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Inmaculada (Museo Arqueológico Provincial de Orense)

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Inmaculada
Autor Juan de Juni
Creación c. 1577
Ubicación sala de exposiciones de San Francisco de Orense (Galicia, España)
Estilo manierista
Material madera policromada y dorada
Dimensiones 127 × 50 × 37 cm

La Inmaculada es una talla realizada por Juan de Juni hacia 1577. Está ubicada en la sala de exposiciones de San Francisco de Orense (Galicia, España).

Historia[editar]

Inés Pérez de Belmonte[editar]

Hay constancia documental de que la imagen fue encargada por Inés Pérez de Belmonte, una dama de la alta sociedad orensana del siglo xvi. Inés era hija de Fernán Álvarez de Belmonte, señor del coto de Solveira y Belmonte, Pazos de San Clodio, Picouto y Cotorrino, además de patrón del beneficio de San Miguel de Calvelle y regidor del ayuntamiento de Orense, quien la concibió junto a su primera esposa, María Ximénez. Inés tenía un hermano mayor fruto de este matrimonio, el cardenal Pedro Álvarez de Belmonte, quien se casaría con Catalina de Quirós y Soutomaior.[1]: 120 

De la vida de Inés se conocen muy pocos datos hasta su primer matrimonio. Para 1558, ya fallecida Ximénez, Fernán figura casado con Antonia de Novoa Fernando Álvarez, con quien concibió otros dos vástagos: Pedro Álvarez el Mozo (emigrado a América en 1581) y Petronila Novoa Belmonte (casada con Francisco Soutelo, señor de Xocín), ambos menores de 14 años cuando Fernán murió en 1560 sin haber hecho testamento. Inés vivió esta parte de su vida recibiendo una exquisita educación, muy diferente a la instrucción de su hermano en Salamanca, tal y como afirmaría a lo largo de su existencia. En 1553 contrajo matrimonio con el amigo y socio de su padre Rodrigo «Roi» Vázquez Enríquez, regidor y dueño de varios inmuebles tanto en la ciudad como en diversas áreas rurales, entre ellas Castro Caldelas y Xinzo de Limia. Rodrigo murió asesinado poco tiempo después de la boda,[nota 1]​ siendo acusado en calidad de inductor Diego de Oca Sarmiento, señor de Celme; residente en el pazo de Oca Valladares (actual Liceo de Orense), Inés sostuvo pleitos con él por tres años, tras lo cual lo perdonaría, desposándose con Oca en julio de 1557. La dote aportada por su padre fue espléndida ya que la misma consistió en la exorbitante cifra de 5000 ducados, cantidad que Fernán había entregado cuando Inés se casó con Rodrigo, si bien solo procedió a pagar 2000 al contado, comprometiéndose a entregar el resto en un plazo de cinco años, trato que no llegaría a cumplir por su muerte tres años después de la boda, lo que provocó que su hermano Pedro tuviese que hacerse cargo de los pagos, los cuales serían objeto de reclamaciones por parte de ambos cónyuges.[1]: 120–124 

El matrimonio duró veinte años, tiempo en que, por ende, Inés estuvo vinculada a la Casa de Oca, siendo prácticamente nula su relación con Pedro, quien terminaría abandonando la carrera eclesiástica en 1564, conociéndose que ya estaba casado para 1570. La vida de Inés transcurrió entre el pazo de Oca Valladares y el pazo de Afonsas (Celme); como dama importante de la época, se ocupó de su esposo, sus hijos, y de atender ambas casas, resultando problemática la de Afonsas debido a una mala administración fruto de la deslealtad de los vasallos que trabajaban en ella. Esta tranquila existencia terminó abruptamente con el deceso de su marido entre diciembre de 1577 y enero de 1578, hecho que daría lugar a nuevas disputas por la herencia, los derechos de las casas, las dotes de las hijas, la alimentación de los hijos, los negocios, etc. Respecto a su descendencia, de su primer matrimonio solo tuvo un hijo, el cual nació en 1554: Pedro Vázquez Enríquez, quien en 1571 se casaría con Leonor Díaz de Cadórniga, terminando sus días sumido en la locura. Con Oca procrearía cinco vástagos más: Inés, Diego, Suero, Francisca y Rodrigo, a los que había que añadir los dos hijos del primer matrimonio de Oca, uno de los cuales, Álvaro, heredaría el cargo de su progenitor a la muerte de este. El deceso de Oca pondría fin no solo a la tranquila vida de Inés sino también a su bienestar económico ya que se vio obligada a abandonar el lujoso y amplio pazo de Oca Valladares por una modesta casa en Porta da Aira, en la parroquia de la Trinidad, la cual contaba con jardín y bodega; esta vivienda la compró en 1580 a los herederos de Camila de Puga y Vasco Colmenero, ambos vecinos de Gudes (Xinzo de Limia). Inés falleció en 1596 tal y como figura en una de las cláusulas del testamento del vecino de Orense Juan González del Valle: «[…] mando me entierren en la iglesia de Trinidad desta ciudad, junto a las rejas de la puerta de la Capilla Maior de la dicha Iglesia, de la parte de fuera hacia la mano derecha, adonde solía asentar Ynés Pérez de Velmonte, difunta».[1]: 124 

Origen[editar]

La primera referencia sobre la imagen aparece en el testamento de Juni, redactado en Valladolid el 8 de abril de 1577, según el cual la talla fue elaborada por encargo de Inés para su capilla funeraria, sita en la iglesia del Convento de San Francisco de Orense:[2][nota 2]

[...] declaro se me deben çinquenta ducados de la hechura de una ymajen de nuestra señora de ña conzebçion que hize para la çiudad de orense que al presente tengo en mi poder [...] y se hizo por mandado de la señora ines perez de belmonte vezina de la dicha çiudad mando se cobren los dichos çinquenta ducados y se les entrege la dicha ymajen [...].[3]

El hecho de que Juni falleciese el 10 de abril[4]: 334  pone de manifiesto que el escultor nunca llegó a cobrar en vida por este trabajo, debiendo ser su viuda María de Mendoza o tal vez su hijo Isaac quienes recibieron el pago. La muerte del artista al poco de terminar la obra deja entrever además que la talla corrió el riesgo de quedar inacabada, mientras que el deceso de Oca menos de un año después permite dilucidar que de haber fallecido solo unos meses antes tal vez Inés no hubiese podido afrontar el pago dada la precariedad económica en la que se vio sumida al enviudar, lo que con seguridad hubiera derivado en la no entrega de la pieza, que en consecuencia se habría quedado en el taller del escultor y, quizá permanentemente, en Valladolid. La imagen vuelve a ser mencionada en un documento de 1599 en el que se solicita a Francisco de Moure la hechura de una talla de la Virgen para el convento tomando como punto de referencia la Inmaculada de Juni,[nota 3]​ gracias a lo cual se conoce que para ese entonces la imagen no se encontraba en la capilla funeraria sino en la sacristía:[2]

[...] para poner en la iglesia y monasterio de San Francisco desta dicha ciudad en el pilar y parte della, donde al presente esta la figura de la Visitación, digo de la Salutación de Nuestra Señora en el qual a de aber tres cajas una principal y dos colaterales y en la principal a de aber la imagen de Nuestra Señora de la Concepción de seis palmos de alto del tamaño echura y traza que es la otra ymagen de la madre de Dios que fue de Ynés Pérez de Belmonte, que al presente esta en la sacristía de dicho monasterio.[5]: 29 

Desamortización[editar]

Tras la desamortización del Convento de San Francisco en 1835,[6]​ la iglesia quedó sin culto aunque todavía en posesión del obispado por deseo de la reina regente María Cristina. Por su parte, el ayuntamiento de la ciudad, propietario del cenobio, cedió las instalaciones el 25 de abril de 1843 al Ejército, que ese mismo año las convirtió en cuartel de infantería (tras lo cual el edificio pasó a denominarse Cuartel de San Francisco), trasladándose en 1844 desde La Coruña un batallón al mando del teniente coronel Ángel Martín Mouriño.[nota 4]​ En 1883 se procedió a la redacción de un proyecto firmado por el coronel, comandante y capitán Gerardo Dorado y Gómez destinado a restaurar el cuartel, procediéndose a elaborar hacia 1905 un memorándum firmado por el comandante Bonifacio Menéndez Conde en el cual se detallan las obras necesarias para la reparación de las instalaciones, efectuadas con el fin de poder albergar un batallón de infantería el cual se instaló en el cuartel ese mismo año. Por su parte, la Venerable Orden Tercera, sita en la calle Ervedelo, se ocupó de la Iglesia de San Francisco desde 1867 hasta 1920,[7]​ tras lo cual quedó abandonada durante casi una década, siendo trasladada en 1928 a su ubicación actual, si bien para entonces gran parte de sus bienes habían sido desperdigados por diversas zonas de la capital, siendo la talla de la Inmaculada conducida al Museo Arqueológico Provincial en 1942 por disposición de la Comisión de Monumentos.[2]

Emplazamiento[editar]

En lo que respecta a la capilla donde recibió culto inicialmente, trasladada junto con gran parte del crucero y reconstruida piedra a piedra en su actual emplazamiento, esta se encontraba en el ábside de la epístola y estaba dedicada a la Virgen Nuestra Señora. Con el objetivo de distinguirla de otras capillas bajo idéntica advocación dentro del templo, a lo largo de los siglos se la denominó con diferentes nombres: Nuestra Señora de la Consolación en los siglos xv y xvi, Nuestra Señora la Vestida en el siglo xvii, Nuestra Señora del Socorro en el siglo xviii y Concepción en el siglo xix. Hay constancia de que la capilla fue levantada en la primera mitad del siglo xiv en estilo gótico con dos arcos: uno que la conecta con el crucero y otro, de menor tamaño, que la comunica con la capilla mayor, si bien este último fue parcialmente tapiado a finales del siglo xviii para instalar una sencilla puerta. El interior de la misma cuenta con tres vidrieras y seis paredes divididas por pilares con capiteles ornamentados con motivos vegetales, siendo los elementos más importantes de la misma los sepulcros de Gonzalo de Puga, dotador de la capilla en el siglo xvi, y su esposa Teresa de Novoa.[8]: 240 

Por su parte, la sacristía, lugar al que por motivos desconocidos fue trasladada la imagen pocos años después de ser colocada en la capilla funeraria de Inés, esta se encontraba anexa a la capilla absidial del evangelio y fuera de la iglesia. Desaparecida tras la desamortización, se desconoce si estuvo emplazada en este lugar desde el principio ya que la primera referencia documental sobre ella data de 1504 y tan solo se la menciona con el fin de ubicar la Capilla de San Bernardino: «syta en el dicho monesterio que esta saliendo de la Sant Xptanya pa el altar mayor a la mano derecha del altar mayor». Pese a que no se conserva ninguna descripción de la misma, unas fotografías tomadas en el siglo xix permiten conocer cómo estaba configurada al menos en lo que se refiere al exterior. El espacio en sí tenía planta cuadrada y mediana altura (inferior a la de la iglesia), y junto a ella, en la cara sur, había otro edificio más pequeño que quizá era el oratorio mencionado en el inventario realizado con motivo de la desamortización. Su aspecto era posiblemente el resultado de diversas ampliaciones y reformas acometidas a lo largo de los siglos, si bien la estructura principal debió ser erigida a mediados del siglo xvii en estilo barroco.[8]: 290 

Descripción[editar]

Talla de María Magdalena del grupo escultórico El entierro de Cristo (1541-1545), por Juan de Juni. Museo Nacional de Escultura.

La talla, realizada en madera policromada y dorada, representa a la Virgen bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. El rostro, de formas suaves, es redondeado y en él destacan unos ojos entornados y una boca pequeña de labios finos, todo ello enmarcado por una melena ondulada la cual reposa sobre los hombros y deja al descubierto la oreja izquierda. El brazo izquierdo está flexionado y en la mano sujeta un libro abierto, mientras que el brazo derecho, cortado a la altura del codo, sostenía con toda probabilidad un ramito de azucenas como signo tangible de su virginidad. La Virgen, cuya cabeza se halla ladeada y posada sobre un voluminoso cuello, luce una toca anudada a la altura de las clavículas, donde se aprecia una joya circular, elemento típico en la obra de Juni. Viste túnica y manto dotados de gruesos pliegues arqueados, rasgo característico de la última etapa del escultor; estos pliegues se acentúan gracias a la marcada torsión del cuerpo, estando la cabeza inclinada hacia la izquierda y la pierna derecha flexionada y en dirección opuesta, apoyada en un escabel conformado por una media luna y una serpiente enroscada, todo muy mutilado. La parte posterior, aunque escasamente trabajada, evidencia que la talla constituye una imagen de bulto redondo, embellecida por el dorado y unas carnaciones mate que aportan gran naturalidad a la pieza, cuyos volúmenes recuerdan a Miguel Ángel, estando toda ella caracterizada por un movimiento helicoidal. Pese a las importantes mutilaciones que presenta la obra, consistentes en grietas, desconchados y partes faltantes, se puede apreciar que a nivel iconográfico la imagen se corresponde con el canon impuesto por Juni en la Inmaculada del retablo mayor de la Catedral de Valladolid, en la Inmaculada de la Capilla de los Benavente en la Iglesia de Santa María de Mediavilla, y en la Purísima de la Iglesia de El Salvador de Arévalo,[2]​ siendo la torsión del cuerpo y los pliegues de los paños muy semejantes a los de la imagen de María Magdalena del grupo escultórico El entierro de Cristo, conservado en el Museo Nacional de Escultura.

Legado[editar]

La Inmaculada está considerada como una de las joyas de la colección del Museo Arqueológico Provincial. Así mismo, destaca en el catálogo de Juni por ser, junto con la Virgen de la Esperanza, la obra que introdujo el manierismo en Galicia,[2]​ siendo ambas las únicas esculturas del maestro conservadas en Orense.[9]: 68  Así mismo, la talla se erige como una obra de gran valor histórico al ser uno de los pocos bienes del convento franciscano que lograron sobrevivir a la desamortización, hallándose entre estas piezas una talla de San Diego de Alcalá, obra realizada probablemente por Juan de Angés el Mozo ubicada también en el Museo Arqueológico Provincial; una imagen de San Buenaventura, obra de Juan de Acosta ubicada en el Museo Catedralicio; parte del retablo del Santo Cristo de la Esperanza, custodiado en la Iglesia de Santa Eufemia; y dos imágenes de Moure: San Cipriano y la Virgen de la Concepción, conservadas ambas en el Museo Catedralicio,[7][10]​ si bien existen dudas sobre la autoría y procedencia de la talla mariana. La Inmaculada, última obra documentada de Juni,[11]​ tiene actualmente el honor de formar parte de la muestra temporal de la sala de exposiciones de San Francisco, titulada Escolma de Escultura y celebrada desde mayo de 2006 con motivo del cierre del museo arqueológico en 2002 para su reforma,[12][13]​ habiendo participado en 1977 en la exposición Juan de Juni y su época, celebrada en Valladolid y Madrid con motivo del cuarto centenario de la muerte del escultor.[14]: 259 

Notas[editar]

  1. En la documentación de la época se afirma que murió a causa de un «ruido».
  2. En el testamento se mencionan otras obras pendientes de pago, como una custodia para Adalia y un retablo y una imagen cristífera para la familia Dueñas Ormaza.
  3. Esta obra podría corresponderse con la Virgen de la Concepción, pieza que hoy día se conserva en el Museo Catedralicio.
  4. El cuartel dejaría de funcionar en 1984 y sería definitivamente cerrado el 31 de diciembre de 1987, entregando el coronel Isidoro Formoso las llaves al ayuntamiento el 18 de junio de 1993.

Referencias[editar]

  1. a b c Gallego Domínguez, Olga; Fariña Busto, Francisco (2000). «Unha dama e tres linaxes ourensans implicados nun homicidio no século XVI». Boletín Avriense 30. ISSN 0210-8445. 
  2. a b c d e Lorenzo Rumbao, Belén (marzo de 1999). «Inmaculada». En Museo Arqueolóxico Provincial de Ourense, ed. Pieza del mes. 
  3. Rojo Vega, Anastasio. 1577. Testamento de Juan de Juni. Escultor. 
  4. Fernández del Hoyo, María Antonia (1991). «Datos para la biografía de Juan de Juni». Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología 57. ISSN 0210-9573. 
  5. Vila Jato, María Dolores (1991). Xunta de Galicia, ed. Francisco de Moure. ISBN 9788445302859. 
  6. F. Romero, María (16 de septiembre de 2014). «El traslado de una iglesia piedra a piedra». Faro de Vigo. 
  7. a b «Ourense acoge a la orden franciscana desde 1238». El Correo Gallego. 9 de noviembre de 2014. 
  8. a b Pérez Formoso, Pilar; Leza Tello, Prudencio (2021). «Apuntes para la historia del convento y comunidad de san Francisco de Ourense (II)». Rudesindus: miscelánea de arte e cultura (14). ISSN 2255-5811. 
  9. López Calderón, Marica (2009). Universidad de Santiago de Compostela, ed. Linguaxe, estilo e modo na escultura de Francisco de Moure e José Gambino. 
  10. «FRANCISCO DE MOURE». lahornacina.com. 
  11. «Bellas artes». musarqourense.xunta.gal. 
  12. «Museo Arqueológico Provincial de Ourense». laguiago.com. 
  13. Taboada, Tareixa (2 de septiembre de 2019). «La casa del mono de los Coelernos». La Voz de Galicia. 
  14. López Morais, Anselmo (1991). «Orense en las grandes exposiciones de arte». Porta da aira: revista de historia del arte orensano (4). ISSN 0214-4964.