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Pini (mitología)

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Pini (conocido también como Piñi, Pipini o Pipiñi) es el nombre con el que se refiere a un pez-serpiente que forma parte de la mitología de Ecuador. Los mitos alrededor de Pini tienen muchas variantes pero siempre giran alrededor de una serpiente que habita un lugar acuoso, ya sea una poza, un rio, una laguna o el mar. Es común encontrarlo en las culturas que hablaban lenguas barbacoanas como son los cayapas, los tsáchilas, los chonos, los caranquis, los quitus, y los puruhás.

Etimología

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Pini etimológicamente viene de las lenguas barbacoanas y está compuesto por la palabra Pi, que significa agua y Ni que significa fuego.[1]​ Por esta razón la ambivalencia de este ser mitológico y la conexión profunda con la ontología compartida por los pueblos que hablaban lenguas barbacoanas. Es común que cuando el mito se refiera a la lengua cayapa se reemplace la n por ñ, por lo que sería piñi.[2]​ En variaciones además se suele enfatizar su caracter acuático llamándola pipiñi. La importancia de pini para estos pueblos se puede ver en la cantidad de palabras que existen para describir a las serpientes:[1]

  • hues'ó piní: serpiente berrugosa
  • sayamá piní: boa
  • uu piní: serpiente capitana
  • nin fu piní: serpiente ciega
  • huin piní: serpiente coral
  • pápiní: serpiente chonta
  • cha piní: serpiente equis
  • pacó piní: serpiente matacaballo
  • ohuendo piní: serpiente papagayo
  • chi piní: serpiente terciopelo

Mito

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Existen muchas variantes del mito de Pini, y además menciones a él en otros mitos similares. En concreto la primera variación de Pini es la historia de como un joven la enfrentó porque no dejaba pasar un río. La segunda variación es como Pini habitaba el mar y al coletear creaba terremotos asustando a la población. Fue calmado por una mujer de quien se enamoraría. La tercera variación se encuentra en territorio Puruhuá, y se creía que la morada de "pini" estaba en las cuevas de "Pi-Elen" en Chimborazo, cerca de Guano.

Pini en el río

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La primera variante es una tradición guardada por el pueblo chachi y tiene lugar en su territorio donde Pini, o a veces llamado Pi pini, para dar énfasis a su caracter acuático, no permitía el paso por un río. Un joven se lo enfrentaría:[3]

Pero si hubo alguien de quien no se mucho de él, pero se supone que es un hijo huérfano de los indios bravos que fueron aniquilado por los chachilla. Éste muchacho en su huida fue a parase en la casa de una chachi, se crio allí en el seno de esta familia, y que a los tiempos ya se les consideraba como papás. Cuando llegó era un niñito, se hizo adolescente y hasta que se hizo un hombre adulto. Un día llegó a enterarse de las conversaciones que hacían los chachilla de este peligroso lugar donde se encuentra el pez-serpiente. El muchacho prometió y dijo: yo si lo puedo matar a ese pipiñi (pez-serpiente), yo no tengo miedo en nada. Buscó una canoa y se sentó en la misma para poder navegar hacia allá, no sin antes haber preparado para llevar junto con él utencillos para hacer fuego que los llevaba en su bolsillo. A penas empezó a navegar pipiñi le atrapó y se lo tragó. En el vientre de este pez-serpiente, se dio cuenta que había mucho espacio, su corazón era gigante. Encontró palos, basuras, maderas, los recogió e hizo fogata en el lugar conveniente. También encontró a las personas que había sido primeras víctimas de este pez-serpiente, ellos apenas podían sentarse haciendo muchos esfuerzos y con las cabezas decaídas. Comenzó recoger palos que se encontraban por todos lados amontonando por debajo donde pendía el corazón de este animal, para hacer una fogata que emanaba grandes lenguas de fuego. Logró hacer que caiga el corazón esparció candelas y leñas por todos lados, quedando allí definitivamente para convertirse en cenizas. Se sentó cerca de la boca de este animal, esperando ser arrojado hacia fuera. Cuando el pez-serpiente lo arrojó en forma de vómito fue a para en la tierra. Cuando despertó estaba entre las hierbas de la tierra planicie. Y, aquellas personas que se encontraban muy debilitados por haber sido víctima de este pez-serpiente con anterioridad de este señor valiente, también fueron arrojadas juntas.

Pini en el mar

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En esta versión igualmente de la cultura cayapa, se vincula a Pini al agua pero en esta ocasión se encuentra en el mar y simboliza el castigo divino ante la avaricia del ser humano, al mandar terremotos causados por Pipiñi. Una mujer calmaría a la serpiente.[4]

Un pez serpiente va atravesando el mar y se cree que sucede justo cuando la tierra va a temblar. Esto es causado porque el hombre abusa en su ambición y su maldad. Pipiñi es un gran pez serpiente que habita el fondo del mar y que se pone a coletear, causando un gran terremoto. Fue enfrentado por una mujer que le encantaría con su belleza causando que Pipiñi salga del mar para enamorarla y se transformó en andar. Desde entonces se cuenta como una mujer calmo su fiera. La fuerza de Pipiñi, que tumba y que hace que la tierra tiemble.

Pini en el lago

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La tercera versión vincula a Pini con la cultura puruhá y en consecuencia con los andes de Ecuador. Aquí sin embargo si relación con el agua se mantendría puesto que el mito se llevaría a cabo en un manantial. Se cree que este manantial se refiere a un gran lago en el que había grandes peces y que en él estuvo el edén bíblico, que las vírgenes solían sacrificarse en el Elenpata. Esto se encontraba al pie de la colina de Lluishi, sin embargo, fue destruido en una de las erupciones del Chimborazo.[5]​ Pini era la causante de muchas maldades creando inconformidad en el pueblo, por lo que sería cazada por la comunidad que lanzaría flechas a su cuerpo y Pini al morir vomitaría agua, creando una gran inundación.[6]

Relaciones con otros mitos

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Representación de serpientes y ranas en las Cocina de Brujo de los chonos

Pini o el pez-serpiente ha sido representado en muchas ocasiones en la cerámica de las culturas que creían en su existencia. En concreto existen vasijas Puruhás que representan una serpiente que se está hundiendo y surgiendo del agua al mismo tiempo. De igual forma, las cocinas de brujo de la cultura Milagro Quevedo representaban frecuentemente a serpientes y ya que por etnia y lengua se relacionan con los Chahis y Tsáhilas, se ha conjeturado que pueda tratarse de Pini, el ser mitológico.[7]​ Junto con los sapos, las serpientes son el símbolo más frecuente en la cerámica ceremonial de esta cultura, que está relacionado con los brujos que tenían no solo poder de curanderos sino muchas veces poder político en la comunidad. Se creía pues que habitaba las Pilu, o pozas de Catequil donde se debía lanzar el catequillado en los rituales de iniciación. Pini era el último animal al que debía enfrentar en este ritual para poder conectarse con sus matutatas, o antepasados.[6]​Estaba además relacionado simbólicamente con el mito de Pillallau, según Alfredo Costales: "En la trama sinuosa y envolvente de Pillallau, aparecen los símbolos de Pini, la serpiente semilla de la raza elemento fuego; es decir los elementos agua y fuego son los contenidos del piguayo divino o tasqui de vida."[5]​ En esta cita tasqui o piguayo hace referencia a una cerámica ceremonial que se usaba en la cultura Puruhuá con similar función que las cocinas de brujo de los chonos.

Véase también

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Referencias

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  1. a b «Diccionario castellano-colorado, colorado-castellano». SIL International (en inglés). 24 de enero de 2013. Consultado el 23 de julio de 2024. 
  2. V, Henry Medina (1992). Los Chachi: supervivencia y ley tradicional. Editorial Abya Yala. Consultado el 23 de julio de 2024. 
  3. rraae.cedia.edu.ec https://rraae.cedia.edu.ec/Record/UCUENCA_5e52a2bdc269893af05302ae0a72c957 |url= sin título (ayuda). Consultado el 12 de julio de 2024. 
  4. A, Eulalia Carrasco (1983). El pueblo chachi: el jeengume avanza. Ediciones Abya-Yala. Consultado el 23 de julio de 2024. 
  5. a b Serrano Pérez, Vladimir (1 de enero de 1997). «Ciencia andina». Centro Cultural Abya Yala del Ecuador. Consultado el 23 de julio de 2024. 
  6. a b Costales, Piedad Peñaherrera de; Samaniego, Alfredo Costales; Peñaherrera, Jaime Costales (1996). Mitos quitu-cara. Editorial Abya Yala. ISBN 978-9978-04-423-0. Consultado el 23 de julio de 2024. 
  7. Salguero Morán, Denny Andrés; Ortiz Quiroz, Diana (2022). Iconografía de las “cocinas de brujo” Milagro Quevedo durante el periodo de Integración. Un acercamiento a su interpretación cosmogónica. ESPOL. FCSH. Consultado el 11 de julio de 2024.