Rumiñahui

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El general Rumiñahui desollando a Illescas, según un dibujo de Primer Nueva Corónica Y Buen Gobierno, obra de Guamán Poma (1615).

Rumiñahui (quichua: Rumi Ñawi, 'Ojos de Piedra') fue un guerrero inca, uno de los tres generales del ejército de Huayna Cápac junto con Chalcuchimac y Quisquis,[1]​ que mantuvo la lucha contra los españoles en el Reino de Quito por 1 año y 5 meses después de la ejecución de Atahualpa el 29 de agosto de 1533 y la muerte de Túpac Hualpa dos meses después. Según unas versiones era jefe de los Panzaleos que ocupaban las provincias de Cotopaxi y Tungurahua del actual Ecuador, según otras lo era de los Kitukara, habitantes de la sierra norte en Pichincha.[2]

Según una tradición ecuatoriana, era hijo de Huayna Cápac y una hija del cacique de la supuesta confederación de los shyris, puruháes y cañaris que se llamaría Reino de Quito.[3]

General de Atahualpa

Rumiñahui había servido en el ejército de Huayna Cápac, distinguiéndose tanto por su valor como por su sagacidad y discreción. Hallábase en Cajamarca cuando llegaron los españoles y presenció la embajada que, en nombre de su hermano el gobernador, llevó a Atahualpa Hernando Pizarro; y al otro día, tan luego como llegó a sus oídos la nueva de la prisión de su rey Atahualpa, emprendió una marcha apresurada hacia Quito acompañado de Tito Austauchi, hermano de Atahualpa.[1]​ Se desconoce el por qué no actuó de inmediato, sublevando Cajamarca. Alzóse con el mando, guardó para sí los tesoros de la recámara de Atahualpa y con gran diligencia juntó tropas estimulando a sus paisanos a levantarse contra los españoles.

Apenas los españoles mataron a Atahualpa, el general Rumiñahui resolvió oponerse a ellos hasta morir. Inmediatamente se trasladó al Reino de Quito y se preparó para la guerra de resistencia, acompañado de los mejores generales que habían luchado contra Huáscar, entre ellos Quisquis, Chalcuchimac, Razo-Razo, Imbaquimbo, etc. Tito Austauchi regresó a Cajamarca, donde tomó venganza por la muerte de Atahualpa.

Resistencia en Quito

Sebastián de Benalcázar, que era gobernador de San Miguel de Piura, fue invitado por los cañaris para que conquistase el territorio inca del norte de Piura, ya que no soportaban más el dominio de Rumiñahui. Además, Benalcázar tuvo conocimiento que desde Guatemala venía Pedro de Alvarado con 500 soldados a conquistar la zona. Frente a estas circunstancias Benalcázar resolvió emprender la conquista de las provincias del norte de Piura sin pedir autorización a Pizarro, que se encontraba en Cusco consolidando la conquista del resto del Imperio.

Sebastián de Benalcázar partió de San Miguel de Piura en febrero de 1534, acompañado de 200 españoles y con todas las provisiones necesarias. Los españoles llegaron a Tomebamba y fueron muy bien recibidos por los cañaris, quienes le prestaron toda clase de apoyo, especialmente alimentos y 11.000 hombres para que combatieran a Rumiñahui.

Los ejércitos de Sebastián de Benalcázar y Rumiñahui iniciaron la lucha, que se prolongó casi todo el día, en el Nudo de Tiocajas (Guamote) el 3 de mayo de 1534; el ejército de Rumiñahui se componía de 12.000 combatientes que perdieron el temor al arcabuz, al cañón y al caballo. Hubo momentos en que el bando español se sentía vencido, pero la batalla quedo indecisa y hubo varias escaramuzas después en el camino a Quito.

El Tungurahua visto desde la población de Baños.

Para la desgracia de Rumiñahui se produjo la erupción del Tungurahua en julio de 1534, lo que determinó la desbandada incontenible de sus guerreros, ya que éstos creían que los dioses daban el aviso de la derrota irremediable. Rumiñahui se convierte de triunfador en derrotado; se retiró hacia Quito y adoptó la política de tierra arrasada, es decir, quemó los pueblos que se encontraban al paso. En Quito acabó con todo lo que podía excitar la codicia y lujuria de los españoles, recogió todo el oro, plata y piedras preciosas y lo llevó a esconder lejos; mató a las Vírgenes del Sol, por notarles simpatizadoras de los españoles, y a todos los hijos de Atahualpa los escondió, quitando la vida a los príncipes adultos, junto a Cozoponga, tío del Inca y tutor de sus hijos.[1]​ A Quillisacacha, otro hermano de Atahualpa llamado por los españoles Inca Illescas, también le hizo matar porque le supo simpatizante de los españoles. Por último prendió fuego a Quito, con el objeto de que los invasores no tuvieran nada que les pudiera servir a su llegada.

Persecución y muerte

Sebastián de Benalcázar, después de dar cuentas de su actuación en la conquista a Diego de Almagro, quien vino delegado de Pizarro a fundar las ciudades de Santiago y San Francisco de Quito en las llanuras de Riobamba, se dirigió a la capital en persecución de Rumiñahui, llegó a ésta y encontró sólo cenizas. Sobre las ruinas hizo efectiva la fundación de San Francisco de Quito el 6 de diciembre de 1534.

De inmediato Sebastián de Benalcázar persiguió a los jefes huidos y Rumiñahui fue capturado en las montañas de Sigchos y sometido a toda clase de torturas con el objeto de que declarase el lugar donde había escondido los tesoros de Atahualpa, pero jamás lo hizo; algunas veces indicó lugares falsos, por lo que volvían a torturarle, hasta que al fin le victimaron el mes de enero de 1535.

Monumento a Ruminahui en Otavalo, Ecuador.

Divergencias

La historiadora quiteña Tamara Estupiñán afirma que Rumiñahui no incendió Quito, ni escondió tesoros incas ni ajustició a las mujeres de la nobleza.

Véase también

Referencias

  1. a b c Moya Espinoza, Reynaldo. «La conquista en Piura». Breve historia de Piura. Consultado el 27, 06|fechaacceso= y |Añoacceso= redundantes (ayuda). 
  2. Rumiñahui como kitukara
  3. leyenda del siglo XIX surgida tras la publicación de la obra de Juan de Velasco, cuyas afirmaciones fueron puestas en duda por el historiador ecuatoriano D. Federico González Suárez y rebatidas finalmente por D. Jacinto Jijón y Caamaño, también historiador y ecuatoriano, quien dejó claro (apoyado en estudios arqueológicos) que nunca existió el reino de Quito. La leyenda y su falsedad.

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