Admiral Graf Spee

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Popa del acorazado de bolsillo "Admiral Graf Spee" mostrando el águila, reciéntemente recuperada del mar.

El acorazado de bolsillo "Admiral Graf Spee" fue un buque de guerra alemán que desplazaba 10.000 toneladas, construido bajo los términos del Tratado de Versalles. En su momento era considerado una obra maestra de la ingeniería naval y pertenecía a la misma clase que el "Admiral Sheer", el "Lützow" y el "Deuschtland".

Las circunstancias que llevaron a su hundimiento se iniciaron con un incidente responsable de 56 muertos y 20 impactos; los daños eran relativamente menores, pero habían mermado su provisión de municiones. Fue entonces que el acorazado alemán se dirigió hacia el Río de la Plata y entró al puerto de Montevideo, Uruguay. El gobierno uruguayo ofreció una estadía de 72 horas, que emplearía para la reparación de la nave con sus propios medios o la internación, mientras hábiles maniobras diplomáticas inglesas y alemanas buscaban sacar mayor partido a la situación.

El 17 de diciembre de 1939 se cumpliría el plazo: el comandante Langsdorff del "Admiral Graf Spee", presionado por Hitler para no dejar el buque en un puerto afín a Inglaterra, levó anclas y se remontó hacia la salida, donde le esperaban tres cruceros ingleses. Repentinamente, el acorazado desembarcó a su tripulación y voló por los aires.

Los restos del Graf Von Spee descansan a 32 m de profundidad, semienterrados en el cieno; hay proyectos de reflotarlo. En febrero del 2006 se recuperó el águila que servía de mascarón de proa del buque.


Antecedentes

Extracto del reporte de la HMSO (Her Majesty's Stationery Office) sobre el hundimiento del Graf Spee, 1940.

Adolf Hitler quedó impactado cuando en 1934, siendo Canciller, asistió a un ejercicio de fuego del acorazado Deutschland, en el Mar Báltico. Desde aquel entonces asoció el poderío del Reich a esas grandes naves. Por ello se negaba a enfrentarse a su pérdida. Sin embargo, en los primeros meses de la guerra, tuvo que registrar la pérdida del Admiral Graf Spee, el más moderno de los tres acorazados de bolsillo construidos por Alemania después del Tratado de Versalles.

El hundimiento del Admiral Graf Spee fue un drama que se desarrolló entre el 13 y el 17 de diciembre de 1939 en la desembocadura del Río de la Plata, ante la costa neutral de Uruguay. Ese 17 de diciembre, el Admiral Graf Spee zarpó poco después de las 18H00. No quedaban más que dos horas para que el plazo acordado por el gobierno del Uruguay expirara. El buque de guerra avanzó lentamente por el estrecho canal en dirección a alta mar. Ahí los esperaban las naves inglesas. Los espectadores del muelle de Montevideo, esperaban asistir, de lejos, desde luego, al raro espectáculo de un combate naval. Tras la estela del acorazado marchaba el transporte alemán Tacoma, refugiado en el puerto uruguayo desde el comienzo de las hostilidades. Luego de franquear las aguas jurisdiccionales ambas naves pararon máquinas.

Archivo:Hans Langsdorf.jpg
Capitán de Navío Hans Langsdorf, comandante del acorazado de bolsillo "Admiral Graf Spee".

Aparecieron dos remolcadores que provenían de Buenos Aires y una serie de embarcaciones menores que iban y venían del acorazado al transporte. Luego, a las 19H55, una enorme columna de llamas brotó repentinamente del Admiral Graf Spee. Al cabo de unos instantes una fuerte explosión se escuchó. El Graf Spee había explotado: los alemanes habían hundido su buque.

La noticia voló como un reguero de pólvora por todo el mundo. De inmediato se formularon y se formulan hasta hoy, múltiples preguntas para explicar tal desenlace: ¿Por qué había tomado el capitán de navío Hans Langsdorff la decisión de destruir su buque que, innegablemente, debió hacérsele muy penosa, en lugar de enfrentarse con el adversario?

El 21 de agosto de 1939, lunes, el acorazado Admiral Gran Spee zarpó del puerto de Wilhelmshaven para dirigirse hacia el nordeste. Como la guerra no había sido declarada a nadie llamó la atención la salida del acorazado. Pero pasados algunos días, comenzaron a preguntarse el destino de la nave, no entró a ningún puerto ni ancló en ninguna rada. El Almirantazgo británico recibió un despacho que decía: “Uno o dos acorazados, han abandonado los puertos alemanes y no han podido después ser localizados en ninguna parte”.

Al Alto Mando inglés dispuso numerosas unidades de la Home Fleet para apostarse en los pasos entre Groenlandia, Islandia, las Shetland y las Orcadas; la orden era abrir bien los ojos. Sin embargo, montaron guardia inútilmente, pues ninguno señaló buque de guerra extranjero. El “Admiral Graf Spee” y el “Deutschland”, habían franqueado el paso y se desvanecieron en la inmensidad del océano.

Corsario alemán en acción

Recuperación del águila que adornaba la popa del "Admiral Graf Spee" (Montevideo, Uruguay, febrero de 2006.)

Se inició la guerra y nada se sabía de los grandes acorazados desaparecidos. El 30 de setiembre de 1939, dos botes de salvamento alcanzaron las costas sudamericanas en las proximidades de Pernambuco. Sus ocupantes refirieron que su navío el “Clement”, mercante de 5.051 toneladas había sido inspeccionado y hundido por “un gran navío de combate alemán”.

La noticia confirmó los temores de Londres. Un corsario alemán hacía peligrosa la navegación en el Atlántico sur. Más tarde un segundo mercante inglés fue hundido, esta vez en la ruta del Atlántico norte. Causó zozobra e inquietud la presencia de la nave corsaria en tan corto tiempo en dos puntos extremos del océano. La incertidumbre creció más cuando se supo que tres buques de carga el “Ashley” (4.229 toneladas), el “Newton Beach” (4.661 toneladas) y el “Huntsman” (8.300 toneladas) habían desaparecido sin dejar rastros frente a la costa africana, entre El Cabo y Freetown. Era evidente que no era un solo corsario el que actuaba.

Hubo que poner una escuadra de vigilancia en desmedro de la flota inglesa; en total se movilizaron para esta tarea no menos de 23 navíos: cuatro acorazados, catorce cruceros y cinco portaaviones. Los comandantes del “Admiran Graf Spee” y del “Deutschland”, habían recibido las siguientes instrucciones:

“1. Su primera misión consiste en alcanzar el Atlántico sin dejarse ver, evitando a tiempo todo buque que pudiera aparecer en el horizonte. Observará usted la misma actitud, incluso después de una posible rotura de hostilidades entre Inglaterra y Alemania, en tanto no reciba usted un telegrama ordenándole que comience sus operaciones.
2. Su misión consistirá, a partir de entonces, en destruir por todos los medios los buques que aseguran el abastecimiento del enemigo. Evitará usted todavía, en la medida de lo posible, entrar en contacto con navíos militares adversarios. Aunque éstos últimos sean inferiores a usted en potencia, no los atacará más que en caso de que sea indispensable para proseguir su misión principal; la destrucción del comercio.
3. Cambiando frecuentemente de zona de operaciones, sembrará usted la inquietud en el campo enemigo, dificultando, por consiguiente, la navegación, aunque no obtenga ningún resultado directo. Acrecentará usted tal inquietud trasladándose en ciertos momentos a regiones más alejadas…
Orden del Mando naval alemán, Berlín, 1939#GGC11C

En noviembre de 1939 el “Graf Spee” apareció en el océano Índico, hundiendo un pequeño petrolero frente a la costa de África oriental y retornó al Atlántico sur por el Cabo de Buena Esperanza, a considerable distancia de tierra. En la ruta de El Cabo a Freetown, hundió tres buques en muy poco tiempo. Pero la buena estrella del corsario alemán se torció, cuando el “Doric Star”, siguió transmitiendo, pese a las amenazas y comunicó las coordenadas del encuentro. El día 4 de diciembre se encontró con su buque de abastecimientos, el “Altmark”. Desde el 3 de setiembre, el “Graf Spee” había causado pérdidas al comercio inglés hasta por el monto de 50.000 toneladas. Como quiera que estuviera navegando desde el 21 de agosto y las máquinas no habían cesado de funcionar, el comandante Hans Langsdorff, pensó en el retorno a Alemania para poner a punto sus máquinas.

La cacería

Detalle del águila que adornaba la popa del "Admiral Graf Spee", recuperada del mar.

El efecto de la transmisión del mensaje del “Doric Star”, fue que cayeron sobre el punto donde fue atacado dos de las nueve peligrosas escuadras: el Grupo “H”, formado por los cruceros pesados “Sussex” y “Shropshire”, y, sobre todo, el Grupo “K” con el crucero de batalla “Renown” y el portaaviones “Ark Royal”, pero el “Admiral Graf Spee”, había abandonado la zona del ataque.

Sin embargo el comandante Langsdorff se equivocaba, cuando supuso que todos los buques confluirían en la zona del ataque. El comodoro Harwood, jefe del Grupo “G”, no pensó en absoluto apartar sus naves de la zona asignada; lo conformaban los cuatro cruceros “Cumberland”, “Exeter”, “Ajax” y “Achilles”, estacionados ante el río de la Plata. Antes de poner en práctica su pensado retorno a Alemania, decidió atacar el comercio inglés que hacía la ruta de América del Sur.

La víspera del 13 de diciembre, el “Admiral Graf Spee” se aproximó a 150 millas de la costa brasileña, puso proa al sudoeste para alejarse de ella a velocidad de crucero. Se proponía cortar la ruta de los buques comerciales que alcanzaban Buenos Aires y Montevideo desde el nordeste y el este. Hacía media hora que el sol de aquél 13 de diciembre se había elevado cuando el vigía del acorazado alemán alertó: “¡Remates de mástiles a proa!”.

Batalla del Río de La Plata

El comandante de guardia, sorprendido de ver mástiles y no humo, ordenó despertar al capitán de navío Hans Langsdorff. Se creyó cuando se acercaban que se trataba de un crucero y dos destructores. El comandante Langsdorff ordenó cubrir puestos de combate; creía tener a la vista la avanzada de protección de un convoy. Como el “Graf Spee” era superior a esas naves y estaban acordes con las directivas dadas, decidió combatir, para luego hundir el convoy. Pronto Langsdorff descubrió su error: el pretendido crucero era un buque de 10.000 toneladas, inferior al acorazado alemán únicamente en el calibre de su artillería: seis piezas de 203 mm contra otras tantas de 280 mm. Los otros dos navíos que se habían tomado por destructores, eran cruceros ligeros que disponían entre ambos ¡dieciséis cañones de 152 mm!. Langsdorff tenía frente a él a la fuerza naval del comodoro Harwood y los tres buques eran los cruceros “Exeter”, “Ajax” y “Achilles”. Harwood decidió dividir sus fuerzas para atacar al acorazado alemán desde diversos puntos y dispersar los fuegos del mismo.

Langsdorff decidió aplastar a sus adversarios uno a uno, y concentró sus fuegos sobre el más poderoso y peligroso de ellos: el crucero pesado “Exeter”. A las 06H16 del 13 de diciembre de 1939, fueron disparados los primeros fuegos desde los montajes triples de 280 mm del “Admiral Graf Spee” y tres minutos después fueron contestados por el “Exeter”. La distancia se había acortado sensiblemente y no rebasaba de 15.000 metros. Las dos naves intercambiaban un rápido y nutrido fuego. El “Exeter” fue tocado y advertido por el “Admiral Graf Spee”, por las llamas y la densa humareda que salía de él. Algunos proyectiles del “Exeter”, también habían tocado al acorazado alemán. El primero destruyó completamente la cocina, destruyó la red de agua potable de la nave. Otros disparos dieron en el compartimiento de torpedos, averiaron el puesto de dirección de tiro antiaéreo y demolieron algunos camarotes. Hubo muertos y heridos. Pero los daños en el “Admiral Graf Spee” eran mínimos comparados con el infierno desencadenado en el “Exeter”. En menos de una hora, recibió más de cien proyectiles, cinco de sus seis piezas fueron silenciadas.

El comodoro Harwood, que había efectuado una vasta maniobra con el “Ajax” y el “Achilles”, se acercó a toda velocidad para participar en el combate y socorrer a su buque en peligro. La primera salva que hizo, impactó en el “Admiral Graf Spee”, destruyendo una pieza de 150 mm y matando a todos sus servidores. A pesar de la superioridad de fuego del acorazado alemán, los dos cruceros ligeros ingleses, acribillaron al acorazado. Langsdorff decidió concentrar sus fuegos sobre los cruceros ligeros “Ajax” y “Achilles”, que no encontraban a más de 8.000 metros. Otro disparo del acorazado dio de lleno en las dos torres de popa; las cuatro piezas de 152 mm., fueron silenciadas. Finalmente los cruceros ingleses se apartaron. Luego de salir del alcance de los poderosos cañones de 180 mm del acorazado, el comodoro Harwood decidió seguir al acorazado, tratando no perderlo de vista.

La trampa de Montevideo

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Águila que adornaba la popa del acorazado de bolsillo "Admiral Graf Spee".

El Almirantazgo inglés se convenció que la fuerza de Harwood no podría impedir que el acorazado se abriera paso hacia el océano y decidió reemplazar al “Exeter” con el pesado “Cumberland”, desde las Islas Malvinas el que navegando a toda velocidad, no podría ganar la embocadura del río de la Plata antes del día 17 de diciembre, es decir, tres días más tarde. La fuerza compuesta por el “Renown” y el “Ark Royal”, muy superior al “Admiral Graf Spee”, se encontraba a la altura de Pernambuco, 2.500 millas al norte y antes de llegar a la desembocadura del río de la Plata, tenía que reabastecerse de combustible, por lo que su intervención, antes de una semana, estaba descartada. La delegación diplomática inglesa en Montevideo, hizo circular falsos rumores, amenazas e intimidaciones, que llevaron a Langsdorff a tomar torpes decisiones. En el puerto de Montevideo, por otro lado, las reparaciones del “Admiral Graf Spee”, fueron saboteadas, retrasando ex profeso las mismas, con el fin de retener en puerto a la nave de guerra alemana, hasta la llegada de las naves inglesas que ya estaban en camino o el mayor tiempo posible, incluso lograr su internamiento al cumplirse el plazo dado por el gobierno uruguayo.

El Alto Mando Naval alemán a cargo del almirante mayor Erich Raeder, evaluaba la situación de Montevideo a la luz de los informes del capitán de navío Hans Langsdorff y los informes de inteligencia. Langsdorff envió un telegrama, en donde concluía: “Me propongo avanzar hasta el límite de las aguas jurisdiccionales. Si es posible abrirme paso hacia Buenos Aires, librar combate con el resto de mis municiones. Para el caso en que tal tentativa condujera a la destrucción cierta del Graf Spee sin proporcionarle la oportunidad de causar daños al enemigo, pregunto si ha de hundirse el navío en el estuario del Plata, aunque los fondos en él son insuficientes, o bien debe permitirse su internamiento, Comandante Graf Spee”. La respuesta de Raeder dejaba prácticamente en completa libertad de acción al comandante del “Admiral Graf Spee”, salvo en lo referente a la internación en Montevideo. La última frase decía:

“Procure que la destrucción sea total si se ve usted obligado a hundir su barco. Raeder”
Orden del almirante Erich Raeder al capitán de navío Hans Langsdorf, comandante del "Graf Spee"#GGC11C

El día 17 de diciembre de 1939 a las 19H55 el “Admiral Graf Spee” explotó. De acuerdo a las instrucciones de Raeder, en su última comunicación a Langsdorff el buque había sido destruido completamente. Previamente el capitán de navío Hans Langsdorff había preparado cuidadosamente el paso de su tripulación a Buenos Aires, donde iba a ser internada. El 19 de diciembre se dirigió nuevamente a sus hombres, terminó diciendo:

“La opinión pública discutirá seguramente durante mucho tiempo a fin de averiguar si estábamos equivocados o teníamos razón de destruir nuestro buque, si no hubiera sido más heroico ofrecer de nuevo combate al enemigo y que éste acabara con la muerte de los marinos. Lo habríamos hecho sin murmurar una sola palabra y con alegría. Por mi parte facilitaré la prueba de que eso no ha ocurrido por falta de valor personal”
Discurso del capitán de navío Hans Langsdorf a su tripulación antes del hundimiento del "Graf Spee"#GGC11C

Los hombres del “Admiral Graf Spee”, no comprendieron sus palabras, hasta el día siguiente, 20 de diciembre, en que se encontró al capitán de navío Hans Langsdorff, muerto en su habitación. Se había suicidado de un tiro de revólver. Con anterioridad había escrito una carta, dirigida al embajador de Alemania en Buenos Aires, que dice:

“Excelencia: Después de haber luchado largo tiempo, he tomado la grave decisión de hundir el acorazado Admiral Graf Spee, a fin de que no caiga en manos del enemigo. Estoy convencido de que, en estas circunstancias, no me quedaba otra resolución que tomar después de haber conducido mi buque a la “trampa” de Montevideo. En efecto, toda tentativa para abrir un camino hacia alta mar estaba condenada al fracaso a causa de las pocas municiones que me quedaban. Una vez agotadas esas municiones, sólo en aguas profundas podía hundir el buque a fin de impedir que el enemigo se apoderara de él. Antes de exponer mi navío a caer parcial o totalmente en manos del enemigo, después de haberse batido bravamente, he decidido no combatir, sino destruir su material y hundirlo… Desde un principio he aceptado sufrir las consecuencias que implicaba mi resolución. Para un comandante que tiene sentido del honor, se sobreentiende que su suerte personal no puede separarse de la de su navío… Ya no podré participar activamente en la lucha que libra actualmente mi país. Sólo puedo probar con mi muerte que los marinos del Tercer Reich están dispuestos a sacrificar su vida por el honor de su bandera. A mí sólo corresponde la responsabilidad del hundimiento del acorazado Admiral Graf Spee. Soy feliz al pagar con mi vida cualquier reproche que pudiera formularse contra el honor de nuestra Marina. Me enfrento con mi destino conservando mi fe intacta en la causa y el porvenir de mi Patria y de mi Führer.

Dirijo esta carta a Vuestra Excelencia en la calma de la tarde, después de haber reflexionado tranquilamente, para que usted pueda informar a mis superiores y, si es necesario, desmentir los rumores públicos.

Capitán de navío Langsdorff

Comandante del acorazado Admiral Graf Spee”
Carta escrita por el capitán de navío Hans Langsdorf, antes de su suicidio, dirigida al Embajador alemán en Buenos Aires, Argentina#GGC11C

Bibliografía

Fuente
Lecturas adicionales
  • Breyer, Siegfried: Battleships and Battlecruisers 1905-1970. Doubleday & Company, Nueva York 1973.
  • Malmann Showell, Jak P.: The German Navy in World War Two. Naval Institute Press, Annapolis, 1979 ISBN 0-87021-933-2
  • Pope, Dudley: The Battle of the River Plate. William Kimber & Co, 1956 ISBN 033024020

Véase también

Plantilla:Kriegsmarine Plantilla:MCA-SGM

Enlaces externos

En inglés