Diferencia entre revisiones de «Reinos aimaras»

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En materia arqueológica, al parecer la mayoría de estos reinos sepultaban a sus líderes en un [[mausoleo]] en forma de [[torre]] que actualmente recibe el el nombre de «chullpa» o «chullpar»; el diseño de estas torres era distinto en cada una de las sociedades.
En materia arqueológica, al parecer la mayoría de estos reinos sepultaban a sus líderes en un [[mausoleo]] en forma de [[torre]] que actualmente recibe el el nombre de «chullpa» o «chullpar»; el diseño de estas torres era distinto en cada una de las sociedades.


Los escritos etnográficos describieron constantes disputas entre estos pueblos debido a tierras de [[pastoreo]], esto a causa de que la mayor actividad económica fue la cría de [[camélido]]s [[América|americano]]s.
Los escritos etnográficos describieron constantes disputas entre estos pueblos debido a tierras de [[pastoreo]], esto a causa de que la mayor actividad económica fue la cría de [[camélido]]s [[América|estadounidense]]s.


Estos reinos denominaron Urcusuyu al lado occidental del [[lago Titicaca]] y Umasuyu al lado oriental <ref name="Santillana-Panandean">{{cita libro
Estos reinos denominaron Urcusuyu al lado occidental del [[lago Titicaca]] y Umasuyu al lado oriental <ref name="Santillana-Panandean">{{cita libro

Revisión del 16:13 30 sep 2013

Los reinos aimaras, señoríos aimaras o reinos lacustres fueron un conjunto de pueblos amerindios que florecieron hacia el período intermedio tardío, posterior a la caída de la cultura Tiahuanaco cuyas sociedades se ubicaron geográficamente en el Altiplano andino o meseta del Collao, que -de norte a sur- ocuparon territorios desde Canchis y Canas hasta Potosí, que fueron: Canas, Canchis, Colla, Lupaca, Pacaje, Caranga, Sora, Charca, Chui, Caracara, Quillaca, Yampará, Chicha y Lípez de los que existe muy poca información arqueológica -contrariamente a la información etnohistórica recogida de los oradores incas- y que usaron la lengua aimara y puquina.[1]

Chullpas construidas por el reino Colla.

Durante la época prehispánica estos pueblos no eran conocidos como aimaras o aymaras, si no que se distinguían por el nombre de sus propias sociedades. Fueron los cronistas europeos los primeros en denominar aimaras a estas sociedades pero esta denominación no se produjo de manera inmediata pues existen crónicas en las que claramente se hizo la distinción entre los grupos étnicos de habla aimara.

En todas estas sociedades primó la dualidad como forma de gobierno, es decir que por cada sociedad existían dos líderes.

En materia arqueológica, al parecer la mayoría de estos reinos sepultaban a sus líderes en un mausoleo en forma de torre que actualmente recibe el el nombre de «chullpa» o «chullpar»; el diseño de estas torres era distinto en cada una de las sociedades.

Los escritos etnográficos describieron constantes disputas entre estos pueblos debido a tierras de pastoreo, esto a causa de que la mayor actividad económica fue la cría de camélidos estadounidenses.

Estos reinos denominaron Urcusuyu al lado occidental del lago Titicaca y Umasuyu al lado oriental [1]​ y geográficamente dominaron un gran número de territorios en zonas de menor altura, tanto en los valles de la región del Océano Pacífico como en la cuenca amazónica; sobre las colonias en zonas bajas poseían territorios discontinuos a manera de islas en varias porciones de un mismo valle, compartiendo el valle con otros grupos étnicos que podían ser locales así como de otros pueblos del altiplano -fenómeno geopolítico que John Murra lo denomina «archipiélagos ecológicos verticales»- y si bien durante el Incario mantuvieron tanto sus tierras en el Collao como sus colonias en los valles interandinos; este dominio del territorio se respetó hasta los primeros años de la conquista española cuando comenzó su desmembración tanto territorial como política.

Las sociedades aymaras

Canas y Canchis

Los Canas y los Canchis fueron dos grupos aimaras que habitaron fuera de la meseta del Collao, al norte del nudo de Vilcanota, en las nacientes de los ríos Vilcanota y la actual provincia de Espinar. Antes de la conquista por el Imperio Inca eran aliados de éstos y participaron como soldados mercenarios en la invasión de Andahuaylas apoyando a los incas a cambio de botines de guerra.[2]

Carangas

Los Carangas habitaron la región del río Lauca y su posible capital fue Hatun Carangas, de la cual quedan registros etnográficos. Sus restos arqueológicos han sido poco estudiados, pero se les asocia a varios grupos de chullpares polícromos y de base rectangular que están dispersos al norte del Salar de Coipasa, en Bolivia.

Por los relatos recogidos en época e la virreinal se confirma la posesión de territorios en Arica y varias porciones del río Lluta y del Valle de Azapa y también su habilidad en la crianza de camélidos.

Charkas

Los Charka fueron un reino aymara que habitó la cuenca alta del río Cachimayu en lo que actualmente es la ciudad de Sucre, Bolivia y que tuvieron habilidad para la guerra, razón por la cual durante el Tahuantinsuyo este pueblo sólo prestaba servicio de «mitmak» en el ejército incaico y junto con el pueblo Karakara, apoyaron la conquista del Chinchaysuyu.[3]​ Primeramente también prestaron servicios agrícolas a la par de su labor en las guerras, pero con al crecer el Tahuantinsuyo, les fue difícil volver de las zonas conquistadas hacia sus tierras a tiempo para las labores agrícolas, por lo cual se les exoneró de las labores agrícolas para prestar solamente servicio bélico.[3]

Collas

En el caso de los collas destacan arqueológicamente los de Hatuncolla, estudiados intensamente por Catherine Julián, describiendo al principal sitio colla como su posible capital; además de estar asociado con el complejo chulpar de Sillustani, situado a poca distancia de Hatuncolla.[1]

Lupacas

Los Lupaqa fueron un grupo étnico aimará que habitó la rivera suroeste del lago Titicaca. Tuvieron siete subdivisiones que fueron: Chucuito -la capital-, Ácora, Ilave, Yunguyo, Pomata, Zepita y Juli. Cada subdivisión a su vez se dividía en dos «saya» (a excepción de Juli que tuvo tres «saya»). Cada «saya» estuvo compuesta por varios «hatha», que era la palabra aymara para designar los «ayllus».[4]

En la costa del Océano Pacífico contigua al Collao, poseyeron tierras distribuidas entre los valles de los ríos Moquegua, Locumba, Sama, Caplina, Lluta, Azapa y Camarones y los datos etnohistóricos los ubicán también en los valles templados de Chicanoma y Capinota (ambos en la región de los valles interandinos de Bolivia) destinados mayormente al cultivo de cocales.[4]

Sobre las tierras en la vertiente del Pacífico, los Lupaqa no tuvieron un control absoluto sobre los valles, sino mas bien poseían porciones de tierra de forma discontinua a la que el etnohistoriador John Murra denominó «islas ecológicas», que eran trabajadas por los «hatha» provenientes de los centros poblados Lupaqas en el altiplano y que tenían la finalidad de producir cultivos de diversas regiones ecológicas para complementar su alimentación. Estos valles de la costa del Pacífico, en realidad también tenían «islas ecológicas» de otros reinos aymaras del altiplano como los Collas o los Pacajes (que en el altiplano se ubicaban al norte y al sur de los Lupaqas, respectivamente).[4]

Pacajes

Los Pacajes o Pacaza fueron un grupo aymara que habitó el territorio situado al sureste del lago Titicaca. Su capital fue la ciudad de Caquiaviri y estuvieron divididos en dos grupos denominadas «omasuyu» y «urcusuyu».[5]

Se extendían por el sur hasta Sica Sica y Umala, en donde iniciaban los territorios de los señoríos «Caranga» y «Sora»; por el noreste hasta la península de Achacachi, en donde iniciaba el territorio Colla y por el noroeste hasta la naciente del río Desaguadero en el Titicaca, donde iniciaba el territorio Lupaca.[5]

Los registros etnohistóricos dan cuenta que poseían territorios en Calamarca y Larecaja y varios cultivos de cocales en las yungas.[4]​ Por la costa, existen evidencias arqueológicas Pacajes en las cuencas de los ríos Caplina, Lluta y Azapa.

Los vestigios arqueológicos Pacajes mejor conservados son varios grupos de chullpares repartidos tanto en el altiplano como en las colonias en tierras de menor altura. Las chullpas Pacajes eran muy variadas, existiendo chullpares de barro con revestimiento de colores y en otros casos chullpas de piedra de base cuadrada, rectangular o circular. Los estudios en la «chullpa grande de Pirapi Chico» ubicada en Achiri la fechan en tiempos preincaicos pero presenta un etilo constructivo incaico, ésta particularidad también se da en la chullpa «Chosi Kani» de Anantuco y de la Fortaleza de Jachaphasa fechada entre el 1323 y 1428, antes de la conquista incaica en los Pacajes.[5]

La invasión y conquista incaica

Luego de la conquista incaica y la posterior española, las sociedades aymaras se desmembraron pero algunos de sus descendientes aún conservan tradiciones y un idioma común, tal como esta ceremonia tradicional en la península de Copacabana, en el Lago Titicaca.

Las crónicas de los españoles Pedro Cieza de León y Santa Cruz Pachacuti hablaron de intensas rivalidades entre los curacas aimaras de Chucuito, del reino Lupaca, y Hatuncolla, del reino Colla. Estos enfrentamientos fueron conocidos por los incas y fue el inca Wiracocha el primero en intentar aprovechar estas rivalidades prometiendo ayuda a ambos bandos pero pactando secretamente con los Lupacas de Chucuito. Esta traición fue descubierta por Cari, el líder colla, quien atacó a los lupacas en las proximidades de Paucarcolla, al norte de la actual ciudad de Puno, y antes de que el ejército incaico llegara para ayudarlos. Con esta victoria los Collas se convertieron en el reino dominante en todo el Collao, anexando tierras en la vertiente del Pacífico.[6]

Pero posteriormente el inca Pachacuteq venció a los Collas. Según crónicas del español Sarmiento de Gamboa, el curaca de los Collas en aquel tiempo llamado Colla Capac -aunuqe otros cronistas mencionaban a Chuqui Capac- fue hecho prisionero por los incas luego de una larga batalla cerca de Hatuncolla. En el momento de la conquista de los collas, su territorio abarcaba desde las costas del Pacífico, pasando por la meseta del Collao, hasta la montaña de los Moxos, en el oriente. Luego de la captura de Chuqui Capac todos los collas fueron sometidos por los incas, algunos por la fuerza y otros pacíficamente; los pueblos que quedaron destruidos fueron poblados por mitmakunas y los demás reinos aymaras terminaron por aceptar el dominio cusqueño como lo hicieron los lupacas, pacajes, azangaros y otros.[6]

Luego de la expansión del imperio incaico hacia la zona de los reinos aymaras, los incas denominaron Collas a todos los reinos aymaras sin distinción y su territorio pasó a formar parte del Collasuyo.[7]

Véase también

Bibliografía

  • Silva Sifuentes, Jorge; Santillana, Julián; Vergara, Teresa; Hampe, Teodoro; Patrucco, Sandro; Sánchez-Concha Barrios, Rafael; Quiroz Chueca, Francisco; Aldana, Susana; Orrego, Juan Luis; Ruiz Zevallos, Augusto; Portocarrero Grados, Ricardo (2000). Historia del Perú. Editorial Lexus. ISBN 9972-625-35-4.  |autor= y |apellidos= redundantes (ayuda)

Referencias

  1. a b c Julián Santillana (2000). «Estados panandinos: Wari y Tiwanaku». En Teodoro Hampe Martínez, ed. Historia del Perú. Culturas prehispánicas. Barcelona: Lexus. ISBN 9972-625-35-4. 
  2. Rostworowski Tovar, María (Octubre del 2010). «4. Pachacútec y la formación del Estado inca». Incas. Biblioteca Imprescindibles Peruanos. Perú: Empresa Editora El Comercio S.A. - Producciones Cantabria S.A.C. p. 54. ISBN 978-612-4069-47-5. 
  3. a b John V. Murra (2002). «2.3 El Tahuantinsuyo. La Expansión del estado Inka: ejércitos, guerras y rebeliones». El mundo andino: población, medio ambiente y economía (1ra edición). Lima - Perú: Fondo Editorial - Pontificia Universidad Católica del Perú. pp. 43-57. ISBN 9972-51-072-7. 
  4. a b c d John V. Murra (2002). El mundo andino: población, medio ambiente y economía (1ra edición). Lima - Perú: Fondo Editorial - Pontificia Universidad Católica del Perú. ISBN 9972-51-072-7. 
  5. a b c Kessel, Risto; Pärssinen, Martti (2005). «Identidad étnica y muerte: torres funerarias (chullpas) como símbolos de poder étnico en el altiplano boliviano de Pakasa (1250-1600 d. C.)» (pdf). Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines (Lima) 34 (3): 379-410. ISSN 2076-5827. Consultado el 26 de marzo de 2012. 
  6. a b Varios autores, ed. (1998). «Síntesis histórica». Gran enciclopedia del Perú. Puno. Barcelona: Lexus. ISBN 9972-625-13-3. 
  7. http://www.aymara.org/1995/historia-aymara/