Diferencia entre revisiones de «Fiesta»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
m Revertidos los cambios de 79.144.185.37 a la última edición de 95.16.100.124
Línea 77: Línea 77:
* [[Fiesta Privada]]
* [[Fiesta Privada]]
* [[Fiesta Navideña]]
* [[Fiesta Navideña]]
* [[Fiesta Basta]]
* [[Fiesta Cultural]]
* [[Fiesta de sombreros]]
* [[Fiesta de sombreros]]
* [[Fiesta universitaria]]
* [[Fiesta universitaria]]

Revisión del 11:59 23 jun 2010

Preparativo de una fiesta.

Una fiesta es un rito social en el cual las personas marcan cierto acontecimiento o alguna ocasión especial, como un cumpleaños, agasajo, boda, aniversario, etcétera; reuniéndose y desinhibiéndose o adoptando un rol para la ocasión. Se incluyen en este tipo de celebraciones las fiestas populares como las ferias, los carnavales...

Como rito que es, implica seguir un patrón determinado, en el caso de las fiestas suele estar acompañado de baile, música y comida para la ocasión. Junto con algún ritual más específico según la fiesta de que se trate.

Las personas implicadas en el rito pueden variar considerablemente, desde una familia o grupo social hasta toda una localidad o incluso una nación.

Según Casanova, cualquier reunión en la que todos sus integrantes estén de fiesta, "es una fiesta". Con lo cual podemos entender una fiesta como un estado mental transitorio compartido y no solo como un acto colectivo.

La ocasión

Cualquier circunstancia, siempre que sea positiva, es apropiada para la organización de una fiesta. Por ejemplo, el final de los exámenes, el inicio de las vacaciones, un acontecimiento familiar (boda, bautizo, comunión, etc.) son situaciones más que propicias para celebrar una fiesta. Sin embargo, el acontecimiento por excelencia que engendra la mayoría de las fiestas es la celebración de un cumpleaños.

Los días en que mejor se acoge la convocatoria para una fiesta son, por razones obvias, las vísperas de festivo y fines de semana, es decir, los sábados. Para formalizar la convocatoria de la misma, hay que tener en cuenta, lógicamente, la fecha de dicha celebración, además de las costumbres de los invitados. Si se establece, por ejemplo, en vísperas de Semana Santa o de otra festividad señalada, lo más probable es que la mayoría de tus futuros asistentes se encuentren de viaje o en su segunda residencia. Por eso hay que ser precavido.

No es conveniente organizar una gala el día de la inauguración de las Olimpiadas o el día de la final de la copa del mundo de fútbol si muchos de los invitados son aficionados al deporte. Del mismo modo, puede que no sea buena idea montar una fiesta cundo se celebre un espectáculo relevante en la ciudad: un concierto de U2, se juega un Real Madrid - F.C. Barcelona, etc. En definitiva, hay que atar todos los cabos para cerciorarse de que puedan acudir la mayoría de los invitados.

Salvo para fiestas infantiles o de personas mayores, las últimas horas de la tarde y toda la noche, sin limitaciones constituyen momentos preciosos para la organización de un festejo. La noche tiene un encanto misterioso y bohemio que invita a la desinhibición y la búsqueda de nuevas sensaciones.

La hora de comienzo, por su parte, dependerá tanto de la edad de los participantes, como de la índole de la reunión. Por lo demás, hay que tener en cuenta que la hora de convocatoria puede llevar implícitas determinadas obligaciones: por ejemplo, en una reunión que comience a las ocho de la noche, los invitados entenderán que se va a saciar su hambre con unos entremeses.

El lugar

El lugar de celebración de una fiesta no es determinante para conseguir un gran éxito. Una celebración festiva puede ser igualmente divertida en un local público, en una casa particular, en un solar o en un pabellón de deportes. Lo que sí resulta verdaderamente importante es que la capacidad del recinto sea la adecuada al número de asistentes. Una veintena de personas bailando en una plaza de toros difícilmente lograrán divertirse por más esfuerzos que realicen. Por ello es preciso calcular primero el número de asistentes a la reunión. Lo importante es que se encuentren cómodos durante la fiesta pero que el espacio no sea tan amplio como para perder la sensación de unidad. Si hay que escoger entre quedarse corto o que sobre terreno, es preferible pecar de lo primero, ya que el éxito de toda celebración reside en que los invitados se sientan miembros de un grupo y tengan la posibilidad de comunicarse con todos ellos.

Si se estima que el sitio escogido excede en muchos metros cuadrados de lo necesario, hay que intentar acotarlo de la manera más discreta. Dependiendo del lugar de celebración, se presentan diferentes soluciones:

  • En una casa particular, clausurando algunas habitaciones periféricas se conseguirá reducir el espacio hábil.
  • Para lugares abiertos (jardines, campos, plazas, etc.), las soluciones que se presentan son múltiples: vallas, barreras naturales (setos, arbustos...), cintas atadas a los árboles, etc.
  • Cuando hablamos de un restaurante que no tiene comedores individuales, poner un biombo separador constituye el recurso más socorrido y habitual.
  • En un bar, se puede limitar el acceso a una parte del mismo.
Niños con linterna de estrella-formó en la fiesta de "Medio-otoño" en Vietnam.

Es conveniente designar un lugar principal en el que vaya a desarrollarse la parte central de la fiesta y habilitarlo como tal. Por ello el lugar de mayor concurrencia suele coincidir con el que contiene la comida y bebida o la música. Situando en un mismo sitio estos tres elementos se habrá conseguido centralizar la reunión.

Si se espera que acuda a la fiesta demasiada gente para las dimensiones del área principal, no hay que inquietarse. Simplemente, hay que preparar algunos espacios laterales que sirvan de desahogo. En el caso de una vivienda particular, abre alguna habitación pequeña donde la gente pueda expandirse y descansar. En estos lugares de reposo, la música debe oírse a menor volumen mientras que la intensidad de la luz puede aumentarse para permitir descansar la vista. Abre las ventanas y aliviarás el calor de la sala contigua a la par que eliminas el olor y el humo del tabaco. Por último, coloca un grupo de sillas y una mesa y así, darás la oportunidad a los menos marchosos de mantener una tertulia sosegada.

En cuanto al asunto de si deben existir sillas y butacas para sentarse, todo va a depender del tipo de fiesta que se quiera organizar. Si lo que queremos es una reunión tranquila para conversar los los amigos o familiares, es evidente que se deben disponer asientos abundantes ya sea en uno o en varios corros, con una mesa en el centro de cada uno para colocar vasos y botellas. En caso contrario, es mejor dejar que la gente permanezca en pie para que pueda relacionarse con el resto de invitados y no formar corrillos que los aíslen.

Algunos establecimientos públicos se alquilan total o parcialmente para celebración de fiestas privadas. Determinados bares o discotecas pueden cerrar sus puertas al público habitual si se llega a un acuerdo satisfactorio con el encargado. Las ventajas son evidentes:

  • La atención a prestar a los invitados es infinitamente menor
  • También es menor es el esfuerzo de organización previo
  • Se evita tener que limpiar y recoger posteriormente.

Por el contrario, el margen de maniobra del organizador en la concepción y desarrollo de la fiesta se limita. Posiblemente, ni la decoración del local, ni la luz, ni la música queden a su elección, aunque todo dependerá de sus habilidades negociadoras.

Otro dato a tener en cuenta a la hora de elegir la ubicación de la celebración, es la existencia de servicios con suficiente capacidad para el conjunto de invitados. Aunque esto parece obvio, no lo es tanto si nos referimos a lugares en los que no existe suministro de agua, como por ejemplo: un descampado, un solar, etc. Un contratiempo como el tener que hacer colas para evacuar, puede hundir literalmente una fiesta.

La luz

La luz es un elemento importante para crear el ambiente adecuado al tipo de fiesta que se quiera organizar. En principio, si se trata de una reunión social en la que sólo se pretende conversar y pasar un buen rato, no será necesario modificar la iluminación habitual de la habitación en que se vaya a celebrar, como en una fiesta infantil o aquélla en las que primen los juegos o los bailes de grupo.

Pero si hablamos de otro tipo de celebraciones, las posibilidades que ofrecen las luces son infinitas: cambios de intensidad, bombillas de colores, focos proyectados, etc.

En un primer momento, para recibir a la gente y para los primeros contactos, es bueno mantener todas las bombillas encendidas. A la media hora de contar con todos tus invitados comienza a reducir la iluminación. Si dispones de un dispositivo de modulación de luminosidad (muy habitual, en instalaciones de focos halógenos) la solución es sencilla. En caso contrario, se pueden ir apagando lámparas conforme va avanzando la fiesta.

La amplia luminosidad se relaciona habitualmente con el día. Una reunión a las seis de la tarde es difícilmente concebible sin luz. Sin embargo, a partir de las once, la falta de iluminación no debe resultar extraña. La ausencia de luz desinhibe y aproxima a las personas. En los bares de noche, es apreciable cómo las bombillas se hallan generalmente moduladas a la baja, llegando en las discotecas, prácticamente a desaparecer la luminosidad en la pista.

Las velas crean un entorno acogedor e intimista. Si la fiesta va a tener lugar al aire libre, en una calurosa noche de verano, se puede plantear el disponer pequeñas velas sobre las mesas o indicando las vías de acceso. No es necesario colocar sino unos cuantos puntos de luz para que se encuentre la bebida y la comida y sobre el resto de muebles que se hayan distribuido por el recinto para proporcionar una iluminación bohemia y acogedora.

Tipos de fiestas

Algunas de las fiestas más comunes son:

Curiosidad

Algunas personas no celebran fiestas ni asisten a las mismas por diferentes motivos. Uno de ellos el religioso, por ejemplo, los Testigos de Jehová no participan en la mayoría de las celebraciones populares por ser de naturaleza pagana.

Organizar una fiesta implica una inversión de dinero (variable en función del tipo de fiesta que se desee hacer). Por lo cual no todos celebran fiestas y no muy a menudo.

Véase también

Enlaces externos