Guerra contra Nabis

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Como Guerra contra Nabis se conoce el enfrentamiento ocurrido en el año 195 adC entre Esparta, polis gobernada por el tirano Nabis, y una coalición conformada por la Liga Aquea, Pérgamo y Rodas, que contaba con el apoyo de Roma y Macedonia. El conflicto también es conocido como la Guerra romano-espartana.

Durante la Segunda Guerra Macedónica (200-196 adC), Macedonia había dado a Esparta control sobre Argos, una importante ciudad en la costa egea del Peloponeso. El hecho de que Esparta aun continuara ocupando Argos tras el fin de la guerra fue usado como pretexto por Roma y sus aliados para declarar la guerra. La coalición antiespartana asedió Argos, capturó la base naval espartana en Gitión, y pronto circunvaló y asedió a la mismísima ciudad de Esparta. Se emprendieron negociaciones que, finalmente, llevaron a la paz bajo condiciones impuestas por Roma, por medio de las cuales Argos y los pueblos costeros de Laconia fueron liberados del dominio espartano, y los espartanos fueron obligados a pagar una indemnización por la guerra a Roma durante los siguientes ocho años. Argos se unió a la Liga Aquea, y los pueblos laconios fueron puestos bajo protección aquea.

Como resultado de la guerra, Esparta perdió su calidad de polis más poderosa de Grecia. Todos los subsiguientes intentos espartanos de recuperar lo perdido fracasaron y Nabis, el último gobernante soberano espartano, fue más tarde asesinado. Poco tiempo después, Esparta fue forzada a convertirse en miembro de la Liga Aquea, su antiguo rival, terminando así varios siglos de independencia política.

Antecedentes

Tras la muerte del tirano Macanidas en el 207 adC, Nabis depuso al rey Pélope con la ayuda de un ejército de mercenarios y se proclamó rey, asegurando que era descendiente del rey euripóntida Demarato. Para entonces, la tradicional constitución de Licurgo había perdido su significado y Esparta era dominada por un grupo de sus antiguos mercenarios. Polibio describió al ejército de Nabis como "una multidud de asesinos, ladrones, rateros y bandoleros"[1]​ En 205 adC Nabis firmó un tratado de paz con Roma, pero en el 201 adC atacó el territorio de Mesene, en esa época aliada de ambas partes, que Esparta había gobernado hasta mediados del siglo IV adC. Los espartanos capturaron Mesene pero pronto fueron obligados a abandonarla cuando llegó el ejército de Megalópolis[2]​ al mando de Filopemen. Tiempo después fueron derrotados de manera decisiva en Tegea, y Nabis tuvo que reconsiderar sus ambiciones expansionistas por el momento.[2][3]

Durante la Segunda Guerra Macedónica, Nabis tuvo otra oportunidad de expandir sus dominios. Filipo V de Macedonia le ofreció la polis de Argos con la condición de que Esparta desertara de la coalición romana y se uniera a la alianza macedonia.[4]​ Nabis aceptó la oferta y recibió control sobre Argos. Sin embargo, cuando la guerra se tornó contra Macedonia, regresó a la coalición romana y envió 600 mercenarios cretenses para apoyar al ejército romano.[5][6]​ Más tarde Filipo fue derrotado de manera decisiva por los romanos en la Batalla de Cinoscéfalos[7]​ pero Esparta retuvo el control sobre Argos. Tras la guerra el ejército romano no se retiró de Grecia, sino que envió guarniciones a varios lugares estratégicos a lo largo de Grecia para proteger sus intereses.[8]

Las reformas de Nabis

En agradecimiento por su ayuda durante la guerra, Roma permitió a Nabis continuar con su dominio sobre la polis de Argos. Siendo ya rey de Esparta, hizo a su esposa Apia gobernante de su polis natal (Argos). Después, Apia y Nabis dieron un golpe financiero al confiscar grandes propiedades a las familias ricas de las polis bajo su dominio, y torturando a aquellos quienes se resistían; la gran mayoría de la tierra confiscada fue redistribuida a los hilotas libertos leales a Nabis.[2][5]​ Una vez que incrementó su territorio y riqueza a través del método ya mencionado, Nabis convirtió al puerto de Gitión en un gran arsenal naval y fortificó a la ciudad de Esparta.[9]​ También permitió a sus aliados cretenses mantener bases navales en territorio espartano, desde las cuales cometían actos de piratería. El crecimiento de su fuerza naval permitió incluso a los más pobres participar como remeros de sus naves y así tener un empleo lucrativo. Sin embargo, bajo estas circunstancias, la extensión de la capacidad naval del puerto de Gitión en gran medida molestaba a los limítrofes estados del mar Egeo y a la antigua república romana.[2]

Una reconstrucción moderna de soldados griegos en formación de falange.

El gobierno de Nabis se fundamentaba en sus reformas sociales y en el fortalecimiento de las fuerzas armadas espartanas. El ejército espartano tradicionalmente se había basado en la leva de homoioi y periecos, apoyados por hilotas ligeramente armados. De varios miles en la época de las Guerras Médicas el número de homoioi había declinado a unos cuantos cientos en la época de Cleómenes III. Hubo posiblemente varias razones para la reducción de su número; una de ellas es que cada espartano que no podía pagar su parte en la sisitia (comida común para los varones en las sociedades dóricas) perdía su calidad de ciudadano de pleno derecho,[10]​ a pesar de que esto no impedia a sus hijos participar en la agogé. Como resultado, el manejo de un respetable ejército de hoplitas sin mercenarios o hilotas libres era difícil. Cleómenes incrementó el número de homoioi de nuevo e hizo operar al ejército espartano con falangistas de armadura ligera, al estilo macedonio.[11]

No obstante, muchos de estos nuevos homoioi murieron en la Batalla de Selasia, y la política implementada por Nabis llevó a los que quedaban al exilio. Como consecuencia, las tropas pesadas no estaban ya disponibles en el número suficiente. Esto causó un serio declive en el poder militar espartano, y el objetivo de las reformas de Nabis era reestablecer una clase de sujetos leales capaces de servir como falangistas bien equipados. Su liberación de los hilotas esclavizados (los neodamodes), fue una de las más notables hazañas en la historia espartana. Con esta acción Nabis eliminó un pilar ideológico central del viejo sistema social espartano y la principal razón para objetar la expansión espartana hacia las demás polis. Prevenir la rebelión hilota había sido, hasta ese momento, la principal preocupación de Esparta, y esa necesidad limitaba cualquier aventura expansionista; de este modo, la acción de Nabis terminó con ese problema de un solo toque. Sus hilotas libertos recibían tierras de su parte y se casaban con las esposas de los ciudadanos espartanos exiliados, o con las viudas de los adinerados miembros de la élite espartana, que habían sido asesinados por órdenes de Nabis.[9]

Planificación

La Liga Aquea estaba molesta por el hecho de que uno de sus miembros continuara bajo ocupación espartana, y persuadió a los romanos a reconsiderar su decisión de permitir a Esparta conservar los territorios de los que se había apoderado. Los romanos aceptaron la propuesta de los aqueos, pues no querían que una fuerte y reorganizada Esparta causara problemas una vez que ellos dejaran Grecia.[12]

En el año 195 adC, Tito Quincio Flaminino, comandante romano en Grecia, llamó a un consejo de los Estados griegos en Corinto para discutir si se debía o no declarar la guerra a Nabis. Entre los estados cuyos delegados participaron constaban la Liga Etolia, Macedonia, Roma, Pérgamo, Rodas, Tesalia y la Liga Aquea.[13]​ Todos se declararon a favor de la guerra, excepto por la Liga Etolia y Tesalia, quienes querían que los romanos abandonaran Grecia inmediatamente.[14][13]​ Ambas se ofrecieron a negociar con Nabis por su cuenta, pero la Liga Aquea se opuso, pues objetaba cualquier acción que incrementara el poder de la Liga Etolia.[14]​ El historiador moderno Erich Gruen ha sugerido que los romanos pudieron usar la guerra como pretexto para establecer unas cuantas legiones en Grecia con el fin de prevenir que los espartanos y la Liga Etolia se unieran al rey seléucida Antíoco III si éste invadía Grecia.[15]

Flaminino primero envió un delegado a Esparta, demandando que Nabis entregara Argos a la Liga Aquea, o de lo contrario enfrentara la guerra contra Roma y sus aliados griegos.[16]​ Nabis se negó a aceptar el ultimátum de Flaminino, y como consecuencia 40.000 soldados romanos y sus aliados griegos avanzaron hacia el Peloponeso[16]​ Una vez en el Peloponeso, Flaminino unió sus fuerzas con las del comandante aqueo, Aristaenos, quien tenía 10.000 unidades de infantería y 1.000 de caballería en Cleonae. Juntos avanzaron hacia Argos.[16]

Nabis designó a su cuñado, el argivo Pitágoras, comandante de su guarnición de 15.000 hombres en Argos.[17]​ A medida que los romanos y la Liga Aquea avanzaban hacia la ciudad, un joven argivo, llamado Damocles, intentó empezar una rebelión contra la guarnición espartana. Con unos pocos seguidores, se paró en el ágora de la ciudad y gritó a sus conciudadanos argivos, exhortándoles a rebelarse. Sin embargo, nunca se llevó a cabo la rebelión, y Damocles, junto con la mayoría de sus seguidores, fueron rodeados y asesinados por la guarnición espartana.[17]

Unos pocos sobrevivientes del grupo de Damocles lograron escapar de la ciudad, y se dirigieron al campamento de Flaminino. Ahí le sugirieron que si él acercaba su campamento a las puertas de la ciudad, los argivos se rebelarían contra los espartanos.[17]​ Entonces Flaminino envió a su infantería y caballería ligera a encontrar una posición para el nuevo campamento.[17]​ Al divisar al pequeño grupo de soldados romanos, un grupo de soldados espartanos salieron por las puertas de la ciudad y combatieron por medio de escaramuzas a los romanos aproximadamente a 300 pies de las murallas de la ciudad. Al final los romanos obligaron a los espartanos a retirarse a la ciudad.[17]

Flaminino movió su campamento al lugar donde la escaramuza había ocurrido. Durante un día entero, esperó a que los espartanos lo atacaran, pero al no ocurrir ningún ataque, llamó a un consejo de guerra para discutir si debía o no empezar el asedio. Todos los líderes griegos excepto Aristaenos se pronunciaron a favor de atacar la ciudad, pues capturar Argos fue el primer objetivo que se plantearon al ir a la guerra.[17]​ Aristaenos, por otro lado, sugirió que debían, en cambio, atacar directamente Esparta y Laconia. Flaminio se mostró de acuerdo con Aristaenos, y el ejército marchó hacia Tegea, en Arcadia. Al día siguiente Flaminio avanzó hacia Caryae, donde esperó la llegada de aliados auxiliares para reforzar sus tropas. Estos aliados estaban conformados por un contingente de exiliados espartanos liderados por Agesipolis, el legítimo rey de Esparta, quien había sido destronado por el primer tirano de Esparta, Licurgo, veinte años atrás. Pronto llegaron 1.500 macedonios y 400 unidades de caballería de Tesalia, enviados por Filipo, para unirse también a los romanos.[12][17][18]​ Los aliados se enteraron que, además, varias flotas habían llegado a la costa laconia en su ayuda: una flota romana de 40 naves mandada por Lucio Quincio Flaminio; una flota de 18 naves de la isla de Rodas, dirigida por Sosilas, quien esperaba que la derrota de Nabis pusiera fin a la piratería que afectaba a sus naves mercantes; y una flota de 40 naves dirigida por el rey Eumenes II de Pérgamo, quien esperaba quedar bien con los romanos para así contar con su apoyo en caso de que Antíoco llevara a cabo su invasión.[12][17][19]

Campaña de Laconia

Esta pequeña arma de asedio, llamada onagro, era más barata y fácil de construir que una ballista. Su uso era parecido al del litóbolos (la versión que lanza piedras de una ballista), pero sus disparos eran menos precisos. No obstante, sus proyectiles eran lanzados a las almenas para destruirlas antes de asaltar las murallas.


Nabis reclutó a 10.000 ciudadanos para su ejército y contrató adicionalmente a 3.000 mercenarios. Sus aliados cretenses, quienes se beneficiaban de las bases navales que habían establecido en su territorio, sumaron 1.000 guerreros especialmente seleccionados a los 1.000 que ya habían enviado para ayudar a los espartanos.[20]

Nabis, temiendo que el avance romano animara a sus súbditos a rebelarse, decidió atemorizarlos ordenando la ejecución de ochenta ciudadanos prominentes.[2]​ Cuando Flaminio dejó su base y se aproximó a Selasia, los auxiliares de Nabis atacaron a los romanos mientras estos armaban su campamento. El súbito ataque por un momento confundió a los aliados, pero los espartanos se retiraron a la ciudad cuando el cuerpo principal de cohortes de legionarios llegó.[21]​ Mientras los romanos avanzaban hacia el Monte Menelao, los mercenarios de Nabis atacaron la retaguardia aliada. Apio Claudio, comandante de la retaguardia, reagrupó a sus tropas y obligó a los mercenarios a retirarse tras las murallas de la ciudad, causándoles muchas bajas en el proceso.[21]

El ejército coaligado entonces se dirigió a Amiclas, y desde ahí saquearon los campos cirundantes. Lucio Quincio, mientras tanto, recibió la rendición voluntaria de varios pueblos costeros de Laconia.[20][21]​ Después los aliados avanzaron hacia la ciudad más grande del área, Gitión. Mientras las fuerzas terrestres empezaban a asediar la ciudad, llegó la armada aliada. Los marinos de las tres flotas se dedicaron a contruir armas de asedio a los pocos días.[20]​ A pesar de que estas máquinas tenían un efecto devastador en las murallas de la ciudad, la guarnición resistió con éxito el ataque.[20]

Pasado un tiempo, Dexagóridas, uno de los dos comandantes de la guarnición, le comunicó al legado romano que estaba dispuesto a rendir la ciudad.[20]​ Sin embargo, Gorgopas, el otro comandante, al enterarse de la noticia asesinó a Dexagóridas con sus propias manos.[20]​ Gorgopas continuó resistiéndose con ferocidad hasta que Flaminio llegó con 4.000 soldados adicionales que recientemente había reclutado.[20]​ Los romanos reanudaron su asalto y Gorgopas fue obligado a rendirse, aunque logró asegurar la condición de que él y su guarnición abandonaran la ciudad sin ser lastimados y se les permitiera regresar a Esparta.[20]

El asedio a Esparta

Durante el asedio a Gitión, Pitágoras se retiró a Esparta, llevando consigo 3.000 hombres desde Argos.[20]​ Cuando Nabis descubrió que Gitión se había rendido decidió enviar un delegado a Flaminio para negociar términos de paz.[19]​ Nabis ofreció retirar el resto de su guarnición de Argos y entregar a los romanos sus desertores y prisioneros.[22]​ Flaminio llamó a otro consejo de guerra, y la mayoría del consejo decidió que lo mejor era capturar Esparta y destronar a Nabis.[23]

Flaminio respondió a Nabis proponiéndole sus propios términos, bajo los cuales Esparta y Roma harían una tregua de seis meses siempre y cuando Nabis rindiera la guarnición de Argos, junto con todas sus guarniciones en la Argólida; que liberara a Argos y le entregara su flota; que pagara una indemnización durante ocho años y que no estableciera alianzas con ninguna ciudad cretense.[18][24]​ Nabis rechazó su oferta, asegurando que tenía suficientes provisiones como para soportar un asedio.[25]​ Flaminio, entonces, llevó su ejército de 50.000 hombres a Esparta, y tras derrotar a los espartanos en las afueras de la ciudad, empezó su asedio.[26]​ Flaminio decidió no hacer su asedio de la manera tradicional, sino más bien hacer un asalto violento.[27]​ Los espartanos al principio resistieron bien el ataque de los aliados, pero comenzaron a ceder en buena medida por el hecho de que sus ataques con proyectiles eran inútiles contra los grandes escudos romanos.[23]

Los romanos asaltaron Esparta y tomaron sus murallas, pero su avance fue al principio retrasado por la estrechez de las calles de las afueras de la ciudad. Sin embargo, a medida que avanzaban al centro de la ciudad, las calles eran más anchas y los espartanos se veían obligados a replegarse cada vez más.[23]​ Nabis, al ver que sus defensas colapsaban, intentó huir, pero Pitágoras reagrupó y animó a los soldados, y les ordenó incendiar los edificios más cercanos a las murallas.[23]​ Escombros en llamas cayeron sobre los soldados de la coalición que ingresaban a la ciudad, causando muchas bajas. Al observar esto, Flaminio ordenó a ejército regresar a su base.[23]​ Cuando el ataque se reanudó, los espartanos lograron contener los ataques romanos por tres días antes de que Nabis, al darse cuenta que su situación era irremediable, decidiera enviar a Pitágoras para ofrecer su rendición.[28]​ Al principio, Flaminio rehusó verlo, pero cuando Pitágoras acudió al campamento romano por segunda vez, Flaminio aceptó la rendición, siendo las condiciones del tratado las mismas que Flaminio había propuesto con anterioridad.[28]​ El tratado fue luego ratificado por el Senado.[2]

Los argivos se rebelaron cuando escucharon que Esparta estaba bajo asedio. Comandados por Archippas, atacaron la guarnición comandada por Timócrates de Pelene.[28]​ Timócrates rindió la ciudadela con la condición de que a él y a sus tropas se les permitiera retirarse sin ser lastimados; a cambio todos los argivos que formaban parte del ejército de Nabis podrían regresar a sus hogares.[28]

Resultado

Después de la guerra Flaminio visitó los Juegos Nemeos en Argos y proclamó la libertad de la polis.[29][27]​ Los argivos inmediatamente decidieron regresar a la Liga Aquea. Flaminio también liberó a todas las ciudades costeras de Laconia del gobierno espartano y las puso bajo protección aquea.[27]​ Lo que quedaba de la flota espartana fue puesto bajo la custodia de las mismas ciudades costeras.[27]​ Nabis también tuvo que retirar sus guarniciones de las ciudades cretenses y revocar varias de las reformas sociales y económicas que habían fortalecido el poderío militar espartano.[24][30]​ Los romanos, sin embargo, no destronaron a Nabis. Aunque Esparta era una polis debilitada y efectivamente impotente, los romanos querían mantenerla independiente para que actuara como un contrapeso contra la creciente Liga Aquea. La sumisión de Nabis fue asegurada por el hecho de que tuvo que entregar cinco personas como rehenes a los romanos, entre ellos su hijo Armenas.[24]​ Los romanos no permitieron que los exiliados regresaran a Esparta, para evitar cualquier tipo de conflicto interno en la polis. No obstante, permitieron a cualquier mujer que estuviera casada en segundas nupcias con un hilota liberado, y cuyo primer marido estuviera desterrado, reunirse con este en el exilio.[24][27][30]

Cuando las legiones al mando de Flaminio regresaron a Italia, las polis griegas se encontraron de nuevo enfrentadas a sus propias divisiones. En aquella época dominaban la región el reino de Macedonia, que hacía poco había perdido una guerra contra Roma; los etolios, la fortalecida Liga Aquea y Esparta, que estaba reducida. Los etolios, quienes se habían opuesto a la intervención romana en los asuntos griegos, incitaron a Nabis a retomar sus antiguos territorios y su posición entre las potencias griegas.[2]​ En el año 192, Nabis, quien había construído una flota nueva y había fortalecido su ejército, asedió Gitión. Los aqueos respondieron enviando un emisario a Roma para pedir ayuda.[2]​ El Senado respondió enviando al pretor Atilio con una armada para derrotar a la flota de Nabis, así como una embajada liderada por Flaminio.[2]​ En vez de esperar que la flota romana llegara, el ejército y la armada de los aqueos partieron hacia Gitión bajo el mando de Filopemen. La flota aquea fue derrotada por la recientemente reconstruida flota espartana, siendo su buque insignia destruido en el primer ataque.[2]​ Asimismo, en tierra el ejército aqueo no pudo derrotar al ejército espartano en las afueras de Gitión, y Filopemen se retiró a Tegea.[2]​ Cuando Filopemen regresó a Laconia su ejército fue emboscado pero de todos modos consiguió una victoria. Entonces los aqueos se dedicaron a saquear Laconia durante treinta días mientras los espartanos se mantenían dentro de la polis fortificada. Ya se habían hecho planes para capturar Esparta cuando Flaminio llegó y convenció al estratego Filopemen de que no la tomara.[2]​ Mientras tanto Nabis decidió aceptar el statu quo anterior y rendirse de nuevo bajo las mismas condiciones del último tratado.[2][30]

Filopemen herido por David d'Angers, 1837, Museo del Louvre

Como Esparta había quedado debilitada, Nabis acudió a los etolios para que le prestaran su ayuda.[2]​ Enviaron a Esparta 1.000 unidades de caballería bajo el mando de Alexameno. Se dice que mientras Nabis observaba el entrenamiento de sus tropas, el comandante etolio Alexameno cargó contra él y lo mató con su lanza.[31]​ Después las tropas etolias tomaron el palacio y se aprestaron a saquear la ciudad, pero los habitantes de Esparta se organizaron y lograron expulsarlos de la polis.[31]​ Mientras Esparta se hallaba en anarquía, Filopemen entró en la ciudad con el ejército aqueo e hizo a Esparta miembro de la Liga Aquea. Se le permitió a la polis de Esparta mantener sus leyes y territorio, mas no su antigua forma de gobierno ni el retorno de los exiliados.[32]

En el año 189 adC, se les permitió a los rehenes tomados por Roma regresar a Esparta, a excepción del hijo de Nabis, que enfermó y falleció.[33][34]​ Padeciendo problemas políticos y económicos por no disponer de acceso al mar, los espartanos capturaron la ciudad de Las, que era el hogar de muchos exiliados y miembro de la Unión de laconios libres.[35][33]​ Los aqueos oficialmente adoptaron ésta como excusa para acabar con la independencia espartana de una vez por todas. Demandaron la entrega de los responsables del ataque.[33]​ Los culpables respondieron asesinando a treinta ciudadanos simpatizantes de los aqueos, separándose de la Liga y solicitando la protección romana.[32]​ Los romanos, quienes deseaban la división de la Liga, no hicieron nada al respecto.[33]​ En el año 188 adC, Filopemen penetró por el norte de Laconia con un ejército y con los exiliados espartanos, quienes insistían en regresar a Esparta. Primero masacró a ochenta ciudadanos hostiles a la Liga Aquea en Compasium, y luego hizo que la muralla que Nabis había construido alrededor de Esparta fuera demolida. Filopemen entonces restauró a los exiliados y abolió la Ley espartana, reemplazándola por la Ley aquea.[33]​ Así terminó el papel de Esparta como potencia en Grecia, mientras que Acaya se convertía en el poder dominante de todo el Peloponeso.[36]

Citas

  1. Polibio 13.6
  2. a b c d e f g h i j k l m n Smith, Dictionary of Greek and Roman Biography and Mythology "Nabis" Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «William Smith» está definido varias veces con contenidos diferentes
  3. Polibio 16.13
  4. Tito Livio 32.39
  5. a b Cartledge and Spawforth, Hellenistic and Roman Sparta:A tale of two Cities, 74
  6. Tito Livio 32.40
  7. Tito Livio 33.10
  8. Tito Livio 33.31
  9. a b Green, Alexander to Actium: The Historical Evolution of the Hellenistic Age, 302
  10. Eran los llamados hipomeiones
  11. Warfare in the Classical World, p. 73(Macedonian infantry) sobre el equipamiento de los falangistas macedonios
  12. a b c Holleaux, Rome and the Mediterranean; 218-133 B.C, 190
  13. a b Cartledge and Spawforth, Hellenistic and Roman Sparta:A tale of two Cities, 75
  14. a b Tito Livio 34.24
  15. Gruen, The Hellenistic World and the Coming of Rome, 450
  16. a b c Tito Livio 34.25
  17. a b c d e f g h Tito Livio 34.26 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Livy 34.26» está definido varias veces con contenidos diferentes
  18. a b Green, Alexander to Actium: The Historical Evolution of the Hellenistic Age, 415
  19. a b Tito Livio 34.30
  20. a b c d e f g h i Tito Livio 34.29
  21. a b c Tito Livio 34.28
  22. Tito Livio 34.33
  23. a b c d e Tito Livio 34.33 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Livy 34.39» está definido varias veces con contenidos diferentes
  24. a b c d Tito Livio 34.35
  25. Tito Livio 34.37
  26. Tito Livio 34.38
  27. a b c d e Holleaux, Rome and the Mediterranean; 218-133 B.C, 191 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Holleaux191» está definido varias veces con contenidos diferentes
  28. a b c d Tito Livio 34.40
  29. Tito Livio 34.41
  30. a b c Cartledge and Spawforth, Hellenistic and Roman Sparta:A tale of two Cities, 76
  31. a b Tito Livio 35.35
  32. a b Cartledge and Spawforth, Hellenistic and Roman Sparta:A tale of two Cities, 77 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Cartledge and Spawforth77» está definido varias veces con contenidos diferentes
  33. a b c d e Cartledge and Spawforth, Hellenistic and Roman Sparta:A tale of two Cities, 78
  34. Polibio 21.2
  35. Green, Alexander to Actium: The Historical Evolution of the Hellenistic Age, 423
  36. Cartledge and Spawforth, Hellenistic and Roman Sparta:A tale of two Cities, 79

Referencias

Fuentes primarias

  • Tito Livio, traducido al inglés por Henry Bettison, (1976). Rome and the Mediterranean. London: Penguin Classics. ISBN 0-14-044318-5.
  • Polibio, traducido al inglés por Frank W. Walbank, (1979). The Rise of the Roman Empire. New York: Penguin Classics. ISBN 0-14-044362-2.

Fuentes secundarias

  • Ernst Baltrusch, (1998). Sparta. Munich: C.H. Beck. ISBN 3-406-41883-X
  • Paul Cartledge y Antony Spawforth, (2002). Hellenistic and Roman Sparta: A tale of two cities. Londres: Routledge. ISBN 0-415-26277-1
  • Peter Green, (1990). Alexander to Actium: The Historical Evolution of the Hellenistic Age, (2nd edition). Los Angeles: University of California Press. ISBN 0-500-01485-X.
  • Erich Gruen, (1984). The Hellenistic World and the Coming of Rome. Los Angeles: University of California Press. ISBN 0-520-05737-6
  • Maurice Holleaux, (1930). Cambridge Ancient History: Rome and the Mediterranean; 218-133 B.C., (1st edition) Vol VIII. Los Angeles: Cambridge University Press.
  • William Smith, (1873). Dictionary of Greek and Roman Biography and Mythology. Londres: John Murray.
  • John Warry (1995; edición 2006). Warfare in the Classical World Londres, University of Oklahoma Press, Norman Publishing Division of the University by special arrangement with Salamander Books Ltd. ISBN 0-8061-2794-5