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Expedición Libertadora al Paraguay
Guerra de Independencia de la Argentina
Parte de guerras de independencia hispanoamericanas
Fecha septiembre de 1810 - marzo de 1811
Lugar Intendencia del Paraguay
Resultado Triunfo realista y retirada de Belgrano después de un armisticio
Beligerantes
Provincias Unidas del Río de la Plata Ejército Realista del Paraguay
Comandantes
Manuel Belgrano Bernardo de Velasco
Fuerzas en combate
660 hombres y fuerzas auxiliares 6.000 a 7.000 milicianos

Plantilla:Ficha de campaña La Expedición Libertadora[1]​ al Paraguay fue una campaña militar emprendida por la Junta de Gobierno de Buenos Aires entre septiembre de 1810 y marzo de 1811, con el fin de instalar en la Intendencia del Paraguay un gobierno bajo su autoridad. La expedición formó parte de la Guerra de Independencia de la Argentina y si bien fracasó militarmente, sirvió como antecedente para la formación de un gobierno revolucionario en Asunción pocos meses después, debido a la interacción de Manuel Belgrano con comandantes paraguayos.

Antecedentes

A raíz de la delicada situación en España, que luchaba contra las tropas de Napoleón Bonaparte, en Buenos Aires se formó el 25 de mayo de 1810 una Junta de Gobierno que depuso al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, hecho conocido como Revolución de Mayo. La Junta proclamaba que aspiraba a gobernar el Virreinato del Río de la Plata hasta que el rey Fernando VII fuera restituido en el trono. Con ese motivo, la Junta el 27 de mayo y el Cabildo de Buenos Aires el 29 de mayo, dirigieron comunicaciones a las demás ciudades y villas del virreinato expresando sus motivos para asumir el gobierno y solicitando el reconocimiento de su superioridad, además del envío de un diputado para la formación de un gobierno representativo.

Las comunicaciones fueron llevadas a Asunción, capital de la Intendencia del Paraguay, por el coronel del Regimiento N° 2 de Voluntarios de Caballería del Paraguay (o de Costa Abajo), José de Espínola y Peña, quien no gozaba de popularidad en el Paraguay, y se hallaba en Buenos Aires gestionando su reposición como subdelegado. Espínola llevaba el nombramiento secreto como comandante general del Paraguay, que debía hacer valer si lograba adhesión. Si Espínola ejercía como comandante de armas, el gobernador Bernardo de Velasco y Huidobro dejaría de tener atribuciones tales como las de movilizar a las milicias.[2]​ Cuando llegó a la Villa de Pilar, pueblo en el que había participado de su fundación, instó al cabildo a reconocer a la Junta y expidió cédulas de convocatoria de milicias, causando alarma entre los pobladores. Luego viajó a Asunción, en donde entregó al gobernador intendente los pliegos que llevaba, excepto el de su nombramiento como comandante general del armas, pero se lo confió a un confidente que lo denunció a Velasco. En conocimiento de que iba a ser removido, Velasco ordenó a Espínola que se dirigiera a Villa Real de la Concepción, en donde pensaba confinarlo, pero éste escapó hacia el sur. El 10 de junio salió un piquete de 12 soldados en su persecución, luego de pasar por Villeta, cruzó el río Paraguay hacia la misión de Timbó en el Gran Chaco. Los perseguidores recibieron refuerzos del comandante de armas de Ñeembucú, cruzaron el río y se enfrentaron a Espínola, quien mató a uno e hirió a dos, logrando escapar.

En Asunción el gobernador pidió parecer al Cabildo y ambos respondieron a Buenos Aires el 17 de julio, que habían decidido realizar una asamblea de toda la provincia el 24 de julio de 1810 para resolver sobre la cuestión. Un congreso de 225 funcionarios y vecinos de toda la provincia resolvió no adherir al movimiento revolucionario porteño y jurar obediencia al Consejo de Regencia de Cádiz. Sin embargo, los paraguayos decidieron mantener relaciones amistosas con la Junta a la espera de una definición del rey, lo que fue comunicado a Buenos Aires el 27 de julio.

El 18 de julio el Cabildo de Asunción reiteró a Buenos Aires su negativa a reconocer la superioridad de la Junta, por lo que al recibir ésta la respuesta, cortó las comunicaciones con el Paraguay e incentivó la actuación de grupos paraguayos favorables a la revolución.

El gobernador Velasco ordenó un alistamiento general el 30 de julio de 1810 y entró en relaciones con los portugueses. En septiembre detuvo a varios ciudadanos del partido revolucionario, confinándolos en el Fuerte Borbón, además realizó una requisa de armas en los partidos de Santiago y Candelaria en las Misiones, ocupó la guardia correntina de Curupayty, puso milicias en los pasos del río Paraná y envió una expedición naval a Corrientes para franquear el paso a buques detenidos allí.

Mapa de la región litoraleña del Virreinato del Río de la Plata, mostrando la ubicación de las principales ciudades enfrentadas y el avance del ejército de Belgrano hacia la Intendencia del Paraguay.

Nombramiento de Belgrano

Al retornar a Buenos Aires José Espínola, quien murió el 8 de septiembre, expresó que bastaría una pequeña fuerza de 200 hombres para remover al gobierno realista de Asunción. El 19 de agosto la Junta decidió cortar toda comunicación con el Paraguay y enviar una pequeña expedición armada, que creía sería suficiente para auxiliar a los patriotas asuncenos que supuestamente anhelaban en su mayoría adherir al movimiento revolucionario. Se formó un improvisado ejército y se destinó al abogado Manuel Belgrano, uno de los vocales, para comandarlo.

La Junta puso las miras en mí, para mandarme con la espedicion auxiliadora como representante y general en gefe de ella: admití porque no se creyese que repugnaba los riesgos, que solo quería disfrutar de la capital, y también porque entreveía una semilla de desunión entre los Vocales mismos, que yo no podía atajar, y deseaba hallarme en un servicio activo, sin embargo de que mis conocimientos militares eran muy cortos pues también me habia persuadido que el partido de la revolución, seria grande, muy en ello, de que los Americanos al solo oir libertad, aspirarían á conseguirla.
Memorias de Belgrano

El 4 de septiembre de 1810 Belgrano fue designado comandante en jefe de las fuerzas destinadas a operar en la Banda Oriental, con poder sobre Santa Fe y Entre Ríos (recibió en octubre el grado de coronel), pero enfermó y no se concretó:

(...) pase a la Banda Oriental al frente del cuerpo de caballería de la Patria, y engrosando la fuerza con las milicias provinciales de aquellos partidos y demás reclutas que considerase conveniente levantar proteja a los pueblos, persiga los invasores y ponga el territorio en la obediencia y tranquilidad que la seducción y violencias de Montevideo han perturbado.

Aún convaleciente, el 22 de septiembre recibió instrucciones en las cuales se le extendía su autoridad a las jurisdicciones de Corrientes, Misiones y Paraguay, ordenándosele que dirigiera sus operaciones hacia esta última provincia. Belgrano fue puesto al mando de lo que entonces se denominó Ejército del Norte, aunque luego esta denominación fue dada al que operaba en el Alto Perú.

Habiendo llegado la noticia de la Junta que el Gobernador del Paraguay marcha con fuerzas contra los pueblos de Misiones, que reconocen a esta capital, lo atacará dispersando toda la gente reunida bajo sus órdenes, pasando al Paraguay y poniendo la provincia en completo arreglo, removiendo al Cabildo y funcionarios públicos, y colocando hombres de entera confianza en los empleos se volverá a pacificar el resto de la Banda Oriental.

Formación del ejército expedicionario

En San Nicolás de los Arroyos

El 23 de septiembre se reunió en San Nicolás de los Arroyos una fuerza de 200 hombres de 3 compañías de infantería de la guarnición de Buenos Aires, pertenecientes a: Regimiento de Infantería N° 3 Arribeños, pardos del Regimiento de Pardos y Morenos y al Regimiento de Granaderos de Fernando VII.[3]​ Al mando de estas tropas se hallaba Juan Ramón Balcarce.

Otra fuerza de 160 hombres estaba reunida en San Nicolás de los Arroyos, de los cuales 60 eran veteranos del Regimiento de Caballería de la Patria creado días antes (ex Blandengues de la Frontera de Buenos Aires) y el resto unos 100 milicianos de los partidos de la zona que se agregaban al nuevo regimiento.[4]​ Al frente del regimiento se hallaban el coronel Nicolás Olavarría y el sargento mayor José Ildefonso Machaín, pero el primero no se incorporó a la expedición.

Manuel Belgrano, jefe de la Expedición Libertadora al Paraguay.

El 27 de septiembre salió de Buenos Aires hacia San Nicolás de los Arroyos un piquete del Batallón Real de Artillería Volante, compuesto por el capitán José Ramón de Elorga, 2 sargentos y 20 soldados, con 2 cañones de a 2 y 4 cañones de a 4, siendo la dotación total de 120 tiros.

El 26 de septiembre Belgrano salió de Buenos Aires para reunirse con las tropas, llegando a San Nicolás de los Arroyos el día 28. Ese día nombró comandante del pueblo a Miguel Herrero y al día siguiente le encargó que remitiera a Buenos Aires a 2 de los 4 cañones de a 2 que tenía el ex Cuerpo de Blandengues, explicando que: para mi serían inútiles, pues solo entorpecerían mi marcha. El 29 de septiembre las tropas partieron siguiendo el curso del río Paraná, llegando a Santa Fe el 2 de octubre, en donde Belgrano se alojó en el Convento de Santo Domingo.[5]

En Santa Fe

Belgrano nombró a Machaín mayor general y agregó al Regimiento de Caballería de la Patria a la Compañía de Blandengues de Santa Fe que se hallaba al mando del capitán Francisco Aldao, compuesta por 40 soldados y 60 reclutas. Además ordenó que se formara una segunda compañía con otros 100 hombres al mando del capitán Agustín Martín Dacosta, para quedar en Santa Fe.[6]

En La Bajada

El ejército comenzó a cruzar el río Paraná el 8 de octubre, llegando Belgrano a La Bajada (actual ciudad de Paraná) el día 10, en donde fue recibido con aplausos. El 19 de octubre Belgrano nombró a José Miguel Díaz Vélez comandante militar de los partidos de Entre Ríos, los que por orden de la Junta habían vuelto a depender de la Tenencia de Gobierno de Santa Fe el 5 de septiembre. Díaz Vélez se dedicó a reclutar milicias y el ejército se reforzó con las 3 compañías del Escuadrón de Milicias Patrióticas de Caballería del Paraná, que Belgrano creó al mando del teniente coronel Francisco Antonio de la Torre y Vera (el 2 de noviembre Belgrano comunicó a la Junta la creación del escuadrón). La función de esta milicia era cuidar las carretas y caballos y tirar la artillería.

Luego de recibir noticias, la Junta estimó que la campaña del Paraguay sería más seria de lo que se había pensado, puso a disposición de Belgrano las milicias de Misiones que el gobernador Tomás de Rocamora tenía en Yapeyú y le envió a La Bajada el 16 de octubre 200 patricios (regimientos N° 1 y 2) de Buenos Aires al mando del teniente coronel Gregorio Perdriel.

En La Bajada se instaló un campamento para instruir a las tropas, se recibieron víveres y el donativo de 750 caballos hecho por el pueblo. El 20 de octubre Belgrano comunicó a la Junta el estado del ejército expedicionario, al que organizó en cuatro divisiones, distribuyéndose los cañones entre ellas:

  • Plana Mayor:
    • Sargento Mayor: José Machaín
    • Ayudantes: Francisco Sáenz y Gabriel Meléndez
    • Comisario: Miguel Garmendia
    • Capellán: inicialmente José Lanchano, pero Belgrano lo reemplazó el 11 de octubre por Juan José Arboleya (o Arvolella)
    • Cirujanos: Juan Frubé (o Froure) y Mariano Vico
  • 1° División, bandera roja: al mando del mayor José Machaín, comandante interino Celestino Vidal, ayudantes generales: José Espínola (hijo) y Ramón Espínola. Compañía de Granaderos de Fernando VII, 1°, 4° y 6° compañías del Regimiento de Caballería de la Patria, 30 hombres de la Compañía de Blandengues de Santa Fe, 2 cañones y un tercio de las municiones del parque conducidas en 8 carretillas.
  • 2° División, bandera azul: al mando inicial de Gregorio Perdriel, comandante interino José Ramón Elorga (de artillería), ayudante general: Pedro Aldecoa. Compañía de Pardos, 2°, 5° y 8° compañías del Regimiento de Caballería de la Patria, 30 hombres de la Compañía de Blandengues de Santa Fe, 2 cañones y un tercio de las municiones del parque conducidas en 8 carretillas. A los pocos días de salir de La Bajada, se le separó la 4° División, quedando la 2° al mando de Belgrano y pasando Perdriel a comandar la 4°.
  • 3° División, bandera amarilla: salió de La Bajada al mando directo de Belgrano, quedando al mando del capitán graduado de teniente coronel Saturnino Saraza cuando Belgrano pasaba imprevistamente de una división a otra sin aviso a los jefes. Al separarse la cuarta división quedó al mando de Saraza, comandante interino Manuel Campo, ayudante general: Manuel Artigas. Compañía de Nogoyá, 9° Compañía del Regimiento de Caballería de la Patria, 30 hombres de la Compañía de Blandengues de Santa Fe, 2 cañones y un tercio de las municiones del parque conducidas en 2 carretillas.[7]
  • 4° División: no llevaba cargas. La formaban los 200 hombres de los regimientos N° 1 y 2 de Infantería Patricios que llegaron el 2 de noviembre y un piquete de 25 a 30 milicianos de La Bajada. A los pocos días de marcha la división quedó separada del resto del ejército marchando al mando del teniente coronel Gregorio Perdriel hasta reunirse de nuevo en Curuzú Cuatiá.

Entre los paraguayos que acompañaban a Belgrano se encontraban los hijos del ya fallecido Espínola, José y Ramón, edecanes de Belgrano; el intendente de ejército José Alberto de Cálcena y Echevarría (incorporado en Curuzú Cuatiá, ya que Belgrano lo pidió a la Junta el 4 de octubre por la influencia que podía tener en el Paraguay); y el mayor general de la expedición, José Ildefonso Machaín.

Avance por Entre Ríos

Desde La Bajada, a fines de octubre se inició la marcha por el interior de la Mesopotamia evitando particularmente las costas del río Uruguay, pues la ciudad de Montevideo tampoco había adherido a la Junta y poseía una flota de guerra que dominaba los ríos interiores. Belgrano envió a Díaz Vélez como comandante a Concepción del Uruguay junto con una compañía de 45 soldados del Regimiento de Caballería de la Patria, al mando del capitán Diego González Balcarce.

El 6 de noviembre de 1810 una escuadrilla con 300 soldados realistas al mando del capitán de navío Juan Ángel de Michelena ocupó la villa de Concepción del Uruguay, amenazando las comunicaciones de Belgrano con Buenos Aires, sin embargo, la Junta ordenó que se mantuviera el plan inicial. Los portugueses, en tanto, situaban un ejército de observación con 1.200 hombres en Ibirapuitá, en las Misiones Orientales.

Partiendo de La Bajada a intervalos de 24 horas cada división, los expedicionarios cruzaron el arroyo Las Conchas, descansaron en la Estancia de la Torre y luego atravesaron el arroyo Antonio Tomás, deteniéndose en la Estancia Las Vizcacheras, al este de Santa Elena. Pasaron luego el arroyo Feliciano, descansando en el Puesto las Estacas de la estancia perteneciente a Gregoria Pérez, quien es conocida como la primera patricia argentina, ya que puso a disposición de Belgrano las haciendas, casas y criados, que poseía en su estancia:

Pongo á la orden y disposición de V. E. mis haciendas, casas y criados, desde el rio Feliciano hasta el puesto de las Estacas en cuyo trecho es V. E. dueño de mis cortos bienes, para que con ellos pueda auxiliar al Ejercito de su mando, sin interés alguno.

Siguieron luego las estancias: El Sauce, Las Vizcachas (hoy El Rosario), La Mula (en donde desertaron 2 soldados que luego fueron fusilados en Curuzú Cuatiá), el puesto de la Laguna, estancia de Muñoz, pasando luego por las puntas del arroyo Basualdo a la actual Provincia de Corrientes.[8]

En la Capilla de Alcaraz supo Belgrano lo sucedido en Concepción del Uruguay y ordenó a González Balcarce que se le reuniese con los blandengues, lo que ocurrió durante la marcha. Desde allí reiteró su solicitud a la Junta para atacar a las fuerzas de Michelena, pero en Curuzú Cuatiá recibió nuevamente la negativa.

En Curuzú Cuatiá y avance hasta el río Paraná

El 8 de noviembre Belgrano comunicó a la Junta su llegada a Curuzú Cuatiá, llegando dos días después la 4° división. Allí Belgrano hizo fusilar a los dos desertores atrapados del Regimiento de Caballería de la Patria. Belgrano reunió los pobladores dispersos y delineó el pueblo de Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatiá, le fijó su jurisdicción territorial laudando en la disputa que el Cabildo de Corrientes tenía con el de Yapeyú, y el 16 de noviembre ordenó por carta la formalización del pueblo misionero de Mandisoví, otorgándole ejido y una amplia jurisdicción territorial en el noreste de Entre Ríos y extremo sur de Corrientes.

A fines de noviembre el ejército comenzó a moverse desde el campamento de Curuzú Cuatiá por la región del Pay Ubre, marchando las 4 divisiones juntas. El cruce del río Corrientes les insumió tres días por el paso de Caaguazú, cruzando el 20 de noviembre la 1° división. El paso debió hacerse en dos canoas allí encontradas y en pelotas de cuero, aunque la mayoría de los soldados cruzó a nado, ahogándose 2 de ellos. El día 25 pasaron por el pueblo de Yaguareté Corá (hoy llamado Concepción). Desde la Ciudad de Corrientes el teniente de gobernador Elías Galván envió 800 cabezas de ganado al ejército y prometió caballos que no se recibieron.

En Asunción el gobernador Velasco tuvo noticias de la movilización de fuerzas de Buenos Aires y ordenó que se movilizaran milicias a los pasos del río Paraná.

Belgrano dio órdenes para confundir a los realistas paraguayos acerca de la dirección de su avance y del lugar por donde cruzaría el Paraná. Para esto, ordenó el 20 de noviembre desde Curuzú Cuatiá a Galván que 300 milicianos correntinos se situaran en Paso del Rey (actual Paso de la Patria).

Acciones en la ribera del Paraná

Venciendo las dificultades del terreno, la falta de caballadas y especialmente las contínuas lluvias, el 4 de diciembre de 1810 el ejército llegó a San Gerónimo sobre el río Paraná, frente a la isla Apipé Grande, desde donde Belgrano emitió una proclama a los pueblos de Misiones:

La Exma. Junta Gubernativa á nombre de S. M. el Sr. D. Fernando VIl me manda a restituiros a vuestros derechos de libertad, propiedad y seguridad de que habéis estado privados por tantas generaciones, sirviendo como esclavos á los que han tratado únicamente de enriquecerse á costa dé vuestros sudores, y aun de vuestra propia sangre.[9]

La idea de cruzar el río Paraná por el paso de Ibirricury hacia la isla Apipé Grande para dirigirse hacia San Cosme y Damián fue abandonada por falta de embarcaciones, ya que se encontró solo una canoa. Desde allí dirigió un oficio al gobernador Velasco, al Cabildo y al obispo, pidiéndoles un acuerdo para evitar el derramamiento de sangre, invitándolos al sometimiento a la Junta y el envío de un diputado:

Traigo conmigo la persuacion y la fuerza, y no puedo dudar que V. S. admita la primera, escudando la efusión de sangre entre hermanos, hijos de un mismo suelo, y vasallos de un mismo Rey. No se persuada V. S. que esto sea temor: mis tropas son superiores a las V. S. en entusiasmo, porque defienden la causa de la Patria y del Rey, bajo los principios de la sana razón, y las de V. S. solo defienden su persona.

El capitán de dragones Ignacio Warnes, secretario de Belgrano, llevó el parlamento por el Paso del Rey, pero fue apresado por el capitán Fulgencio Yegros, jefe de un destacamento realista apostado en la margen opuesta del río y remitido engrillado a Asunción vía Ñeembucú, desde donde fue enviado a Montevideo.

Belgrano se dirigió al paso de Caraguatá para apoderarse de una canoa de un gallego que estaba construyendo allí un barco, y que se había salvado de la destrucción de todas las embarcaciones hechas por los paraguayos. Desde Caraguatá envió fuerzas a Santa María de la Candelaria el 6 de diciembre al mando de Machaín, para observar la anchura del río allí.

Envió también Belgrano comunicaciones al comandante del destacamento paraguayo de 500 milicianos situado enfrente, Pablo Thompson, para que no hubiera hostilidades mientras no llegase la respuesta de Velasco, expresándole:

Traigo la paz, la unión, la amistad en mis manos para los que me reciban, como deben; del mismo modo traigo la guerra y la desolación para los que no aceptaren aquellos bienes.

Thompson hizo regresar al emisario, envió la carta a Velasco y respondió el 12 de diciembre aceptando un armisticio local con Belgrano hasta que se conociera la decisión adoptada por Velasco respecto a la propuesta de armisticio general. Desde Caraguatá Belgrano hizo ir a Machaín por el Paraná hasta Candelaria, con el bote artillado con un cañón, y algunas canoas que logró hallar, llegando junto con el ejército el 15 de diciembre.

En Candelaria fueron construidas algunas balsas, una de ellas artillada con un cañón, y botes de cuero. El 12 de diciembre soldados paraguayos cruzaron el Paraná hacia Candelaria e hicieron algunos disparos contra los expedicionarios, por lo que el día 18 Belgrano declaró rota la tregua concertada con Thompson, avisándole a él y al jefe de Campichuelo que los atacaría y se dispuso a cruzar el río Paraná. Ese día Velasco emitió un bando anunciando su propósito de resistir la invasión. Thompson respondió el día 18 rechazando haber roto el armisticio.

Aunque los realistas habían incendiado las embarcaciones surtas en el río para impedir el cruce, los expedicionarios consiguieron algunas balsas. Belgrano simuló hacer el cruce al anochecer, y en la madrugada del 19 de diciembre envió una partida para despejar la costa norte.

Cruce del Paraná y Combate de Campichuelo

Una vez eliminado el puesto realista que cubría la costa, cruzó el grueso del ejército expedicionario y en la mañana del 19 avanzó para tomar la posición fortificada de Campichuelo, donde el capitán de urbanos Domingo Soriano del Monje con 13 milicianos se apoyaba con tres piezas de artillería. Después de disparar brevemente sus cañones, los realistas se replegaron y las fuerzas comandadas por Manuel Artigas quedaron dueñas de la posición.

Al mediodía los patriotas ocuparon sin lucha el pueblo de Itapúa, distante cuatro leguas de Campichuelo, que había sido abandonado sin combatir por Thompson con 40 milicianos, abandonando 60 canoas, un cañón y municiones. El día 20 cruzó Belgrano el río con el resto del ejército desde Candelaria a Itapúa, dejando una compañía de Caballería de la Patria en Candelaria para custodiar las municiones. Por falta de caballos y ante el mal estado de la tropa, Belgrano se vio obligado a detenerse en la posición conquistada durante seis días, perdiendo así la posibilidad de perseguir a los realistas y aumentar su confusión.

Avance hacia Asunción

Belgrano envió a Machaín con una división de caballería para apoderarse del paso de Tacuarí, ubicado a 7 leguas sobre el arroyo del mismo nombre, mientras hacía construir balsas para viajar por agua hacia Tacuarí. Luego dispuso que Machaín saliera en busca de caballos y que persiguiera a los enemigos, lo que se efectuó hasta el río Tebicuary, en donde Ramón Espínola y el teniente Correa a frente de 50 hombres hicieron cruzar el río a unos 400 milicianos realistas.

La vanguardia al mando de Machaín inició el avance hacia la capital paraguaya el 25 de diciembre, en medio de grandes privaciones, haciendo alto en Santa Rosa. Componían la vanguardia las compañías del capitán Saraza, de los Regimientos 1 y 2, de Granaderos de Fernando VII, la de Vidal, la de Pardos y tropa de Caballería de la Patria. Siguiendo unos días después Belgrano con el resto del ejército, los 4 cañones de a 4, 6 carretas con municiones y un lanchon tirado por ocho yuntas de bueyes. Más atrás seguían el hospital y los útiles y herramientas.

A pocos días de marcha Belgrano recibió la noticia del arribo de Rocamora con las milicias misioneras a Candelaria, ordenándole que cruzara inmediatamente el río Paraná y lo alcanzara. Las milicias de Rocamora llegaron con muchas deserciones y alcanzaron a Belgrano en Tacuarí, con 2 cañones de a 4 y 2 de a 2. En Santa Rosa se reunieron las columnas de Belgrano y Rocamora con la de Machaín, y luego continuaron hacia el Tebicuary, límite entre Misiones y Paraguay.

Los pobladores, contrariamente a lo que había dicho la Junta de Buenos Aires, no apoyaron al ejército revolucionario sino que huían de él. Ningún medio se dejó en la retirada para que aprovecharan las tropas que avanzaban. El territorio, igual que en la Mesopotamia, presentaba muchos ríos como obstáculo y un terreno muy desfavorable (repleto de esteros, pantanos, cordilleras poco elevadas pero cubiertas en esa época por densas selvas tropicales) para el avance de un ejército, al mismo tiempo que favorecía a los defensores.

El 6 de enero de 1811 el ejército de Belgrano llegó al río Tebicuary, en donde se produjo el Combate de Maracaná entre una compañía de 50 patricios al mando de Ramón Espínola y del teniente de granaderos Manuel Correa, que logró poner en fuga a un destacamento paraguayo de 400 hombres al mando del comandante Rojas. El 7 de enero llegó Belgrano al río Tebicuary con la segunda división. El 11 de enero el ejército se hallaba en Itaipá, a 27 leguas de Asunción, sin conocimiento de la situación del ejército paraguayo. El 15 de enero el jefe revolucionario divisó a las tropas realistas que lo esperaban en Paraguarí y se dispuso a atacarlas.

Defensa realista del Paraguay

Operaciones militares en territorio paraguayo y misionero (diciembre de 1810-marzo de 1811.

Ante la noticia de la derrota de Thompson en la defensa del Paraná, Velasco se dispuso a defender Asunción. Organizó un ejército que él mismo estimó en más de 6.000 hombres (7.062 según el asesor de Velasco, Pedro Somellera), compuesto por la milicia reglada permanente y los milicianos reclutados luego del bando del 30 de julio de 1810. Ese día Velasco publicó un bando llamando a los paraguayos a alistarse para quando la Patria los necesite, creando un cuerpo militar del cual él se puso al frente, secundado por un encargado de la economía y con una fuerza efectiva de todos los ciudadanos y habitantes sin distincion de patricios ni forasteros. Al capitán Carlos Genovés, nombrado por Velasco, y al regidor José García del Barrio, nombrado por el cabildo, se les encomendó la tarea de hacer una lista de individuos alistables de Asunción y de las armas que hubiera en manos particulares.

Velasco situó su posición defensiva en el río Paraguarí, a 18 leguas de Asunción, dado que por carecer de medios de transporte no pudo situarse en la línea del río Tebicuary, como era su intención.

La milicia reglada del Paraguay estaba compuesta según el reglamento de 1801 por 2.506 plazas:

  • Regimiento N° 1 de Voluntarios de Caballería del Paraguay: con 4 escuadrones de 3 compañías cada uno y un total de 1.200 plazas. Situado en la costa del río Paraguay al norte de Asunción.
  • Regimiento N° 2 de Voluntarios de Caballería del Paraguay: con 4 escuadrones de 3 compañías cada uno y un total de 1.200 plazas. Situado en la costa del río Paraguay al sur de Asunción.
  • Compañía de Artillería del Paraguay: con 100 plazas en Asunción. Restablecida en 1805.

Batalla de Paraguarí (o Cerro Porteño)

Velasco había elegido como punto de resistencia el Paraguarí, pues era una zona pantanosa y con ríos tributarios. Allí, en camino obligado hacia Asunción, situó su vanguardia de dos divisiones de caballería, 800 infantes y 16 piezas de artillería. Velasco en persona mandaba este contingente.

Durante la noche del 15 de enero Belgrano envió una vanguardia de 200 hombres y 2 piezas de artillería para sorprender a los paraguayos, pero el ataque no se realizó. Durante los dos siguientes ambos ejércitos se mantuvieron separados por apenas una legua, observándose mutuamente.

Belgrano envió proclamas a los paraguayos, invitándolos a pronunciarse por la revolución, pero Velasco ordenó que nadie guardara ninguno de los panfletos que se les habían enviado:

Nobles fieles y leales paraguayos: vengo de representante de la Excelentísima Junta Provisional Gubernativa de las Provincias Unidas del Río de la Plata que gobierna a nombre de su majestad el señor don Fernando VII.[10]

Belgrano resolvió atacar: si triunfaba, tendría abierto el camino a Asunción; si se veía derrotado, confiaba en poder replegarse sobre su base en el Paraná tras haber mostrado su fuerza y determinación. Tras ordenar que se oficiara misa, ordenó el avance de sus dos divisiones, que sumaban 460 soldados. El avance se inició a las 3 de la mañana del 19 de enero y una hora después comenzó el combate entre estas tropas y los realistas.

Hacia el amanecer la posición defensiva había sido tomada y los realistas huían hacia la iglesia de Paraguary, pero la indisciplina de las milicias revolucionarias, que se dedicaron al pillaje, permitió la reacción de los realistas que rodearon a la primera división. Los refuerzos enviados por Belgrano fueron confundidos con más tropas realistas, y la confusión hizo que los patriotas abandonaran el campo. Viéndolo todo perdido, Belgrano ordenó la retirada hacia el sur. El comportamiento del capitán de artillería Elorga hizo que Belgrano lo remitiera a Buenos Aires el 27 de enero con la recomendación de colocársele donde no tuviera que esperar balas. Para reemplazar a Elorga como comandante de la artillería Belgrano ascendió a teniente al sargento Andrés García.

Retirada de Belgrano

Belgrano retrocedió parando un día y medio en un pueblo, sin ser molestado. Alcanzando el río Tebicuary, que demoró 3 días en pasar por el paso de Doña Lorenza, donde se le unieron 150 milicianos de Yapeyú y un escuadrón de Caballería de la Patria. Según anota en sus Memorias, los realistas no lo persiguieron, a su vez Belgrano pidió refuerzos y luego de descansar dos días en la banda sur del río, continuaron hasta Santa Rosa, punto en el que descansaron 3 días. Allí recibió Belgrano un correo de Buenos Aires con noticias de que Francisco Javier de Elío había llegado a Montevideo con el cargo de virrey y se agravaba la situación en la Banda Oriental, por lo cual la Junta le ordenaba concluir pronto la campaña del Paraguay para atender al nuevo teatro de operaciones. Recibió también allí el despacho de brigadier general que le confirió la Junta el 19 de enero.

Belgrano pensaba retener en su poder el territorio misionero entre el Tebicuary y el Paraná mientras esperaba por la ayuda pedida a Buenos Aires, pero las noticias recibidas sobre la Banda Oriental hicieron que decidiera continuar la retirada hasta el río Tacuarí y resistir allí. Confiaba en mantener esa posición si Buenos Aires le mandaba los refuerzos pedidos. Salieron de Santa Rosa 40 carretas, 6 cañones, un carro de municiones, 3.000 cabezas de ganado tomado en el Paraguay y 1.500 caballos. La retirada se realizó bajo contínuas lluvias, cruzando a nado el río Aguapey en 18 horas.

Desde Tacuarí Belgrano envió a Perdriel con 100 hombres a repasar el Paraná y situarse en Candelaria en prevensión de 4 lanchas paraguayas que se hallaban en la zona. El comandante realista Ignacio Aguirre cerró luego los pasos de Itapúa y Candelaria en el río Paraná con las lanchas cañoneras.

Combate de San Nicolás

La Junta organizó una pequeña escuadra naval y la envió a remontar el Paraná para auxiliar a Belgrano. Esa exigua flotilla, compuesta por la goleta Invencible, el bergantín 25 de Mayo y la balandra Americana, fue atacada por la escuadra realista con base en Montevideo en el Combate de San Nicolás el 2 de marzo de 1811. Tras luchar varias horas, el jefe patriota Juan Bautista Azopardo rindió la flotilla a los realistas y los barcos fueron trasladados a Montevideo.

Batalla de Tacuarí

Los paraguayos avanzaron detrás de Belgrano aunque sin entablar una verdadera persecución. La vanguardia estaba al mando de Fulgencio Yegros y operaba junto a una división mandada por Manuel Cabañas. En conjunto mandaban una fuerza de 2.000 hombres, a los cuales se sumó un refuerzo de tres piezas de artillería y 400 soldados más.

El 9 de marzo de 1811 los realistas paraguayos, comandados por Cabañas, atacaron la posición patriota en el Tacuarí. La artillería realista disparaba al frente, mientras sendas fuerzas envolvían los flancos. Belgrano envió fracciones a rechazar el envolvimiento mientras él comandaba la acción en el centro. La izquierda revolucionaria logró rechazar el ataque, pero el flanco derecho fue sobrepasado por el grueso del ejército realista, mandado por el propio Cabañas. Éste logró cercar la posición defensiva e intimó la rendición. Belgrano la rechazó pero envió un nuevo parlamentario, iniciándose así un proceso negociador cuya principal consecuencia fue el repaso pacífico del Paraná por parte de los expedicionarios en marzo de 1811.

División de Misiones

El 25 de septiembre la Junta impartió órdenes al gobernador de Misiones con sede en Yapeyú, Tomás de Rocamora, para que se pusiera bajo el mando superior de Belgrano junto con las fuerzas de esa gobernación.

Desde Curuzú Cuatiá, a donde terminó de llegar el ejército el 10 de noviembre, Belgrano ordenó al coronel Rocamora el 1 de octubre para que se le incorporara con las milicias de Misiones que debía reunir, conformando una quinta división:

  • División del coronel Rocamora: 400 milicianos de Misiones con 2 piezas de artillería y 10 dragones.

El 11 de noviembre Belgrano nombró a Rocamora como Cuartel Maestre del ejército y le indicó que siguiera una ruta desde Yapeyú por el interior de Corrientes, con intensiones de engañar a los paraguayos sobre el punto de cruce del río Paraná.

Itinerario que deberá seguir el señor Gobernador de Misiones, Coronel Tomás de Rocamora, con todas las tropas de su mando, hasta reunirse al Ejército del Norte.

De Yapeyú por el camino más breve y cómodo, al Paso del Rosario, en el Miriñay; del paso del Rosario á lo de Enrique Arévalo, en los Aguaceros. De los Aguaceros á lo de Fernández, de lo de Fernández al paso del Río Corrientes, conocido por el Capitán Miní. En éste recibirá mis órdenes y sin ellas de ningún modo pasará adelante.
Cuartel General de Curuzú-Cuatiá, Noviembre 11 de 1610.

Manuel Belgrano.

Partiendo de Yapeyú el 28 de noviembre, los milicianos misioneros pasaron el río Guaviraví y se acuartelaron en la Capilla de San Felipe; pasaron al día siguiente la cañada de Yatay y luego cruzaron el río Miriñay en el paraje El Durazno, haciendo alto en la Capilla del Rosario. Pasaron luego sucesivamente: el puesto del Ombú, los Aguaceros, Arévalo, la estancia del vicario de Saladas, el arroyo Pay Ubre Grande, estancia de José Paré, monte de Caaguazú, cruzando el río Corrientes. Siguieron luego al Puerto de Tacuaras, Tahiso, Yaguareté Corá y Capilla de San Francisco de Pauls, en donde se pasó revista de armas. Siguieron luego a Santa Bárbara, Caapirú, San Miguel, pasaron el Ipucú Chico y el Grande a nado (estero Pucú), San Gerónimo, Caraguatá, Santa María la Mayor, estancia de José Ventura Godoy, San Luis, Mártires y finalmente se llegó el 30 de diciembre al Puerto de San José, desde donde se cruzó hacia Itapuá.[11]​ En ese punto Belgrano le ordenó destacar a marchas forzadas 150 fusileros que fueron al mando del capitán Clemente López para que se unieran al resto del ejército que avanzaba hacia el río Tebicuary, pero que alcanzaron a Belgrano después de la Batalla de Paraguarí. El resto de la división partió luego rumbo al río Tacuarí, llegando el 21 de enero y desde donde, tras dejar allí un destacamento de 50 hombres (que participó en la Batalla de Tacuarí), regresó ese día con 150 hombres para guarnecer Itapuá que se hallaba amenazada por botes paraguayos. El 9 de marzo Belgrano ordenó a Rocamora que marchara a Campichuelo, donde había 2 cañones de a 4 y 4 de a 1, para repasar el río Paraná.

Que evitara la reunión de las tropas de Misiones con el resto de su ejército, fue uno de los principales cargos que se hicieron a Belgrano en el juicio que se le siguió por la derrota en el Paraguay. Belgrano en sus Memorias explicó que:

Pude haberle mandado que fuese por los pueblos de Misiones á Candelaria, pueblo sobre la costa sud del Paraná, con lo que habría ahorrado muchas leguas de marcha, pero como el objeto de mi venida á Curuzucuatiá, había sido, asi por el mejor camino de carretas, como para alucinar á los paraguayos de modo que no supieran porque punto intentaba pasar el Paraná, barrera formidable, le di la orden predicha.

Repaso del Paraná

Luego del armisticio, Belgrano repasó el río Paraná estableciendo su cuartel general en Candelaria, punto en el cual se le reunieron las milicias de Misiones y de Corrientes.

El 21 de marzo de 1811 Belgrano dio un estado detallado de sus fuerzas en Candelaria:

ESTADO DE FUERZAS AL 21 DE MARZO DE 1811
Cuerpos Comandante Capitán Teniente Subteniente Tambor Sargentos Cabos Soldados
Real Cuerpo de Artillería 1 3 2 2 0 3 5 70 (*1)
Granaderos de Fernando VII 0 1 0 0 0 0 0 46
Compañía 1° de Patricios 0 1 1 0 1 1 8 41
Compañía 2° de Patricios 0 0 0 0 0 1 3 32
Arribeños 0 1 1 1 1 3 6 49
Pardos 0 1 1 0 0 0 3 33
Comp. de Yapeyú (1°, 2°, 3° y 4°) 0 3 3 4 2 10 15 141
Infantería de Corrientes 0 0 1 1 1 2 4 50
Caballería de la Patria 0 1 3 5 2 7 8 188
Comp. de Caballería de San José 0 1 1 1 0 2 2 66
Caball. de Corrientes (Comp. 2°, 3° y 5°) 0 3 3 3 2 8 10 233
Milicias de la Bajada 0 1 2 2 0 5 12 185
TOTAL 1 16 18 19 9 42 76 1134

Notas:

  • (*1) el piquete original de artilleros fue aumentado con soldados de caballería desmontados y soldados nuevos alistados en Corrientes.

En Candelaria Belgrano agregó a los 2 cañones de a 2 y 4 cañones de a 4 con que hizo la campaña, un cañón de a 3 de las fuerzas de Corrientes y los de la división de Rocamora: 2 cañones de a 4, 1 de a 2 y 4 de a 1.

La ayuda transportada por el después supremo entrerriano, Francisco Ramírez, salió de Buenos Aires el 12 de febrero de 1812 llegando ya demasiado tarde a Santa Fe. Ramírez transportó cartuchos para cañones y fusiles, 400 recados y útiles de parque, para ser remitidos a Belgrano.[12]

Sin los refuerzos pedidos y con la orden de la Junta de abandonar el teatro paraguayo y pasar a la Banda Oriental, Belgrano avanzó hacia el sur por la costa occidental del río Uruguay, pasando por Yapeyú, Mandisoví y San Antonio del Salto Chico para luego ingresar en la Banda Oriental el 13 de abril de 1811[13]

por el Paso Vera, donde debía coordinar acciones con José Gervasio Artigas, iniciando la primera de las dos Expediciones Libertadoras a la Banda Oriental.

Causas de la desafección del Paraguay

Belgrano suponía que la sola presencia de una reducida tropa patriota en el territorio de la intendencia del Paraguay haría que la inmensa mayoría de la población paraguaya se sumara a la Revolución. Sin embargo, para su sorpresa, los hechos fueron casi totalmente opuestos a lo esperado: la mayoría de los paraguayos se mantenía realista y muy hostil a la expedición .

La explicación para esto se debe a dos factores principales: el primero fue el aislamiento secular de la provincia paraguaya, cuyos habitantes desconfiaban de otros criollos. Esa cultura de aislamiento centrada en Asunción ni siquiera sentía simpatías por los misioneros, ya que desde la perspectiva asuncena estos habían sido rivales económicos, particularmente en el comercio de la yerba mate.

No era ese el único motivo del vuelco de los paraguayos al bando realista, existía (en cierto modo como también existían en Montevideo y otras ciudades importantes del ex Virreinato del Río de la Plata) la percepción de hegemonismo cultural y económico de Buenos Aires. Tal recelo se acentuaba en el caso paraguayo por un hecho histórico: Asunción había sido hasta el siglo XVII la ostentadora de la primacía en la Cuenca del Plata, la «madre de ciudades» (incluso de la misma Buenos Aires), y ese recuerdo hacía que la mayoría de la élite asuncena no aceptara la primacía porteña. Tal prevención afectó negativamente las relaciones entre las ex provincias del antiguo virreinato.

Belgrano y los otros expedicionarios que iban en el ejército pensaban en la expedición como auxiliadora y libertadora, pero algunas personas de la élite de Buenos Aires solo pretendían reemplazar al poder español por el porteño. En general la historiografía paraguaya presenta a la expedición como una invasión porteña, conquistadora de su territorio y no libertadora, que es como la presenta en general la historiografía argentina.

Ocupación de Corrientes

Para impedir un nuevo ataque al Paraguay, el 7 de abril de 1811 el comandante realista de Ñeembucú, Jaime Ferrer, avanzó con una flotilla de barcos paraguayos y se apoderó de los 8 barcos que se hallaban en el puerto de Corrientes. El 17 de abril llegaron a Corrientes barcos realistas de Montevideo enviados por Elío con armas y oficiales. Ferrer envió un ultimátum al teniente gobernador Elías Galván, para que en el término de dos horas se declarase aliado del Paraguay y reconociese a Elío como virrey del Río de la Plata. Galván abandonó la ciudad refugiándose en las cercanías, mientras que el Cabildo de Corrientes entregó la ciudad los realistas. El 19 de abril Ferrer desembarcó y ocupó la ciudad, quedando como comandante provisorio designado por Velasco hasta la llegada del comandante designado por el virrey, Blas José de Roxas Aranda. Éste se hizo cargo del gobierno el 28 de abril lanzando un proclama contra la turbulenta y fascinerosa Junta de Buenos Aires.[14]

El 14 y 15 de mayo de 1811 se produjo un alzamiento militar en el Paraguay y el 16 de mayo el gobierno realista de Asunción fue reemplazado por una Junta presidida por Velasco. Simultáneamente, el comandante realista de Corrientes adhirió al movimiento y el 16 de mayo apresó a unos 100 españoles de la ciudad, apoderándose de 13 barcos. El 30 de mayo el gobierno de Asunción ordenó:

La ocupación de la ciudad de Corrientes por las fuerzas de esta provincia fué solamente consultando la seguridad, necesária en mención á la falta de espresion suficiente en la capitulacion hecha después del ultimo combate en Tacuarí entre el General de las tropas de esta ciudad, y el de las de Buenos Aires, pero el presente Gobierno de acuerdo con el Comandante y Oficiales del cuartel general de esta plaza, ha resuelto el procurar terminar por medios pacíficos las diferencias ocurridas con la citada ciudad de Buenos Aires, y como no hay motivo de esperar de la prudencia y circunspección de la Excelentísima Junta de aquella ciudad el que penetrada de iguales sentimientos de razon y humanidad deje de adoptar un sistema tan benéfico y justo como el mas natural y aun necesario en las presentes circunstancias a fin de conservar la unión y seguridad general de las provincias de este continente: se ha acordado igualmente prevenir a Usted que luego al recibo de esta orden evacué y deje enteramente libre esa ciudad, dando a saber á su Ilustre Ayuntamiento y Comandante, si este se hallase en oportunidad, que en lo sucesivo deben observar el mismo régimen y gobierno que tenian anteriormente subordinado, a la propia Exma. Junta de Buenos Aires como Dependiente de aquella capital.

Juicio a Belgrano

El 6 de junio de 1811 la Junta Grande que gobernaba en Buenos Aires dispuso por decreto procesar a Belgrano por los procedimientos y su conducta militar en la expedición al Paraguay. El juicio debía realizarlo un consejo de guerra de oficiales generales, por lo que fue nombrado juez fiscal el coronel Marcos González Balcarce y secretario el capitán Juan Francisco Tollo, quienes debían recabar informaciones y tomar declaraciones. Ante la ausencia de cargos, el 8 de junio Balcarce pidió a la Junta que se publicase por bando u otro medio que todas las personas que quisieran formar cargos a Belgrano se presentasen a hacerlos, debido a que el 6 de abril se había producido una manifestación pidiendo su proceso, pero no se presentó ninguno. Lo mismo se hizo para los soldados que se hallaban en el ejército de la Banda Oriental al mando de José Rondeau y quisieran formar cargos, los cuales enviaron un oficio respondieron que no ha­bía un oficial ni un soldado que tuviera la menor queja que producir contra él. Pidió además Balcarce que se le remitieran todos los oficios a y de Belgrano y Rocamora y los antecedentes en poder de la Junta, lo cual ocurrió el 25 de junio.

Entre el 26 de junio y el 11 de julio de 1810 comparecieron a declarar: Tomás de Rocamora, Gregorio Perdriel, capitán Cayetano Martínez, teniente Juan Mármol, teniente Vicente Silva, subteniente Felipe Callejo, alférez José Antonio Segovia, Marcelino Sosa, José Ramón de Elorga. Martínez, Silva, Callejos y Elorga habían sido separados de la expedición y enviados a Buenos Aires por Belgrano. El 2 de agosto Belgrano proclamó por escrito su inocencia.

Los cargos que se le hicieron fueron: que no esperó la reunión de las tropas de Rocamora, a quien no consultó y no repasó el Paraná en vez de luchar en Tacuarí y que no manifestó a la junta de guerra previa a Paraguarí sus instrucciones de no aventurar batalla sin ventaja conocida. El 9 de agosto se dictó el fallo:[15]

Vistos con lo expuesto por el Excmo. Cabildo, alcaldes de barrio y oficiales del ejér­cito del Norte, se declara que el general don Manuel Belgrano se ha conducido en el mando de aquel ejército con un valor, celo y cons­tancia dignos del reconoci­miento de la patria; en con­secuencia, queda repuesto en los grados y honores que ob­tenía, y que se le suspen­dieron en conformidad de lo acordado en las peticiones del 6 de abril, y para sa­tisfacción del público y de este benemérito patriota, pu­blíquese este decreto en la Gazeta.

Consecuencias

La expedición al Paraguay mostró que la Junta de Buenos Aires había cometido un error de apreciación al pretender imponer su autoridad por la fuerza: los realistas paraguayos no ayudaron al ejército patriota y lucharon valerosamente, en contra de lo esperado por la Junta. Por otro lado, si bien el ejército de Belgrano era básicamente improvisado, demostró que la Revolución podía sostener un esfuerzo militar para defenderse y expandirse.

Otra consecuencia de suma importancia fue la acción propogandística de Belgrano. En su correspondencia con Cabañas a raíz de Tacuarí, el jefe patriota comenzó a inspirar en el general paraguayo las ideas revolucionarias. Esta propaganda se esparció en los principales jefes paraguayos, convenciendo especialmente a Fulgencio Yegros, y sirvió para que el 14 de mayo de 1811 estallara una revolución en Asunción, que formó una junta de gobierno. Los paraguayos enviaron emisarios a Buenos Aires para manifestarle su apoyo y luego propusieron formar una confederación de estados americanos. Buenos Aires y Asunción firmaron un Tratado de paz y amistad que estipulaba una confederación el 12 de octubre de 1811.

Enlaces externos

Referencias

  1. Nota: los historiadores paraguayos suelen considerar que la expedición fue de conquista y no de liberación del Paraguay.
  2. La revolucion de la independencia del Paraguay. pp. 23. Autor: Blas Garay. Publisher BiblioBazaar, LLC, 2008. ISBN 0554915588, 9780554915586
  3. Revista de Buenos Aires: historia americana, literatura y derecho, Volumen 13. pp. 371. Editores: Miguel Navarro Viola, Vicente Gregorio Quesada. Editor Impr. de Mayo, 1867.
  4. Noticias históricas de la República Argentina: Obra póstuma. Escrito por Ignacio Nuñez, Ignacio Benito Nuñez, Julio Núñez. Pág. 173. Edition: 2. Publicado por Guillermo Kraft, 1898
  5. Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe, 1573-1853, Volumen 2. pág. 280. Autor: Manuel María Cervera. Editor: "La Unión de Ramón Ibáñey, 1907
  6. Documentos para la historia del general don Manuel Belgrano, Volumen 1; Volumen 3. Pág. 270. Instituto Belgraniano Central (Buenos Aires, Argentina), Argentina. Secretaría de Cultura. Editor: El Instituto, 1982. ISBN 9509497037, 9789509497030
  7. Nuestras banderas: vexilología argentina. Pág. 50. Publicado por Editorial Dunken. ISBN 987-02-1809-1, 9789870218098
  8. Belgrano, del algarrobo al ombú
  9. Historia de Belgrano. Pág. 269-270. Escrito por Bartolomé Mitre. Publicado por Libreria de la Victoria, 1859
  10. Ministerio de Educación y Cultura - República del Paraguay
  11. Archivo general de la República Argentina: publicacion dirijida por Adolfo P. Carranza, Volúmenes 7-8. pág. 22. Autor: Archivo General de la Nación (Argentina). Editor: Adolfo P. Carranza - G. Kraft, 1896
  12. Revista nacional: Historia Americana--literatura--jurisprudencia. Pág. 34. Escrito por Carranza, Adolfo P. Publicado por Calle Moreno. 1888
  13. Crónica histórica del No. 2 de Infantería de Línea. pág. 23. Autor: Juan J. Biedma Straw. Editor: Impr., Litografía, etc. Arsenal Principal de Guerra, 1904
  14. Paraguay independiente Volumen 21 de Historia de América y de los pueblos americanos. pp. 11. Autores: Efraím Cardozo, Juan E. Pivel Devoto. Editor: Salvat, 1949
  15. Archivo general de la República Argentina: publicacion dirijida por Adolfo P. Carranza, Volúmen 8. pág. 1-67. Autor: Archivo General de la Nación (Argentina). Editor: Adolfo P. Carranza - G. Kraft, 1896