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En [[641]], Yazdgerd había reunido un nuevo ejército (90.000 soldados), al mando del general [[Fayzuran]], en [[Nahavand|Nahâvand]], a unos 60 [[km]] de [[Hamadán]]. En esta [[Batalla de Nihavand|batalla]], la caballería del Sahaba [[Numan ibn Muqarrin]] (30.000 jinetes) atacó a las fuerzas persas del general Fayzuran y las derrotó, en lo que los árabes conocen como la ''“victoria entre victorias”''. Los invasores, poco despues, avanzaron y ocuparon la cercana Hamadán.


Por el sur, fuerzas árabes apostadas en Basora y Juzestán avanzaron sobre la provincia de [[Fars]] (cuna de los sasánidas), ocupándola junto a su ciudad más impotante, [[Shiraz]].
Por el sur, fuerzas árabes apostadas en Basora y Juzestán avanzaron sobre la provincia de Fars (cuna de los sasánidas), ocupándola junto a su ciudad más impotante, [[Shiraz]].


Yazdgerd III, incapaz de reunir un nuevo ejército, se dio a la fuga y la resistencia persa, que estaba organizada centralmente, acabó. Las autoridades locales ofrecieron una esporadica resistencia, que rara vez fue efectiva.
Yazdgerd III, incapaz de reunir un nuevo ejército, se dio a la fuga y la resistencia persa, que estaba organizada centralmente, acabó. Las autoridades locales ofrecieron una esporadica resistencia, que rara vez fue efectiva.


=== Prosigue la conquista ===
=== Prosigue la conquista ===
A fines de [[644]], el califa Omar fue asesinado por un esclavo persa, llamado Firuz, y fue sucedido por [[Uthman Ibn Affan]], representante de la aristocracia [[La Meca|mequí]]. Para esa época, la expansión árabe en el altiplano iraní llegaba hasta Shiraz (Fars), [[Isfahan]] y Hamadan.
A fines de [[644]], el califa Omar fue asesinado por un esclavo persa ,llamado Firuz, y fue sucedido por [[Uthman Ibn Affan]], representante de la aristocracia [[La Meca|mequí]]. Para esa época, la expansión árabe en el altiplano iraní llegaba hasta Shiraz (Fars), [[Isfahan]] y Hamadan.


Finalizada la consolidación de los territorios conquistados, prosiguió la expansión árabe en el Altiplano Iraní. En [[649]], con vistas de conquistar la provincia persa de [[Jorasán]], las fuerzas del gobernador árabe de Kufa, [[Sa'id ibn al-'As]], avanzaron desde Hamadán y [[Ray (Irán)|Ray]] hasta [[Gorgan]] (actual provincia de [[Golestán]]) y Jorasán. Al mismo tiempo, y con el mismo proposito, las fuerzas del gobernador árabe de Basora, [[Abdullah ibn 'Amir]], comenzaron su avance a traves de Fars y [[Kirman]] hacia el oasis de [[Tabas]] y en dirección a [[Nishapur]] y [[Merv]]. A pesar del dificil camino que tomó, Abdullah ibn 'Amir ganó la partida y ocupó la codiciada provincia persa. Las ciudades de Jorasán; Nishapur, [[Sarajs]], [[Tus]], [[Herat]] y Merv llegaron rapidamente a acuerdos con los musulmanes. Desde Kirman se envió un destacamento, al mando de [[Al-Rabi ibn Ziyad]], con el cual se conquisto el [[Seistan]]. La vanguardia árabe enviada al noroeste de Herat, al mando de [[Al-Ahmaf ibn Qais]], tras una prolongada resistencia, avanzó y ocupó [[Balj]] y llegó a la orilla meridional del río Oxus ([[Amu Darya]]), donde, por vez primera, se pusieron en contacto con los paganos [[turcos]], que se encontraban en la orilla opuesta de dicho río.
Finalizada la consolidación de los territorios conquistados, prosiguió la expansión árabe en el Altiplano Iraní. En [[649]], con vistas de conquistar la provincia persa de [[Jorasán]], las fuerzas del gobernador árabe de Kufa, [[Sa'id ibn al-'As]], avanzaron desde Hamadán y [[Ray (Irán)|Ray]] hasta [[Gorgan]] (actual provincia de [[Golestán]]) y Jorasán. Al mismo tiempo, y con el mismo proposito, las fuerzas del gobernador árabe de Basora, [[Abdullah ibn 'Amir]], comenzaron su avance a traves de Fars y [[Kirman]] hacia el oasis de [[Tabas]] y en dirección a [[Nishapur]] y [[Merv]]. A pesar del dificil camino que tomó, Abdullah ibn 'Amir ganó la partida y ocupó la codiciada provincia persa. Las ciudades de Jorasán; Nishapur, [[Sarajs]], [[Tus]], [[Herat]] y Merv llegaron rapidamente a acuerdos con los musulmanes.


Yazdgerd III, tras la derrota de Nahâvand, fue huyendo de provincia en provincia por su imperio antes de ser asesinado en Merv por su propia gente en [[651]]. Las fuerzas islámicas de Abdullah ibn 'Amir, poco despues del hecho, establecieron un campamento en Merv.
Yazdgerd III, tras la derrota de Nahâvand, fue huyendo de provincia en provincia por su imperio antes de ser asesinado en Merv por su propia gente en [[651]]. Las fuerzas islámicas de Abdullah ibn 'Amir, poco despues del hecho, establecieron un campamento en Merv.

Revisión del 00:06 5 jun 2010

Conquista musulmana de Persia
Expansión musulmana
Parte de expansión musulmana
Fecha 634-651
Lugar Mesopotamia, Persia
Resultado Victoria musulmana
Cambios territoriales Anexión árabe de Persia
Beligerantes
Imperio Sasánida Califato Ortodoxo
Comandantes
Yazdgerd III,
Rostam Farrojzād,
Fayzuran
Umar ibn al-Jattab,
Uthman Ibn Affan,
Sa'd ibn Abī Waqqās,
Numan ibn Muqarrin,
Sa'id ibn al-'As,
Abdullah ibn 'Amir
guerras Ridda Conquista musulmana de Persia campañas omeyas en India

La Conquista islámica de Persia (637-651) desembocó en el fin del Imperio Sasánida y la decadencia de la religión zoroástrica en Persia (Irán). Con el paso de los siglos, la inmensa mayoría de los pueblos iranios, incluyendo a los persas y kurdos, pasó del zoroastrismo al Islam, sobre todo (aunque no exclusivamente) a su rama chiíta. Sin embargo, las experiencias de la civilización persa precedente no se perdieron, sino que fueron en gran parte absorbidas por la nueva entidad islámica.

Persia antes de la conquista

Desde el siglo I a. C., el río Éufrates había servido de frontera, aunque continuamente flanqueado, entre el Imperio Romano (más tarde Imperio Bizantino) y el Imperio Parto (más tarde Sasánida). La inmensa mayoría de las batallas, y también de las fortificaciones, se concentraban en las regiones de colinas del norte y en Armenia. Al sur, romanos y persas estaban separados por vastos desiertos, donde no los amenazaba más que las ocasionales incursiones de las tribus árabes. Ambos imperios concluyeron alianzas con pequeños principados árabes semiindependientes, que servían de estados tapón y protegían a Bizancio y Persia de los ataques beduinos. Los clientes de los bizantinos eran los Gasánidas de Jabiyah, y los de los persas, los Lajmíes de Al-Hira, clanes que estaban constantemente ocupados luchando entre sí, con lo que no afectaban considerablemente a la seguridad de los bizantinos ni de los persas.

En el siglo VI y siglo VII, ciertos factores echaron por tierra este equilibrio de fuerzas multisecular.

El equilibrio entre Bizancio y Persia amenazado

A poco de subir al trono, el Shahanshah (Rey de Reyes) ó Shah (Rey) persa Cosroes II venció (con el apoyo del emperador bizantino Mauricio) una rebelión peligrosa en el seno de su propio imperio (ver la rebelión del general Bahrâm Chubin). Luego dedicó sus esfuerzos a los problemas exteriores, en particular con los bizantinos, que habían vuelto a ser sus enemigos tradicionales del Imperio tras la deposicion y asesinato de sus amigo Mauricio a manos del general Focas (602-610); y durante algunos años el shah tuvo cierto éxito. Sus tropas, al mando del general Sharvaraz, saquearon y ocuparon Siria y Asia Menor, logrando avanzar hasta Calcedonia en 608. Entre 613 y 614, Sharvaraz extendió las fronteras occidentales persas hasta las ciudades de Antioquía, Damasco y Jerusalén y hasta Egipto. En esos momentos, Constantinopla (capital bizantina) estaba sitiada por los ávaros y se esperaba la llegada persa, pero dicho peligro se conjuró.

Los bizantinos, al mando de su nuevo emperador, el general armenio Heraclio (610-641), se reagruparon y rechazaron a los persas, tras desembarcar en Isos y atacar a las fuerzas iranies por la retaguardia. A parte de esto surgieron desavenecias en el campo persa y el general Sharvaraz se apartó del mando persa. El ejército del shah Cosroes, al mando del general Rhahzadh, fue derrotado en la batalla de Nínive en 627 por el emperador Heraclio; los bizantinos recuperaron toda Siria y penetraron en las provincias de Mesopotamia, amagando la capital persa, Ctesifonte. A pesar de eso se le intentó pedir la paz al shah, pero Cosroes la rechazó de forma altiva.

Asesinato de Cosroes II y sucesión de monarcas débiles

En vista de esto, estallo en Ctesifonte una revuelta nobiliaria-militar encabezada por el principe Kavad, hijo del shah. Cosroes fue asesinado en el año 628, despues de ver como degollaban a dieciocho de sus hijos. Kavad II asumió el poder, firmo la paz con Heraclio y fue asesinado poco despues. Luego de estos hechos, los pretendientes al trono fueron numerosos: entre 628 y 632 hubo 9 reyes de Persia (Ardacher III, el general Sharvaraz, la princesa Boran, la princesa Azarmedukht, Ormuz VI, Cosroes IV, Cosroes V, Boran II). El último, Yazdgerd III (632-651), era nieto de Cosroes II y lo que se sabe de él es que era hijo único. Su fecha de nacimiento es desconocida.

Revueltas de los Estados vasallos árabes

Los clientes de los bizantinos, los árabes gasánidas, se convirtieron al cristianismo monofisita, considerado como herejía por la Iglesia ortodoxa. Los bizantinos trataron de suprimir la herejía, debilitando a los gasánidas y alimentando rebeliones en las fronteras del desierto.

A su vez, los lajmíes se rebelaron también contra el shah persa Cosroes II. Al-Nu‘man III (hijo de Al-Mundhir IV), primer rey lajmí cristiano nestoriano, fue derrocado y matado por Cosroes II, porque había tratado de librarse de la tutela persa. Después del asesinato de Cosroes, el Imperio Persa se fragmentó, y los lajmíes consiguieron una independencia de hecho.

Es probable que el debilitamiento del tapón que constituían gasánidas y lajmíes facilitara la invasión árabe-musulmana por Iraq y Bahréin.[1]

Ascensión del Imperio islámico

Al morir el profeta Mahoma en 632, la inmensa mayoría de la actual Arabia había sido unificada bajo la bandera de la nueva religión, el Islam. Pero también había grupos de beduinos y aldeanos arabo hablantes instalados en los confines de la estepa siria,[2]​ por lo que todo régimen que pretendiese unificar a los árabes debía conquistar la estepa siria. Bajo el mando de Abu Bakr, primer califa y sucesor de Mahoma, los musulmanes restablecieron su dominio de Arabia (Guerras de la Ridda) y lanzaron después campañas contra los árabes restantes en Siria y en Palestina.

Sin embargo, se produjo una colisión con los imperios bizantino y sasánida, que se disputaban sus territorios desde hace siglos. Pronto, las guerras dejaron de tener por objetivo la consolidación de las tribus árabes para transformarse en operación de conquista.

Conquista islámica de la Mesopotamia persa

La crisis política sasánida posterior a la muerte de Cosroes II dejó a los iraníes en posición de debilidad frente a los invasores árabes. En un principio, los musulmanes trataron de afianzar su control de las lindes del desierto y el reino de los lajmíes. La ciudad fronteriza de Al-Hira (antigua capital de los lajmíes) cayó en sus manos en 633.

Los sasánidas, reorganizados bajo la égida del shah Yazdgerd III, contraatacaron, y obtuvieron una importante victoria en la Batalla del Puente en octubre de 634.

Tras una victoria decisiva de los musulmanes del general Jalid ibn al-Walid contra los bizantinos en la Batalla de Yarmuk (Siria, 636), el segundo califa Omar, pudo desplazar tropas hacia el este y retomar la ofensiva contra los sasánidas.

La batalla de Qādisiyya

En torno al año 636, Rostam Farrojzād, consejero y general de Yazdgerd III, hizo atravesar al lado occidental del Éufrates a un ejército de 100.000 hombres para batirse en la batalla de Qādisiyya, junto a la actual ciudad de Hilla, en Iraq. Algunos han criticado la decisión del general de enfrentarse a los árabes en su propio terreno, al borde del desierto, arguyendo que los persas habrían podido resistir luchando en la orilla oriental del Éufrates.

El califa Omar decidió reemplazar al general Jalid ibn al-Walid por un miembro importante de la tribu Quraysh, y desplegó una caballería de 30.000 jinetes, a las órdenes del famoso Sahaba Sa`d ibn Abī Waqqās, contra las tropas persas. En la batalla que siguió, dominaron inicialmente los iraníes, gracias a sus elefantes, pero al tercer día de combate, los musulmanes tomaron ventaja por la velocidad de su caballería. El general persa cayó preso y fue decapitado. Según las fuentes islámicas, las pérdidas de los iraníes fueron inmensas, mientras los árabes no perdieron más que 7.500 hombres. El tamaño de las tropas presentes y la disparidad de las pérdidas pueden ser exageraciones posteriores, pero la victoria aplastante de los árabes es indiscutible.

Tras la batalla, las tropas árabes musulmanas se abrieron camino hasta la capital persa, Ctesifonte (en árabe, Madā’in), que tras un breve asedio, fue evacuada por el shah Yazdgerd III. Después de la toma y saqueo de la ciudad, los árabes prosiguieron hacia el este, persiguiendo a Yazdgerd y a los restos de su tropa. En poco tiempo, los ejércitos árabes rechazaron un gran contraataque de los sasánidas en la batalla de Jalūlā’, y salieron vencedores de otros enfrentamientos en Qasr-e Shirin y Masabadhan. Para el año 640, los árabes controlaban toda Mesopotamia, incluyendo la actual provincia iraní de Juzestán.

Para asegurar sus nuevas conquistas, los árabes fundaron dos campamentos militares, Kufa y Basora, que pronto se transformaron en florecientes ciudades y centros de difusión de su cultura. En estas ciudades nacerían las escuelas de gramatica que habrían de sistematizar el idioma árabe.

Conquista del altiplano iraní

Se dice que el califa Omar no tenía intención de enviar sus tropas más allá de los montes Zagros ni al Altiplano Iraní. Este hecho se explica tradicionalmente porque quería conservar una barrera entre árabes y persas. Comentarios posteriores justifican el buen sentido de dicha estrategia por la necesidad de evitar un despliegue excesivo de las fuerzas árabes. Éstas, efectivamente, acababan de conquistar vastos territorios que aún necesitaban administración y tropas de pacificación.

Los generales y guerreros de Omar querían más acción. Alegaban que Yazdgerd III podía aún convertirse en una amenaza si se lo dejaba reunir tropas con calma. La persistencia del estado persa era una incitación a la revuelta en los territorios conquistados. Por último, aquellos árabes que se sentían perjudicados en la distribución de tierras y botín obtenidos en las conquistas de Mesopotamia insistían para organizar nuevas expediciones.

Omar cedió, y las tropas árabes que atravesaron los Zagros triunfaron allá donde pasaron, aplastando toda resistencia.

La batalla de Nahâvand

En 641, Yazdgerd había reunido un nuevo ejército (90.000 soldados), al mando del general Fayzuran, en Nahâvand, a unos 60 km de Hamadán. En esta batalla, la caballería del Sahaba Numan ibn Muqarrin (30.000 jinetes) atacó a las fuerzas persas del general Fayzuran y las derrotó, en lo que los árabes conocen como la “victoria entre victorias”. Los invasores, poco despues, avanzaron y ocuparon la cercana Hamadán.

Por el sur, fuerzas árabes apostadas en Basora y Juzestán avanzaron sobre la provincia de Fars (cuna de los sasánidas), ocupándola junto a su ciudad más impotante, Shiraz.

Yazdgerd III, incapaz de reunir un nuevo ejército, se dio a la fuga y la resistencia persa, que estaba organizada centralmente, acabó. Las autoridades locales ofrecieron una esporadica resistencia, que rara vez fue efectiva.

Prosigue la conquista

A fines de 644, el califa Omar fue asesinado por un esclavo persa ,llamado Firuz, y fue sucedido por Uthman Ibn Affan, representante de la aristocracia mequí. Para esa época, la expansión árabe en el altiplano iraní llegaba hasta Shiraz (Fars), Isfahan y Hamadan.

Finalizada la consolidación de los territorios conquistados, prosiguió la expansión árabe en el Altiplano Iraní. En 649, con vistas de conquistar la provincia persa de Jorasán, las fuerzas del gobernador árabe de Kufa, Sa'id ibn al-'As, avanzaron desde Hamadán y Ray hasta Gorgan (actual provincia de Golestán) y Jorasán. Al mismo tiempo, y con el mismo proposito, las fuerzas del gobernador árabe de Basora, Abdullah ibn 'Amir, comenzaron su avance a traves de Fars y Kirman hacia el oasis de Tabas y en dirección a Nishapur y Merv. A pesar del dificil camino que tomó, Abdullah ibn 'Amir ganó la partida y ocupó la codiciada provincia persa. Las ciudades de Jorasán; Nishapur, Sarajs, Tus, Herat y Merv llegaron rapidamente a acuerdos con los musulmanes.

Yazdgerd III, tras la derrota de Nahâvand, fue huyendo de provincia en provincia por su imperio antes de ser asesinado en Merv por su propia gente en 651. Las fuerzas islámicas de Abdullah ibn 'Amir, poco despues del hecho, establecieron un campamento en Merv.

La ocupación

Bajo el califato de Omar y sus primeros sucesores, los conquistadores árabes trataron de mantener su cohesión cultural y política frente a la atracción que ejercían las civilizaciones conquistadas. Los árabes prefirieron acuartelarse en las ciudades, antes que dispersarse por el territorio. No debían casarse sino con árabes, ni aprender la lengua o leer la literatura de los pueblos conquistados.

El régimen de los conquistados

Los nuevos súbditos no musulmanes dimmíes estaban obligados a pagar un impuesto especial, la yizia (del persa medio gazīt), y se les imponían distintas restricciones relacionadas con el culto y el vestido.[3]​. Durante los primeros siglos, al menos, las conversiones masivas no fueron buscadas ni autorizadas. Más adelante, dichas restricciones desaparecieron.

El profeta Mahoma había dejado claro que la religión de la “gente del Libro” (judíos y cristianos) sería tolerada siempre que éstos se sometieran al poder islámico. Al principio, la cuestión de si debía acordarse o no a la religión estatal sasánida (el zoroastrismo) el mismo tratamiento no estaba clara para los musulmanes. Muchos jefes árabes destruyeron templos zoroastrianos y prohibieron el culto. Otros toleraron el culto persa. Tras algunas disputas, los zoroastrianos fueron finalmente aceptados como “Gente de Libro”.

Transformaciones culturales

La islamización

Antes de la conquista, la mayoría de los iraníes eran zoroastrianos, pero existían también grandes y prósperas comunidades judías y cristianas. Los invasores árabes impusieron ciertas restricciones, bajo las cuales se consentía el culto a los adeptos de las tres religiones. El trasvase de la población hacia el islam fue lento pero constante. Los primeros en convertirse fueron la aristocracia y los habitantes de las ciudades. Entre el campesinado y la clase terrateniente (“dehqān”), el islam se difundió con más lentitud. A finales del siglo X, la mayoría de los iraníes eran musulmanes (al menos nominalmente).

Según Bernard Lewis:

Las conquistas arabo islámicas han sido consideradas en Irán de distintos modos: por algunos, como una bendición, el advenimiento de la verdadera fe, el final de la era de la ignorancia pagana; por otros, como una humillante derrota nacional: la conquista y subyugación del país por invasores extranjeros. […] Irán fue efectivamente islamizado, pero no arabizado. Los persas siguieron siendo persas; y tras un intervalo de silencio, Irán volvió a emerger como un elemento distinto y diferente dentro del mundo islámico, añadiendo a este mismo cosas nuevas. En los planos cultural, político y sobre todo religioso, la contribución iraní a la nueva civilización islámica es de una importancia inmensa. La obra de los iraníes puede ser observada en cualquier campo de realización cultural, incluyendo la poesía árabe, algunas de cuyas obras más significativas fueron realizadas por poetas de origen iranio. En cierto sentido, el islam iraní es un segundo advenimiento del propio islam, un nuevo islam llamado en ocasiones Eslām-e A‘yam. Fue más este islam persa, y no el original árabe, el que llegó a nuevas zonas y pueblos: a los turcos, primero en Asia Central y después en Oriente Medio, en la región que vino a llamarse Turquía; y por supuesto, a la India. Los turcos otomanos hicieron llegar un forma de la civilización iraní hasta las murallas de Viena… [1]

De acuerdo con la Tārij-e Bojārā:

Los residentes de Bojārā se convirtieron al islam. Pero renegaban cada vez que los árabes se iban de nuevo. Qutayba b. Muslim los hizo convertirse tres veces, [pero] volvían a renegar [del Islam] y se convertían en infieles. A la cuarta vez, Qutayba les hizo la guerra, tomó la ciudad, y tras mucha pugna, estableció el islam… Abrazaron el islam abiertamente, pero en secreto practicaban la idolatría.

Durante los primeros siglos, el islam predominante en Irán fue el sunní. El chiísmo, del que Irán es hoy en día es el principal bastión, no se hizo mayoritario hasta su adopción como religión oficial por la dinastía safaví, en el siglo XVI.

El cambio lingüístico

Durante el reinado de la dinastía Omeya, los invasores impusieron el árabe como lengua primera de sus súbditos en todo el imperio, desplazando a sus lenguas maternas. Sin embargo, el persa medio se reveló muy resistente. La mayor parte de su estructura y vocabulario sobrevivieron, evolucionando hasta transformarse en lo que es hoy el persa moderno. Este, sin embargo, incorporó a su vocabulario gran número de palabras de origen árabe, sobre todo en el dominio religioso. Además, el persa abandonó el alfabeto arameo adaptado y adoptó una variante del alifato árabe, modificado [2].

Anexos

Notas y referencias

  1. Articulo "arab conquest" en http://www.iranica.com
  2. Donner, Fred. The Early Islamic Conquests, 1981, ISBN 1-59740-200-1
  3. Bashear 1997, p. 117.

Fuentes utilizadas

Este artículo es originalmente una traducción del de la Wikipedia francesa (marzo de 2007), corregida con ayuda de la inglesa, del que la francesa es a su vez su traducción.

Bibliografía