Diferencia entre revisiones de «Parque Arqueológico Piedras del Tunjo»

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* [http://www.facatativa.gov.co/facatativa-6.htm Parque Arqueológico Piedras del Tunjo]
* [http://www.facatativa.gov.co/facatativa-6.htm Parque Arqueológico Piedras del Tunjo]
* [http://www.facatativa.gov.co/facatativa-5.htm Historia de Facatativá]
* [http://www.facatativa.gov.co/facatativa-5.htm Historia de Facatativá]
* [http://www.rupestreweb.info/tmyc.html Territorio, memoria y comunidad. Aproximación al reconocimiento patrimonial del arte rupestre precolombino de la sabana de Bogotá]
* [http://www.rupestreweb.info/pcys.html “Patrimonio cultural: no dañar” Dinámicas y agentes en la relación patrimonio, cultura y sociedad. A propósito del arte rupestre de la Sabana de Bogotá]


[[Categoría:Facatativá]]
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Pictograma sobre una roca en el Parque Arqueologico de Facatativá

El Parque Arqueológico de Facatativá erróneamente llamado Piedras del Tunjo, Piedras de Tunja o Cercado de los Zipas, se constituye en el único parque arqueológico ubicado dentro del casco urbano de un municipio. Situado en Facatativá a 4º48’59.59”N y 74º20’45.59”O a 2.540 msnm <google earth>

El parque alberga una de las mayores concentraciones de pictografías en un área urbana. Su antigüedad puede alcanzar los 12.000 años. Los antiguos pobladores muiscas, comentaban a los cronistas que estas pinturas habían sido hechas muchas lunas atrás. No se puede determinar exactamente la época de las pictografías, no es posible establecer si son Muiscas o del periodo Herrera. Tampoco es posible comprobar si las diferentes pictografías corresponden a una o varias épocas. independientemente de este desconocimiento las pictografías presentes en los abrigos rocosos, se constituyen en un valioso patrimonio natural y arqueológico de importancia mundial.

El Parque Arqueológico de Facatativá, creado en 1946 tras un proceso de expropiación iniciado el año anterior por Germán Arciniegas, entonces ministro de educación, que se concretó solo hasta 1969. Su administración pasó a manos del Instituto Etnológico Nacional (más tarde Instituto Colombiano de Antropología e Historia ICANH) al tiempo que fue declarado Parque Arqueológico, luego paso al Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura) que lo entrega a la Corporación Autónoma Regional CAR en comodato desde 1972. Durante todos estos años el terreno, las piedras y las pictografías han sufrido graves deterioros, si se tiene en cuenta que su explotación como cantera, motivó reclamaciones desde 1936 y existe documentación alusiva al sitio desde el siglo XVI.

El parque ofrece un sendero que recorre las pictografías más importantes, que a pesar del marcado deterioro del que han sido víctimas durante los últimos 40 años, aún se pueden apreciar y forman parte del patrimonio e identidad local de los facatativeños.

Por tratarse de un parque arqueológico de importancia mundial, se requiere redireccionar el uso del predio, ya que hasta ahora ha sido de carácter netamente recreativo. Por ello se han venido aboliendo prácticas como los asados (desde 2007), que tanto daño le han causado a las pictografías. El uso del parque es contemplativo y educativo. El ingreso al parque tiene un costo aproximado de $3.000, y con la compañía de un guía, los visitantes harán un recorrido pleno de conocimiento del sitio y la cultura muisca, así como sus manifestaciones e importancia para la identidad cultural nacional.

La única actividad recreativa que se mantiene es el paseo en bote por el lago artificial por 2.500 pesos colombianos (1,15 dólares estadounidenses, 0,80 euros) es posible alquilar botes con capacidad hasta para ocho personas.

En el parque se encuentran inmensas rocas metamórficas, probablemente resultado de la intensa presión de la tierra y que con el desarrollo de la litosfera terminaron el piso de un gran lago que probablemente cubría la Sabana de Bogotá. Las rocas están esparcidas irregularmente por todo el parque. La escalada en las rocas se ha constituido en uno de los aspectos detiorantes, por ello esta costumbre no es deseable en procura de la conservación del patrimonio arqueológico.


Las rocas fueron lugar espiritual de los Muiscas, quienes habitaban en el área a la llegada de los españoles. Algunas piedras contienen pinturas rupestres cuya significación lamentablemente hemos perdido ya que los referentes históricos se han diluido con el tiempo. Se presume su significado de acuerdo a símbolos universales, pero en el caso concreto del parque son solo especulaciones.

Debido a la negligencia administrativa, jamás hubo una política de protección de esta joya arqueológica y la mayoría de estas pictografías deterioradas, aún tienen esperanza de restuauración, pero este es un proceso largo y costoso que las administración parece no querer asumir. Durante el año 2008-2009, el restaurador Rodolfo Vallín (ganador del premio al merito cultural del Ministerio de Cultura 2009), presentó ante el ICANH y CAR un proyecto piloto para la conservación de este legado, sin respuesta por parte de las entidades estatales. Por ello es imperativo que los visitantes del parque sin importar su procedencia, conozcan la importancia del sitio arqueológico y su arte rupestre con el fin de apropiarlo y protegerlo.

Tomando como referencia la abundante documentación que se ha realizado durante los últimos años, en especial el más resiente: “Registro del Estado Actual de las Pinturas Rupestres del Parque Arqueológico de Facatativá” (BOTIVA CONTRERAS A., 2007) y de acuerdo a una visita conjunta con CAR, ICANH, Ministerio de Cultura llevada a cabo el pasado 7 de mayo de 2008, se pudo observar que el deterioro sobre las piedras ha seguido avanzando.

El vandalismo del que han sido objeto los pictogramas del Parque, es la principal y más agresiva causa de deterioro. Las fuentes naturales si bien inciden en su conservación, no presentan un efecto tan fuerte sobre la lectura de los conjuntos, ya que han estado expuestos a estas durante toda su historia y solo hasta hace 60 años han sufrido deterioro acelerado.

Los pictogramas son de color rojo, salvo algunos encontrados en la piedra 16 después de la restauración del año 2004 de color blanco, no se descarta que existan más, o de otros colores en las demás piedras. La pintura es opaca y consistente, es posible que la técnica de aplicación sea seco, los pigmentos se pueden ubicar como sustancias minerales (óxidos de hierro, manganeso cinabrio, carbón y arcillas), animales (sangre, huevos, grasa) o vegetales (grasas, colorantes) (BOTIVA CONTRERAS Á. M., 2004) sin aglutinantes orgánicos, tal como se ha concluido con estudios previos realizados sobre otras pictografías del altiplano. Sin embargo la técnica particular se puede confirmar o descartar tras pruebas de laboratorio.

Algunas pinturas presentan bordes poco definidos pero estables, esto se debe posiblemente a un lavado de los pictogramas momentos posteriores al ser realizados. Esta alteración si bien perjudica la lectura de algunas pictografías, no se constituye en un deterioro grave.

La vegetación ubicada en la parte superior de las piedras, genera deterioros físicos, químicos y biológicos sobre el sustrato. El crecimiento de raíces al cabo del tiempo, fractura la piedra. La descomposición de material orgánico afecta el sustrato pétreo y se pone en riesgo el arte rupestre.

Hongos y líquenes proliferan en presencia de humedad, proporcionada por la capa vegetal antes mencionada, cubren las pinturas y sirven como sustrato orgánico para nueva vegetación, con las consecuencias ya nombradas. Escurrimientos causado por el arrastre del agua lluvia de tierra y material orgánico, paulatinamente deposita sobre la piedra una capa de material que limita la lectura de las pictografías.

Las eflorescencias salinas, dan lugar a halos blanquecinos, que se depositan en la superficie de la piedra, tras un proceso de infiltración, capilaridad y perdida de agua de cristalización. Estas dificultan la lectura y provocan a futuro por endurecimiento, exfoliaciones y desprendimientos con la consecuente perdida de las pictografías. Es causada tanto por acción natural del escurrimiento de agua, como por la práctica común de humedecer los pictogramas para hacerlos visibles.

Excrementos de aves depositadas ya que naturalmente los abrigos rocosos ofrecen refugio a diversas especies de aves que dejan excrementos, que al descomponerse, deterioran física y químicamente la roca.

La exfoliación, presente en la capa más superficial de la piedra, causada por la expansión de agua intersticial, sometida a bajas temperaturas, comunes en el lugar. Este es un deterioro común a todas las piedras del parque y no obedece a una época específica, ya que se encuentra pintura rupestre sobre superficies previamente exfoliadas. También se evidencian alteraciones mucho más recientes, acentuadas por el cambio brusco de temperatura producido por las fogatas encendidas los fines de semana durante cerca de 30 años (calores intensos de hogueras por espacio de 5 o 6 horas diarias, con temperaturas entre 50 y 80°C durante el día, que pueden bajar hasta -5oC en las madrugadas, con humedades relativas entre el 60 y 80%), genera un choque térmico que rompe la piedra. Por esta razón a partir del año 2007 se prohibió la práctica de asados al interior del parque.

Los depósitos de hollín, causados por la ya mencionada práctica de asados. Las hornillas y hogueras ubicadas al interior del parque y cercanas a las pinturas rupestres, cuyo humo deposita hollín sobre las piedras.

Las marcas e inscripciones, son quizá la mayor alteración de la pintura rupestre y de hecho la más agresiva. Hechas con diferentes materiales que van desde rayados con objetos corto punzantes, hasta aerosol, pasando por marcador, vinilos, tiza, pinturas acrílicas entre otras.

Menos evidente que el aerosol, pero no menos deteriorantes, las incisiones comprometen la superficie rayada y las pinturas rupestres. Hechas con navajas o vidrios rotos muy abundantes en el lugar. Gracias a la práctica de asados permitida hasta junio de 2007, abunda en el parque carbón utilizado para hacer inscripciones. Son alteraciones menos agresivas que las anteriores.

Marcas hechas con otros elementos escolares como tiza, resaltadores, crayolas, bolígrafos, corrector líquido, lápiz, pintura para tela, pinturas a base de agua o aceite, genera alteraciones muy visibles y señal del vandalismo deliberado, puesto que estos materiales deben ser ingresados intencionalmente al interior del parque. Su aplicación es diversa (brochas, goteros, palos, dedos).

El aerosol es una señal evidente del vandalismo, son las más visibles por su contraste de color, ocupan mayor área, son unas de las más agresivas ya que al ser aplicadas a presión, penetran profundamente en la piedra.

También existen Materiales Agregados, entre los que encontramos barro, que fue aplicado hace relativamente poco tiempo, puesto que el parque fue destinado como locación para grabaciones y adaptado por los equipos de producción que cubrieron las piedras con barro, este penetra profundamente cubriendo el arte rupestre. Adicionalmente al quedar zonas relativamente “limpias”, los vándalos encuentran superficies ideales para hacer grafitis, agravando el problema.

Seguramente con el propósito de robar las pictografías, las piedras son objeto de agresiones físicas intencionadas. Paradójicamente los terrenos del parque fueron expropiados, porque eran explotados como canteras, lo que pudo destruir piedras completas con pictografías. Sin embargo, esta práctica fue común hasta la segunda mitad de la década de los 80. [1]


Pintura rupestre dañada

Pintura rupestre vandalisada.

Debido a al descuido administrativo de varias décadas jamás hubo una política de protección de esta riqueza arqueológica, los pictogramas han sido destruidos o dañados, casi en su totalidad, de manera irreparable. Solo si el municipio y sus habitantes se comprometen a valorar y divulgar el parque, se podré iniciar un largo y costoso proceso de resauración del arte rupestre presente en el parque.

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