Boris III de Bulgaria

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Boris III de Bulgaria
Zar de Bulgaria
Ejercicio
Predecesor Fernando I de Bulgaria
Sucesor Simeón II de Bulgaria
Información personal
Nombre completo Boris Clemente Roberto María Pío Luis Estanislao Javier de Sajonia-Coburgo-Gotha
Nacimiento 30 de enero de 1894
Sofía, BulgariaBandera de Bulgaria Bulgaria
Fallecimiento 28 de agosto de 1943
(49 años)
Sofía, BulgariaBandera de Bulgaria Bulgaria
Sepultura Monasterio de Rila
Familia
Casa real Sajonia-Coburgo-Gotha
Dinastía Casa de Wettin
Padre Fernando I de Bulgaria
Madre María Luisa de Borbón-Parma
Consorte Juana de Saboya
Hijos

  • Firma Firma de Boris III de Bulgaria
    Monograma.

    Boris III de Bulgaria (en búlgaro Борис III) (Sofía, 30 de enero de 1894ibídem, 28 de agosto de 1943) fue el penúltimo zar de Bulgaria, apodado por su pueblo con el sobrenombre de Zar pacificador. Fue un monarca muy popular en Bulgaria, además de una de las figuras clave en los Balcanes durante el periodo de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial.

    Era el hijo mayor del zar Fernando I y accedió al trono tras la abdicación de su padre, acusado de llevar a Bulgaria a la derrota en la Primera Guerra Mundial. Asumió, con solo 24 años, el gobierno de un estado arruinado, al borde del caos y dividido entre los extremistas de izquierda y de derecha. A pesar de sus esfuerzos por estabilizar la vida política de su país, Boris no pudo contra el autoritarismo de sus primeros ministros Alejandro Stamboliski y Alejandro Tsankov.

    Filántropo, Boris solía viajar por el país para ayudar a la población más necesitada. También visitó otros países en pro de mejorar la imagen de Bulgaria tras la Primera Guerra Mundial. Fue durante uno de esos viajes cuando conoció a la princesa Juana de Saboya, con quien se casó en 1930.

    En 1934, la depresión económica, unida a los conflictos políticos, llevó a un golpe militar organizado y liderado por oficiales del Zveno,[Nota 1]​ que instauraron un régimen dictatorial con idea de establecer una república. Boris recuperó el control el año siguiente y, para evitar una nueva crisis política, impuso al país una dictadura.

    Contrario a los métodos brutales de los regímenes totalitarios, Boris intentó en vano aproximarse a las democracias occidentales, pero la indiferencia internacional lo llevó a estrechar relaciones con la Alemania nazi. Como pacifista, intentó mantenerse neutral durante la Segunda Guerra Mundial pero, en 1941, con el ejército alemán en la frontera búlgara, el monarca se vio obligado a alinearse con el Eje. A pesar de la alianza formal, no participó militarmente en el conflicto y se negó a deportar a los judíos hacia Alemania. En 1943, dos semanas después de una reunión con Adolf Hitler, Boris murió en extrañas circunstancias. Su hijo Simeón le sucedió.

    Familia y primeros años

    Bautismo controvertido

    El 30 de enero de 1894, a las 5:18 de la mañana, Fernando I de Bulgaria (por entonces Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha y príncipe regente de Bulgaria) y su esposa María Luisa de Borbón-Parma, anunciaban con 101 disparos de cañón el nacimiento de su primer hijo, Boris, príncipe de Tarnovo.[1]

    Este nacimiento se produjo en un momento en que Bulgaria se encontraba en una curiosa encrucijada política: un joven principado, que formaba parte del musulmán Imperio otomano y donde la mayoría de la población profesaba la fe ortodoxa, estaba gobernado por un matrimonio de católicos devotos. En aquella época, la religión tenía una gran importancia en la región. El hecho de que Fernando fuera un oficial austriaco, hijo de un príncipe alemán (Augusto de Sajonia-Coburgo-Gotha), aliado de Inglaterra y de una francesa (Clementina de Orleans) y elegido por una asamblea antirrusa hicieron que las relaciones con la ortodoxa Rusia se deterioraran.[2]

    Cuando Boris ya había sido bautizado como católico, Fernando pensó en convertirlo al cristianismo ortodoxo. Un bautismo ortodoxo no solo lo acercaría a su pueblo, sino también al zar Alejandro III de Rusia, que se negaba a reconocer su posición. Sin embargo, esa decisión suponía diversos riesgos y la noticia conmocionó a toda la Europa católica. El papa León XIII amenazó a Fernando con la excomunión, el emperador Francisco José I de Austria con declararle la guerra y la princesa María Luisa se opuso frontalmente a la idea.[3]​ Fernando dudó pero, por razones de Estado, tomó una decisión: el 15 de febrero de 1896, Boris se convirtió al rito ortodoxo y el zar Nicolás II de Rusia (que sucedió a Alejandro III y estaba casado con una nieta de la reina Victoria del Reino Unido) fue su padrino.[3]​ Fernando fue excomulgado y su esposa, indignada y avergonzada, dejó el país y se llevó a su segundo hijo, el príncipe Kyril, bautizado como católico.[3][4]

    Educación

    Boris III con cinco años.

    El 31 de enero de 1899, un día después de dar a luz a la princesa Nadejda, la princesa María Luisa murió por complicaciones en el parto, agravadas por una neumonía.[5]​ La educación del príncipe Boris fue confiada a su abuela paterna, la princesa Clementina de Orleans, hija del rey Luis Felipe I de Francia. Con su muerte, el 16 de febrero de 1907, Fernando asumió la responsabilidad de la educación del hijo.[6]​ Escogió como tutor del príncipe a un romando, pero eligió personalmente a todos los profesores, a los que les exigió tener una instrucción rigurosa.[7]​ Boris estudió todas las disciplinas que se enseñaban en las escuelas búlgaras, además de francés y alemán. Más tarde aprenderá también italiano, inglés e incluso albanés. La educación militar estuvo a cargo de oficiales búlgaros.[8]

    Su padre le inculcó la pasión por las ciencias naturales, disciplina que Boris continuó estudiando a lo largo de su vida y de la que se convirtió en un verdadero especialista. Fernando también fue el responsable del gusto del príncipe por la mecánica, especialmente por la locomoción.[9]​ En septiembre de 1910, con solo 15 años, Boris aprobó los exámenes para mecánico ferroviario.[10]

    Sin embargo, la vida en palacio no era fácil para el joven Boris. Su padre, o mejor el «monarca», como los hijos lo llamaban, era autoritario y violento.[11]​ Arrogante e indiferente, con frecuencia hacía llorar a sus familiares con sus comentarios sarcásticos. A excepción de en las ceremonias oficiales, Boris no tenía ningún contacto con el pueblo búlgaro ni con el mundo exterior. El palacio, apodado por él como «la prisión», no le ofrecía una vida sencilla, ni fácil ni alegre.[11][12]

    Testigo de grandes acontecimientos

    El príncipe en la adolescencia.

    El 22 de septiembre de 1908, aprovechándose de la crisis política derivada de la Revolución de los Jóvenes Turcos en el Imperio Otomano, Fernando declaró la independencia de Bulgaria y se autoproclamó zar, como Fernando I.[13]

    A partir de 1911, Boris consiguió una relativa libertad del control paterno y empezó a viajar para conocer el mundo.[14]​ Estos viajes supusieron su entrada en el escenario internacional. Así, en el mismo año, asistió a la coronación de su primo Jorge V del Reino Unido en Londres y al funeral de la reina María Pía de Saboya en Turín, acontecimientos en los que pudo mantener contacto con la realeza y otros jefes de Estado.[15]​ El 1 de septiembre de 1911, en una visita a su padrino, el zar Nicolás II, Boris fue testigo presencial de un atentado que acabaría cuatro días después con la vida del primer ministro ruso Piotr Stolypin, durante una representación en la ópera de Kiev.[15]

    En enero de 1912, Boris alcanzó la mayoría de edad y se convirtió en capitán y comandante de un regimiento.[16]​ Con el estallido de la Primera Guerra de los Balcanes en octubre de ese año, conflicto que unió a serbios, griegos, montenegrinos y búlgaros contra el dominio otomano en Macedonia, el príncipe entró a formar parte del Estado Mayor del ejército y no dudó en luchar en las líneas del frente de los combates.[17]

    Tras la victoria en la guerra y ante la falta de un consenso sobre el reparto del territorio macedonio, Bulgaria decidió atacar a sus antiguos aliados, dando inicio a la Segunda Guerra de los Balcanes en 1913, un conflicto en el que el ejército entero fue diezmado por el cólera. Como testigo ocular de los hechos, Boris se volvió más tarde un pacifista convencido.[18]

    El fracaso militar parecía hacer inevitable la abdicación de Fernando I. Boris fue animado a abandonar el palacio y refugiarse en el ejército, para prepararse a ascender al trono. Negándose a retirarse, el príncipe respondió: «No quiero reinar. Si el zar se va, me voy con él.»[19]​ Finalmente, Fernando I no abdicó y Boris fue enviado a una Escuela Superior de Guerra, donde recibió el mismo tratamiento que los demás oficiales.[20]

    En 1915, Fernando I se alió con los Imperios centrales y metió a Bulgaria en la Primera Guerra Mundial. Boris protestó públicamente contra la decisión y fue apresado, por orden de su padre, durante varios días[21]​ (por esa actitud Francia y Reino Unido expresaron su gratitud al príncipe en 1918). Posteriormente, fue nombrado oficial en misión especial en una base militar del ejército búlgaro. Sus funciones fueron, en general, garantizar la buena ejecución de las operaciones y coordinar los diferentes frentes. Cumpliendo este papel, tuvo la oportunidad de visitar el frente e inspeccionar trincheras, con lo que consiguió trabar amistad con oficiales y soldados.[22]

    Zar de los búlgaros

    Bajo el reinado de su padre, Bulgaria conoció diversos fracasos militares:

    • La Segunda Guerra de los Balcanes acabó en el Tratado de Bucarest, por el que Bulgaria tuvo que ceder muchos territorios y pagar indemnizaciones a sus vecinos.[23]
    • La Primera Guerra Mundial acabó en el Tratado de Neuilly-sur-Seine que supuso la pérdida de varios territorios, como su salida al mar Egeo y el pago grandes compensaciones económicas a los países ganadores.[24]

    Presionado por el pueblo búlgaro y los vencedores, Fernando I abdicó el 3 de octubre de 1918 y salió hacia el exilio en Coburgo con sus hijos.[25]​ Ese mismo día, el príncipe heredero fue proclamado zar con el título de Boris III. [26]​ Sin embargo, su reinado no empezó bien: aislado de su familia, solo volvería a ver a sus hermanas en 1921[27]​ y a su hijo Kyril en 1926.[28]​ Las malas cosechas de 1917 y 1918, los racionamientos y la ocupación extranjera[29]​ dieron impulso a los partidos de izquierdas: la Unión Nacional Agraria Bulgaria y el Partido Comunista. No obstante, de todos los Estados derrotados en 1918, solo Bulgaria seguía siendo una monarquía.[30]

    Impotencia ante los regímenes autoritarios

    Sello conmemorativo del primer aniversario de la coronación de Bóris III.

    El 6 de octubre de 1919, un año después de la subida de Boris III al trono, la Unión Agraria venció en las elecciones y forzó al zar a nombrar a su líder, Alejandro Stamboliski, como primer ministro. Muy popular entre los campesinos, que componían la mayor parte de la población, Stamboliski dejó clara su oposición a la monarquía.[31]​ Al instituir una «dictadura campesina»,[32][33][34]​ se ganó las hostilidades de las clases medias y militar.[35]

    La Unión Agraria gobernó el país hasta el 9 de junio de 1923, cuando un golpe militar tomó el poder. Alejandro Tsankov, uno de los líderes golpistas, asumió el gobierno e implantó un régimen autoritario.[36]​ Durante su gobierno, Bulgaria vivió un periodo de gran inestabilidad. El 23 de septiembre de ese mismo año, hubo una insurrección comunista que fracasó y que sirvió de pretexto para un «terror blanco», donde terrorismo y contraterrorismo causaron más de 20 000 víctimas.[37]​ Se estima que en 1924 hubo doscientos asesinatos por motivos políticos.[38]

    Los dos atentados

    El 13 de abril de 1925, Boris III y otras cuatro personas volvían de cazar en Arabakonak, cerca de la ciudad de Botevgrad. En el viaje de vuelta fueron víctimas de una emboscada que acabó con la muerte de dos miembros del grupo. El conductor del zar fue herido de bala y perdió el control del vehículo, que se estrelló contra un poste. Boris y los otros supervivientes se salvaron gracias a un autobús que pasaba por allí. Ese mismo día, el exgeneral y diputado Konstantin Georgiev fue asesinado.[39]

    Tres día después, durante el funeral del general Georgiev -acto que contaba con la presencia de diversos líderes búlgaros-, comunistas y anarquistas colocaron bombas en la catedral de Sveta-Nedelya [40]​ que explotaron en mitad de la ceremonia funeraria y que causaron 128 víctimas, entre ellas el alcalde de Sofía, 11 generales, 25 oficiales superiores, el jefe de policía y un grupo de niñas.[37]​ Boris III se salvó porque estaba en el funeral de uno de sus amigos, que había muerto en el atentado anterior, y llegó a la catedral tras las explosiones. Este segundo ataque, que fracasó pues su objetivo era matar a Boris III, motivó una gran represión por parte de las autoridades que arrestaron a 3194 personas y condenaron a muerte a otras 268.[41][42]

    La popularidad del zar

    Princesas Nadedja y Eudoxia, hermanas de Bóris III.

    Desde su subida al trono, Boris fue alejado de los asuntos de Estado. Se pasaba la mayor parte del tiempo completando sus colecciones de flores silvestres y mariposas y dedicándose a la mecánica (especialmente de locomotoras) o viajando por el país.[38]​ Visitaba ciudades, pueblos, fábricas y haciendas y comía y dormía en las casas de los agricultores. Esos actos crearon fuertes lazos entre el zar y el pueblo búlgaro.[32]

    La personalidad del zar aumentó su popularidad y la prensa retrataba constantemente su carácter «heroico» como cuando salvó a seis personas de ahogarse en el mar Negro en 1931,[43]​ o cuando tomó el control del tren en el que viajaba en 1934, debido a una avería que acabó en un conato de incendio.[44]

    En 1926, Boris realizó su primer viaje al exterior como zar y eligió como primeros destinos Suiza e Italia. Recorrió Europa con su hermana, la princesa Eudoxia, hasta 1930. Sin embargo, ante el temor de sufrir un nuevo atentado, viajaba con el pseudónimo de «Conde Stanislas Rilski de Varsovia»[45]​ y solo utilizaba su verdadero nombre en actos oficiales. Visitó la Sociedad de Naciones, al presidente francés Gaston Doumergue, al presidente alemán Paul von Hindenburg, al rey de Bélgica Alberto I, al rey de Italia Víctor Manuel III y cazó con el rey Jorge V del Reino Unido. También conoció a Albert Einstein y al filósofo Henri Bergson.[46]​ En su primera reunión con el Duce Benito Mussolini en Roma, declaró:

    Le admiro por haber conseguido reorganizar Italia, pero una dictadura, un régimen totalitario, solo puede ser transitoria. Recuerde las palabras de Bismarck: se puede hacer de todo con las bayonetas, excepto sentarse encima. Lo admiraré mucho más si se va, cuando sea necesario, y vuelve la legalidad.[15]

    Una zarina para los búlgaros

    En 1927, a los 33 años, Boris seguía soltero y en toda Europa se especulaba sobre quién sería la elegida como futura zarina. Finalmente, tras tres años de búsqueda por las diferentes cortes europeas, Boris se enamoró de la princesa Juana de Saboya, tercera hija del rey Víctor Manuel III y de Elena de Montenegro. En enero de 1930, tras la boda del príncipe heredero italiano Humberto, el futuro Humberto II de Italia, Boris pidió la mano de Juana al rey.[15]

    La religión del futuro príncipe heredero fue una cuestión polémica pues, según la Constitución de Bulgaria, el heredero al trono debía pertenecer a la Iglesia ortodoxa. Sin embargo, para el papa Pío XI estaba fuera de toda lógica bendecir un matrimonio si toda la descendencia venidera no fuera bautizada como católica, lo que colocaría a Juana en riesgo de excomunión. Sin embargo, gracias al nuncio apostólico en Bulgaria, Angelo Roncalli, futuro papa Juan XXIII, Boris llegó a un acuerdo con la Santa Sede.[47]​ El 25 de octubre de 1930, la ceremonia católica se celebró en Asís, seguida de la ceremonia ortodoxa, el 9 de noviembre, en Sofía.[15]

    Más tarde, el matrimonio decidió de común acuerdo bautizar a sus dos hijos según el rito ortodoxo. El Vaticano protestó:

    Su Majestad firmó una promesa de bautizar a sus hijos en el catolicismo. Si no cumple con este compromiso, tendrá que responder a su consciencia.[48]

    Monarca absoluto

    Bulgaria empezó a atravesar un periodo difícil. Con el cese de los atentados, hubo una mejora de la situación interna, pero Bulgaria empezó a padecer los efectos de la Gran Depresión. La producción había caído un 40% en dos años y el número de desempleados alcanzó los 200 000 para una población de 7 millones.[49]​ El gobierno elegido en 1931, el bloque popular, decepcionó debido a su incapacidad de revertir la situación.[50]​ La victoria de los comunistas en las elecciones municipales de 1932 en Sofía llevó al gobierno a disolver rápidamente el Consejo.[51]

    La situación se agravaba día a día. Por ello, un grupo de intelectuales y militares, la Zveno, decidió dar un golpe de Estado. El 19 de mayo de 1934, los coroneles Damian Velchev y Kimon Georgiev tomaron el poder y obligaron a Boris a aceptar el nuevo gobierno. Se instauró una dictadura corporativista que inició la recuperación del país, pero sus líderes se mostraban claramente contrarios a la monarquía y planeaban establecer una república.[52]​ Boris decidió tomar cartas en el asunto. El 22 de enero de 1935, ocho meses después de la llegada al poder de Kimon Georgiev, el zar encargó al general Pentcho Zlatev que «cazara a los republicanos»[37]​ y formara un nuevo gobierno. Boris, que hasta entonces se había mantenido lejos de la vida política del país, asumió los resortes del poder.[53]

    Instauración de la dictadura real

    En un primer momento, Boris mantuvo las bases del gobierno de Georgiev. El nuevo gabinete estuvo compuesto por tres generales, tres miembros de los principales partidos prohibidos y tres civiles.[53]​ De forma gradual, el zar alejó a los militares del poder, fortaleció su poder personal y estableció una monarquía absoluta. Él definió este nuevo régimen como transitorio, con la dictadura del Zveno, hasta la vuelta al sistema parlamentario tradicional.[54]

    En otoño de 1936, se restauraron la libertad de prensa y el derecho de reunión política, pero los partidos políticos siguieron estando prohibidos.[55]​ En las elecciones municipales de 1937, las mujeres casadas y con hijos tuvieron derecho al voto.[56]​ En 1938, la Asamblea Nacional fue reabierta para las elecciones legislativas.[57]

    Política exterior

    Reaproximación a la Alemania nazi

    De acuerdo con el Tratado de Neuilly-sur-Seine, el ejército búlgaro no podría tener características ofensivas y, en muchas ocasiones, el gobierno solicitó la revisión de esa cláusula. En 1935, surgió la oportunidad cuando Turquía, para defender sus derechos territoriales, fortaleció militarmente la Tracia occidental. El equilibrio de fuerzas en la región se rompió y Bulgaria reclamó el derecho de defender ante eventuales ataques -pretexto aceptado para las grandes potencias.[58]​ A pesar de buscar el apoyo francés e inglés para renovar su arsenal bélico, solo el Reich alemán respondió favorablemente a los búlgaros. Boris aceptó la oferta pero evitó firmar un tratado de ayuda militar con Alemania.[59]

    Comercialmente, Bulgaria se volvió casi dependiente de la Alemania nazi. Esta última, que buscaba un país que pudiera cubrir su necesidad de alimentos, vio en Bulgaria una especie de despensa e importaba cerca del 70% de los productos búlgaros.[49]​ A pesar de la creciente prosperidad proveniente de esa relación comercial, Boris temía someterse a la hegemonía alemana y se volvió hacia las democracias occidentales.[60]

    Zar diplomático

    Desde 1935, Boris y Georgi Kyoseivanov se esforzaron en establecer buenas relaciones con las democracias occidentales. El zar fue en diversas ocasiones a Francia y a Inglaterra intentando cerrar, en vano, contratos comerciales.[61]​ Durante uno de esos viajes a Inglaterra en agosto de 1938, se ofreció como mediador entre el primer ministro Neville Chamberlain y Adolf Hitler sobre la Crisis de los Sudetes. Acto seguido, Boris fue a Alemania donde tuvo un encuentro secreto con el Führer. Tras esta entrevista, le escribió a Chamberlain y le aconsejó mantener contacto directo con Hitler y cederle la región de los Sudetes.[62][63]

    Boris no era un hombre fácilmente manipulable. En 1935, cuando la Sociedad de Naciones le impuso sanciones económicas a Italia tras la invasión italiana a Etiopía, no dudó en apoyar públicamente esta decisión. Mussolini le recordó los lazos familiares que lo unían a la dinastía italiana, a lo que Boris respondió: «No hago política sirviéndome de mis sentimientos hacia mis suegros».[64]

    En aquel momento las relaciones entre los países balcánicos eran ya bastante tensas. Bulgaria siempre se había negado a adherirse a la «Entente Balcánica», pacto al que se adhirieron Rumanía, Yugoslavia, Turquía y Grecia y que estaba creado aparentemente para sofocar el irredentismo búlgaro, pues se hubiera visto obligado a aceptar un statu quo que le forzaba a renunciar de facto a las reivindicaciones territoriales sobre sus vecinos. Su rechazo alimentaba la desconfianza de estos países.[58]​ Paradójicamente, se firmó un pacto de amistad entre Bulgaria y Yugoslavia el 24 de enero de 1937.

    Aunque fuera un pacifista, Boris III creía que el irredentismo búlgaro podría ser resuelto por la vía diplomática. Esta vía sería claramente favorecida por Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial.[65]

    «Neutralidad»

    En los primeros momentos de la Segunda Guerra Mundial, la opinión pública búlgara se dividió entre el apoyo a Alemania, que prometía restituir los territorios perdidos en las guerras anteriores, y una simpatía por los opositores al Eje.[66]​ Al respecto, Boris declaró en 1940: «Mi generales son germanófilos, mis diplomáticos anglófilos, la reina es italófila y mi pueblo rusófilo. Yo soy el único neutral en Bulgaria».[67]

    En febrero de 1940, el éxito de Adolf Hitler forzó a Boris a sustituir a su primer ministro proocidental por Bogdan Filov, un germanófilo reconocido.[54]​ El 22 de julio de 1940, tras una visita a Hitler, Fliov anunció al zar la intención rumana de ceder Dobruja.[68]​ Efectivamente, los Acuerdos de Craiova del 7 de septiembre de 1940 ratificaron la devolución de Dobruja meridional a Bulgaria. Boris, por su parte, envió agradecimientos a Hitler y a Mussolin, aunque también a la Unión Soviética y a Inglaterra.[68]

    En octubre de 1940, Mussolini invitó a Boris a participar con él en la invasión de Grecia, lo que permitiría a Bulgaria recuperar el acceso al mar Egeo, pero la invitación fue rechazada.[69]​ De la misma manera, a pesar de la presión que Hitler ejercía sobre el zar, no consiguió que se uniera al Pacto Tripartito el 17 de noviembre de 1940. Boris quería por todos los medios mantenerse neutral por lo que la invitación del Führer fue respondida con un «aún no».[69]​ Esta actitud hizo que Goebbels lo denominara «sujeto astuto y disimulado».[70]

    Preocupada con la visita a Hitler, la Unión Soviética propuso un pacto bilateral a Boris el 19 de noviembre, pero también lo rechazó. Alarmados con la noticia, los nazis reiteraron su propuesta el 21 de noviembre, seguida de otra de la Unión Soviética el 25 de ese mismo mes, pero Boris, intentando ganar tiempo, recusó amablemente las dos.[71]

    El nuevo aliado de Alemania

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    Boris III y Adolf Hitler.

    En enero de 1941, tras el fracaso italiano en Grecia, Hitler envió ayuda a Mussolini. Las tropas alemanas tenían que atravesar Rumanía, así como Bulgaria.[71]​ Por ello, Boris fue obligado a unirse al Pacto Tripartito: Bodgan Fliov firmó la adhesión el 1 de marzo de 1941 y ese mismo día, el ejército alemán entró en territorio búlgaro.[71]​ Sin embargo, Boris se negó a participar en las operaciones militares, por lo que los alemanes le propusieron en abril de ese mismo año que las tropas búlgaras ocuparan los territorios ya conquistados de Tracia y Macedonia. Alemania, para abordar el problema del irredentismo, concedió a Bulgaria la administración de gran parte de los Balcanes. Este hecho le valió a Boris el apodo de «El Reunificador».[72]​ El 13 de diciembre de 1941, Bulgaria declaró simbólicamente la guerra a Inglaterra y a los Estados Unidos con los cuales el riesgo de confrontación militar, debido a la lejanía geográfica, era poco probable.[73]

    Los judíos búlgaros

    El 29 de diciembre de 1940, el gobierno creó el «Brannik», organización juvenil inspirada en las Juventudes Hitlerianas.[74]​ Cuatro días antes, la Asamblea Nacional había aprobado la «Ley de Protección de la Nación», la primera medida antisemita, que afectaba a cerca de 50 000 judíos. A pesar de la rápida reacción popular contraria a la aprobación de la ley, esta entró en vigor el 13 de enero de 1941.[75]

    El 26 de agosto de 1942, atendiendo una exigencia de Hitler, que exigía la resolución de la «cuestión judía» en territorio búlgaro, se creó una comisión de asuntos judíos, responsable en su inicio en aplicar restricciones: toque de queda obligatorio, arresto domiciliario, racionamiento de alimentos, uso de la estrella amarilla en la ropa. Posteriormente, la comisión empezó a organizar la deportación de judíos hacia los campos de concentración. Para que las medidas fueran puestas en práctica, Hitler envió a un especialista: Theodor Dannecker, oficial de las SS.[76]

    Tras la deportación de 11 363 judíos que vivían en los territorios ocupados de Tracia y Macedonia fue el turno de los que vivían en Bulgaria. La población, indignada, protestó enérgicamente. Muchas personalidades se movilizaron contra estas medidas, entre ellas Dimitar Pešev, vicepresidente del parlamento y Estefanio I, exarca metropolitano de Sofía, que simbolizaban este movimiento y convencieron a Boris para que se negara.[76]

    En mayo de 1943, el gobierno planeó un segundo intento de deportación. La población se opuso nuevamente y se organizó un gran acto que reunió a cerca de 10 000 personas ante el palacio del zar.[76]​ Boris, en línea con el sentimiento popular, asumió la no deportación de judíos y alegó al enfurecido Führer que «necesitaba mucho a "sus" judíos para el mantenimiento de sus caminos».[77]​ Por ello, los judíos búlgaros pudieron escapar de los campos de concentración.

    Muerte misteriosa

    Tumba de Boris III.
    Escultura regalo de la población de Osoi, con la inscripción: «Al zar Boris III, "El Libertador", de parte de la agradecia Macedonia».

    En 1943, la guerra sufre un cambio de signo con la batalla de Stalingrado y las cosas empiezan a complicarse para Alemania. Al darse cuenta de esto y queriendo evitar el mismo error que su padre 25 años antes, Boris inició contactos secretos con diplomáticos estadounidenses.[78][79]

    Al conocer estos rumores, Hitler lo convocó el 14 de agosto de 1943 al cuartel general del frente oriental, próximo a Rastembork en Prusia Oriental.[78]​ La reunión fue bastante tensa: el canciller le recordó todo lo que le debía a Alemania sin que nunca se le hubiera cobrado nada. Ciertamente, desde el inicio de la guerra, Bulgaria nunca estuvo muy involucrada en el conflicto. Su ayuda se resumió al envío de un equipo médico al Frente Oriental en octubre de 1941.[80]

    Hitler ordenó a Boris que dispusiera sus tropas en un nuevo frente en el sudoeste, con la esperanza de dispersar las fuerzas soviéticas. El zar se negó a atender esta propuesta y abandonó el despacho 45 minutos más tarde, bastante abatido.[78]​ Volvió a Sofía el día siguiente en un avión alemán. Nueve días después de la reunión, el 23 de agosto, sin que presentara síntomas de ninguna enfermedad, Boris empezó a padecer vómitos violentos y murió el 28 de agosto de 1943 a los 49 años.[81]

    Este «oportuna» muerte es aún muy controvertida. Algunos acusaron rápidamente a Hitler de haber envenenado al terco monarca con la expectativa de la llegada al poder de un gobierno más de acuerdo con sus puntos de vista. El asunto nunca se resolvió y muchos aún creen que Boris fue asesinado, aunque no haya pruebas de ello. Según el diario de un alemán en Sofía en aquella época, el coronel von Schoenebeck, los dos médicos alemanes que atendieron al zar — Sajitz y Hans Eppinger— creyeron que el rey había muerto por la acción del mismo veneno que el dr. Eppinger había encontrado dos años antes en el examen post mórtem al primer ministro griego Ioannis Metaxás, un veneno lento que tarda semanas en hacer efecto y provoca la aparición de manchas en la piel de la víctima antes de la muerte.[82]

    Incluso su hermano, el príncipe Kyril, declaró, durante el proceso al que fue sometido por los comunistas en 1945 por colaboracionismo y traición, que Boris había sido envenenado durante el vuelo de vuelta a Bulgaria el 14 de agosto. El piloto voló a una altitud muy elevada y forzó al zar a inhalar un veneno que estaba contenido en la máscara de oxígeno.[83]

    Sin embargo, el informe de la autopsia que se divulgó en la época indicó que Boris III sufrió una trombosis en la arteria coronaria izquierda,[81]​ neumonía bilateral, edema pulmonar y edema cerebral[84]​ y que murió de un ataque cardiaco debido al estrés que venía sufriendo.[54][84]

    Bulgaria tras su muerte

    Monasterio de Rila, donde el zar fue enterrado.

    La súbita desaparición del zar llevó al trono a su hijo de seis años, Simeón. Se creó un consejo de regencia compuesto por su tío, el príncipe Kyril, el primer ministro Bodgan Filov (apodado el «vicezar») y el ministro de Guerra Nikola Mihov. También se invitó a formar parte del consejo de regencia al representante metropolitano de la Iglesia ortodoxa búlgara, Filaret Lovchansky, pero rechazó la invitación.[85][86]​ En este periodo, los aliados pasaron a dominar la guerra. El gobierno intentó declararse neutral en el conflicto, pero ya era demasiado tarde: el 5 de septiembre de 1944, la Unión Soviética declaró la guerra a Bulgaria.[87]

    Al día siguiente, una revuelta llevó al poder al Frente Patriótico, una coalición dominada por los comunistas y por la «Zveno».[87]​ El nuevo gobierno, liderado por el ex primer ministro republicano Kimon Georgiev, promovió violentas purgas donde cerca de 16 000 personas fueron ejecutadas sin juicio previo.[37]​ El octubre de 1944 se iniciaron una serie de procesos que condenaron a 2730 personas a muerte. Entre estos se encontraban diversos representantes del antiguo régimen, comos los tres regentes,[Nota 2]​ 22 exministros, 67 diputados, ocho consejeros del zar y 47 oficiales superiores. Tras el final de la purga, el gobierno empezó a ocuparse de la familia real.[41]

    El 24 de abril de 1946, las autoridades obligaron a la familia real a exhumar el cuerpo de Boris III, que fue más tarde sepultado en un lugar secreto.[88]​ Posteriormente, en septiembre de 1946, un plebiscito puso fin al régimen monárquico y la familia real se vio obligada a exiliarse, en un primer momento, en Egipto[89]​ y posteriormente a España. Tras la caída del comunismo, un compartimento con el corazón del zar fue encontrado en los jardines del palacio de Vrana y, en agosto de 1993, para conmemorar el 50 aniversario de su muerte, su cuerpo fue llevado de vuelta al monasterio de Rila.[88]

    Familia

    Ancestros

    Descendencia

    Nombre Nacimento Notas
    María Luisa 13 de enero de 1933 Casada en primeras nupcias con el príncipe Carlos de Leiningen y, en segundas nupcias, con Bronislaw Chrobok. De ambas uniones tuvo descendencia.
    Simeón II 16 de junio de 1937 Casado con Margarita Gómez-Acebo, con descendencia.

    Notas

    1. Zveno fue una organización militar y política creada por oficiales búlgaros en 1927.
    2. El príncipe Kyril fue ejecutado el 1 de febrero de 1945.

    Referencias

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    Predecesor:
    Fernando I de Bulgaria
    Zar de Bulgaria
    1918-1943
    Sucesor:
    Simeón II