [[Estrasburgo]]. La causa aún sigue abierta.
El [[2 de julio]] de [[2000]], siempre los familiares de los caídos, denunciaron a [[Margaret Thatcher|Thatcher]] por el [[Hundimiento del ARA General Belgrano|hundimiento del Belgrano]]. La ex primer ministro del [[Reino Unido]] fue acusada de "homicidio calificado" ante el Tribunal Internacional de Derechos Humanos de [[Estrasburgo]]. La causa aún sigue abierta.


== Notas ==
"Lo que nunca se publicó"
{{listaref|2}}
Lo que Usted va a leer, formaba parte de un libro que se publicó hace un tiempo sobre la vida de los tripulantes del Crucero ARA General Belgrano de San Nicolás . La Asociación Amigos del Crucero General Belgrano de ésta ciudad consideró que su texto no era adecuado a la finalidad de la obra, que era resaltar la vida de sus tripulantes nicoleños. Por eso, nunca formó parte del libro "Cuna de Heroicos Combatientes -Sepulcro de Héroes de la Patria" y por eso también, en virtud de esa situación a mi pedido, ese libro no tiene mi nombre como autor de una parte de su contenido actual (La vida de cada uno de los 8 Tripulantes de San Nicolás y Ramallo).

-Prof. Ricardo Darío Primo-
La Argentina de Entonces
Aquellos grises días de la última etapa del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, constituyen una época difícil de olvidar para gran parte de los argentinos.
Por entonces, quién luego tendría en sus manos el poder en nuestro país, manifestaba su visión: “que lo moral que era lo que verdaderamente estaba en crisis se ha recuperado, y un país con moral puede lograr cualquier objetivo que se imponga”. (1)
Este pensamiento del General Leopoldo Fortunato Galtieri, quizás resumiera el punto de vista de muchos militares argentinos, que por entonces, asumiendo las funciones de un gobierno civil al que habían derrocado por la fuerza comenzaban a creer en el verdadero protagonismo de la violencia como método de resolución de problemas.
Terminar con la subversión había sido una de las metas trazadas en Marzo de 1976, cuando la entonces presidente constitucional de los argentinos, María Estela Martínez de Perón, era colocada sobre un helicóptero para conducirla a su prisión política.
A lo mejor creían que la moral, podía llegar a reducir la tristemente famosa deuda externa que se había incrementado notablemente – en gran parte por la compra de equipamiento militar, ya que solamente entre 1980 y 1982 se adquirieron armamentos por 13.800 millones de dólares – o que al restablecerse este valor “perdido” podía evitar el cierre de grandes plantas fabriles, como la General Motors de San Martín, que por entonces bajaba sus persianas y hacían sus valijas.
Eran tiempos de exaltación de valores nacionalistas bajo los cuales se “estatizaban" 2 empresas privadas deficitarias, paradójicamente bajo un plan económico netamente liberal, como el conducido por Martínez de Hoz.
Conocíamos las grandezas del mundo civilizado, por supuesto occidental y cristiano: proliferan las importaciones, hasta de banderitas argentinas, de plástico, made in Taiwán.
Se creaban y cerraban con una rapidez alucinante, grandes blancos y financieras institucionalizándose la denominada por la “city”; “ruleta financiera”.

El golpe de 1976, había suprimido los mandatos electivos se habían intervenido todas las provincias y se suspendió la actividad de los partidos políticos.
De más esta decir, que fueron casi nulas, las actividades gremiales de los trabajadores al intervenirse la CGT, CGE y 62 Organizaciones Peronistas. Se mantuvo el Estado de Sitio, ya sancionado por el gobierno anterior en una de sus estériles medidas por combatir la violencia que día a día cobrada más víctimas.
En el seno de las fuerzas armadas, existían pujas y luchas internas por ocupar el poder. Ya, por 1976, el Almirante Emilio Massera, habría supeditado el apoyo de la Armada al planificado golpe, si se repartían en porciones iguales todas las responsabilidades o áreas de interés, en este caso, el 33% par cada fuerza.
También se comentaba, que una de las propuestas inmediatas de Massera al General Videla, habría sido recuperar las Islas Malvinas.
Lógicamente, todavía quedaban algunos problemas por resolver, como por ejemplo, el asunto limítrofe con Chile que casi nos lleva a la guerra en 1978.
Lo cierto, es que por entonces, toda América Latina era una gran guarnición militar.
En varios países latinoamericanos- sino en todos- se habían suscitados diversos golpes de estados, contra gobiernos de distintos contenidos políticos. Sucedía, que “el patio trasero de la Casa Blanca” estaba pasando a ser el foco de la llamada “Guerra Revolucionaria” y por ello cobraba especial relevancia la teoría de la seguridad nacional formulada en Estados Unidos.
Nunca, como ahora, esta parte del continente americano sentía con singular violencia ser el centro indirecto de la guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
La odiada infiltración marxista, no dejaba otro camino que la interrupción del orden constitucional en diversos países, para de esa manera cerrar paso al “enemigo internacional”.
El monte tucumano primero como forma de guerrilla rural sustentada por la “teoría foquista” y luego la guerrilla urbana, con el enorme saldo de víctimas inocentes hacía su aparición dejando atónitos a gran mayoría de los argentinos que no sabían que era lo que verdaderamente ocurría.
El surgimiento del aparato estatal de represión, fue la respuesta casi inmediata, al constatarse que la lucha no respetaba reglas ni teorías y por ello debía combatirse a la violencia por la violencia, a la ilegalidad con la ilegalidad de la misma.
Los argentinos vimos aparecer un nuevo fenómeno que no sabíamos a que respondía; esas primeras pocas mujeres con un pañuelo en su cabeza, pidiendo por sus familias desaparecidos.
¿Desaparecidos en la Argentina? ¿Qué era eso, a dónde habían ido?
Pero la sociedad, siempre tenía un motivo, creado o no para desviar su atención; y el Mundial de 1978 fue uno de ellos.
Sabíamos que éramos los más grandes del mundo. Éramos los genios del fútbol y por eso no nos podían venir a ganar en nuestra propia casa.
Todavía queda fresca la imagen de Videla, saltando y gritando gol, en un sumamente y poco mostrado palco custodiado por un grupo de elite.
Pobres peruanos, venir a querer ganar en nuestra propia casa, y por sobre todo ante nuestro “manifiesto destino” de grandeza y futuro, que teníamos todos.
Hablar de goles comprados, coimas, etc. era ser anti argentino, igual que aquellas personas que nos querían hacer quedar “mal” ante el mundo, a nosotros los argentinos que por sobre todas las cosas éramos “derechos” y “humanos”.
Para 1980, el presupuesto de las fuerzas armadas ascendía al
29, 2% se dice el más alto de la década del 70’.
Chile seguía siendo nuestra “hipótesis de conflicto” más latente, y casi nadie, se salvaba del servicio militar obligatorio.
La guerrilla prácticamente estaba aniquilada, como lo dice el real contexto de la palabra, y esporádicamente como en el caso de Walter Klein, se producía algún tipo de violencia terrorista.
Corrían rumores de malestar y desconfianza entre las fuerzas por la supuesta reunión del Almirante Massera con la cúpula de montoneros en Europa.
La Junta militar había establecido una forma democrática interna para la selección y renovación de sus miembros y en 1981 se produce el 1er relevó de la Junta Militar: Graffigna por Agosti, Lambruschini por Massera y Galtieri por Viola quién esperaría ser elegido por sus pares comandantes como Presidente de los argentinos.
Por dos votos contra uno, el General Viola asumió su presidencia sin contar con el apoyo del voto de la Armada.


Así es, que el 29 de Marzo de 1981, a 5 años de iniciado el Proceso de Reorganización nacional, se entraba en una nueva etapa, por cierto reducida a unos meses.





Gral. Roberto Viola
El General Horacio Liendo ocupaba la cartera de Interior, el Dr. Oscar Camilión el de Relaciones Exteriores, Amadeo Frúgoli en Justicia, el Brigadier Julio Porcile en Trabajo, Ing. Carlos Burundarena en Educación, el Brigadier Amilcar Arguelles en Salud Pública y el Vicealmirante Carlos Lacoste en Acción Social.
Por su parte, el equipo económico estaba constituido por Lorenzo Sigaut, Eduardo Oxenford (Industria), Jorge Aguado (Agricultura), Carlos García Martínez (Comercio), el General Diego Urricarriet (Obras y Servicios Públicos) y Vicente Couto (Defensa).
El General Viola, era partidario del comienzo de las relaciones y diálogos con los partidos políticos impulsando los que se denominó como Movimiento de Opinión Nacional.
Para junio de 1981, distintos referentes de los diversos Partidos Políticos, constituyen la denominada “Multipartidaria” presentándose a sí misma como “Convocatoria Nacional” que “si bien tiene origen en los partidos políticos es un agestión que se despliega en toda la comunidad argentina por encima de las diferencias partidarias, religiosas económicas, sociales y culturales (...) Un pronunciamiento de la democracia para la democracia (...)” (2)
Los diversos problemas económicos, la inflación y recesión, la caída del PBI y las diversas presiones ejercidas por parte de los gremios y sectores políticos; hacían pensar que ya era hora de comenzar a organizar la “salida institucional” del régimen militar.
“Una retirada con honor” pensaban algunos sin imaginarse que esa frase más tarde tendría contenido real pero no en términos políticos.
A principios de Noviembre de 1981 se celebró en el Colegio Interamericano de Defensa, la XIV Conferencia de Ejércitos Americanos. Un General de personalidad y “ porte” americano llamó la atención por su imagen y “resplandecencia”. Leopoldo Fortunato Galtieri no pasaba desapercibido por todos, más aun por los norteamericanos que contaban con su apoyo para enfrentar en Centroamérica a los insurgentes comunistas.
En aquellos momentos, nuestro país había desplegado cerca de 800 asesores militares en Centroamérica cuya función principal era asesorar y entrenar a las tropas que enfrentarían a los sandinistas nicaragüenses y a la guerrilla salvadoreña.
Estados Unidos no podía hacerlo abiertamente, y solamente la CIA y otras agencias de seguridad gubernamentales estaban al tanto de la operación de apoyo a los “contras”.
La gran aliada Argentina, facilitaba las cosas, con su amplia experiencia contra la guerrilla urbana y rural, apoyada ahora con el financiamiento norteamericano.
Esta estrecha colaboración y los éxitos que se obtenían, hacía que el General Vernon Walters considerara que en poco tiempo más se levantaría la prohibición a la venta de armas Argentina, actitud que por otro lado ya había sido aprobada por el Senado norteamericano.
Este tipo de señales por parte de Estados Unidos, fueron levantando ansiados sueños de poder con el apoyo o neutralidad en caso de una eventual recuperación de nuestras Islas Malvinas.
El 20 de noviembre de 1981, el General viola delega el mando en el General Horacio Liendo, afectado por un cuadro de hipertensión arterial e insuficiencia coronaria.
Se ponía en marcha, por parte de sus virtuales adversarios dentro de la maquinaria militar, el mecanismo de sustitución del entonces presidente enfermo.
Volvían a aflorar, las discrepancias que había surgido con la nominación de Viola e hicieron sentir su voz quienes ya pedían la remoción del paterno general.
Se necesitaba a una persona que con autoridad y firmeza condujera los destinos de la Nación, y devolvería al pueblo argentino, la fe en sus fuerzas armadas.
Un mes de idas y vueltas, consolidaron el apoyo que necesitaba el general que recibió en este caso el voto favorable de la Armada. El 22 de Diciembre asume Galtieri como Presidente de los argentinos.
A tal punto el recambio ya había estado planificado que según algunas fuentes, ni Viola ni Liendo estaban al tanto en Diciembre de 1981 de la existencia de un plan para recuperar las Malvinas, pese a que los dos integraban el Comité Militar.
La economía seguía sin rumbo y por ese entonces se formuló ese cómico consejo de “El que apuesta al dólar pierde”.

Nuestra moneda había perdido en diez meses, el 80% de su valor, las importaciones de pésima calidad sustituían en nuestros mercados, a los productos nacionales.
La caída del Producto bruto industrial fue de un 25% con relación al año anterior. Viola, no había querido dejar el poder, así, tan fácilmente. Por ello se desarrollaron tres reuniones entre Viola y Galtieri en sucesivos días.
La demanda por las razones de su remoción, no fueron dadas públicamente tal como lo quería Viola, y solamente se manifestó que era por problemas de salud.
Esta actitud de Viola de “pedir cuentas” por su virtual despido, hace que el Viernes 11 de Diciembre, la Junta Militar emita un comunicado en el que se considera que existen razones de Estado para remover el Presidente de la nación Argentina.
En lugar de Viola- como ya se dijo- asumiría Galtieri quién ejercía dicho cargo hasta el 29 de Marzo de 1984.
Con la llegada de los “halcones", se desempolvaba el viejo plan de recuperar Malvinas y para ello se cuenta con el procedimiento diseñado por orden del Almirante Anaya a su jefe de Operaciones Navales, vicealmirante Juan J. Lombardo.
En esa oportunidad, el canciller quién había sido designado para manejar nuestras relaciones exteriores era el Dr. Nicanor Costa Méndez, que recuerda;
“Se refirió luego (Galtieri) a la disputa con Gran Bretaña sobre las Malvinas. “No podemos permitir que este reclamo sea ignorado en la práctica por Gran Bretaña y que el trámite se eternice. El ciento cincuenta aniversario de la ocupación no puede pasar desapercibido. La gestión diplomática debe ser firme y clara. Usted habrá advertido que desde el mes de Julio pasado nuestra acción ha sido más enérgica. Tenemos que estar preparados para el fracaso de las negociaciones y debemos tener planes de alternativa. No hablo de tomar la decisión de ocupar las islas, ni siquiera le doy instrucciones para que prepare acción diplomática alguna en tal sentido. Solo quiero significar que algún día debemos analizar todas las posibilidades que la política exterior puede ofrecer, sin exclusión alguna, y sus consecuencias negativas o positivas”. A lo que agregó; “Por ahora converse el tema en algún lugar de su mente. Ya conversaremos sobre él, con mayor extensión, más adelante” (3)
En Enero de 1982, la Junta Militar había acordado, materializar, en algún momento, a su debido tiempo, el plan de recuperación de nuestras Islas Malvinas.
Durante los primeros días de Marzo de 1982, Galtieri había manifestado al Gral. Mario Benjamín Menéndez, Jefe del Estado Mayor, que iba a ser el futuro gobernador de las Malvinas “Gobernar las islas, es una pavada” habría dicho Galtieri... (4)
De más estaba decir, que la concreción de este viejo sueño, otorgaría no solamente a la persona de Galtieri sino a toda las Fuerzas Armadas, el respaldo popular necesario para asegurar una salida electoral, en la que por cierto, quién materializará este antiguo anhelo sería un virtual y casi seguro ganador.
Sin embargo, era de fundamental importancia poder contar con “luz verde” de parte de los Estados Unidos

Se creía que los profundos vínculos existentes entre ambas naciones o mejor dicho entre ambos regímenes políticos, podría frenar y calmar al rugiente león británico.
Para los primeros días de Marzo de 1982, Costa Méndez comenzó a percibir claras señales de que los Estados Unidos se alinearían junto a Gran Bretaña en caso de “una controversia diplomática”.
Los tiempos se aceleraron en forma vertiginosa y el 19 de ese mes, se produce el desembarco de operarios al mando del Sr. DAVIDOFF en San Pedro, Georgias del Sur, para proceder a desmantelar unas instalaciones existentes.
¿Tuvieron alguna vinculación con el alto mando de la Armada o comunicación alguna que favoreciera la utilización de este incidente para recuperar nuestras islas?
La reacción Británica no se hizo esperar, y el 22 el León o en todo caso “la leona” pirata, Margaret Thatcher cursó una enérgica nota advirtiendo que utilizaría la fuerza para retirar a los operarios “intrusos” de ese lugar de soberanía británica. Para ello había despachado al “Endurance” Británico a destacarse en dicha zona y ordenado a uno submarinos nucleares dirigirse al Atlántico Sur.
Para el 26 de Marzo, se ordenaba la movilización de determinadas fuerzas que constituían las de desembarco.
Dos días después, partieron sin despedidas ni pañuelos que se agitaran en el puerto; iban a un lugar de nuestra Patria.
Paralelamente, un grupo comando apodado “lagartos” al mando del tristemente célebre Teniente Aztiz, desembarcaban en las Islas Georgias para “apoyar” a los obreros.
El grueso de los argentinos, ya acostumbrados a las informaciones que tendían a desviar la atención pública de la ciudadanía, no prestaron mucha atención e interés alguno a la conflictiva situación reinante.
El 30 de Marzo se realizaba una gran manifestación organizada y dirigida por la CGT, la cual fue enérgicamente reprimida por las fuerzas policiales. La idiosincrasia argentina asimiló y olvidó este evento con un abrir y cerrar los ojos. Hay un dicho que dice “Hoy te quiero y mañana te aporreo”. En este caso fue la inversa como vamos a observar.
Era evidente que los satélites espías norteamericanos estaban monitoreando el movimiento de fuerzas argentinas .En la noche del 1º al 2 de abril, el Presidente Reagan telefonea a Galtieri.
Según Costas Méndez (5) ocurrió lo siguiente:
“El diálogo entre el presidente Reagan y el Presidente Galtieri, tuvo lugar a las 22:10 hrs. La conversación tuvo comienzo difícil debido a que los intérpretes tardaron en adaptarse. No es fácil sintetizarla. Conviene sin embargo destacar tres aspectos: la posición del Presidente Galtieri en cuanto a la afirmación de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas y a la necesidad de que alguna forma Gran Bretaña la reconociera; la afirmación de que la Argentina actuaría con total libertad e independencia; la seguridad de que la Argentina garantizaría la libertad y forma de vida de los isleños. Por su parte el Presidente Reagan ofreció enviar al Vicepresidente para tratar de arreglar la situación:”... pero por favor eviten el conflicto”, dijo. El General Galtieri contestó: “Le agradezco pero es tarde, los hechos están lanzados”.
Según Cardozo, Kirschbaum y Van der Kooy, en el libro Malvinas, LA TRAMA SECRETA, en está conservación entre Reagan y Galtieri, el primero había afirmado que Estados Unidos apoyaría a Gran Bretaña.
El 2 de Abril de 1982, la Operación Rosario, había culminado con la recuperación de nuestras Islas Malvinas.
Una marcha, escrita hacía tiempo y bastante desconocida, comenzaba a ocupar todos los espacios en los distintos medios de Comunicación Social.

¡Éramos Argentinos!, podíamos con los que se nos enfrentase Galtieri, era el ídolo de todos.
Escasísimas voces se alzaron para señalar el peligro que se avecinaba: la guerra. No nos importaba, le hacíamos frente y listo. Y si venía el principito, mejor, porque los piratas ingleses se iban a enfrentar con los valientes gauchos argentinos.
Una encuesta de fines de abril señala que el 90% de la población estaba confiada y segura de ganar la guerra e incluso la deseaban.

Los altos mandos militares no querían perder la guerra en su propio país, como lo ocurrió a los Estados Unidos con Vietnam. Por ello ejercieron en virtud de la proximidad del conflicto bélico un fuerte control de la información.
Por otra parte hoy se reconoce, que los partes de batalla argentinos era muy realistas y en muchos casos demasiados amplios para ser difundidos durante un conflicto.
¿Entonces, que ocurrió, si íbamos ganando? ¿Cómo fue que la Argentina se rinde el 14 de junio?
El idilio entre el pueblo y gobierno, duró lo que la guerra misma. Nació con Malvinas y murió con la rendición.
La sensación de estupor, de haber sido usados y manipulados junto a la impotencia, desplazaron nuevamente en forma audaz, en un nuevo abrir y cerrar de ojos; a los vivas a Galtieri y a los militares.
De un extremo, de querer usar todos un uniforme, se comenzó a verlos con desagrado. Pero muchos ellos, los ex combatientes no tenían nada que ver.
Ya los argentinos no volverían a ser los mismos. Los triunfalistas serían los de menos y la mayoría ahora comenzaba a ser escéptica para con todo, así sea una ayuda en su barrio.
Se caían los ídolos, y se sepultaban ciertos valores que de ahora en más iban a estar indefinidamente unidos a la Gesta de Malvinas.
Comenzaba a despertar una nueva ciudadanía con más pies en la tierra, con nuevas formas políticas y de gobierno, con una nueva participación en construir un futuro que deje atrás y olvide la amargura de la derrota.
¿Pero nuestros héroes, heridos, muertos y desaparecidos en combate, que lugar ocuparían en nuestra historia?
En un primer momento ninguno. Se los ocultó. No existieron y toda crítica por su parte a la forma en que se dirigió la guerra, fue severamente sancionada.
De todas formas, hubo una sociedad que casi ni se dio cuenta de que la Argentina libró una guerra. Sus negocios prosperaron mientras nuestros jóvenes morían en Malvinas.
Los espectáculos artísticos continuaban y a muchos le interesaba más el mundial de fútbol 1982 que el desenlace de esta batalla.
Pero cuando ellos regresaron, trajeron consigo una gran proporción de amor y patriotismo.

Y la historia comenzó a contarse, de bocas de sus protagonistas. Comenzaron a escribirse libros al respecto y erigirse monumentos recordatorios. Comenzaron a tener un lugar justamente ganado en nuestra sociedad.
Este libro, también es de ellos, de los que perecieron en el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano, de los que se salvaron, de los que combatieron en mar, tierra y aire por nuestra patria. De los que desde los humildes puestos de trabajo, se empeñan en hacer que se reconozca este pasado, porque solamente un país recuerda su historia esta trazando el verdadero camino de su destino.
El General Leopoldo Fortunato Galtieri renunció a la Presidencia de la Nación el 17 de junio de 1982.
Su discursó del día 15, teñido de verborragia que apelaba al sentimiento nacionalista, ignoraba totalmente el resultado bélico, encomendado a Dios y a la Patria, el arreglo de una situación creada por un grupo de hombres.
CON RUMBO A LA INMORTALIDAD:
Mucho se ha dicho y escrito sobre el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano y aún a pesar de haber trascurrido 15 años de este suceso, quedan algunas en el aire que no fueron disipadas hasta el momento por las informaciones con que se pueden contar.
Se sabe que era inminente la llegada a un acuerdo con Gran Bretaña gracias a las gestiones y negociaciones de paz que realizó el presidente peruano.
Este plan que ya contaba con la aprobación argentina estipulaba lo siguiente:
a- Cesación inmediata de las hostilidades.
b- Retiro mutuo de las fuerzas.
c- Introducción de terceras partes para gobernar las islas.
d- Los gobiernos reconocen puntos de vistas conflictivos respecto a las islas.
e- Los gobiernos reconocen la necesidad de tener en cuenta los puntos de vista y los interese de los isleños en la solución final.
f- Las terceras partes o el grupo de contacto sería compuesto por el Brasil, Perú, República de Alemania y los EEUU.
g- Una solución final deberá alcanzarse no después del 30 de Abril de 1983 bajo la garantía del grupo de contacto.
Se sabe también, que los Estados Unidos harían suya esta propuesta (6) par evitar de esta manera el rechazo británico, suponiendo que un plan peruano y latinoamericano pudiese favorecer los intereses de los argentinos.
También se discutió mucho acerca de “los puntos de vista”, palabras que reemplazaban a “deseos” impuestos por los británicos para salvaguardar los intereses de los isleños.
Según el ex canciller Costa Méndez, la Primer Ministro Británica no podía permitir que este plan prosperara a pesar de ser presentado como elaborado por los Estados Unidos en virtud entre otras cosas de:
a- No podía aceptarse un plan de paz, un día después de haber fallado en su objetivo militar durante el ataque a Puerto argentino el día 1º de Mayo.
b- La Primer Ministro siempre prometió mantener la administración británica y este plan de paz no estipulaba ello.
c- No existía garantía de que se tuviera en cuenta plenamente los “deseos” de isleños.
¿Qué ocurrió entonces?
Puede determinarse fehacientemente, que al mediodía del Domingo 2 de Mayo, cuando la flota argentina esta en repliegue, la comunicación entre Gran Bretaña, Estados Unidos y Perú era perfecta.
Al respecto el Almirante Jorge I. Anaya quien fuera Comandante en Jefe de la Armada Argentina durante la Guerra de Malvinas e integrante de la Junta Militar de Gobierno manifiesta (7):
“Había un ofrecimiento de negociación firme y adelantador que confirmaba lo adelantando por el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, Javier Arias Stella a nuestro canciller Costa Méndez, en las últimas horas del 1º de Mayo y continua: “Uno de los puntos propuestos y aceptados era cese automático de hostilidades. Me dirigí a la Central de Operaciones y revisé los despachos de comunicaciones de los Almirantes Lombardo y Anaya confirmando el repliegue de la Flota de Mar por lo que no podría existir un nuevo enfrentamiento”.
Margaret Thacher no podía presentarse ante el mundo rechazando una propuesta de paz, pero su aceptación implicaba el regreso de su flota sin una victoria militar que inmediatamente se convertiría en una derrota política en las próximas elecciones.
Las encuestas demostraban su gran impopularidad antes del suceso de Malvinas el cual le daba una oportunidad de revertir las cosas.
Por otro lado, tener que enfrentar al Parlamento después de haberle prometido regresar las islas del dominio británico, con un acuerdo o plan de paz que demuestre que el gran despliegue fue en vano; era un bocado difícil de digerir.
Existen versiones- como veremos luego- alentadas por los británicos, que sostienen no haber estado al tanto de los logros diplomáticos al momento del hundimiento del Belgrano.
Lo que sí es cierto, que “la reunión del gabinete de guerra británico que toma las decisiones. Coincide con las conversaciones telefónicas entre la Argentina, el Perú y los Estados Unidos y su finalización se produce casi simultáneamente con el término de las reuniones entre Francis Pym y Alexander Haig” (8)
Alexander Haig A las 19,00 hrs. La Junta Militar Argentina recibe la noticia de la desaparición del Crucero ARA General Belgrano y por dicho motivo se suspende la negociación, aún cuando no se rechaza la propuesta de paz, que ahora parecía más lejana.
Según Clive Ponting (9) el plan de paz fracasó a raíz del cambio de la palabra “deseos” por “ puntos de vista”, ya que los argentinos sabían que al establecerse “deseos” los británicos quedarían con el poder en la islas.
También sostiene este autor, que desde el 23 de abril los británicos ya habían desechado toda posibilidad de solución pacífica.
El ex canciller, en su obra, hace una encendida defensa de su gestión diplomática y frente a un estudio publicado en el Journal Of Strategic Studies Nº 5 realizado por el Prof. Lewis Feldman, aclara “que la especial circunstancias relación política que vinculaba a los gobiernos de Washington y Buenos Aires a fines de 1981 y comienzos de 1982, no fue la determinante de la decisión del gobierno argentino de ocupar las islas ni de la elección de la oportunidad para hacerlo. Tampoco fue la causa determinante de la neutralidad inicial del gobierno de los Estados Unidos en la confrontación. La Argentina ocupó las islas porque a ello la llevaron la evolución de las negociaciones y sobre todo las actitudes asumidas por los británicos en los incidentes suscitados en las Islas Georgias.
Estos acontecimientos no fueron precipitados en modo alguno por lo que el autor denomina “las aperturas del gobierno Reagan hacia la Argentina”.
A su vez, los Estados Unidos comenzaron por observar una posición neutral, porque así lo exigían sus intereses permanentes y así lo determinaban razones geográficas, políticas e históricas”.
Es entendible y hasta aceptable interpretar que los acontecimientos (intento de desalojo de los operarios de Davidoff por las fuerzas británicas y el posterior envío de submarinos británicos al Atlántico Sur) fueron los que motivaron la ocupación de las islas por parte de Argentina.
Pero también es innegable, que la firmeza y presión del Gobierno Militar- admitido por Galtieri- contribuyó a buscar un desenlace que no sería otro que una recuperación por parte de nuestras fuerzas armadas. Ver dialogó con Costa Méndez, reproducido en este mismo libro.
Es difícil también creer, que para nada influyó en le percepción de los distintos niveles de decisión argentinos la conducta y posición norteamericana, mantenida antes del conflicto, de estrecha colaboración y amistad, por supuestos, surgida de la labor conjunta de adiestramiento militar en Centroamérica.
Por otro lado ya era público y notorio que entre Julio y Octubre de 1982, Gran Bretaña comenzaría a reducir su flota de mar (10).
Si embargo, una vez recuperada las islas el 2 de Abril, ¿tuvo algo que ver el fervor patriótico y el apoyo popular a Galtieri, en el rechazo de las propuestas británicas?
Las negociaciones fueron consideradas por los británicos, al menos por su Comandante de la Flota, como algo que dilataba el conflicto y favorecía al establecimiento de fuertes defensas argentinas.
Por otra parte, estrategas argentinos, consideraban que las negociaciones se dilataban a causa de Gran Bretaña las utilizaba para hacer tiempo, posicionarse y luego solucionar el conflicto por las armas.
Lo que es cierto, es que mientras las negociaciones se llevaron a cabo, en ningún momento se realizó el cese de hostilidades.
Cuando ya era notable, la ayuda norteamericana a Gran Bretaña, no solamente la de facilitarle utilizar la Isla de Ascensión para reabastecerse, sino también con la provisión de mísiles (11) e información. ¿Por qué la Junta Militar no accedió a la ayuda del bloque soviético? ¿Creía que con ello podía irritar a los Estados Unidos y provocar su participación directa, o simplemente valieron prejuicios de carácter ideológico?
¿Por qué la Junta no esperó hasta Julio u Octubre, cuando la flota británica quedase reducida, para luego poder recapturar las islas mientras tanto “enfriase” sus relaciones con el Reino Unido?
Lo cierto, es que el Belgrano estaba siendo seguido desde aproximadamente 30 horas atrás por un submarino británico el HMS Conqueror, a la espera de un cambio en sus reglas de acción (órdenes) que le permitiese hundir al Crucero.
La decisión ya estaba en camino. Margaret Thatcher negó siempre estar al tanto de los avances diplomáticos, cosa dudable ya que sus representantes debían haberla puesto en conocimiento como lo hacían sus pares argentinos con su respectivo gobierno. Pero era claro, que el conflicto debía servir a los militares británicos para justificar sus fuerzas y presupuesto y a los políticos ingleses para demostrar que podían resolver una situación como está. Ambos sectores en esta coyuntura, se necesitaban mutuamente.

El 27 de Abril Margaret Thatcher frente al Parlamento manifestó que Gran Bretaña aún no ha cerrado la puerta a una solución negociada, pero reiteró que “ el tiempo se acaba” y a menos que los argentinos remuevan sus fuerzas, no podrá haber dialogo. El gobierno sigue decidido a hacer todo lo que este a su alcance para lograr una solución pacífica, pero el tiempo se acaba rápidamente”. (12)
En Lima, Perú, los trabajadores marítimos y portuarios se negaron a atender un buque de bandera inglesa, dando comienzo a un boicot contra naves de esa nacionalidad en solidaridad con la Argentina.
Mientras tanto, los periódicos británicos manifestaban “La Thatcher informó otro desembarco” (Guardian), Noticias de que la vanguardia ya está sobre las islas (Times), y ahora la verdadera batalla (Daily Express) Listos para el ataque (Daily Mirror) Y ahora al golpe del Knouck out (Daily Mirror).
LA MENTIRA DE SANGRE AZUL
Arthur Gaushon y Desmond Rice realizaron una investigación periodistica, sobre el hundimiento del Belgrano, quizás una de las primeras en las que se comenzaba a poner al descubierto las verdaderas circunstancias del hecho. (13)
En primer lugar, sostiene que el Crucero ARA General Belgrano navegaba a una velocidad entre 10 y 13 nudos, sin intentar maniobras evasivas, sin sonar, limitándose cada tanto a una “perezosa” barrida de radar.
Esto coincidiría con los sostenido por Woodward (14), que esto manifestaría además su crítica a la formación en la que estaba situado el crucero; estimando que en tales casos es necesario deslizarse más rápido, en forma de zigzag con movimientos precisos y a distintas velocidades “con cambios dramáticos, acelerando hasta 25 o más nudos. En otros momentos hubiera desacelerado de golpe, haciendo difícil que un submarino que me siguiera pudiera oírme, pero también permitiéndome oírlo a el, que avanzaba detrás de mí haciendo tanto ruido como un tren expreso”
Sandy Woodward Sin embargo, el Comandante del Crucero ARA General Belgrano, sostiene (15) que el día 2 de Mayo al mediodía se dispuso una verificación hidrofónica por parte de los destructores donde se comprobaría tanto la “bondad de trabajo” de los operadores de sonar, “la eficacia de los procedimientos” y el “nivel de ruido de las hélices del Crucero”.
También manifiestan que en tales circunstancias se debería probar distintas velocidades y “alternativas de enmascaramiento de evoluciones de hélice”, los destructores harían “pasadas de escucha” con esa finalidad y se comprobaría las distintas máximas en las cuales podían recoger información submarina.
“Durante la ejecución de esas verificaciones el Bouchard emitió un mensaje al c-4 que decía “Escucha hidrofónica limitada por estado del mar. No lo escucho a esa distancia. Sugiero acercarme hasta escucharlo y posteriormente prueba de enmascaramiento” A las 14;00 hrs. El mismo destructor comunicó que a partir de las 4.000 yds. se apreciaba en sonar un rumor suave de las hélices del Crucero, sin cavitación.
La información prevista por el destructor, ratificaba la escasa capacidad de los sensores antisubmarinos aunque el blanco no era la discreta hélice de un submarino, sino las 4 hélices del Crucero.
Estas mediciones se efectuaron desde proa, popa y través, permitiendo mejorar las conclusiones sobre importantes elementos de planeamiento para nuestro grupo de tareas”.
Una vez más, quedaría de manifiesto, las carencias de tecnología de avanzada, ya que de poder contar con instrumentos eficaces, modernos y por sobre todo ultra sensibles, el destructor o su escolta hubiesen podido detectar al Conqueror que desde hacia muchas horas venía siguiéndolo.
Mientras tanto, en Gran Bretaña, se analizaba la situación y Terence Lewin, Jefe del Servicio de Defensa afirmaba que “era la oportunidad para destruir una de las mayores unidades de la flota argentina”.
De acuerdo a estos investigadores, el HMS Conqueror recibe la orden de hundir al Belgrano a las 14;00 hrs. Local 18;00 BST, alrededor de 46 hr. Después de haber localizado al Crucero. Por su parte la base en Northwood, de donde recibían sus órdenes la flota submarina del Atlántico Sur, sabía de su detectado objetivo, desde hacía más de 25 horas.

Agregan que existe un paréntesis no explicado de 6 horas entre el momento en que se tomó la decisión y el momento en que se la trasmitió.
Según se manifestaría más tarde, problemas en la antena entre del Conqueror, hacía que no pudiese recibir la orden en tus totalidad, con suma claridad.
La investigación de ellos, coincide en el rumbo que llevaba el Belgrano de fundamental importancia ya que de mostraría que su dirección cortaba a la isla de los Estados a 100 millas de distancia.
Por otra parte, con ello se mantendría una distancia sumamente consideraba al sur de la zona de exclusión (35 a 40 millas) y no en el límite, como posteriormente trataría de explicar Margaret Thatcher.
La profundidad del mar era superior a los 3.000 metros y se encontraba muy agitado, con olas de alrededor de 4 metros de altura e intermitentes nieblas. Su temperatura era casi de congelamiento. El viento soplaba a 15 m7s e intensificaba la sensación hipotérmica producida por el mar.
Un hombre que cayera al mar, en cinco minutos quedaría inconsciente, durmiéndose tranquilamente luego hasta morir.
De acuerdo a indicaciones del Conqueror, a las 15; 57 hrs., 16; 00 según el Belgrano, aquel disparó tres torpedos Mark 8; a los cuarenta y tres segundos después se produciría la primera explosión.
Se verificaron dos impactos de tres torpedos disparados.
La nave estaba fuera de la denominada zona de exclusión británica. Estaba regresando en su rumbo y no significaba amenaza alguna para la flota británica.
Los británicos habían querido hundir al portaaviones argentino 25 de Mayo. El submarino encargado de esta misión lo perdió de vista.
Portaviones Argentino " 25 de Mayo"
La operación ataque de pinzas, había sido ya desestimada en virtud de que un avión de reconocimiento británico había descubierto a la flota argentina y por ello se perdía el factor sorpresa, algo sumamente importante es esa operación. Por dicho motivos habían cambiado las órdenes.
Es de interpretar, que la orden del hundimiento del Crucero General Belgrano surge como consecuencia de la frustración inglesa de no poder hundir al 25 de Mayo y como clara demostración de la belicosidad imperante de su parte en siquiera esperar un posible resultado en las negociaciones de paz que se venían desarrollando.
Por otro lado, después de 48 horas de localizado el Belgrano, se ordenó hundirlo ¿Por qué no se ordenó antes?
Al respecto los británicos expresan que era necesario un cambio en las “reglas de acción”, órdenes que establecían en forma clara y precisa, cuándo debía utilizar la fuerza las naves de guerra inglesas. Que el submarino pudo tomar completamente la transmisión satelital en virtud de tener problemas con su antena.
Asimismo, manifestaban su temor en que el Belgrano ingresara al Banco Burwood donde la profundidad de sus aguas posibilite que se escapara el Belgrano. Pero lo curioso es que dicho Banco, se encontraba en dirección contraria al rumbo del Crucero.
¿A que se debe entonces realmente, el paréntesis de 6 horas entre el momento en que se tomó la decisión y el momento en que se trasmitió?
El Almirante de la flota británica, Almirante Sandy Woodward en su obra, LOS CIEN DÍAS desarrolla unas consideraciones interesantes acerca del conflicto en sí y del hundimiento del Crucero Belgrano en particular.

En aquellos tiempos, el plan de desarme británico era conocido por todos- como ya se ha señalado-.
Era el pago a cambio, de instalación de un sistema misilistico de defensa de alta tecnología de avanzada.

“Se había resuelto la venta del portaaviones Hermes (que luego sería su nave insignia) a la India, el portaaviones Invincible a Australia, el retiro del servicio de las naves anfibias de asalto de 12.000 tn Fearless e Intrepid. El final de dos Naves de desembarco logísticas, el Sir Galahad o el Sir Tristam.
Se reducía la cantidad de personal entre ocho o diez mil hombres, un 15% de total. Se cerraba el astillero naval de Chatham, se reducía severamente los trabajos en el astillero de Potsmoutch.
Se realizarían reducciones en las bases y establecimientos navales, de tierra firme, como así también de depósitos de combustible y otros almacenamientos.
Se había planificado deshacerse de 9 destructores y fragatas”.
Todo esto es lo que hace pensar, que si las islas se hubiesen recuperado entre Julio y Octubre en todo caso, al entrar el nuevo año; la flota británica se encontraría seriamente debilitada, el HMS ENDURANCE habría regresado al comenzar el invierno para ser desguazado.
No contarían con el Hermes no con el Invincible lo que significaba que habría ausencia de protección área con lo que no podría pensarse en la presencia de una flota de recuperación de las islas de superficie y sin naves de superficie, evidentemente no habría fuerzas de desembarco.
Su total ausencia, alejaría la idea de una batalla ya que Gran Bretaña, sin contar con una fuerza suficientemente grande, no se lanzaría a la tarea- además en invierno- de recuperar aquellas lejanas islas.
Según Woodward, a las 8:10 hrs. Zulú (código de horario de las comunicaciones militares británicas, cuya diferencia con la hora local es cercana a las tres horas), el crucero ARA General Belgrano y sus escoltas cambian de rumbo. Era evidente la orden de regreso, pero el Almirante considera que también podía haber sido una orden de esperar y regresar esa misma noche, cosa bastante difícil que por otro lado carecía de significado ya que no podía enfrentarse así porque sí a la flota británica.
Destaca que a las 11; 30 hrs. Zulú, mediante el satélite, el HMS Conqueror, recibe el mensaje de su base Nortwood cambiando sus reglas de acción o compromiso ya que según ellos, hasta ese momento solamente podían atacar en caso de defensa propia, al portaaviones argentino dentro de la zona de exclusión a otras naves de combate. Estas nuevas reglas posibilitan atacar fuera de la zona de exclusión.
Sin embargo, su antena, no pudo tomar el mensaje en su totalidad, hasta 6 horas después, a las 17; 30.
Hay que aclarar también, que el mismo Almirante, había ordenado en su momento al HMS Conqueror atacar al Belgrano pero su orden, según diría el mismo, fue “borrada” del satélite, por la base de Nortwood haciendo que la misma se analice en el alto mando y siendo tomada luego.
El temor de Woodward, era que las tres naves hicieran una carrera atravesando el Banco Burwood para internarse en la zona de exclusión, conciente de la imposibilidad de ser perseguidos a esa escasa profundidad.
El Banco Burwood es una gran área de aguas bastantes poco profundas. Sobre el mismo, el fondo se eleva a profundidades de apenas 45 mts por debajo de la superficie. Un submarino no puede permanecer cerca de una nave de guerra que viaja a más de 25 nudos ya que necesita por lo menos estar sumergido a 60 mts y evitar ser detectado por su estela en el agua.
Sin duda, para el Almirante Sandy Woodward, el Crucero Ara General Belgrano, tenía que desaparecer.
Cabe preguntar, si constituía el Belgrano, un peligro real para la flota británica. ¿a cuántas millas pudiera haberse acercado a la flota antes de ser detectado?
Los ingleses venían interceptando y descifrando las comunicaciones cursadas por la red fija y móvil del Servicio de Comunicaciones Navales argentino, por lo que existen pocas dudas de que los británicos no estaban al tanto de los movimientos de la flota argentina. Por otra parte, la información suministrada por los satélites norteamericanos les brindaban un excelente y porque no, pormenorizado panorama.
Disponiendo de esa información, que mostraba el curso velocidad, destino e intenciones del crucero ARA General Belgrano, ¿por qué decidieron hundirlo?
Sandy Woodward sabría sin lugar a dudas, que esto demostraría “la efectividad” de la Royal Navy para defender los territorios de su Graciosa Majestad.
Clive Ponting fue un empleado de la administración pública británica autor un estudio considerando “Muy Confidencial” del Ministerio de Defensa, que trata sobre los sucesos que rodearon al hundimiento del General Belgrano por el HMS Conqueror, en Mayo de 1982.
Por su contenido, fue “bautizado”internamente con el nombre de “JOYAS DE LA CORONA” en el que ponía al descubierto el engaño al Parlamento Británico, por parte de los Ministros del gobierno de Margaret Thacher.
Su difusión dio lugar a un proceso contra su autor por “revelar secretos considerados de Estado”.
Su encarcelamiento, libertad y posterior proceso abrió el debate sobre los motivos del hundimiento del Crucero y las informaciones dadas a conocer hasta entonces.
Finalmente fue absuelto y despedido de la administración pública inglesa, escribiendo y publicando luego su obra en la que se brindan algunos detalles interesantes (16)
Es cierto y real el temor del alto mando militar británico de que la Armada volviera a puerto sin haber estado en combate. Por ello debían mostrar su eficiencia e importancia.
La Royal Navy debía convencer a los políticos conservadores y laboristas de su Parlamento, que podía y estaba en condiciones de hacer lo necesario y estos últimos necesitaban que lo hiciera para poder salvar su gobierno.
Según las investigaciones de “Joyas de la Corona”, el día 30 de Abril, el HMS Conqueror detecta al Belgrano alrededor de las 14; 00 hrs. Británica.
Su hundimiento se produciría alrededor de las 18:30 hrs. Británica del 2 de Mayo, luego de que el submarino recibiera sus respectivos cambios de órdenes.
La investigación arroja un dato que no es cierto; según ellos, se arrojan tres torpedos que producen tres blancos.
El Crucero ARA General Belgrano, recibe solamente dos impactos.
Ese día 2 de Mayo, Francis Pym, Secretario de Estado de Defensa, se reúne con el enviado norteamericano General Alexander Haig donde analizaron el plan peruano. Eran horas de mañana en Washington y las 1ras de la tarde en Londres.
Francis Pym dijo que no envió señal alguna ni mensaje a Londres.
Por otra parte, en Lima, Belaúne Terry trabajaba en dicho plan de paz.
El embajador británico en Perú, William Wallace manifestó no haber sido consultado hasta la tarde (horas de Lima), luego de haberse hundido el Belgrano.
Por su parte, los peruanos a Alexander Haig manifiestan que lo mantenían en estrecho contacto, informándole de los avances en el plan de paz.
El gobierno Británico insiste en que su embajador en Perú, no hizo nada.
Según ellos, los “primeros indicios” de las posibles propuestas de paz peruanas, llegaron a Londres a las 23;15 hrs., procedentes de Washington y a las 02;00 hrs. Procedentes de Lima, hora de Londres, el día 3 de Mayo.
Por otra parte, la Primer Ministro Británica, Margaret Thatcher, ha negado haber sido informada del cambio del rumbo del Belgrano.
¿Cómo puede decir, una Primer Ministro, no haber sido informada del cambio de rumbo del Crucero (que según ellos era una terrible amenaza a la flota), cuándo el submarino que lo seguía informó su posición y mantuvo comunicación con su base?
¿No existió una verdadera comunicación entre los negociantes ingleses y Londres, que evitara el derramamiento en vano de sangre? Francis Pym y Wallace estaban informados al instante por Haig y Belaúnde de los avances diplomáticos. ¿Estos dos funcionarios verdaderamente no informaron a la Primer Ministro del rumbo que tomaron las negociaciones?
Por su parte, estos diplomáticos, ¿no fueron informados que era “inminente” un hecho bélico que arruinaría su largo y fatigoso trabajo? Si es así ¿No hicieron nada para impedirlo.
Muchas preguntas, pocas respuestas. Surge evidentemente la falsedad, el encubrimiento y el cinismo británico inalterable a través del tiempo.

Notas
(1) GALTIERI, Revista Gente 17 de Julio de 1980.
(2) BABINI Pablo, LA CAÍDA DE VIOLA? Revista “TODO ES HISTORIA”, DIC. 1991, Nº 294, PÁG. 8
(3) COSTA MENDEZ Nicanor, MALVINAS ESTA ES LA HISTORIA, Sudamericana, Bs. As1993, Pág.16
(4) LUNA Félix, NUESTRO TIEMPO, Historia Gráfica de la Argentina Contemporánea desde Roca a Menen, Hyspamérica Bs. As., 1984, Tomo XX- Hacia la Restauración Democrática (1976- 1983), Cáp. IV Pág. 50
(5) COSTA MENDEZ Nicanor, op. Cit. Pág. 50
(6) Ibidem ant.
(7) Revista HISTORIA Nº 33/1989 (Bs. As- Argentina). Artículo “la verdadera historia del hundimiento del General Belgrano”. Párrafo reproducido en “1093 TRIPULANTES DEL CRUCERO ARA GENERAL BELGRANO” DE BONZO Héctor E. Pág.154
(8) COSTA MENDEZ Nicanor, op.cot.
(9) Pontingi Clive, EL DERECHO A SABER, Testimonios Atlántida Bs. As. 1985.
(10) Woodward Sandy, LOS CIEN DÍAS, Sudamericana, Bs. As. 1992.
(11) Ibidem ant.
(12) La Prensa, miércoles 28/4/1982 1ra. Pág.
(13) Gauson Arthur y Rice Desmond, EL HUNDIMIENTO DEL BELGRANO, Emece Editores, Bs. As, 1984.
(14) WOODWARD Sandy, op.cit.
(15) BONZO Héctor E., 1093 TRIPULANTES del Crucero ARA General Belgrano, Sudamericana, Bs. As. 1992, Pág.157
(16) PONTING Clive, op. Cit.


== Bibliografía ==
== Bibliografía ==

Revisión del 20:40 10 may 2010

Archivo:ARA Belgrano sinking.jpg
El hundimiento del ARA Gral. Belgrano.

El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el domingo 2 de mayo de 1982, durante la Guerra de las Malvinas, a consecuencia del ataque del submarino nuclear británico HMS Conqueror.
El hundimiento del crucero permitió a los británicos la superioridad naval en la zona.
El hecho causó la muerte de 323 marinos argentinos (prácticamente la mitad de las bajas sufridas en el conflicto por parte de Argentina)[1]​ y una fuerte polémica, por parte Argentina, al haberse producido el ataque fuera del área de exclusión establecida por el gobierno británico alrededor de las islas.

Es el único caso de un barco hundido en guerra por un submarino nuclear.[2]

Cronología de acontecimientos anteriores

Por parte argentina

Mapa de las Islas Malvinas, con la toponimia argentina.

A comienzos de marzo de 1982, la flota argentina apostada en Puerto Belgrano entró en estado de alerta debido al endurecimiento de las relaciones diplomáticas con el gobierno británico por la soberanía reclamada por Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.[3]​ El comandante del ARA General Belgrano, Héctor Bonzo, resume así la primera notificación[4]​ que tuvo por parte del Estado Mayor sobre la acción bélica a emprender sobre Malvinas:

[...] se nos pidió un secreto total y absoluto con respecto a esta decisión, visto que el factor sorpresa sería prioritario en esta maniobra [...]

Como consecuencia, comenzó la preparación para que las unidades comprometidas en la acción pudieran zarpar con el objetivo de recuperar las islas.

El día 28 de marzo partió la flota de mar. Pero el Belgrano, dado que se encontraba en fase de reparaciones anuales, fue el único buque que tuvo que posponer su partida. Las labores de mantenimiento implicaban su estadía en puerto durante dos meses más.

El mantenimiento necesario consistía en:

  • Rectificación y nivelación de la artillería.
  • Puesta a punto de sistemas de control de tiro.
  • Ajuste de circuitos de la unidad de control de los misiles Sea Cat antiaéreos de corto alcance.
  • Inspección y mantenimiento de las turbinas.
  • Mantenimiento en calderas, electricidad, auxiliares y control de averías.
  • Actualización de la parte electrónica.
  • Tratamiento preservador del casco y la superestructura.[5]
El ARA General Belgrano.

Finalmente, después de anular dos veces su salida, el día 16 de abril de 1982 el ARA General Belgrano partió bajo las órdenes del comandante Héctor Bonzo. Su dotación fue conformada por oficiales, sub-oficiales, cabos, marineros, conscriptos y dos civiles, encargados de la cantina del buque, voluntarios en la misión.
Normalmente, en tiempos de paz, la tripulación del buque rondaba los 750-770 hombres, pero en este caso se llegó a 1.093 tripulantes.[6]​ El 100% de la dotación fue distribuida en tres horarios de guardias rotativas. De este modo, cada tripulante cumpliría 8 horas de guardia por día, mientras no se estuviera entablando combate. Esta modalidad mantenía al buque en permanente estado operativo y con posibilidad de inmediata respuesta en todos los sistemas y servicios.

La misión original que se le asignó al buque fue:

  • Navegar hasta el teatro de operaciones (zona de conflicto) y estacionamiento en la Isla de los Estados, derrota costera[7]​ y tratar de velar intenciones.
  • Cumplir tareas relacionadas con la vigilancia de los accesos Sur al teatro de operaciones (TOAS), interceptar unidades del enemigo, de acuerdo con órdenes, y disuadir en el marco regional.
  • Evitar el contacto táctico con unidades del enemigo que portaran misiles superficie-superficie.
  • En caso necesario, y de acuerdo con la situación, proceder al reabastecimiento en la Base Naval Ushuaia.[8]

Después de permanecer unos días patrullando en la zona de Isla de los Estados, el 22 de abril a las 18:30, el Belgrano tomó el puerto de Ushuaia, para reabastecerse y cambiar un lote de munición. Este puerto se convirtió así en el último lugar argentino donde estuvo el crucero.

La mañana del 24 de abril, la embarcación abandonó el puerto. Cuatro días más tarde, el día 28, se reunió al norte de Isla de los Estados con los destructores Piedra Buena y Bouchard y el petrolero de YPF Puerto Rosales, conformando así el Grupo de Tareas 79.3 (GT 79.3). Los destructores tenían la función de protegerlo, formar una cortina y tratar de ponerlo a salvo, tanto de enemigos de superficie, como aéreos o submarinos. El General Belgrano, como nave capitana del grupo, se debía mantener en espera en la zona entre los meridianos de Isla de los Estados y el Banco Burdwood. Para la segunda fase se introduciría el concepto de la interceptación de unidades enemigas y/o neutralización, actuando en coordinación con otros grupos de tareas.

El día 29 de abril entre las 9:00 y las 16:00, completó de manera satisfactoria el reabastecimiento de 125 toneladas de combustible en maniobra de navegación (conocida como "operación LOGOS") por parte del petrolero Puerto Rosales.

Isla de los Estados.

La tarde del sábado 1 de mayo, minutos después de las 20:00, el crucero recibió nuevas órdenes. Eran urgentes y de claro carácter ofensivo. El GT 79.3 se convertiría en uno de los brazos de una maniobra de pinzas que se abalanzaría contra los británicos desde el sur, mientras que el GT 79.2, conformado por el portaaviones Veinticinco de Mayo, sería el otro brazo de la maniobra.
El GT 79.3 se ubicaría hacia al este y tendría como misión desgastar al enemigo utilizando los misiles MM-38 Exocet transportados por los dos destructores, ocho en total. En el caso del crucero, su función sería la de rematar con sus cañones a los buques británicos dañados, ya que el alcance y pegada de sus torres de 6 pulgadas lo convertían en una herramienta válida. Para entonces, las alternativas evaluadas por el comandante Bonzo y su plana mayor incluían la entrada a la denominada Zona de Exclusión Total (ZET), contacto táctico con los buques británicos, rechazo de posibles ataques aéreos y soportar posibles ataques de submarinos nucleares en la zona de operaciones.

Las órdenes dadas a los buques del GT 79.3 indicaba la previsión de movimiento hacia las 05:30 del 2 de mayo, con un rumbo 335º que los acercaría a la Task Force británica transitando ya dentro de la ZET. Debido a problemas en el portaaviones por su baja velocidad y la escasez de viento suficiente en la zona, se obligó a retrasar el ataque.
El informe recibido por el GT 79.3 a la 1:00, dio a entender una posible cancelación de la operación, ya que la flota británica había cesado los ataques aéreos contra Puerto Argentino y Pradera de Ganso, además de iniciar el movimiento de los portaaviones que se alejaban de la Isla.

La cancelación definitiva del ataque llegó a las 05:00, sorprendiendo al GT 79.3 mientras estaba en pleno movimiento. Se recibió entonces un mensaje del comando superior donde se ordenaba un cambio de las operaciones planificadas con anterioridad. Ahora debía mantenerse en un área más hacia el oeste en espera de nuevas órdenes.
A las 15:20 el Belgrano se dispuso rumbo 290º, ubicándose a 100 millas de la Isla de los Estados y a 35 de la ZET, de esta manera el GT 79.3 realizaba un giro por estribor con la proa hacia el este, manteniéndose así en el área de espera indicada.

Por parte británica

Base naval Faslane, HMNB Clyde.

Después de ser notificados de la acción bélica emprendida por Argentina el 2 de abril de 1982, reclamando la soberanía de las Islas Malvinas (en inglés Falklands), el día 4 de abril la flota británica envió un total de 108 buques[9]​ (liderados por portaaviones a los que acompañaban destructores, fragatas y submarinos además de las auxiliares) con destino a las islas. De esta expedición formó parte el submarino de propulsión nuclear HMS Conqueror.

El Conqueror, comandado por Chris Wreford Brown zarpó desde su base de Faslane, HMNB Clyde, ubicada al sureste de Escocia, y además de su tripulación, llevaba un grupo de comando de unos 12 hombres denominado SBS (Special Boat Squadron). Portaba además 32 torpedos MK24 y MK8 más antiguos pero suficientemente probados y con una carga de torpex de 340 kg.
El embarco de ese grupo comando se veía justificado debido a que el día 3 de abril Argentina había tomado posesión por la fuerza de las Islas Georgias. Era probable que los SBS intentarían un golpe de mano en aquellas costas, y de hecho esa plaza sería vuelta a capturar por los británicos el 25 de abril.
El submarino nuclear recorrió entonces una distancia que equivale a un tercio del total de la línea ecuatorial. Sus órdenes emanarían no del comandante de la Fuerza de Tareas en el Atlántico Sur, sino del Comando Estratégico de Submarinos en Northwood, próximo a Londres.

Las principales características del HMS Conqueror eran:

  • Velocidad de hasta 28 nudos sumergido
  • Movimientos discretos y reservados
  • Como propulsión una Rolls-Royce PWR reactor nuclear
  • Independencia operativa
  • Autonomía de 4.500 millas náuticas a 18 nudos
  • Excelentes sensores y gran capacidad en armas

Cabe destacar que el término reactor nuclear alude a su planta propulsora, y a diferencia de los submarinos que poseen propulsión diesel-eléctrica (obligados a exponer su snorkel en superficie para recargar baterías), los nucleares realizan todas sus operaciones en inmersión, pues su pila atómica produce el vapor para mover las turbinas. Tienen casi inagotable capacidad material para permanecer sumergidos, ya que la limitación no está en el combustible sino en la resistencia humana. Todas estas características otorgaban a esta unidad y sus similares, una operatividad y poder ofensivo de máximo nivel.

El 28 de abril se le ordenó navegar hacia el Oeste para que localizase naves enemigas, pues se le proveyó información sobre la presencia de unidades argentinas al norte de Isla de los Estados.
Después de 700 millas en dos días, arribó a su estación. En la misma noche del 30 de abril, mientras realizaba tareas de patrullaje, se obtuvo el contacto de un grupo de buques gracias al sonar de largo alcance, lejos de rutas comerciales y navegando en concierto. De inmediato, el comandante Wreford Brown ordenó acercarse hasta obtener un alcance visual y llegar a profundidad de periscopio. El mar estaba relativamente calmo y se tenía buena visibilidad. El sonar de largo alcance había superado aún las expectativas de los más optimistas en la tripulación. Se ordenó descender, aumentar la velocidad y continuar con el mismo rumbo. Una hora más tarde descubrió a los buques argentinos.

Fue entonces que en la mañana del 1 de mayo, tuvo en su periscopio al Grupo de Tareas 79.3 (GT 79.3), en plena fase de reabastecimiento de combustible. El buque se encontraba a unas 200 millas de las Islas Malvinas. Todavía el Conqueror no había recibido la orden para atacar. Por lo tanto, se dedicaron a seguir de cerca a la fuerza de tarea enemiga, persecución que se prolongaría por 30 horas y unas 400 millas.

Hundimiento

Monumento a los caídos en el hundimiento de ARA General Belgrano, Parque Centenario, Buenos Aires.

El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el día 2 de mayo de 1982 a las 17:00 hras.[10]

Pocos minutos antes de las 16:00 el submarino nuclear HMS Conqueror recibió la orden de hundir al ARA General Belgrano. A las 16:02, mientras los artilleros que se encontraban de guardia probaban algunos mecanismos y la torre II buscaba posibles blancos en el horizonte, el buque se sacudió violentamente fruto de una poderosa explosión, seguida del cese inmediato de energía e iluminación que paralizó a los 1093 tripulantes.[11]​ Este fue el primero de los 3 torpedos MK-8[12]​ lanzados por el Conqueror desde una distancia de 5 km aproximadamente (aunque solo los 2 primeros dieron en el blanco, el tercero golpeó en el casco del Bouchard sin explotar). El capitán del submarino confesó después que la elección del arma usada fue dictada por la antigüedad del mismo crucero: un torpedo de la segunda guerra mundial hundiría a un crucero del mismo período.

Unos momentos más tarde una segunda explosión se produjo a la altura de proa de la nave. Este segundo impacto provocó el desprendimiento de 12 metros de la proa del barco. Inmediatamente comenzó la inclinación a babor, cesó la fuerza motriz y se apagaron las luces, la generación eléctrica de emergencia también quedó inutilizada. Hacia las 16:05, se dio la orden de zafarrancho de siniestro, pudiendo constatarse que únicamente las líneas con la Central de Control de Averías estaban totalmente disponibles. Ésta se encontraba en la cubierta 05. Los puestos de combate de Control de Averías distribuidos en todo el buque estaban en una situación muy crítica, habían sido gravemente afectados por las explosiones y los daños causados eran demasiados y muy importantes como para controlarlos con los medios disponibles en ese momento. Se inició la apertura de las puertas estancas que daban a la cubierta principal para permitir agilizar la evacuación de las zonas inferiores, tarea extremadamente complicada debido a que la red de parlantes había quedado fuera de servicio.

En la cubierta principal se localizaba la Central de Comunicaciones, el responsable de la misma ordenó el procedimiento necesario para esas situaciones, incluyendo el embolsado de las claves secretas en bolsas lastradas. Estas bolsas fueron arrojadas luego al mar. El personal de la Central colaboró activamente en todo lo que fuese necesario.
Una cubierta más abajo se encontraba el cuarto de radio y, cercano al camarote del comandante, se encontraba el CIC (Centro de Información y Combate del buque). Los daños en esta sala fueron variados y provocaron algunas heridas al personal por caída de tuberías y parte de los tableros de información. Pese a la oscuridad y otros inconvenientes, todo el personal salió y logró llegar a la cubierta principal. Los compartimientos de máquinas C-1 y C-2 fueron afectados por el primer torpedo británico. El impacto fue justo en la cuaderna 106 del mamparo popel del compartimiento, la explosión no dejó supervivientes en ese sector.[13]
La sala C-1 tuvo un repentino corte de energía, pues los generadores principales 1 y 2 habían cesado ya de operar. El comedor de la tripulación, ubicado sobre el compartimiento C-2, fue el área más afectada y donde más efecto tuvo sobre la tripulación, debido al humo las linternas individuales no lograban alumbrar más allá de 30 centímetros.

Los tambores de combustible del helicóptero fueron arrojados al mar, para que no explotaran. La Central de Tiro pudo ser evacuada rápidamente gracias al inmediato funcionamiento de las linternas y a que el zafarrancho de siniestro se había dado justo en el momento en que los problemas comenzaron a agravarse.En las Torres 4 y 5 de popa, el humo que salía era muy denso, puesto que el torpedo había impactado en las proximidades de la cámara de proyectiles de la torre 4 y su correspondiente santabárbara. Las unidades de Control de Averías definieron al sector como área de destrucción total.

La enfermería se situaba en la tercera cubierta. Cuando las explosiones se produjeron, el encargado de guardia organizó el desalojo en medio de la oscuridad reinante. Poco después llegó el médico cirujano que comenzó a prestar ayuda a los heridos y quemados. Un enfermero comenzó a recibir personal que llegaba desde popa, bañados en petróleo y con quemaduras, proveyéndolos sábanas y cubrecamas. El trabajo de primeros auxilios era intenso, además de los heridos y quemados, se debió atender a los hombres con principios de asfixia debido al humo. El personal de sanidad corría por las cubiertas bajas, revisando los camarotes para que no hubiera personal malherido que pudiera quedar abandonado. En el momento que concluyeron en que no había internados en la enfermería y que los camarotes estaban vacíos, se procedió a recoger mantas y se dirigieron hacia cubierta.

Durante esos minutos, el personal comenzó a dirigirse a las estaciones de abandono asignadas. El buque tenía 72 balsas salvavidas, de las cuales 62 eran las necesarias y el resto eran de reserva. Las órdenes llegaban a través de simples megáfonos de mano y se retransmitían gritando lo más alto posible. Abundaban los heridos, quienes llegaban cargados a hombro por sus compañeros. El jefe de sanidad, una vez supervisada la evacuación de los internados en la enfermería, se dirigió también a cubierta y junto a otro oficial de sanidad, aplicó morfina a los casos más graves.

Hacia las 16:10 la inclinación (escora) aumentó 1° por minuto, por lo que el barco ya tenia 10° a babor. El casco comenzó a hundirse con mayor incidencia de popa, debido a la gran entrada de agua al hangar y a la sala de máquinas. Como prevención, se comenzaron a arrojar las balsas al agua, que se abrieron automáticamente al caer. Quedaron flotando al costado sujetas por las amarras. Pocos minutos más tarde se estabilizó la inclinación y creó la esperanza de que el buque se mantendría más tiempo a flote. Por la rapidez de los sucesos, algunos tripulantes llegaron a cubierta muy desabrigados y se les comenzó a auxiliar con lo que se tuvo a mano, se improvisaron una especie de ponchos a partir de las mantas de lana de las camas.[14]​ Varios intentaron el descenso a las cubiertas inferiores para ayudar a sus compañeros, y algunos perdieron su vida en ese intento.

A las 16:23 el comandante Héctor Elias Bonzo dio la orden de abandonar la nave. Comenzó así la maniobra de abandono. La marejada que había, dificultó la visión y comunicación entre las balsas, por lo cual algunas quedaron sobrecargadas con 30 personas y otras subocupadas con no más de 3. A las 16:50 la escora de 60° preanunciaba el hundimiento, y en 10 minutos el crucero fue engullido por las aguas aproximadamente en el punto 55°24′0″S 61°32′0″O / -55.40000, -61.53333 del Océano Atlántico.[15]

[...] una vez que ya me encontraba en la balsa recostado, alguien me avisa que el buque se estaba hundiendo...ahí fue donde me asomé y vi los últimos momentos del Belgrano, allí, cerca, irse a pique...totalmente [...]
Comandante Héctor Bonzo

Operación de rescate

Avión Neptune SP-2H.

Una vez que la noticia del hundimiento del ARA Gral Belgrano llegó al continente, se dispuso inmediatamente el operativo de rescate. De tal operación formaron parte las siguientes unidades:

  • 2 Aviones Neptune
  • 1 Avión Focker
  • 1 Avión Electra
  • Buques Gurruchaga, Bahía Paraíso, Bouchard y Piedra Buena.

Al destructor Piedra Buena se le ordenó regresar a toda máquina al lugar, mientras el Bouchard seguiría aún alejado. Las condiciones meteorológicas eran precarias, había una fuerte tormenta que dificultó seriamente a los buques llegar a la zona. El Piedra Buena fue el primero en hacerlo, pero en el punto de contacto (donde se presumía que había sido el ataque) no quedaban rastros, ni del ARA General Belgrano, ni de las balsas salvavidas.
Aproximadamente a las 09:00 del lunes 3 de mayo, el avión Neptune 2-P-111 de la armada argentina, comandado por el capitán Pérez Roca, avistó en la zona una gran mancha de petróleo, pero la localización de las balsas seguía siendo negativa.

Sin embargo, durante esa búsqueda de sector, cerca de las 13:00, el suboficial Ramón Leiva desde un blister trasparente que el Neptune tenía en su nariz, logró el contacto visual con las balsas. Rápidamente se dio aviso a las demás unidades de búsqueda del avistamiento de un gran campo de balsas que se extendía por aproximadamente dos millas marinas (unos cuatro kilómetros a la redonda), y que se encontraban cerca del destructor Piedra Buena.

Comenzaron así los trabajos de rescate, siempre dificultados por la fuerte tormenta que azotaba el Atlántico. En gran parte de las balsas se encontraba algún fallecido, heridos, quemados, y la mayoría de los supervivientes presentaba principios de congelamiento en algunas partes de su cuerpo (en casi todos los casos las piernas).

[...] hacía muchísimo frío, nos orinábamos encima para calentarnos la cintura, nos poníamos las manos en el pecho y nos vomitábamos encima para calentar un poco el cuerpo [...] el principal temor en ese momento era de que alguna persona muriera congelada, estábamos con temperaturas bajo cero [...] (en el momento del rescate por parte de los buques) cada cual tenía que tratar de subir de alguna forma..., en el caso mío, me tuvieron que atar, porque me encontraba bastante congelado, como la mayoría... y ya realmente no teníamos mucha fuerza para soportar un último esfuerzo...era muy difícil [...]
Relatos de supervivientes durante las horas transcurridas en las balsas.

[16]

En la madrugada del 5 de mayo, los buques arribaron al puerto de Ushuaia con los supervivientes, que fueron transportados por vía aérea a Bahía Blanca, donde los esperaban sus familiares.

La operación de rescate se extendió hasta el día 9 de mayo, verificando la imposibilidad de que quedaran más supervivientes o cadáveres en la zona.
Los buques recogieron un total de 793 tripulantes, entre los que resultaban 23 fallecidos.

El total de bajas sufridas en el ataque ascendió finalmente a 323.

Distribución en los buques de rescate
Buque de rescate Sobrevivientes Fallecidos Total
Aviso ARA Gurruchaga 363 2 365
Buque Polar ARA Bahía Paraíso 70 18 88
Destructor ARA Bouchard 64 0 64
Destructor ARA Piedrabuena 273 0 273
Pesquero Belokamensk 0 3 3
TOTAL 770 23 793

Diversas conmemoraciones

Todos los años, el 2 de mayo, se realizan en el territorio argentino distintos actos y ceremonias religiosas donde familiares, sobrevivientes y amigos asisten para perpetuar el recuerdo de los 323 fallecidos. En 1998 se realizó un viaje a la zona del hundimiento, donde familiares y compañeros de tripulación arrojaron flores y cartas al mar en forma de homenaje a los caídos. El 3 de mayo de 2001, en un homenaje realizado en el Congreso de la Nación Argentina se entregaron diplomas a adeudos y sobrevivientes. Se declaró ese día al punto de hundimiento como lugar histórico nacional y tumba de guerra. Muchos actos y homenajes al buque y a los caídos son realizados por la acción de la Asociación Amigos del Crucero ARA Gral. Belgrano, que reúne a tripulantes y familiares de las distintas dotaciones que lo integraron en sus años de vida argentina y por hombres, mujeres e instituciones que se adhieren para mantener vivo el recuerdo del crucero. Hoy en día más de medio centenar de escuelas llevan el nombre del crucero General Belgrano.[17]

Monumentos

Decretos y leyes

Como homenaje por parte del gobierno argentino, el 21 de agosto de 1997 se promulgó la ordenanza municipal 51.481/97,[18]​ que establece que en todas las escuelas dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el día 2 de mayo de cada año, la bandera sea izada hasta la mitad del mástil.

El 26 de junio de 1998, bajo el decreto 745/98,[19]​ se declaró el día 2 de mayo como "Día Nacional del Crucero A R.A. General Belgrano" en recuerdo de todos los tripulantes que murieron como consecuencia del ataque sufrido por ese buque de la Armada Argentina, durante el conflicto bélico del Atlántico Sur librado entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982.

El día 18 de mayo de 2001 se promulgó la ley 586/01,[20]​ que declara el día 2 de mayo de cada año como "Día de los Tripulantes del Crucero A.R.A. General Belgrano". Esta ley incluye además en el calendario escolar la realización de actividades conmemorativas del hundimiento y dispone a todos los establecimientos educativos que la bandera permanezca izada a media asta en homenaje a los caídos.

Crimen de guerra o acción bélica

Punto de hundimiento del Belgrano.

Los documentos desclasificados[21]​ revelan que Margaret Thatcher buscó un gran golpe al torpedear el crucero argentino.

Se buscaba entonces un "blanco de oportunidad" por lo menos desde hacía tres días, con la intención de dar un gran golpe que abroquelara a los británicos detrás de su decisión y colocara a la defensiva a la dictadura argentina. Y así fue cuando el 30 de abril, la primera ministra británica recibió la noticia de que el submarino nuclear HMS Conqueror había localizado el Belgrano.

El 2 de mayo llegadas las 16.00 (hora en Argentina), Margaret Thatcher se reunía con su gabinete de guerra en la residencia campestre de Checkers, cercana a Londres. Fue durante esa reunión que se dio la orden al comandante del Conqueror de hundir el crucero.

El debate sobre la legitimidad del ataque comienza cuando un mapa de la época de la inteligencia norteamericana marca que la última posición del Belgrano fue a 30 millas náuticas al sudeste del cordón de seguridad (un perímetro de 200 millas alrededor de las Islas) trazado por Londres. Esta hipótesis, es desestimada aún hoy tanto por altos mandos de la Armada Argentina que por parte de la Royal Navy británica.

En 2005 Pedro Luis Galazi, segundo en jerarquía en el buque, en unas declaraciones hechas al periódico argentino "La Capital"[22]​ consideró legítima la acción del submarino HMS Conqueror. El segundo comandante del Crucero General Belgrano justificó virtualmente esa acción al señalar que se encontraban en guerra, y no tenía sentido decir que los británicos no debían atacar porque el buque argentino se hallaba fuera de la zona de exclusión, como sostienen quienes cuestionan la legitimidad del ataque. Explica además que ellos (la flota argentina) también podían entrar en combate. Revela que no poseían misiles, pero sí estaban acompañados por dos destructores y el Belgrano contaba con cañones de 20 km de alcance. Aclaró además que "la zona de exclusión" es un diagrama geográfico importante en situaciones de bloqueo, pero no en un conflicto de guerra.

Margaret Thatcher en su momento como primera ministra británica.

Por parte británica fue Sandy Woodward, el entonces jefe de la Fuerza de Tareas británica, quien aclaró que no podían permitir que un buque de guerra argentino se acercara a una zona de exclusión en forma arbitraria para que los atacara cómodamente desde allí.

Creó polémica en su momento en los medios argentinos también el hecho de que el capitán del submarino, al volver a base, izó la bandera pirata Jolly Roger.[23]​ Pero éste suceso fue rápidamente aclarado por las autoridades británicas al explicar que ésta bandera representa para la Royal Navy el símbolo histórico del hundimiento de buques enemigos.

En 1993 el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano fue denunciado por los familiares de las víctimas ante la Comisión Investigadora de las Violaciones a los Derechos Humanos, dependiente del Ministerio de Defensa de la República Argentina como un crimen de guerra innecesario. La Comisión Investigadora, con fallo dividido resolvió que la investigación del hundimiento del Crucero Belgrano no era el objeto de la investigación. Esta resolución causó una gran controversia por cuanto la resolución ministerial Nro. 220 del 2 de junio de 1993 es taxativa por cuanto dice así:

[...] destinada a investigar la posible existencia de actos violatorios a las normas vigentes en materia de derechos humanos, durante y después de los episodios bélicos acontecidos en Malvinas y Atlántico Sur a partir del 2 de abril de 1982.

La denuncia se basó en cuanto se describe en el Manual de San Remo sobre Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar, al cual se rigen los conflictos armados en el mar.[24]

El 2 de julio de 2000, siempre los familiares de los caídos, denunciaron a Thatcher por el hundimiento del Belgrano. La ex primer ministro del Reino Unido fue acusada de "homicidio calificado" ante el Tribunal Internacional de Derechos Humanos de Estrasburgo. La causa aún sigue abierta.

Notas

  1. Lista oficial de bajas del conflicto brindada por el CESCEM(Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas)
  2. Dato recabado en la reseña hecha en una sesión de la cámara de diputados de la Nación Argentina en 2006.
  3. Reseña hecha a partir de datos que se encuentran en el sitio web de la Armada Argentina:Acciones bélicas. Crucero General Belgrano, Estado Mayor General de la Armada, 2006.
  4. (Comandante) Héctor Bonzo (2002). El Belgrano vive (Documental). Argentina: Centro televisivo Marín. Escena en 5 minutos, 15 segundos. Consultado el 22 de febrero de 2007. «Se nos pidió un secreto total y absoluto con respecto a esta decisión, visto que el factor sorpresa sería prioritario en ésta maniobra...» .
  5. Bonzo, op. cit.
  6. Los detalles de la dotación están descritos en Bonzo, op. cit.
  7. En términos marinos, quiere decir seguir un rumbo paralelo a la costa
  8. El Belgrano vive, op. cit.
  9. Así declarado oficialmente por la Royal Navy, en Naval Units Involved. Falkland conflict.
  10. Así declarado por la Armada Argentina, web citada.
  11. La explosión fue tan fuerte que la tripulación del Piedra Buena que navegaba a distancia creyó que su buque había sido alcanzado por un torpedo.
  12. Los MK-8 llevaban una cabeza con una mayor cantidad de explosivos (340 Kg) que los MK24 (150 Kg), necesaria para destruir los bien protegidos costados del Belgrano
  13. Allí se encontraban precisamente los dos cocineros, únicos civiles presentes en el barco y los primeros en morir.
  14. El poncho es un trozo rectangular de tela pesada y gruesa, en cuyo centro tiene un agujero para la cabeza, la tela se deja caer sobre el cuerpo, disponiendo los extremos para que sea posible mover con facilidad los brazos.
  15. Declarado en una sesión de la cámara de diputados de la Nación Argentina en 2006.
  16. Las declaraciones están recogidas en El Belgrano vive, op. cit.
  17. Lista de escuelas que llevan el nombre del crucero o alguno de sus caídos, en la web de la Asociación Amigos del crucero ARA General Belgrano.
  18. Ordenanza municipal 51.481/97
  19. Decreto 745/98
  20. Ley 586/01
  21. Hugo Alconada Mon El "blanco de oportunidad" de Thatcher, La Nación, 2 de Mayo de 2007.
  22. Entrevista a Pedro Luis Galazi: Ex comandante del General Belgrano justifica el hundimiento del crucero, La Capital, 16 de octubre de 2005.
  23. Bandera negra con una calavera y dos tibias cruzadas
  24. Manual de San Remo sobre Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar, tomado de Derecho Internacional relativo a la conducción de las hostilidades, CICR, 1996.

Bibliografía

  • Gavson, Arthur (1984). El hundimiento del Belgrano. Buenos Aires: Emecé Editores. ISBN 950-04-0332-3. 
  • Bonzo, Héctor (1992). 1093 Tripulantes del Crucero ARA General Belgrano. Buenos Aires: IPN Editores. ISBN 987-96232-0-7. 
  • Tondini, Bruno (2007). Malvinas. Historia, aspectos jurídicos y económicos. La Plata: Elortiba. ISBN 978-84-690-6590-7. 
  • Mayorga, Horacio (1998). No vencidos. Buenos Aires: Planeta. ISBN 978-950-742-976-7. 

Enlaces externos