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Diferencia entre revisiones de «Real Academia Española»

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== Véase también ==
Pedooo!!

* [[Idioma español]]
* [[Corpus diacrónico del español|Corpus Diacrónico del Español]]
* [[Asociación de Academias de la Lengua Española]]
* [[Instituto Cervantes]]
* [[Antonio de Nebrija]]
* [[Dominio público]]


== Enlaces externos ==
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Revisión del 15:12 18 may 2010

Sede de la Real Academia Española en la calle Felipe IV, 4, en el barrio madrileño de Los Jerónimos. El edificio, realizado ex profeso para albergar a la Academia, fue inaugurado el 1 de abril de 1894 con asistencia de Alfonso XIII y de su madre, la Reina Regente, María Cristina de Habsburgo-Lorena.

La Real Academia Española (RAE) es un organismo que se dedica a la elaboración de reglas normativas para el idioma español y a trabajar por la unidad del idioma español en todos los territorios en los que se habla, en coordinación con las restantes 21 Academias nacionales. Estas normas se ven plasmadas en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) y recogen tanto gramática como ortografía.

El propósito de este diccionario es garantizar una norma lingüística común.[1]​ Se trata de una institución cultural española fundada en 1713 por un grupo de ilustrados que, reunidos en torno a Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, concibieron la idea de crear una academia dedicada, como la Academia Francesa, a trabajar al servicio del idioma nacional. El rey Felipe V aprobó al año siguiente la constitución de la Academia Española y la colocó bajo su “amparo y real protección”.

Su sede está en Madrid (España), pero tiene filiaciones con las academias nacionales de los 21 países hispanohablantes. Todas juntas forman la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Los dos edificios en donde desempeña sus funciones la RAE son la sede principal, inaugurada en 1894, en la calle Felipe IV, 4, en el barrio de Los Jerónimos, y el Centro de Estudios de la Real Academia Española, en la calle Serrano 187-189, en 2007.

Portada de la primera edición de Fundación y estatutos de la Real Academia Española (1715).

Denominación

Es a menudo denominada de forma imprecisa como Real Academia de la Lengua, Real Academia de la Lengua Española o Real Academia Española de la Lengua, pese a que la forma oficial y apropiada es "Real Academia Española", tal y como consta en sus propios estatutos.[2]​ Esta confusión se debe probablemente a la existencia de otras Reales Academias de distintas materias, como la de Ciencias, en cuyo nombre aparece y se especifica qué tipo de actividad tiene, y, quizá por una simple asociación de ideas, se razone popularmente que la Real Academia Española es de la Lengua.

Historia

Miembros fundadores[3]
Juan de Ferreras y García
Gabriel Álvarez de Toledo
Andrés González de Barcia
Juan Interián de Ayala
Bartolomé de Alcázar
José Casani
Antonio Dongo Barnuevo
Francisco Pizarro
José de Solís Gante y Sarmiento
Vincencio Squarzafigo Centurión

Fundación

La Real Academia Española fue fundada en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, con el propósito de «fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza».[4]

El objetivo era fijar el idioma en el estado de plenitud que había alcanzado durante el siglo XVI y que se había consolidado en el XVII. Se tomaron como modelo para su creación la Accademia della Crusca italiana (1582) y la Academia francesa (1635). Su creación, con 24 sillones, fue aprobada el 3 de octubre de 1714 por Real Cédula de Felipe V, quien la acogió bajo su «amparo y Real Protección». Esto significaba que los académicos gozaban de las preeminencias y exenciones concedidas a la servidumbre de la Casa Real.[4][5]

Lema

Ilustración con el lema de la Academia (edición de 1822).

En la conciencia, según la visión de la época, de que la lengua española había llegado a un momento de perfección suma, fue propósito de la Real Academia «fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza». Se representó tal finalidad con un emblema formado por un crisol puesto al fuego, con la leyenda Limpia, fija y da esplendor. Nació, por tanto, la institución como un centro de trabajo eficaz, según decían los fundadores, «al servicio del honor de la nación».

El lema, tan al gusto nobiliario de quienes la fundaron, surgió de un «concursillo» de ideas entre los propios fundadores. Aunque los humores irreverentes y jocosos no dejan de afirmar que más parece el lema de un detergente.[5]

Esta vocación de utilidad colectiva se convirtió en la principal seña de identidad de la Academia Española, diferenciándola de otras academias que habían proliferado en los siglos de oro y que estaban concebidas como meras tertulias literarias de carácter ocasional.

Afianzamiento

Fachada del antiguo Palacio del Marqués de Villena, primer lugar de reunión de la Real Academia.

Desde muy pronto vio la Academia reconocida su autoridad en materia lingüística sobreviviendo a los más difíciles avatares históricos; ante todo, porque responde a una necesidad permanente, como es la de regular una lengua de tan amplia extensión como la española; también, porque ha servido a esta necesidad al margen de ideologías políticas; y, sin duda, porque ha ido adaptando su funcionamiento a los tiempos que le ha tocado vivir aunque sin renunciar nunca a lo valioso de la tradición.

En 1723 se le concedieron 60.000 reales anuales para sus publicaciones. Fernando VI le permitió publicar sus obras y las de sus miembros sin censura previa.

En 1784, María Isidra de Guzmán y de la Cerda, primera mujer doctora por la Universidad de Alcalá, fue admitida como académica honoraria y, aunque pronunció su discurso de agradecimiento, no volvió a comparecer más. Fue probablemente la primera mujer académica del mundo, y no volvió a haber otra fémina hasta la elección como académica de número de Carmen Conde en 1978.

En 1848 la Academia reformó su organización por medio de unos nuevos estatutos, aprobados por Real Decreto. Sucesivos reales decretos (1859, 1977, 1993) aprobaron nuevas reformas.

Las Academias nacionales

Tras la independencia de los países americanos, la Real Academia Española promovió el nacimiento de academias correspondientes en cada una de las jóvenes repúblicas hispanoamericanas. Esta decisión no estuvo motivada por un interés político, sino por la consideración de que los ciudadanos de todas esas naciones tienen por patria común una misma lengua y comparten el patrimonio de una misma literatura. Desde 1870 se establecieron en América diecinueve academias hispanoamericanas correspondientes de la lengua española. A ellas se añadieron la Academia Filipina de la Lengua Española y la Academia Norteamericana de la Lengua Española, que tienen actualmente igual rango y condiciones que la RAE. Estas veintiuna academias constituyen con la Real Academia Española la Asociación de Academias de la Lengua Española, fundada en 1951 en el marco del I Congreso de Academias celebrado en México.

La Asociación es el órgano de colaboración de todas ellas en la promoción de una política lingüística panhispánica. Esta política, plasmada en numerosos proyectos de trabajo conjunto, fue galardonada en el año 2000 con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, concedido a la Real Academia Española, junto con la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Una nueva visión

El 20 de octubre de 1993 se constituyó la Fundación Pro Real Academia Española, entidad que tiene como finalidad atraer recursos económicos para la financiación de las actividades e iniciativas de la Academia. Está regida por un patronato, cuya presidencia de honor corresponde al rey de España, Juan Carlos I, la presidencia al gobernador del Banco de España y la vicepresidencia al director de la Real Academia Española. Las vocalías corresponden a otros académicos, presidentes de las comunidades autónomas y de empresas privadas, como socios fundadores.

En los nuevos estatutos aprobados en 1993, se consideró necesario supeditar el antiguo lema fundacional -Limpia, fija y da esplendor- al objetivo superior de trabajar al servicio de la unidad del idioma. El artículo primero establece, en tal sentido, que la Academia “tiene como misión principal velar porque los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico”.

De esta forma quedaba sancionado un compromiso que la Academia había asumido ya desde el siglo XIX.

Facsímil de una página de la primera edición de los estatutos de la RAE (1715).

La Fundación está abierta a la participación de particulares mediante la correspondiente cuota económica, miembros benefactores, y entre las actividades subvencionadas se encuentran la realización del banco de datos, el Diccionario del estudiante, el Diccionario panhispánico de dudas y otras obras en proyecto o desarrollo como la Gramática normativa.

Funciones

El artículo primero de los estatutos de la RAE dice:

«[...] tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la Lengua Española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico. Debe cuidar igualmente de que esta evolución conserve el genio propio de la lengua, tal como ha ido consolidándose con el correr de los siglos, así como de establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección, y de contribuir a su esplendor. Para alcanzar dichos fines, estudiará e impulsará los estudios sobre la historia y sobre el presente del español, divulgará los escritos literarios, especialmente clásicos, y no literarios, que juzgue importantes para el conocimiento de tales cuestiones, y procurará mantener vivo el recuerdo de quienes, en España o en América, han cultivado con gloria nuestra lengua. Como miembro de la Asociación de Academias de la Lengua Española, mantendrá especial relación con las Academias Correspondientes y Asociadas.»

La RAE es considerada frecuentemente como una organización conservadora, pues entre sus metas está la preservación de la lengua española. Sin embargo se caracteriza asimismo por ejercer una influencia progresista, al esforzarse en mantener el lenguaje formal en sintonía con la actualidad. Un ejemplo de esto último ocurrió en 1994 cuando dictaminó que las consonantes ch y ll serían alfabetizadas junto con la c y la l y no como letras independientes, como en el pasado. La RAE sigue un proceso formal para la admisión de nuevas palabras.

Organización y funcionamiento

Según sus estatutos, la RAE está compuesta por:

  • Académicos de número (46 en total).
  • Académicos correspondientes españoles (hasta un máximo de 60).
  • Académicos correspondientes extranjeros.
  • Académicos de número de las academias americanas (que por derecho son académicos correspondientes).
  • Académicos honorarios.

Una junta de gobierno rige la Academia y supervisa todos los asuntos relativos a su buena operación, tanto en lo relacionado con su funcionamiento interno como con sus relaciones con los organismos del estado, y las demás Academias. Esta junta la preside el director de la Academia y está constituida por el vicedirector, el secretario, el censor, el bibliotecario, el tesorero, el vicesecretario y dos vocales adjuntos. Todos estos cargos son electivos y, a excepción de los vocales, que se eligen cada dos años, pueden ejercerse durante cuatro años, prorrogables sólo una vez.

La Academia funciona en Pleno y en Comisiones que se reúnen semanalmente. Las Comisiones tienen la misión de elaborar las propuestas que posteriormente examinará el Pleno para decidir sobre su aprobación. En la actualidad existen las siguientes comisiones: Delegada del Pleno, de Diccionario usual, de Diccionario histórico, de Gramática, de Información lingüística, de Vocabulario científico y técnico, de Ciencias humanas, de Publicaciones y de Premios. Además, existe una Comisión encargada de la conservación de la casa del Museo de Lope de Vega.

El Pleno, formado por todos los académicos, se reúne durante el curso académico los jueves por la tarde. Una vez aprobada las actas de la sesión anterior y de debatir cualquier tema general, los asistentes presentan enmiendas y adiciones al Diccionario. Acto seguido se examinan las propuestas formuladas por las diversas Comisiones. Las resoluciones, en el caso de que se produzca disparidad de criterio, se adoptan mediante votación.

Al servicio de los trabajos que la Academia desarrolla en Pleno o en Comisiones, funciona el Instituto de Lexicografía, integrado por filólogos y lexicógrafos que realizan las tareas de apoyo para la elaboración de los diccionarios académicos

Académicos de número

Los miembros de la Academia son elegidos de por vida por el resto de los académicos y se les conoce como Inmortales (quizá por influencia del uso del mismo apelativo en Francia para los académicos galos). Cada académico tiene un sillón asignado a su persona, y distinguido con una letra del alfabeto (tanto mayúsculas, como minúsculas). Los académicos de número son, por orden de ingreso:


(Sillón) nombre del académico (fecha de ingreso en la RAE)


Académicos electos que todavía no han tomado posesión de su asiento


Asientos vacantes tras fallecer su anterior ocupante


Algunos académicos destacados del pasado


El único Premio Nobel de Literatura español que no ingresó como académico en la RAE fue Juan Ramón Jiménez (obtuvo el galardón en 1956).

Publicaciones de la RAE

Obras publicadas en la actualidad

Publicaciones conjuntas de la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española:

  • En 2006 se publicó el Diccionario esencial de la lengua española, obra resumida que hace de puente entre la 22ª y la 23ª edición.
  • Ortografía de la lengua española (1ª edición: 1741, última edición: 1999). Esta última es la primera ortografía panhispánica y reemplaza a las Nuevas normas de prosodia y ortografía de 1959.  La primera edición de esta obra se encuentra en el dominio público.
  • Nueva gramática de la lengua española (1ª edición: 1771, última edición: 2009). Esta última es la primera gramática panhispánica y reemplaza a la anterior Gramática de la lengua española (1931) y al Esbozo de una Nueva gramática de la lengua española (1973).  La primera edición de esta obra se encuentra en el dominio público.
  • La Nueva gramática de la lengua española se publicará en 3 versiones diferentes: la Edición completa, 4.000 páginas en dos volúmenes, dedicados a la morfología y la sintaxis (ya publicado), más un tercer tomo de fonética y fonología y un DVD (aparecerá durante 2010); la edición Manual en un solo volumen de 1.000 páginas (ya publicado), y la Gramática básica, un volumen en formato bolsillo de 250 páginas destinado a uso escolar (se publicará a fines del 2010).[6]
  • La RAE ha publicado también otras dos obras no institucionales: Gramática de la lengua española (de Emilio Alarcos Llorach, 1994) y Gramática descriptiva de la lengua española (3 vols., dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte, 1999).
  • Diccionario panhispánico de dudas (1ª edición: 2005). Resuelve las dudas relacionadas con el uso del idioma español.
  • Diccionario del estudiante (1ª edición: 2005). Sustituye al Diccionario escolar de la RAE (1996).
  • Diccionario práctico del estudiante (1ª edición: 2007). Adaptación para Hispanoamérica del Diccionario del estudiante. Obra a la venta sólo en el continente americano.

Proyectos actuales

  • Diccionario académico de americanismos. En fase de desarrollo. Prevista su publicación en 2010. Esta obra será un complemento del Diccionario de la lengua española.
  • Nuevo diccionario histórico de la lengua española. En fase de desarrollo. Sustituirá al Diccionario histórico de la lengua española (primer volumen de 1933, incompleto) y utilizará como base el Nuevo tesoro lexicográfico del español y el Diccionario de autoridades.

Otras publicaciones

  • Diccionario de autoridades (título original Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o motivos de hablar, los proverbios o refranes y otras cosas convenientes del uso de la lengua, 6 vols., 1726-1739).  La primera edición de esta obra se encuentra en el dominio público.
  • Nuevo tesoro lexicográfico del español (11 vols., 2007), de Lidio Nieto y Manuel Alvar Ezquerra, con el patrocinio de la RAE. Obra que refleja la historia de las palabras a través de todos los diccionarios, glosarios y repertorios desde el siglo XIV hasta 1726, fecha en que se publica el Diccionario de autoridades de la RAE y comienzo de la lexicografía actual.
  • Léxico hispánico primitivo. Siglos VIII - XII (primer volumen: 1976, incompleto). Glosario del primitivo léxico iberorrománico. Realizado por Ramón Menéndez Pidal y Rafael Lapesa.
  • Diccionario manual e ilustrado de la lengua española (1ª edición: 1927, 4ª edición: 1989).
  • Boletín de la Real Academia Española (desde 1914).

Ediciones conmemorativas

Referencias

  1. Según establece el artículo primero de los estatutos de la RAE, su función principal es «velar porque los cambios que experimente españa en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico».
  2. Estatutos de la RAE
  3. Diccionario de autoridades :Tomo I, pág. 16.
  4. a b Orígenes y fines de la RAE.
  5. a b Historia de la RAE.
  6. «La Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española presentan la Nueva gramática de la lengua española.». Real Academia Española. 2010. 

Véase también

Enlaces externos