Parque natural de las Hoces del Río Duratón

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Hoces del Duratón y la ermita de San Frutos

El Parque Natural de las Hoces del Río Duratón es un paraje protegido que comprende el entorno de las hoces que este río tiene en su tramo medio. Éstas son el cañón que el Duratón, afluente del río Duero, ha excavado en una zona de roca caliza entre las localidades de Sepúlveda y Burgomillodo (anejo de Carrascal del Río), al noroeste de la provincia de Segovia (Castilla y León, España).

Este paraje, constituido por el curso medio del Duratón, fue declarado Parque natural el 27 de junio de 1989 por las Cortes de Castilla y León pasando a integrarse dentro de los espacios protegidos de esa comunidad.[1]​ Esta declaración se realizó atendiendo a la importancia de sus ecosistemas naturales y valores paisajísticos.[2]​ La colonia de buitres leonados establecida en el área protegida está considerada como la mayor de la parte norte penínsular y se ha convertido en uno de los principales actractivos del parque.[3]

La declaración de Parque natural se hizo, tal y como señala la propia ley, para:

Contribuir a la conservación de su gea, fauna, flora, aguas y, en definitiva, de sus ecosistemas naturales y valores paisajísticos en armonía con los usos y aprovechamientos agrarios tradicionales y con el desenvolvimiento de actividades educativas, científicas, culturales, recreativas, turísticas o socioeconómicas compatibles con la necesaria protección del espacio.[1]

Las hoces del río Duratón fueron clasificadas como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) quedando integradas en la Red Natura 2000 en abril de 1991 (Código:ES0000115) y se declararon como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) en enero de 1998.[4]​ Desde el año 2004 la gestión del Parque se realiza mediante el Proyecto LIFE, un programa de actuación específico de la Unión Europea, en cuyo marco se llevan a cabo diferentes actuaciones de mantenimiento y recuperación así como la búsqueda de un desarrollo sostenible de los recursos del mismo. Una de las finalidades del proyecto LIFE es contribuir al desarrollo de un modelo de gestión para la futura Red Natura 2000

El parque ocupa una superficie de 5.037 hectáreas que se extiende en terrenos de los municipios de Sepúlveda, Sebúlcor y Carrascal del Río, todos de la provincia de Segovia. Junto a la riqueza natural que guarda hay un importante patrimonio cultural que hacen del mismo un destino turístico y de ocio importante. Destaca la ermita de San Frutos y el monasterio de Nuestra Señora de la Hoz.

Mapa de localización del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón.
Mapa del Parque.

Descripción y accesos

El río Duratón discurre durante 27 km encajonado en el cañón que ha excavado en el sustrato calizo. En el último tercio de este recorrido traza cerrados meandros que reafirman la excavación propiamente dicha. Las paredes, que alcanzan los 100 metros en algunos puntos, sirven de lugar de nidificación a muchas especies de aves, pero la relevancia fundamental se la llevan los buitres leonados que se han convertido en uno de los principales atractivos del parque.[5]

La superficie del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón es de 5.037 hectáreas, siendo el eje del mismo el cauce del propio río El parque esta situado entre la villa de Sepúlveda y el embalse de Burgomillodo. Integra territorio perteneciente a los municipios segovianos de Sepúlveda, Sebúlcor y Carrascal del Río, quedando los núcleos urbanos de Villaseca y Villar de Sobrepeña dentro de los límites del espacio protegido, pero excluidos del mismo. Se ha establecido una zona de especial protección en una franja de 400 m a ambos lados del cauce del Duratón

Las características orográficas que se dan en este espacio protegido hacen que se distingan tres ambientes diferentes. La parte alta está ocupada por el páramo en donde abundan los bosques de sabinas y enebros que han sido muy afectados por la intervención del hombre. El fondo del cañón, a excepción de la zona inundada por el embalse, está ocupado por un bosque de ribera compuesto por sauces, chopos y alisos entre otras especies. Los cortados rocosos que conforman las paredes dan sustento a una vegetación propia de la roca adaptada a la escasez del suelo y del agua. Estos tres ambientes diferentes dan cobijo a una rica fauna en la que tienen especial relevancia las aves.[2]

Accesos

El acceso al Parque Natural desde Sepúlveda, se realiza por un tramo por la carretera SG-232, que la une con la capital de la provincia. A pocos kilómetros parte a la derecha la pequeña carretera local SG-V-2323 hacia Villar de Sobrepeña. Pasando esta localidad se llega a una intersección con la SG-241 por la que se continua a la derecha, para cruzar el río y llegar a Villaseca, desde donde parte la visita más típica del parque, el balcón sobre la hoz junto a la ermita de San Frutos. A la presa de Burgomillodo se accede desde Navalilla que se halla en la carretera CL-603 si se va desde el sur y desde Hinojosas del Cerro desde el norte.[6]

Clima

El ámbito geográfico en el que se ubican las hoces cuenta con un clima mediterráneo continentalizado que se caracteriza por veranos cálidos y secos e inviernos fríos.[2]​ El mes más cálido es el de julio y el más frío el de enero.[7]​ Las estaciones intermedias de primavera y otoño mantienen unas temperaturas suaves con un régimen de precipitaciones más o menos lluvioso. La temperatura media anual se sitúa en 10°C y la precipitación media anual es de 568,2 mm.[7]

Los factores topográficos existentes en las hoces y la diferencia entre la zona superior y el fondo del valle, hace que se cree un microclima local mucho más suave y húmedo, resguardado de los vientos y con menos horas de sol, en el fondo de la hoz.[2]

Límites

Los municipios afectados por el parque natural son Sepúlveda, Sebúlcor y Carrascal del Río, todos de la provincia de Segovia. Los límites del parque son:

Por el norte

Desde el cruce de la carretera SG-242 (de Sepúlveda a Peñafiel) con la línea entre los términos municipales de Sepúlveda y Castrillo hasta el cruce de los caminos de Villaseca con el que va a la ermita de San Julián. Sigue el camino hasta Villaseca y de allí, por el camino a la ermita de San Frutos, hasta el cruce con la línea de término de los municipios de Carrascal del Río y Villaseca. Continúa por ella hasta el cruce con el camino de Hinojosa a Burgomillodo.

Por el oeste

Desde el punto anterior se sigue hasta la presa del Embalse de Burgomillodo y luego, bordeando el pastizal del lado izquierdo, se sigue por el camino de Burgomillodo a Fuenterrebollo, hasta el cruce con el que va al Enebral y siguiendo éste hasta la línea divisoria entre los municipios de Carrascal del Río y Fuenterrebollo.

Por el sur

Siguiendo la línea divisoria de los municipios de Carrascal del Río y Fuenterrebollo, se continúa por la demarcación entre Sebúlcor y Fuenterrebollo hasta llegar al monte llamado U. P. Número 213, que se bordea y se llega hasta el kilómetro 5,5 de la carretera de Cantalejo a Sepúlveda, cerca de Sepubol. Posteriormente, sigue unos 1,5 km para trazar una línea recta que intercepta otra vez dicha vía en el kilómetro 11. Se continúa hasta el km 15 y de allí, pasando por el vértice geodésico del redilón continúa hasta el cruce de entrada a Sepúlveda.

Por el este

Desde el cruce se sigue la línea hasta la desembocadura del río Caslilla con el río Duratón siguiendo el cauce de éste a una distancia de 50&nbasp;m hasta que se llega a la vaguada que al final converge con el río.[1]

Geología

Hoces del Duratón en el entorno de la ermita de San Frutos.

El paisaje del parque es el resultado de un conjunto de varios procesos producidos durante millones de años, entre los que la erosión ha sido el más importante.

El río Duratón ha excavado las hoces en la roca caliza que se formó en la Era Secundaria (hace unos 140 millones de años) debido a los sedimentos que se fueron acumulando en el mar que en aquella época ocupaba la actual península Ibérica. Antes, hace unos 600 millones de años, se habían producido sedimentos de arcillas y limos que, sometidos a un proceso de presión, dieron lugar a rocas metamórficas de granito y gneis que son la base de la posterior acumulación caliza.

Posteriormente, en torno a los 350 y 250 millones de años, se produce la desecación de ese mar y la formación de un macizo que se erosionó, formando una penillanura (hace unos 250 a 230 millones de años) la cual se volvió a cubrir con las aguas que formaron el llamado mar de Tethys, donde se produjeron las acumulaciones cálcicas que dieron lugar al terreno que luego sería erosionado por el Duratón. Esto ocurrió de 230 a 60 millones de años.

El mar se desecó debido al alzamiento de la placa tectónica Ibérica hace unos 50 millones de años dejando en la superficie las roca calizas y dolomías cretácicas. Posteriormente, de los 60 a los 25 millones de años, se fracturó la base de granito y gneis y se producen, como consecuencia de esto, diferentes pliegues en rodilla (una muestra de ellos es el conocido como Silla del Caballo, en Sepúlveda). Desde entonces hasta la actualidad el río Duratón se ha ido adaptando a los diferentes accidentes geográficos que conforman el terreno y encajonándose en el cañón que forma en la roca caliza. Este encajonamiento se debe, fundamentalmente, a la acción erosiva del agua unida a un proceso de karstificación.[2]

La roca caliza ha sido erosionada por efecto de los agentes atmosféricos, especialmente por el agua, formándose las estructuras que hoy se aprecian.[8]​ La dominante de color es ocre sobre manchas rojas procedentes de la erosión kárstica.

El río Duratón ha excavado un cañón de fondo plano con altos escarpes, que en algunos puntos alcanzan los 100 m de altura. En estas paredes se abren diferentes cavidades que han sido utilizadas por el hombre para muchos fines, entre ellos el de la vivienda. Estas cavidades también han sido utilizadas por la fauna y en especial por los buitres para realizar sus nidos. Además del actual cañón son reseñables ciertos elementos geomórficos como el meandro abandonado que está a la salida de Sepúlveda, el plegamiento en rodilla que pasa por la población y los barrancos que desembocan en el cañón, algunos de los cuales quedan colgados sobre el mismo.[2]

El proceso kárstico

El proceso kárstico se produce por la combinación del agua, bien procedente de la lluvia o de los ríos, con el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Esta combinación da lugar al ácido carbónico que disuelve las rocas calizas y dolomíticas. Este proceso forma todo un complejo de cavidades, grietas, cuevas y simas que han conformado el actual paisaje del espacio protegido. El karst es un fenómeno vivo que siempre está activo, conformando diariamente el paisaje. En el parque se puede apreciar al comprobar los desprendimientos que se producen en el fondo del cañón.[2]

Vegetación y fauna

Las características morfológicas de las hoces, por las que se dan diferencias sustanciales entre unas zonas y otras, han redundando en una rica diversidad de biotopos. Los diferentes tipos de vegetación cobijan diferente fauna, pero los cortados, con sus cuevas y oquedades, son donde se asientan los lugares de nidificación de las aves que han hecho famosas las hoces.[9]

Vegetación

En el área protegida se dan diferentes hábitats debido a las diferencias climáticas y de suelo existentes. Se distinguen tres zonas diferentes y determinadas, la paramera en la zona superior, el bosque de ribera a la orilla del río y los cortados. Se han registrado 572 especies de flora.

La paramera

Paramera y cañón.

Se ubica en la zona superior, el suelo es seco y pobre, y en él abundan sabinares de sabinas albares (Juniperus thurifera), enebros (Juniperus communis) y miera (Juniperus oxycedrus) que se complementan con tomillares (Thymus zygis), aulagas (Genista scorpius), salvias (Salvia lavandulifolia), espliegos (Lavandula spica) y otro matorral que dominan las áreas despejadas.

Los bosques de sabina albar y enebro han sido muy afectados por la acción humana y se han visto sustituidos por los tomillares y aulagares que han llegado a conformar una pseudo-estepa. En algunas áreas, particularmente en el cuadrante suroccidental, hay plantaciones de pino resinero (Pinus pinaster) destinados al aprovechamiento de la resina, aunque hoy prácticamente están abandonados. Estas plantaciones están asentadas sobre arenas eólicas.[10]

La paramera ocupa la mayor parte de la superficie del parque. En su parte suroccidental se dan acumulaciones de arenas de origen eólico. Los pinares que fueron plantados allí cumplen la función de fijarlas.[2]

Los cortados

Las paredes verticales que conforman esta área de cortados y barrancos descienden desde la altura de los páramos hasta el fondo del cañón. Son una unidad de roquedos con muy poca tierra y escasa agua. Este hábitat es muy diferente a los otros dos debido, además de las condiciones señaladas, a la inaccesibilidad.

En los cortados abundan las oquedades, grietas y resaltes en los que se han establecido especies rupícolas (que se cría en las rocas) como los sedos (Sedum acre, S. dasyphyllum y S. sediforme), los ombligos de Venus (Umbilicus rupestres), los pampajaritos, té de roca, espuelilla, perejil, campanuela y milamores. Cerca de los lugares de nidificación, debido a los excrementos de las aves, se dan especies nitrófilas (que crecen en sustratos ricos en nitrógeno) como los zapatitos de la Virgen (Sarcocapnos enneaphylla), el pumilo (Rhamnus pumila), la hiedra (Hedera helix), el culantrillo de pozo (Adianthus capillus-veneris) y el asplenio (Asplenium celtibericum), éstos últimos buscando agua entre las grietas.

En las repisas, donde se conforma algo más de suelo, la vegetación es de mayor porte, proliferando arbustos y arbolillos como el guillomo (Amelanchier ovalis), la cornicabra (Pistacia terebinthus) el espino negro, la higuera y el mostajo. Allí donde puede crecer, la hierba cubre la roca.[10]

El fondo del cañón

En el fondo del cañón, donde se dan unos suelos más evolucionados con gran disposición de agua y el resguardo que le prestan las paredes, se desarrolla un exuberante bosque de ribera o de galería compuesto por alisos (Alnus glutinosa), sauces (Salix sp.), álamos olmos (Ulmus minor), y fresnos (Fraxinus angustifolia).[11]​ de forma natural hay que sumarle las especies introducidas por el hombre para su explotación, como los chopos de crecimiento rápido destinados al aprovechamiento maderero o los nogales y castaños. El sotobosque que acompaña a este tipo de bosque está compuesto por especies como el cornejo, saúco, zarzamora, rosal silvestre, endrino y majuelo.

Las diferentes especies se van distribuyendo en bandas dependiendo de las necesidades de humedad que precisen. En la zona más cercana al río se ubican las especies que requieren más agua, llegando incluso a estár en contacto con ella. En esta zona abundan juncos, eneas, carrizos y espadañas, siempre que haya luz suficiente. Luego se sitúan las sauces en sus dos formas, la arbólea, la arbustiva, y los alisos. La banda siguiente la ocupan chopos y álamos para que, seguidamente, primero entremezclados y luego ocupando los niveles superiores, se establezcan olmos y fresnos. Los arces, blanco y de Montpelier, así como diferentes especies de frutales asilvestrados (nogales, almendros, ciruelos, cerezos y avellanos) salpican todo el fondo del cañón. Se complementan estos bosques con el sotobosque indicado anteriormente.[2]

Fauna

Los diferentes ambientes existentes en el parque hacen que haya una gran diversidad de fauna, hay, exceptuando las aves, 315 especies. Las aves destacan sobre el resto de la fauna ya que se han censado más de 130 especies (hay 195 taxones de aves).[9]

En el río son abundantes los barbos y las carpas que se encuentran en la zona del embalse mientras que en la parte de río vivo se ven truchas comunes, bogas y bermejuelas. Hay una población de nutrias (Lutra lutra) que se han ido reproducido bien recupernadose su población, el cangrejo señal, especie introducida, se ha adactado bien a las condiciones del parque.[2]

Entre los anfibios están las ranas de San Antonio y común, los sapos común, partero y corredor; mientras que entre los reptiles se encuentran la culebra viperina, la culebra de escalera y el lagarto ocelado y algunas otras especies de lagartijas. Hay diversas especies de mariposas, como el macaón. Abundan los saltamontes en la paramera, zapateros y libélulas en el río.

En el páramo hay numerosas liebres y algunos roedores. En los pinares hay corzos (Capreolus capreolus), jabalíes (Sus scrofa), zorros (Vulpes vulpes), [[Sciuridae[ardilla]]s (Sciuridae), tejónes (Sciuridae), garduñas (Martes foina) y comadrejas que por su gran movilidad se las pueden ver en los diferentes ambientes que hay en la zona protegida. La colonia de aves es muy importante, distribuyéndose por los diferentes hábitats que se dan en el parque: cortado, paramera y fondo del cañón. En atención a esta distribución tenemos:

En los cortados

Buitre Leonado (Gyps fulvus).

Los cortados son utilizados por muchas especies de aves para nidificar. Son en su mayoría rapaces y destacan entre todas ellas, por su envergadura y número, los buitres leonados (Gyps fulvus) de los que en el año 2003 se habían censado 575 parejas, lo que hace del parque natural una de las mayores colonias reproductoras de Europa.[2][12]​ Otras especies de rapaces que se destacan son el alimoche (Neophron percnopterus), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), el búho real (Bubo bubo) y el águila real (Aquila chrysaetos), de la que se ha censado una pareja en 2007. Junto a las rapaces hay córvidos como grajilla y chova piquirroja y paseriformes como el avión roquero, roqueros rojo y roqueros solitario y colirrojo tizón.

En los páramos que forman la paramera se encuentran aves como lúganos, jilgueros, pardillos, pinzones, y alguna garza real entre más de 130 especies de aves que se pueden contemplar. Los buitres leonados que anidan en los huecos del cortado son las mayores aves del parque y las más numerosas. También en los cortados se encuentran nidos de alimoche, halcón peregrino, cernícalo vulgar, águila real, azores y búho real, así como colonias de grajillas y chova piquirroja.

En la paramera

En los páramos que rodean el cañón, en su parte superior se observan aves esteparias, algunas de ellas como la alondra de Dupont (Chersophilus duponti) en peligro de extinción. Entre estas aves están la perdiz, las cogujadas común y montesina, la totovía y la alondra común. También se encuentran alcaudones y zorzales en aquellos lugares con más vegetación.

En los pinares del cuadrante suroeste hay aves rapaces forestales como el azor, gavilán, águila calzada, los milanos, negro y real, autillo, mochuelo, cárabo y búho chico, así como la paloma torcaz, la tórtola común y el rabilargo.

En el fondo del cañón

La riqueza vegetal del bosque de galería proporciona una riqueza faunística relevante. Hay mirlos, pinzones, ruiseñores y petirrojos que se alimentan de lo que encuentra sobre el suelo. También se encuentran las currucas, pitos reales, agateadores comunes y trepadores azules que se alimentan de matorrales y en los troncos de los árboles. Mientras que por las copas están los mitos, carboneros y herrerillos.

En el fondo del cañón hay otras avecillas como los jilgueros y las oropéndolas. Entre las que buscan su alimento en el agua se encuentran el martín pescador, el mirlo acuático y el escribano, mientras que las que nidifican en los carrizos de la orilla son el carricero común, las lavanderas blanca y cascadeña. En las aguas del embalse se ven, sobre todo en invierno, ánades reales, cercetas, cormoranes y garzas.[2]

Patrimonio cultural y etnográfico

Ocupación humana

El espacio que ocupa el Parque de las Hoces del río Duratón ha sido ocupado por el hombre desde tiempos prehistóricos. Los restos más antiguos hallados son unas cerámicas neolíticas datadas en el año 3000 a. C. Los poblados conocidos pertenecen a la Edad del Cobre (2000 a. C.) mientras que las pinturas rupestres (del denominado arte esquemático) así como la gran mayoría de hallazgos son de la Edad del Bronce (unos 1000 años a. C.). Es especialmente relevante el yacimiento del solapo del águila en el corral de muñecas que tiene la mayor concentración de pinturas rupestres del parque.

Los celtíberos ocuparon el lugar que luego fue conquistado por los romanos de los cuales aún se pueden ver algunos restos de sus obras viales como la calzada (en Sepúlveda) o los puentes de Picazos y Talcano.

Los visigodos ocuparon el lugar dejado por los romanos. A ellos se deben algunos santuarios que se encuentran esparcidos por todo el área del parque que están relacionados con la tradición erenita que se mantuvo viva durante mucho tiempo en estas tierras. Fruto de esta tradición es San Frutos (patrón de Segovia cuya ermita y tumba se encuentran en el parque). Destaca de esta época la Cueva de los Siete Altares.

Los árabes no dejaron muchos vestigios de su largo paso por el cañón, ocuparon el lugar desde el siglo VIII al X. Se puede apreciar algún resto en la murallas de Sepúlveda. En el siglo XI la zona pasó al control de Castilla y Sepúlveda vivió un periodo de esplendor. El siglo XI dejó obras romanicas como el priorato benedictino de San Frutos. Luego, ya en el siglo XIII se construyó el Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz.[13]

Monumentos

Dentro del parque natural hay varios monumentos de interés. Destacan la ermita de San Frutos, que se sitúa en un espolón rocoso sobre una de las hoces, y el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles en el fondo del cañón. También son relevantes las ruinas de la ermita visigótica excavada en la roca de San Julián y la cueva de los Siete Altares.

No tan monumentales ni históricamente importantes son las construcciones tradicionales que se han venido realizando por todo el parque para los diferentes usos que el trabajo y la vida de sus habitantes han precisado. Son de alto interés etnológico. Son construcciones campestres como chozas de pastor y rediles para el ganado, así como refugio de los resineros que explotaban los pinos, o los palomares y muretes de separación entre huertas o los molinos con sus presas como la presa de la Molinilla y la de Chiquete.[13]​ El patrimonio monumental de los pueblos que rodean el parque y en especial el de Sepúlveda es muy importante tanto en calidad como en cantidad.

Priorato de San Frutos

Ermita de San Frutos

En un balcón sobre el acantilado que se ubica en la ermita de San Frutos, en realidad Priorato de San Frutos, es una construcción románica de siglo XII que se realizó sobre otra visigótica en el siglo VII. La fundación se atribuye a San Frutos y sus 2 hermanos que eligieron el lugar para dedicarse a la vida contemplativa. Posteriormente se completo el complejo con un monasterio y un cementerio.

Desde aquí se ofrece la vista más conocida de las hoces. A la derecha se llega a ver la presa de Burgomillodo que remansa el Duratón inundando parte de las hoces. Enfrente la pared opuesta llena de buitreras de donde proceden los buitres que sobrevuelan a los visitantes.

Para acceder al complejo religioso hay que cruzar una grieta, La Cuchillada, que según la tradición fue abierta por San Frutos con su bastón para detener a los sarracenos y proteger a los vecinos de Sepúlveda que pedian ayuda, la grieta define el terreno "sagrado" que los infieles no debían pisar. Entre la grieta y la ermita estan los restos de un monasterio benedictino. Un poco más adelante la ermita y al pie de su ábside se conservan varias tumbas antropomórficas datadas en la Alta Edad Media. Entre el complejo religioso y el borde del acantilado se ubica un cementerio y a su lado, en una pequeña construcción, se encuentran las tumbas, que la tradición adjudica al Santo y sus dos hermanos, Santa Engracia y San Valentín. Al lado izquierdo de La Cuchillada quedan los restos de una primitiva escalera tallada en la roca para bajar al fondo del cañón.

La iglesia se comenzó a contruir en el año 1093 y se consagró en el año 1100, se halla sobre restos de construcciones romanas. Su construcción está atribuida a un monje llamado Michael. Consta de una sola nave cubierta por una bóveda de cañón y ábside. Su acceso se realiza a través de dos puertas. Sobre pilastras se encuentra una cornisa ajedrezada. Hay que destacar una colección de 14 capiteles con ornamentación vegetal y escenas mitólogicas. Ha sufrido varias remodelaciones que han afectado al ábside además de dos añadidos laterales.

El 18 de junio de 1126 el rey Alfonso VII de Castilla concede fuero para poblar San Frutos y confirma la anexión de este lugar al monasterio de Santo Domingo de Silos. La presencia de los monjes benedictinos se mantuvo hasta que se ven obligados a abandonar las instalaciones debido a la desamortización de Mendizábal en 1834.

San Frutos es el patrón de la provincia de Segovia. El 25 de octubre se realiza la romería en su honor. En 1992 se crea la Hermandad de San Frutos del Duratón que se encarga de la conservación del lugar. Esta hermandad cuenta con 380 socios. En estos lares el número siete tiene especial relevancia siendo una constante en la zona, los siete milagros de San frutos, las siete puertas de Sepúlveda, la cueva de los Siete Altares, etc. [14]

Cueva de los Siete Altares

Es un monumento religioso visigodo del siglo VII realizado en el interior de una cueva natural. Se estima es el templo cristiano más antiguo de la provincia de Segovia. Esta situada en la margen derecha, cerca del puente de Villaseca, a unos 100 m río arriba. Su entrada esta elevada unos 10 m del fondo del cañón (actualmente se sube por unas escaleras). Esta resguardada por una verja cuya llave se guarda en el cercano pueblo de Villaseca.[14]

Es iglesia rupestre más importante de las que se han hallado en el entorno del parque. Es una cueva natural modificada por el hombre. El santuario consta de dos partes, una exterior y otra interior. La exterior fue excavada en la roca y completada por una pared piedra y una cubierta de madera en ella se ha encontrado un altar rectangular coronado por un arco de medio punto tallado en la pared. La interior, situada ya en la cavidad, tiene, en su pared derecha tres hornacinas talladas en la misma que conforman un altar. Estas hornacinas estan cubiertas con arcos de herradura, la central cerece de decoración mientras que las laterales tienen molduras policromadas en rojo y negro. El altar derecho conserva una abundante ornamentación basada en figuras geométricas dodne abundan los motivos romboidales. Frente a la hornacina central se ubicó una mesa. En el suelo de la cueva hay una fosa que debió de servir como sepultura a los monjes que cuidaban el lugar. En unas excavaciones realizadas a principios del siglo XX se hallaron unas hachas pulimentadas y restos de cerámica que fueron datadas en el neolítico.

El origen de este lugar de culto, así como los otros localizados en todo el parque, es remonta a conversión de Recaredo al católicismo en el año 586 y la extensión de la vida eremitica.

Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz

El Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz se encuentra en el fondo de uno de los meandros que forman el conjunto natural, el de los Ángeles, y solo puede visitarse accediendo por el río ya que el embalse producido por la presa de Burgomillo ha inundado el camino. Este monasterio data de 1231 y fue fundado por los franciscanos sobre otro anterior de origen benedictino que probablemente ocupaba el lugar de algún ermitorio anterior. La tradición cuenta que el origen esta en la aparición de la Virgen a un pastor que se llamaba Pedro. Se cree que la imagen fue ocultada en el año 711 para evitar que cayera en manos musulmanas. Cuando la encuentra el pastor se vuelve a poner en su lugar. Con la desamortización la imagen pasó a la iglesia de San Justo en Sepúlveda.

El 7 de septiembre de 1492, en el transcurso de una tormenta, se derrumbó el monasterio pero se salvó la iglesia (donde estaba rezando la comunidad). La reina Isabel la Católica encargó las obras de reconstrucción que terminó Felipe II quien también añadió la hostelería. Isabel la Católica era ferviente devota de la Virgen de la Hoz y visito en varias ocasiones el monasterio. Felipe II lo visitó en 1565. Con la desamortización de Mendizábal en 1835 se abandonó el monasterio definitivamente. En Sebúlcor, municipio al cual pertenece, se ha creado la Asociación de Amigos del Monasterio que se encarga de mantener viva la tradición del mismo. El Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz está en vías de ser declarado de Bien de Interés Cultural.[15]

El Parque

La ley de declaración del Parque de las Hoces del Río Duratón establece que es la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio quien gestiona y administra el Parque Natural. Colabora con la Conserjería la Junta Rectora constituida, entre otros, por representantes de todos los municipios afectados.

El establecimiento como Parque Natural cuyo objetivo es la protección de los diferentes valores naturales que existen en el área protegida obliga a la prohibición de una serie de actividades y usos. Las tareas tradicionales de aprovechamiento agrícola-ganadero están permitidas, pero cualquier otra actividad que debe ser autorizada por la Junta Rectora y la Conserjería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.

Dentro del área protegida queda prohibido: el hacer fuego fuera de los sitios destinados al mismo, la acampada libre, los vertidos de cualquier tipo, cualquier excavación, actividad extractiva o movimiento de tierra, el establecimiento de cualquier instalación eléctrica o de telecomunicaciones así como la apertura de caminos (para su construcción tiene que haber autorización de la Junta Rectora y la Conserjería), colocación de vallas y publicidad, la caza y la navegación a motor con finalidad recreativa o industrial.

Los medios para poder hacer posible la consecución de los objetivos perseguidos con la creación el parque son puestos por el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Está abierta la colaboración de otras entidades públicas y privadas que puedan tener interés de coadyuvar a la gestión del parque.

Junta Rectora

La Junta Rectora está destinada a colaborar con la Conserjería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León en la gestión y administración del parque. En su composición, que está regulada por el correspondiente reglamento, participan representantes de todos los municipios del entorno del parque natural. Las funciones de la junta son: el velar por los valores del área protegida, el realizar todas las gestiones que crea convenientes destinadas a la conservación y mejora del parque y a estar informada y conocer el "Plan Rector" y los "Programas de Gestión del Parque".

Gestión y administración

La administración del parque recae en el director conservador que es nombrado por la Conserjería de Medio Ambiente y debe tener conocimientos y capacidad para la gestión de espacios naturales. La gestión se realiza mediante las figuras del Plan Rector de Uso y Gestión que es el que determina directrices generales de ordenación y uso en cada una de las áreas así como las actuaciones a seguir encaminadas a la protección, estudio y disfrute de los valores del parque.

El "Plan Rector" lo elabora la Conserjería de Medio Ambiente y lo aprueba la Junta de Consejeros mediante decreto después de que haya sido sometido a información pública y la Junta Rectora haya emitido un informe. El desarrollo del "Plan Rector" se realiza mediante programas de gestión que deben tener un periodo de vigencia inferior a 3 años concretando en el tiempo y el espacio las actuaciones previstas.

Proyecto LIFE

En 1992 la Unión Europea creó el instrumento financiero destinado a la protección medio ambiental y al desarrollo sostenible. Ese proyecto se denominó Proyecto LIFE (VIDA en ingles). Este proyecto tiene varios ámbitos de actuación, en el año 2004 el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón fue incluido en el Proyecto Life Conservación y manejo

Los objetivos perseguidos por el Proyecto LIFE han sido: la restauración de hábitats degradados y la conservación de las zonas relevantes en la reproducción de especies de interés de la Comunidad Europea. Esta experiencia tiene la intención de contribuir al desarrollo de un modelo de gestión para la Red Natura 2000. Debe conseguirse un instrumento de manejo que posibilite una gestión sostenible del parque.[16]

El "Proyecto Life-Natura" es promovido por la Conserjería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y financiado a partes iguales entre la Junta y la Unión Europea.

Actuaciones dentro del Proyecto LIFE

Fondo del cañón del río Duratón.

La gestión dentro del Proyecto LIFE obliga a la definición de los problemas existentes dentro de los diferentes hábitats que se dan en el área protegida así como la determinación de las especies afectadas. Una vez definidos los problemas y amenazas se deben desarrollar las acciones destinadas a solventarlas así como la forma de medir los resultados obtenidos por estas acciones para su evaluación y, si es preciso, corrección.

En el análisis realizado para la detección de problemas y amenazas se lograron determinar las siguientes:

  • Fragmentación de la titularidad de los terrenos que componen el área protegida.

El 60% de la superficie del parque pertenece a propietarios particulares mientras que sólo el 40% es de propiedad pública, lo que dificulta la gestión del mismo. Se persigue el aumento en 64 hectáreas de titularidad pública para una mejor gestión del parque.

  • Desaparición del bosque aluvial residual (Alnion glutinoso-incanae).

La plantación de chopos destinados a la explotación forestal ha llevado a una degradación del bosque fluvial compuesto de alisos (Alnus glutinosa) y sauces (Salix alba). Se esperan recuperar 4 hectáreas de este tipo de bosque que está considerado, por ley, como hábitat de interés prioritario.

  • Erosión de las laderas y parameras.

La exposición a la erosión en las zonas de barrancos, laderas y escapes, que tienen pendientes superiores al 30% con muy escasa vegetación y con zonas muy pisadas por el ganado son un grave problema. Se espera controlar la erosión en una superficie de 9 hectáreas recuperando la vegetación en estos lugares, la cual está constituida por bosques abiertos de Enebral-Sabinar (Juniperus thurifera, Juniperus oxycedrus y Juniperus communis).

  • Roturación del matorral.

La rotulación de los terrenos de la paramera reducen el hábitat de la Alondra ricotí, que está muy degradado y acotado a nivel general (existen unas pocas zonas del Norte de África y España). El Parque de las Hoces del Río Duratón es uno de los lugares más relevantes. Se intenta conseguir la recuperación de 41 hectáreas del hábitat de esta especie de ave.

  • Invasión del hábitat de la nutria (Lutra lutra) por el visón americano (Mustela vison).

La invasión de los hábitats de la nutria por el visón americano procedente de granjas dedicadas a la producción de piel para la industria peletera, supone una amenaza para las nutrias que encuentran una competencia extraña en su medio natural. Se pretende la supresión o reducción de la población del visón americano en el área protegida.

  • Actuación sobre la degradación en la lámina de agua río Duratón.

La alteración de la vida natural que se produce por el uso público del parque, con un alto número de visitantes anuales, produce una serie de problemas que se intentan solventar. Estos son: la recuperación de pollos caídos al cauce desde los cantiles y su posterior cuidado hasta su desarrollo como adultos; el fomento de la concienciación conservacionista entre los usuarios del río para su identificación con el parque; y la obtención de información sobre las especies más relevantes de la avifauna del parque para la identificación de posibles amenazas y la difusión de los valores naturales y regulación del uso público y recreativo del parque.[17]

Actuaciones concretas

Las anteriores amenazas y problemas detectados dan lugar a actuaciones concretas para cubrir los objetivos propuestos. Las acciones estan compuestas por proyectos que buscan cumplir los objetivos marcados dentro de unas actuaciones determinadas. En noviembre de 2006 se completaron los dos primeros proyectos pertenecientes a la Acción A que se fueron completando con el paso del tiempo.

Se han diseñado hasta 6 acciones diferentes, se nominan con letras, desde la "A" a la "F" y cada una de ellas esta conformada por varios proyectos, entre 2 y 3, que definen qué pasos hay que seguir y cómo se deben realizar para lograr solventar los problemas definidos dentro de los diferentes hábitats.[17]

Uso del Parque

Uno de los objetivos del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón es la difusión de los valores naturales que posee. Para ello el parque está abierto a las visitas y posee un centro de interpretación. Hay una serie de medidas preventivas encaminadas a la conservación del medio natural y a preservar la alta calidad biológica.

La época más delicada es la de cría de las aves. Éste periodo de tiempo se extiende desde el 1 de enero hasta el 31 de julio y conlleva las limitaciones de actividades en las zonas de reserva. Queda limitado el transito por estas zonas siendo preciso obtener un permiso para ello (se gestiona en la Casa del Parque) y no permiten grupos mayores de 5 personas.

Utilización turística

El Parque Natural de las Hoces del Río Duratón tiene una gran importancia turística. En el año 2002 recibió cerca de 400.000 visitas de las cuales 53.125 pasaron por el centro de interpretación. Estacionalmente estas visitas se producen en los meses estivales y en Semana Santa destacando el Viernes Santo. Se completa el panorama de utilización turística del Parque con más de 6.000 permisos para senderismo y 1.800 para pesca en este espacio natural.[12]

En los municipios de alrededor del parque hay diversas áreas recreativas y de esparcimiento equipadas. El punto del Puente de Villaseca es un lugar de visita donde existe un aparcamiento y un centro de información (solo abierto en verano). Hay alguna infraestructura hostelera y desde él parte la Senda de la Molinilla.

En las áreas de Puente Grande (carretera SG-232, Sepúlveda), Molino de Talcano (pista cerca de SG-232, Sepúlveda) y ermita de San Frutos (final pista de tierra, Villaseca) hay aparcamientos.

Centro de interpretación, la Casa del Parque

Hoces del Duratón, uno de los meandros.

El centro de interpretación del Parque Natural de las Hoces del Río Duratón se encuentra en Sepúlveda. Se ubica en la antigua iglesia de Santiago, en ruinas desde 1930, que se restauró y adecuó para este fin en 1994. Consta de una sala de audiovisuales y una exposición que permite obtener una idea íntegra del espacio natural protegido. Cuenta con un servicio de información y es donde se solicitan los permisos pertinentes para circular por algunas rutas del parque de la zona de reserva.

Senderismo

Están determinadas varias sendas que permiten realizar recorridos por diversas áreas del parque en los cuales se pueden apreciar los valores naturales que se preservan. Las sendas son:

Senda de los Dos Ríos o de ICONA.

Es una senda circular realiza un recorrido que permite ver el cañón del Duratón y buena parte del patrimonio de Sepúlveda. Es la principal de un conjunto de sendas que permiten apreciar el entorno de esa ciudad, llamado Sendas del entorno de Sepúlveda (hay una senda apta para discapacitados). Tiene una dificultad calificada como de "fácil-media" y el tiempo de recorrido está estimado en 1:30 horas.

Senda del Puente de Talcano al Puente de Villaseca.

Esta senda, que transita por el borde del río, permite realizar un recorrido por la mitad oriental del cañón, se aprecia el paisaje, la fauna y la flora. Dada su ubicación dentro del área de especial protección se precisa un permiso para transitar por ella desde el 1 de enero al 31 de julio. Tiene una dificultad calificada como de "fácil-media" y el tiempo de recorrido de ida esta estimado en 3 horas a pie. Se puede realizar también en bicicleta.

Senda de la Molinilla.

Esta senda se adentra en el bosque de ribera por la orilla del río partiendo del puente de Villaseca por la orilla derecha. Su dificultad esta calificada como de "muy fácil" y se estima un tiempo de recorrido medio de 45 minutos ida y vuelta. Permite un contacto inicial con los valores naturales del parque, ya desde el comienzo de esta senda se pueden ver algunos ejemplares de sabina y enebro, típicos de la paramera, para pasar al bosque de ribera donde se observan sauces, chopos, álamos y alisos. El inicio de la ruta se realiza en una parte abierta del cañón, poco a poco van apareciendo las paredes en las cuales se avistan las buitreras delatadas por el blanco de los excrementos acumulados. Junto a los buitres se pueden observar otras aves y distintos animales. A lo largo del recorrido de la ruta se visitan tres cuevas, la del Cura, la cueva del Santero y la de Cuarcimalo o la de la Parra, que han venido siendo utilizadas para guardecer los rebaños. El recorrido finaliza en la presa de la Molinilla.[18]

Camino a San Frutos.

Esta es la senda, sin duda alguna, más recorrida del parque. Parte del aparcamiento del área de San Frutos y llega al ermitorio. Se recorre en escasos 15 minutos, solo ida, y no tiene dificultad alguna, estando catalogada como de "fácil". Al aparcamiento se llega desde Villaseca por un camino de tierra.

Senda del arroyo de las fuentes.

Esta senda en terrenos de Sebúlcor llega a la presa de La Molinilla por la orilla izquierda del Duratón. A través de esta senda se va a orillas del pequeño arroyo de Charco Redondo pasando por medio de un pinar de pinos resineros en los que quedan restos de este aprovechamiento. En el mirador de la Encina se puede apreciar una magnifica vista del pinar, que está instalado sobre arena, formando dunas inmovilizadas por las raíces de estos árboles.


Miradores

Hay diferentes puntos que son de especial importancia por permitir apreciar unas vistas del parque o de alguno de sus elementos más relevantes. El mirador más destacado de todos es el de la ermita de San Frutos, situado en el borde de uno de los meandros más cerrados y su camino de acceso. Además, están los siguientes:

  • Mirador de la Virgen de la Peña, en Sepúlveda, junto a la iglesia de la Virgen de la Peña, con paneles informativos.
  • Mirador del Postigo de la Perejilera, cerca de la villa de Sepúlveda.
  • Mirador del Portillo, con vistas al Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz.
  • Mirador del Paso de la Glorieta, cerca de Sepúlveda.

Referencias

Enlaces externos