Ferris Bueller's Day Off

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Todo en un día (Un experto en diversiones en Latinoamérica), película estadounidense de 1986 dirigida por John Hughes.


Ficha técnica


Reparto


Argumento

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Todo en un día narra un fragmento en la vida de Ferris Buller (Matthew Broderick), quien acompañado por su amigo Cameron Frye (Alan Ruck) y su novia Sloane Peterson (Mia Sara), decide tomarse un día libre, no asistir a la escuela y darse una vuelta por Chicago. Al principio de la película vemos a Ferris en la mitad de una tremenda actuación para convencer a sus amantes y comprensivos padres de que está enfermo, ("Tengo examen de matemáticas... no... puedo... faltar...", dice, demasiado débil para incorporarse de la cama) para "contra su voluntad" quedarse en casa y no ir a la escuela. Los padres, sumamente confiados en la honestidad de su hijo, acceden. Se tragaron la actuación sin rechistar. Sólo Janie (Jennifer Gray), su amargada hermana, se da cuenta del engaño, y enfurecida por el modo como su hermano siempre se sale con la suya, se marcha al colegio, planeando algún modo de desenmascarar al muchacho y revelar al mundo su naturaleza manipuladora.

Los padres de Ferris se van a trabajar, e inmediatamente él se comunica por teléfono con su mejor amigo, Cameron Frye. Frye parece estar legítimamente enfermo, pero Ferris sabe que sólo está deprimido. Luego de insistirle mucho, Cameron accede a recogerlo en el Ferrari de su papi con el fin de pasarse por la escuela y sacar a Sloane, la novia de Ferris, para pasar un día de paseo disfrutando de lo que Chicago puede ofrecer. Luego de un par de llamadas en las que Cameron simula ser el papá de Sloan, el director de la escuela, Ed Rooney (Jeffrey Jones), se ve obligado a "liberar" a Sloan, permitiéndole salir de la escuela. Pero Rooney, consciente de los constantes planes y triquiñuelas de Ferris, sabe que algo anda mal... su misión del día será pescar a Ferris en alguna transgresión para aplicar toda la disciplina académica (y tal vez física) que él sabe que Ferris merece.

Con muchas razones y excusas, Ferris convence a Cameron para continuar usando el preciadísimo Ferrari de su padre. Cameron está aterrado, pues dice que su padre quiere más al coche que a su hijo, pero parece buena idea en un principio, así que con el carísimo cochazo, los tres jóvenes inician su camino hacia Chicago. Ya en la ciudad dejan el coche en un aparcamiento público y se dan a la tarea de pasar por los sitios de mayor interés turístico de la ciudad, que van desde exclusivos restaurantes hasta la Torre Sears. En el camino el trío tiene varias aventuras en las que comúnmente ridiculizan a algún adulto (que francamente lo merece); al mismo tiempo, el Director Rooney visita la casa de Ferris para confirmar que el muchacho está enfermo; en vez de eso, sólo logra una confrontación con el feroz perro de la familia, lo que lo deja sin zapatos, enlodado y más enfurecido que nunca.

El día avanza, y llega el momento de que Ferris y sus amigos regresen a casa, ya que sus padres pronto llegarán. Entonces, tras más peripecias, por fin llega el momento culminante... Rooney sorprende a Ferris. Parece que no hay escape. Afortunadamente Janie, su hermana, también ha tenido un par de aventuras en el día (particularmente un encuentro con un drogata), y como resultado su actitud amargada ha cambiado totalmente... , al final todo se resuelve satisfactoriamente. Ferris triunfa de nuevo.

La película, como es común en la obra de John Hughes, mezcla todo tipo de comedia, desde barato slapstick (cuando Ferris encabeza un desfile por las calles de Chicago) hasta detalles más sutiles y sofisticados (como la ironía de Rooney como pasajero de un autobús escolar). Adicionalmente, se tratan seriamente ciertos puntos relevantes en la vida de todo adolescente, como el imparable avance del tiempo y las atemorizantes consecuencias que eso tiene en su vida. De hecho el momento más incierto de la cinta es cuando Cameron decide confrontar a su padre, deseando su atención aunque sea para regañarlo. Pero los momentos serios, aunque muy bien trabajados, solo sirven como contrapunto de la comedia, y en escena tras escena Hughes y su elenco meten tanto detalle como les es posible, creando una de las mejores comedias de los 80s en la que se juntan la comedia juvenil con el comentario social, redondeada con fantásticas actuaciones que se convertirían en el molde del que futuros cineastas intentarían, con mayor o menor éxito, generar a sus héroes y villanos. Tan vigente ahora como hace una década e igual de divertida.


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