Ir al contenido

Usuario:Jennychu93/Estilo de vida

De Wikipedia, la enciclopedia libre

Hola, guardé una copia de tu artículo. Como sugerencia te doy que integres partes de este contenido a otros artículos específicos, pues creo que a lo mejor te tardaste mucho en redactarlo. Recuerda que debes verificar la información y contextualizarla. Asimismo aprende la sintaxis wiki para darle un formato apropiado. --ThaFitos // Grítame 15:45 13 feb 2011 (UTC)


1. El estilo de vida

    Se entiende por estilo de vida el conjunto de actividades, comportamientos y actitudes característicos de un individuo o de una colectividad. La alimentación, la actividad física, la vida activo-sexual y muchos otros de los factores que configuran el estilo de vida tienen una importante incidencia sobre el estado de la salud.
    La adopción de uno u otro estilo de vida comporta distintos grados de riesgo sanitario, y modifica también el tipo de enfermedades a los que se debe enfrentar una persona: es fácil entender que, por ejemplo, los deportes extremos suponen para quienes los practican un mayor riesgo de accidentes, y que una alimentación demasiado rica en grasas eleva la posibilidad de padecer una enfermedad cardíaca.
    Vamos a conocer com más detalle algunos de los factores que más inciden en nuestro estilo de vida.

LA ALIMENTACIÓN

    El tipo de alimentación de un individuo tiene una gran influencia sobre su calidad de vida y su estado de salud general. Las carencias y los desequilibrios en la dieta se manifiestan, en primer lugar, con la aparición de las llamadas enfermedades nutricionales, entre las que se incluyen desde la desnutrición a alteraciones de la conducta como la anorexia y la bulimia. Además se ha demostrado que el tipo de alimentación se relaciona también con la aparición de patologías cardíacas y coronarias, o con el aumento del riesgo de padecer determinados tipos de cáncer. Por todo ello, el seguimiento de una dieta correcta se considera uno de los factores básicos para conseguir un estilo de vida saludable.
    Toda dieta debe de seer completa y equilibrada, es decir, ha de contener todos los nutrientes necesarios, y debe incluir las proposiciones adecuadas de cada tipo de alimento. En especial, conviene mantener una proporción baja de grasas, que tienden a provocar enfermedades cardiovasculares, y compensar el aporte de calorías mediante el consumo de glúcidos. El consumo de frutas y verduras, aunque aporta poca energía es imprescindible para obtener minerales y vitaminas.
    Desde el punto de vista del aporte de energía, se recomienda una dieta en la que cada tipo de nutriente participe en el total según los porcentajes indicados en la tabla adjunta.
    En cuanto a los tipos de alimentos, es útil conocer la llamada pirámide de alimentos, que representa de forma gráfica los principales grupos de alimentos y su participación recomendada en la dieta.
    En la base de la pirámide, se encuentran alimentos ricos en glúcidos, como los cereales, la pasta, la patata y las leguminosas, de los que se obtienen el mayor porcentaje de la calorías.
    El nivel inmediato superior se divide en dos: las verduras y las frutas. Se trata de alimentos que aportan fibra y las vitaminas necesarias para el metabolismo.
    El tercer nivel también comprende dos grupos de alimentos: los lácteos por una parte, y la carne, el pescado, los huevos y las legumbres por la otra. Los lácteos son la principal fuente de calcio y también aportan proteínas. El otro grupo son alimentos ricos en proteínas y minerales; entre ellos, es preferible el consumo de pescado por un menos contenido en grasas. Este contenido aumenta de forma progresiva en las carnes blancas, las rojas y las magras, por lo que su consumo debe ser menor.
    El penúltimo nivel reúne alimentos muy ricos en grasas, como los aceites, la mantequilla, la margarina, las aceitunas y algunos frutos secos. Por el tipo de grasas que contienen, es preferible el consumo de los alimentos de origen vegetal, y limitar los de origen animal, que poseen un alto contenido en ácidos grasos saturados y colesterol.
    Por último, en la cúspide de la pirámide se encuentran los alimentos cuyo consumo debe ser ocasional, por su alto contenido en glúcidos. Este grupo incluye alimentos como la miel, el azúcar y los dulces.

LA ACTIVIDAD FÍSICA

    La práctica moderada de ejercicio, adecuada a la propia condición física, constituye un destacado factor de salud que evita los riesgos del estilo de vida sedentario, como la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. Los cambios sociales y en las formas de trabajo hacen que la tendencia al sedentarismo sea más acusada, por lo que conviene compensar esta situación mediante la práctica regular de algún deporte.

LA VIDA AFECTIVO-SEXUAL

    La vida afectiva sexual del ser humano influye notablemente en su estado de bienestar y salud. Por una parte, la dimensión afectiva condiciona principalmente el bienestar mental y social del individuo. Por otra parte, la dimensión sexual del ser humano repercute en su estado emocional y salud física. Por este motivo, la información sobre la sexualidad es imprescindible para prevenir las enfermedades de transmisión sexual, así como los embarazos no deseados. Numerosas campañas sanitarias inciden en la necesidad de seguir ciertas normas de conducta para evitar dichos problemas.

LAS DROGAS

    De forma general, cualquier sustancia que modifica las funciones del organismo es una droga. Este concepto incluye las drogas culturalmente aceptadas y legalizadas, como el alcohol y el tabaco, las drogas ilegales y también los medicamentos. Las sustancias que alteran la conducta y crean dependencia física o psíquica, pueden provocar graves enfermedades. Por ello es importante no auto-medicarse y evitar el consumo de cualquier otro tipo de droga.
    Para compendiar el conjunto de los hábitos que constituyen un estilo de vida saludable, se presenta el siguiente decálogo de medidas que deben tenerse en cuenta, elaborado a partir de las recomendaciones de la OMS:

DECÁLOGO DEL ESTILO DE VIDA SALUDABLE

    1.vacunarse: Se deben seguir los planes de vacunación determinados por las organizaciones sanitarias, para evitar padecer y transmitir enfermedades infecciosas.
    2.Cuidar la alimentación: Una alimentación correcta debe cumplir ciertos requisitos, como pueden ser la regularidad en las comidas y el seguimiento de dietas variadas y equilibradas, que se adapten a la actividad física desarrollada.
    3.Realizar ejercicio físico: Realizar un grado mínimo de actividad física, para mantener un peso adecuado y evitar la obesidad.
    4.Evitar el consumo de drogas: No consumir ningún tipo de sustancia adictiva, sea legal o no.
    5.Controlar el estrés: Mantener el equilibrio entre las responsabilidades del trabajo y la vida personal, y reservar tiempo para el ocio y el descanso adecuado.
    6.Conocer el propio cuerpo y sus riesgos: Conocer el historial sanitario personal y los antecedentes familiares de enfermedades ayuda a prevenir los riesgos para la salud.
    7.Mantener una vida afectivo-sexual sana: Evitar las prácticas sexuales con riesgo para la salud y las situaciones en las que es posible la transmisión de enfermedades por la vía sexual.
    8.Adoptar medidas de seguridad y de protección: Seguir las medidas de protección adecuadas para cada situación, como las de seguridad laboral, las de seguridad vial o las de cuidado frente a factores agresivos del medio, como, por ejemplo, la radiación solar intensa.
    9.Practicar hábitos de higiene: Ocuparse de la limpieza corporal ayuda a prevenir infecciones. En sentido amplio, incluye medidas más generales, como, por ejemplo, vestir de manera adecuada a las condiciones del medio y a la actividad que se desarrolle.
    10.Dar prioridad a las conductas preventivas: Recordar que la mejor política de salud no es la que se centra en la curación de las enfermedades, sino la que se procura evitarlas, mediante la adopción de conductas preventivas.

LA INFORMACIÓN

    Al conjunto de condicionantes examinados hasta ahora se debe añadir el hecho de disponer de una información correcta sobre la gestión de la salud. Se trata de una condición a la que casa vez se presta más atención, como demuestra el incremento de las consultas sobre temas sanitarios realizados en Internet: cada vez más, antes o después de una visita al médico, los pacientes buscan información sobre los síntomas que padecen o sobre el diagnóstico y el tratamiento prescrito.