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ASOCIACIÓN DE BELENISTAS DE ALICANTE[editar]

Precedentes[editar]

Ya en los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado fueron notables en la ciudad de Alicante los grandes y artísticos belenes que se montaban en las sedes de la Organización Nacional de Ciegos, del Frente de Juventudes y de la Junta de Obras del Puerto, que causaban la admiración de los mayores y el asombro maravillado de los más pequeños en cuyos hogares se ponían belenes populares realizados con estructuras de cajas y toda clase de enseres, recubiertas de papel de estraza engomado, blanqueado de polvos de talco figurando nieve o de ácido bórico en lugar de escarcha, con su río de papel plateado y su lago de espejo. Eran belenes candorosos y anacrónicos, con sencillas figurillas de barro que la imaginación infantil transformaba en auténticos personajes de carne y hueso. Además, destacaban tanto por sus dimensiones como por su mayor preocupación artística los belenes construidos por los miembros de la familia Ramón Quilis, por Francisco Gómez Muñoz, por Salvador Marcilla Ramón o por Miguel Sabater Martínez, sujetos fundamentales en el desarrollo de la "Asociación de Belenistas de Alicante", que se gestaría a partir de una entrevista navideña realizada en 1958 por el popular periodista alicantino Emilio Chipont en la emisora de Radio Alicante a un maestro en el arte de construir belenes, Francisco Ramón Quilis, el mayor de los hermanos de una dinastía de belenistas muchas veces galardonada en los concursos que venía organizando el Frente de Juventudes. El diálogo en el medio de difusión más popular de los años cincuenta, la radio, giró en torno al belén y, al finalizar, el señor Ramón Quilis hizo un llamamiento a los alicantinos para fundar una Asociación de Belenistas como las que ya existían en otras ciudades de España y del mundo.

Fundación[editar]

La idea prendió en el alma de los alicantinos y a los pocos días el periodista y escritor Rafael Quilis Molina, el comerciante Pascual Sempere Quilis y el guionista radiofónico y locutor Francisco Gómez Muñoz entraron en contacto con Francisco Ramón Quilis interesándose por la idea lanzada a través de las ondas radiofónicas y, junto con otros amigos, decidieron reunirse para estudiar el proyecto, acordando constituirse en una Junta que perfile y gestione la aprobación de los reglamentos de la nueva Asociación. La junta gestora comienza a trabajar y, elaborados los Estatutos, son presentados al Gobernador Civil de la provincia, Excmo. Sr. Don Miguel Moscardó Guzmán. El día 23 de octubre de 1959 los componentes de aquel embrión asociativo recibieron un comunicado del Gobierno Civil dando a conocer que los Estatutos de la Asociación habían sido aprobados por el Ministerio de la Gobernación, según Orden nº P.I. 1776 de 30 de septiembre de 1959. Inmediatamente es elegida oficialmente la primera Junta Directiva, que preside Don Francisco Ramón Quilis. Y la nueva Asociación, inscrita con el número 434 en el Registro Nacional, recibe la bendición pastoral del Obispo de la Diócesis, Monseñor Pablo Barrachina.

Al poco de ser creada, la "Asociación de Belenistas de Alicante" consiguió el patrocinio de la Caja de Ahorros Provincial, que desde 1972 la acogería como Obra Social, hasta la desaparición de esta institución de ahorro en 1992, recibiendo posteriormente el generoso mecenazgo del Excmo. Ayuntamiento de Alicante, de la Excma. Diputación Provincial y de Caja Mediterráneo, sus socios de honor, y la colaboración de la Generalitat Valenciana.

Expansión[editar]

En 1969 la Asociación inicia una nueva etapa con la creación de la categoría de los "maestros belenistas", auténtica fuerza motriz de las iniciativas desarrolladas desde entonces: la difunsión del Boletín por toda España y países de los cinco continentes, con el nombre de "Epifanía" desde el año 2000; la instauración del Pregón de Navidad; la convocatoria de concursos de belenes también a nivel provincial, del certamen de cartas a los Reyes Magos para escolares; o la celebración de cursillos de belenismo, que se impartirían, además de en la propia capital, en otras localidades de la provincia, consiguiendo promover varias asociaciones belenistas: las de Callosa de Segura, Villena, Elche y La Marina, que empezarían siendo filiales de la de Alicante hasta su independencia años más tarde.

El 27 de junio de 1971, la "Asociación de Blenistas de Alicante" entraba como miembro de pleno derecho en la Federación Española d Belenistas y se convertía en integrante de la Universalis Foederatio Praesepistica, institución internacional que tiene su secretariado general en Roma. Desde entonces la Asociación ha participado con gran entusiamo en la vida federativa, como demuestra la presidencia ejercida en 1975 y 1978, los múltiples galardones federativos concedidos a sus integrantes y la organización del XII Congreso Nacional Belenista en 1974, del XXII Congreso Nacional Belenista en 1984 y del XXXVII Congreso Nacional Belenista en 1999, éste en colaboración con las asociaciones belenistas de Callosa de Segura y La Marina.

Además, los montajes de las primeras exposiciones de dioramas bíblicos sobre la Pasión de Jesús y sobre relatos del Antiguo y el Nuevo Testamento la posicionaban como cabecera de las iniciativas asociativas de toda España, convirtiéndose esas obras en catequesis visual y en inspirados ejemplos del arte y la religiosidad de los belenistas alicantinos, en tanto que contribuían al ambiente devocional de los días cuaresmales.

Y es que desde las tres últimas décadas del siglo XX la "Asociación de Belenistas de Alicante" -ahora con la presidencia de José Pastor Navarro, desde 1981 a 1993, y de Juan Giner Pastor, a partir de enero de 1994- mantiene una continuada y ascendente línea de logros y realizaciones que trascienden el ámbito local y provincial para ampliarse al nacional e internacional, alcanzando relevantes éxitos de los que son buena muestra el montaje de exposiciones belenistas en ciudades destacadas de otras provincias españolas y, con el aval de su reconocido pretigio, la continuada participación en la Muestra Internacional Pesebrista de "La Arena" de Verona. También ha sido la única asociación belenista española invitada a participar en la gran exposición "El Belén en la Nueva Europa" que, en homenaje al Papa Juan Pablo II, se celebró desde diciembre de 2006 hasta febrero de 2007 en la localidad polaca de Lublin.

Tiene la Asociación miembros en la capital y la provincia alicantina, en numerosas provincias españolas, en Alemania, Francia, Italia e, incluso en Colombia y Estados Unidos. Dispone de un amplio taller en propiedad y de un Museo de Belenes en la zona histórica de la capital, patrocinado por el Excmo. Ayuntamiento de Alicante, que lo mantiene abierto durante todo el año, recibiendo miles de visitantes españoles y extranjeros. Este Museo es un extraordinario conjunto de arte y tradición, que fue inaugurado el 18 de junio de 1997, en el que se exponen las colecciones permanentes de figuras que la Asociación ha ido incorporando en el transcurso de su fructífera actividad. Allí pueden verse desde las más sencillas muestras de la artesanía popular hasta piezas únicas, modeladas con carácter exclusivo por destacados artistas. También se reúnen figuras de belén de diversos países de África, América, Asía y Europa, formando un conjunto que aúna la originalidad y la belleza, lo entrañable, lo artístico y lo tradicional. Además, se muestran numerosos trabajos belenistas cuya periódica renovación invita siempre a contemplarlo nuevamente.

Recompensas[editar]

La labor realizada por la "Asociación de Belenistas de Alicante" en la defensa y el mantenimiento de los ideales y la conservación de las auténticas tradiciones religiosas, artísticas y culturales de la Navidad, le han valido ser la primera asociación de belenistas que el Ministerio del Interior declaró de Utilidad Pública, el 6 de marzo de 1997. Y en 1999, coincidiendo con la conmemoración del XL Aniversario de la Asociación el diario INFORMACION -socio de honor también- le otorgaba el prestigioso premio "Importante", instaurado por este rotativo territorial alicantino para distinguir a instituciones y personas sobresalientes. Galardones que venían a sumarse al Premio Provincial de Relaciones Públicas, obtenido en 1991, y al Premio de Honor del Ateneo de Alicante, concedido en 2009 con motivo de su cincuentenario.

BIBLIOGRAFIA:

"El Belenismo en Alicante". 2001. I.S.B.N.: 84-7784-398-8 --Ginerante (discusión) 18:21 4 abr 2009 (UTC)


EL BELÉN Y LOS BELENISTAS[editar]

El Belén, orígenes y desarrollo[editar]

  La Navidad es la fiesta más universal y entrañable, la literatura, la música y el cine se han inspirado repetidamente en el sublime acontecimiento que conmemora y en el enternecedor ambiente que la envuelve, impregnado de inmarcesibles tradiciones, de clima familiar, de dichosas ilusiones...
  Y uno de los símbolos más característicos de la Navidad es el belén.
  Aunque la iconografía del nacimiento de Jesús es antiquísima, pues ya en la catacumbas encontramos pinturas relacionadas con los motivos de la Navidad, sin embargo, la primera plasmación corpòrea de la Navidad fue realizada por San Francisco de Asís, quien, en 1223, organizó y creó una versión del glorioso acontecimiento en el santuario italiano de Greccio, con personajes y animales vivos. El ejemplo fue seguido luego por Santa Clara, difundiéndose por todos los conventos de la orden franciscana.
  Si bien el testimonio más antiguo que se encuentra de un verdadero belén, con figuras y no con personas, data de 1252, año en el que se montó uno en el monasterio de Füssen, en Alemania; y asimismo tenemos noticias de que en 1300 se exhibió otro en la catedral de Barcelona. Mas la gran difusión de esta costumbre se inició con el papa occitano Juan XXII, que reinó en Aviñón de 1316 a 1334. Dos centurias después, La Contrarreforma, que quería favorecer el cultivo de todas las expresiones de devoción popular, contribuyó a que los belenes obtuvieran un gran éxito en todos los países católicos, siendo valiosísimos los ejemplos conservados en iglesias y monasterios españoles. Los primeros belenes que se vieron en España fueron el realizado por los capuchinos de las ramblas de Barcelona y el de la iglesia del Pino de la misma ciudad. Más tarde la costumbre se impuso también en Madrid y, ya en el siglo XVIII, tras su llegada desde Nápoles, el rey Carlos III encargó a los artífices valencianos José Ginés y José Esteve un belén de 600 figuras para su hijo, el futuro Carlos IV.
  Así, al principio, y como suele suceder en muchas manifestaciones artísticas, la costumbre de montar belenes durante los días navideños se limitaba tan sólo a cierto sector de la nobleza, el más elevado desde luego, como las cortes reales, nobleza y clero. Por esta razón, sin duda, las primeras figurillas de belén que se hicieron eran obras muy bien realizadas, refinadas y lujosas, hechas con buenos materiales. Pequeñas obras de arte para el altar o el salón, de las que son buenos ejemplos las figuras de la escuela napolitana o el maravilloso belén de Salzillo, en Murcia.
  Aunque, debido a que la afición por los belenes no tardó en extenderse entre todas las clases sociales, pronto apareció un tipo de figurilla de factura popular, más tosca y más barata y, por lo tanto, más asequible para las clases humildes. Se sabe ya de su existencia en España por una crónica del año 1786, en la que se hace referencia a la Feria de Santa Lucía, celebrada en Barcelona, indicando que en ella se vendían muchos belenes y figuras de barro y cartón. Lo que da a entender el carácter popular de estas figuras, que eran elaboradas por sencillos artesanos y en talleres familiares.
  Ya en los albores del siglo XIX la afición por el belén se extendió por toda España, y la producción de figuras baratas contribuyó en gran manera a esta expansión. Apenas había una casa en el país, desde la más distinguida a la más modesta, que no montara su belén en los días navideños. Y la realización de figurillas y de toda clase de accesorios para el belén alcanzó un auge extraordnario.

El Belén en el siglo XXI[editar]

  Ya en el siglo XXI, el belén vive también una etapa de gran esplendor, como demuestran los muchos belenes que se instalan en domicilios particulares, comercios, colegios, iglesias, instituciones y entidades, utilizándose las técnicas y materiales más novedosos: poliestirenos, fibra óptica, dispositivos electrónicos y sistemas de ordenador para coordinar ciclos de luces que simulan desde las variaciones que se producen entre el amanecer y la noche, hasta el paso de las nubes, las tormentas o el titileo de las estrellas. Estas sugestivas posibilidades puestas al servicio de ese compendio de tradición, devoción, inspiración y belleza que es el belén, explican que el auge del belenismo continúe imparable, impulsado por cientos de asociaciones, que se extienden por todo el mundo.  
  Popular y anacrónico o ambientado en los paisajes bíblicos, el belén siempre ofrece un mensaje profundo plasmado en sus escenas: la humildad de María aceptando la voluntad eterna que Gabriel le anunciaba; la fe de los sencillos pastores, primeros conocedores del nacimiento del Mesías; la sublime esperanza de los Magos, que vieron en la estrella portentosa la luz salvadora del Redentor; la ejemplar conducta de José, aquel hombre justo, trabajador y austero, capaz de marchar hasta Egipto para salvar al niño de la furia de Herodes y aceptar con valentía su misión como cabeza de la Sagrada Familia en la que Jesús vivió sus años de infancia y juventud. Unas escenas de entrañable ternura ante las que se extasían personas de toda edad y condición.

Los belenistas[editar]

  El belenismo recoge, en cierto modo, la tradición de aquellos artistas medievales que mostraban en las pinturas y en los capiteles románicos y en las vidrieras y retablos góticos todo un mundo de sugerencias y enseñanzas para las sencillas gentes de la época. Por supuesto que los belenistas hemos de hacer trascender a nuestras vidas estos mensajes que el belén nacido de nuestras manos presenta y que no sólo abarca aspectos puramente religiosos, sino que, aun siendo estos los más importantes, se amplían con todo un caudal de destrezas artísticas y técnicas, obligándonos a perfeccionar nuestros conocimientos y habilidades en variadísimos aspectos de las artes y la artesanía: perspectiva, modelado, tallas, pintura, luminotecnia... Perfeccionamiento que nos lleva, además, al estudio de los ambientes bíblicos históricos, las costumbres, los paisajes y, como consecuencia, a aprender de la naturaleza, mediante su contemplación, aquella realidad que estamos intentando mostrar, aquellos paisajes que hemos gozado viéndolos o pensándolos y que, plasmándolos a través de nuestras obras, queremos que también gocen los demás, conmoviendo y llenando de ternura los corazones.
  Los belenistas -hombres y mujeres que vivimos y trabajamos como muchos otros millones de personas- encontramos al realizar nuestros trabajos ese íntimo sosiego que tan raro es ya en esta tecnificada época de prisas y agobios. Y cuando recreamos campos, montes, ríos, fuentes, pueblos o palacios, intentamos decir que la felicidad está al alcance de la mano si somos capaces de disfrutar diariamente con las pequeñas cosas que la vida nos ofrece; si podemos superar tranquilamente adversidades y metas sin otro afán que el cumplir sobradamente con nuestro deber. Que el progreso ha de ser un medio y no un fin alienante. Por ello, los belenistas insistimos en mostrar año tras año la atmósfera de paz, de alegría y de ilusión que la Sagrada Familia vivió hace más de dos mil años, con la esperanza de que nuestros trabajos, admirados por miles y miles de personas, siembren en sus corazones y en los nuestros el auténtico mensaje de amor, de sencillez y de bondad que entraña la Navidad. Y que cuando volvamos a desearnos "feliz Navidad" sepamos que esa felicidad será verdadera si brota de nuestra tranquilidad de espíritu, de nuestra conciencia limpia, de nuestras manos dispuestas a la ayuda y el esfuerzo bienintencionado, de nuestro corazón capaz de latir con ilusión y esperanza porque ha comprendido el verdadero sentido de la Navidad que en el belén se nos ofrece, como conmemoración del nacimiento de Jesús, que nos traía la doctrina de la paz y del amor, de la misericordia, la sencillez, la esperanza, la justicia y la verdad. Ese es el mensaje del belén. Un mensaje senciilo para los sencillos de corazón, para los pacíficos, para los humildes, para los que están contentos y alegres en el Señor, con la confianza de que todavía es posible la fraternidad si cumplimos su precepto: "Amaos los unos a los otros".

--Ginerante (discusión) 19:13 5 abr 2009 (UTC)