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Usuario:Chuquiylla/Taller

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Pan a través de los Siglos[editar]

El Cristianismo primitivo comienza a asimilar a Pan con Satán. San Jerónimo, padre de la hermenéutica bíblica, en su Vida de Pablo y San Atanasio en Vida de Antonio.

San Agustín escribió en La ciudad de Dios sobre los silvanos y los Panes "a quienes la gente llama también íncubos," que "siempre se comportan de manera desvergonzada con las mujeres, las desean y mantienen relaciones con ellas".[1]

Durante la Edad Media mantiene su apariencia y función su imagen es transformada en una alegoría del diablo en códices y tallas por que ve en el mundo clásico una amenaza.[2]​ Su imagen fue la encarnación del pecado y la corrupción moral contrario a los valores cristianos de la castidad y el ascetismo.[3]​ Tanto es así que la primera representación gráfica conocida de el demonio es la de un rebaño de cabras que se encuentra en la Iglesia de San Vital de Rávena y data del siglo VI d.C..[4]​. Durante esta época la literatura sobre Pan no es muy numerosa.[5]

Boccaccio, que revisó el material mitográfico e intentó confrontar las fuentes tradicionales con las originales clásicas,[6]​ habla de Pan en Genealogía de los dioses paganos en un texto que es prácticamente copiado mas tarde por el rabino portugués León Hebreo y el mitógrafo español Juan Pérez de Moya en las que habría salido del vientre de Caos junto a Contienda con ayuda de Demogorgon.[7]​ El propio Boccaccio es el primer escritor que estableció el convencionalismo de referirse ambiguamente a las divinidades y transformó a Pan en Jesucristo.[8]

Mientras que en la España renancentista no hubo producciones artísticas debido al carácter religioso de la demanda y al poder de la Inquisición,[9]​ en el Renacimiento italiano se recupera su figura y pasa a ser una "figura heroica, pero melancólica". En

El Triunfo de Pan de Nicolas Poussin (1635)


aumentando en frecuencia a partir del siglo XVI, declinando en el siglo XVIII y recuperando intensidad a partir del Romanticismo con el tratamiento privilegiado dispen-sado en obras de algunos de los más notorios representantes del movimiento, como Blake, Keats o Shelley. A partir de entonces su movilidad, versatilidad, polisemia y capacidad de renovación se manifiestan en la multiplicación de sus apariciones literarias. Se hace patente en este trabajo, por la limitación de espacio, la necesidad de operar una selección que se centrará, fundamentalmente, en el mundo hispánico y el anglosajón entre las dos últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras del XX.

Es significativo el interés que Pan despertó entre los modernistas. Así, Rubén Darío en su “Responso” a Verlaine se refiere al poeta francés como “Panida”, asimilándolo a la deidad (“Pan tú mismo”).1 En los últimos versos del poema las imágenes utilizadas por Darío muestran una tentativa de sincretizar paganismo y cristianismo que volverá a manifestarse en “El padrenuestro de Pan”, composición tardía en la que adapta el molde de la oración cristiana al destinatario pa-gano, al que apela como “Padre nuestro, padreambiguo / de los milagros eternos / que admi-ramos los modernos / por tu gran prestigio antiguo, constituyéndose éste como referente de una cosmovisión sensualista. Darío parece es-poleado por una voluntad de conciliar la devo-ción cristiana y el “renovar de notas del Pan griego” que habría servido de alimento a su poética:

Escultura de Severo Calzetta da Ravenna (1520)

La invocación a Pan en la que se solicita a éste su intervención ya aparecía en Oscar Wilde, cuyo texto “Pan (double villanelle)” insistía en el lamento por la ausencia en el mundo moderno de lo que Pan representaba (“And what remains to us of thee?”) y en la necesidad de su retorno (“Ah, leave the hills of Arcady”, pues “This mod-ern world hath need of thee!”) mediante la re-iteración de los tres versos citados. Otra composición dariana que aborda esta figura mitológica es “Revelación”, en la que la epifanía a la cual alude el título es la de la falacia de la muerte de Pan:7

El dios griego Pan es el ser mitológico más citado en la literatura inglesa, ciento seis veces, en la poesía inglesa entre el período isabelino y mitad del siglo XX.


Pan fue concebido como un símbolo de la totalidad pagana, lo que, en el mundo medieval, equivalió a un enfrentamiento radical con el poder de Cristo que se plasma en la figura del Demonio. ¿Quién mejor que Pan para encarnarlo? No será hasta mucho después, con figuras como Milton, Calderón de la Barca o Rabelais, cuando se ofrezca una visión alternativa, de notable éxito posterior, sobre todo en el Romanticismo, según la cual Pan era, en realidad, una transfiguración de Cristo. Cardete del Olmo: «Pan es un maestro de la adaptación constante»

Bibliografía[editar]

Referencias[editar]

  1. San Agustín. "La ciudad de Dios" (en latín). 
  2. Pérez, 6.
  3. «El gran dios Pan: Una puerta hacia lo oculto en la literatura fantástica». legendariaediciones.com. Consultado el 28 de junio de 2024. 
  4. Medina, 8.
  5. Vélez García, 175.
  6. Muñoz, Isabel (2001). Bronces renacentistas italianos. El «bestiario» renacentista: Del símbolo religioso a la representación estética. Museo Arqueológico Nacional. 
  7. de Osma, José M. (1949). "Prefacio" en "El verdadero Dios Pan. Auto Sacramental de Don Pedro Calderón de la Barca". Universidad de Kansas. p. 6. 
  8. G . Boccaccio, Eglog., XIV, 23, 77
  9. Muñoz, 2.