Prisionero de Mao
Prisionero de Mao | ||
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de Jean Pasqualini | ||
Género | Autobiografía | |
Fecha de publicación | 1973 | |
Prisionero de Mao. Siete años en un campo de trabajo en China es una autobiografía del franco-chino Bao Ruo-Wang (Jean Pasqualini), que relata su detención en el laogai chino de 1957 a 1964. La obra apareció en 1973 en Estados Unidos, la primera edición en España data de 1975.
Contexto
[editar]Jean Pasqualini (1926-1997) fue encarcelado en el laogai chino en 1957 durante la Campaña de las Cien Flores, al ser acusado de actividades contrarrevolucionarias por haber trabajado como traductor para los estadounidenses. Condenado a 12 años de detención, fue liberado en 1964 en el marco del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Francia y China, siendo inmediatamente expulsado del territorio chino.[1]
La obra relata con detalle todas las fases de su proceso judicial y el paso del autor por diferentes campos de trabajo, constituyendo una aproximación rica, analítica y bajo un punto de vista personal del sistema chino de la reforma por el trabajo (laogai).
Contenido
[editar]Interrogatorios, confesiones y condena
[editar]Después del arresto de un sospechoso la duración de los interrogatorios en el laogai era particularmente larga (15 meses para Jean Pasqualini). Según este último era imposible resistirse a los interrogatorios:
Durante mis años de prisión — cuenta Pasqualini — conocí a un hombre que de hecho había sido arrestado por error — tenía el mismo nombre que la persona investigada. Al cabo de unos meses, había confesado todos los crímenes del otro. Cuando se descubrió el error, a las autoridades de la prisión les costó persuadirlo de que podía volver a su casa. Se sentía demasiado culpable.[2]
El detenido no podía recurrir a un abogado durante el interrogatorio, su arresto era la prueba de su culpabilidad.[2] Se seguían dos métodos para conseguir las confesiones: el del "agua de grifo", es decir, una buena sacudida al principio para que la confesión surgiera de golpe o el de la "pasta de dientes", por el cual había que apretar al culpable cada cierto tiempo para ir obteniendo sus confesiones.[3]
Una vez condenado el prisionero no podía recurrir su sentencia, pues las autoridades comunistas entendían que en este caso el preso no se arrepentía de sus errores o que todavía no era consciente de los mismos; por lo que solían alargarle la pena.[4]
Durante su detención Jean Pasqualini debió escribir a menudo autocríticas para confesar sus faltas y mostrar su adaptamiento al pensamiento de la ortodoxia comunista representada por el Partido comunista chino.[5]
Vida en los campos
[editar]Jean Pasqualini relata también cómo se desarrollaba la vida en los diferentes campos de trabajo por los que pasó (tanto urbanos como rurales), detallando el trabajo que se les pedía a los prisioneros y las sesiones colectivas de "estudio" (adoctrinamiento y autocrítica).
Durante su estancia en los campos, China afrontó episodios de hambruna que repercutieron especialmente en la cantidad de alimento que el gobierno chino proporcionaba a los prisioneros del laogai. Pasqualini cuenta cómo las raciones alimentarias estaban muy por debajo de lo necesario y cómo eran proporcionales al trabajo del prisionero (a mayor rendimiento, mayor ración diaria), constituyendo una verdadera obsesión para el autor (las alusiones a las comidas son omnipresentes a lo largo del libro).
Pasqualini cuenta cómo a causa de la malnutrición, de los trabajos forzados y de las malas condiciones climatológicas durante el invierno, estuvo a punto de perder la vida.
Publicación y crítica
[editar]El libro fue escrito en inglés (idioma que Jean Pasqualini dominaba) con la colaboración del periodista Rudolph Chelminski, al que conoció en 1969. Ambos tardaron tres años, de 1970 a 1973, en redactarlo, trabajando esencialmente los fines de semana y durante las vacaciones.[4][3]
Por otra parte, un documental aparecido en 1979, Prisioneros de Mao, fue realizado por Véra Belmont a partir del libro. Jean Pasqualini aparece en el mismo .[6]
En 1983, el sinólogo Jean-Luc Domenach considera Prisionero de Mao como el mejor documento para acceder a la realidad de la vida en los goulags chinos.[7] Marie-Claire Bergère evoca igualmente que se trata de un testimonio capital.[8]
Alain Peyrefitte indica que Prisionero de Mao describe el Goulag chino con tanta precisión como Solzhenitsyn describió el Goulag soviético[9] ». Francis Deron, periodista de Le Monde, indica que Jean Pasqualini consiguió dar voz a los millones de chinos que padecieron el « goulag versión Mao ».[3] Véra Belmont afirmó que la obra tuvo el efecto de una bomba en el « el universo conformista de los intelectuales burgueses de izquierda ».[10] Sin embargo, el crítico literario Bernard Pivot indica que el testimonio de Jean Pasqualini sobre los « goulags chinos » tuvo escasas repercusiones en los intelectuales maoístas que continuaron realizando « a partir de una estancia de quince días en Pekín un elogio de la nueva China ».[11]
Véase también
[editar]Referencias
[editar]- ↑ http://www.nytimes.com/1997/10/13/world/jean-pasqualini-dies-at-71-told-of-china-s-penal-horrors.html (en inglés)
- ↑ a b José Rico La prison dans la Chine de Mao Criminologie, vol. 9, n°1-2, 1976, p. 219-231.
- ↑ a b c Francis Deron : Jean Pasqualini : Le prisonnier de Mao.
- ↑ a b Christine Kontler Passeurs entre Chine et France: trois itinéraires singuliers Transversalités 2008/3 (N° 107) sur Cairn
- ↑ Pierre Rigoulot Une critique du totalitarisme.
- ↑ Prisonniers de Mao, un film de Véra Belmont (en francés)
- ↑ Jean Luc Domenach Le fils du prisonnier de Mao
- ↑ Marie-Claire Bergère Jen-Luc Domenach, Chine : L'archipel oublié Persée, 1993 (en francés)
- ↑ Comment Mao livre la Chine aux Gardes rouges
- ↑ Véra Belmont, Anne-Marie Philipe L'hirondelle du faubourg
- ↑ Bernard Pivot À la fureur des maoïstes Le Journal du dimanche 31 mai 2015 (en francés)